1. TEMA 1: EL NEOLÍTICO EN LA PENÍNCULA IBÉRICA (PAG. 23)
RESÚMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 1
1.- INTRODUCCIÓN
2.- HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN DEL
NEOLÍTICO PENINSULAR
3.- ENCUADRE GEOGRÁFICO
La temprana presencia de grupos con cerámicas decoradas en lugares próximos a la costa, desde los
Pirineos al centro de Portugal, parecía indicar una llegada foránea por mar, pero también la elección del territorio
más adecuado para unos cultivos de tipo mediterráneo. Fue fundamental la instalación en lugares adecuados
para cultivos muy concretos y para el ganado de ovicápridos. Estos cultivos exigían establecimientos más
permanentes y sedentarios cerca de los mismos; el pastoreo se prestaba más a la estacionalidad, al menos de
parte del grupo. También hay que considerar la población preexistente.
Este pastoreo y agricultura primitiva, también se ajustaron a la variada geografía peninsular, junto a los
diversos climas. En el Holoceno, en nuestras latitudes, también se produjo una mejoría climática, con aumento
de las temperaturas, regresión de las masas de hielo, variaciones de las líneas de costa por elevaciones del nivel
del mar y un aumento de la circulación fluvial.
El Neolítico se desarrolla en la fase climática Atlántica u “óptimo climático”, cálido y húmedo (7.500-4.300
BP). Se produjo un desarrollo del bosque caducifolio y las praderas en la mitad septentrional más húmeda y
templada; y del bosque más abierto, de hoja perenne y sotobosque en las áreas mediterráneas, donde la irregular
pluviosidad facilitaba los arroyamientos.
Este Neolítico se implantó en un territorio que no estaba deshabitado, y por eso hay que estudiarlo en
función del espacio y tiempo, dónde y cuándo, sin buscar modelos rígidos. También hay que tener en cuenta
cómo se va adaptando a la variada geografía peninsular, así como su cronología, ya que no se trata de un cambio
generalizado, sino de un lento proceso de adaptación que refleja diferentes situaciones y mecanismos.
4.- CRONOLOGÍA
Con las fechas de radiocarbono calibradas, vemos que el neolítico peninsular se pudo iniciar ya en el VII
milenio a.C., aunque con unas oscilaciones muy grandes, tanto para el Neolítico antiguo cardial como para el
andaluz, que son contemporáneos. (Pág. 33).
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5.- EL CONTEXTO CULTURAL
Se ha insistido mucho en una dualidad cultural, que sólo significa una coexistencia en el tiempo y, a veces,
en espacios próximos, con las poblaciones indígenas, que ocupaban territorios amplios dedicándose a la caza y
recolección, medios de vida muy favorables, al mismo tiempo que las poblaciones foráneas se dedicaban a la
agricultura y pastoreo, sin duda invirtiendo un mayor esfuerzo de trabajo.
El contexto material para definirlas “culturalmente” se ha basado en las industrias líticas y cerámicas, el
análisis de la fauna salvaje o doméstica y el estudio carpológico y polínico de las semillas y plantas cultivadas o
silvestres. Esto ha permitido un mejor conocimiento del hábitat, en cueva o al aire libre, los sistemas de
almacenamiento y manipulación de alimentos, pieles y otros materiales, entre ellos los de combustión y
construcción, las costumbres funerarias y el arte creado por los grupos neolíticos, en contraste con el arte
levantino de las comunidades indígenas.
Con el estudio de las cuevas de Montserrat, se individualizó un neolítico que se consideró troglodita de la
cerámica cardial, por su técnica decorativa de impresión del borde ondulado o el natis del Cardium edule
(berberecho), sobre la superficie del vaso antes de la cocción. Las vasijas tienen formas de tendencia esférica, a
veces con cuello, algunos vasitos geminados, toneletes y vasitos para colgar. Las asas son de distintos tipos, de
cinta simples o dobles, de orejeta o tetón perforados e incluso en combinación con algún pitorro o pico vertedor,
pero siempre jugando un papel importante en la composición decorativa. La cerámica cardial fue penetrando
pronto hacia el interior de Cataluña hasta Andorra y el Pirineo aragonés, no limitándose a la costa.
Al sur del Ebro otro importante grupo de cuevas presentan un rico contexto cardial, como las de Alicante,
encontrándose otro grupo muy antiguo en Portugal, que algunos autores interpretan como el resultado de
contactos marítimos con el grupo valenciano.
El contexto neolítico andaluz de cerámicas decoradas con incisiones e impresiones con distintas matrices y
los acabados con engobes rojos bruñidos de almagra, se localizó en cuevas andaluzas, desde Gibraltar y Cádiz
hasta las serranías sevillanas y la provincia de Córdoba, donde el famoso vaso a la almagra de Zuheros se
relacionó con cerámicas chipriotas. Este Neolítico es tan antiguo como el de cerámica cardial y tiene una gran
expansión por toda la Meseta, Extremadura y Portugal. Las formas de la cerámica tienen gran semejanza con las
de la cardial: de tendencia esférica, vasijas con cuello y asas de variados tipos, desde las de vasitos para colgar, a
veces con tapadera, y sobre todo las asas-pitorro y dobles asas.
Otro contexto a considerar es el de las cerámicas predominantemente lisas, que aparecen cada vez más,
como un primer indicio de poblaciones de tradición mesolítica o del Mesolítico final. Este hecho se constata en
Cuenca, alto valle del Ebro y la región Cantábrica.