Este documento es la autobiografía de Jorge Rabatin escrita por él mismo antes de fallecer en 2001. Narra su infancia en Berisso y cómo su familia se mudó a una quinta en Olmos en 1939 cuando su padre perdió su trabajo. Trabajaron como medieros y luego alquilaron dos hectáreas para trabajar la tierra por su cuenta. Jorge dejó la escuela a los 10 años para ayudar a su familia. Más adelante hizo el servicio militar obligatorio y se casó. Aunque omite detalles, la aut
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Jorge rabatin autobiográfico final
1.
2. Jorge Rabatin; Autobiográfico.
Autor: Rabatin Jorge
Edición y comentarios:
Rabatin Sergio
Fotos de archivo familiar y tomadas por Sergio
Rabatin, Matías Rabatin y Lucy Otonelo
1° edición en pdf 14 de julio de 2020
Sin pie de imprenta, impresión limitada a 10
ejemplares de distribución familiar.
Colección. Apuntes Genealógicos.
Grupo . Autobiografías.
Comentarios y solicitudes a Sergio Rabatin
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Firmado digitalmente por
Sergio Rabatin
DN: C=AR, OU=Apuntes
Genealógicos, CN=Sergio
Rabatin,
E=gamakjachum@yahoo.ca
Razón: Soy el autor de este
documento
Ubicación:
Fecha: 2020-07-19 12:14:50
Foxit Reader Versión: 9.3.0
Sergio
Rabatin
3. n las páginas siguientes se cuenta la historia de
Jorge Rabatin, que nació el 1 de febrero de 1930 en
la ciudad de Berisso y falleció el 13 de septiembre
de 2001 en la localidad de Lisandro Olmos de La
Plata. La particularidad es que esta historia está
contada por él mismo. Con sus propios dedos tipeó
hoja por hoja y como presumía que no era seguro o
no sabría como hacerlo, no lo grabó sino que lo
imprimió. Imprimía y borraba. Se puso hacerlo e
hizo hoja por hoja un día cada hoja o algo más o
menos así.
En su autobiografía hay muchas omisiones,
pero creo que todos haríamos lo mismo con la
nuestra. Lo hizo poco tiempo antes de morirse así
que está casi todo, menos el crédito final y la
muerte. El desarrollo es también importante y para
tener en cuenta. La primer parte está llena de
sentimientos, frustraciones, desencuentros y
encuentros. La última parte de números e intereses.
Seguramente por motivos de las fechas en que
fue escrito, omitió totalmente que los tres hijos
mayores se fueron de la casa, se casaron, e incluso
tuvieron hijos. Como si hubiéramos seguido ahí
con él. Lo que más quiso toda la vida tener fue una
hija que no tuvo. Pero alcanzó a conocer a dos de
sus nietas. María Eugenia, la mayor, cubrió esa
expectativa y estaba feliz de nada más que se la
nombren. Nada de eso está en la biografía aunque
sí quedaron las fotos para completar este
testimonio de la vida de una persona.
No es este el espacio para explicar qué es una
biografía, qué sentido tiene la vida, o cosas como
esa. Sino tratar de ver y conocer los destinos de un
ser humano, hecho de sentimientos,
acontecimientos, azares, sufrimientos, intereses,
cuentas, tiempo, principio y fin.
Al margen, obviamente, voy a comentar e
ilustrar todo lo que me parezca que vuelva ameno
el relato de mi papá. No para que esté interpretado
por mí sino para completar, a veces, lo que nunca
dijo, a veces lo que dijo pero no escribió, a veces,
lo que nunca asumió y así. Obviamente el sesgo se
lo doy yo que soy la persona que decide esas cosas
en esta publicación. Además, quité algunos errores
ortográficos, de puntuación y muchas “y”
redundantes que hacían confuso el sentido de la
oración. No quise tocar nada más, porque hubiera
modificado el espíritu de la obra.
Ahora, lo importante va a ser empezar a leer.
Con ustedes, el protagonista…
1
Aspecto que adoptan en el buscador
las hojas impresas escaneadas.
4. En el mes de junio de 1939 por enésima vez mi papá
se quedo sin trabajo en el frigorífico Swift de Berisso,
donde trabajaba hacia más o menos diez años, en los
cuales lo despidieron muchas veces siempre con la
excusa de que había poco trabajo. Todavía tengo
presente el día que vino con la noticia y desencajado y
sin palabras se tiro en la cama llorando
desconsoladamente. Cansado de tanta incertidumbre en
el trabajo, se acordó que tenia un conocido en la zona
de Olmos que trabajaba en el campo y decidió probar
suerte Y así fue que en los primeros días de septiembre
de ese año nos mudamos dejando esa casa de la calle
Barcelona Nº 30681
. Y allí quedaron mis primeros 9
años de chico, mi barrio, mis amigos el campito donde
teníamos la cancha de fútbol, el zanjón, el almacén de la
esquina donde íbamos a adorar un bol lleno de bolitas
de vidrio que no podíamos comprar. La escuela que
estaba al lado de la plaza Almafuerte. La casa de mi
madrina que era mi segunda mamá y que se llamaba
Catalina igual que mamá. Para mis nueve años el viaje
en la caja de ese camión que nos llevó, un Internacional
del año 352
fue como viajar a la luna y cuando llegamos
era como haber accedido a un mundo nuevo. Los
1 La numeración ya no es la misma. Para saber cuál es la
casa se debe buscar la numeración vieja
2 La imagen es de un International 1935 obtenida de
https://external-content.duckduckgo.com/iu/?u=https%3A%2F
%2Ftse1.mm.bing.net%2Fth%3Fid%3DOIP.qhIcRJQ-
BKDAqNWsBrnVMAHaFj%26pid%3DApi&f=1
primeros días fueron fantásticos me la pasaba cazando
pajaritos y jugando pero no duró mucho ya que, al poco
tiempo y con el inicio de las siembras, empezamos a
trabajar todos y ya no hubo mas tiempo ni siquiera para
ser niño.
De Berisso nos trajimos a Sultán un hermoso perro
de policía y a Bayuña una corderita mimosa con la que
jugábamos siempre con Juan mi hermano 4 años menor
que yo, nació el 28 de abril de 1934. Andrés que tenía 4
años más que yo, nacido el 25 de septiembre de 1926,
se quedó en Berisso viviendo en la casa de mi madrina
para poder terminar de cursar su sexto grado. Todo ese
año en el que trabajamos de medieros en la quinta de
Nazareno y Luis Nicoleti en la calle 197 entre 526 y
532 no conseguimos estabilizarnos económicamente ya
que no nos fue muy bien, por lo cual buscando mejor
suerte nos mudamos a otra quinta, en la calle 538 entre
214 y 217 de Cesar Girini. Cuando nos fuimos de
Berisso yo estaba cursando tercer grado3
por lo cual
tenía el pase para terminar mi tercer grado pero resulta
que en la escuela que me tocaba que era la 70 que
estaba ubicada en la calle 190 y 527 no tenían tercer
grado, por lo cual tuve que empezar de nuevo el tercer
grado al año siguiente, es decir marzo de 1940, y
terminarlo en ese mismo año en la misma escuela a
pesar de la distancia que tenía que recorrer ya que en
septiembre nos habíamos mudado a la quinta de Girini.
Pero lo tuve que hacer porque en la escuela número tres
que estaba en la calle 53 y 207 no había tercero. Ese
año en la nueva quinta nos fue bastante bien, aunque lo
malo lo pasamos con papá que, clavando un clavo en un
tronco de maclura (Maclura pomifera), rebotó y le
perforó un ojo. Se tuvo que operar y otra vez tuve que
3 Equivale al cuarto grado del presente. Curso de
alfabetización o educación básica correspondiente a los
niños de 9 años de edad.
2
5. postergar por más de dos meses mi cuarto grado porque
papá, no pudo trabajar en ese tiempo. Así que
prácticamente lo terminé en los dos ultimas meses del
año y allí terminó el colegio para mí. En los primeros
meses de año 1941 y como nos fue bastante bien, papá
se enteró que allí cerca se alquilaban dos hectáreas de
tierra y que con lo poco que tenía ahorrado y con
mucho coraje podríamos independizar-nos y así fue en
septiembre4
ya estábamos instalados en esa fracción de
tierra que era propiedad de Carlos Traversaro en la calle
211 40 y 42.
Papá compró con plazos el motor para el agua en la
casa Periz que estaba en la calle 5 y 61 un Lister de 4
caballos. Se compró un arado, una rastra, los aperos, los
caballos un carro, azadas, palas, zapines, todo con
plazos. También compramos dos caballos el Chiche y la
Chola. El Chiche era mañero y malo y la Chola que
estaba tuerta era buenísima. Yo la quise mucho ya que
ella fue mi primer medio de transporte y mi primer
medio de comunicación con el pequeño mundo que nos
rodeaba. Además fue madre de dos potrillos que
nacieron de ella y de el Chiche. En el año 1942 nació
Linquel, zaino malacara y bastante mañero como el
padre y en 1943 nació el Negro Falucho, totalmente
negro cobrizo y era un ángel como la madre. A Linquel
y al negrito los amancé yo y fue bastante fácil ya que de
nacidos jugaba con ellos. La Chola que tanto quise
murió cuando yo estaba en la haciendo la colimba5
y el
4 Una y otra vez repite septiembre. Es el mes que más veces
nombra y es el mes del año en que se murió.
5 COLIMBA Sigla de “corre-limpia-barre”. Expresión utilizada
para hacer referencia al servicio militar obligatorio. En
Argentina a partir del gobierno de Menem (en la década de los
negro murió cuando con Lucy nos fuimos de viaje de
1990), por motivos de un homicidio en un cuartel, la colimba
ya no es obligatoria y el ejército tiene un cuerpo mucho más
pequeño pero profesional.
3
Hasta acá, todo escrito como le gustaba a él, sin
reflexionar, como si siempre hubiera sido adulto. En 1940
tuvo que dejar la escuela, a los diez años, porque el padre
estaba enfermo.
Por supuesto omitió todas las anécdotas de la
infancia en Berisso que siempre contaba.
La casa estaba cerca de la curva de calle Génova. Hoy
ahí hay una rotonda. Así que había un gran terraplén
para jugar, por ejemplo, al fútbol que antes se usaba
mucho pero que ahora es raro ver mucha gente ahí.
Al lado, al otro extremo de la calle y paralelo a ésta,
está el canal aliviador del puerto, al que llamó zanjón.
Ahí jugaban y se bañaban. Siendo el canal aliviador de
un puerto de poca actividad, seguramente no era
peligroso.
Un juego que hacían los chicos era provocar a los
vendedores de frutas. Nunca me quedó claro si eran
vendedores ambulantes o verduleros establecidos. En fin.
Trataban de que el vendedor les arrojara una fruta para
comerla sin pagarla y ahí dejaban de hostigarlo. Una vez,
recuerda que les arrojó una mandarina que se reventó en
contra de un árbol y cayó en una zanja de agua podrida.
Se la comieron igual. La lavaron, la repartieron y listo.
Siempre que lo recordaba se reía. Hacía la onomatopeya
de una explosión. A veces reflexionaba también sobre la
pobreza.
El abuelo había hecho una parra y como trabajaba en
el frigorífico, aveces se tomaba la licencia de traerse a la
casa el material del mismo. Tenía unos ganchos y unas
poleas. Uno de esos ganchos que colgaba de la parra
sirvió de lugar de accidente para mi papá. Trepando a la
parra quedó clavado a un gancho de mediarrés por la
cadera. De eso le quedó una cicatriz de entre muchas que
tenía.
Otra de las anécdotas le quedó grabada para siempre
porque se sintió culpable toda la vida. Incluso en su
enfermedad final, me comentó que se acordaba la cara
de “desesperación de papá buscando a Andrés”. Tenían
una mesa apoyada en contra de la medianera que había
hecho el abuelo. La pared era frágil, básicamente porque
estaba mal hecha. Aparentemente la mesa estaría ahí
para apuntalarla y se olvidó. Entonces les pidió a Jorge y
Andrés que la trajeran. Obviamente, mi papá se negó así
que fue Andrés solo. Cuando corrió la mesa que
apuntalaba la pared, ésta se vino encima del cuerpo de
Andrés dejándolo sepultado ahí. Jorge se sintió
responsable toda la vida no solo por los dedos de la
mano que había perdido el hermano en el
acontecimiento sino por la gravedad de la situación y los
sentimientos de su padre mientras trataba de rescatar a
su hijo. En 2001 recordaba (más de sesenta años después)
la desesperación del abuelo Jorge y también cómo corría
los ladrillos y escombros para desenterrarlo. Le había
quedado el recuerdo para siempre. Hasta el último
momento de la vida.
6. bodas. Parecía que los dos, que yo tanto quise me
evitaron la amargura de verlos morir.
En la mitad del año 1942, por iniciativa de los
vecinos del barrio en Berisso, alquilamos la casa para
una escuela la numero 75 en forma provisoria y muy
precaria ya que la casa en parte era de madera y chapas
y unos meses después le pidieron a papá que hiciera una
ampliación, ya que la Dirección de Escuelas estaba
dispuesta a firmar contrato por 5 años con un buen pago
mensual de alquiler. Empujado por mamá que iba
siempre al frente en cuanto cosa nueva se podía hacer.
