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La República Independiente de La Cresta
(Un cuento de YosoyPopo)
I- Bienvenidos
II- El Drogadicto
III- La Niña Embarazada
IV- El Homosexual
V- El día a día
VI- La conversación
VII- El discurso
VIII- La llamada
Bienvenidos (I)
Hay un país en el mundo, un pequeño país, que tuvo nombre antes de que
alguien pisara sus tierras. Un país del que muchos hablaban antes de siquiera
haber fundado una cuidad dentro de sus límites. Un país que existía antes de
tener ciudadanos.
En muchos lugares del mundo se hablaba de este misterioso y llamativo país.
A pesar de ser muy pequeño, de tener un clima muy duro y de estar
sumamente aislado; había algo que resultaba profundamente intrigante.
No importaba tu nivel académico, ni nivel económico, tu posición social, tu
postura política, tu religión; en algún momento de tu vida se te pasaba por la
mente irte a este misterioso país; y si no era por iniciativa propia, de seguro
alguien te lo habría de sugerir.
Hasta que el día finalmente llegó.
Un grupo de valientes, cansados de tanto misterio, y por supuesto animados
por todos sus conocidos, decidieron embarcarse rumbo a lo que sería su nuevo
hogar.
Allí, formaron una incipiente comunidad, que poco a poco comenzó a crecer!
Cada vez eran más los valientes que se atrevían a cruzar el océano para formar
parte de esta nación emergente.
Es verdad, nadie había llegado voluntariamente, para ninguno fue la primera
opción; pero las circunstancias de la vida los habían traído hasta aquí, este país
conocido antes de tener habitantes, este país olvidado en casi todos los mapas,
el país del que muchos te hablaban, el país al que muchos te animaban a
conocer, pero a donde nadie realmente se atrevía a llegar. Este país…al cual la
historia bautizó, sin ritos y sin fiesta, como la Republica Independiente de La
Cresta.
El Drogadicto (II)
Han pasado varios años desde que La Cresta finalmente estableció su propio
gobierno. Su Presidente, John Juan Medina, llegó a La Cresta gracias al apoyo
de su familia. Sus padres le hicieron la propuesta y le pagaron los pasajes
cuando descubrieron que John Juan Medina consumía drogas. Al no tener más
alternativas y para darle en el gusto a sus padres por lo menos una vez en la
vida, John decidió tomar sus maletas y emprender el rumbo.
En la cresta se sintió acogido, y poco a poco comenzó a ganarse el cariño de sus
coterráneos, hasta que finalmente un 4 de enero de 1986 lo nombraron
Presidente de La República Independiente de La Cresta. No tenía ningún
mérito, asique calzaba perfectamente para el puesto.
Con la llegada de John Juan, La Cresta se constituyó oficialmente como la
República Independiente de La Cresta.
La Niña Embarazada (III)
Andrea Andrade, es otra figura llamativa en La Cresta.
Vivía en San Rodolfo, cursaba segundo año medio y era la mejor alumna de la
clase cuando conoció al que ahora recuerda como el peor error de su vida. Un
tipo al que prefiere no llamar por su nombre la cautivó con sutil manipulación,
seduciéndola hasta el punto que la pequeña se entregara a los egoístas deseos
de este hombre recién aparecido en su vida.
Andrea descubrió a los pocos días que estaba embarazada, lo ocultó hasta que
ya le fue imposible. Sus padres estallaron enrostrándole todo lo que habían
invertido en ella, asegurando que ya había lanzado “su futuro a la basura”.
Fue en ese momento cuando ellos le hablaron de La Cresta. Aunque Andrea lo
pensó, prefirió irse a los brazos de su nuevo amor. Dejó sus estudios y cortó las
relaciones con su familia, soñando con iniciar una nueva junto a quien sería el
padre de su hijo.
Pero el príncipe un día mostró su verdadera cara, y la golpeó repetidas veces
cuando ella no aceptó la brillante idea de regalar al niño cuando este naciera.
Los golpes recibidos evitaron llegar al punto de esa decisión, ya que el niño no
alcanzó a nacer.
Cuando Andrea abrió sus ojos en el hospital, se encontró sin familia y sin
pasado, sin príncipe y sin presente, sin hijo y sin futuro. Entonces recordó el
lugar que le sugirieron sus padres aquella vez, y sin pensarlo dos veces, tomó
las pocas cosas que le quedaban y se fue voluntariamente a La Cresta.
Ahora, es la mano derecha del Presidente John Juan, coordinando su agenda y
todas sus actividades diarias. Ambos forman una dupla perfectamente
eficiente.
El Homosexual (IV)
Aunque detrás de cada habitante de la cresta se esconde una intensa historia,
sólo mencionaremos a un último habitante, alguien llamado Franco Frez,
enviado a La Cresta con honores, por su iglesia.
No vamos a describir detalladamente lo que le pasa a Franco porque es algo
que ni siquiera él aún logra definir con claridad, pero podemos contar que
Franco era un joven como cualquier otro salvo por un pequeño detalle: él se
sentía atraído por personas de su mismo sexo, es lo que llaman en todas partes
un homosexual.
Sin lograr siquiera él definir o encasillar lo que le pasaba, si era bueno o malo,
natural o aberrante; antiguo o moderno; tuvo que enfrentar una tormentosa
vida. En el colegio, luego en la universidad, luego en su trabajo.
Tanto era el peso que cargaba involuntariamente, que cierto día decidió ir en
busca de ayuda espiritual, decidió acudir al único lugar que según él lo miraría
con amor, sin ese dedo que toda su vida lo había estado apuntado.
Fue así como llegó hasta la iglesia de su pueblo, en busca de algo que
lamentablemente no encontró. Primero fue con sutiles sugerencias, pero
finalmente fue una masiva imposición sin lugar para dobles lecturas: La iglesia
en su conjunto arregló los trámites he hizo todos los contactos para que Franco
tuviera un viaje rápido y sin escalas hacia La Cresta.
En La Cresta, Franco es el director de la aduana, encargado de custodiar el
único acceso que tiene el país.
El Día a Día (V)
Así pasan los días en la cresta. Todos olvidaron, o se esfuerzan por olvidar lo
que los trajo hasta aquí; pero en el camino no es sólo eso lo que han olvidado.
Han adormecido sus más profundos sueños, anhelos y deseos. Todo eso lo han
cambiado por un puesto cómodo y seguro en La Cresta. Al fin y al cabo es
mejor pertenecer a un lugar que no encajar en ninguno.
En La Cresta hay muchas actividades que puedes realizar. Claro que nunca la
que tú realmente quisieras. Son sólo tareas que te mantienen ocupado, activo,
y que te hacen sentir útil.
La Cresta claramente no es un lugar perfecto, un paraíso; pero es el único lugar
en donde un gran grupo de personas pudo sentirse acogida, y comenzar de
nuevo.
No importa si quien te sugirió llegar fue un familiar, un amigo, un desconocido,
alguien de confianza, o si fue una decisión propia; lo único que importa es que
en La Cresta “siempre hay un lugar para ti” (Como dice la gigantografía que te
da la bienvenida a la república)
La Conversación (VI)
Un día, que parecía ser como cualquier otro, el Presidente John Juan Medina
alistaba la agenda junto a su asistente Andrea Andrade, cuando saliéndose
totalmente del tema inicia una conversación que tendría consecuencias
insospechadas:
- ¿Que hacemos aquí Andrea? – Pregunta pensativo y con la mirada perdida, a
su fiel asistente.
- Lo que siempre hemos hecho Presidente: Vivir aquí, y hacer lo que podemos,
mientras podemos, acá estamos seguros.- Responde Andrea pensando que la
conversación acaba de concluir.
- Tienes razón, La Cresta es nuestro hogar, pero… ¿no piensas a veces, por un
momento… en volver?- Insiste el Presidente.
“Volver”, una palabra que no se le escuchaba pronunciar a ningún habitante de
La Cresta desde hace muchos años.
- ¿Está hablando en serio Presidente? ¿Volver? ¿Conoce un lugar donde volver?
Porque yo no lo conozco.- responde Andrea con ironía y cada vez más
sorprendida del rumbo que va tomando la conversación.
- Sabes a lo que me refiero,…volver, retomar nuestros sueños…
- ¿Y qué hacemos con toda la gente? ¿Qué hacemos con todos los que seguirán
llegando a La Cresta? ¿Les cerramos las puertas? Ellos se merecen un lugar
donde poder vivir, tal como nosotros lo tuvimos cuando llegamos.- Contesta
Andrea bastante alterada.
-¿Vivir? Hace tiempo que olvidé el significado de esa palabra-
La conversación comienza a cavar en sentimientos que por años han intentado
sepultar, removiendo los más profundos recuerdos y los más olvidados sueños
de ambos.
- Si hubiera alguna esperanza… – continúa el presidente
- No se atreva a mencionar esa palabra nuevamente!!!- Interrumpe Andrea con
rabia.
- No me hable de esperanza y por favor no se atreva a mencionar esa palabra
delante de los ciudadanos de La Cresta! Es justamente esa esperanza la que
hemos intentado sepultar con nuestra vida aquí en La Cresta. Es justamente
esa palabra la que dejamos atrás en nuestra antigua vida. No nos hable de algo
que aquí no existe ni llegará a existir jamás. Porque si alguien nos mandó hasta
aquí, o si decidimos venir hasta aquí, es justamente porque ¡no queremos
volver a oír jamás esa palabra!
- Pero quizás si volvemos todos, y les mostramos lo que somos capaces de
hacer- insiste el presidente.
Andrea se levanta de la mesa, y deja la habitación cerrando la puerta con
fuerza.
Lejos de seguir los consejos de su asistente, el Presidente pasó el resto del día
ideando la forma de volver. ¡Una migración masiva! No sería fácil, no sería
inmediato. Sería costoso, sería polémico, no sería seguro... Pero algo había que
hacer, había que ir en busca de la esperanza, los ciudadanos de La Cresta ya
estaban listos para reintegrarse al resto del mundo
El Discurso (VII)
Y fue así como la vida separó a quienes fueron por años la pareja perfecta de La
Cresta.
El Presidente inició una campaña masiva invitando a todos los habitantes de La
Cresta a armarse de valor y volver desde donde vinieron. Andrea renunció a su
cargo y lideró una contra campaña que apelaba al amor por La Cresta, y
persuadía a los ciudadanos a no abandonar el único lugar en el que estarían
seguros.
Era cosa de tiempo para que las diferencias se profundizaran, los pensamientos
se polarizaran.
Como bien predijo Andrea, apenas la palabra esperanza comenzó a escucharse
en La Cresta, el dolor se hizo mucho más evidente, la frustración mucho más
agobiante, las heridas que parecían cicatrizadas volvieron a abrir rápidamente.
Hablar de esperanza, era volver a introducir una palabra que habían dejado
escrita en algún lugar, allá donde otros la disfrutaban a océanos y montañas de
distancia.
Cierto día Franco, cansado de ver a sus compatriotas peliarse entre sí, se paró
en medio de la plaza, la pequeña plaza de La Cresta, e inició un discurso que en
pocos segundos tenía congregados a casi toda la población:
- Entiendo su pasión compatriotas, ¡Entiendo su pasión!!
Porque no estamos muertos, aunque lo parecemos, ¡¡no estamos muertos!!
Pero no se engañen, los partidarios de volver y los partidarios de quedarse; no
se engañen. Por más razones que encuentren a su postura…por más correcta
que la crean, por favor …¡¡no se engañen!!
Porque no se trata de si nos quedamos o de si volvemos. No se trata…, no se
trata de nosotros. ¡Nunca se ha tratado de nosotros! No es algo que podamos
decidir.-
Un doloroso silencio lleno de realidad inundó el lugar. Franco continuó:
- No estamos aquí por voluntad propia. Ni siquiera los que creen que
decidieron tomar sus maletas y venir a iniciar una nueva vida, ¡¡ni siquiera
ustedes!!
Ninguno de nosotros está aquí por decisión propia...
Estamos aquí porque no hay otro lugar para nosotros, tan simple como eso.
La gente de los otros países dice que fue nuestra decisión, que no fuimos
valientes, que no aprovechamos las oportunidades, que nos
equivocamos….pero nada de eso es completamente cierto.
Estamos aquí, porque en el mundo en el que ellos viven, nosotros no cabemos.
Alguien tiene que irse a La Cresta para que otros puedan ser felices. Es así,
siempre fue así. No funciona de otra manera.
Asique no añoren lo que no nos pertenece, no se martiricen con la esperanza.
Miren a quien tienen a su lado, y recuerda que es la única persona que
entiende por lo que han pasado.
Vuelve a tu vida aquí en La Cresta, no pienses si es muy buena o muy mala,
piensa que es la única vida que puedes vivir. –
Quienes escuchaban comenzaron a bajar la cabeza, a botar las pancartas, y
poco a poco a girarse para caminar rumbo a sus hogares. El sueño había
terminado.
Pero Franco aun no terminaba:
- Vuelvan a sus vidas, y olvídense de la esperanza…
La esperanza sólo la puede dar Dios, pero compatriotas…
Si Dios existe, en su mapa no aparece La Cresta!-
De pronto suena el celular de Franco. Como tenía la atención de la multitud en
ese momento, todos giran para prestar atención a la inoportuna llamada.
La Llamada (VIII)
Un poco avergonzado, Franco contesta el teléfono:
- ¿Alo?
- Don Franco, le habla Alberto Álvarez desde la Aduana, acabo de registrar a un
nuevo compatriota, viene recién llegando y como usted es el único que puede
firmar la autorización yo le completé los papeles y lo acabo de enviar para la
plaza en donde está usted- le informa rápida y resumidamente el ayudante de
Franco.
- Esta bien Alberto. Y … ¿sabes de dónde viene? ¿Quién lo mandó???
- Deme un segundo…- Mientras el asistente revisa sus papeles, en la plaza
todos siguen atentos la conversación, siempre que llega alguien nuevo
despierta interés, pero dadas las circunstancias, el nuevo integrante de La
Cresta resulta aún más llamativo.
- Ok, acá tengo los papeles- Anuncia Alberto desde la oficina- Se trata de
alguien bien conocido, con bastantes fans y admiradores en su lugar de origen.
- ¿Estás seguro? Eso es raro..- Cuestiona Franco.
- Sí jefe, estoy seguro; pero resulta que son ellos mismos quienes lo mandaron
hasta aquí.
- ¿Pero no acabas de decir que eran sus admiradores?
- Bueno no se jefe, es la información que él me dio…
- Ok, pero ¿quién pagó sus pasajes, el pasaporte y todo lo necesario para poder
llegar hasta acá?...
- Déjeme revisar, a ver…sí, acá dice: “Todos los gastos de envío los cubre la
coalición mundial Religiosa”- Continua Alberto - Dice también acá en la nota de
envío que “valoramos su aporte en la fundación de nuestro movimiento, pero
sus enseñanzas ya resultan molestas y dañinas para nuestra organización. Por
favor recíbanlo con los brazos abiertos”- Eso es lo que dice la nota jefe.
- Ok , gracias por avisar…¿me podrías decir su nombre?-
En ese mismo segundo, Franco, que se encontraba parado sobre una tarima en
el centro de la plaza, comienza a notar que la multitud le abre paso a un
extraño personaje.
No logra distinguirlo con claridad, pero puede notar que va en dirección hacia
él. Extrañamente se pone un tanto nervioso.
Olvida la conversación por el teléfono y asume inmediatamente que se trata
del mismo personaje que su compañero de trabajo le acaba de describir.
El presidente John Juan, que había permanecido callado a un lado de Franco, se
le acerca para preguntarle:
- ¿Y sabes de quien se trata?
- No Presidente… no lo sé…
Andrea se apresura hasta encontrarse con sus amigos, olvidándose de las
diferencias que últimamente los mantenían separados, les pregunta:
- ¿Qué hay de especial con este sujeto?..
- No lo sé…- responden al unísono.
Finalmente el recién llegado se para frente a nuestros tres influyentes
habitantes de La Cresta.
Poco a poco levanta la mirada hasta encontrarse directamente con los ojos de
Franco. Lo mismo hace con Andrea y con el Presidente John.
El extraño Aún no ha dicho ni una palabra, pero esa mirada parece llegar hasta
lo más profundo de los corazones de sus tres anfitriones. Aún no se ha
presentado, pero Franco, Andrea y el Presidente John saben exactamente de
quien se trata.
No logran comprender la extraña situación, pero tampoco se esfuerzan en
hacerlo, simplemente disfrutan de aquella sorpresa que desnuda sus almas,
llenándolas a la vez de una paz hasta ahora desconocida.
Luego de unos segundos que parecieron eternos, el Presidente John se atreve a
preguntarle con la voz entre cortada:
- ¿Has venido a rescatarnos? ¿Has venido…a sacarnos de este lugar…?
El personaje lo mira con ternura, se acerca aún más… y poniendo una mano
sobre su hombro le responde:
- No he venido a sacarlos de este lugar, he venido a vivir con ustedes.
“Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del
mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y
lo que no es nada, para anular lo que es, “
El Rehén
I- La Primera Convención
II- Viviendo en el Laboratorio Central
III- Las semillas de una Revolución
IV- El Comando Pro-Liberación
V- Encuentro Diplomático
VI- Un giro violento
VII- El Primer Choque
VIII- Masacre en el Laboratorio Central
IX- El comienzo del Fin
X- La Última Batalla
XI- La liberación
I
La primera Convención
El corazón de Luis parecía estar a punto de explotar. En parte por la carrera
sin descanso que había iniciado desde que salió del laboratorio central, y en
parte por la ansiedad, la desesperación y la necesidad de compartir con otros
lo que allí había ocurrido.
Luis nunca se detuvo para mirar si había logrado alejarse lo suficiente como
para no ser alcanzado. Mientras descendía la colina intentando llegar al
centro de la ciudad, su mente pareció abstraerse de lo que estaba ocurriendo
con su cuerpo. Sus pies seguían corriendo sin pausa, su corazón y todo su
organismo se manifestaba notoriamente cansado; pero a su mente pareció
no importarle nada e hizo una pausa para hacerse las siguientes preguntas:
“¿cómo fue que todo esto sucedió? ¿Cuál fue el primer error? ¿Quién lo
cometió?”. Desentendiéndose de lo que pasaba con el resto de su cuerpo, la
mente retrocedió en el tiempo en busca de respuestas, llegando hasta el día
en que todo comenzó. El día de la primera convención.
Luis era uno más de los que se había congregado en el Laboratorio Central,
un moderno centro de tecnología experimental recientemente inaugurado,
situado en las afueras de Towncity, sobre lo alto de una colina.
Desde distintos puntos de la cuidad habían llegado todo tipo de personas,
muy distintas entre si. Todos habían sido citados por Frank Linun, el creador
del Laboratorio Central, un conocido y poderoso científico del lugar. Frank
había cambiado rotundamente de campo desde que conoció al Doctor. De
hecho, más que por Frank Linun y más que por las imponentes instalaciones
del laboratorio central, la verdadera razón que impulsó a toda esta gente a
reunirse aquel día, fue la oportunidad de conocer más detalles sobre la vida y
particularmente, sobre los nuevos descubrimientos del Doctor.
Mucho antes de la primera convención, el Doctor se hizo conocido en la
cuidad al desarrollar un componente que no se comparaba con nada de lo
descubierto o creado hasta la fecha, y que daba la impresión de que jamás
sería superado. Pero a diferencia de lo que hubiese hecho cualquier científico
respetado, el Doctor dejó su cómodo laboratorio (el más moderno del
planeta) y comenzó a dar a conocer su nuevo descubrimiento entre los
habitantes de la cuidad.
A pesar de tratarse de complejas ecuaciones químicas, físicas y biológicas; el
Doctor se las arregló para que hasta el más simple y poco instruido habitante
pudiera comprender las implicancias directas que este nuevo componente
podría traer para la salud.
Rápidamente, el Doctor, se ganó la atención y el respeto de una buena parte
de la comunidad. Excluyendo, por supuesto a la ACP, la Asociación de
Científicos Profesionales, liderada en ese entonces por el mismísimo Frank
Linun.
Frank Linun y la ACP siguieron de cerca cada uno de los primeros
movimientos del Doctor. En más de una ocasión le enrostraron la
irresponsabilidad que significaba poner en manos de cualquier ciudadano
semejante tipo de información. Aunque demostraban apatía y desinterés, en
su interior, Frank Linun y todos en la ACP, no dejaban de sorprenderse de los
nuevos descubrimientos hechos por el Doctor.
Pero cierto día, el Doctor dejó de ser visto en las calles. Nadie sabía
exactamente donde estaba su laboratorio, asique resulto imposible ubicarlo.
Aunque alcanzó a difundir su nuevo componente entre muchos habitantes de
Towncity, estos querían saber más detalles; y querían que el doctor visitara a
sus amigos y conocidos. Pero nada de esto ocurrió. Repentinamente, el
Doctor había abandonado la cuidad.
Una extraña sensación se respiraba entre quienes alcanzaron a toparse con el
Doctor. La sensación de una historia inconclusa, la sensación de que algo no
había terminado aún. Pero para la gran mayoría de la gente, los días
transcurrían sin que nada pareciera extraño o anormal.
Fue en esos días, justo antes de que el tiempo diluyera la atención que el
Doctor había generado, cuando la ACP publicó un llamativo comunicado en
los medios locales:
“¡La ACP tiene el agrado de traer a Towncity, al internacionalmente
reconocido Doctor! En vivo en la Primera convención! Para todos aquellos
que lograron conocer parte de sus avances, les invitamos a reunirse en el
nuevo Laboratorio central, ubicado en la colina, en las afueras de la cuidad.
Allí compartiremos experiencias, analizaremos los nuevos avances de su
descubrimiento y conoceremos en profundidad todo lo relacionado con La
teoría del componente. Recuerda, exclusivo en el nuevo Laboratorio central
de la ACP, Totalmente gratis”.
La “teoría del componente”. Aquella fue la primera vez en que tal término
fue utilizado.
La noticia pasó desapercibida para muchos, para la gran mayoría. Pero no así
para quienes habían conocido al Doctor.
El día de la primera Convención, los asistentes repletaron el lujoso
laboratorio central.
Se trataba de un nuevo tipo de construcción que mesclaba lujos y simpleza a
la perfección. Las habitaciones espaciosas y el color blanco predominaban.
Se dejaban ver también elementos propios de un laboratorio, pero
simplificados para ser apreciados por cualquier asistente.
Los miembros de la ACP, perfectamente uniformados con trajes enteramente
blancos, daban la bienvenida y guiaban a los invitados hasta el auditorio en el
primer piso.
Una vez todos instalados, mientras la expectativa crecía y la ansiedad se
desbordaba, hace su entrada Frank Linun. Vestía el mismo uniforme de todos
los de la ACP, aunque un tono ligeramente más oscuro, que lo diferenciaba
del resto. Caminó hasta tomar posición en el estrado, acomodar el micrófono
y comenzar la presentación.
Y allí estaba Luis, sentado mientras comenzaba oficialmente… la primera
convención.
(II)
Viviendo en el laboratorio Central
Sólo después de haber elogiado a los asistentes, a su nuevo laboratorio
central y a los miembros de la ACP, Frank Linun comenzó a hablar de lo que a
todos realmente les importaba:
- Como saben, mi relación con el Doctor en un comienzo no fue de las
mejores. Su metodología me resultaba, por decir lo menos, extraña.
