Este documento presenta los cuatro axiomas de la comunicación humana propuestos por Paul Watzlawick, Janet Bavelas y Don D. Jackson. 1) No es posible no comunicarse, ya que todo comportamiento tiene un valor comunicativo. 2) Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y otro relacional, siendo este último una metacomunicación. 3) La naturaleza de una relación depende de cómo los participantes puntuen las secuencias comunicativas. 4) Los humanos se comunican tanto digital como analógicamente, siendo el lenguaje digital más prec
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Los axiomas de la comunicación humana explicados
1. Los axiomas de la comunicación humana
Comentarios de varios autores que permiten comprenderlos mejor.
Los Axiomas de la comunicción humana han sido tomados de:
Paul Watzlawick, Janet Bavelas y Don D. Jackson,
TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA
Editorial Herder, 1993.
Axioma 1: No es posible no comunicarse.
OTERO Y LÓPEZ
El primero de los axiomas debe ser entendido literalmente: en la relación social es
imposible no comunicarse. Dicho a la inversa, esto significa que la comunicación se
produce siempre. Para que esto sea claro, es preciso entender que comunicación es
sinónimo de comportamiento, en la medida que todo lo que hacen las personas en
presencia de otros tiene el valor de un mensaje. Cada comportamiento, consciente o no,
intencional o no, puede ser interpretado y es, por tanto, un mensaje[1]
.
GONZALO MUSITU y otros
Watzlawick y sus colaboradores (1968) afirman que, del mismo modo que uno no puede
permanecer sin comportarse, y dado que toda situación de interacción tiene un valor de
mensaje, por mucho que uno lo intente, no puede dejar de comunicarse. Siempre que
esté presente otra persona en el mismo campo perceptual, cualquier actividad e, incluso,
la inactividad, las palabras o el silencio, tienen valor de mensaje; influyen en los demás,
quiénes, a su vez, no pueden dejar de responder a tales comunicaciones y, por tanto,
también comunican. Las condiciones mínimas necesarias para que se dé la
comunicación son, por una parte, la presencia de dos individuos que actúen ambos como
transmisores y receptores y, por otra, la existencia de un mensaje percibido por los dos[2]
.
[1]
Otero & López, Manual de Teoría de las Comunicaciones, Ed. CPU. Pág.74
[2]
Gonzalo Musitu y otros, PSICOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA, Lumen
1993, Pág. 52
Axioma 2: Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un aspecto
relacional, tales que el segundo clasifica al primero y es, por ende, una
metacomunicación.
1. OTERO Y LÓPEZ.
El siguiente axioma nos lleva a considerar que toda comunicación se realiza en dos
niveles simultáneamente: un nivel de contenido (comunicación) y un nivel de relación
(meta-comunicación). el primero de estos niveles está incluido y determinado por el
segundo. Esto significa que las personas que se comunican, junto con intercambiar
información, establecen algún tipo de relación, y es esa relación la que otorga a la
información y a la comunicación misma su sentido. El nivel meta-comunicacional se
establece generalmente mediante indicadores contextuales y comportamientos no
verbales, y actúa como indicación respecto al modo como debe entenderse el contenido
que se transmite. Es decir, permite calificar el mensaje y definir la relación en que se
encuentran las personas implicadas, situación que ocurre aún cuando éstas no lo hagan
2. en forma deliberada o plenamente consciente. el énfasis no está puesto, por tanto, en el
mero intercambio de información objetiva sino por el contrario en la naturaleza formal del
proceso de comunicación y en sus efectos pragmáticos. Es la forma que adopta la
comunicación y no su contenido, el factor más decisivo para provocar consecuencias en
el comportamiento de las personas[1]
.
2. BORDENAVE & CARVALHO
Según Watzlawick en toda comunicación existen dos elementos básicos: un elemento de
contenido , que se refiere a lo que queremos decir sobre algún objeto, y un elemento de
relacionamiento, que se refiere a la relación existente entre los interlocutores. Lo
importante es que el contenido en general es transmitido mediante un código digital, tal
como el lenguaje, en cuanto la índole del relacionamiento es indicado mediante un código
analógico o no verbal. Según Watzlawick, “lo que falta a la comunicación digital es un
vocabulario adecuado para las contingencias del relacionamiento”[2]
3. GONZALO MUSITU y otros
Una de las principales características del proceso comunicativo es que obedece a un
doble propósito. La mayoría de las proposiciones respecto de las funciones de la
comunicación se han descrito en términos que pueden denominarse “función orientada a
la actividad” y “Función orientada a la relación”. La función orientada a la actividad se
centra en la tarea que se ha de realizar, los intereses de los participantes. De manera
similar, la función orientada a la relación se centra en la definición, el mantenimiento y la
redefinición de la relación resultante. (...)