La cosa es que en los próximos 6 meses hubo que
conseguir un crédito hipotecario a pagar en 5 cuotas
anuales y construir el nuevo edificio que fue inaugurado
en los ultimas días de enero del 43. Seguimos luchando
en los años siguientes alternando buenas y malas asta el
año 46 en que, vencido el contrato de alquiler, y que,
como consecuencia de la inflación y de haber quedado
congelado el valor del alquiler, se había producido una
situación de tirantez con el propietario que no quería
renovar el contrato. En el mes de marzo o abril del 45,
cayó en manos de nosotros un volante en el cual se
publicaba la venta en remate judicial de 6 chacras de
105 metros de frente por 396 metros de fondo pero
como no teníamos plata no le dimos mucha bolilla. Pero
como de costumbre mamá empezó a meter la púa y
surgió la idea de hipotecar la casa de Berisso y
conseguir el dinero para la compra y así fue nomás.
Terminamos comprando una de las chacras la tercera
desde la calle 532 a 538 y en septiembre y allí con
mano de obra de papá se empezó a edificar nuestra casa
que estaba constituida de cocina al frente. A la derecha
de la cocina un galpón de 5 metros por 12 de fondo. A
la izquierda de la cocina y siempre mirando de frente,
estaba el comedor que media 3 de frente por 4 de fondo,
4
Familia Rabatin en 1934. Berisso.
Parado sobre una silla, a la derecha, Andrés. Jorge
Rabatin sentado en las faldas de su padre, Jorge Rabatin.
A la izquierda, evidentemente embarazada de Juan,
Catalina Kalista.
Muchas anécdotas tenía de la vida en Abasto. Lo que
más recordaba eran las jornadas brutales que exigían el
cuerpo hasta el límite. Tenemos que pensar que
empezaban a trabajar la quinta de muy chicos, aún
preadolescente según el comentario anterior mío.
La que repetía siempre era una competencia que
habían hecho con Andrés para ver quién plantaba más
apios del almacigo al campo (creo que era apio).
Terminaron de noche para plantar todo y a la mañana
siguiente descubrieron que habían plantado las raíces
hacia arriba y las hojas bajo tierra. Tuvieron que hacer el
trabajo otra vez.
En 1982 volvió la democracia, con ella, el gobierno de
Alfonsín implementó un programa de asistencia y comida
que denominaron “caja PAN” (por “Plan Alimentario
Nacional”) Jorge no estaba muy de acuerdo, en cambio
Andrés, con entusiasmo colaboró lo más que pudo. El
comentario de Andrés fue más o menos este “si
hubiéramos tenido caja PAN cuando eramos chicos no
hubiéramos comido tantas veces sopa de apio”. Para
nosotros eso no quería decir nada, pero Jorge se quedó
serio. Después recordaba en voz alta que a sopa de apio
era agua, apio y nada más. Ni siquiera sal. Para trabajar
en el campo dejando el cuerpo ahí, no parece una
alimentación muy apropiada. Nunca más volvió a
mencionarlo.
Cuando ya estaban instalados en Abasto, pasaron una
primera navidad de privaciones. Piso de tierra y tanque de
agua para enfriar la comida. Por eso compraron nada más
que una y sólo una botella de sidra para brindar. La
pusieron en el tanque para que se enfriara un poco y
esperaron la medianoche para abrirla. Jorge no aguantó
más así que presionó hasta que le dijeron que sí. Fue
corriendo al tanque, a oscuras buscó la botella y volvió
corriendo a la casa. La de Jorge hubiera sido que se le caía
y se le rompía la botella en el camino y eso fue lo que
sucedió. La única cosa distinta que iban a comer ese día
de navidad quedó hecha trizas en el piso por la ansiedad
de mi papá. Brindaron con agua seguramente porque la
memoria de Jorge iba hasta“se me cayó y se me rompió”.
7. siguiendo hacia el fondo había una galería de 3 metros
de frente por 8 de fondo y a la derecha de la galería dos
dormitorios de 4 por 4. Todo construido en ladrillo de
cal y asentado en barro. Y estaba edificado justo en el
medio de la chacra En total media 12 metros de frente
por 12 metros de fondo y esta orientada dando frente
hacia la calle 5326
. Hacia el fondo de donde terminaba
la construcción es decir hacia la calle 538 papá dejo un
espacio de terreno de unos 30 metros de frente por 50
de fondo donde plantamos un monte de frutales que fue
a comprar especialmente a un vivero en capital. La
variedad de guindas, granada, peras, cerezas, nogal,
castaño, avellana, peras, manzana, membrillo, duraznos,
pomelo, naranjas, mandarina, pelones y una variedad de
cítrico parecida al pomelo y que le decían cidra y que
daba una fruta grande como una sandía. Todo esto se
construyo entre los años 46 al 48. A todo esto Andrés en
el 47 tuvo que hacer la colimba se incorporo en febrero
y salió de baja para marzo del 48 estas fechas son
aproximadas ya que no las recuerdo en detalle. De allí
al 50 fueron años buenos para la quinta así que
pagamos la deuda de la compra de la tierra y de la
6 Hasta hace poco, la casa todavía estaba. Pate, el propietario,
gusta de tener construcciones viejas así que la dejó como
estaba. La producción agrícola ahora es con viveros así que si
todavía existe, debe estar rodeada de éstos de modo que ya no
es posible verla desde la calle.
construcción. Ya para ese tiempo andábamos en bici y
yo los fines de semana iba a jugar al fútbol con los
chicos de mi viejo barrio con los cuales ya jugaba a
partir del año 41 en la cancha de 44 y 208. Pero en
marzo de ese año 50 y por invitación de Dardo Batilana
que repartía carne en las quintas fui a jugar por primera
vez a Unidos de Olmos y quien entrenaba a los equipos
Felipe Otonelo ¿qué tal? En ese año el 11 de noviembre
se casó Andrés y en febrero del 51 me incorporé al
ejército para hacer mi colimba. Viajamos tres días para
llegar a Covunco allá en Zapala, un lugar maravilloso.
Y el 9 de diciembre de ese año 51 salí de baja.
Agradezco a Dios que me llevó hasta ese lugar y
guardo un hermoso recuerdo de ese tiempo en que
estuve incorporado. Para ese época era lo mas
importante que me había pasado. Durante el año 52
seguí jugando en Unidos y empecé a ir a los bailes en la
pista de verano que tenía el club y en invierno iba a
Abasto o Etcheverry. En la quinta fue un año bastante
bueno y afines de ese año compramos el primer
vehículo de cuatro ruedas, un camión guerrero de doble
5
8. tracción marca Chevrolet.7
Ya en ese tiempo ingresé a la
Comisión de Unidos como miembro de una
subcomisión de fútbol que integraba con Atilio
Tartaglia, Adelmo Palazo. Al año siguiente para el mes
de mayo ya integraba la comisión directiva. En ese año
para el mes de octubre más precisamente el día 12, el
Club Abastense organizo un festival de atletismo y
entretenimientos que terminó con un baile. Allí ese día
7 Había dos tipos completamente distinto de camión guerrero
Chevrolet. Uno de ellos es el que muestra la imagen de la
página anterior y que toda la vida Jorge dijo que se trataba de
un guerrero. Estos vehículos sobraron de la guerra mundial y
los vendieron para uso civil en todo el mundo. Los más
famosos y conocidos no son los Chevrolet sino los Dodge. Pero
que vistos desde afuera son iguales. Imagen tomada de
https://external-content.duckduckgo.com/iu/?u=https%3A%2F%2Ftse1.mm.bing.net%2Fth
%3Fid%3DOIP.On811ZK_c5FwXkcxkiLDVAHaFj%26pid%3DApi&f=1
6
Carta que escribió desde Covunco a la casa dice lo
siguiente:
“Covunco 16 jueves de 1951 Mi/ [El único jueves 16
de 1951 fue en agosto]
Querida Mamá y Papá.
Queridos Hermanos. Etc Etc Etc Etc
Ayer recibí la carta en la cual me envían los 50
Nacionales que los recibí sin novedad. Encomienda
después de la que me envían no manden más ya que
dieron una orden por la cual no se pueden recibir
más.
Me alegro de que estén todos bien y principalmente
mami. Yo también estoy bien aunque desde el martes
tengo un poco de dolor de cabeza y ayer tuve también
un poco de fiebre y para colmo tuve que hacer
imaginaria porque no quise dar parte de enfermo.
Pero hoy ya me encuentro perfectamente bien . Por
la licencia todavía no hay fecha, pero casi seguro que
nos van a largar entre el 5 o el 10. En este momento
me acabo de vestir para sacarme la foto para la cédula
así que la licencia es segura. Son las 2 de la tarde.
Después de que se vayan los Generales más o menos el
sábado, se va a saber la fecha. Hoy ya se fue el general
Solari y todavía quedaron 3 más.
Según la carta veo que las cosas marchan bien por
allí y espero que sigan bien más adelante. También el
martes o miércoles voy a escribir y tal vez ya haya
algo concreto. Sin más con todo cariño Jorge.”
[Dado vuelta en la parte de arriba] "escribí poco
porque no tengo tiempo"
Con el tiempo se supo. La encomienda traía salamines
y se los comió y tiró la cáscara ensuciando. Cuando llegó
un superior y preguntó, de respuesta papá dijo “fue
Tartaglia”. Entonces a Tartaglia lo bailaron, es decir, lo
castigaron. Después se hizo cargo pero ya era tarde.
Atilio Tartaglia siempre se acordaba y lo más feo del
recuerdo era que no le había convidado salame.
Cualquier persona que conoció a Jorge sabe que ésta no
era su letra. En la mano derecha tenía una parálisis parcial
de los dedos por una lesión en el antebrazo que le cortó los
tendones. Eso hacía que la letra fuera angulosa y de linea
quebradiza. La lesión tiene dos explicaciones. La que Jorge
siempre dio es que en 1955, con motivo de a “Revolución
Libertadora” los peronistas habían hecho un piquete en
calle 66 para impedir el paso del ejército y el golpe de
estado. Fueron los cuatro (Jorge padre e hijo, Andrés y
Juan) “para ver”. Se comprometieron con Catalina en que
no se iban a meter en nada. Pero volvió con el antebrazo
cortado con la siguiente explicación: “estábamos ahí
parados mirando que la gente había volcado un camión
para hacer una barricada. Era un camión que llevaba vino
por eso algunos venían a robar damajuanas y entonces
alguien que había pasado por atrás mío, seguramente con
una damajuana rota, y me cortó. Me dí cuenta porque
sentí la mano mojada y era sangre.”
Tan sencillo que hasta cuando era chico desconfié y le
pedí explicara mejor muchas veces. Después de fallecido
fui a visitar un día a Andrés y le dije que era una herida de
defensa que sólo se hubiera hecho si alguien se defendía de
un ataque y que eso tenía que ser, por ejemplo, un sabe de
la policía montada. Andrés primero asintió pero después se
quedó callado y preguntó “¿vos qué sabés?” cuando le
respondí “la mentira que siempre decía mi papá” me
contestó; “lo que dijo tu papá”. Como ya no estaba seguro,
lo que fuera que mi papá haya dicho era eso. Respetó la
decisión del hermano hasta el final. Era mi oportunidad de
sacarle mentira verdad y no la pude aprovechar.
Esa lesión implicaba una operación que no podían
costear. En medio del golpe de estado tampoco convenía
remover mucho. La fusiladora se llevó la vida de los
fusilados, las instituciones de la democracia que todavía
quedaban y la movilidad de la mano de mi papá.
9. conocí a Lucy8
. Ya la conocía de verla de pasada, pero
ese día bailamos y se puede decir que nos conocimos en
los meses que siguieron. Nos encontramos algunas
veces, pocas ya que ella salía poco y, a pesar de que yo
iba seguido a la estación de servicio de Felipe muy
poco la veía. Lo peor para mi es que ya me había
requete enamorado de ella por suerte el verano ya
estaba cerca y cuando empezó la temporada de bailes en
Unidos ya nos empezamos a ver mas seguido. Ese
verano fue el mejor de mi
vida a pesar de que cuando
me declaré Lucy no me
quiso, me dijo que todavía
era muy joven yo quise dejar
de bailar con ella pero no
pude. Así que seguimos toda
la temporada bailando juntos
y hasta el día que cumplió
los 15 años el 26 de febrero
de 1955, le regale una
8 Lucy después iba a contar que bailó con Jorge para no bailar con otro
hombre. Un paisano que le asustaba. En esa época se invitaba al baile
con un cabeceo y cuando el paisano cabeceó miró para otro lado y
bueno. Jorge era una opción par salir del paso.
7
Cuando habla de bailes, no hace referencia a
ninguna actividad similar en el presente. No había
música grabada porque no existía sino que las fiestas
eran animadas por orquestas, básicamente eran
orquestas típicas, de tango y similares. Tenían un
locutor y por lo menos uno o dos cantantes, tal vez
más. Podía haber un actor o un contador de chistes
para los intermedios y podía haber una orquesta o más.
Nada de marcha ni D-Jays. Las chicas eran
acompañadas por sus madres, las viejas se sentaban
junto a sus hijas por eso el cabeceo servía para que la
mamá no se entrometiera entre los bailarines.