Pero sus descubrimientos resultaron ser incuestionables. Sin duda se
trata de alguien digno de admiración, y que por lo tanto se ganó todos
mis respetos.
Frank hizo una pausa, esperando algún tipo de reacción en la audiencia. Al no
encontrar respuesta, tragó saliva y continuó, al parecer sintetizando el
discurso hasta llegar a la información que sin duda encendería a la multitud.
- El Doctor, abandonó repentinamente la cuidad, dejando su tarea
aparentemente inconclusa. Fue por eso que la ACP en un gigantesco
esfuerzo, logró contactarlo y traerlo nuevamente hasta aquí! Towncity!
Ahora la respuesta del público sobrepasó las expectativas de Frank, todos
aplaudieron y vitorearon al oír la noticia. Luis, en primera fila, no lo podía
creer! Era demasiado bueno para ser cierto!
- Sin embargo!, sin embargo! – Continuaba Frank intentando silenciar a
los asistentes –
- Sin embargo, antes de escuchar lo que el doctor nos tiene que decir,
antes de conocer más detalles acerca de su nuevo componente, vamos
a invitarlos a todos ustedes quienes fueron beneficiados por el Doctor
con tan relevante información, Información que se quisieran las mas
grandes compañías científicas del mundo! A todos ustedes, a una gran
celebración! Estoy seguro que es lo que el Doctor quisiera en estos
momentos. Al fin y al cabo, no es cualquier noticia, es la noticia que
revolucionará, tarde o temprano al mundo científico por completo.
Asique adelante. ..Sean todos bienvenidos!!!
Al instante, se abrieron las puertas laterales y un nuevo salón del laboratorio
central quedó al descubierto. Se trataba del punto de celebración, adornado
perfectamente para la ocasión. Los asistentes no dudaron en aceptar la
invitación.
Allí Luis se hizo de varios nuevos amigos. Se entretenían comentando acerca
de cómo el Doctor les había hablado del Nuevo componente. Todas las
historias eran distintas, pero tenían en común la sutileza del Doctor para
exponer algoritmos y ecuaciones tan complejas y avanzadas, de una manera
tan entendible y cautivadora.
El tiempo pasó volando. Sin duda se trató de la mejor fiesta en muchos años.
La mejor en toda su vida, según el propio Luis.
Cuando la hora ya era avanzada, Frank Linun anunció que solo en la próxima
reunión podrían finalmente escuchar al Doctor, ya que era demasiado tarde.
Aunque la noticia no gustó mucho, fue aceptada rápidamente gracias al
espíritu festivo del que se había inundado el lugar.
Luis salió del lugar con una extraña sensación. Aunque no pudo ver al Doctor,
sin duda lo que había ocurrido en ese lugar era positivo. Era mucho mejor
que la repentina desaparición del Doctor. Poder volver a verlo para seguir
aprendiendo del componente, era cosa de tiempo. La ACP se había tomado
las cosas en serio, y sentir ese tremendo respaldo resultaba totalmente
cómodo.
(III)
Las semillas de una revolución
Las convenciones continuaron semanalmente en el Laboratorio Central,
manteniendo la tónica de la celebración; pero aún sin poder escuchar
directamente al Doctor.
En una de las convenciones, los integrantes de la ACP hicieron una exposición
detallada sobre la teoría del componente. Por un momento pareció que
llenaron de tecnicismos y nomenclatura especializada, aquello que el Doctor
se había esforzado por simplificar. Pero con el paso de las horas el poder
tener acceso a tal terminología cautivó a los asistentes haciéndolos sentir de
algún modo especiales.
El resto del trabajo lo hizo la mera repetición.
Con el paso de algunas semanas, los términos ya no resultaban tan
complejos y eran manejados a la perfección por los asistentes a las
convenciones (dicha terminología penetró tanto en los oyentes que
comenzaron a utilizar ciertos términos en su diario vivir, lo que resulto en
una dificultosa comunicación con aquellos que no asistían a las
convenciones).
Luis seguía la dinámica como un asistente más. Pero poco a poco comenzó a
sentirse confundido, distraído. El motor que encendió su interés por el
mundo científico, fue su charla con el Doctor, fueron los detalles prácticos del
componente. Pero parecía que las convenciones de la ACP se alejaban cada
día más de esa profunda simpleza.
Cada nueva convención resultaba más llamativa que la anterior y junto con
ello, más compleja. Se hizo necesario dividir a los asistentes en grupos
experimentales especializados. Algunos se dedicaban a la reformulación de la
teoría del componente. Había que analizarla, mejorarla, cuestionarla y si era
necesario modificarla. Otro grupo se dedicaba a experimentar con todas las
posibles aplicaciones de la teoría del componente. Dichos experimentos se
realizaban en una sala aislada, que simulaba las condiciones naturales de
aplicación, pero alejada de todo riesgo real. Otro grupo analizaba resultados,
proponía mejoras.
Siempre había algo que hacer en las convenciones. Lo bueno era que la teoría
del componente ocupaba el primer lugar, era el centro de interés alrededor
del cual se había construido una gigantesca red de recursos humanos y
tecnológicos. Lo malo, para Luis, comenzaba a evidenciarse en que la cita con
el Doctor se postergó hasta el punto en que cierto día, los asistentes dejaron
de insistir.
Luis comenzó a compartir su preocupación con algunos de los asistentes a las
convenciones, particularmente con Paola y su hermano Daniel. Los tres
bordeaban los 19 años, y se habían hecho muy cercanos.
- ¿No les parece raro? ¿llevamos tanto tiempo en las convenciones y
aún no sabemos nada del Doctor? – Comenta Luis a sus amigos, justo
en la entrada del laboratorio central.
- ¿nada?, me parece que no has puesto mucha atención amigo –
Bromea Daniel
- Sabemos mucho más que antes acerca de la teoría del componente,
conocemos todos los detalles en profundidad, y en cada convención
aprendemos más ¿Cuál es tu preocupación Luis? – Intenta averiguar
Paola
- Si lo sé, sé que hemos avanzado mucho gracias a la ACP. Gracias a sus
convenciones pude conocerlos a ustedes y a muchos otros, es verdad.
Todo ha sido muy bueno…pero, necesito ver al Doctor. Fue él quien
inicio todo esto! La ACP llegó después, para ayudarnos y guiarnos, pero
creo que ya es tiempo de volver a escuchar directamente al Doctor.
Paola y Daniel recién se percatan del tenor de la conversación y comienzan a
abrirse a interrogante que plantea Luis.
- A mi me parece que el Doctor ya hizo su parte. La ACP está llevando la
teoría del componente a un nuevo nivel, ¡tenemos mucho más
conocimiento que antes! – argumenta Daniel.
- ¿Crees que alguno de nosotros hubiese llegado a este nivel, sin el
respaldo de un equipo como el de la ACP?? A mi me parece que no.-
Respalda Paola.
A pesar de mantenerse firme en sus posturas, Luis había sembrado una
pequeña inquietud en sus amigos.
Sin poner un claro punto final en la conversación Luis, Paola y Daniel
entraron al Laboratorio Central, para ser parte de una nueva convención.
La convención de aquel día se desarrolló en completa normalidad. La
elocuencia de Frank Linun, la eficiencia y preparación de los miembros de la
ACP, el grato ambiente, y el sobrecogedor despliegue tecnológico, disolvía
cualquier tipo de interrogante.
Al finalizar cada convención, las dudas y preguntas de Luis se silenciaban.
Resultaba evidente que lo que allí ocurría era positivo para todos.
Pero esa noche fue diferente. En un impulso, que en tantas ocasiones
anteriores había logrado controlar, Luis se separó de sus amigos mientras
estos, y todos los asistentes abandonaban el laboratorio central, y tomó
rumbo en dirección a la oficina de Frank Linun.
Entre la multitud que salía por el acceso principal del laboratorio central,
Paola se percata de la ausencia de Luis:
-¿Viste a Luis? ¿Salió antes que nosotros? – le pregunta a su hermano
- Me parece que se quedó un poco más atrás- Responde Daniel
- Seguro olvidó su teléfono otra vez – Bromean.
Mientras sus amigos se ríen, Luis ya se encuentra en el segundo piso del
laboratorio central. Se trata de pasillos extensos y poco iluminados, no se
parecen en nada al acogedor primer piso, que hasta ahora era lo único que
conocía.
Un poco asustado, a paso rápido y con el corazón agitado; Luis se movilizaba
esperando que la oficina de Linun estuviera claramente señalada entre las
puertas del pasillo.
Y así fue, al final del corredor una puerta se diferenciaba por su mayor
tamaño y por tener inscrito sobre ella: “Frank Linun, gerente ACP- Encargado
del proyecto Convenciones”.
Al encontrar su destino, Luis se armó de valor. Al fin y al cabo, Frank Linun
había demostrado desde el inicio de las convenciones una personalidad
afable y cercana. Nada comparado con el antiguo Frank, altanero y que
miraba con desprecio a cualquiera que no formara parte de la ACP.
Luis se acercó, y al intentar golpear la puerta… notó que ésta se encontraba
entreabierta. Sin poder evitarlo escuchó lo que parecía una conversación de
Frank Linun por teléfono:
- Si, todo marcha bien. Las convenciones resultan cada vez más
llamativas. La teoría del componente resultó ser muy poderosa, sin
duda el Doctor creo lo que nosotros jamás hubiésemos podido.
Luis escuchaba pausas de silencio, que suponía, eran respuestas que venían
desde el otro lado del teléfono. Luego Frank retomaba la palabra:
- Sin duda, sin duda. Pero no te preocupes, el Doctor se encuentra aquí,
pero en un lugar seguro; no dejaremos que nadie tenga acceso directo
con él. Nosotros seguiremos perfeccionando la teoría del componente,
y aunque no lo creas, cada vez son menos los que preguntan por el
Doctor. Jaja, si supieran..-
Esta última frase, y la risa burlona de Frank, remecieron cada fibra de
Luis. Sintió que lo que acababa de escuchar era el peor de los escenarios,
algo que ni siquiera había llegado a imaginar.
La noticia lo agitó al punto de descontrolar sus movimientos. Golpeó
torpemente la puerta con su cabeza, y al intentar controlarla para evitar
un ruido, la abrió de golpe. Sin quererlo se encontraba ya en medio de la
oficina.
Frank se paró al instante y poniendo su mirada en Luis, finalizó su
conversación telefónica:
- Espérame un momento surgió un pequeño problema. Te llamo
enseguida.- Colgó el teléfono y se acercó hasta Luis.
- ¿se Le perdió algo amigo? – Su tono era amable, considerando la
situación.
- Eh…no, yo estaba…yo quería… yo, - Luis o pudo hilar una respuesta
coherente.
- La convención acaba de terminar, ¿eres nuevo? ¿Te perdiste?
- No,…yo quería hablar con usted… - responde Luis con timidez.
- La verdad es que estoy un poco ocupado, de hecho estaba hablando
recién con un amigo,..¿no escuchaste nada cuando entraste?
Luis hizo su mayor esfuerzo para disimular la mentira que estaba a
punto de decir:
- No, no escuché nada…
- Bien, pero ya que estas aquí, dime de qué querías hablar..-
En un par de segundos Luis ensayó un millón de posibilidades para
hacer la pregunta que desde hace tiempo le quitaba el sueño. Pensó en
ser sutil, en ser directo, en resumir, en entrar en detalles….pero la
situación no le permitió mas que hilar un par de palabras, quizás no las
más adecuadas, pero si las más sinceras:
- Quiero saber…Dónde está el Doctor –
Frank no esperaba tal pregunta. Pensó que se trataría de uno más de
sus admiradores. Un principiante curioso, un experto incisivo; pero
nunca…alguien en busca del Doctor.
Frank se dio la media vuelta, dándole la espalda a Luis. Caminó hasta
su escritorio y apoyando las manos sobre éste, le respondió:
- El Doctor está bien, está aquí, como todos lo saben. Él nos ha ayudado
con todo lo que hemos hecho. ¿ que no lo has notado? – Su tono es
ahora un tanto mas duro.
- Si lo se señor, siento que he aprendido más que nunca acerca de la
teoría del componente – esta ves las palabras le afloran con fluidez –
pero también creo que es necesario ver al Doctor, directamente.
- Respóndeme una cosa amigo.. ¿Eres tú un profesional? ¿ Un científico
profesional?
- eeh..nono, sólo entré a este mundo gracias a la teoría del componente.
- Y dime entonces, ¿crees que una simple persona puede llegar a
entender lo que el Doctor tiene que decir? ¿crees que es así de
sencillo?
Luis recordó la primera conversación que tuvo con el Doctor, hace ya
mucho tiempo. Efectivamente era así de sencillo. Pero sus más
recientes recuerdos le hablaban de una compleja teoría del
componente, analizada semana a semana por cientos de profesionales,
con múltiples aristas. Definitivamente la respuesta era negativa.
- No señor, no creo que esté preparado…
- Me alegro – Interrumpió Frank- Tienes que tener eso muy claro.
Pero Luis no había terminado:
- ….A pesar de no estar preparado, creo que necesitamos ver al Doctor.
Frank deja su escritorio y vuelve a girarse para caminar hasta llegar frente a
frente con Luis. Levantó su dedo índice señalando el rostro de su curioso
interlocutor. Luego sentenció:
- Sólo la ACP sabe lo que ustedes Necesitan. Sólo la ACP tiene acceso
directo al Doctor. Cuando seas un profesional, quizás puedas verlo.
Ahora sigue estudiando la teoría del componente como todos. Disfruta
de nuestras convenciones, conoce a nueva gente, has nuevos amigos.
El Doctor está en un lugar seguro. No vuelvas a hablar de este tema
con nadie. Tenemos suficientes quehaceres en el laboratorio central
como para prestar atención a las inquietudes de un novato. ¿Esta
claro? Ahora vete a tu hogar. La convención ya terminó.
Sin darle tiempo para responder. Frank tomo su teléfono y llamó a un
par de asistentes que se guiaron a Luis hasta la salida del laboratorio
central.
Por un instante, Luis quedo en blanco. Pero pronto comenzó a ordenar
sus pensamientos.
Su primer encuentro con el Doctor. La ACP. La primera convención. El
laboratorio central. Frank Linun. Y la última conversación.
Su mente cruzaba datos mientras los asistentes lo dejaban en la salida
del laboratorio, donde aún lo esperaban Daniel y Paola.
- ¿Olvidaste la salida? O fue tu teléfono otra vez?- preguntó Daniel.
- ¿Te pasó algo malo? – fue la pregunta más instintiva de Paola.
Mientras los tres caminaban bajando la colina, la respuesta de Luis
sintetizaba la conclusión a la que había llegado:
- No sólo a mí. A todos nosotros,. Y lo que es peor.. al Doctor.
(IV)
El comando Pro-Liberación
La ACP tiene de Rehén al Doctor.
Esa fue la premisa que movilizó a Luis, desde ese día.
Compartió con sus amigos lo que había ocurrido en la oficina de Frank.
Claramente no era suficiente para llegar a tan radical conclusión. Si bien a
Daniel y Paola no les gustó para nada la actitud de Frank con su amigo,
pensar en una conspiración parecía exagerado.
Aún así, Luis no se detuvo.
Las siguientes semanas asistió a cada convención sólo en busca de pruebas.
Parecía que todas las piezas encajaban. Debió moverse con mucha sutileza
ya que los ojos de toda la ACP estaban sobre cada uno de sus movimientos.
Se escabullo entre los pasillos, extrajo documentos, investigó a Frank Linun.
Su objetivo principal era encontrar el lugar en donde tenían prisionero al
Doctor. Aunque no lo logró, pudo recopilar bastante información que
confirmaban sus dudas.
Paola y Daniel, un poco por convicción y un poco por amistad, terminaron
por unirse a la causa. Los tres comenzaron a difundir secretamente la
información recabada, entre los que asistían a las convenciones. Así
comenzaron poco a poco a formar una pequeña pero significativa
agrupación, con una misión en común: encontrar y rescatar al Doctor.
La agrupación liderada por Luis y sus amigos creció hasta que ya no pudo
continuar como una organización secreta. Frank Linun y la ACP lograron
identificar a todos los integrantes. Los miembros de la nueva organización
comenzaban a pedir nuevas y mas radicales acciones. Aunque ambos lados
intentaron evitar un enfrentamiento, para no afectar el normal curso de las
convenciones, El choque de fuerzas fue inminente
El primer intento de solucionar el conflicto, fue una idea propuesta por la
ACP. La llamaron la Junta Directiva Ampliada. Una reunión que convocaría a
los más altos directivos de la ACP y a las cabezas de la nueva organización,
quienes desde aquella reunión se hicieron llamar el comando pro-liberación.
(V)
Encuentro Diplomático
Fue allí, en donde por primera vez Frank Linun y la ACP reconocieron que
efectivamente el Doctor estaba bajo su “custodia” permanente e
indeclinable. Argumentaron a su favor que si el Doctor continuaba
difundiendo indiscriminadamente la teoría del componente entre los
habitantes de Towncity, el resultado sería caótico. Era una irresponsabilidad
poner en manos de personas común y corriente, semejante descubrimiento.
Se defendieron señalando que el laboratorio central había contribuido a
generar un especio seguro y especializado para profundizar en la teoría del
componente, sin correr riesgos.
Luis y los Pro-liberación respondieron objetando la autoridad que se atribuía
la ACP para tomar tal determinación, puesto que la teoría del componente
no se trataba de uno de sus descubrimientos, sino que tan solo estaban
administrando algo que no les pertenecía. El Doctor era el creador, y él podía
decidir cómo compartir su creación.
La reunión fue subiendo rápidamente en revoluciones. Ambos lados de la
mesa comenzaron a exaltarse. Lejos de encontrar puntos de acuerdo, la
jornada sólo sirvió para profundizar y radicalizar las diferencias. Frank Linun
amenazó a los pro-liberación: si no aceptaban las condiciones impuestas,
sería expulsados del laboratorio central y se les impediría su ingreso usando
todos los recursos posibles.
La única oferta que aceptó Luis y su conglomerado, fue la de abandonar
oficialmente el laboratorio central y romper todos los lazos con la ACP, no sin
antes advertir que no serían amedrentados y llevarían a cabo la liberación,
usando todos los recursos posibles.
La guerra se había declarado. Luis abandonó las instalaciones del laboratorio
central junto con todos sus seguidores.
Pera su sorpresa, Paola…decidió quedarse.
- ¿Estás loca Paola?? ¿¿Que no te das cuenta en lo que esto se ha
convertido???
- Si lo sé, pero ¿¿crees que tú y tus revolucionarios van a lograr algo??
¿¿Podrán enfrentarse realmente a la ACP?? …no juegues, sabes que es
imposible.
- Y que me recomiendas… ¿¿Rendirnos?? ¿Rendirnos sabiendo que en
algún lugar de este maldito laboratorio tienen encerrado al Doctor?...
- Nadie habla de rendirse, creo que la mejor forma de liberar al Doctor
es atacando desde adentro. Seguir en la ACP, seguir en las
convenciones, llegar hasta lo más alto de su organización para que
cierto día… nuestras opiniones sean consideradas, y podemos liberar al
Doctor sin la necesidad de crear bandos y contiendas, ya ves el daño
que esta lucha le ha causado a las convenciones!! Esa gente que viene
con sinceros deseos de profundizar sus conocimientos sobre la teoría
del componente no merece ver todo esto, por muy cierto que sea.
- Ya no es tiempo de pequeñas acciones Paola, lamento que hayas
escogido ese camino. Seguiremos siendo amigos. Pero nosotros no nos
vamos a detener, y de verdad que vamos a usar toda nuestra fuerza
para liberar al Doctor.
Luis dejó a su amiga, y junto a los representantes del comando pro
liberación, abandonó para siempre el laboratorio central.
Daniel, que era parte de los delegados, hizo lo mismo, sin antes
despedirse de su hermana:
- Tú me conoces Paola, no puedo renunciar a mis convicciones. Cuídate.
- Tu también me conoces a mi. No renuncies a lo que crees porque yo
tampoco lo he hecho. Solo escogimos distintos caminos.
- TE quiero hermana.
- Te quiero hermano.
La Despedida se selló con un abrazo eterno.
(VI)
Un Giro Violento
Luego del infructuoso intento diplomático, Las cosas cambiaron mucho en
ambos frentes.
Frank Linun restructuró el laboratorio central. Nombró a nuevos miembros
en la ACP, entre ellos a Paola. Reforzó los sistemas de seguridad. Estableció
una guardia permanente, armada. Redobló la seguridad en la habitación
secreta, el Bunker, en donde tenían al Doctor. Las convenciones comenzaron
a ser más cortas. Aunque se continuó con el proceso investigativo de la teoría
del componente; las mitad de los recursos que se destinaban a ese fin fueron
redistribuidos entre las múltiples nuevas inversiones que requerían los
nuevos parámetros de seguridad.
El laboratorio central no sólo era el más sofisticado edificio en todo Towncity,
se había convertido ahora en una verdadera fortaleza. Los miembros de la
ACP no sólo eran los mejores expertos científicos de la cuidad, se habían
convertido ahora en un verdadero ejército.
Pero Luis, Daniel y todos los miembros del comando pro-liberación, no se
quedaron de brazos cruzados. Invirtieron sus propios recursos para conseguir
equipos, armamento y municiones. También se dedicaron a difundir en la
cuidad lo que estaba ocurriendo en el laboratorio central. A mucha gente no
le interesaba, otros se negaban a creerlo, pero más de uno… se unió a la
causa.
Conscientes de que el camino diplomático había fracasado, y preocupados a
esas alturas por la salud del Doctor, el comando pro liberación acordó que el
único camino era un enfrentamiento directo contra las fuerzas de la ACP.
Había que buscar el plan perfecto, y el momento perfecto. La idea era que
ningún inocente resultara herido. Pero ni siquiera entre ellos lograban
ponerse de acuerdo en el significado de la palabra “inocente”.
Un año se demoraron en la elaboración del plan.
Esperaban que ese año hubiera servido para que el laboratorio central bajara
la guardia.
Cada cierto tiempo Paola enviaba información relevante a Luis y Daniel. Pero
poco a poco la información comenzó a ser menos periódica. Paola, como era
de esperarse, también estaba desarrollando lazos afectivos con su nueva
familia, por lo cual le resultaba cada vez más difícil, enviar información a los
que finalmente eran sus “enemigos”.
Al cabo de un tiempo, y por su propia seguridad, Paola dejó de enviar
información. Luis y Daniel, perdieron todo tipo de contacto con ella.
Y pronto, el día del golpe llegó.
(VII)El primer Choque
Luego de que el último asistente a la convención de aquella noche, dejara las
instalaciones del laboratorio central, el comando pro-liberación se dividió en
tres grupos, cada uno de 20 personas. Tres transportes los instalaron
rodeando el laboratorio central escondidos entre arbustos y rocas.
El primer grupo era liderado por Luis, el segundo grupo estaba a cargo de
Daniel, y el último grupo era dirigido por Antonia, una ferviente luchadora de
la causa, reclutada en la cuidad.
El laboratorio central parecía dormido. Sólo unos cuantos guardias
merodeaban la entrada principal y lateral.
El plan era penetrar en tres etapas. Primero Antonia y su equipo, accediendo
por la parte trasera del laboratorio, la menos protegida. Luego Daniel llevaría
a su equipo hasta el acceso lateral. Allí esperarían que Luis y su equipo
redujeran a los guardias del acceso central. Una vez echo. Los tres equipos
detonarían los explosivos para ingresar arrasando con todo, sorprendiendo a
la ACP por los distintos accesos, hasta encontrarse en la habitación de Frank
Linun a quien obligarían a revelar la ubicación del Doctor.
