1. ¡Retomamos nuestra cuarta clase de Cultura Clásica!
*Se meten todos juntitos en la máquina del tiempo
y aparecen en la casa de Cayo Mario*
Esta clase se la dedicaremos a Cayo Mario, quien fue el artífice del gran ejército romano que
crearía más adelante el Imperio romano.
El episodio más curioso de la vida de Mario pertenece casi al género de la ficción. Una leyenda
aseguraba que Roma no era el nombre verdadero de la ciudad y que había otro secreto que si
pronunciaba en alto provocaría mil desgracias.
Al parecer, Mario conocía el secreto oculto detrás de la palabra Roma, que no era otro que
Amor (la misma palabra al revés). Un día, desesperado y deprimido, salió por la calle gritándolo.
Se dice que todos los hombres y las mujeres se taparon los oídos para escapar de la segura
venganza de los dioses.
Cayo Mario fue nombrado por sus propios conciudadanos como “tercer fundador de Roma”.
Su mayor logro fue la creación del ejército, que, si bien él no fue su iniciador, sí que
fue quien lo reformó hasta convertirlo en una máquina bélica perfecta.
Mario constató que el sistema de levas de ciudadanos para formar
legiones provisionales ya no servía ante la expansión de la república. Vio
claro que se necesitaba un ejército profesional y permanente. Sus
legiones llevarían un nombre, un número y un águila como símbolo que
había que preservar.
Sin embargo, la creación del ejército profesional conllevó
una consecuencia inesperada: los legionarios acabaron siendo
más leales a su general antes que a Roma, lo que desembocó
en varias guerras civiles. Pero ese ya es otro tema que veremos
en otra clase.
Esto de los nombres ocultos y
prohibidos es un tema recurrente
en los mitos del mundo antiguo.
Amor
Profe, ¿puedes ver nuestro
futuro en esa bola?
Sí, vais a suspender todos como
no os pongáis las pilas.
2. A lo largo de su carrera, obtuvo muchos éxitos militares que consiguió al frente de las
legiones. El más importante de ellos fue salvar a Roma de una invasión de los pueblos célticos y
germanos que amenazaban con liquidar la pujante república. Por todo ello fue designado en
siete ocasiones como cónsul, el más alto cargo del Estado romano en época republicana.
Ningún otro ciudadano romano logró
alcanzar ni antes ni después su récord en
nombramientos como cónsul.
La última elección de Mario como cónsul
fue con 70 años. Falleció poco tiempo
después, fatigado por las guerras y la
implacable oposición de su rival político Sila.