Una de las anécdotas de papá era de un chiste de
salón que oyó en uno de esos bailes;“había un grupo de
personas en una ronda con adivinanzas. Uno dijo, ¿qué
es una cosa negra redonda rodeada de blanco. Mientras
unos decían un sombrero, una rueda, pero no
adivinaban un paisano dijo «un culo». Como era una
grosería lo dejaron pasar, dio otra vez la ronda y al final
el paisano dijo, «perdonenmen, yo me voy, pero para
mí , es un culo»”. No sé cuántas veces lo contó y
siempre se reía. Nunca supimos qué era si no era un
culo.
La foto con el bandoneón es una foto con su propio
bandoneón. Aprendió de grande y se costeó su propio
aprendizaje. Cuando Daniel era chico lo vendieron, creo
que para terminar la casa o, simplemente, para
sobrevivir. Cuando yo era chico, todavía había
partituras. Muchas. Estaban en un mueble del baño que
me gustaba revolver cuando no estaban los adultos. La
que más me gustó fue una que se llama “Qué
amargado”. Se puede escuchar en
https://www.youtube.com/watch?v=S0NBFN1iJ_Q o
en https://www.youtube.com/watch?v=whCSDvOcO7k
10. cadenita con un crucifijo.
Cuando terminó la temporada otra vez dejé de verla
excepto los domingos que ella iba a misa y yo la
esperaba a la vuelta y a veces la veía en la Estación de
Servicio allí en 44 y 185. Hasta que un sábado a la tarde
del mes de junio me encontré con Felipe y como lo vi
muy preocupado, le pregunté que le pasaba y me contó
que habían internado a Lucy y que la tenían que operar
del estómago. Yo me reasusté porque no tenía ni idea lo
que podía ser una operación, la cosa que estuve toda la
noche dando vueltas y vueltas, pensando como tomar
coraje para ir a visitarla y a la mañana bien temprano
salí para La Plata, y fui hasta la confitera París y le lleve
de regalo una caja de bombones, esa de madera que
todavía anda por los roperos. Cuando llegué con una
vergüenza bárbara me encontré con las tías y tíos que
me miraban como a sapo de otro pozo, pero a mí no me
importaba, yo lo que quería era ver a Lucy. Por suerte
Sofía que ya era una santa, me llevó hasta la pieza y
bueno, pude verla. Estaba muy dormida todavía por la
anestesia, pero que linda que estaba. Dos semanas
después un domingo que yo andaba a la pesca de poder
verla la encontré en el frente de la casa y bueno fui a
saludarla y charlando Sofía le dijo a Lucy por qué no
me invitaba a pasar y me cebaba unos mates y allí se
puede decir que ya nos pusimos de novios.
Yo casi no lo podía creer porque parecía un sueño ya
que estaba casi seguro que nunca iba a encontrar esa
mujer con la que estaría bien y a gusto y esa mujer
estaba allí, tan joven, tan linda, tan suave, tan todo, que
daba miedo pensar que me podía despertar.
Para enero del 56 y como tenía unos ahorros,
producto del trabajo con el camión ya que llevaba
abono para las quintas, compré el lote, el cuatro C en un
remate judicial el que estaba al lado del club, que costo
$10.000 y que lo pagué la mitad al contado y el resto a
un año. Recuerdo que más o menos a 15 metros del
frente y en el limite con el club había una planta gigante
de aromo negro y en el verano del 56 mi papá y yo la
sacamos de raiz. Ese día vino Koki9
y un abejorro lo
picó en la cabeza. A mediados del 55 ya Andrés se había
ido de la quinta y yo me puse a trabajar con el camión.
Papá edificó una casita para poner mediero en la quinta.
El primer año, tomó a un chaqueño Niquefor y su
9 Koki es Jorge Rabatin. Hijo de Andrés. Para todos Koki.
Como se puede leer ya era un Rabatin consumado.
8
11. sobrino, al año siguiente vinieron unos santiagueños
que el trabajo les producía alergia y con los cuales
termino peleándose. Y entonces como la cosa no andaba
termine por dejar el trabajo con el camión y volví a
trabajar en la quinta pero ya con un retiro del 20% de la
liquidación neta de la venta de las verduras. Eso fue ya
para el fines del 56. En 1957 con Lucy empezamos a
hacer planes para casarnos y ese año el 24 de diciembre
en casa de Lucy en 44 y 185 y con los papás de Lucy y
los míos y con los hermanos de ambos, en una
ceremonia muy íntima nos comprometimos y, el 6 de
febrero de 1958 nos casamos por civil en Romero a las
11 de la mañana de de un día jueves y por Iglesia en
San Ponciano a las 21 horas. La fiesta se hizo en un
salón e invitamos a los familiares más cercanos; unas
70 personas. Al otro día a las 12 viajando desde
Constitución en un micro de la empresa Chevallier
empezamos nuestra luna de miel en La Falda, Córdoba.
Cuantas cosas tan lindas y tan compartidas en el amor
que nos pasaron en tan poco tiempo, desde aquel día en
que entré por primera vez a la casa de Lucy en el mes
de junio de 1955, hoy hace ya 4210
años. Nos fuimos a
10 Por la fecha se puede entender claramente que esta parte
la escribió en 1997, por lo tanto ya tenemos una fecha
para poner, por lo menos, a esta parte del escrito.
vivir a la casita, esa que papá edificó para los
medianeros y que yo refaccione en las meses previos a
nuestro casamiento y, en la cual, Lucy me ayudo
permanentemente, ¡que linda que era la vida para
nosotros en ese tiempo!
Para enero del 59 llego la gran noticia; Lucy estaba
embarazada. Íbamos a ser papás. Eso sí que era
inenarrable. La felicidad completa para los dos.
Pero claro, tanta felicidad ya era mucho, y bueno,
para marzo papá empezó a tener problemas de digestión
y en los meses siguientes se empezó a tratar. Hasta que
llegó por fin y después de muchas vueltas de los
médicos que lo atendían, el diagnostico. Tenía un
cáncer de estómago y en ese tiempo lo único que se
podía hacer era operar, y con pocas probabilidades de
vida. Parecía de fantasía que un hombre que siempre
estuvo sano, fuerte como un roble, luchador y que
estaba siempre creando cosas, dejaría de estar entre
nosotros. Por fin se decidió a través del médico de
cabecera que lo iba a operar, el doctor José María
Mainetti. Una eminencia en ese tipo de operaciones y
que el día fijado era el 23 de julio. Me acuerdo que el
día anterior a su internación se sentó en la cama y, como
tardaba mucho en salir, fui a ver y él estaba llorando.
Yo me senté a su lado lo abracé y él me dijo que era el
fin, que ya a su padre le había pasado lo mismo y
también había muerto por ese problema. Lo consolé
como pude y le dije que no iba ser igual, que ahora la
medicina había progresado mucho y después de la
operación iba a estar lo más bien y que preparara todo
para internarse. Después se levantó, recorrió toda la
quinta, esa que él mismo armó con sus manos como por
arte de magia ya que, de un descampado, se convirtió en
un jardín. Repasó con su vista uno a uno todo aquello
que todos los días disfrutaba y fue su despedida. La
operación fue todo un éxito, según Mainetti, pero había
que pasar el período postoperatorio que eran los
primeros 7 días. Nosotros nos turnábamos para
acompañarlo mientras estaba internado en el Hospital
Italiano y el 6° día el médico mandó a comprar una faja
porque el día siguiente le iban a dar el alta. Pero todavía
no había terminado el postoperatorio y a pesar de estar
requete bien y de ya levantarse y caminar, el día 31 de
julio, a eso de las 20 horas se desprendido un coágulo y
se le produjo un embolia y murió mi papá. Y fue como
si me hubieran arrancado un brazo de un tirón. No
podía ser, no lo quería creer, tanto que lo quería y como
no pude hacer nada para que siguiera viviendo. A todo
esto y preocupados por cuidar a papá sin darnos cuenta
9
12. descuidamos en parte nuestro trabajo y empezaron los
problemas. Para ese tiempo ya era muy poco lo que
quedaba por cosechar. Se venia la siembra y no
teníamos con qué afrontar los gastos de compra de
abonos, remedios y semillas. Para colmo de males de
los dos motores para sacar agua que teníamos, uno se
fundió y no podíamos arreglarlo. Como todos los años
sembramos una buena cantidad de papa, la semilla nos
la vendía Macagno y se pagaba cuando se cosechaba. Y
además había quedado la deuda de los honorarios de los
médicos y el hospital. Para septiembre con Lucy
esperábamos la llegada de nuestro primer hijo que
según nos decía papá iba a ser varón. Y así fue, el 29 de
septiembre de 1959 nació Daniel. Tener esa cosita en
brazos y saber que el era el fruto de ese gran amor que
nos teníamos con Lucy fue como estar tocando el cielo
con las manos y al mismo tiempo fue un alivio para mí,
en el sufrimiento por la falta de papá. Seguimos
trabajando con le esperanza de que todo saldría bien,
pero Dios tenía otros planes para nosotros. La
plantación de papas que se tenía que cosechar para
enero la agarró una peste llamada tizón y cuando estaba
en la floración se secó. Por lo tanto no recuperamos
nada de lo que habíamos sembrado. Plantamos tomates
y algo cosechamos pero en febrero se fundió el otro
motor de agua y ya no teníamos dinero para repararlo,
ni motor para regar. Uno de esos días de verano en que
plantamos apio y cuando fuimos a regar después de 4 o
5 horas de renegar como burros dando manija, decidí
dejar de trabajar la tierra. En ese momento fue como
elegir entre dejar o morir, parecía mentira esa tierra que
tanto amaba que tantas veces había arañado con mis
manos para vivir. Ese trabajo en el cual se podía sentir
el latido de la tierra, donde todas las primaveras
sembrábamos y veíamos germinar y crecer las verduras
como si estuviéramos creándolas, todo eso llegaba a su
fin. Allí se iba muriendo mi adolescencia, mi tiempo de
colimba, mi tiempo de novio, la ilusión de papá de que
todos viviéramos de esa tierra que él y yo tanto
amábamos. Pero todo eso ya no importaba. Allí estaban
Lucy y Daniel y entonces con ellos todo se podía
superar, solo estar con ellos era sentirse feliz. Para
acompañar esa decisión y con el aliento de Lucy a la
mañana del día siguiente y, por un aviso en el diario
donde pedían chofer, salí a buscar trabajo y a eso de las
12 volví con la alegría de tener trabajo. Y al día
siguiente empece ese trabajo con el matarife Tomas
Trombetta que tenía las cámaras frigoríficas en diagonal
73 y plaza Matheu. Manejando un Internacional 1935 y
un Ford A11
. Lo único duro fue que tenia que acompañar
a hacer la matanza al matadero de Abasto y yo, que
tenia terror de ver morir algún animalito, me tuve que
acostumbrar a ver matar las vacas y terminar el día con
11 El Internacional ya fue mostrado en la nota 3. En este caso un
Ford A pick up. Imagen tomada de
https://cs2.gtaall.com/screenshots/4dc09/2016-02/original/9e4dea59f98
62139d1c1a3044713acef3b1fd080/322273-GTA5-2016-02-25-12-33-
28-63.jpg
10
Era cierto que no le gustaba el maltrato de los
animalitos. Cuando eramos chicos había un gallinero y
cada vez que había que matar una gallina, le pegaba
fuerte con una cuchilla pero dando vuelta la cara para no
ver. De casualidad nunca se amputó un dedo. Por lo
general le erraba y le pegaba a cualquier cosa, le partía el
pico o la cabeza o la gallina salía corriendo. Un tiempo
nos acostumbramos nosotros pero parece que decidió que
no era buena idea. En general para que no intervengamos
Lucy la llamaba a Sofía. De modo muy práctico Sofía se
encargaba de pollos y gallinas.
Familia Rabatin el 30 de enero de 1965 en
Chascomús. Lucy, Jorge y Daniel
13. la ropa llena de sangre y bajando medias reses de hasta
120 kilos.
Durante todo ese año pasamos ahorrando lo mas que
podíamos ya que además del sueldo yo tenia asignada la
cantidad de dos kilos de carne y también las propinas
que me daban en las carniceras donde descargaba la
carne. Todo esto sirvió para saldar la deuda que
teníamos con el hospital por la operación de papá, en
realidad esa deuda la habíamos pagado antes porque
nos intimaron a saldar esa deuda y como no teníamos
con qué pagar y después de mucho buscar, el tío de
Lucy, Rómulo Massucco, nos prestó el dinero que le
devolvimos un año después y él ni siquiera nos quiso
cobrar ningún interés a pesar de la inflación que había
en esa época. Para fines del 60 ya habíamos arreglado el
motor y entonces sembramos zapallo y otras verduras
en la quinta. En los pocos ratos libres que yo tenía araba
y preparaba la tierra y después, Lucy, se dedicaba a
regar y carpir, a cuidar a Daniel, a lavar la gran cantidad
de ropa que yo usaba todos los días en mi trabajo.
Realmente trabajábamos como burros, pero era lo único
que podíamos y sabíamos hacer.