Era un plan sencillo, pero que debía ejecutarse con precisión y fuerza. Era la
única forma. Algunos miembros del comando lamentaban, aun a estas
alturas, el rumbo que había tomado la “revolución”. Otros cegados por el
despliegue alcanzado, sólo pensaban en ejecutar el plan con éxito.
Faltando dos minutos paras 00:00hrs. Luis dio la orden al primer equipo para
entrar en acción:
- Antonia! Tienes luz verde, buena suerte.
Inmediatamente, Antonia y su equipo dejaron el refugio entre los arbustos y
comenzaron a avanzar a paso lento hacia la entrada trasera del laboratorio
central. Los guardias de la entrada principal ni siquiera se percataron de lo
que ocurría en la parte de atrás. Sin errores, instalaron rápidamente un
dispositivo explosivo en el acceso trasero. La primera etapa estaba completa.
- Daniel, es tu turno. Date prisa! – Ordena Luis al segundo equipo.
Daniel y su equipo avanzaron con mayor velocidad. Cuando el solitario
guardia que resguardaba ese sector se percató de unas sombras que parecían
acercarse, ya fue demasiado tarde. No alcanzó a identificar a los extraños
cuando recibió un certero disparo. El silenciador evitó llamar la atención. En
un abrir y cerrar de ojos el segundo equipo se encontraba en posición. El
explosivo había sido instalado en el acceso lateral. Solo faltaba un último
movimiento.
- Bien muchachos es nuestro turno. Tenemos a 5 guardias en la parte
frontal. Deben ser eliminados simultáneamente.
-
El equipo de Luis contaba con 5 expertos franco tiradores (antes, eran
personas con trabajos comunes, pero el último año los convirtió en
expertos asesinos).
El equipo se movió sigilosamente, arrastrándose y utilizando las piedras y
arbustos como escudo. Solo fue necesario avanzar unos cuantos metros
para que los francotiradores confirmaran que se encontraban en
condición de disparar.
- Ok muchachos, es su turno.
Las silenciosas armas emitieron un apenas perceptible pero armónico
zumbido. Acto seguido, los cinco guardias se desplomaron
sincronizadamente sobre la entrada frontal.
Luis dio la orden, y el equipo se levantó del suelo para avanzar con rapidez
directamente hacia la entrada frontal.
El primer contacto con la puerta principal, sería la señal para detonar los
explosivos de los otros dos equipos que esperaban en la parte trasera y
lateral.
Pero ocurriría algo, totalmente inesperado.
(VIII)
Masacre en el Laboratorio Central
Cuando Luis y su equipo estaban a solo metros del acceso principal, el
laboratorio central se encendió en cosa de segundos iluminado por potentes
reflectores que venían desde todo el rededor del laboratorio. Los tres
equipos quedaron totalmente al descubierto. La luz delató sus posiciones,
pero no era la única sorpresa.
Rápidamente se vieron rodeados por un contingente de soldados de la ACP,
fuertemente armados, que salieron de entre las rocas y arbustos que
rodeaban el laboratorio. Al parecer no sólo el comando pro liberación había
tenido la idea de ocultarse entre los arbustos.
Desde el balcón del laboratorio central, se abrió una compuerta. Primero se
dejaron ver cerca de diez soldados de la ACP, luego emergió la figura de
Frank Linun, con una complaciente sonrisa.
- Sorpresa amigos! Sean todos muy bienvenidos – Gritó con ironía
mientras soltaba una gran carcajada.
- ¿De verdad pensaron por un momento que este plan suyo, podría
resultar?
Por el canal interno, Antonia y Daniel pedían instrucciones
desesperadamente:
- Qué hacemos Luis! ¿Abortamos? ¿Nos rendimos?- Preguntaba Daniel.
- Hagamos volar estas puertas, no nos vamos de aquí sin el doctor,
tenemos la ventaja ya estamos a un paso de entrar!- Alentaba Antonia.
Luis escuchaba a sus compañeros a la vez que intentaba descifrar cómo fue
que Frank supo el día exacto del ataque.
Sus dudas se aclararon cuando levantó levemente la mirada hacia el balcón, y
vio en la guardia personal de Frank a su antigua amiga Paola. No había otra
explicación. Paola había volcado su corazón a la causa de la ACP.
La adrenalina mesclaba la frustración con la firme convicción de que aun en
estas adversar circunstancias, rendirse no era una opción. El resultado, fue la
orden que Luis dio, con un fuerte grito:
- Avancen ahora!!!!!! –
Al instante dos explosiones sacudieron el laboratorio central. Antonia había
volado la entrada trasera, lo mismo que hizo Daniel y su equipo con la
entrada lateral. En ese mismo momento Luis y su equipo se lanzaron
corriendo en dirección al acceso principal, como ignorando la treintena de
soldados de la ACP que los mantenían rodeados.
Pero esa euforia duró solo aquel instante. Solo aquel momento.
Cuando los escombros de la explosión se diluyeron, y los equipos pro-
liberación se disponían a entrar. Tanto Antonia como Daniel se encontraron
con el mismo cuadro: Una tropa de soldados de la ACP en perfecta
formación, apuntándolos directamente.
Por su parte, Luis y su equipo lograron avanzar solo unos metros, cuando las
puertas frontales del laboratorio se abrieron, mostrando el mismo cuadro de
soldados armados y en posición de fuego.
Si el primer instante fue de euforia, y el segundo instante fue de realidad. El
instante que les siguió, fue de muerte.
Luis y Frank gritaron al unísono, instrucciones distintas:
- Mátenlos a todos! – Gritó Linun.
-
- Retirada! – Gritó Luis.
Una ráfaga de disparos en todas las direcciones fue el único sonido que se
escuchó. La ACP, en clara ventaja táctica y numérica, comenzó a eliminar a
los rebeldes como si se trataran de una plaga. Fue imposible poner
resistencia.
Más de la mitad de los pro-liberación fueron asesinados sin que siquiera
alcanzaran a dar un tiro en su defensa. Otros alcanzaron a cubrirse y correr
algunos metros, antes de que también fueran eliminados.
Luis dio algunos disparos mientras retrocedía y veía como todo su equipo iba
cayendo uno a uno. Por esas cosas del destino, Luis tuvo la fortuna de ser
protegido delas balas por los cuerpos de sus mismos compañeros.
Sumándole a eso la habilidad adquirida con las armas, milagrosamente pudo
salir de la trampa, sólo con un disparo en su brazo izquierdo.
Cuando salió de la zona de fuego, tropezó y cayó por la quebrada, colina
abajo. Lo que pareció un accidente terminó siendo un salvavidas.
Luis rodo violentamente, hasta detenerse entre los arbustos.
Inmediatamente se reincorporó y comenzó a bajar a prisa y sin pausas la
colina. Confiando en que alguno de sus compañeros haya podido correr con
la misma suerte. Lo que claramente, no ocurrió.
Siendo las 00:10hrs. El laboratorio central era un verdadero cementerio de
rebeldes. Todos yacían en el piso. Mientras algunos miembros de la ACP
retiraban los cuerpos, otros iniciaban la búsqueda colina hacia abajo,
esperando encontrar algún otro intruso.
Frank y su guardia personal, entre ellos Paola; recorrían los accesos dañados
por las explosiones.
- ¿Esta fue su revolución? ¿Esta fue su lucha? Mira lo que causaron tus
viejos amigos.- Dijo Linun con arrogancia.
Paola no dijo una sola palabra.
(IX)
El comienzo del fin
Y volvemos donde todo comenzó.
Luis bajando desesperadamente el cerro. Agitado, herido, confundido,
derrotado.
Fue así como todo comenzó y… ¿ sería así como todo iba a terminar?
Pasaron un par de años, tiempo suficiente para creer que todo había vuelto a
la normalidad. Salvo pequeñas manifestaciones que ocurrían de vez en
cuando dentro del laboratorio central. Pero nada de qué preocuparse según
Frank Linun. De hecho ya habían asumido que el comando pro-liberación
había dividido a sus asistentes en dos posiciones. Pero no eran más que
aislados debates teóricos. Las convenciones seguían su rumbo. La ACP seguía
administrando el conocimiento de la teoría del componente. El Doctor
seguía, prisionero tras sus puertas.
Pero para Luis, nada había vuelto a la normalidad. El rotundo fracaso y la
terrible tragedia de la primera misión, no pudo detener sus convicciones. El
Doctor tenía que ser liberado. Sin importar el precio.
Fue así, como en secreto comenzó a formar una nueva resistencia. Gente que
se había aburrido de las convenciones, gente que nunca pisó el laboratorio
central, gente que convenció de distintas formas.
Sin darse cuenta cómo, al cabo de unos años, había vuelto a formar una
nueva resistencia. Mucho más sofisticada que la anterior. Mucho más
numerosa. Mucho más preparada. Y mucho, pero mucho más equipada.
Esta vez no habría plan, Sería un ataque masivo. Destruyendo todo lo que se
interpusiera entre el nuevo comando pro-liberación, y el Doctor. Nada
impediría esta vez, que el doctor fuese liberado. Que el Doctor volviera a las
calles, sin las restricciones de la ACP.
(X)
La Última batalla
La noche era muy similar a aquella fatídica de hace ya varios años atrás. Luis
lo notaba, pero se esforzaba por evitar la sensación.
En el hangar que funcionaba como centro de operaciones, y frente a todo su
ejército, compuesto esta vez por un centenar de soldados, camiones de
artillería y un par de helicópteros, Luis dio su último discurso antes del
ataque:
- Mucha sangre ha sido derramada, y mucha sangre será hoy
derramada. Esta es una batalla que no queríamos, pero que alguien
tenía que dar. El más grande descubrimiento de la ciencia no puede
estar en manos de un pequeño grupo!! No puede estar en manos de la
ACP!! Es nuestra responsabilidad liberar al Doctor!!!..Towncity necesita
que el Doctor vuelva a las calles!!! Es verdad que a muchos les gustan
las convenciones, pero….no podemos ignorar lo que sucede por el
bienestar de unos pocos. Esta es una lucha mayor- Luis hace una breve
pausa para luego continuar:
- Hoy la ACP es una obsoleta organización al lado de nuestro despliegue
de última generación. Hoy es el día de la victoria, y de la libertad. Hasta
la muerte muchachos!!
- ¡¡Hasta la muerte!! – responden todos los solados, para luego tomar
posiciones y embarcarse rumbo a la batalla.
Esta vez, para no levantar sospechas, el golpe sería dado justo en medio de
una convención. Era un precio que el nuevo comando pro-liberación
consideró necesario pagar.
Cuando el reloj marcaba las 19:45 minutos., y el laboratorio Central estaba
repleto de asistentes, las fuerzas del nuevo comando pro-liberación, se
dejaron caer con fuerza aplastante.
20 camiones de artillería rodearon el laboratorio e iniciaron un fuego
incesante. Dos helicópteros sobrevolaron el lugar para lanzar por lo menos
cinco certeros misiles que impactaron de lleno de la infraestructura del
laboratorio.
El caos fue total.
Desde los camiones salieron las tropas lideradas por Luis. En perfecta
formación, entraron al laboratorio antes de que los soldados de la ACP
pudieran reaccionar.
Avanzaban por casa salón, eliminando a todo el que veían con trajes de la
ACP. No había que correr riesgo. Muchos civiles asistentes a la convención
resultaron heridos y en el peor de los casos muertos, en medio de semejante
tiroteo.
Frank corrió junto a su guardia personal, hasta el bunker del laboratorio. La
ultima habitación que podría salvarlo. La habitación en donde se encontraba
también secuestrado el Doctor.
- Podrán destruir todo esto, pero no conseguirán lo que buscan – Decía
con furia mientras corría hacia el bunker en medio del tiroteo.
Poco a poco la ACP comenzó a mostrar su fuerza. Se multiplicaban a lo largo
de todo el laboratorio en ruinas.
Pero el nuevo comando pro-liberación lograba hacerles frente, eliminándolos
no sin antes sufrir también muchas bajas.
Era una masacre en todo el sentido de la palabra. No se podía definir con
claridad quien llevaba la delantera. Los muertos y heridos caían en ambos
bandos.
Ese fue el panorama durante largos minutos. Las balas sólo se silenciaban
cuando los combatientes caían muertos.
Fue así como al cabo de unas horas, ya se oían escasos disparos.
(XI)
La Liberación
Luis y 20 de sus soldados lograron sobrevivir.
Frank, y 20 de sus soldados, lograron refugiarse dentro del bunker. La
habitación que los mantenía con vida. La habitación que mantenía al Doctor
como rehén.
Lo que quedaba del Comando pro-liberación, rodeo el bunker.
Luis gritó amenazante:
- Ríndete Frank! Ríndete y saldrás con vida. Sólo queremos al Doctor.
Desde el interior se oía la enfática respuesta:
- ¡¡Ni en tus sueños Luis!! ¡¡Nunca obtendrás lo que quieres!! Has
librado una batalla en vano!!
Uno de los soldados de Luis le informa por el canal interno:
- Señor Luis, hemos detectado una abertura en el bunker. Podemos
volarla y entrar perfectamente.
- Entendido soldado.- Responde Luis por el mismo canal.
Volviendo a gritar hacia el interior Luis da una última advertencia:
- Podemos entrar Frank, podemos entrar y vamos a hacerlo. Sal ahora y
evita más muertes..
Frank responde con un grito:
- ¡¡Qué esperas Luis, qué esperas..!!
Luis da la instrucción:
- Bien muchachos, vamos a volar esta puerta.
Al instante un soldado detona una granada en la apertura. La explosión abre
un gran orificio en el bunker. Antes de que el humo se disipe, Luis y sus 20
soldados entran abriendo fuego indiscriminadamente.
La respuesta desde el interior es igual o más intensa. Los soldados de la ACP
reciben a los invasores con una ráfaga incesante de artillería.
En ambos bandos los soldados comienzan a caer.
El mundo parece detenerse.
Luis mira en cámara lenta cómo la masacre no se detiene.
En un abrir y cerrar de ojos ya no quedan más que 4 de sus compañeros. Y al
parecer lo mismo ha ocurrido con los soldados de la ACP.
Han sido tantos años de enfrentamientos, de muertes y de violencia, pero
parece que estas, las que podrían ser las últimas, las que finalmente les
darían la victoria, pesan más que todas las otras juntas.
En estos últimos disparos, siente Luis el peso de todos quienes han
entregado su vida en esta causa.
Ese es el impulso que lo mueve a continuar, y con increíbles maniobras logra
refugiarse tras un trozo de metal, en el instante en que los últimos dos
soldados de ambos bandos caen muertos al suelo.
El fuego ha cesado.
El silencio ha retornado al laboratorio central, con precio de muerte.
Luis está refugiado y herido detrás de aquel trozo de metal.
Antes de ponerse a cubierto logró detectar una puerta que decía casi como
una visión divina: “Celda del Doctor”.
Era irónico que quienes defendieron el lugar hasta la muerte dejaran una
señal tan clara para los supuestos invasores. Pero así funcionaban las cosas
en la ACP. Todo estaba perfectamente etiquetado.
Por fin, Luis estaba a sólo unos pasos de terminar con esta horrible guerra.
Todo estaba a punto de cobrar sentido.
Cada muerte, cada revuelta, cada enfrentamiento. Todo cobraría sentido al
momento de poner en libertad al Doctor.
Luis respiró profundo, y se levantó de golpe corriendo en dirección a la
puerta que lo pondría cara a cara con el rehén, cara a cara con el Doctor.
Pero no era Luis el único que había logrado sobrevivir a la ráfaga de muerte.
Moribundo desde una esquina, Frank Linun, en su último suspiro de vida dio
un certero disparo que entró en Luis por la espalda, y salió por su pecho.
- Perdiste Luis, perdiste. – Exclamó Frank, antes de caer muerto.
Luis sólo escucha la sentencia de Frank, para luego sentir que su pecho
estalla.
Era imposible, era irreal.
Todo terminaría, tan cerca de la victoria.
Luis, sintió como la vida comenzaba a abandonarlo. Lentamente.
Dándole tiempo para pensar en su batalla, en su fracaso.
Con esa fuerza que lo mantuvo luchando gran parte de su vida, Luis continúa
arrastrándose en dirección hacia la celda del Doctor. Su muerte podría tener
sentido….si con su último respiro lograba poner al Doctor en libertad.
Towncity se lo agradecería.
Se arrastró mientras la sangre abandonaba su cuerpo, llevándose en cada
gota un poco de vida.
En un esfuerzo final, Luis logró llegar hasta la puerta.
Se puso de rodillas. Movió su puño hasta atrás, buscando impulso.
Y uniendo su último respiro, a su último grito y a su último gramo de fuerza…
…lanzó un certero puñetazo a la puerta de la celda mientras gritaba:
- Eres libre Doctor! Eres…libre.
Luis cayó al suelo sin vida.
Su golpe logró el objetivo.
La puerta de la celda del Doctor se abrió por completo.
Aunque no había alrededor para ser testigo de lo que ocurrió:
Aquella celda estaba vacía. No había ningún rehén.
Y No fue un engaño, de Frank, ya que él todo el tiempo efectivamente creyó
que el Doctor estaba prisionero en aquella habitación.
Pero no estaba allí. Nunca hubo un rehén.
Entre los escombros del laboratorio central, mientras el olor a pólvora aún se
podía respirar. Entre los cuerpos muertos y los restos de concreto, una
pequeña radio mal sintonizada rompía con el perturbador silencio.
Debió encenderse accidentalmente durante el combate.
Una señal A.M. entre cortada dejaba escuchar a un lector de noticas que
informaba en vivo:
- “Un misterioso Doctor… fue visto en las afueras de Towncity. …. haber
descubierto un componente que cambiará el destino de la humanidad.
Si lo ve en la calle, puede…… … con total confianza, ya que le explicará
su descubrimiento con total simpleza- …..Nos han informado que El
Doctor lleva años recorriendo…. ….lugares. Pero nunca se queda por
mucho tiempo en una misma ciudad. Según la única declaración…..
…logramos obtener de este doctor su idea es que: “Yo le doy la noticia
a una persona, esa persona le da la noticia a toda su comunidad”.
Nadie supo lo que pasó en lo alto de aquella colina en Towncity.
Pero mientras la muerte aún se respira entre las ruinas del laboratorio
central, en algún otro lugar del mundo un grupo de personas se está
organizando para comenzar a reunirse y analizar la teoría del componente.
En algún otro lugar del mundo, un grupo de personas se está organizando
para tomar de Rehén al Doctor.
En algún otro lugar del mundo, un grupo se está organizando para rescatar al
Doctor, sin importar el costo.
Pero en algún otro lugar…el Doctor sigue visitando.
Pero en algún otro lugar…alguien simplemente está compartiendo la noticia
que el Doctor le entregó.
FIN
« “¿Serás tú acaso quien me construya una casa para que yo la habite?
I- No soy escritor
II- Un ¿Accidente?
III- La entrada a Lo Inexplicable
IV- Adiós Javier
V- La Vida en Lo Inexplicable
VI- La Reina de Lo Inexplicable
VII- El brujo, un encuentro desafortunado
VIII- La maldición del Silencio
IX- Con los ojos bien cerrados
X- Simplemente Vivir
XI- Fin de Año
I
No soy escritor
Me atreví a escribir pese a no ser un gran escritor (muy pronto no te
quedarán dudas de aquello). Pero creo que lo que me ha ocurrido hasta
ahora, merece ser escrito y merece ser leído.
Siempre me gustaron los cuentos de aventura y fantasía. Mientras que la
mayoría de mis amigos se sentaban hipnotizados frente a su televisor, yo
prefería leer y darle un poco de trabajo a mi imaginación. Pero no creas que
era una especie de erudito precoz, ya que sólo leía cuentos cortos que no me
tomaran más de 30 minutos (y bueno, pensándolo bien, tampoco lo hacía
muy muy seguido).
Es por eso que decidí escribir esta historia tal como a mí me hubiese gustado
leerla: corta y directa. Con los detalles suficientes como para que la
entiendas, pero con suficientes espacios en blanco como para que tu propia
mente haga el resto del trabajo.
Los cuentos que leía comenzaban describiendo al protagonista, que por lo
general era alguien muy particular, con alguna virtud o cualidad que lo hacia
sobresalir del resto. Pero mi historia no comienza así (salvo el detalle de la
lectura). Yo soy un joven común, bien puedo pasar totalmente desapercibido.
No tengo un poder especial, una virtud sobresaliente o una característica
llamativa.
Quizás eso, de alguna manera me hace especial (es lo que se acostumbra
decir). O quizás así puedas identificarte sin mayores problemas conmigo. Soy
alguien común, a quien le suceden cosas comunes.
Pero hay una regla inquebrantable: Lo extraordinario ocurre justo en medio
de un día común. Siempre es así.
Si ya leíste hasta acá, te recomiendo que lo termines. No te quedes con la
duda (aunque luego de leer te surjan un millón de otras nuevas)
Por cierto! Mi nombre es Matías.
II
Un ¿Accidente?
Hace un poco menos de 8.760 horas atrás (que es casi un año, pero usé la
calculadora para parecer interesante), estaba en la ultima hora de clases con
mi amigo Javier. Nos sentábamos juntos desde que entramos a estudiar (¿ya
mencioné que tengo 17 años?).
Con Javier teníamos en común la vida! Nacimos en el mismo hospital, fuimos
al mismo jardín, estudiamos en el mismo colegio y ahora asistíamos al mismo
liceo. ¿Llamativas Coincidencias? No, en realidad no. Era de lo más común.
Así eran las cosas para todos en Cuidad Real, nuestro querido hogar. No
había alternativas (y no lo digo pesimista). Un Hospital, un jardín, un colegio,
un liceo, un centro comercial, un banco, una plaza, un museo, un
supermercado,…un…, un…, un…,…. (Creo que ya captaste la idea)
Ese día Javier había llegado al liceo con una bicicleta doble (Sí! Esas tan
comunes en las películas, pero que escasean en la vida real). Esperamos
ansiosos y distraídos a que la jornada terminara para poder probar el curioso
transporte.
Sin exagerar, todo el liceo se agolpó alrededor nuestro (tal vez sí estoy
exagerando un poco) en la salida, cuando Javier y yo nos montábamos en la
bicicleta. Nos vitoreaban y fotografiaban mientras tomábamos lenta y
dificultosamente un poco de velocidad.
Todo mejoró al doblar la esquina, perder a nuestros compañeros y
encontrarnos con la montaña rusa (como todos en Cuidad Real llamaban a
una empinadísima bajada, perfectamente asfaltada, y que en ese horario no
era muy transitada ya que los vehículos preferían un camino alternativo que
estaba justo al lado).
Nunca nos dijimos nada, pero supimos inmediatamente que camino seguir!
Yo estaba al volante. Hice un leve movimiento en dirección a la montaña
rusa. Javier comenzó a pedalear con más fuerza, cosa que yo imite al
instante.
- Esto va a ser increíble! – escuche gritar a Javier justo antes de
encontrarnos bajando la montaña rusa a toda velocidad.
Ni siquiera Javier sabía cuánta razón tenía. Iba a ser realmente Increíble!
A la mitad del descenso tomé una decisión (¿realmente la tomé?).
