Este documento trata sobre la genética y el comportamiento humano. Explica que aunque los factores genéticos juegan un papel en rasgos como la inteligencia y la personalidad, el ambiente también es importante. Discute la oposición entre la herencia y el ambiente, y cómo los rasgos de comportamiento están relacionados tanto con los genes como con el entrenamiento y las creencias. También analiza cómo el riesgo ambiental puede afectar a poblaciones genéticamente sensibles, usando el ejemplo del Síndrome de Turner.
2. GENÉTICA DEL COMPORTAMIENTO HUMANO
Mendel fueron conocidos y descritos a nivel
bioquímico como nucleótidos o combinaciones de los
mismos formando genes, la genética ha sido el cajón
de sastre donde situar cómodamente el origen y
control de múltiples características, simples o
complejas, de la naturaleza humana. El avance
prodigioso de la biología molecular y los últimos
desarrollos en técnicas de análisis y modificación del
material genético
3. LA GENÉTICA DE LA CONDUCTA
• En sentido estricto, la genética de la conducta inició sus
primeros pasos a raíz de algunos artículos aparecidos en los
años 60, basados en estudios de gemelos y de adopción,
cuyos autores llamaron la atención sobre la importancia
que los factores genéticos podían tener en relación con el
coeficiente de inteligencia (CI) (L. Ehrlenmeyer-Kimling y L.
F. Jarvik 1963, por ej.) y algunas psicopatologías como la
esquizofrenia (Heston 1966). Pero la genética de la
conducta comenzó a ser centro de atención de las ciencias
sociales y del comportamiento a raíz de la polémica
furibunda suscitada en 1969 por un extenso y elaborado
artículo de Arthur Jensen, donde sugería que las diferencias
en el CI medio entre negros y blancos podían ser debidas,
en parte, a diferencias genéticas (Jensen 1969). La
tormenta de reacciones, acusaciones y descalificaciones
que provocó amenazó la propia continuidad de la genética
de la conducta como disciplina. Años después, las
diferencias raciales dejaron de ser objeto preferente de
estudio y la investigación aportó nueva información sobre
la influencia de los factores genéticos en las diferencias
individuales en cuanto a personalidad, capacidades
cognitivas y psicopatología.
4. OPOSICIÓN ENTRE HERENCIA Y AMBIENTE, ENTRE
GENES Y LIBERTAD HUMANA
• El sentido común induce a pensar que ciertas cualidades
como la estatura, una constitución atlética, el talento
musical, la inteligencia, etc. son en gran parte
hereditarias. Pero lo cierto es que, a mediados de los 90,
esos rasgos no han sido todavía suficientemente
estudiados como para encontrar una respuesta
convincente a su carácter hereditario . Lo que sí sabemos
es que ciertas intervenciones educativas, ambientales y
sociales son importantes y eficaces para fomentar el
desarrollo de estas cualidades, siempre que existan unas
aptitudes iniciales mínimas. Ante la dificultad de observar
los caracteres responsables de la transmisión de los rasgos
hereditarios, el conductismo negó cualquier papel a lo
hereditario en la explicación de las diferencias de
comportamiento. Centraba su atención en los estímulos
ambientales que modifican la conducta, más fácilmente
observable.
5. LA CONDUCTA RELACIONADA CON LOS RASGOS
• Intuitivamente, surgen ciertas sospechas ante la facilidad con que los investigadores en genética de la conducta
parecen cuantificar «rasgos» tan complejos como la inteligencia, la imaginación, la depresión, la rebeldía y el
conservadurismo, por ejemplo. Estas facetas y manifestaciones de la personalidad pueden servir como
etiquetas útiles en la vida cotidiana para «clasificar» provisionalmente a los individuos, pero de ahí a su
aceptación como «rasgos» específicos de la personalidad susceptibles de estudio y cuantificación en orden a
calcular su heredabilidad, media un gran paso. Esto requeriría un estudio de las pruebas aplicadas para evaluar
estas capacidades y diferenciar su presencia en cada individuo. En cualquier caso, la conducta inteligente,
estrategias imaginativas/creativas, tradicionalismo, rebeldía, etc. están seguramente mucho más relacionados
con el entrenamiento (educación, formación, estímulos ambientales) y las creencias de un individuo que con
sus factores genéticos o hereditarios.
6. RIESGO AMBIENTAL EN POBLACIONES
GENÉTICAMENTE SENSIBLES
• Actualmente, la Genética del comportamiento
es, sin lugar a dudas, uno de los principales
campos de investigación psicológica. Los
avances científicos producidos en los últimos
años en las disciplinas de Genética cuantitativa y
molecular se han dado cuenta de que los genes
juegan un papel importante en la conducta
humana, aportando, asimismo, la mejor
evidencia disponible sobre la importancia del
ambiente en las diferencias individuales de los
caracteres psicológicos. En este sentido los
aportes más interesantes al estudio del
ambiente en el campo de la Genética del
comportamiento
7. POR QUÉ EL SÍNDROME DE TURNER
• El Síndrome de Turner es un trastorno
cromosómico no heredable, determinado por la
selección total o parcial del cromosoma X en el
sexo femenino. Su incidencia poblacional es de
1:1900 mujeres nacidas vivas, sin embargo la
frecuencia de aparición prenatal es aún mayor a la
expuesta, ya que se estima que un 99% de los
embarazos que portan esta anomalía terminan en
abortos espontáneos durante el primer trimester, .
Si bien el fenotipo externo es muy variable, ciertos
rasgos físicos presentan un mayor índice de
prevalencia poblacional, tales como: talla baja
(100%), infertilidad (99%), ausencia de la
maduración puberal (96%) y cardiopatía congénita
(55%) .
8. LA DISFUNCIÓN SOCIAL COMO VARIABLE SUSCEPTIBLE DE
RIESGO AMBIENTAL EN EL SÍNDROME DE TURNER
• La dificultad de las personas con Síndrome de
Turner para interactuar con sus pares es
consideraron que la asociación entre baja estatura
y maduración lenta podría ser la responsable de
gran parte de las dificultades psicológicas. El
tratamiento hormonal estrogénico (acción
ambiental) y su consecuente inducción de la
pubertad desempeñan un papel importante en el
desarrollo y madurez emocional. Los estudios
demostraron que los efectos del tratamiento
estrogenito sobre el funcionamiento psicológico
(tanto socioemocional como cognitivo) son
positivos y promueven la autopercepción y
autoestima.