Para 1961 ya hablamos ahorrado unos pesos y
empezamos a ilusionarnos con la posibilidad de
construir nuestra propia casa. Entonces, lo primero que
compramos fueron las puertas y las ventanas con lo que
yo cobraba de sueldo y propinas. Además, todos los
días llevaba vacas de Etcheverry a Abasto arreándolas a
caballo y encima de eso nos había ido muy bien con lo
que habíamos sembrado en la quinta. Entonces
contratamos un albañil y empezamos a darle forma a
ese hermoso proyecto de nuestra casa propia. Pasamos
todo el año 62 construyendo y trabajando, pero antes de
fin de año, otra vez se cambiaron los planes. Yo me
quedé sin trabajo. Resultó que como mi patrón no tenía
mucha solvencia tenía que comprar la ascienda que iba
a matar en el remate de Etcheverry e ir retirando a
medida que pagaba, así que retiraba unos 10 animales
por día y entonces, después del remate que era todos los
martes, las vacas que compraba las llevaban a un campo
que estaba en 66 y 208. El me daba el dinero para pagar
el transporte y un día no pude conseguir camión,
entonces fui yo de a caballo y me quede con el dinero
del flete. Y como me resultaba lo seguí haciendo, hasta
que un día una vaca se me fue de vuelta cuando ya
estaba a mas de la mitad de camino y por no perderla la
lleve de nuevo para el campo. Pero a todo esto deje el
resto de la tropa y cuando volví no las encontré y por
consiguiente ese día no hubo matanza. Por suerte a la
mañana de el día siguiente encontré los animales. El
asunto es que cuando le explique a mi patrón lo del
traslado a caballo de la hacienda me dijo que yo lo
estaba estafando, porque yo trabajaba para él y que eso
lo tenía que haber hecho sin cobrar. La cosa es que yo
me tenía que levantar a las ll:30 de la noche para hacer
la matanza y después hacer el reparto en las carniceras y
volvía a casa a eso de las 2:30 de la tarde comía y salía
a llevar las vacas. Y Lucy se venía hasta Abasto con el
camión a buscarme a las 7 de la tarde y el caballo se
volvía solo. Y eso lo hacía de domingo a viernes
durante muchas semanas. El franco que tenía era desde
11
14. el sábado a la tarde cuando terminaba el reparto, hasta
el domingo a la tarde cuando tenía que ir a arrear las
vacas para el día siguiente. La cosa que, para
castigarme, me saco de la matanza, del reparto, no me
dio mas los dos kilos de carne y entonces, como encima
me costaba un montón cada vez que tenía que cobrar el
sueldo y era muy poco lo que me pagaba y también me
trataba mal, me fui. Después empecé, de nuevo a buscar
donde ocuparme, tomé algunos trabajos de albañilería y
hasta trabajé unos días de basurero en la empresa de
Venturino, pero tuve que dejar debido a que quedaba
muerto de cansado y además me dolían mucho los pies.
Encima de esto, el albañil se había enfermado y nos
plantó la obra, entonces yo que no tenía trabajo seguí
con lo que faltaba, que era el evoque fino y los pisos.
Por suerte, al poco tiempo, me vino a ver otro
abastecedor de carne y me ofreció trabajo como peón de
descarga. A principio del 62 y a pesar que todavía la
casa no estaba para habitar, faltaban los vidrios y los
pisos estaban con la lechada de cemento, es decir, sin
pulir lo cual lo hacia casi imposible de limpiar pero,
decidimos mudarnos porque para mí era mas fácil
cumplir con mi trabajo. No teníamos corriente y
sacábamos el agua con una bomba de mano (esa que
esta tirada por el fondo). Nuestra casa estaba compuesta
de un jardín que teníamos en el frente a 4 metros de la
línea de vereda, mirando de frente a la izquierda, estaba
el dormitorio que media 4 mt X 3.60 con cielorraso de
yeso y piso de parquet siempre por la izquierda estaba
el baño de 1.50 X 2.60 y un pasillo de 1.50 X 1.00 Mt y
siguiendo, otro dormitorio de 3.00 X 3.60 y una
despensa de 2.40 X 2.00. A la derecha un porche de
3.60 X 1.50, continuando, el comedor 6.00 X 3.60, la
cocina 3.60 X 2.50 y en el fondo una galería que media
2.00 X 5.50. En el limite con el club tenía un alambrado
que estaba caído y en el fondo, con la cancha, era el
único pedazo sano porque del lado de la 183 no había
nada. Trabajando siempre con la carne el patrón de
apellido Zaparart me entusiasmaba para que me
independizara y ya que, en nuestro barrio no había
carnicera, buscara yo la forma de instalarla, que el me
iba a ayudar en lo que necesitara. Nosotros habíamos
dejado un espacio a la derecha de la casa para entrada
de garage y entonces, decidimos construir un salón en
ese espacio. Yo fui levantando paredes y Lucy hacía el
pastón y me alcanzaba ladrillos. Un domingo de marzo
pusimos el techo que era de losa y el 4 de abril de 1963
abrimos la carnicera. Al principio cortaba la carne con
el serrucho de mano y la heladera la compré a crédito.
El permiso lo tramité como 2 años después. Por suerte
nos fue muy bien, en ese tiempo se estaba construyendo
12
Daniel subido al techo del Renault Dauphine
exhibiendo unos gatitos
Daniel y yo en las escalinatas del Museo de Ciencias
Naturales de La Plata
15. la fabrica y venían muchos obreros que trabajaban en la
construcción y también, se empezó a poblar el barrio. A
fines de ese año la gente me pedía que anexara una
verdulería, el camión todavía lo tenía pero no lo podía
poner en marcha debido al alto costo que significaba,
porque gastaba mucha nafta y era cara. Entonces opté
por ir en micro hasta el mercado, que en ese tiempo
estaba instalado en 3 y 48 y en una bolsa traía 3 kg de
cebolla, 10 de papa, algo de banana y alguna verdura y
así empezó el anexo.
Lucy que había hecho un curso de peluquera se
instaló, y trabajaba muy bien y a mediados del 65 nos
compramos el primer auto, un Renault Dapuhine12
modelo 55 que servía, especialmente, para traer la
verdura y de paso para pasear de vez en cuando. Para
ese tiempo ya habíamos vendido la quinta y con el
dinero que recibimos compré el serrucho eléctrico y
terminamos de pagar las deudas. Acomodamos la casa
para mediados de ese año, otra vez tuvimos la gran
noticia del embarazo de Lucy y empezamos el dulce
sueño del otro hijo. Daniel ya iba al colegio y estaba
hecho un hombrecito. Compartía todo lo que hacíamos,
no había nada de lo que se hacíamos en lo cual él no se
enterara. De todo había que explicarle el por qué.
Y empezó el año 1966 y ahí nomás el 27 de enero
nació nuestro segundo hijo Sergio. Nosotros
planificamos que fuera varón o nena no íbamos a tener
mas hijos entonces vivimos con toda intensidad este
nacimiento que trajo tanta alegría a nuestro hogar.
Cuando pasaron pocos meses, Sergio se enfermó. Lo
que en un principio parecía un simple resfrío se
convirtió en unos días en un cuadro de angina infectada
que le produjo un principio de mastoiditis. Lo atendía el
Doctor Lavalle que era especialistas en niños y cada vez
estaba peor hasta que un día, no pudo dormir por más
de 48 horas. Lo teníamos que tener en brazos
12 Imagen de un Renault Dauphine tomada de
http://servicingstopblog.co.uk/wp-content/uploads/2017/07/A-look-
back-at-the-Renault-Dauphine.jpg
permanentemente porque si lo acostábamos lloraba sin
parar, hasta que Sofía nos dijo que por qué no
cambiábamos de médico y así lo hicimos y fuimos a ver
a Camilletti que estaba emparentado con Sofía y que
tenía el consultorio en 520 y 137. Desde su consultorio
sin siquiera ver a Sergio nos dijo cual era el problema
pero teníamos que solicitar permiso del doctor Lavalle
para que lo tomara, por suerte lo conseguimos y,
Camilletti lo vio y lo mandó a internar. Cuando
estábamos preparando todo para internarlo y se lo
13
16. dijimos a Daniel. Se puso a llorar porque no quería que
internemos a Sergio. Por suerte Lucy pudo quedarse,
porque tuvieron que hacerle un tratamiento a base de
inyecciones, muy fuerte, y estuvieron en el hospital mas
de una semana. Para colmo, cuando salió, quedo muy
alterado debido a que todavía era muy chico y de haber
sufrido tanto.
A mediados de año, como el auto tenía sus
problemas, terminamos comprando nuestro primer 0
kilómetro un Renault 4L13
celeste. Para fin de año todo
marchaba bien, Sergio tenía sus anginas delicadas pero
superaba bien todas las
complicaciones, Daniel termi-
nó su primer grado en la
escuela 63 y ya lo habíamos
inscripto para que pasara a San
Cayetano ya que, el nivel de la
63 era muy bajo, y se aburría
por la lentitud del programa.
También tuvimos la alegría el
8 de diciembre de compartir
con Daniel su primer comu-
nión en la capillita que estaba
en el casco de una estancia en
la calle 161 y 41. A principio
del 67 pensamos con Lucy que
ya que se podía. Nos
tomaríamos unos días de
vacaciones ya que queríamos
rememorar aquellas de nuestra
luna de miel y así festeja-
ríamos el noveno aniversario
de casados paseando. Como
lugar elegimos el mar; San
Clemente, Mar de Ajo donde podíamos conseguir
alojamiento era justamente en carnaval y el 5 de febrero
a eso de las 4 de la mañana salimos. No quisimos parar
en la ruta 2 por temor a que había mucho tráfico y lo
hicimos en la ruta 11 por el Crotto. Donde ya terminaba
el asfalto, teníamos que ir a orinar y como de ese lado la
banquina tenía mucha pendiente, con Daniel cruzamos
la calle. Lucy se quedó cambiando a Sergio. De pronto
Daniel salió corriendo para decirle algo a Lucy y como
venía un auto le dije que se cuidara. Lo ví que paró,
esperó que pasara y se fijó a ambos lados. Después
cruzó, habló con la madre y volvió a toda carrera y allí
lo atropello un auto. Yo salí corriendo y no lo podía
creer, en medio del asfalto estaba tirado, quieto, Daniel.
13 Yo subido al capot del Renault 4L en la imagen de la
página anterior
Lo tome en brazos y fui hasta el mismo auto que lo
había atropellado y salimos hacia Dolores. Yo pensaba
que se salvaría, que íbamos a dar cualquier cosa para
que viviera, costara lo que costaba. Y allí en el trayecto
a Dolores, sentí su último suspiro. Había muerto mi
Daniel. Murió en mis brazos que no sirvieron para
protegerlo, para salvarlo. ¿Por qué, por qué, y por qué?
y mil veces ¿por qué? ¿Por qué semejante castigo para
Lucy y para mí, si lo único que habíamos hecho fue
querernos? Querer y trabajar ¿Y por qué Daniel?
Porque daba la sensación de que no debíamos estar bien
y sin problemas.
Cuando llegamos
al hospital no había
ningún médico y el
enfermero tampoco
sabía nada. Solo me
dijo que no había nada
más que hacer. Lucy
se había quedado al
lado del auto, y un ma-
trimonio con chicos,
que también viajaba a
la costa pararon y el
hombre se ofreció para
llevarla hasta Dolores.
Allí tuvo la noticia.
Parecía algo de otro
mundo, un sueño, una
pesadilla. Lo único
que nos quedaba para
seguir viviendo era
Sergio. Menos mal que
él estaba allí. Sin él no
se lo que habríamos hecho. Este mismo hombre nos
ofreció manejar el auto para traernos hasta casa.
Esperamos a la ambulancia que traía a Daniel y juntos
volvimos a casa a eso de las 5 de la tarde del domingo 5
de febrero de 196714
. Y el aniversario de nuestro
casamiento estuvimos velando a Daniel (en casa) sin
saber como podía ser sin entender por qué. El hombre
que nos trajo así como apareció desapareció. Nunca
supimos quién era ni cómo se llamaba. Y el que
manejaba el auto que atropelló a Daniel tampoco
supimos quién era ni cómo se llamaba. Tampoco nunca
nos interesó. Después se fueron sucediendo los días más
amargos de nuestras vidas y el tiempo fue curando las
heridas. De Daniel nos quedo su sonrisa de ángel, el
recuerdo hermoso de sus 7 años, los años de las
14 Escribió 1966
14
17. necesidades, de angustia por no saber como
sobreviviéramos, esa pregunta que siempre nos hacia
cuando algo le gustaba y no sabía si se lo podíamos
comprar. Siempre antes de ilusionarse con juguetes
principalmente, decía si era caro y como la mayoría de
las veces no se lo podíamos comprar se resignaba sin
protestar, sus cuadernos, sus ropas, su traje de primera
comunión, sus fotos, un mechón de pelo, bolitas, un
globo desinflado de un paseo por el zoologico, algunos
juguetes, y un montón de cositas que guardamos como
si fueran un tesoro. Y la sensación que desde algún
lugar nos está mirando y que algún día lo vamos a
encontrar. Y la tristeza y la culpa de no haberlo cuidado
más en ese momento. Después de toda esa etapa de
amarguras la noticia del embarazo de Lucy. Teníamos
que sobreponernos de esto ya que de lo contra-rio, este
nuevo hijo nuestro sufriría las consecuencias y con el
inicio del año 68, el 9 de enero nació Gabriel. Todo
morochito, lleno de pelos, regordete, y seguimos
curando y el tiempo iba pasando, y yo iba sintiendo la
sensación de que Daniel se nos iba alejando cada vez
más, pero ya no había mas tiempo ni para sufrir, los
chicos y el trabajo nos absorbía todo el tiempo. El
negocio andaba muy bien y Lucy había dejado la
peluquería ya que habíamos anexado la verdulería y
venta de, forrajes y se trabajaba mucho, el anexo
ocupaba un espacio al lado de la carnicera donde estaba
15
Recuerdo muy bien el velorio de la abuela, las velas, el
ataud, todo. Fue la primera vez que me asusté de ver
llorando a mi papá. Nunca lo había visto así. Se puso
contra un rincón en el pasillo de la casa, como si
estuviera en penitencia y ahí lloró y lloró y lloró. Le
preguntamos a Lucy por qué lloraba y nos sacó de ahí.