La empinadura de la montaña rusa brindaba una hermosa vista panorámica
de Ciudad Real, asique apreté el volante con fuerza y por algunos segundos
quité la mirada del camino levantándola para apreciar la hermosa postal de
Ciudad Real. Fueron un par de eternos segundos.
Yo tan sólo estaba disfrutando de una pequeña aventura con mi amigo de
toda la vida, no esperaba otro tipo de experiencia o sensación. Pero durante
ese par de segundos, vi a Cuidad Real con otros ojos. Algo parecido a la
nostalgia, me atrapó.
Cuidad Real no era ni el peor ni el mejor lugar del mundo. Pasaban tantas
cosas buenas como malas. Se reía tanto como se lloraba. Y aunque a veces el
equilibrio se rompía, era nuestro hogar. Mi hogar. Era imperfecto, pero era
todo lo que teníamos (Al menos de eso estaba seguro hasta el momento).
Un sobresalto en la bajada interrumpió mi fugaz meditación. Y antes de
alcanzar a reaccionar oí el grito de Javier:
- Cuidado Matías!!!
Lo siguiente ocurrió en otro par de segundos, pero ahora el tiempo se aceleró
de golpe.
Bajé la mirada. Alcancé a ver un perro. Intenté evitarlo. Moví el volante. Nos
salimos del camino. Perdimos totalmente el control. Salimos disparados de la
bicicleta. Atravesamos la muralla de arbustos (esa que estaba prohibido
atravesar) entre sacudones, volteretas y golpes. Antes de que el impulso se
detuviera, caímos los tres (yo, Javier y la bicicleta) por el precipicio que
estaba tras la muralla de arbustos (Esa era la razón que argumentaban para
prohibir el paso, la razón yo creía y que comprobaba en ese momento).
Sentí varios golpes. Un par bien duros en la cabeza. Pero no sentí mucho
dolor. Perdí el conocimiento antes de terminar de caer.
No se cuánto tiempo estuve así.
Es una sensación extraña.
En ese estado se me pasó por la mente una brillante conclusión: “Tuvimos un
accidente”. Luego veía destellos de imágenes borrosas:
A mí, mirando Cuidad Real. A un perro en el camino. A la bicicleta rodando
sobre nosotros. A Javier cayendo por un risco. Y me volvía a decir a mi
mismo: “Tuvimos un accidente”.
Efectivamente, tuvimos un accidente.
Pero lo que aún no dejo de preguntarme es
¿Tuvimos realmente un accidente?
Y si lo tuvimos
¿Cuál fue?
¿Intentar evitar al perro? ¿Qué el perro se cruzara en el camino? ¿Qué yo
despegara mi mirada del camino? ¿Qué junto a Javier decidiéramos bajar por
la montaña rusa? ¿Qué Javier me haya invitado a volver a casa en su
bicicleta?
Todo se puso negro, por un buen rato (creo).
III
La entrada a Lo Inexplicable
Me encontraba tendido boca abajo cuando reaccioné. No me costó
demasiado reincorporarme. Me puse de rodillas y comencé a quitarme las
ramas y hojas que tenía atoradas de pies a cabeza. Pasé por alto del detalle
de no tener ninguna herida preocupante para mirar alrededor buscando a mi
amigo Javier. Lo encontré casi junto a mí, justo cuando parecía estar
despertando.
- ¿estás bien?- Pregunte sólo para estar seguro ya que lo veía sin un
rasguño.
- Eso creo, sólo un poco agotado.- Respondió Javier con calma.
Nos pusimos de pie y tuvimos que levantar la cabeza para lograr ver la cima
del risco por donde acabábamos de caer. Creo que pensar en que habíamos
caído de semejante altura me causó más dolor del que mi cuerpo físicamente
sentía en ese momento.
- Te dije que esto iba a ser increíble – Bromeo Javier.
Soltamos una carcajada nerviosa y sorprendida.
Sí, estábamos sorprendidos. Y hasta ese instante, la palabra “sorpresa”
funcionaba bien para describir. Sólo hasta ese instante.
Nos giramos para ver en dónde nos encontrábamos y cómo hacer para hallar
un camino de vuelta a casa. Nunca nadie había cruzado la muralla de
arbustos asique no sería fácil.
Al momento de girarnos, la palabra sorpresa se volvió completamente inútil.
Fue como mirar directamente al sol sin necesidad de giñar instintivamente
los ojos y descubrir dentro de él, un nuevo mundo.
Creí que lo que vimos era hermoso, bello, majestuoso, espectacular,
asombroso, alucinante. Pero ahora que lo escribo (y mientras me ayudo con
un diccionario), ninguna de estas palabras logra definirlo realmente. Porque
lo hermoso no es realmente lo que la palabra hermoso significa; ni lo
majestuosos es completamente como su definición en el diccionario. Lo bello
no es como el significado que conocemos de la belleza. Me di cuenta al leer
las definiciones de estas palabras y de otras tantas que busqué, que no había
forma de describir lo que habíamos visto. Las definiciones son convenciones
que usamos para delimitar, clasificar, organizar. Generalmente son muy
útiles, pero no en este caso. Usar alguna palabra del diccionario, por más
novedosa que fuera, sería mentir.
La necesidad de encontrar al menos una palabra que me ayudara a contar
esta historia, me llevó hasta la única que parecía encajar a la perfección con
aquel lugar que estábamos por descubrir:
Inexplicable.
(Del lat. inexplicabĭlis).
1. adj. Que no se puede explicar.
Perfecto!
Tras la muralla de arbustos que nadie podía atravesar, al final del empinado
precipicio, encontramos junto a mi amigo Javier....Lo inexplicable.
Desde esa lugar (que era el final del risco pero la cima de un pequeño monte
lo suficientemente alto como para darnos una panorámica de todo lo
inexplicable;) podíamos distinguir caminos y calles inexplicables. Una especie
de cuidad, con construcciones totalmente inexplicables, que se perdía en el
horizonte como si no tuvieran un fin. Sin que nadie te lo explicara, entendías
inmediatamente que todo lo que antes habías visto, no era más que una
sombra de lo que había en Lo Inexplicable.
Aún no dábamos ni siquiera un paso. Estábamos paralizados. Pero solo por
fuera. Por dentro yo sentía que mis cinco sentidos funcionaban por primera
vez en su plenitud, y nuevas formas de sentir habían explotado al instante al
encontrarme con Lo Inexplicable. “La piel de gallina” le llaman, pero fue
mucho más que eso, fue inexplicable. Era desconocido pero a la vez familiar,
era lo inexplicable.
A los pies del risco más peligroso de Cuidad real, pero en la cima de el primer
monte de Lo Inexplicable, el que te mostraba un perfecto camino inexplicable
hasta la entrada y te dejaba ver aquel lugar…un lugar al que llamamos de la
única forma que nos fue posible: Lo inexplicable.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que despesqué la mirada de Lo Inexplicable
para intentar conversar algo con mi amigo Javier (Acordé que si Javier no
estaba viendo lo mismo que yo le pediría que me llevara rápidamente hasta
el hospital de Cuidad Real, ya que sería evidente que mi golpe en la cabeza
había traído consecuencias)
Cuando vi a Javier, estaba con los ojos abiertos casi tanto como su boca; en
evidente estado de asombro. Era un hecho:
Lo inexplicable era real.
- Javier, qué es esto? – Pregunté sabiendo que Javier no tendría la
respuesta, pero necesitaba hacer aquella absurda pregunta.
- …es inexplicable.- Contestó.
Pasó otro largo rato en el que continuamos mirando y sintiendo, disfrutando
de todo Lo Inexplicable: hasta que Javier rompió el silencio nuevamente:
- ¿Recuerdas la clase de historia Matías? – preguntó.
¿En serio? ¿La clase de Historia? ¿En la entrada de lo inexplicable y Javier me
preguntaba por la clase de Historia? En respuesta le devolví solo una
expresión de “no tengo idea de que estas hablando”
Con una sonrisa en su rostro y con los ojos muy brillantes Javier dejó fluir las
palabras como si una bomba hubiese estallado.
- La clase de historia!!! Cuando el profesor Francisco nos dio de tarea
investigar todos los mitos y leyendas de cuidad real. ¿recuerdas? Lo
hicimos juntos!!
No era un recuerdo que tuviera particularmente etiquetado, pero por esas
cosas de la mente efectivamente pude dar con él.
- Sí, creo que lo recuerdo, pero ¿qué hay con eso?...
- ¿Que no te das cuenta? Este es el lugar! “un día Cuidad Real un día
pasarás, pero allí en Lo inexplicable por siempre vivirás” ¿no
recuerdas el poema? La leyenda de una cuidad escondida en dentro de
Cuidad Real, construida por los primeros habitantes y oculta hasta el
día en que los elegidos la descubran. ¿lo recuerdas?? La encontramos
Matías!! Era verdad!! No es sólo una leyenda, un mito, está frente a
nosotros!! Todos tienen que saberlo!! Es real!!!
Javier me ayudó a recordar.
Claro, la leyenda de la cuidad escondida. Fue una de las tantas leyendas que
investigamos para esa tarea. Pero no era más que eso, una entre tantas. No
llamaba mayormente la atención de nadie. En Cuidad Real abundaban los
cuentos, mitos y leyendas; no había nada especial con ese. Salvo de que si
Javier tenía razón; nosotros lo habíamos encontrado. Y no fui yo el primer
genio en bautizarla, alguien ya había estado allí; …en Lo Inexplicable.
IV
Adiós Javier
- Ya veo la cara de todos en mi casa cuando les cuente!! – decía Javier
eufórico- Hoy mismo nos vamos a venir a vivir aquí!...
- …Y que digo en la casa, imagínate en el colegio cuando le contemos a
todos!! Imagina al alcalde y a todos los habitantes!! Seremos héroes!!
Gracias a nuestro descubrimiento todos en Cuidad Real podrán llegar
hasta Lo Inexplicable!! Vamos Matías corre!! Vamos a contarle a
todos!!
Javier estaba realmente eufórico. Y lo entendía, yo estaba igual, salvo que no
soltaba las palabras como lo hacia él.
¿Te ha tocado alguna vez darle una muy buena noticia a alguien? ¿Y que ese
alguien esté muy lejos? ¿No sientes unas ganas tremendas de salir corriendo
inmediatamente a entregarle la noticia en persona?. Algo así, multiplicado
por un millón, era lo que sentíamos.
Javier pasó rápidamente de la emoción a la acción.
- Corre- me dijo – hay que escalar este risco y volver a Cuidad Real para
contarle a todos – Cuando terminó la frase ya estaba encaramado en el
risco.
- Tranquilo Javier no te apresures, no sabemos bien qué es este lugar –
Cuando yo terminé mi recomendación, Javier ya estaba un par de
metros más arriba.
- ¿Qué es este lugar?- me gritó sin mirar hacia abajo – eso ya está claro!
La leyenda es real, Lo Inexplicable existe y todo Cuidad Real tiene que
saberlo. Vamos alcánzame!!!-
Nunca vi a Javier escalar tan rápido.
Yo aún no sabía que hacer. Algo me llamaba a internarme en Lo Inexplicable,
sentía que había más por descubrir; aunque también me veía dando la
noticia a mi familia: sería espectacular (Reconozco ahora que me dio cierto
celo pensar en que Javier sería el primero en llegar con la noticia.)
Pero nada de eso fue mayor a mis ganas por entrar en Lo Inexplicable.
- Yo te alcanzo Javier! Quiero mirar un poco más!!- Le grité a mi amigo
que no detenía su escalada.
- Esta bien Matías, pero no te demores! Tienes que contarle de esto a tu
familia!! Te espero en Cuidad Real!! –
Apenas pude escuchar su último grito, mientras se perdía entre las ramas del
risco.
Yo me quedé, y Javier se fue.
Sin duda esta historia esta llena de extraños simbolismos. Porque a partir de
ese momento nos separaríamos más que física y momentáneamente.
- Cuídate! – Alcance a gritar.
No escuché ninguna respuesta.
V
La Vida en Lo Inexplicable
Baje la colina de lo inexplicable, siguiendo un camino muy bien marcado.
Caminaba con ganas de descubrir y sin ningún tipo de miedo.
Cada detalle del camino era inexplicable. Cerca de la entrada (una especie de
arco florido) un par de animales me salieron a hacer compañía. Me
sorprendí, pero no me asusté. Eran juguetones y amistosos. ¿ un tipo de
perro? ¿O de caballo? Quizás como tigre o conejo. En realidad eran
completamente inexplicables.
El aire había cambiado. Mis pulmones parecían extasiados con esta nueva
sensación. ¿Hojas? caían de los ¿arboles?, de variados colores. Ninguno que
conociera. Tuve la sensación de que las dejaban caer a propósito para
adornar mi caminata.
Cuando ya salía de aquel ¿jardín?, en la entrada de lo inexplicable, comencé a
acercarme a las primeras ¿construcciones? algo así como casas. Aunque me
maravillé con su inexplicable arquitectura, lo que realmente me tenía ansioso
era la inminencia de mi primer encuentro con los habitantes del lugar.
Caminé un poco más hasta encontrarme justo en medio de lo que
definitivamente era una especie de cuidad, pero una cuidad inexplicable.
Las construcciones se confundían con la naturaleza, o era la naturaleza la que
hacia posible estas construcciones. Nunca lo pude entender.
La visión se extendió. Ya no era un solo camino, un jardín. Lo Inexplicable se
erguía en todas las direcciones a las que miraba. Seres inexplicables se
movían en todas direcciones en una especie de vuelo. ¿Piensas en aves
volando? pues bien, parecido pero inexplicablemente diferente.
Llegué hasta una ¿laguna? o ¿pileta? en medio de la cuidad. Aún sin poder
ver alguna persona (o lo que fueran los habitantes del lugar).
No sabía con qué me iba a encontrar, aun así la incertidumbre no me
asustaba; al contrario! Me sentía como un niño abriendo un regalo, o un
aventurero descubriendo nuevas tierras.
De pronto otra especie ¿animal? (o era algo mecánico?) comenzó a acercarse
utilizando el camino principal de Lo Inexplicable. Llevaba adherido (o era
parte de él) algo así como un cubículo. Era un medio de transporte.
Llamativo, hermoso, extraño, pero por sobre todo inexplicable.
Se bajaron dos ¿personas? y caminaron hasta mí. Por fin estaba frente a los
habitantes de Lo Inexplicable.
Creo que se veían como cualquier otra persona. Salvo por esos detalles
inexplicables que ¿iluminaban? cada una de sus expresiones, y esa
inexplicable forma de mirar que me llenó de algo así como la ¿paz? pero son
esa de definición cursi. Prefiero decir que su mirada me produjo algo
inexplicable.
- Bienvenido Matías – Dijo el que tenía aspecto de hombre (Dadas las
circunstancias no me atrevo a afirmarlo)
- ¿Cómo te has sentido hasta ahora? – preguntó la que tenía aspecto de
mujer con un tono inexplicable.
Que supieran mi nombre y que por alguna inexplicable razón me estuvieran
esperando, no me sorprendió en lo más mínimo.
Por más extraño y llamativo que todo resultaba, una parte de mí se sentía
cómoda, como en casa.
Antes de poder responder, la mujer me volvió a preguntar:
- ¿Javier vino contigo? ¿se quedó más atrás?
-ehh,..no – Fue lo que pude decir, pero les bastó
- Ah, entonces se fue a contarle a los demás. Otro más que no alcanza a
entrar – Le dijo el hombre a la mujer, como si fuera algo a lo que ya
estaba acostumbrados.
- Ven Matías, queremos presentarte a unos amigos.
Lo que sucedió a continuación fue inexplicable.
La pareja me llevó a conocer a un montón de gente. Todos eran diferentes e
inexplicables. Las diferencias en Lo Inexplicable eran algo hermoso y
valorado. Las diferencias no se ocultaban, ni eran usadas para estigmatizar,
clasificar o dividir. Al contrario, las diferencias hacían de Lo Inexplicable algo
mucho más inexplicable.
Las distintas ¿familias? que conocí eran muy distintas unas de otras. Su forma
de vida era inexplicable. Vivian rodeados de algo inexplicable, y recorrían Lo
Inexplicable transmitiendo una inexplicable ¿alegría? en todo lo que hacían.
Me parece que fue un día. Pero el tiempo en Lo Inexplicable era inexplicable.
Quisiera escribir tantos detalles más de todo lo que pude experimentar allí,
pero definitivamente no hay palabras, solo escribir si es que aún te quedan
dudas y para que lo tengas bien claro: FUE INEXPLICABLE.
VI
La Reina de Lo Inexplicable
- Ya es el momento de que conozcas a la Reina- Me sugirió el hombre
(allí me dijeron sus nombres. Ahora no puedo recordarlos. O lo que no
puedo es pronunciarlos o escribirlos)
- Encantado- respondí breve y entusiasta (Así fueron en general todas
mis respuestas, no podía hilar mas de un par de frases. Aun así, sentía
que nunca me había expresado mejor. Inexplicable)
Voy a omitir el trayecto hasta el Palacio de la Reina de Lo Inexplicable, ya que
fue un viaje inexplicable. Pero el palacio lo era aún más.
Era imponente y sobrecogedor, pero con un diseño que no te intimidaba y te
invitaba a recorrerlo con libertad. De hecho así lo hacían todos los habitantes
de lo inexplicable. Me pareció demasiado fácil llegar hasta la sala de la Reina.
No vi guardias ni señales condicionando el paso. Esto era inexplicable
considerando la belleza y valor inexplicable del lugar. Vi a más de un niño
corriendo con total libertad.
- Te dejamos hasta acá Matías, nos vemos pronto – Me dijo sonriendo
La mujer. Y mis anfitriones se alejaron dejándome solo por primera
vez.
Respiré profundo y abrí esa puerta (si es que lo era) mientras ensayaba
mentalmente el saludo que le daría a la Reina de Lo Inexplicable.
Lo olvidé en menos de un segundo cuando la vi frente a mí.
Al llegar a este punto de la historia, volví a tomar el diccionario buscando
palabras como hermosura, simpatía, amabilidad, carisma, y muchas otras
similares, más rebuscadas y complejas; pero nuevamente resultaron
inservibles.
Era la Reina de Lo Inexplicable, y sólo puedo decir que encontrarme con ella,
poder verla, escucharla, conversar,…fue completamente inexplicable.
Me habló con tal simpleza y ¿amor? de los temas más profundos de la vida.
Respondió las preguntas que ni siquiera yo había pensado en hacerme. Pero
más que las revelaciones, disfrutaba el acto de la conversación. Inexplicable.
- Vuelve a cuidad real Matías, y comparte con todos Lo Inexplicable.
Todos pueden vivir en Lo Inexplicable.
Al leerla puedes creer que fue una especie de orden o imposición o consejo o
sugerencia. Pero lo que yo sentí no se compara a nada de eso. Fue
inexplicable, pero aquella frase encajaba a la perfección con el molde de mi
alma. Era la frase que siempre quise escuchar, aunque sólo lo supe en ese
momento.
Ese incontrolable deseo de compartir la noticia de aquel lugar, volvió a
inundarme y a rebosar con mucha más fuerza. Olvidé esos celos que había
alcanzado a sentir por Javier, y me alegré de pensar que él ya estaría
compartiendo la noticia con todos.
La Reina me despidió con un abrazo inexplicable.
- Volverás dentro de un año - Me dijo al oído mientras me abrazaba.
¿Estaba ella viendo el futuro? ¿O me lo estaba pidiendo? ¿O era otra
sugerencia?. No lo se. Solo estaba seguro de que así sería. Volvería a Lo
Inexplicable dentro de un año, y esta vez sería para siempre.
VII
El brujo, un encuentro desafortunado
Los ciudadanos de Lo Inexplicable me despidieron justo en la salida de Lo
inexplicable. Todos me dieron consejos inexplicables e inexplicables muestras
de amor. Pero hubo una que tengo que destacar:
- Si quieres llegar a contarle a todos lo que aquí has encontrado, evita
encontrarte con él en el camino.
Quise preguntar más, pero me pareció impertinente.
Emprendí el camino de regreso, adentrándome en otro bosque inexplicable.
Debía caminar algunos minutos hasta llegar al río de cuidad real.
El caminó siguió la tónica de toda la experiencia, encontrándome con toda
clase de seres inexplicables. Vivientes, inertes, vivientes-inertes. Todo
inexplicable.
De pronto y sin preámbulo lo vi en la mitad del camino, muy cerca del río,
casi en el límite de Lo Inexplicable. Recordé la recomendación que me habían
dado y no lo dudé: Era él.
Un aura muy distinta lo rodeaba, por primera vez me sentí un tanto más
inseguro; al borde y muy cerca del miedo. ¿Sería por él? ¿O sería que ya
estaba sólo a unos metros de Cuidad Real?
Su apariencia era bastante inexplicable, pero había imperfecciones que
perfectamente podría definir; cosa que no pasaba dentro de Lo Inexplicable.
Estaba cubierto con una especie de túnica negra, rasgada, un tanto sucia; que
le cubría desde la cabeza hasta los pies. Mantenía la miraba baja, y se notaba
agitado.
Sólo atiné a continuar caminando, sin detenerme. Mientras me acercaba y el
cruce se hacía inminente; aumentaron mis nervios y apresuré mi paso por
instinto.
Cuando nos cruzamos, miré tenso y de reojo que su túnica y sus manos
estaban manchadas con sangre. Eso fue aterrador.
Celebré por dentro haber pasado junto a él, pero cuando di el paso…le
escuché decir:
- Tú no vas a decir nada de lo que haz visto.-
Su voz era seca, tosca y atemorizante.
Traté de lanzarme rápido al rio pero quedé paralizado.
No podía ser todo perfecto pensaba. Como había leído en los cuentos:
siempre que había una reina, tenia que haber también un brujo. Esa fue mi
conclusión. Tuve la mala fortuna de encontrarme con El Brujo de Lo
Inexplicable.
- Si das un paso más, si vuelves a Cuidad Real…te condeno al silencio.
Enmudeceré tu boca, y aunque quieras, no podrás contarle a nadie lo
que has visto.
Mi corazón estaba a punto de estallar.
Cuando oí que las hojas del suelo comenzaron a sonar, anunciando que el
Brujo se disponía a girar; salté inmediatamente hacia el río y nadé sin parar
creyendo que el Brujo me seguía.
No era un buen final para mi experiencia en lo inexplicable.
Al llegar a la otra orilla del río, esperé a que mi respiración se normalizara
para mirar hacia el bosque deseando no encontrar a nadie.
Y así fue.
No solo no vi al Brujo, sino que el bosque parecía mucho más frondoso y no
mostraba ningún sendero.
Respiré tranquilo y me esforcé por quitar ese ultimo acontecimiento de mi
memoria, tenia una inexplicable noticia que darle a todos y eso era lo único
que importaba.
VIII
La maldición del Silencio
Corría a mi casa empapado.
En el camino pensé en más de una ocasión parar y contarle de Lo Inexplicable
a cualquiera de las personas que se cruzaban en mi camino. O detenerme y
comenzar a gritarlo a vivía voz en medio de la calle.
Pero quise partir por casa.
Así, mientras corría, el auto del profesor Francisco se detuvo a mi lado.
- ¿Estas bien muchacho? ¿Te sucedió algo? Ven sube, te llevo a tu hogar.
Me subí decidido: El profesor sería el primero en saberlo (Después de todo él
era un estudioso de las leyendas de cuidad real, estaría feliz de saber que la
leyenda de lo inexplicable era una realidad).