Esta concepción general de la doble función de la comunicación basada en la información
y la relación se refleja en la distinción formal entre el aspecto informativo y el aspecto
relacional de un mensaje. El aspecto informativo de un mensaje es sinónimo del
contenido del mensaje y puede referirse a todo aquello que sea comunicable al margen
de que la información sea verdadera o falsa, válida o inválida; mientras, el aspecto
relacional se refiere a cómo debe entenderse el mensaje. Estos conceptos de
información y relación especifican que un mensaje no sólo ofrece información sino que, al
mismo tiempo, define la relación entre los comunicantes. En este sentido, cuando un
espectador atiende al noticiario que en este instante emiten por televisión, está por una
parte, recibiendo información sobre sucesos que han pasado, pasan o pasarán en un
futuro y, por otra, adquiere constancia de cómo debe ser su relación con quien emite el
mensaje. Es decir, paralelamente a los contenidos informativos se le está diciendo cómo
debe ser un espectador: qué hacer y qué esperar de esa “relación”. Estos dos aspectos
representan diferentes órdenes de abstracción respecto del mensaje, y mientras que uno
u otro pueden tener mayor relevancia en una comunicación concreta, un mensaje
compuesto de un solo aspecto es imposible[3]
.
DANIEL BOUGNOUX “Entrar en la Orquesta”
Descifrar un mensaje, o comprender un comportamiento, presupone que se sepa en qué
marco entra, es decir, en qué tipo de relaciones se inscribe. Si una mujer se desviste
delante de un hombre, el sentido no es el mismo entre amantes, en un escenario de un
teatro de revistas o en el consultorio del ginecólogo.
Comprender una broma, el humor, el juego en general, supone que, cada vez, se produce
un cambio de marco o un cambio de plan de los mensajes comunes. La vida mundana,
que multiplica nuestras relaciones, es rica en efectos de marco, que son tanto trampas o
momentos de error para el profano (como lo muestra, por ejemplo, la obra de Proust).
Planteamos que el reconocimiento del marco es la condición elemental de la percepción
3. de un mensaje. Buena parte de lo que se llama arte en la época contemporánea puede
analizarse como una salida del marco o un cambio de marco, un juego irónico sobre los
marcos de nuestras percepciones.
Por lo tanto, la semántica de la relación o del arco precede a la semántica de los
contenidos de nuestras representaciones en general y las dirige. O, para decirlo de otro
modo, comunicarse supone, siempre, dos niveles de emisión y de recepción de los
mensajes: primero: mensajes. arco, y sobre esta base, mensajes de contenido o de
información propiamente dicha. De esta manera se comportan nuestras oraciones que
tienen palabras y están acompañadas de señales “suprasegmentales” (postura, mímica,
entonación) para decir cómo tomar o interpretar el enunciado: como una sugerencia, una
orden, una broma, una amenaza, etc. Lo que se denomina la parte meta del mensaje, su
marco o su modo de empleo, que es necesario aprehender sise quiere comunicarse
apropiadamente. En un contexto lingüístico (en el que se consideran solamente los
mensajes verbales) se habla de metalenguaje y como Roman Jakobson (1963), de
función metalingüística para designar todas las palabras u oraciones que desde el
enunciado designan y dominan la enunciación.
En resumen, comunicarse supone, siempre, una metacomunicación que indique a los
otros en qué caso, en qué nivel o dirección ordenar tal mensaje (verbal, visual o
comportamental). Estas especificaciones del arco de nuestros intercambios no necesita
explicitarse todo el tiempo: en la mayoría de los casos nuestras relaciones son obvias y
no se originan, por lo tanto, en ningún metamensaje particular. El marco platea un
problema cuando la comunicación se vuelve patológica y los participantes no se
entienden acerca de la “puntuación” jerárquica de sus intercambios: en el caso, por
ejemplo, de la escena doméstica en la que cada uno quiere tener la última palabra, el
intercambio llega a referirse, rápidamente, al marco mismo del intercambio (“Quién crees
que eres para hablarme con ese tono?”); en el caso de las negociaciones diplomáticas o
sindicales, los futuros socios pueden dedicar mucho tiempo previo a ponerse de acuerdo
sobre la composición de las delegaciones y sobre la forma de la mesa; también en la
enseñanza en regiones desfavorecidas en ocasiones, antes de proporcionar el contenido
de los cursos es necesario negociar la forma y el lugar de los mismos; y se ven enfermos
mentales que rechazan el tratamiento psiquiátrico y pretenden curar a su médico (este
conflicto de relación o esta jerarquía intercambiada se ve burlonamente ilustrada en la
película de Woody Allen Zelig). Cuanto más patológica se vuelve una relación, más las
cuestiones del marco y de la forma tienden a invadir el plano de la argumentación y el
contenido del mensaje[4]
.