Después nos levantaron para darle un beso al cadáver y
esa es la última vez que vi a la abuela. Lamentablemente
lo único que me acuerdo de la abuela es que traía
caramelos. Después de su muerte, cuando los días eran
lindos, salía al patio porque desde ahí se veía venir a la
abuela para ver si venía. Tenía la excusa de estar muerta
por eso no vino nunca más.
Familia Rabatin en 1969. Seguramente antes de abril ya que
no está Adrián. En la imagen de abajo, de izquierda a derecha
parados Koki, Juan, Lucy Otonelo con Gabriel a upa, Jorge,
Ángela Magnone y Andrés. Sentados Beby, yo, Catalina
Kalista y Norma.
En la derecha la abuela y Jorge con esposa e hijos.
18. el porche y se prolongaba asta la línea de vereda. Casi a
fines de año otra vez la alegría de otro embarazo y con
la venida del 69 el 12 de abril nació Adrián un angelito
rubio y blanco que ni se sentía de lo mas bueno.
Mi mamá, después de la venta de la quinta, se mudó
con Juan que seguía soltero a Berisso y se vendió la
mitad de esa casa donde había funcionado la escuela y
estaba desocupada. Juan que había hecho un curso de
aprendizaje para reparar artefactos electrónicos puso un
taller en Berisso, pero no le iba muy bien. Quería volver
para Olmos. Mamá, que tenia algún dinero ya que cobro
la mitad de las ventas de la quinta y de la casa de
Berisso, se puso a ver qué lote compraba cerca de
nosotros y casi llegó a un acuerdo con el viejo Colaneri,
es decir, por el lote contiguo al nuestro. Pero al final no
se pusieron de acuerdo y terminó comprando un lote en
la 44 y 182 y allí Juan empezó a edificar su casa y yo le
ayudaba. Esto tenía que ser en el año 66. A principio
del 69 mamá se enfermó le tomo un cáncer de estomago
igual que a papá. La operaron y salió muy bien de la
operación pero, unos meses después y debido a el alto
porcentaje de colesterol que tenía, terminó por
descompensarse tanto que un día, perdió su capacidad
de locomoción y quedó postrada. Que dolor verla que
estaba bien pero no podía caminar. Porque su cerebro
no funcionaba para ordenar sus movimientos. Al final,
el 31 de agosto del 69 Dios se la llevó. La velamos en
casa y viéndola con esa expresión serena, como si
estuviera dormida, recordaba todo lo que había sufrido
con sus varices por mas de 20 años sin poder cicatrizar,
las úlceras que tenía en sus piernas. Pasaron por mi
mente todas las necesidades que vivimos y que ella
aceptó siempre con resignación, todas las tristezas y
todas las alegrías que viví al lado de ella. Sé que se fue
con esa ilusión de llegar a su vejez acompañada y
rodeada de sus hijos y nietos, que era lo único que tenia
sobre la tierra y ahora sí que me había quedado
huérfano. Y otra vez había que sobreponerse porque allí
estaban Lucy, Sergio, Gabriel, y Adrián y Daniel que de
alguna manera también estaba presente, principalmente
en esos momentos donde tanto consuelo se necesita, y
con ellos sí que valía la pena vivir. No recuerdo muy
bien pero entre el 68 y 69 compramos 3 hectáreas de
tierra en la calle 38 entre 185 y 191 con algo de plata
que teníamos ahorrada y un crédito que sacamos en el
Banco Cooperativo. Después colocamos una bomba
para sacar agua, y un tractor, para lo cual tuvimos que
pedir otro crédito y me costo por que ya estaba
amortizando 2 que había sacado anteriormente y según
el banco la justificación de ingresos no era suficiente.
Entonces el tío Luis, hermano de Felipe, lo saco él a
nombre de él. Y gracias a su gesto pudimos seguir
adelante con el proyecto. También compramos un
caballo, que lo bautizamos Refusilo por lo tranquilo que
era y en el que Sergio anduvo muchas veces. Después le
compramos a Pocho Bozzi una casilla prefabricada y
pusimos un medianero. Unos Bolivianos que no
anduvieron bien y se fueron a principios del 70 dejando
la plantación que, entonces, tuvimos que hacernos cargo
de continuar. Por suerte pudimos seguir con mucho
esfuerzo ya que, prácticamente, el único tiempo
desocupado que teníamos era desde la 1 a las 5 de la
tarde y los domingos. Yo me levantaba a las 3 de la
mañana, recibía la carne y tenia que ir al mercado.
Cuando volvía a eso de las 6 Lucy se levantaba y tenía
que acomodar toda las verduras y frutas para la venta,
mientras yo despostaba las medias reses. Nos fue muy
bien, tanto en el negocio como en quinta en esa
cosecha, así que pudimos pagar todos los créditos y
cuando terminé, le llevé toda la documentación al tío
Luis para que no tuviera dudas, y realmente, le voy a
estar agradecido de por vida por la confianza que nos
tuvo. Para el 71 había sembrado casi toda la quinta de
zapallos y resultó que salió una cosecha bárbara. En esa
16
Tractor que menciona en el relato. Foto de 1973. Walter Otonelo
posando como conductor. Se puede observar un asiento sobre el
guardabarro. En ese asiento Jorge nos sentaba para arar. El
tractor saltaba, patinaba y nosotros sentados ahí arriba. Hoy
hay que ir atado a un cinturón de seguridad para estacionar el
auto en la vereda porque es“peligroso”.
Refusilo y yo
19. época la Crush15
usaba el zapallo para el colorante de
esa bebida y como en otros lugares había fracasado la
cosecha, lo vendimos a muy buen precio y pudimos
comprar una camioneta 0 kilómetro Peugeot 40316
para
el mes de julio o agosto. Para mediados de año, sufrí un
ataque de reuma y estuve internado unos días, porque
era reuma infec-
cioso y a partir
de entonces em-
pecé a tratarme
ya que podía ser
muy malo que
esa infección
avanzara. En
esos años, entre
el año 69 al 73
Jorge manejaba
un auto en las
carreras de cafe-
teras de Estancia
Chica y otros
circuitos. El dos
de enero del 72
corría en Monte,
entonces
aprovechamos y
nos fuimos a pasar el fin de año a Tandil. Y realmente
nos fuimos con mucho miedo ya que, después de lo de
Daniel, era la primera vez que salíamos. Por suerte nos
fue muy bien y el 2 que era domingo y ya de regreso
fuimos a ver la carrera. Para el mes de abril, me
vinieron a ver para que integrara una lista para la
renovación de la comisión del Club ya que estaba
prácticamente abandonado y en mayo, en la renovación,
me eligieron como presidente en ese tiempo. Domingo
por medio, íbamos a Estancia Chica a ver las carreras
de cafetera donde corría Jorge. Todavía se podía salir y
15 La escribió como “Cruch”
16 Peugeot T4B como la de la imagen aunque sin la botella arriba.
Tomado de http://images.evisos.com.ar/2009/05/18/impecable-
peugeot-t4b_4181a53cd_3.jpg
17
Imagenes de Estancia Chica. Arriba, con pista de tierra
en medio de una curva. Abajo mirando contra el
alambrado. De izquierda a derecha yo, Gabriel con una
pelota, Jorge, Adrían y el tío de Lucy Luis Otonelo.
Parada Sofía y alguien que no alcanzo a reconocer, tal
vez Juan Carlos Sabatini. A la izquierda Jorge Otonelo en
su cafetera
20. dejar la casa sola ya que no había robos. Seguimos
trabajando muy bien con el negocio y en enero del 74,
aprovechando que teníamos la camioneta casi 0
kilómetro, salimos de vacaciones para Córdoba. Fue un
viaje fantástico. Los chicos crecían; Sergio ya tenia 7
años, Gabriel 5 y Adrián 4. En el 74 y debido al
problema de mi reuma y el mucho trabajo que había en
el negocio ya no se trabajo más la quinta, y entonces,
decidimos vender el tractor y comprarnos un auto así
18
En la página anterior fotos de 1971. En esta, las tres de
arriba de 1972. El gato es Amarillo. Le decíamos el gato
amarillo.
Los viernes nunca eran tranquilos en casa. Por lo
general venía Jorge Otonelo con toda la familia y
charlaban todos a los gritos y jugaban al truco o a lo que
sea. Muchas otras veces venía Susana Otonelo, también
con toda la familia, a veces Elsa Diconza y familia a veces
Sofía y Felipe. Muchas Juan que siempre estaba cerca y
también Andrés. La casa era un bullicio cuando
empezaba el fin de semana.
Jorge tenía una gran capacidad de trabajo y quería
pasarla con todo el mundo ahí con él. Para eso no
ahorraba. Para dar una anécdota de estas dos
características. Un feriado de verano cualquiera, por algún
motivo no habíamos organizado nada. A él se le antojó
que eso no podía ser. No había teléfonos así que tenía que
ir a avisarle a Andrés, o a Norma o a Koki, a alguien que
viniera. Yo no quería así que fue él. Pero mientras tanto
también compró bebidas y dejó el fuego para hacer asado.
Además llegó a la casa con bolsas de cal y con la pala hizo
mezcla de concreto y cascote para hacer un contrapiso,
porque quería convertir un patio de tierra que tenía en un
patio con baldosas. Así que aprovecho, mientras se hacía
el asado daba vuelta el pastón, emparejaba la tierra,
nivelaba el contrapiso y así debe haber hecho unos 16
metros cuadrados de contrapiso. Una grosería para uno
solo sin ayuda en tan poco tiempo. Cuando llegaron
todos, estaba blanco de punta a punta de cal, que lo
esperen porque se bañó muy rápido y festejamos ya ni me
acuerdo qué.
Las fotos que acompañan son de 1973, del mismo día.
En la de abajo; de izquierda a derecha están Juan Vilanova
y Elsa Diconza, Susana Otonelo parada detrás de Juan
Carlos Ponce que se tapa la cara, después Jorge Otonelo,
mi papá y Felipe Otonelo. En la de arriba entra Sofía entre
Elsa y susana y sale Jorge y aparecen Noemí Fitipaldi y
Lucy Otonelo.
21. Lucy podía llevar al colegio a los chicos. Compramos
un Peugeot 504 celeste del mismo color de la
camioneta. En enero del 74 nos fuimos de vacaciones a
Mendoza y en Enero del 75, ya con la buena noticia del
embarazo de Lucy, nos fuimos de vacaciones al sur:
Zapala, Copahue y Bariloche. El 12 de Agosto nació
nuestro último hijo, Matías, que para nosotros era como
medio hijo y medio nieto. Fue un gran compañero, y
nos mimaba y lo mimábamos porque los hermanos ya
eran grandes y nosotros ya estábamos medios chochos.
Un día, cuando tenia 4 o 5 años, le dije que cuando él
fuera un hombre, el tiempo que iba a pasar nos iba a
poner viejitos, y se puso a llorar porque si nos poníamos
viejos nos íbamos a morir. En diciembre del 75 Jorge17
consiguió que le prestaran una casa en Santa Teresita y
nos invitó a que fuéramos a pasar el fin de año con
ellos. Iba a ser la primera vez que iríamos a la
costa después del accidente de Daniel. Nos
fuimos por la ruta 36 que todavía no estaba
asfaltada y se nos rompió el auto antes de
llegar al puente de hierro, pasando Cerro de la
Gloria. Tuve que ir a dedo a Dolores, a buscar
una grúa, y nos llevaron a remolque. Después
lo llevamos a un taller y encontramos que se
había roto el diferencial y que en ese tiempo
en Santa no se conseguía el repuesto. Así que
el 2 de enero, y en vista que no podíamos
arreglar el auto, nos tuvimos que venir en
micro. Fue tan doloroso y tan frustrante lo que
17 Se refiere a Jorge Otonelo
19
Arriba una imagen de 1974 en Mendoza. Los colores son
porque la diapositiva estaba en mal estado. Para recuperarla
hubo que acentuar los colores y el contraste.
A la izquierda fotos de 1975. El 504 celeste 1.6 maravilloso
auto para aprender a manejar. No lo mejoró ninguno de los
que tuvo después. Abajo en algún lugar del sur,
posiblemente Copahe; somos Gabriel, Jorge Adrián y yo.