Mientras el profesor me miraba un tanto asustado por mi apariencia, le dije:
- Profesor –
…..fue todo lo que le dije.
Fue todo lo que pude decir.
- ¿Qué sucede Matías? ¿estas bien? ¿por qué estas empapado?- me
preguntó.
Fue todo lo que dije.
Fue todo lo que pude decir.
No podía hacer un movimiento, un gesto, no podía decir una palabra.
El Brujo. Su maldición, había sido tan real como lo inexplicable.
No podía hacer nada. Traté de concentrarme, de pensar en otra cosa, de
tomar fuerzas o que se yo; y volvía a intentarlo. Pero era igual.
Cada vez que me decidía a contarle al profesor de Lo Inexplicable, algo
extraño ocurría y no podía expresarlo de ninguna forma. Ni con gestos, ni con
palabras, ni con señas, ni con nada. Ni siquiera con impotencia.
Me di cuenta rápidamente que lo que ocurría me superaba. Apoyé mi rostro
en la ventana el resto del viaje. Mientras veía pasar las mismas calles de
Ciudad Real, me lamentaba de haber tenido la mala fortuna de encontrarme
con el Brujo estando tan cerca del final. Me lamentaba al mirar la misma
gente, las mismas calles, sabiendo que estábamos tan cerca de un lugar
maravilloso, inexplicable; del que ni siquiera podía hablar.
Los siguientes tres meses fueron terribles. Cambié. Mucho.
Me carcomía el secreto que involuntariamente guardaba. Me enfermaba ver
la vida en Ciudad Real, tan imperfecta. Me dolía ver el dolor en Ciudad Real,
sabiendo que Lo Inexplicable estaba a la vuelta de la esquina.
Intenté de muchas formas mostrar el camino hacia Lo Inexplicable. Pero
siempre ocurría lo mismo: La maldición del brujo era mucho más que
impedirme hablar de aquello.
Fueron los peores meses de mi vida. Salvo por un detalle. Otro consejo que
recordé de los ciudadanos de lo inexplicable, un consejo que al principio me
ayudó mucho.
IX
Con los ojos bien cerrados
Sólo tenía que cerrar los ojos bien fuerte por unos cuantos minutos.
Relajarme, olvidarme de cualquier preocupación; y poco a poco, la oscuridad
de mis ojos se comenzaba a iluminar; de pronto ya no parecía estar con los
ojos cerrados, sino que me veía en medio de… Lo Inexplicable.
Fue algo que me enseñó una familia en Lo Inexplicable: “no importa en donde
estés, si cierras los ojos, y quieres, siempre puedes ver lo inexplicable”.
Pero no era sólo una visión, una foto o un recuerdo. Era una imagen viva de
Lo Inexplicable. Mejor que una película en 3D.
Ese fue el escape para todos mis problemas durante esos tres meses.
Cuando me agobiaba la impotencia de no poder compartir con nadie esta
gran noticia, o cuando la imperfección de Cuidad Real me agobiaba….solo
cerraba los ojos, y viajaba hasta Lo Inexplicable.
Cada vez usaba más lo de los ojos para evitar los problemas de la vida.
Problemas en el colegio, en mi familia, en la cuidad, problemas míos,
problemas ajenos, problemas grandes, problemas chicos. Todos
desaparecían cuando cerraba los ojos y viajaba a lo inexplicable. Pronto me
encontré pasando más tiempo con los ojos cerrados que preocupado de vivir
en Ciudad Real.
Pero hay alguien de quien no hemos vuelto a saber ¿no es así? No lo he
olvidado. Mi amigo Javier. Ahora te cuento lo que paso con él y con nosotros.
x
Explicando Lo Inexplicable
Al día siguiente de volver a casa, lo busqué inmediatamente. En su casa me
dijeron que no quería hablar con nadie. Fue extraño. Note que sus padres
estaban igual que siempre, no se veían especialmente contentos por lo cual
supuse que Javier aun no les había contado nada.
Javier no se encontró con el Brujo asique él podría dar la noticia sin
problemas, pensaba yo.
Por más increíble que parezca, desde ese día me fue imposible ubicar a
Javier. Javier dejó de ir al colegió y de compartir con todos en Ciudad Real. O
al menos eso creía.
Cada vez que lo buscaba sus papas me decían que estaba ocupado, o que no
estaba. Un día me dijeron que estaba raro, pero no me quisieron dar más
detalles. Me preguntaron qué pasó ese día en que Javier llevo la bicicleta
doble al colegio, porque desde ese día había cambiado mucho. Pero como ya
sabes…no pude decir nada.
Mi propia frustración, y vida secreta que estaba llevando Javier; terminó por
separarnos (al menos durante tres meses. Hasta el día que por fin lo pude
encontrar)
Iba yo caminando con los ojos cerrados (acababa de ver a un caballero
durmiendo debajo del puente, cosa que me dolió mucho) relajándome en Lo
Inexplicable luego de un duro día, cuando tropecé y caí en medio de la
vereda.
Al abrir mis ojos, vi una casa que había estado abandonada por años, pero
que ahora lucía completamente remodelada colgando un letrero que
despertó todos mis sentidos. El letrero anunciaba con grandes letras:
“Descubre lo inexplicable”
Entré sin entender bien lo que estaba pasando. Vi de inmediato a Javier
rodeado de unas 30 personas de todas las edades. Aún no distinguía qué era
lo que Javier decía, pero se expresaba con una elocuencia que hasta ahora
desconocía en él.
Me senté atrás sin llamar la atención y pude escuchar el final de su discurso:
-“ ….no dejen de creer amigos, yo vi lo inexplicable con mis propios ojos; y les
puedo explicar todo lo que allí había. Era todo mucho mejor!! Ciudad real no
sabe lo que se pierde!! Ustedes son afortunados y valientes porque me han
escuchado y han entendido!! Hay que hacerles ver a todos que hay un nuevo
hogar y que aquí pueden aprender qué es lo inexplicable. Hay que luchar
contra los incrédulos!! Ellos nunca podrán entrar a lo inexplicable!! Sigan
adelante y nos vemos en la próxima reunión! No falten que hablaremos de
cómo es la vida en lo inexplicable. Cuídense amigos.”-
Los tres meses sin saber de Javier estaban frente a mis ojos. Era esto lo que
había estado haciendo.
Luego supe que había cortado los lazos con todos sus amigos, entre ellos yo,
para dedicarse a explicar Lo Inexplicable en todo lugar. Comenzó haciéndolo
en la calle, en medio del camino!
Dicen que Al comienzo llamó un poco la atención, pero luego de unos días se
transformó en algo más dentro del paisaje de Ciudad Real. Hablar de Lo
Inexplicable no era nuevo, salvo que Javier lo hacía con mucha más
vehemencia.
Ese día nos saludamos con cariño, ignorando los tres meses que pasamos sin
vernos. Yo no pude hacer la más mínima alusión a Lo Inexplicable, pero no
fue necesario ya que Javier parecía no haberse agotado con el discurso que
acababa de dar, y me bombardeó con nuevas explicaciones sobre lo
inexplicable.
Yo lo veía contento, y eso me tranquilizó. Aunque era obvio que no estaba
logrando lo que él y yo esperábamos: llevar a la gente a lo inexplicable.
Recuerdo de la conversación frases como:
- A la gente de ciudad real le cuesta creen en lo inexplicable, pero con
los pocos seguidores que tengo ya nos estamos organizando para
buscar nuevos métodos que llamen la atención de la gente. Eso sí,
antes tuvimos que crear una directiva para fijarnos metas y estar
seguros de lo que hacemos. Esto es genial Matías, hablarle a la gente
de lo inexplicable, explicarles lo inexplicable es realmente hermoso! No
todos escuchan y nadie aún se atreve a ir, pero estoy seguro que
estamos cerca de lograrlo. Cada reunión llegan nuevos seguidores, de
hecho ya estamos pensando en arrendar un lugar más grande!
Durante lo que duró la conversación sólo podía asentir con la cabeza.
Javier estaba contento y había desarrollado una increíble habilidad para
expresarse. Pero eso no fue todo lo que me ocurrió luego de aquella
conversación.
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  • 4.
  • 5.
  • 6. La República Independiente de La Cresta (Un cuento de YosoyPopo) I- Bienvenidos II- El Drogadicto III- La Niña Embarazada IV- El Homosexual V- El día a día VI- La conversación VII- El discurso VIII- La llamada
  • 7. Bienvenidos (I) Hay un país en el mundo, un pequeño país, que tuvo nombre antes de que alguien pisara sus tierras. Un país del que muchos hablaban antes de siquiera haber fundado una cuidad dentro de sus límites. Un país que existía antes de tener ciudadanos. En muchos lugares del mundo se hablaba de este misterioso y llamativo país. A pesar de ser muy pequeño, de tener un clima muy duro y de estar sumamente aislado; había algo que resultaba profundamente intrigante. No importaba tu nivel académico, ni nivel económico, tu posición social, tu postura política, tu religión; en algún momento de tu vida se te pasaba por la mente irte a este misterioso país; y si no era por iniciativa propia, de seguro alguien te lo habría de sugerir. Hasta que el día finalmente llegó. Un grupo de valientes, cansados de tanto misterio, y por supuesto animados por todos sus conocidos, decidieron embarcarse rumbo a lo que sería su nuevo hogar. Allí, formaron una incipiente comunidad, que poco a poco comenzó a crecer! Cada vez eran más los valientes que se atrevían a cruzar el océano para formar parte de esta nación emergente. Es verdad, nadie había llegado voluntariamente, para ninguno fue la primera opción; pero las circunstancias de la vida los habían traído hasta aquí, este país conocido antes de tener habitantes, este país olvidado en casi todos los mapas, el país del que muchos te hablaban, el país al que muchos te animaban a conocer, pero a donde nadie realmente se atrevía a llegar. Este país…al cual la historia bautizó, sin ritos y sin fiesta, como la Republica Independiente de La Cresta.
  • 8. El Drogadicto (II) Han pasado varios años desde que La Cresta finalmente estableció su propio gobierno. Su Presidente, John Juan Medina, llegó a La Cresta gracias al apoyo de su familia. Sus padres le hicieron la propuesta y le pagaron los pasajes cuando descubrieron que John Juan Medina consumía drogas. Al no tener más alternativas y para darle en el gusto a sus padres por lo menos una vez en la vida, John decidió tomar sus maletas y emprender el rumbo. En la cresta se sintió acogido, y poco a poco comenzó a ganarse el cariño de sus coterráneos, hasta que finalmente un 4 de enero de 1986 lo nombraron Presidente de La República Independiente de La Cresta. No tenía ningún mérito, asique calzaba perfectamente para el puesto. Con la llegada de John Juan, La Cresta se constituyó oficialmente como la República Independiente de La Cresta.
  • 9. La Niña Embarazada (III) Andrea Andrade, es otra figura llamativa en La Cresta. Vivía en San Rodolfo, cursaba segundo año medio y era la mejor alumna de la clase cuando conoció al que ahora recuerda como el peor error de su vida. Un tipo al que prefiere no llamar por su nombre la cautivó con sutil manipulación, seduciéndola hasta el punto que la pequeña se entregara a los egoístas deseos de este hombre recién aparecido en su vida. Andrea descubrió a los pocos días que estaba embarazada, lo ocultó hasta que ya le fue imposible. Sus padres estallaron enrostrándole todo lo que habían invertido en ella, asegurando que ya había lanzado “su futuro a la basura”. Fue en ese momento cuando ellos le hablaron de La Cresta. Aunque Andrea lo pensó, prefirió irse a los brazos de su nuevo amor. Dejó sus estudios y cortó las relaciones con su familia, soñando con iniciar una nueva junto a quien sería el padre de su hijo. Pero el príncipe un día mostró su verdadera cara, y la golpeó repetidas veces cuando ella no aceptó la brillante idea de regalar al niño cuando este naciera. Los golpes recibidos evitaron llegar al punto de esa decisión, ya que el niño no alcanzó a nacer. Cuando Andrea abrió sus ojos en el hospital, se encontró sin familia y sin pasado, sin príncipe y sin presente, sin hijo y sin futuro. Entonces recordó el lugar que le sugirieron sus padres aquella vez, y sin pensarlo dos veces, tomó las pocas cosas que le quedaban y se fue voluntariamente a La Cresta. Ahora, es la mano derecha del Presidente John Juan, coordinando su agenda y todas sus actividades diarias. Ambos forman una dupla perfectamente eficiente.
  • 10. El Homosexual (IV) Aunque detrás de cada habitante de la cresta se esconde una intensa historia, sólo mencionaremos a un último habitante, alguien llamado Franco Frez, enviado a La Cresta con honores, por su iglesia. No vamos a describir detalladamente lo que le pasa a Franco porque es algo que ni siquiera él aún logra definir con claridad, pero podemos contar que Franco era un joven como cualquier otro salvo por un pequeño detalle: él se sentía atraído por personas de su mismo sexo, es lo que llaman en todas partes un homosexual. Sin lograr siquiera él definir o encasillar lo que le pasaba, si era bueno o malo, natural o aberrante; antiguo o moderno; tuvo que enfrentar una tormentosa vida. En el colegio, luego en la universidad, luego en su trabajo. Tanto era el peso que cargaba involuntariamente, que cierto día decidió ir en busca de ayuda espiritual, decidió acudir al único lugar que según él lo miraría con amor, sin ese dedo que toda su vida lo había estado apuntado. Fue así como llegó hasta la iglesia de su pueblo, en busca de algo que lamentablemente no encontró. Primero fue con sutiles sugerencias, pero finalmente fue una masiva imposición sin lugar para dobles lecturas: La iglesia en su conjunto arregló los trámites he hizo todos los contactos para que Franco tuviera un viaje rápido y sin escalas hacia La Cresta. En La Cresta, Franco es el director de la aduana, encargado de custodiar el único acceso que tiene el país.
  • 11. El Día a Día (V) Así pasan los días en la cresta. Todos olvidaron, o se esfuerzan por olvidar lo que los trajo hasta aquí; pero en el camino no es sólo eso lo que han olvidado. Han adormecido sus más profundos sueños, anhelos y deseos. Todo eso lo han cambiado por un puesto cómodo y seguro en La Cresta. Al fin y al cabo es mejor pertenecer a un lugar que no encajar en ninguno. En La Cresta hay muchas actividades que puedes realizar. Claro que nunca la que tú realmente quisieras. Son sólo tareas que te mantienen ocupado, activo, y que te hacen sentir útil. La Cresta claramente no es un lugar perfecto, un paraíso; pero es el único lugar en donde un gran grupo de personas pudo sentirse acogida, y comenzar de nuevo. No importa si quien te sugirió llegar fue un familiar, un amigo, un desconocido, alguien de confianza, o si fue una decisión propia; lo único que importa es que en La Cresta “siempre hay un lugar para ti” (Como dice la gigantografía que te da la bienvenida a la república)
  • 12. La Conversación (VI) Un día, que parecía ser como cualquier otro, el Presidente John Juan Medina alistaba la agenda junto a su asistente Andrea Andrade, cuando saliéndose totalmente del tema inicia una conversación que tendría consecuencias insospechadas: - ¿Que hacemos aquí Andrea? – Pregunta pensativo y con la mirada perdida, a su fiel asistente. - Lo que siempre hemos hecho Presidente: Vivir aquí, y hacer lo que podemos, mientras podemos, acá estamos seguros.- Responde Andrea pensando que la conversación acaba de concluir. - Tienes razón, La Cresta es nuestro hogar, pero… ¿no piensas a veces, por un momento… en volver?- Insiste el Presidente. “Volver”, una palabra que no se le escuchaba pronunciar a ningún habitante de La Cresta desde hace muchos años. - ¿Está hablando en serio Presidente? ¿Volver? ¿Conoce un lugar donde volver? Porque yo no lo conozco.- responde Andrea con ironía y cada vez más sorprendida del rumbo que va tomando la conversación. - Sabes a lo que me refiero,…volver, retomar nuestros sueños… - ¿Y qué hacemos con toda la gente? ¿Qué hacemos con todos los que seguirán llegando a La Cresta? ¿Les cerramos las puertas? Ellos se merecen un lugar donde poder vivir, tal como nosotros lo tuvimos cuando llegamos.- Contesta Andrea bastante alterada. -¿Vivir? Hace tiempo que olvidé el significado de esa palabra-
  • 13. La conversación comienza a cavar en sentimientos que por años han intentado sepultar, removiendo los más profundos recuerdos y los más olvidados sueños de ambos. - Si hubiera alguna esperanza… – continúa el presidente - No se atreva a mencionar esa palabra nuevamente!!!- Interrumpe Andrea con rabia. - No me hable de esperanza y por favor no se atreva a mencionar esa palabra delante de los ciudadanos de La Cresta! Es justamente esa esperanza la que hemos intentado sepultar con nuestra vida aquí en La Cresta. Es justamente esa palabra la que dejamos atrás en nuestra antigua vida. No nos hable de algo que aquí no existe ni llegará a existir jamás. Porque si alguien nos mandó hasta aquí, o si decidimos venir hasta aquí, es justamente porque ¡no queremos volver a oír jamás esa palabra! - Pero quizás si volvemos todos, y les mostramos lo que somos capaces de hacer- insiste el presidente. Andrea se levanta de la mesa, y deja la habitación cerrando la puerta con fuerza. Lejos de seguir los consejos de su asistente, el Presidente pasó el resto del día ideando la forma de volver. ¡Una migración masiva! No sería fácil, no sería inmediato. Sería costoso, sería polémico, no sería seguro... Pero algo había que hacer, había que ir en busca de la esperanza, los ciudadanos de La Cresta ya estaban listos para reintegrarse al resto del mundo
  • 14. El Discurso (VII) Y fue así como la vida separó a quienes fueron por años la pareja perfecta de La Cresta. El Presidente inició una campaña masiva invitando a todos los habitantes de La Cresta a armarse de valor y volver desde donde vinieron. Andrea renunció a su cargo y lideró una contra campaña que apelaba al amor por La Cresta, y persuadía a los ciudadanos a no abandonar el único lugar en el que estarían seguros. Era cosa de tiempo para que las diferencias se profundizaran, los pensamientos se polarizaran. Como bien predijo Andrea, apenas la palabra esperanza comenzó a escucharse en La Cresta, el dolor se hizo mucho más evidente, la frustración mucho más agobiante, las heridas que parecían cicatrizadas volvieron a abrir rápidamente. Hablar de esperanza, era volver a introducir una palabra que habían dejado escrita en algún lugar, allá donde otros la disfrutaban a océanos y montañas de distancia. Cierto día Franco, cansado de ver a sus compatriotas peliarse entre sí, se paró en medio de la plaza, la pequeña plaza de La Cresta, e inició un discurso que en pocos segundos tenía congregados a casi toda la población: - Entiendo su pasión compatriotas, ¡Entiendo su pasión!! Porque no estamos muertos, aunque lo parecemos, ¡¡no estamos muertos!! Pero no se engañen, los partidarios de volver y los partidarios de quedarse; no se engañen. Por más razones que encuentren a su postura…por más correcta que la crean, por favor …¡¡no se engañen!! Porque no se trata de si nos quedamos o de si volvemos. No se trata…, no se trata de nosotros. ¡Nunca se ha tratado de nosotros! No es algo que podamos decidir.-
  • 15. Un doloroso silencio lleno de realidad inundó el lugar. Franco continuó: - No estamos aquí por voluntad propia. Ni siquiera los que creen que decidieron tomar sus maletas y venir a iniciar una nueva vida, ¡¡ni siquiera ustedes!! Ninguno de nosotros está aquí por decisión propia... Estamos aquí porque no hay otro lugar para nosotros, tan simple como eso. La gente de los otros países dice que fue nuestra decisión, que no fuimos valientes, que no aprovechamos las oportunidades, que nos equivocamos….pero nada de eso es completamente cierto. Estamos aquí, porque en el mundo en el que ellos viven, nosotros no cabemos. Alguien tiene que irse a La Cresta para que otros puedan ser felices. Es así, siempre fue así. No funciona de otra manera. Asique no añoren lo que no nos pertenece, no se martiricen con la esperanza. Miren a quien tienen a su lado, y recuerda que es la única persona que entiende por lo que han pasado. Vuelve a tu vida aquí en La Cresta, no pienses si es muy buena o muy mala, piensa que es la única vida que puedes vivir. – Quienes escuchaban comenzaron a bajar la cabeza, a botar las pancartas, y poco a poco a girarse para caminar rumbo a sus hogares. El sueño había terminado. Pero Franco aun no terminaba: - Vuelvan a sus vidas, y olvídense de la esperanza… La esperanza sólo la puede dar Dios, pero compatriotas… Si Dios existe, en su mapa no aparece La Cresta!- De pronto suena el celular de Franco. Como tenía la atención de la multitud en ese momento, todos giran para prestar atención a la inoportuna llamada.
  • 16. La Llamada (VIII) Un poco avergonzado, Franco contesta el teléfono: - ¿Alo? - Don Franco, le habla Alberto Álvarez desde la Aduana, acabo de registrar a un nuevo compatriota, viene recién llegando y como usted es el único que puede firmar la autorización yo le completé los papeles y lo acabo de enviar para la plaza en donde está usted- le informa rápida y resumidamente el ayudante de Franco. - Esta bien Alberto. Y … ¿sabes de dónde viene? ¿Quién lo mandó??? - Deme un segundo…- Mientras el asistente revisa sus papeles, en la plaza todos siguen atentos la conversación, siempre que llega alguien nuevo despierta interés, pero dadas las circunstancias, el nuevo integrante de La Cresta resulta aún más llamativo. - Ok, acá tengo los papeles- Anuncia Alberto desde la oficina- Se trata de alguien bien conocido, con bastantes fans y admiradores en su lugar de origen. - ¿Estás seguro? Eso es raro..- Cuestiona Franco. - Sí jefe, estoy seguro; pero resulta que son ellos mismos quienes lo mandaron hasta aquí. - ¿Pero no acabas de decir que eran sus admiradores? - Bueno no se jefe, es la información que él me dio…
  • 17. - Ok, pero ¿quién pagó sus pasajes, el pasaporte y todo lo necesario para poder llegar hasta acá?... - Déjeme revisar, a ver…sí, acá dice: “Todos los gastos de envío los cubre la coalición mundial Religiosa”- Continua Alberto - Dice también acá en la nota de envío que “valoramos su aporte en la fundación de nuestro movimiento, pero sus enseñanzas ya resultan molestas y dañinas para nuestra organización. Por favor recíbanlo con los brazos abiertos”- Eso es lo que dice la nota jefe. - Ok , gracias por avisar…¿me podrías decir su nombre?- En ese mismo segundo, Franco, que se encontraba parado sobre una tarima en el centro de la plaza, comienza a notar que la multitud le abre paso a un extraño personaje. No logra distinguirlo con claridad, pero puede notar que va en dirección hacia él. Extrañamente se pone un tanto nervioso. Olvida la conversación por el teléfono y asume inmediatamente que se trata del mismo personaje que su compañero de trabajo le acaba de describir. El presidente John Juan, que había permanecido callado a un lado de Franco, se le acerca para preguntarle: - ¿Y sabes de quien se trata? - No Presidente… no lo sé… Andrea se apresura hasta encontrarse con sus amigos, olvidándose de las diferencias que últimamente los mantenían separados, les pregunta: - ¿Qué hay de especial con este sujeto?.. - No lo sé…- responden al unísono.