[1]
Otero & López, Manual de Teoría de las Comunicaciones, Ed. CPU 1994
[2]
Bordenave & Carvalho, Pág. 60
[3]
Gonzalo Musitu y otros, PSICOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA, Lumen
1993, Pág. 57-8
[4]
Daniel Bougnoux, INTRODUCCIÓN A LAS CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN, Nueva
Visión, Bs. As., 1999, Pág. 25-27.
Axioma 3: La naturaleza de una relación depende de la puntuación de las
secuencias de comunicación ente los comunicantes.
1. OTERO Y LÓPEZ
La puntuación de la secuencia de hechos apunta a la idea de que las personas interpretan
lo que ocurre, básicamente ordenando los hechos en secuencias coherentes, pero
necesariamente arbitrarias, porque expresan una perspectiva personal. Resulta evidente
4. que no hay una sola manera de puntuar la realidad y que puede haber tantas
puntuaciones como personas. La puntuación de la secuencia tiene vital importancia
debido a que de ella depende que las interacciones se produzcan sobre la base de una
realidad compartida, facilitando el acuerdo y el encuentro humano. Los grupos tienden a
compartir una serie de puntuaciones convencionales que favorecen su estabilidad y hacen
más expeditos los procesos de influencia[1]
.
GONZALO MUSITU y otros
La naturaleza de una relación depende de la puntuación de la secuencia de comunicación
entre los participantes; por ello, la cuestión de si hay una “realidad objetiva”, de la que
algunas personas pueden ser más o menos conscientes, es de menor importancia que el
significado de los diferentes puntos de vista de la “realidad” que surgen de las
puntuaciones W&B, 1967). Así, por ejemplo, dos cónyuges perciben y organizan su
interacción en diversas secuencias, y cada uno percibe subjetivamente diferentes
esquemas de causa y efecto o diferentes estructuras de interacción. (...)
Al conceptualizar el proceso de la comunicación en sistemas diádicos hay, al menos, tres
perspectivas alternativas posibles: la de cada uno de los participantes y la del observador
del sistema[2]
.
[1]
Otero & López, Manual... 1994:74
[2]
Gonzalo Musitu y otros, PSICOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA, Lumen
1993, Pág. 56
Axioma 4: Los seres humanos se comunican tanto digital como analógicamente. El
lenguaje digital cuenta con una sintaxis lógica sumamente compleja y poderosa,
pero carece de una semántica adecuada en el campo de la relación, mientras que el
lenguaje analógico posee la semántica pero no una sintaxis adecuada para la
definición inequívoca de la naturaleza de las relaciones.
OTERO Y LÓPEZ
La distinción entre comunicación digital y analógica resume los dos modos básicos de la
comunicación humana. La digital se refiere a signos que representan arbitrariamente
objetos o eventos. El ejemplo más característico de esto es el lenguaje verbal, en el cual
las palabras poseen una relación convencional con los objetos. Lo analógico, en cambio,
está constituido por símiles que reflejan parte de las características de lo que quieren
representar. Esto es lo que ocurre en un dibujo, una fotografía o un gesto. todo el
comportamiento no verbal es analógico.[1]
BORDENAVE & CARVALHO
La comunicación analógica difiere de la digital en que existe alguna semejanza entre la
cosa que se quiere transmitir y el signo usado para hacerlo. aunque no podamos
entender lo que nos dice un extranjero en su idioma, fácilmente comprendemos lo que
nos quiere decir cuando nos mira con rabia y nos muestra un puño cerrado. según
Watzlawick, “La comunicación analógica tiene sus raíces en períodos mucho más
arcaicos de la evolución y posee, por consiguiente, una validez mucho más general que el
modo de comunicación digital, que es más bien abstracto” [2]
.
5. Virtualmente, es comunicación analógica toda nuestra comunicación verbal, incluyendo en
este término tanto los movimientos del cuerpo (expresión corporal) --gestos, posturas,
expresión facial, inflexión de la voz, secuencia, ritmo y cadencia de las propias palabras--
como también todas las indicaciones informativas que surgen del contexto en que se
efectúa la interacción humana. Ejemplos: la ropa y el perfume que usamos, el lugar de la
mesa donde nos sentamos, la hora en que llegamos a un encuentro, etc. comunican
cosas de manara analógica.
Ahora bien, según Watzlawick en toda comunicación existen dos elementos básicos: un
elemento de contenido , que se refiere a lo que queremos decir sobre algún objeto, y un
elemento de relacionamiento, que se refiere a la relación existente entre los
interlocutores. Lo importante es que el contenido en general es transmitido mediante un
código digital, tal como el lenguaje, en cuanto la índole del relacionamiento es indicado
mediante un código analógico o no verbal. Según Watzlawick, “lo que falta a la
comunicación digital es un vocabulario adecuado para las contingencias del
relacionamiento”.