Abajo de esa también nosotros cuatro en algún río de
Neuquén. Posiblemente el arroyo Covunco.
En unas vacaciones que habíamos ido a Córdoba, Jorge
volvió llorando mientras escuchaba el festival de Cosquín
por la radio. Se lo había perdido. Ibamos a ir otra vez, nada
más que para ir a ese festival.
Ruta 11 en 1979
22. nos pasó que Lucy y yo lloramos de la angustia. Parecía
que ese camino estuviera maldito. Para fines de ese año
otra vez me atacó fuerte el reuma y entonces
empezamos a barajar alternativas en cuando a nuestro
futuro, ya que, cada vez me costaba más mantenerme en
la carnicera y el doctor me había recomendado cambiar
de trabajo. Así fue que de a poco, fuimos elaborando la
idea de cambiar y, de acuerdo a los negocios que
estaban instalados por la zona, nos decidimos por poner
un bazar y artículos del hogar. Entonces decidimos
vender la quinta y la camioneta y con algo que teníamos
ahorrado podíamos instalarnos, cerramos la verdulería
y, en el pedazo de patio que nos quedaba en el frente, y
un pedazo del dormitorio techamos, y en ese espacio,
pusimos el salón de ventas. El 26 de mayo de 1977
abrimos el negocio. Nos costó mucho al principio
porque el sistema que utilizaban las fabricas no permitía
la venta si previamente no se abría cuenta-corriente y
eso costaba mucha plata y tiempo. El dinero que
alcanzamos a reunir, se nos esfumó rápidamente y ni
siquiera pudimos llenar los espacios como para
presentar una oferta aceptable. Así que empezamos a
tomar créditos de algunas empresas, como Ranser, que
el corredor era Castoldi, Fribe, corredor Lofeudo y dos
mayoristas de La Plata Gallero de calle 54 entre 4 y 5 y
otro de la calle 57 donde el corredor era Héctor Sachi, y
también Drean, corredor Barilli. A principios del 78, y
como ese año se jugaba el mundial en Argentina, nos
decían que compráramos televisores porque iba a ver
una gran demanda y si esperábamos, no íbamos a tener
para vender. Nos remetimos comprando a partir de
enero y en febrero ya estaban cobrando los primeros
cheques y se fueron sucediendo, y no se venda un
televisor. En abril llegamos al colmo de que ya, el
banco, no nos pagaba más en descubierto y no teníamos
dónde conseguir dinero. Con Lucy, más de una noche se
nos caían las lágrimas de la angustia que sufríamos de
ver que, a pesar de tanto esfuerzo y tantas necesidades
que sufrimos, no podíamos salir de los aprietos. Para
sobrellevar los problemas financieros, terminamos por
pedir ayuda, así que sacamos créditos a nombre de
Víctor, Juan y Jorge, hasta que empezó el campeonato
mundial y se vendieron los televisores y el negocio
empezó a progresar. Y salimos del aprieto por Gracia de
Dios. En el verano del 80 pasamos las vacaciones en
Córdoba. En el ochenta y uno paseando por el centro,
fuimos a Galia a averiguar, porque aparecieron las
20
Ese negocio fue el gran cambio para todos. No tenía
que ver con nada de lo que había hecho pero así y todo
saltó para adelante. En 1976, además, empezó la
dictadura y no por eso se echó atrás.
Para empezar habían comprado creo que seis cocinas.
Algún anafe, dos cajas llenas de elementos de bazar. Tal
vez alguna licuadora, unos termos. No mucho más.
Entraba todo en un depósito que improvisaron que
después iba a ser mi habitación. Y el negocio no tenía
más de 5 metros de frente. Para ampliarlo un poquito
más, sacrificaron la habitación de ellos, después el
comedor magnífico que teníamos también. Para eso
convirtieron la galería en comedor. Lo demás iba a seguir
igual por algún tiempo. Pero siendo cosas de Jorge, no
por mucho tiempo. Del 24 de marzo del 76 me acuerdo que salimos a andar
en bici. Los tres. Yo quería ir a ver si podíamos pescar
algo en el puente que todavía existe en 185 llegando a 32.
Habían hecho un pozo al lado del camino que siempre
tenía agua. Hoy está exactamente igual que en ese
momento. No pescamos nada. Toda la tarde paveando. Yo
tenía 10, Gabriel 8 y Adrián estaba a cumplir 7. Cuando
volvimos me acordé que Lucy me había hecho prometerle
que no me iba a ir lejos y que iba a volver temprano.
Cumplí con lo de lejos. Pero me olvidé de lo otro.
“¿Cómo? ¿no viste los tanques? ¿los aviones?” por poco y
no dijo que no escuchamos el bombardeo. Después habló
con Jorge y se quedaron tranquilos. “Cambió el gobierno”
fue la explicación “Hubo un golpe de estado”. Bien por
ellos que pensaban que entendían lo que pasaba.
Los días que siguieron fueron muy serios. Silenciosos y
apegados a las noticias. Ibamos a la escuela en el micro
508. Nos paraba el ejército, hacía bajar a todo el mundo y
nos palpaba de armas. También revisaban los bolsos.
Después me palpaban de armas nada más que a mi. Se ve
que los chicos menores de 10 años no lucían peligrosos
pero los de 10 sí. Cuando me preguntaron en casa les
conté. Entonces ya no viajamos más en transporte
público. Nos empezó a llevar Lucy a la escuela. Más
adelante el micrito de Néstor.
Por algún motivo, Lucy sigue pensando que eran
tiempos seguros. No creo que sea muy seguro que a unos
chicos que van a la escuela los estén apuntando con un
arma del calibre de una lata de arvejas. Posiblemente
hubiera menos robos.
23. primeras rurales Peugeot con tres filas de asientos, pero
como eran muy caras no la podíamos comprar. Nos
tomaron la dirección y, por septiembre, vino un
corredor para ver si queríamos aprovechar una rural
azul con seismil kilómetros que estaba en muy buen
precio y, cerrando los ojos nos metimos y la
compramos. Para eso tuvimos que sacar otro crédito.
Esa compra la hicimos el 16 de septiembre de 1981.
En cuando al club, después de asumir la presidencia
21
Fotos que van del 80 al 82.
A la izquierda arriba, Córdoba. Yo lo tenía registrado
como 1981, pero puede ser error mío. Están Jorge, Gabriel,
Matías y Adrián. Izquierda abajo, del mismo viaje,
sorprendido a la mañana.
De la derecha, arriba, cumpleaños mío de 1982. Jorge me
dijo que ya era grande, que no iba a organizar nada. Así que
llamé, fui a ver a Andrés y a Juan, compré comida y bebida
e invité a todos. En la foto están Jorgelina Otonelo a upa de
su papá Jorge Otonelo, Juan, Jorge y Koki. De espaldas yo
con la muñeca vendada.
La de abajo los últimos momentos del Peugeot 504 en la
puerta de casa. La avenida 44 cuando todavía era una pista
angosta. Ese año la iban a ampliar.
24. empezamos a levantar todo, ya que los anteriores
dejaron deudas de todo tipo. Desde Sadaic, siguiendo
con el hospital Italiano, porque el mellizo Carozo
Arriaga estuvo internado como dos meses en un
departamento de primera, porque se habla quebrado
jugando al fútbol y no se había pagado nada. Apenas
renovada la comisión nos intimaron. Así que después de
llegar a un arreglo, tuvimos que pagar nosotros. Las
canchas de fútbol estaban abandonadas y tenia pastos
de más de un metro de altura y la pista de baile estaba
toda rota y tuvimos que hacer todo el piso de nuevo.
También, con Gino Biggi, nos pusimos a construir el
edificio del buffet. Al año siguiente organizamos un
torneo de papi-fútbol para lo cual rellenamos el terreno
que esta lindando con casa e instalamos las torres de
iluminación y también, en junio o julio del 72,
empezamos a tramitar la reiniciación de los bailes y,
para diciembre, empezamos con los bailes y
organizamos otro torneo de fútbol. Teníamos un éxito
bárbaro en los bailes y en el torneo ya que inscribimos
106 equipos y como se jugaba con doble eliminación
empezó el 9/12/72 y termino a fines de abril del 73. En
el 74 construimos la otra parte de buffet para bailes al
lado del salón del lado de la calle 184 en el 75 nos
afiliamos a la Liga Amatheur platense y seguimos con
los torneos de verano hasta el 76 y en el 78 dejé la
presidencia del club para seguir dos años como
Tesorero y uno como Secretario y otro como Revisor de
Cuentas hasta junio del ochenta y dos que me retiré.
Después vendimos el 504 y compramos la Pikup. En
el verano del 82 fuimos a veranear al sur por la ruta 3
hasta Trelew y después a Esquel, San Martín de los
Andes Zapala y pasamos por Covunco, donde yo hice la
colimba. Recorrimos el cuartel y estaba todo igual que
cuando me fui en el año 51. También fuimos a ver el
único árbol que esta en pie petrificado18
, allí cerca de
Zapala y, festejamos el cumpleaños de Sergio en la casa
de una prima de Sofía, en Cutralcó. El verano del 82 lo
pasamos en Córdoba. En abril de ese año yo fui al
18 Es la imagen de la columna de la izquierda.
22
25. Cursillo y Lucy un mes después. Para el 10 de agosto
del ochenta y tres compramos la casilla y en el verano
del ochenta y cuatro hicimos el ultimo veraneo de toda
la familia. Un raid hermoso ya que llegamos hasta
Usuahia cruzando en balsa el estrecho y cuando
llegamos estaba nevando. Visitamos tantos lugares
fantásticos como el bosque petrificado, Calafate y el
ventisquero, Rio Gallegos, y festejamos el cumpleaños
de Gabriel en puerto Madryn a la ida y el de Sergio en
el mismo lugar a la vuelta. En Mayo del 84 compramos
los lotes de 44 y 189. Por ese tiempo compramos el Fiat
600. En el ochenta y cuatro empezamos con la
construcción de la losa y en el 85 con la casa, que la
terminamos para el 86. Ese año compramos el lote de la
playa en 6 y 6619
. En el verano del 88 nos anotamos en
un autoplan para un diesel y en abril empezamos la
construcción de la casita de la playa. Para mayo, y con
la renovación de autoridades en el Club, me plantearon
19 Ese lote lo compró como parte de un pago de una heladera. La
dueña le debía dinero, entonces estaba necesitando otras cosas
para la casa, tasado el lote, se llevó lo que necesitaba, saldó la
deuda e ignoro que más incluía el trato, pero Jorge consiguió un
lote en la costa. Muchas veces habíamos ido a la costa,
especialmente a Santa Teresita y se hacía cada vez más caro.
Esta era una buena opción aunque, un poco lejos de la playa, a
seis cuadras. En el número de la bestia, a pasos de la esquina de
6 y 66.
23
En la página anterior fotos de febrero de 1983. Bodas
de Plata. Cuando cumplieron los 25 años de casados
hicieron una reunión familiar en casa. Estaban los
familiares, los tíos, los hermanos, todos los más
posibles. Si bien en muchas de estas fechas se gastaba
mucho esa fiesta fue más bien de ahorrar. La de arriba.
Foto del brindis, la de abajo, todos los hermanos vivos
en esa fecha. Parados, de izquierda a derecha; Gabriel,
Sergio y Adrián. Sentados, Lucy, Matías y Jorge.
En esta página a la izquierda, una carpa sostenida
por Jorge. Regularmente, por lo menos una vez al año
íbamos al río Samborombón, en un cruce que está
cerca de Ferrari, lo conoció Jorge cuando iba con el
camión guerrero a comprar abono de gallina a los
criaderos de Oliden. Ahí tratábamos de pescar el pez
más preciado que es la lisa. Cuando no se podía,
tarariras, pero tienen muchas espinas. En las fechas de
1982 en adelante, el río fue invadido e infestado por
carpas que es un pez exótico. Algunas inmensas como
ésta. En la foto de la carpa, además de Jorge están
Matías tocándole la cola y Adrián. Las puertas de la
derecha son; la primera la habitación de Gabriel y la
segunda la mía.
En 1979, Jorge pensó que era bueno que yo no
siguiera durmiendo con mis hermanos chiquitos.
Posiblemente por la experiencia de su vida. Había en
casa un depósito bastante venido a bajo y me propuso
arreglarlo para hacer mi habitación. Tenía puerta y
ventana, había que cambiar la puerta por una que
cerrara o más bien que abriera. La agarramos a patadas
y mejoró bastante. Él se puso a hacer un bastidor y
atornilló unas placas de telgopor a modo de cielorraso.
En el piso puso una cosa que se llama flexiplast. Son
placas de PVC flexibles con un estamp-ado que se
adaptan a las irregularidades del piso pegadas con
brea. Hoy todo prohibido porque es incendiable. Una
cama, un ropero chiquito, una mesa y un mueble roto a
modo de biblioteca/escritorio. Ya está. El palacio de la
privacidad estaba terminado. Obvio sin baño ni galería,
puerta directamente afuera. Dos años después le tocó a
Gabriel. El lugar que quedaba era más chico pero a
Gabriel no le importaba. Después no hubo lugar para
Adrián y se tuvo que quedar más tiempo con Matías
compartiendo habitación. Pero Jorge tenía la solución.
Ampliar la casa para arriba.