  • 18. Finalmente el recién llegado se para frente a nuestros tres influyentes habitantes de La Cresta. Poco a poco levanta la mirada hasta encontrarse directamente con los ojos de Franco. Lo mismo hace con Andrea y con el Presidente John. El extraño Aún no ha dicho ni una palabra, pero esa mirada parece llegar hasta lo más profundo de los corazones de sus tres anfitriones. Aún no se ha presentado, pero Franco, Andrea y el Presidente John saben exactamente de quien se trata. No logran comprender la extraña situación, pero tampoco se esfuerzan en hacerlo, simplemente disfrutan de aquella sorpresa que desnuda sus almas, llenándolas a la vez de una paz hasta ahora desconocida. Luego de unos segundos que parecieron eternos, el Presidente John se atreve a preguntarle con la voz entre cortada: - ¿Has venido a rescatarnos? ¿Has venido…a sacarnos de este lugar…? El personaje lo mira con ternura, se acerca aún más… y poniendo una mano sobre su hombro le responde: - No he venido a sacarlos de este lugar, he venido a vivir con ustedes.
  • 19. “Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, “
  • 20.
  • 21.
  • 22. El Rehén I- La Primera Convención II- Viviendo en el Laboratorio Central III- Las semillas de una Revolución IV- El Comando Pro-Liberación V- Encuentro Diplomático VI- Un giro violento VII- El Primer Choque VIII- Masacre en el Laboratorio Central IX- El comienzo del Fin X- La Última Batalla XI- La liberación
  • 23. I La primera Convención El corazón de Luis parecía estar a punto de explotar. En parte por la carrera sin descanso que había iniciado desde que salió del laboratorio central, y en parte por la ansiedad, la desesperación y la necesidad de compartir con otros lo que allí había ocurrido. Luis nunca se detuvo para mirar si había logrado alejarse lo suficiente como para no ser alcanzado. Mientras descendía la colina intentando llegar al centro de la ciudad, su mente pareció abstraerse de lo que estaba ocurriendo con su cuerpo. Sus pies seguían corriendo sin pausa, su corazón y todo su organismo se manifestaba notoriamente cansado; pero a su mente pareció no importarle nada e hizo una pausa para hacerse las siguientes preguntas: “¿cómo fue que todo esto sucedió? ¿Cuál fue el primer error? ¿Quién lo cometió?”. Desentendiéndose de lo que pasaba con el resto de su cuerpo, la mente retrocedió en el tiempo en busca de respuestas, llegando hasta el día en que todo comenzó. El día de la primera convención. Luis era uno más de los que se había congregado en el Laboratorio Central, un moderno centro de tecnología experimental recientemente inaugurado, situado en las afueras de Towncity, sobre lo alto de una colina. Desde distintos puntos de la cuidad habían llegado todo tipo de personas, muy distintas entre si. Todos habían sido citados por Frank Linun, el creador del Laboratorio Central, un conocido y poderoso científico del lugar. Frank había cambiado rotundamente de campo desde que conoció al Doctor. De hecho, más que por Frank Linun y más que por las imponentes instalaciones del laboratorio central, la verdadera razón que impulsó a toda esta gente a reunirse aquel día, fue la oportunidad de conocer más detalles sobre la vida y particularmente, sobre los nuevos descubrimientos del Doctor.
  • 24. Mucho antes de la primera convención, el Doctor se hizo conocido en la cuidad al desarrollar un componente que no se comparaba con nada de lo descubierto o creado hasta la fecha, y que daba la impresión de que jamás sería superado. Pero a diferencia de lo que hubiese hecho cualquier científico respetado, el Doctor dejó su cómodo laboratorio (el más moderno del planeta) y comenzó a dar a conocer su nuevo descubrimiento entre los habitantes de la cuidad. A pesar de tratarse de complejas ecuaciones químicas, físicas y biológicas; el Doctor se las arregló para que hasta el más simple y poco instruido habitante pudiera comprender las implicancias directas que este nuevo componente podría traer para la salud. Rápidamente, el Doctor, se ganó la atención y el respeto de una buena parte de la comunidad. Excluyendo, por supuesto a la ACP, la Asociación de Científicos Profesionales, liderada en ese entonces por el mismísimo Frank Linun. Frank Linun y la ACP siguieron de cerca cada uno de los primeros movimientos del Doctor. En más de una ocasión le enrostraron la irresponsabilidad que significaba poner en manos de cualquier ciudadano semejante tipo de información. Aunque demostraban apatía y desinterés, en su interior, Frank Linun y todos en la ACP, no dejaban de sorprenderse de los nuevos descubrimientos hechos por el Doctor. Pero cierto día, el Doctor dejó de ser visto en las calles. Nadie sabía exactamente donde estaba su laboratorio, asique resulto imposible ubicarlo. Aunque alcanzó a difundir su nuevo componente entre muchos habitantes de Towncity, estos querían saber más detalles; y querían que el doctor visitara a sus amigos y conocidos. Pero nada de esto ocurrió. Repentinamente, el Doctor había abandonado la cuidad. Una extraña sensación se respiraba entre quienes alcanzaron a toparse con el Doctor. La sensación de una historia inconclusa, la sensación de que algo no
  • 25. había terminado aún. Pero para la gran mayoría de la gente, los días transcurrían sin que nada pareciera extraño o anormal. Fue en esos días, justo antes de que el tiempo diluyera la atención que el Doctor había generado, cuando la ACP publicó un llamativo comunicado en los medios locales: “¡La ACP tiene el agrado de traer a Towncity, al internacionalmente reconocido Doctor! En vivo en la Primera convención! Para todos aquellos que lograron conocer parte de sus avances, les invitamos a reunirse en el nuevo Laboratorio central, ubicado en la colina, en las afueras de la cuidad. Allí compartiremos experiencias, analizaremos los nuevos avances de su descubrimiento y conoceremos en profundidad todo lo relacionado con La teoría del componente. Recuerda, exclusivo en el nuevo Laboratorio central de la ACP, Totalmente gratis”. La “teoría del componente”. Aquella fue la primera vez en que tal término fue utilizado. La noticia pasó desapercibida para muchos, para la gran mayoría. Pero no así para quienes habían conocido al Doctor. El día de la primera Convención, los asistentes repletaron el lujoso laboratorio central. Se trataba de un nuevo tipo de construcción que mesclaba lujos y simpleza a la perfección. Las habitaciones espaciosas y el color blanco predominaban. Se dejaban ver también elementos propios de un laboratorio, pero simplificados para ser apreciados por cualquier asistente. Los miembros de la ACP, perfectamente uniformados con trajes enteramente blancos, daban la bienvenida y guiaban a los invitados hasta el auditorio en el primer piso.
  • 26. Una vez todos instalados, mientras la expectativa crecía y la ansiedad se desbordaba, hace su entrada Frank Linun. Vestía el mismo uniforme de todos los de la ACP, aunque un tono ligeramente más oscuro, que lo diferenciaba del resto. Caminó hasta tomar posición en el estrado, acomodar el micrófono y comenzar la presentación. Y allí estaba Luis, sentado mientras comenzaba oficialmente… la primera convención.
  • 27. (II) Viviendo en el laboratorio Central Sólo después de haber elogiado a los asistentes, a su nuevo laboratorio central y a los miembros de la ACP, Frank Linun comenzó a hablar de lo que a todos realmente les importaba: - Como saben, mi relación con el Doctor en un comienzo no fue de las mejores. Su metodología me resultaba, por decir lo menos, extraña. Pero sus descubrimientos resultaron ser incuestionables. Sin duda se trata de alguien digno de admiración, y que por lo tanto se ganó todos mis respetos. Frank hizo una pausa, esperando algún tipo de reacción en la audiencia. Al no encontrar respuesta, tragó saliva y continuó, al parecer sintetizando el discurso hasta llegar a la información que sin duda encendería a la multitud. - El Doctor, abandonó repentinamente la cuidad, dejando su tarea aparentemente inconclusa. Fue por eso que la ACP en un gigantesco esfuerzo, logró contactarlo y traerlo nuevamente hasta aquí! Towncity! Ahora la respuesta del público sobrepasó las expectativas de Frank, todos aplaudieron y vitorearon al oír la noticia. Luis, en primera fila, no lo podía creer! Era demasiado bueno para ser cierto! - Sin embargo!, sin embargo! – Continuaba Frank intentando silenciar a los asistentes – - Sin embargo, antes de escuchar lo que el doctor nos tiene que decir, antes de conocer más detalles acerca de su nuevo componente, vamos
  • 28. a invitarlos a todos ustedes quienes fueron beneficiados por el Doctor con tan relevante información, Información que se quisieran las mas grandes compañías científicas del mundo! A todos ustedes, a una gran celebración! Estoy seguro que es lo que el Doctor quisiera en estos momentos. Al fin y al cabo, no es cualquier noticia, es la noticia que revolucionará, tarde o temprano al mundo científico por completo. Asique adelante. ..Sean todos bienvenidos!!! Al instante, se abrieron las puertas laterales y un nuevo salón del laboratorio central quedó al descubierto. Se trataba del punto de celebración, adornado perfectamente para la ocasión. Los asistentes no dudaron en aceptar la invitación. Allí Luis se hizo de varios nuevos amigos. Se entretenían comentando acerca de cómo el Doctor les había hablado del Nuevo componente. Todas las historias eran distintas, pero tenían en común la sutileza del Doctor para exponer algoritmos y ecuaciones tan complejas y avanzadas, de una manera tan entendible y cautivadora. El tiempo pasó volando. Sin duda se trató de la mejor fiesta en muchos años. La mejor en toda su vida, según el propio Luis. Cuando la hora ya era avanzada, Frank Linun anunció que solo en la próxima reunión podrían finalmente escuchar al Doctor, ya que era demasiado tarde. Aunque la noticia no gustó mucho, fue aceptada rápidamente gracias al espíritu festivo del que se había inundado el lugar. Luis salió del lugar con una extraña sensación. Aunque no pudo ver al Doctor, sin duda lo que había ocurrido en ese lugar era positivo. Era mucho mejor que la repentina desaparición del Doctor. Poder volver a verlo para seguir aprendiendo del componente, era cosa de tiempo. La ACP se había tomado las cosas en serio, y sentir ese tremendo respaldo resultaba totalmente cómodo.
  • 29. (III) Las semillas de una revolución Las convenciones continuaron semanalmente en el Laboratorio Central, manteniendo la tónica de la celebración; pero aún sin poder escuchar directamente al Doctor. En una de las convenciones, los integrantes de la ACP hicieron una exposición detallada sobre la teoría del componente. Por un momento pareció que llenaron de tecnicismos y nomenclatura especializada, aquello que el Doctor se había esforzado por simplificar. Pero con el paso de las horas el poder tener acceso a tal terminología cautivó a los asistentes haciéndolos sentir de algún modo especiales. El resto del trabajo lo hizo la mera repetición. Con el paso de algunas semanas, los términos ya no resultaban tan complejos y eran manejados a la perfección por los asistentes a las convenciones (dicha terminología penetró tanto en los oyentes que comenzaron a utilizar ciertos términos en su diario vivir, lo que resulto en una dificultosa comunicación con aquellos que no asistían a las convenciones). Luis seguía la dinámica como un asistente más. Pero poco a poco comenzó a sentirse confundido, distraído. El motor que encendió su interés por el mundo científico, fue su charla con el Doctor, fueron los detalles prácticos del componente. Pero parecía que las convenciones de la ACP se alejaban cada día más de esa profunda simpleza. Cada nueva convención resultaba más llamativa que la anterior y junto con ello, más compleja. Se hizo necesario dividir a los asistentes en grupos experimentales especializados. Algunos se dedicaban a la reformulación de la
  • 30. teoría del componente. Había que analizarla, mejorarla, cuestionarla y si era necesario modificarla. Otro grupo se dedicaba a experimentar con todas las posibles aplicaciones de la teoría del componente. Dichos experimentos se realizaban en una sala aislada, que simulaba las condiciones naturales de aplicación, pero alejada de todo riesgo real. Otro grupo analizaba resultados, proponía mejoras. Siempre había algo que hacer en las convenciones. Lo bueno era que la teoría del componente ocupaba el primer lugar, era el centro de interés alrededor del cual se había construido una gigantesca red de recursos humanos y tecnológicos. Lo malo, para Luis, comenzaba a evidenciarse en que la cita con el Doctor se postergó hasta el punto en que cierto día, los asistentes dejaron de insistir. Luis comenzó a compartir su preocupación con algunos de los asistentes a las convenciones, particularmente con Paola y su hermano Daniel. Los tres bordeaban los 19 años, y se habían hecho muy cercanos. - ¿No les parece raro? ¿llevamos tanto tiempo en las convenciones y aún no sabemos nada del Doctor? – Comenta Luis a sus amigos, justo en la entrada del laboratorio central. - ¿nada?, me parece que no has puesto mucha atención amigo – Bromea Daniel - Sabemos mucho más que antes acerca de la teoría del componente, conocemos todos los detalles en profundidad, y en cada convención aprendemos más ¿Cuál es tu preocupación Luis? – Intenta averiguar Paola - Si lo sé, sé que hemos avanzado mucho gracias a la ACP. Gracias a sus convenciones pude conocerlos a ustedes y a muchos otros, es verdad. Todo ha sido muy bueno…pero, necesito ver al Doctor. Fue él quien inicio todo esto! La ACP llegó después, para ayudarnos y guiarnos, pero creo que ya es tiempo de volver a escuchar directamente al Doctor.
  • 31. Paola y Daniel recién se percatan del tenor de la conversación y comienzan a abrirse a interrogante que plantea Luis. - A mi me parece que el Doctor ya hizo su parte. La ACP está llevando la teoría del componente a un nuevo nivel, ¡tenemos mucho más conocimiento que antes! – argumenta Daniel. - ¿Crees que alguno de nosotros hubiese llegado a este nivel, sin el respaldo de un equipo como el de la ACP?? A mi me parece que no.- Respalda Paola. A pesar de mantenerse firme en sus posturas, Luis había sembrado una pequeña inquietud en sus amigos. Sin poner un claro punto final en la conversación Luis, Paola y Daniel entraron al Laboratorio Central, para ser parte de una nueva convención. La convención de aquel día se desarrolló en completa normalidad. La elocuencia de Frank Linun, la eficiencia y preparación de los miembros de la ACP, el grato ambiente, y el sobrecogedor despliegue tecnológico, disolvía cualquier tipo de interrogante. Al finalizar cada convención, las dudas y preguntas de Luis se silenciaban. Resultaba evidente que lo que allí ocurría era positivo para todos. Pero esa noche fue diferente. En un impulso, que en tantas ocasiones anteriores había logrado controlar, Luis se separó de sus amigos mientras estos, y todos los asistentes abandonaban el laboratorio central, y tomó rumbo en dirección a la oficina de Frank Linun. Entre la multitud que salía por el acceso principal del laboratorio central, Paola se percata de la ausencia de Luis: -¿Viste a Luis? ¿Salió antes que nosotros? – le pregunta a su hermano - Me parece que se quedó un poco más atrás- Responde Daniel - Seguro olvidó su teléfono otra vez – Bromean.
  • 32. Mientras sus amigos se ríen, Luis ya se encuentra en el segundo piso del laboratorio central. Se trata de pasillos extensos y poco iluminados, no se parecen en nada al acogedor primer piso, que hasta ahora era lo único que conocía. Un poco asustado, a paso rápido y con el corazón agitado; Luis se movilizaba esperando que la oficina de Linun estuviera claramente señalada entre las puertas del pasillo. Y así fue, al final del corredor una puerta se diferenciaba por su mayor tamaño y por tener inscrito sobre ella: “Frank Linun, gerente ACP- Encargado del proyecto Convenciones”. Al encontrar su destino, Luis se armó de valor. Al fin y al cabo, Frank Linun había demostrado desde el inicio de las convenciones una personalidad afable y cercana. Nada comparado con el antiguo Frank, altanero y que miraba con desprecio a cualquiera que no formara parte de la ACP. Luis se acercó, y al intentar golpear la puerta… notó que ésta se encontraba entreabierta. Sin poder evitarlo escuchó lo que parecía una conversación de Frank Linun por teléfono: - Si, todo marcha bien. Las convenciones resultan cada vez más llamativas. La teoría del componente resultó ser muy poderosa, sin duda el Doctor creo lo que nosotros jamás hubiésemos podido. Luis escuchaba pausas de silencio, que suponía, eran respuestas que venían desde el otro lado del teléfono. Luego Frank retomaba la palabra: - Sin duda, sin duda. Pero no te preocupes, el Doctor se encuentra aquí, pero en un lugar seguro; no dejaremos que nadie tenga acceso directo con él. Nosotros seguiremos perfeccionando la teoría del componente, y aunque no lo creas, cada vez son menos los que preguntan por el Doctor. Jaja, si supieran..-
  • 33. Esta última frase, y la risa burlona de Frank, remecieron cada fibra de Luis. Sintió que lo que acababa de escuchar era el peor de los escenarios, algo que ni siquiera había llegado a imaginar. La noticia lo agitó al punto de descontrolar sus movimientos. Golpeó torpemente la puerta con su cabeza, y al intentar controlarla para evitar un ruido, la abrió de golpe. Sin quererlo se encontraba ya en medio de la oficina. Frank se paró al instante y poniendo su mirada en Luis, finalizó su conversación telefónica: - Espérame un momento surgió un pequeño problema. Te llamo enseguida.- Colgó el teléfono y se acercó hasta Luis. - ¿se Le perdió algo amigo? – Su tono era amable, considerando la situación. - Eh…no, yo estaba…yo quería… yo, - Luis o pudo hilar una respuesta coherente. - La convención acaba de terminar, ¿eres nuevo? ¿Te perdiste? - No,…yo quería hablar con usted… - responde Luis con timidez. - La verdad es que estoy un poco ocupado, de hecho estaba hablando recién con un amigo,..¿no escuchaste nada cuando entraste? Luis hizo su mayor esfuerzo para disimular la mentira que estaba a punto de decir: - No, no escuché nada… - Bien, pero ya que estas aquí, dime de qué querías hablar..- En un par de segundos Luis ensayó un millón de posibilidades para hacer la pregunta que desde hace tiempo le quitaba el sueño. Pensó en ser sutil, en ser directo, en resumir, en entrar en detalles….pero la situación no le permitió mas que hilar un par de palabras, quizás no las más adecuadas, pero si las más sinceras:
  • 34. - Quiero saber…Dónde está el Doctor – Frank no esperaba tal pregunta. Pensó que se trataría de uno más de sus admiradores. Un principiante curioso, un experto incisivo; pero nunca…alguien en busca del Doctor. Frank se dio la media vuelta, dándole la espalda a Luis. Caminó hasta su escritorio y apoyando las manos sobre éste, le respondió: - El Doctor está bien, está aquí, como todos lo saben. Él nos ha ayudado con todo lo que hemos hecho. ¿ que no lo has notado? – Su tono es ahora un tanto mas duro. - Si lo se señor, siento que he aprendido más que nunca acerca de la teoría del componente – esta ves las palabras le afloran con fluidez – pero también creo que es necesario ver al Doctor, directamente. - Respóndeme una cosa amigo.. ¿Eres tú un profesional? ¿ Un científico profesional? - eeh..nono, sólo entré a este mundo gracias a la teoría del componente. - Y dime entonces, ¿crees que una simple persona puede llegar a entender lo que el Doctor tiene que decir? ¿crees que es así de sencillo? Luis recordó la primera conversación que tuvo con el Doctor, hace ya mucho tiempo. Efectivamente era así de sencillo. Pero sus más recientes recuerdos le hablaban de una compleja teoría del componente, analizada semana a semana por cientos de profesionales, con múltiples aristas. Definitivamente la respuesta era negativa. - No señor, no creo que esté preparado… - Me alegro – Interrumpió Frank- Tienes que tener eso muy claro. Pero Luis no había terminado: - ….A pesar de no estar preparado, creo que necesitamos ver al Doctor.
  • 35. Frank deja su escritorio y vuelve a girarse para caminar hasta llegar frente a frente con Luis. Levantó su dedo índice señalando el rostro de su curioso interlocutor. Luego sentenció: - Sólo la ACP sabe lo que ustedes Necesitan. Sólo la ACP tiene acceso directo al Doctor. Cuando seas un profesional, quizás puedas verlo. Ahora sigue estudiando la teoría del componente como todos. Disfruta de nuestras convenciones, conoce a nueva gente, has nuevos amigos. El Doctor está en un lugar seguro. No vuelvas a hablar de este tema con nadie. Tenemos suficientes quehaceres en el laboratorio central como para prestar atención a las inquietudes de un novato. ¿Esta claro? Ahora vete a tu hogar. La convención ya terminó. Sin darle tiempo para responder. Frank tomo su teléfono y llamó a un par de asistentes que se guiaron a Luis hasta la salida del laboratorio central. Por un instante, Luis quedo en blanco. Pero pronto comenzó a ordenar sus pensamientos. Su primer encuentro con el Doctor. La ACP. La primera convención. El laboratorio central. Frank Linun. Y la última conversación. Su mente cruzaba datos mientras los asistentes lo dejaban en la salida del laboratorio, donde aún lo esperaban Daniel y Paola. - ¿Olvidaste la salida? O fue tu teléfono otra vez?- preguntó Daniel. - ¿Te pasó algo malo? – fue la pregunta más instintiva de Paola. Mientras los tres caminaban bajando la colina, la respuesta de Luis sintetizaba la conclusión a la que había llegado: - No sólo a mí. A todos nosotros,. Y lo que es peor.. al Doctor.
  • 36. (IV) El comando Pro-Liberación La ACP tiene de Rehén al Doctor. Esa fue la premisa que movilizó a Luis, desde ese día. Compartió con sus amigos lo que había ocurrido en la oficina de Frank. Claramente no era suficiente para llegar a tan radical conclusión. Si bien a Daniel y Paola no les gustó para nada la actitud de Frank con su amigo, pensar en una conspiración parecía exagerado. Aún así, Luis no se detuvo. Las siguientes semanas asistió a cada convención sólo en busca de pruebas. Parecía que todas las piezas encajaban. Debió moverse con mucha sutileza ya que los ojos de toda la ACP estaban sobre cada uno de sus movimientos. Se escabullo entre los pasillos, extrajo documentos, investigó a Frank Linun. Su objetivo principal era encontrar el lugar en donde tenían prisionero al Doctor. Aunque no lo logró, pudo recopilar bastante información que confirmaban sus dudas. Paola y Daniel, un poco por convicción y un poco por amistad, terminaron por unirse a la causa. Los tres comenzaron a difundir secretamente la información recabada, entre los que asistían a las convenciones. Así comenzaron poco a poco a formar una pequeña pero significativa agrupación, con una misión en común: encontrar y rescatar al Doctor. La agrupación liderada por Luis y sus amigos creció hasta que ya no pudo continuar como una organización secreta. Frank Linun y la ACP lograron identificar a todos los integrantes. Los miembros de la nueva organización comenzaban a pedir nuevas y mas radicales acciones. Aunque ambos lados
  • 37. intentaron evitar un enfrentamiento, para no afectar el normal curso de las convenciones, El choque de fuerzas fue inminente El primer intento de solucionar el conflicto, fue una idea propuesta por la ACP. La llamaron la Junta Directiva Ampliada. Una reunión que convocaría a los más altos directivos de la ACP y a las cabezas de la nueva organización, quienes desde aquella reunión se hicieron llamar el comando pro-liberación.