Por su parte, los códigos analógicos padecen de una terrible imprecisión. Por ejemplo,
¿cómo sabemos si una lágrimas son de dolor o de alegría?. ¿aquella sonrisa, significa
simpatía o ironía?. ¿este silencio, debo interpretarlo como tacto o indiferencia de mi
interlocutor?. En cambio, debido a su flexibilidad y versatilidad (como la del alfabeto, por
ejemplo), los códigos digitales son capaces de describir muy exactamente cualquier
fenómeno.
En resumen, según Watzlawick, aunque los códigos digitales son muy limitados en
vocabulario para las contingencias del relacionamiento, los códigos analógicos son tan
ambiguos e imprecisos que es necesario traducirlos a un código digital para hablar del
relacionamiento con cierta precisión: alguien tiene que explicar en palabras (digital) qué
significan realmente esas lágrimas, esa sonrisa y ese silencio.[3]
GONZALO MUSITU y otros
El modo digital es denotativo de la forma y es utilizado para compartir información
nominal, mientras que el modo analógico es esencialmente icónico y se utiliza para
representar directamente el significado. (...)
Sin embargo, se ha señalado que los conceptos analógicos y digital son más generales
que los de verbal y no verbal, siendo estos últimos un subconjunto de aquellos. En
particular, el modo analógico incorpora no sólo las conductas no-verbales y
extralingüísticas, sino también otros indicadores comunicacionales presentes en el
contexto desde el proceso comunicativo tiene lugar.[4]
[1]
Otero & López, Manual de Teoría de las Comunicaciones, Ed. CPU , Pág. 75
[2]
Watzlawick, Beavin, Jackson, Pragmatics of Human Communications, NY, Norton 1967
[3]
Bordenave & Carvalho, Pág. 60
[4]
Gonzalo Musitu y otros, PSICOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA, Lumen
1993, Pág. 59
Axioma 5: “Todos los intercambios comunicacionales son simétricos o
complementarios, según que estén en la igualdad o en la diferencia”.
6. OTERO Y LÓPEZ
Finalmente, el último axioma plantea que todo intercambio comunicativo queda incluido en
la categoría de interacción simétrica o complementaria, según esté basado en la igualdad
o en la diferencia. La simetría ocurre cuando las personas intercambian el mismo tipo de
comportamiento, de modo que existen idénticos deberes y derechos como ocurre en un
grupo de pares. La complementariedad es la característica de aquellas relaciones en que
se intercambian diferentes tipos de comportamiento, como ocurre entre sargento y
soldado, o jefe y subalterno.[1]
BORDENAVE & CARVALHO
...se refleja ...una situación real de nuestra sociedad, en cuyas instituciones siempre
existe un dominio de ciertos papeles o estratos sobre otros:
En la familia
en la escuela
en la iglesia
en el gobierno
en la agricultura
en la industria
en el ejército
en general
los padres
el profesor
el sacerdote
el tecnócrata
el extensionista
el patrón
el militar
el hombre
sobre
los hijos
los alumnos
los fieles
los ciudadanos
los agricultores
los empleados
los soldados
la mujer.
Según Paulo Freire, no debería haber “educadores “ y “educandos” sin que todos
somos “aprendices”; es decir, profesores y alumnos no deberían entenderse en una
relación complementaria, sino simétrica.
El enfoque interaccional ha abierto una nueva manera de comprender la
comunicación interpersonal y ha tenido aplicaciones específicas en el plano de la terapia
psicológica. Estamos a la espera de que constituya también un aporte en la comprensión
de la comunicación de los medios. Suponemos que posee elementos teóricos
especialmente aplicables a la comunicación multisensorial de la televisión. Por otra parte,
en el marco conceptual de una audiencia activa, este enfoque puede contribuir bastante
para identificar los procesos de grupo que intervienen para producir el efecto de los
medios.[2]
Bibliografía:
Bordenave y Carvalho, PLANIFICACIÓN Y COMUNICACIÓN. Sin más datos.
Otero, Edison & López, Ricardo, Manual de Teoría de las Comunicaciones,
Ed. CPU, 1994.
Paul Watzlapwick, J. H. Beavin y D. D. Jackson, PRAGMATICS OF HUMAN
COMMUNICATION, New York, W.W. Norton 1967 (Hay traducción al
castellano)
Gonzalo Musitu y otros, PSICOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA,
Lumen 1993
Bougnoux, Daniel, INTRODUCCIÓN A LAS CIENCIAS DE LA
COMUNICACIÓN, Nueva Visión, Bs. As., 1999.
[1]
Otero & López, Manual de Teoría de las Comunicaciones, Ed. CPU,1994:75
[2]
Otero & López, Manual de Teoría de las Comunicaciones, Ed. CPU 1994:75)