Arriba, la costa, 1983. La rural Peugeot y la casa rodante. Mar
de Ajó al fondo por la playa. 1984. Abajo Tierra del Fuego.
26. la probabilidad de que el club se quedaba acéfalo,
porque había mucha bronca en la comisión que estaba y
no había socios y que yo era el único que podía poner
orden. Para colmo, los que vinieron a hacerme el
ofrecimiento fueron Marsico y Carreras20
, yo no quería
20 Carlos o Carlitos Mársico y Mario Carreras, después iban a
conspirar contra él. El club tenía muchísimas deudas por un
manejo poco apto del mismo y Jorge las fue levantando.
Después, con la cosa saneada todos querían volver. La verdad
es que los bailes recaudaban mucho dinero y todos querían esa
caja porque se podían hacer muchísimas cosas. La relación
terminó mal. El club endeudado otra vez y los bailes
fracasados. Además, el juicio de un futbolista al que le
amputaron el pie durante un partido de la liga que amenaza
embargo permanentemente no permitió a Unidos de Olmos
levantar cabeza hasta ahora. Después iba a ser todo historia.
aceptar pero después evaluamos con Lucy y los chicos,
que seria mejor aceptar porque de lo contrario vaya a
24
27. saber que iba a pasar. Empezó otro período de
reconstrucción. En Octubre salimos sorteados en el plan
del Duna blanco, y ese mismo mes nos lo entregaron. El
19 de Noviembre inauguramos la casita de la playa, así
que el veraneo del 89 lo pasamos en la costa. Para este
tiempo todo andaba bastante mal ya que, se había
producido la crisis del gobierno de Alfonsín y si bien no
teníamos grandes problemas de plata, si lo teníamos en
cuanto a la perdida de stock y de carpeta de crédito. En
el 91 cambió bastante la cosa, compramos el Jote de la
66 y costanera y para enero del 92 dimos la seña para la
compra del duna rojo, que costaba 14.000 y la seña era
la mitad. Para julio nos lo entregaron. El 6 de
noviembre salimos con Lucy para nuestro viaje por
Europa. Visitamos Alemania, Jerusalén, Italia y
terminamos con una audiencia con el papá en el
Vaticano. En el 93 vendimos, a Koki, la camioneta y
compramos la Peugeot 90. Para el verano del 93 Rebord
y Colaneri pusieron en venta el corralón y como
nosotros siempre tuvimos la necesidad de espacio y se
estaba trabajando muy bien yo estimé que podíamos
comprar y lo señé. Después surgieron un montón de
problemas; la venta de acuerdo a un principio se
estipulo en $180,000 tenia una hipoteca de $70,000 y
una deuda en el banco Cooperativo de $60,000 más
intereses que ascendían a unos $30,000 y ademas yo les
entregaba los lotes de 189 que los habíamos valuado en
$ 30,000. En el Cooperativo me daban el créditos por
los $150, 000 con plazo de 5 años y una cuota de $
5,000 por mes y en ese tiempo nosotros estábamos
facturando unos $40,000 por mes lo cual hacia factible
la operación. Pero fue pasando el tiempo y el tramite
del crédito estaba estancado ya que los lotes del
corralón estaban gravados por deudas de todo...[tipo]
25
Al lado de esta nota. 1986. Cumpleaños 18 de Gabriel en
casa. Otro cumpleaños de ahorrar con pocos recursos, casa a
medio hacer y vida bien precaria. Atrás, un amigo de Jorge,
Marangoni.
En la página anterior fotos del gran viaje. A la izquierda
arriba, con Gabriel en Punta Tombo. A la izquierda abajo en
el bosque petrificado de Jaramillo. Hoy no te dejan ni mirar
fuerte, mucho menos trepar a los fósiles. A la derecha, arriba,
el 13 de enero cuando cruzábamos por el paso Garibaldi
yendo para Ushuaia, arriba había nevado el día anterior. Con
Adrián entre la nieve. Toda la ruta era de ripio. A la izquierda
abajo, mi cumpleaños 18 a la vuelta. Salí hasta una farmacia
y me compré un chupete rosa. Se dieron cuenta cuando me
vieron con eso colgado del cuello. Entonces Jorge compró
unas masas o algo así, para comer. ¡Feliz cumpleaños!
Abajo foto de 1995 en Mar del Tuyú.
28. asta acá quedó escrito así por eso me tomé la
licencia de finalizarlo con esa palabra en corchetes.
Parece como que faltara un renglón o una hoja. Si es
1997 debería estar terminando ahí. Al final sí compró
esos lotes lindantes que explica. Yo no haría la cuenta
que hace él porque si esos números fueran ciertos,
hubiera pagado sin la necesitad de un crédito. En el
banco también les pareció factible la operación así que
le dieron para adelante. El tema es que se hizo recién
cerca de 2000 cuando papá pisaba ya los 70 años. El
banco estuvo viviendo de Jorge por muchísimo tiempo
y después, de un día para el otro le quisieron cortar la
cuenta y el descubierto. Pero se llevaba la parte del león
y era el único protagonista que ganaba de este negocio.
Muchas veces hice la cuenta para que cortara el
descubierto pero no había caso. Quería sostener una
sucursal del negocio en 137 y 44 que era un agujero
negro y que al final cerró. Hasta hacía reuniones
familiares como si fuéramos accionistas. Lo último que
deseaba de mi vida era convertirme en accionista de un
negocio que manejara mi papá. Los lotes lindantes
siguieron un derrotero bastante triste. Fueron a juicio,
los remataron y el que los compró se los vendió a Jorge.
También gestionó el crédito que tenía condiciones muy
razonables, pero, el costo estaba aumentado porque
había cláusulas para tomadores de créditos con más de
70 años. Tenía que tomar un seguro de vida y todo
riesgo. Un día, mirando las cuentas, le comentó a
Matías “a mí me conviene morirme” porque el seguro
tenía como condición cubrir al acreedor y no al
asegurado. Sería, entonces, el destino de su
conveniencia económica lo que lo llevara hasta el final
de su vida. Yo creo que no. Fue pura casualidad. Pero,
tanto esa compra, como la muerte, como la decisión de
abrir una sucursal en ese lugar y con esas condiciones,
no fueron más que el resultado y consecuencia de su
aterosclerosis. Lo que sucedió es que en un hombre que
tomaba la vida como se leyó antes, no se notaba la
diferencia.
Faltaron anécdotas y comentarios de todos los tipos
y colores. Yo sólo quería agregar las que me acordaba,
las que por mi forma de ser me parecían importantes o
ilustrativas. No son muchas porque lo importante ya lo
escribió él pero no quería que quedaran afuera.
Unidos de Olmos, o a secas, el club, fue muy
importante. Por dos períodos de su vida protagonizó
como presidente y por su temperamento, podía tomar
decisiones que enfrentaban a las personas sin que le
26
Foto de 1939. Jorge es el primero de la izquierda que está sentado adelante. La foto tiene una mancha roja que le da
justo en el guardapolvos
29. generara angustia. Cuando yo era chico, en los
tempranos ‘70, recuerdo una noche que se reunieron en
la verdulería con una máquina de escribir porque tenían
que hacer una nota pidiendo algo. No sé qué. Pero Jorge
esa noche, por lo menos se fumó dos atados de
cigarrillos. Era increíble cómo se fumaba antes incluso
en los lugares cerrados donde se lograba contaminar
todo lo respirable. Con los diarios abiertos trataban de
encontrar cómo se escribía una palabra o cómo se
escribía un sinónimo. No había diccionarios. El primero
que entró a casa era un diccionario escolar mío. Me
acuerdo que busqué inmediatamente “boludo” y “culo”.
No estaban. Así que desde mi punto de vista era
bastante inútil. De esa época se acordaba que las
canchas eran un pastizal y que las convirtieron
nuevamente en canchas. Se acordaba de la altura de los
cardos y las anécdotas con Gino Biggi que jugaban al
truco y siempre les ganaba. Que cuando decía “a punto
quiero” estaban todos perdidos. Gino era el padre de
Nelly o la Nelly a secas. Vivió siempre al lado de la
cancha y todos los de esta generación la conocimos.
Como su padre, hincha y acompañante eterna del club.
Durante ese período de Onganía, La Plata tenía una
suerte de escuela de dirigentes. Hacían reuniones
periódicas donde adoctrinaban a los directivos y
representantes de las instituciones. Posiblemente,
también los escucharan pero por los comentarios de
papá eso no era común. Aparecían unos profesionales
que daban charlas; abogados del código civil,
arquitectos del patrimonio arquitectónico, etc. No
fueron reuniones vanas. De ahí Jorge adquirió el respeto
por las fuerzas reaccionarias y sus argumentos y al
mismo tiempo la repulsión por los graduados
universitarios. Iba a hacer, más adelante en su vida,
todo lo que estuviera a su alcance para que sus hijos no
pudieran graduarse en la universidad. Como no podía
negarse todos la empezamos pero yo solo la terminé.
Cuando ya no vivía con ellos. Tenía la idea de que los
universitarios desprecian al resto de la humanidad y
especialmente a él que no tenía formación universitaria.
Como él mismo explicó, hizo la escuela hasta tercer
grado.
Tal vez en el año 1983 o 1984 unas maestras, de la
zona buscaban potenciales alumnos para un centro de
adultos. Así que recorriendo el barrio cayeron al
negocio de mi papá para preguntar “¿usted no conoce
en esta zona, gente que no terminó la escuela primaria y
quiera terminarla?” y a respuesta obvia fue “sí, yo”.
Bueno, se rieron y se fueron pero no le creyeron. No lo
dejaron terminar la escuela ni en ese momento. El que
sí iba a aprovechar de grande fue Andrés que hizo el
Bachillerato de Adultos. Después se anotó en la carrera
de “Ecología” en la facultad. La universidad no tiene
condiciones que favorezcan a gente grande que accede.
Se supone que los estudiantes tienen una disponibilidad
del tiempo que el tío no tenía, así que, cursó algunas
materias y después no fue más. Todos pensamos que
hubiera querido estudiar derecho.
En 1976, en la etapa más sólida de la dictadura, se
hizo una reunión para reabrir el club. Lucy no quería
que Jorge fuera pero iba a ir Andrés y una serie de
viejos que se sentían inmunes a todo proceso y
27
Típica reunión en el club. Mesas finitas enganchadas una
atrás de la otra para hacerlas largas con mantel de papel o
papel a modo de mantel. En su defecto caballetes y tablón.
Sillas de asiento de paja o en su defecto banquetas del
mismo estilo o bancos para sentar a varias personas. En la
foto Lucy, Sofía Orazzi y Felipe Otonelo
En La Balandra. Conocía varias localidades lindantes al Río
de La Plata. Antes la producción agrícola dependía de
juntar cañas, juncos, cortadera, etc. Con eso se hacían
estructuras temporales para que treparan las chauchas o
para atar el tomate, fajar los apios, etc. etc. La Balandra era
un destino preferido de Jorge, tal vez, porque había menos
gente que en Punta Lara a la que también íbamos o porque
estaba en Berisso, su lugar natal. Playa de río. Quería llegar
antes que nadie y mientras hubiera una tenue luz del sol no
nos podíamos ir. Nunca se cansaba de todo esto.
30. especialmente si era reaccionario. Así que Jorge tenía
que ir, sí o sí. Esas eran cosas que no eludió nunca. Para
que Lucy se quedara tranquila, me llevó a mí. Se
suponía que si pasaba algo, yo tenía que volver a casa
solo y avisar. Así que Lucy me aleccionó de todo lo que
tenía que hacer. Sí, como no. Un chico de diez años. Yo
escuché la parte que decía “vení a casa” y ni siquiera
algo más. Tal vez mi función fuera otra, apiadar al
represor que no secuestren a mi papá porque iba yo.
Tampoco hubiera funcionado. Pero fue una reunión
común y corriente y yo me acostumbré a ir a esas
reuniones. Esa tarde, habló Andrés y me quedé
admirado de la elocuencia ¡Cómo usaba las palabras!
Años después Alfonsín iba a hablar así como el tío. Él y
otros hombres más que no puedo retener quiénes eran,
hablaron con el floreo que se hablaba antes en
reuniones oficiales, mítines políticos y discursos.
Gozaban de esa capacidad de oratoria que habían
aprendido en el mismo club. A esa reunión, y en
representación de la dictadura, asistió un tal González.
Era un comisario retirado que iba a proteger las
actividades del club de las arbitrariedades de la policía
y el estado. A cambio, obvio, de una suma de dinero
que aumentaba con el tiempo por motivos de la
inflación. Ese iba a ser el kiosquito de González y
funcionó muy bien durante toda a dictadura. Pasado
este período se discutió muchas veces por qué se le
pagaba a González si la dictadura ya había terminado.
El mismo González ya estaba muy grande y un hijo
pasaba por la recaudación, así que ya no le dieron un
centavo más. Poco después, cuando González murió,
empezaron los problemas del club con la policía. Que si
bien eran menores, no habían existido hasta ese
momento. Los comisarios activos, querían recaudar
dinero del club a toda costa. Incluso, un día, hicieron
una razzia y se llevaron a mi hermano de la puerta de
casa.