  • 38. (V) Encuentro Diplomático Fue allí, en donde por primera vez Frank Linun y la ACP reconocieron que efectivamente el Doctor estaba bajo su “custodia” permanente e indeclinable. Argumentaron a su favor que si el Doctor continuaba difundiendo indiscriminadamente la teoría del componente entre los habitantes de Towncity, el resultado sería caótico. Era una irresponsabilidad poner en manos de personas común y corriente, semejante descubrimiento. Se defendieron señalando que el laboratorio central había contribuido a generar un especio seguro y especializado para profundizar en la teoría del componente, sin correr riesgos. Luis y los Pro-liberación respondieron objetando la autoridad que se atribuía la ACP para tomar tal determinación, puesto que la teoría del componente no se trataba de uno de sus descubrimientos, sino que tan solo estaban administrando algo que no les pertenecía. El Doctor era el creador, y él podía decidir cómo compartir su creación. La reunión fue subiendo rápidamente en revoluciones. Ambos lados de la mesa comenzaron a exaltarse. Lejos de encontrar puntos de acuerdo, la jornada sólo sirvió para profundizar y radicalizar las diferencias. Frank Linun amenazó a los pro-liberación: si no aceptaban las condiciones impuestas, sería expulsados del laboratorio central y se les impediría su ingreso usando todos los recursos posibles. La única oferta que aceptó Luis y su conglomerado, fue la de abandonar oficialmente el laboratorio central y romper todos los lazos con la ACP, no sin antes advertir que no serían amedrentados y llevarían a cabo la liberación, usando todos los recursos posibles. La guerra se había declarado. Luis abandonó las instalaciones del laboratorio central junto con todos sus seguidores.
  • 39. Pera su sorpresa, Paola…decidió quedarse. - ¿Estás loca Paola?? ¿¿Que no te das cuenta en lo que esto se ha convertido??? - Si lo sé, pero ¿¿crees que tú y tus revolucionarios van a lograr algo?? ¿¿Podrán enfrentarse realmente a la ACP?? …no juegues, sabes que es imposible. - Y que me recomiendas… ¿¿Rendirnos?? ¿Rendirnos sabiendo que en algún lugar de este maldito laboratorio tienen encerrado al Doctor?... - Nadie habla de rendirse, creo que la mejor forma de liberar al Doctor es atacando desde adentro. Seguir en la ACP, seguir en las convenciones, llegar hasta lo más alto de su organización para que cierto día… nuestras opiniones sean consideradas, y podemos liberar al Doctor sin la necesidad de crear bandos y contiendas, ya ves el daño que esta lucha le ha causado a las convenciones!! Esa gente que viene con sinceros deseos de profundizar sus conocimientos sobre la teoría del componente no merece ver todo esto, por muy cierto que sea. - Ya no es tiempo de pequeñas acciones Paola, lamento que hayas escogido ese camino. Seguiremos siendo amigos. Pero nosotros no nos vamos a detener, y de verdad que vamos a usar toda nuestra fuerza para liberar al Doctor. Luis dejó a su amiga, y junto a los representantes del comando pro liberación, abandonó para siempre el laboratorio central. Daniel, que era parte de los delegados, hizo lo mismo, sin antes despedirse de su hermana: - Tú me conoces Paola, no puedo renunciar a mis convicciones. Cuídate.
  • 40. - Tu también me conoces a mi. No renuncies a lo que crees porque yo tampoco lo he hecho. Solo escogimos distintos caminos. - TE quiero hermana. - Te quiero hermano. La Despedida se selló con un abrazo eterno.
  • 41. (VI) Un Giro Violento Luego del infructuoso intento diplomático, Las cosas cambiaron mucho en ambos frentes. Frank Linun restructuró el laboratorio central. Nombró a nuevos miembros en la ACP, entre ellos a Paola. Reforzó los sistemas de seguridad. Estableció una guardia permanente, armada. Redobló la seguridad en la habitación secreta, el Bunker, en donde tenían al Doctor. Las convenciones comenzaron a ser más cortas. Aunque se continuó con el proceso investigativo de la teoría del componente; las mitad de los recursos que se destinaban a ese fin fueron redistribuidos entre las múltiples nuevas inversiones que requerían los nuevos parámetros de seguridad. El laboratorio central no sólo era el más sofisticado edificio en todo Towncity, se había convertido ahora en una verdadera fortaleza. Los miembros de la ACP no sólo eran los mejores expertos científicos de la cuidad, se habían convertido ahora en un verdadero ejército. Pero Luis, Daniel y todos los miembros del comando pro-liberación, no se quedaron de brazos cruzados. Invirtieron sus propios recursos para conseguir equipos, armamento y municiones. También se dedicaron a difundir en la cuidad lo que estaba ocurriendo en el laboratorio central. A mucha gente no le interesaba, otros se negaban a creerlo, pero más de uno… se unió a la causa. Conscientes de que el camino diplomático había fracasado, y preocupados a esas alturas por la salud del Doctor, el comando pro liberación acordó que el único camino era un enfrentamiento directo contra las fuerzas de la ACP. Había que buscar el plan perfecto, y el momento perfecto. La idea era que
  • 42. ningún inocente resultara herido. Pero ni siquiera entre ellos lograban ponerse de acuerdo en el significado de la palabra “inocente”. Un año se demoraron en la elaboración del plan. Esperaban que ese año hubiera servido para que el laboratorio central bajara la guardia. Cada cierto tiempo Paola enviaba información relevante a Luis y Daniel. Pero poco a poco la información comenzó a ser menos periódica. Paola, como era de esperarse, también estaba desarrollando lazos afectivos con su nueva familia, por lo cual le resultaba cada vez más difícil, enviar información a los que finalmente eran sus “enemigos”. Al cabo de un tiempo, y por su propia seguridad, Paola dejó de enviar información. Luis y Daniel, perdieron todo tipo de contacto con ella. Y pronto, el día del golpe llegó.
  • 43. (VII)El primer Choque Luego de que el último asistente a la convención de aquella noche, dejara las instalaciones del laboratorio central, el comando pro-liberación se dividió en tres grupos, cada uno de 20 personas. Tres transportes los instalaron rodeando el laboratorio central escondidos entre arbustos y rocas. El primer grupo era liderado por Luis, el segundo grupo estaba a cargo de Daniel, y el último grupo era dirigido por Antonia, una ferviente luchadora de la causa, reclutada en la cuidad. El laboratorio central parecía dormido. Sólo unos cuantos guardias merodeaban la entrada principal y lateral. El plan era penetrar en tres etapas. Primero Antonia y su equipo, accediendo por la parte trasera del laboratorio, la menos protegida. Luego Daniel llevaría a su equipo hasta el acceso lateral. Allí esperarían que Luis y su equipo redujeran a los guardias del acceso central. Una vez echo. Los tres equipos detonarían los explosivos para ingresar arrasando con todo, sorprendiendo a la ACP por los distintos accesos, hasta encontrarse en la habitación de Frank Linun a quien obligarían a revelar la ubicación del Doctor. Era un plan sencillo, pero que debía ejecutarse con precisión y fuerza. Era la única forma. Algunos miembros del comando lamentaban, aun a estas alturas, el rumbo que había tomado la “revolución”. Otros cegados por el despliegue alcanzado, sólo pensaban en ejecutar el plan con éxito. Faltando dos minutos paras 00:00hrs. Luis dio la orden al primer equipo para entrar en acción: - Antonia! Tienes luz verde, buena suerte. Inmediatamente, Antonia y su equipo dejaron el refugio entre los arbustos y comenzaron a avanzar a paso lento hacia la entrada trasera del laboratorio
  • 44. central. Los guardias de la entrada principal ni siquiera se percataron de lo que ocurría en la parte de atrás. Sin errores, instalaron rápidamente un dispositivo explosivo en el acceso trasero. La primera etapa estaba completa. - Daniel, es tu turno. Date prisa! – Ordena Luis al segundo equipo. Daniel y su equipo avanzaron con mayor velocidad. Cuando el solitario guardia que resguardaba ese sector se percató de unas sombras que parecían acercarse, ya fue demasiado tarde. No alcanzó a identificar a los extraños cuando recibió un certero disparo. El silenciador evitó llamar la atención. En un abrir y cerrar de ojos el segundo equipo se encontraba en posición. El explosivo había sido instalado en el acceso lateral. Solo faltaba un último movimiento. - Bien muchachos es nuestro turno. Tenemos a 5 guardias en la parte frontal. Deben ser eliminados simultáneamente. - El equipo de Luis contaba con 5 expertos franco tiradores (antes, eran personas con trabajos comunes, pero el último año los convirtió en expertos asesinos). El equipo se movió sigilosamente, arrastrándose y utilizando las piedras y arbustos como escudo. Solo fue necesario avanzar unos cuantos metros para que los francotiradores confirmaran que se encontraban en condición de disparar. - Ok muchachos, es su turno. Las silenciosas armas emitieron un apenas perceptible pero armónico zumbido. Acto seguido, los cinco guardias se desplomaron sincronizadamente sobre la entrada frontal. Luis dio la orden, y el equipo se levantó del suelo para avanzar con rapidez directamente hacia la entrada frontal.
  • 45. El primer contacto con la puerta principal, sería la señal para detonar los explosivos de los otros dos equipos que esperaban en la parte trasera y lateral. Pero ocurriría algo, totalmente inesperado.
  • 46. (VIII) Masacre en el Laboratorio Central Cuando Luis y su equipo estaban a solo metros del acceso principal, el laboratorio central se encendió en cosa de segundos iluminado por potentes reflectores que venían desde todo el rededor del laboratorio. Los tres equipos quedaron totalmente al descubierto. La luz delató sus posiciones, pero no era la única sorpresa. Rápidamente se vieron rodeados por un contingente de soldados de la ACP, fuertemente armados, que salieron de entre las rocas y arbustos que rodeaban el laboratorio. Al parecer no sólo el comando pro liberación había tenido la idea de ocultarse entre los arbustos. Desde el balcón del laboratorio central, se abrió una compuerta. Primero se dejaron ver cerca de diez soldados de la ACP, luego emergió la figura de Frank Linun, con una complaciente sonrisa. - Sorpresa amigos! Sean todos muy bienvenidos – Gritó con ironía mientras soltaba una gran carcajada. - ¿De verdad pensaron por un momento que este plan suyo, podría resultar? Por el canal interno, Antonia y Daniel pedían instrucciones desesperadamente: - Qué hacemos Luis! ¿Abortamos? ¿Nos rendimos?- Preguntaba Daniel. - Hagamos volar estas puertas, no nos vamos de aquí sin el doctor, tenemos la ventaja ya estamos a un paso de entrar!- Alentaba Antonia.
  • 47. Luis escuchaba a sus compañeros a la vez que intentaba descifrar cómo fue que Frank supo el día exacto del ataque. Sus dudas se aclararon cuando levantó levemente la mirada hacia el balcón, y vio en la guardia personal de Frank a su antigua amiga Paola. No había otra explicación. Paola había volcado su corazón a la causa de la ACP. La adrenalina mesclaba la frustración con la firme convicción de que aun en estas adversar circunstancias, rendirse no era una opción. El resultado, fue la orden que Luis dio, con un fuerte grito: - Avancen ahora!!!!!! – Al instante dos explosiones sacudieron el laboratorio central. Antonia había volado la entrada trasera, lo mismo que hizo Daniel y su equipo con la entrada lateral. En ese mismo momento Luis y su equipo se lanzaron corriendo en dirección al acceso principal, como ignorando la treintena de soldados de la ACP que los mantenían rodeados. Pero esa euforia duró solo aquel instante. Solo aquel momento. Cuando los escombros de la explosión se diluyeron, y los equipos pro- liberación se disponían a entrar. Tanto Antonia como Daniel se encontraron con el mismo cuadro: Una tropa de soldados de la ACP en perfecta formación, apuntándolos directamente. Por su parte, Luis y su equipo lograron avanzar solo unos metros, cuando las puertas frontales del laboratorio se abrieron, mostrando el mismo cuadro de soldados armados y en posición de fuego. Si el primer instante fue de euforia, y el segundo instante fue de realidad. El instante que les siguió, fue de muerte.
  • 48. Luis y Frank gritaron al unísono, instrucciones distintas: - Mátenlos a todos! – Gritó Linun. - - Retirada! – Gritó Luis. Una ráfaga de disparos en todas las direcciones fue el único sonido que se escuchó. La ACP, en clara ventaja táctica y numérica, comenzó a eliminar a los rebeldes como si se trataran de una plaga. Fue imposible poner resistencia. Más de la mitad de los pro-liberación fueron asesinados sin que siquiera alcanzaran a dar un tiro en su defensa. Otros alcanzaron a cubrirse y correr algunos metros, antes de que también fueran eliminados. Luis dio algunos disparos mientras retrocedía y veía como todo su equipo iba cayendo uno a uno. Por esas cosas del destino, Luis tuvo la fortuna de ser protegido delas balas por los cuerpos de sus mismos compañeros. Sumándole a eso la habilidad adquirida con las armas, milagrosamente pudo salir de la trampa, sólo con un disparo en su brazo izquierdo. Cuando salió de la zona de fuego, tropezó y cayó por la quebrada, colina abajo. Lo que pareció un accidente terminó siendo un salvavidas. Luis rodo violentamente, hasta detenerse entre los arbustos. Inmediatamente se reincorporó y comenzó a bajar a prisa y sin pausas la colina. Confiando en que alguno de sus compañeros haya podido correr con la misma suerte. Lo que claramente, no ocurrió. Siendo las 00:10hrs. El laboratorio central era un verdadero cementerio de rebeldes. Todos yacían en el piso. Mientras algunos miembros de la ACP retiraban los cuerpos, otros iniciaban la búsqueda colina hacia abajo, esperando encontrar algún otro intruso.
  • 49. Frank y su guardia personal, entre ellos Paola; recorrían los accesos dañados por las explosiones. - ¿Esta fue su revolución? ¿Esta fue su lucha? Mira lo que causaron tus viejos amigos.- Dijo Linun con arrogancia. Paola no dijo una sola palabra.
  • 50. (IX) El comienzo del fin Y volvemos donde todo comenzó. Luis bajando desesperadamente el cerro. Agitado, herido, confundido, derrotado. Fue así como todo comenzó y… ¿ sería así como todo iba a terminar? Pasaron un par de años, tiempo suficiente para creer que todo había vuelto a la normalidad. Salvo pequeñas manifestaciones que ocurrían de vez en cuando dentro del laboratorio central. Pero nada de qué preocuparse según Frank Linun. De hecho ya habían asumido que el comando pro-liberación había dividido a sus asistentes en dos posiciones. Pero no eran más que aislados debates teóricos. Las convenciones seguían su rumbo. La ACP seguía administrando el conocimiento de la teoría del componente. El Doctor seguía, prisionero tras sus puertas. Pero para Luis, nada había vuelto a la normalidad. El rotundo fracaso y la terrible tragedia de la primera misión, no pudo detener sus convicciones. El Doctor tenía que ser liberado. Sin importar el precio. Fue así, como en secreto comenzó a formar una nueva resistencia. Gente que se había aburrido de las convenciones, gente que nunca pisó el laboratorio central, gente que convenció de distintas formas.
  • 51. Sin darse cuenta cómo, al cabo de unos años, había vuelto a formar una nueva resistencia. Mucho más sofisticada que la anterior. Mucho más numerosa. Mucho más preparada. Y mucho, pero mucho más equipada. Esta vez no habría plan, Sería un ataque masivo. Destruyendo todo lo que se interpusiera entre el nuevo comando pro-liberación, y el Doctor. Nada impediría esta vez, que el doctor fuese liberado. Que el Doctor volviera a las calles, sin las restricciones de la ACP.
  • 52. (X) La Última batalla La noche era muy similar a aquella fatídica de hace ya varios años atrás. Luis lo notaba, pero se esforzaba por evitar la sensación. En el hangar que funcionaba como centro de operaciones, y frente a todo su ejército, compuesto esta vez por un centenar de soldados, camiones de artillería y un par de helicópteros, Luis dio su último discurso antes del ataque: - Mucha sangre ha sido derramada, y mucha sangre será hoy derramada. Esta es una batalla que no queríamos, pero que alguien tenía que dar. El más grande descubrimiento de la ciencia no puede estar en manos de un pequeño grupo!! No puede estar en manos de la ACP!! Es nuestra responsabilidad liberar al Doctor!!!..Towncity necesita que el Doctor vuelva a las calles!!! Es verdad que a muchos les gustan las convenciones, pero….no podemos ignorar lo que sucede por el bienestar de unos pocos. Esta es una lucha mayor- Luis hace una breve pausa para luego continuar: - Hoy la ACP es una obsoleta organización al lado de nuestro despliegue de última generación. Hoy es el día de la victoria, y de la libertad. Hasta la muerte muchachos!! - ¡¡Hasta la muerte!! – responden todos los solados, para luego tomar posiciones y embarcarse rumbo a la batalla. Esta vez, para no levantar sospechas, el golpe sería dado justo en medio de una convención. Era un precio que el nuevo comando pro-liberación consideró necesario pagar.
  • 53. Cuando el reloj marcaba las 19:45 minutos., y el laboratorio Central estaba repleto de asistentes, las fuerzas del nuevo comando pro-liberación, se dejaron caer con fuerza aplastante. 20 camiones de artillería rodearon el laboratorio e iniciaron un fuego incesante. Dos helicópteros sobrevolaron el lugar para lanzar por lo menos cinco certeros misiles que impactaron de lleno de la infraestructura del laboratorio. El caos fue total. Desde los camiones salieron las tropas lideradas por Luis. En perfecta formación, entraron al laboratorio antes de que los soldados de la ACP pudieran reaccionar. Avanzaban por casa salón, eliminando a todo el que veían con trajes de la ACP. No había que correr riesgo. Muchos civiles asistentes a la convención resultaron heridos y en el peor de los casos muertos, en medio de semejante tiroteo. Frank corrió junto a su guardia personal, hasta el bunker del laboratorio. La ultima habitación que podría salvarlo. La habitación en donde se encontraba también secuestrado el Doctor. - Podrán destruir todo esto, pero no conseguirán lo que buscan – Decía con furia mientras corría hacia el bunker en medio del tiroteo. Poco a poco la ACP comenzó a mostrar su fuerza. Se multiplicaban a lo largo de todo el laboratorio en ruinas. Pero el nuevo comando pro-liberación lograba hacerles frente, eliminándolos no sin antes sufrir también muchas bajas.
  • 54. Era una masacre en todo el sentido de la palabra. No se podía definir con claridad quien llevaba la delantera. Los muertos y heridos caían en ambos bandos. Ese fue el panorama durante largos minutos. Las balas sólo se silenciaban cuando los combatientes caían muertos. Fue así como al cabo de unas horas, ya se oían escasos disparos.
  • 55. (XI) La Liberación Luis y 20 de sus soldados lograron sobrevivir. Frank, y 20 de sus soldados, lograron refugiarse dentro del bunker. La habitación que los mantenía con vida. La habitación que mantenía al Doctor como rehén. Lo que quedaba del Comando pro-liberación, rodeo el bunker. Luis gritó amenazante: - Ríndete Frank! Ríndete y saldrás con vida. Sólo queremos al Doctor. Desde el interior se oía la enfática respuesta: - ¡¡Ni en tus sueños Luis!! ¡¡Nunca obtendrás lo que quieres!! Has librado una batalla en vano!! Uno de los soldados de Luis le informa por el canal interno: - Señor Luis, hemos detectado una abertura en el bunker. Podemos volarla y entrar perfectamente. - Entendido soldado.- Responde Luis por el mismo canal. Volviendo a gritar hacia el interior Luis da una última advertencia: - Podemos entrar Frank, podemos entrar y vamos a hacerlo. Sal ahora y evita más muertes..
  • 56. Frank responde con un grito: - ¡¡Qué esperas Luis, qué esperas..!! Luis da la instrucción: - Bien muchachos, vamos a volar esta puerta. Al instante un soldado detona una granada en la apertura. La explosión abre un gran orificio en el bunker. Antes de que el humo se disipe, Luis y sus 20 soldados entran abriendo fuego indiscriminadamente. La respuesta desde el interior es igual o más intensa. Los soldados de la ACP reciben a los invasores con una ráfaga incesante de artillería. En ambos bandos los soldados comienzan a caer. El mundo parece detenerse. Luis mira en cámara lenta cómo la masacre no se detiene. En un abrir y cerrar de ojos ya no quedan más que 4 de sus compañeros. Y al parecer lo mismo ha ocurrido con los soldados de la ACP. Han sido tantos años de enfrentamientos, de muertes y de violencia, pero parece que estas, las que podrían ser las últimas, las que finalmente les darían la victoria, pesan más que todas las otras juntas. En estos últimos disparos, siente Luis el peso de todos quienes han entregado su vida en esta causa.
  • 57. Ese es el impulso que lo mueve a continuar, y con increíbles maniobras logra refugiarse tras un trozo de metal, en el instante en que los últimos dos soldados de ambos bandos caen muertos al suelo. El fuego ha cesado. El silencio ha retornado al laboratorio central, con precio de muerte. Luis está refugiado y herido detrás de aquel trozo de metal. Antes de ponerse a cubierto logró detectar una puerta que decía casi como una visión divina: “Celda del Doctor”. Era irónico que quienes defendieron el lugar hasta la muerte dejaran una señal tan clara para los supuestos invasores. Pero así funcionaban las cosas en la ACP. Todo estaba perfectamente etiquetado. Por fin, Luis estaba a sólo unos pasos de terminar con esta horrible guerra. Todo estaba a punto de cobrar sentido. Cada muerte, cada revuelta, cada enfrentamiento. Todo cobraría sentido al momento de poner en libertad al Doctor. Luis respiró profundo, y se levantó de golpe corriendo en dirección a la puerta que lo pondría cara a cara con el rehén, cara a cara con el Doctor. Pero no era Luis el único que había logrado sobrevivir a la ráfaga de muerte. Moribundo desde una esquina, Frank Linun, en su último suspiro de vida dio un certero disparo que entró en Luis por la espalda, y salió por su pecho. - Perdiste Luis, perdiste. – Exclamó Frank, antes de caer muerto.
  • 58. Luis sólo escucha la sentencia de Frank, para luego sentir que su pecho estalla. Era imposible, era irreal. Todo terminaría, tan cerca de la victoria. Luis, sintió como la vida comenzaba a abandonarlo. Lentamente. Dándole tiempo para pensar en su batalla, en su fracaso. Con esa fuerza que lo mantuvo luchando gran parte de su vida, Luis continúa arrastrándose en dirección hacia la celda del Doctor. Su muerte podría tener sentido….si con su último respiro lograba poner al Doctor en libertad. Towncity se lo agradecería. Se arrastró mientras la sangre abandonaba su cuerpo, llevándose en cada gota un poco de vida. En un esfuerzo final, Luis logró llegar hasta la puerta. Se puso de rodillas. Movió su puño hasta atrás, buscando impulso. Y uniendo su último respiro, a su último grito y a su último gramo de fuerza… …lanzó un certero puñetazo a la puerta de la celda mientras gritaba: - Eres libre Doctor! Eres…libre. Luis cayó al suelo sin vida. Su golpe logró el objetivo.