Lucy, una vez, para el día del padre, además de esos
maravillosos ceniceros de jabón que hacíamos en la
escuela, hizo que Gabriel escribiera una carta. No me lo
pidió a mí porque sabía cómo pegar más bajo. En la
carta le deseaba feliz día del padre y le pedía que deje
de fumar porque no quería un padre muerto. Jorge
asociaba todo con el cáncer. De hecho estaba
obsesionado con que un día podía enfermarse de cáncer.
Así que la manipulación surtió efecto. Nunca más
fumó. Fumaba cigarrillos cortos negros marca 4321
. En
21 Cartel de propaganda de cigarrillos 43. No pude conseguir
imágenes de los paquetes. https://external-content.duckduckgo.com/
iu/?u=https%3A%2F%2Ftse4.mm.bing.net%2Fth%3Fid
%3DOIP.o19TsnEmnLRSNK5dyyL8QQD6D6%26pid%3DApi&f=1
un tiempo no se consiguieron más los cigarrillos cortos
ni los 43 así que estaba perdido sin saber qué fumar y
fumaba cualquier otra cosa. Pero la carta de Gabriel lo
hizo dejar. Obviamente que sabía que se trataba de una
burda manipulación de la esposa. Pero igual funcionó.
Dormía muy poco. Recuerdo antes de mudarme de
casa volver una noche cerca de medianoche y estaba
levantado. Después tuve que hacer cosas así que debo
haberme acostado mucho después de la 1 de la
madrugada. Jorge seguía levantado. En algún momento
se acostó. Pero a las 5 lo escuchaba subir y bajar la
escalera esperando que llegara el diario. Ese maldito
diario moldeó muchas de sus opiniones y comentarios.
Una vez que llegaba el diario se iba al baño y se sentaba
a leerlo. Históricamente el diario El Día era del tamaño
sábana. Había que abrirlo y era muy grande y buscar
por entre cada página lo que uno quisiera leer. La
ventaja era que estaba todo en la hoja. Después se
modernizó y empezó a venir de un tamaño más
pequeño, más o menos la mitad, aunque con muchas
más hojas y algunas a colores. Creo que se llama
tabloide. Por un momento, durante los 90 cuando
Mársico conspiró en contra de él en el club, aparecía
sistemáticamente en el diario. Cada nota era una
tergiversación de algo que había pasado o que había
dicho y todas eran en contra de Jorge. En cambio
siempre mencionaban a Carlitos como el paladín
maravilloso que estaba esperando el pueblo olmense.
En fin. Exactamente lo
mismo que leer el diario o
prender la tele hoy pero
referido exactamente a
cualquier cosa. Eso debió
haber sido suficiente como
para adquirir una postura
más crítica y menos compla-
ciente hacia las versiones del
28
Jorge y Lucy
31. diario, pero tal como Homero Simpson que abrazaba a
la tele para reconciliarse con ella, en la familia todo el
mundo se quedó abrazado a los medios de
comunicación como si alguna vez hubieran publicado
alguna verdad que no fuera la que les conviene.
Cuando eramos chicos, al principio de los ‘70. Lucy
quería que durmiéramos la siesta. Nos acostaba y nos
obligaba a quedarnos ahí. Algunas veces íbamos todos a
la cama de Jorge y entonces nos contaba algún cuento.
Por lo general eran persecuciones, caídas, llenos de
onomatopeyas así que teníamos que rodar por esa cama
para rescatar o salvar a alguien. Esos cuentos también
los podía contar a la noche para que durmiéramos.
Venía a la habitación y lo contaba ahí. En ese caso nada
de ajetreo sino que eran más tranquilos. Ni loco los leía.
Los inventaba en el momento.
De la escuela se acordaba que las maestras eran
terribles y que le pegaban con un talero o una varita. De
los recuerdos tenía que una vez, había habido un
faltante en la escuela, tal vez algo roto o robado, ya no
me acuerdo. Entonces la maestra hizo a todos los chicos
pasar las manos por harina y les dijo que el de la mano
que se hubiera cambiado a negra la harina, ése era el
culpable. El culpable nunca mostró las manos y recibió
el castigo corporal. Jorge aprendió de todo eso el valor
de la ingenuidad y la voz de la autoridad. No sé cómo lo
procesaba pero lo recordaba con mucha seriedad.
Cuando se mudaron a Abasto, Catalina quiso que
siguieran teniendo conexión con la colectividad. La
colectividad era un tanto heterogénea e incluía
bielorrusos, polacos, checos y ucranianos. Así que les
pidió a Andrés y Jorge que fueran todos los sábados a
Berisso a aprender ucraniano. Obviamente fueron una
sola vez y con la excusa de que la maestra de ucraniano
les pegaba, se escaparon por una ventana. A la abuela le
dio vergüenza y no los mandó más.
De los autos que tuvo, el mejor, fue un 504 celeste
motor 1,6. Una seda en todo sentido. Con ése fuimos a
la patagonia en 1975 cuando Lucy estaba embarazada
de Matías. Pasamos de la costa a Esquel y de ahí al
norte hasta Zapala. Pero lo peor de ese viaje fue el
apuro de Jorge por el Cañadón de la Mosca. En ese
momento era un ripio infame repleto de agujeros y con
curvas, contracurvas y pendientes muy pronunciadas.
Patinar en ese ripio a la noche fue la magnífica
demostración de las capacidades de ese auto. Sólo lo iba
a comparar con un Duna de color rojo que tuvo en los
90. Importado de Brasil era una maravilla por todo, el
consumo, la palanca de cambios, la estabilidad. Claro
que el 504 era mejor.
En 1984 hicimos el gran viaje. A Ushuaia. No
llegábamos nunca. La rural tirando de la casita rodante
a 80km/h. Fue la última vez que viajamos todos juntos.
Creo que estuvimos 28 días afuera de casa. Eso es
mucho si se piensa que durante el verano mi papá no
tenía vacaciones pagas sino que dependía de la marcha
del negocio que se detenía por completo en ese lapso.
Así que a los gastos de las vacaciones había que
sumarle que no había ingresos de ningún tipo en ese
período. Seguramente después cobraría cuotas atrasadas
y cosas por el estilo pero en ese momento era ir con lo
que había.
Nunca se pudo acostumbrar a los horarios en Tierra
del Fuego. Se quería acostar después de que se iba la
luz diurna y eso pasa después de las 23:00 así que a esa
hora salía a buscar una rotisería para comer. No hay que
decir que siempre encontraba algo abierto pero que no
tenía lo que buscaba así que comíamos otra cosa.
Después, como a las 3:00 empieza a clarear y se
29
La casa de 203 que hizo el abuelo
Volviendo al auto por los acantilados de la costa de la
provincia de Río Negro. Viaje de 1975. Adrián, Jorge y
Gabriel
32. levantaba…. Bueno, a joder que ya era de día.
Lo más impresionante de ese viaje fue cruzar el
canal. Chile no era lo que es y había que pasar los ripios
horribles. Ahora es autopista muy cómoda. A 5 años del
conflicto limítrofe y la casi guerra en el estrecho no
había lindas caras y todavía encima, se levantó viento.
Mucho viento. Viento patagónico. Esperamos casi un
día entero a que saliera ese ferry para cruzar porque el
viento no lo dejaba navegar. El viento subía y bajaba
pero siempre era muy fuerte. Lucy hizo una
generalización para la Patagonia de lo que había pasado
ese día y no importó que a la vuelta el océano era un
villar y no había nada de viento. Eso no había pasado,
lo que había pasado era lo otro.
La cuestión es que llegada la mediatarde, empezaron
a pasar. Primero los chilenos, los demás que esperen.
Lucy indignada. El ferry no era moderno como los de
ahora. Por suerte no era de madera y sí era moderno
para los estándares de 1984. Las olas eran mucho más
altas que el ferry y yo diría que mucho más altas que el
largo del ferry. Así que iba barrenando las olas,
desaparecía un rato entre ola y ola y de vuelta aparecía
saltando y cayendo del otro lado. Ahí Lucy dijo que así
no quería cruzar. Jorge vio que los otros humanos lo
podían hacer así que no veía el inconveniente. La
prefectura chilena decidió que así no podían seguir por
lo que suspendieron otra vez hasta la tardecita. Ahí
pasamos. Se sacudió un poco mientras volaba agua de
mar por todas partes pero llegamos. El problema fue
que para bajar de ferry había que frenar y no podía
aprovechar el envión del auto, así que una vez que pisó
la rampa, empezó a patinar y se volvía la casita y el
auto al canal. No importa lo que hacía, siempre estaba
un poco más cerca de sumergir esa casita con auto y
todo. Bajamos a empujar y se sumaron todos los
chilenos que pudieron y otros curiosos. Por fin salió de
la rampa, pero con el eje de la casita rodante roto. Nada
más apropiado que le haya pasado a mi papá en ese
contexto. En la casita había de todo pero no había ni
ejes de casitas ni grampas para ajustarlo al chasis. Pero
había una masa, un cortafierro y alambre. Con eso la
puso en marcha y volvimos, incluso, a La Plata con ese
alambre. No quiero jugarme que la vendió con ese
alambre porque tuvo su estadía en el taller. La casita ya
no tuvo un uso intenso y Jorge siempre trató de
rehabilitarla. De prueba, la llevamos antes de ir a Tierra
del Fuego a la costa. Por Mar de Ajó, había una bajada
y por la playa se podía ir hasta Punta Médanos. En la
playa vivía un montón de gente en carpas o casas
rodantes o micritos. Ahí nos quedamos en el medio de
30
La Paya de la 66 en Mar del Tuyú. Un año hubo una gran
tormenta que dejó todas las casas sobre la playa demolidas.
La sudestada destruyó también el buen ambiente ya que
todo el mundo en la playa pasó a estar en una gran
demolición como se ve en la foto de arriba. En la de abajo
jugando al voley en el mismo lugar
Jardín de la casa de 203
33. la nada. Después de que la casita de la costa quedó
habitable la casita rodante ya no tenía mucho sentido.
La casita del mar en Mar del Tuyú, abrió las puertas
de todos a la maravillosa costa. Era un mundo de gente,
especialmente para los fines de año y, al principio, entre
las cartas, los rompecabezas y los libros no había
posibilidades de aburrirse si llovía o había mal tiempo.
Nada de tele y diría que nada de radio porque se
escuchaban nada más que las de Montevideo. Imposible
quedarnos solos en esa casita. Estaba prohibido el sexo
y para eso Lucy se quedaba el tiempo que fuera
necesario vigilando y controlando así tuviera que hacer
cualquier cosa. De ese modo, los veranos empezaron a
ser con Jorge en La Plata y Lucy en la costa. Jorge iba
todo lo que podía en la época del año que fuera. Tanto
que, para abaratar el peaje, mudó la residencia a la
casita e iba a votar allá. De ese modo no le cobraban.
Después, como le empezaron a cobrar a todo el mundo,
volvió con la residencia a Olmos.
Una mañana, mientras jugábamos a las cartas, Jorge
empezó a reprocharles a mis hermanos que nunca
reconocían nada bueno de él. Obviamente, cada vez que
mi papá tenía algo con mis hermanos yo tenía que estar
en el medio. Si no me metía yo solo me metían así que
no esperaba. Le hice un desafío. Si el podía decir algo
bueno de su propio padre. Una cosa o dos. Yo iba a
decir una cosa buena de él por cada cosa buena que
dijera de su padre. Si decía más cosas buenas yo iba a
decir más. No se me ocurría nada así que confiaba en
que no iba a decir nada bueno del padre. Empezó así –
“Mi papá era un hombre muy bueno con muchas
virtudes, pero…. Nunca le voy a dejar de reprochar….”
y hasta ahí llegó. Todos largamos la carcajada. Hacía
casi 60 años que se había muerto el abuelo y todavía
eran más importantes los reproches. Por supuesto que
íbamos a preparar comida, pero el alboroto que le
hicimos de risas y gritos porque no pudo decir nada
bueno de su padre nos hizo levantar a todos e ir a la
playa. En la playa ya no tenía más problemas y se le
había pasado de que digamos algo bueno de él. Se le
pasó para siempre. La relación de los Rabatin con el
padre nunca fue buena. Ni para Jorge, ni para Andrés, ni
para Koki. No nombro a los demás porque están vivos.
Pero por suerte yo no tengo hijos varones.
Tanto Andrés como Jorge, rechazaron siempre su
condición de hijos de inmigrantes. Ellos eran
acabadamente criollos en sus gustos y percepción del
31
1987. Gabriel y Jorge en el comedor de la casa terminada un
año antes.
Arriba, casa de Ján Varholik en Hanigovce donde
actualmente vive una prima de Jorge Apolonia Varholiková
nacida Rabatinová, hija del hermano del abuelo. El camino
dobla y sube a la iglesia por eso se llama terraza de la
iglesia.
Al medio, cruce de rutas en Pečovská Nová Ves. Ambas
capturas de Streetview de Google Earth.
Abajo foto de 1982. Matías subido a la camioneta de Juan.
Se puede ver el negocio a la izquierda. Seguido la entrada
del garaje que es el mismo lugar que había sido verdulería y
por último, antes de llegar al vecino, la cortina de la
carnicería cerrada hacía poco. Atrás de la camioneta el 504
celeste. Fuera de la foto, a la derecha, todo el frente del club
en esa parte tenía zanja.