  • 59. La puerta de la celda del Doctor se abrió por completo. Aunque no había alrededor para ser testigo de lo que ocurrió: Aquella celda estaba vacía. No había ningún rehén. Y No fue un engaño, de Frank, ya que él todo el tiempo efectivamente creyó que el Doctor estaba prisionero en aquella habitación. Pero no estaba allí. Nunca hubo un rehén. Entre los escombros del laboratorio central, mientras el olor a pólvora aún se podía respirar. Entre los cuerpos muertos y los restos de concreto, una pequeña radio mal sintonizada rompía con el perturbador silencio. Debió encenderse accidentalmente durante el combate. Una señal A.M. entre cortada dejaba escuchar a un lector de noticas que informaba en vivo: - “Un misterioso Doctor… fue visto en las afueras de Towncity. …. haber descubierto un componente que cambiará el destino de la humanidad. Si lo ve en la calle, puede…… … con total confianza, ya que le explicará su descubrimiento con total simpleza- …..Nos han informado que El Doctor lleva años recorriendo…. ….lugares. Pero nunca se queda por mucho tiempo en una misma ciudad. Según la única declaración….. …logramos obtener de este doctor su idea es que: “Yo le doy la noticia a una persona, esa persona le da la noticia a toda su comunidad”.
  • 60. Nadie supo lo que pasó en lo alto de aquella colina en Towncity. Pero mientras la muerte aún se respira entre las ruinas del laboratorio central, en algún otro lugar del mundo un grupo de personas se está organizando para comenzar a reunirse y analizar la teoría del componente. En algún otro lugar del mundo, un grupo de personas se está organizando para tomar de Rehén al Doctor. En algún otro lugar del mundo, un grupo se está organizando para rescatar al Doctor, sin importar el costo. Pero en algún otro lugar…el Doctor sigue visitando. Pero en algún otro lugar…alguien simplemente está compartiendo la noticia que el Doctor le entregó. FIN
  • 61. « “¿Serás tú acaso quien me construya una casa para que yo la habite?
  • 62.
  • 63. I- No soy escritor II- Un ¿Accidente? III- La entrada a Lo Inexplicable IV- Adiós Javier V- La Vida en Lo Inexplicable VI- La Reina de Lo Inexplicable VII- El brujo, un encuentro desafortunado VIII- La maldición del Silencio IX- Con los ojos bien cerrados X- Simplemente Vivir XI- Fin de Año
  • 64.
  • 65. I No soy escritor Me atreví a escribir pese a no ser un gran escritor (muy pronto no te quedarán dudas de aquello). Pero creo que lo que me ha ocurrido hasta ahora, merece ser escrito y merece ser leído. Siempre me gustaron los cuentos de aventura y fantasía. Mientras que la mayoría de mis amigos se sentaban hipnotizados frente a su televisor, yo prefería leer y darle un poco de trabajo a mi imaginación. Pero no creas que era una especie de erudito precoz, ya que sólo leía cuentos cortos que no me tomaran más de 30 minutos (y bueno, pensándolo bien, tampoco lo hacía muy muy seguido). Es por eso que decidí escribir esta historia tal como a mí me hubiese gustado leerla: corta y directa. Con los detalles suficientes como para que la entiendas, pero con suficientes espacios en blanco como para que tu propia mente haga el resto del trabajo. Los cuentos que leía comenzaban describiendo al protagonista, que por lo general era alguien muy particular, con alguna virtud o cualidad que lo hacia sobresalir del resto. Pero mi historia no comienza así (salvo el detalle de la lectura). Yo soy un joven común, bien puedo pasar totalmente desapercibido. No tengo un poder especial, una virtud sobresaliente o una característica llamativa. Quizás eso, de alguna manera me hace especial (es lo que se acostumbra decir). O quizás así puedas identificarte sin mayores problemas conmigo. Soy alguien común, a quien le suceden cosas comunes.
  • 66. Pero hay una regla inquebrantable: Lo extraordinario ocurre justo en medio de un día común. Siempre es así. Si ya leíste hasta acá, te recomiendo que lo termines. No te quedes con la duda (aunque luego de leer te surjan un millón de otras nuevas) Por cierto! Mi nombre es Matías.
  • 67. II Un ¿Accidente? Hace un poco menos de 8.760 horas atrás (que es casi un año, pero usé la calculadora para parecer interesante), estaba en la ultima hora de clases con mi amigo Javier. Nos sentábamos juntos desde que entramos a estudiar (¿ya mencioné que tengo 17 años?). Con Javier teníamos en común la vida! Nacimos en el mismo hospital, fuimos al mismo jardín, estudiamos en el mismo colegio y ahora asistíamos al mismo liceo. ¿Llamativas Coincidencias? No, en realidad no. Era de lo más común. Así eran las cosas para todos en Cuidad Real, nuestro querido hogar. No había alternativas (y no lo digo pesimista). Un Hospital, un jardín, un colegio, un liceo, un centro comercial, un banco, una plaza, un museo, un supermercado,…un…, un…, un…,…. (Creo que ya captaste la idea) Ese día Javier había llegado al liceo con una bicicleta doble (Sí! Esas tan comunes en las películas, pero que escasean en la vida real). Esperamos ansiosos y distraídos a que la jornada terminara para poder probar el curioso transporte. Sin exagerar, todo el liceo se agolpó alrededor nuestro (tal vez sí estoy exagerando un poco) en la salida, cuando Javier y yo nos montábamos en la bicicleta. Nos vitoreaban y fotografiaban mientras tomábamos lenta y dificultosamente un poco de velocidad. Todo mejoró al doblar la esquina, perder a nuestros compañeros y encontrarnos con la montaña rusa (como todos en Cuidad Real llamaban a una empinadísima bajada, perfectamente asfaltada, y que en ese horario no era muy transitada ya que los vehículos preferían un camino alternativo que estaba justo al lado).
  • 68. Nunca nos dijimos nada, pero supimos inmediatamente que camino seguir! Yo estaba al volante. Hice un leve movimiento en dirección a la montaña rusa. Javier comenzó a pedalear con más fuerza, cosa que yo imite al instante. - Esto va a ser increíble! – escuche gritar a Javier justo antes de encontrarnos bajando la montaña rusa a toda velocidad. Ni siquiera Javier sabía cuánta razón tenía. Iba a ser realmente Increíble! A la mitad del descenso tomé una decisión (¿realmente la tomé?). La empinadura de la montaña rusa brindaba una hermosa vista panorámica de Ciudad Real, asique apreté el volante con fuerza y por algunos segundos quité la mirada del camino levantándola para apreciar la hermosa postal de Ciudad Real. Fueron un par de eternos segundos. Yo tan sólo estaba disfrutando de una pequeña aventura con mi amigo de toda la vida, no esperaba otro tipo de experiencia o sensación. Pero durante ese par de segundos, vi a Cuidad Real con otros ojos. Algo parecido a la nostalgia, me atrapó. Cuidad Real no era ni el peor ni el mejor lugar del mundo. Pasaban tantas cosas buenas como malas. Se reía tanto como se lloraba. Y aunque a veces el equilibrio se rompía, era nuestro hogar. Mi hogar. Era imperfecto, pero era todo lo que teníamos (Al menos de eso estaba seguro hasta el momento). Un sobresalto en la bajada interrumpió mi fugaz meditación. Y antes de alcanzar a reaccionar oí el grito de Javier: - Cuidado Matías!!!
  • 69. Lo siguiente ocurrió en otro par de segundos, pero ahora el tiempo se aceleró de golpe. Bajé la mirada. Alcancé a ver un perro. Intenté evitarlo. Moví el volante. Nos salimos del camino. Perdimos totalmente el control. Salimos disparados de la bicicleta. Atravesamos la muralla de arbustos (esa que estaba prohibido atravesar) entre sacudones, volteretas y golpes. Antes de que el impulso se detuviera, caímos los tres (yo, Javier y la bicicleta) por el precipicio que estaba tras la muralla de arbustos (Esa era la razón que argumentaban para prohibir el paso, la razón yo creía y que comprobaba en ese momento). Sentí varios golpes. Un par bien duros en la cabeza. Pero no sentí mucho dolor. Perdí el conocimiento antes de terminar de caer. No se cuánto tiempo estuve así. Es una sensación extraña. En ese estado se me pasó por la mente una brillante conclusión: “Tuvimos un accidente”. Luego veía destellos de imágenes borrosas: A mí, mirando Cuidad Real. A un perro en el camino. A la bicicleta rodando sobre nosotros. A Javier cayendo por un risco. Y me volvía a decir a mi mismo: “Tuvimos un accidente”. Efectivamente, tuvimos un accidente. Pero lo que aún no dejo de preguntarme es ¿Tuvimos realmente un accidente? Y si lo tuvimos ¿Cuál fue?
  • 70. ¿Intentar evitar al perro? ¿Qué el perro se cruzara en el camino? ¿Qué yo despegara mi mirada del camino? ¿Qué junto a Javier decidiéramos bajar por la montaña rusa? ¿Qué Javier me haya invitado a volver a casa en su bicicleta? Todo se puso negro, por un buen rato (creo).
  • 71. III La entrada a Lo Inexplicable Me encontraba tendido boca abajo cuando reaccioné. No me costó demasiado reincorporarme. Me puse de rodillas y comencé a quitarme las ramas y hojas que tenía atoradas de pies a cabeza. Pasé por alto del detalle de no tener ninguna herida preocupante para mirar alrededor buscando a mi amigo Javier. Lo encontré casi junto a mí, justo cuando parecía estar despertando. - ¿estás bien?- Pregunte sólo para estar seguro ya que lo veía sin un rasguño. - Eso creo, sólo un poco agotado.- Respondió Javier con calma. Nos pusimos de pie y tuvimos que levantar la cabeza para lograr ver la cima del risco por donde acabábamos de caer. Creo que pensar en que habíamos caído de semejante altura me causó más dolor del que mi cuerpo físicamente sentía en ese momento. - Te dije que esto iba a ser increíble – Bromeo Javier. Soltamos una carcajada nerviosa y sorprendida. Sí, estábamos sorprendidos. Y hasta ese instante, la palabra “sorpresa” funcionaba bien para describir. Sólo hasta ese instante. Nos giramos para ver en dónde nos encontrábamos y cómo hacer para hallar un camino de vuelta a casa. Nunca nadie había cruzado la muralla de arbustos asique no sería fácil.
  • 72. Al momento de girarnos, la palabra sorpresa se volvió completamente inútil. Fue como mirar directamente al sol sin necesidad de giñar instintivamente los ojos y descubrir dentro de él, un nuevo mundo. Creí que lo que vimos era hermoso, bello, majestuoso, espectacular, asombroso, alucinante. Pero ahora que lo escribo (y mientras me ayudo con un diccionario), ninguna de estas palabras logra definirlo realmente. Porque lo hermoso no es realmente lo que la palabra hermoso significa; ni lo majestuosos es completamente como su definición en el diccionario. Lo bello no es como el significado que conocemos de la belleza. Me di cuenta al leer las definiciones de estas palabras y de otras tantas que busqué, que no había forma de describir lo que habíamos visto. Las definiciones son convenciones que usamos para delimitar, clasificar, organizar. Generalmente son muy útiles, pero no en este caso. Usar alguna palabra del diccionario, por más novedosa que fuera, sería mentir. La necesidad de encontrar al menos una palabra que me ayudara a contar esta historia, me llevó hasta la única que parecía encajar a la perfección con aquel lugar que estábamos por descubrir: Inexplicable. (Del lat. inexplicabĭlis). 1. adj. Que no se puede explicar. Perfecto! Tras la muralla de arbustos que nadie podía atravesar, al final del empinado precipicio, encontramos junto a mi amigo Javier....Lo inexplicable.
  • 73. Desde esa lugar (que era el final del risco pero la cima de un pequeño monte lo suficientemente alto como para darnos una panorámica de todo lo inexplicable;) podíamos distinguir caminos y calles inexplicables. Una especie de cuidad, con construcciones totalmente inexplicables, que se perdía en el horizonte como si no tuvieran un fin. Sin que nadie te lo explicara, entendías inmediatamente que todo lo que antes habías visto, no era más que una sombra de lo que había en Lo Inexplicable. Aún no dábamos ni siquiera un paso. Estábamos paralizados. Pero solo por fuera. Por dentro yo sentía que mis cinco sentidos funcionaban por primera vez en su plenitud, y nuevas formas de sentir habían explotado al instante al encontrarme con Lo Inexplicable. “La piel de gallina” le llaman, pero fue mucho más que eso, fue inexplicable. Era desconocido pero a la vez familiar, era lo inexplicable. A los pies del risco más peligroso de Cuidad real, pero en la cima de el primer monte de Lo Inexplicable, el que te mostraba un perfecto camino inexplicable hasta la entrada y te dejaba ver aquel lugar…un lugar al que llamamos de la única forma que nos fue posible: Lo inexplicable. No sé cuánto tiempo pasó hasta que despesqué la mirada de Lo Inexplicable para intentar conversar algo con mi amigo Javier (Acordé que si Javier no estaba viendo lo mismo que yo le pediría que me llevara rápidamente hasta el hospital de Cuidad Real, ya que sería evidente que mi golpe en la cabeza había traído consecuencias) Cuando vi a Javier, estaba con los ojos abiertos casi tanto como su boca; en evidente estado de asombro. Era un hecho: Lo inexplicable era real.
  • 74. - Javier, qué es esto? – Pregunté sabiendo que Javier no tendría la respuesta, pero necesitaba hacer aquella absurda pregunta. - …es inexplicable.- Contestó. Pasó otro largo rato en el que continuamos mirando y sintiendo, disfrutando de todo Lo Inexplicable: hasta que Javier rompió el silencio nuevamente: - ¿Recuerdas la clase de historia Matías? – preguntó. ¿En serio? ¿La clase de Historia? ¿En la entrada de lo inexplicable y Javier me preguntaba por la clase de Historia? En respuesta le devolví solo una expresión de “no tengo idea de que estas hablando” Con una sonrisa en su rostro y con los ojos muy brillantes Javier dejó fluir las palabras como si una bomba hubiese estallado. - La clase de historia!!! Cuando el profesor Francisco nos dio de tarea investigar todos los mitos y leyendas de cuidad real. ¿recuerdas? Lo hicimos juntos!! No era un recuerdo que tuviera particularmente etiquetado, pero por esas cosas de la mente efectivamente pude dar con él. - Sí, creo que lo recuerdo, pero ¿qué hay con eso?... - ¿Que no te das cuenta? Este es el lugar! “un día Cuidad Real un día pasarás, pero allí en Lo inexplicable por siempre vivirás” ¿no recuerdas el poema? La leyenda de una cuidad escondida en dentro de Cuidad Real, construida por los primeros habitantes y oculta hasta el día en que los elegidos la descubran. ¿lo recuerdas?? La encontramos Matías!! Era verdad!! No es sólo una leyenda, un mito, está frente a nosotros!! Todos tienen que saberlo!! Es real!!!
  • 75. Javier me ayudó a recordar. Claro, la leyenda de la cuidad escondida. Fue una de las tantas leyendas que investigamos para esa tarea. Pero no era más que eso, una entre tantas. No llamaba mayormente la atención de nadie. En Cuidad Real abundaban los cuentos, mitos y leyendas; no había nada especial con ese. Salvo de que si Javier tenía razón; nosotros lo habíamos encontrado. Y no fui yo el primer genio en bautizarla, alguien ya había estado allí; …en Lo Inexplicable.
  • 76. IV Adiós Javier - Ya veo la cara de todos en mi casa cuando les cuente!! – decía Javier eufórico- Hoy mismo nos vamos a venir a vivir aquí!... - …Y que digo en la casa, imagínate en el colegio cuando le contemos a todos!! Imagina al alcalde y a todos los habitantes!! Seremos héroes!! Gracias a nuestro descubrimiento todos en Cuidad Real podrán llegar hasta Lo Inexplicable!! Vamos Matías corre!! Vamos a contarle a todos!! Javier estaba realmente eufórico. Y lo entendía, yo estaba igual, salvo que no soltaba las palabras como lo hacia él. ¿Te ha tocado alguna vez darle una muy buena noticia a alguien? ¿Y que ese alguien esté muy lejos? ¿No sientes unas ganas tremendas de salir corriendo inmediatamente a entregarle la noticia en persona?. Algo así, multiplicado por un millón, era lo que sentíamos. Javier pasó rápidamente de la emoción a la acción. - Corre- me dijo – hay que escalar este risco y volver a Cuidad Real para contarle a todos – Cuando terminó la frase ya estaba encaramado en el risco. - Tranquilo Javier no te apresures, no sabemos bien qué es este lugar – Cuando yo terminé mi recomendación, Javier ya estaba un par de metros más arriba.
  • 77. - ¿Qué es este lugar?- me gritó sin mirar hacia abajo – eso ya está claro! La leyenda es real, Lo Inexplicable existe y todo Cuidad Real tiene que saberlo. Vamos alcánzame!!!- Nunca vi a Javier escalar tan rápido. Yo aún no sabía que hacer. Algo me llamaba a internarme en Lo Inexplicable, sentía que había más por descubrir; aunque también me veía dando la noticia a mi familia: sería espectacular (Reconozco ahora que me dio cierto celo pensar en que Javier sería el primero en llegar con la noticia.) Pero nada de eso fue mayor a mis ganas por entrar en Lo Inexplicable. - Yo te alcanzo Javier! Quiero mirar un poco más!!- Le grité a mi amigo que no detenía su escalada. - Esta bien Matías, pero no te demores! Tienes que contarle de esto a tu familia!! Te espero en Cuidad Real!! – Apenas pude escuchar su último grito, mientras se perdía entre las ramas del risco. Yo me quedé, y Javier se fue. Sin duda esta historia esta llena de extraños simbolismos. Porque a partir de ese momento nos separaríamos más que física y momentáneamente. - Cuídate! – Alcance a gritar. No escuché ninguna respuesta.
  • 78. V La Vida en Lo Inexplicable Baje la colina de lo inexplicable, siguiendo un camino muy bien marcado. Caminaba con ganas de descubrir y sin ningún tipo de miedo. Cada detalle del camino era inexplicable. Cerca de la entrada (una especie de arco florido) un par de animales me salieron a hacer compañía. Me sorprendí, pero no me asusté. Eran juguetones y amistosos. ¿ un tipo de perro? ¿O de caballo? Quizás como tigre o conejo. En realidad eran completamente inexplicables. El aire había cambiado. Mis pulmones parecían extasiados con esta nueva sensación. ¿Hojas? caían de los ¿arboles?, de variados colores. Ninguno que conociera. Tuve la sensación de que las dejaban caer a propósito para adornar mi caminata. Cuando ya salía de aquel ¿jardín?, en la entrada de lo inexplicable, comencé a acercarme a las primeras ¿construcciones? algo así como casas. Aunque me maravillé con su inexplicable arquitectura, lo que realmente me tenía ansioso era la inminencia de mi primer encuentro con los habitantes del lugar. Caminé un poco más hasta encontrarme justo en medio de lo que definitivamente era una especie de cuidad, pero una cuidad inexplicable. Las construcciones se confundían con la naturaleza, o era la naturaleza la que hacia posible estas construcciones. Nunca lo pude entender. La visión se extendió. Ya no era un solo camino, un jardín. Lo Inexplicable se erguía en todas las direcciones a las que miraba. Seres inexplicables se movían en todas direcciones en una especie de vuelo. ¿Piensas en aves volando? pues bien, parecido pero inexplicablemente diferente.
  • 79. Llegué hasta una ¿laguna? o ¿pileta? en medio de la cuidad. Aún sin poder ver alguna persona (o lo que fueran los habitantes del lugar). No sabía con qué me iba a encontrar, aun así la incertidumbre no me asustaba; al contrario! Me sentía como un niño abriendo un regalo, o un aventurero descubriendo nuevas tierras. De pronto otra especie ¿animal? (o era algo mecánico?) comenzó a acercarse utilizando el camino principal de Lo Inexplicable. Llevaba adherido (o era parte de él) algo así como un cubículo. Era un medio de transporte. Llamativo, hermoso, extraño, pero por sobre todo inexplicable. Se bajaron dos ¿personas? y caminaron hasta mí. Por fin estaba frente a los habitantes de Lo Inexplicable. Creo que se veían como cualquier otra persona. Salvo por esos detalles inexplicables que ¿iluminaban? cada una de sus expresiones, y esa inexplicable forma de mirar que me llenó de algo así como la ¿paz? pero son esa de definición cursi. Prefiero decir que su mirada me produjo algo inexplicable. - Bienvenido Matías – Dijo el que tenía aspecto de hombre (Dadas las circunstancias no me atrevo a afirmarlo) - ¿Cómo te has sentido hasta ahora? – preguntó la que tenía aspecto de mujer con un tono inexplicable. Que supieran mi nombre y que por alguna inexplicable razón me estuvieran esperando, no me sorprendió en lo más mínimo. Por más extraño y llamativo que todo resultaba, una parte de mí se sentía cómoda, como en casa.
  • 80. Antes de poder responder, la mujer me volvió a preguntar: - ¿Javier vino contigo? ¿se quedó más atrás? -ehh,..no – Fue lo que pude decir, pero les bastó - Ah, entonces se fue a contarle a los demás. Otro más que no alcanza a entrar – Le dijo el hombre a la mujer, como si fuera algo a lo que ya estaba acostumbrados. - Ven Matías, queremos presentarte a unos amigos. Lo que sucedió a continuación fue inexplicable. La pareja me llevó a conocer a un montón de gente. Todos eran diferentes e inexplicables. Las diferencias en Lo Inexplicable eran algo hermoso y valorado. Las diferencias no se ocultaban, ni eran usadas para estigmatizar, clasificar o dividir. Al contrario, las diferencias hacían de Lo Inexplicable algo mucho más inexplicable. Las distintas ¿familias? que conocí eran muy distintas unas de otras. Su forma de vida era inexplicable. Vivian rodeados de algo inexplicable, y recorrían Lo Inexplicable transmitiendo una inexplicable ¿alegría? en todo lo que hacían. Me parece que fue un día. Pero el tiempo en Lo Inexplicable era inexplicable. Quisiera escribir tantos detalles más de todo lo que pude experimentar allí, pero definitivamente no hay palabras, solo escribir si es que aún te quedan dudas y para que lo tengas bien claro: FUE INEXPLICABLE.
  • 81. VI La Reina de Lo Inexplicable - Ya es el momento de que conozcas a la Reina- Me sugirió el hombre (allí me dijeron sus nombres. Ahora no puedo recordarlos. O lo que no puedo es pronunciarlos o escribirlos) - Encantado- respondí breve y entusiasta (Así fueron en general todas mis respuestas, no podía hilar mas de un par de frases. Aun así, sentía que nunca me había expresado mejor. Inexplicable) Voy a omitir el trayecto hasta el Palacio de la Reina de Lo Inexplicable, ya que fue un viaje inexplicable. Pero el palacio lo era aún más. Era imponente y sobrecogedor, pero con un diseño que no te intimidaba y te invitaba a recorrerlo con libertad. De hecho así lo hacían todos los habitantes de lo inexplicable. Me pareció demasiado fácil llegar hasta la sala de la Reina. No vi guardias ni señales condicionando el paso. Esto era inexplicable considerando la belleza y valor inexplicable del lugar. Vi a más de un niño corriendo con total libertad. - Te dejamos hasta acá Matías, nos vemos pronto – Me dijo sonriendo La mujer. Y mis anfitriones se alejaron dejándome solo por primera vez. Respiré profundo y abrí esa puerta (si es que lo era) mientras ensayaba mentalmente el saludo que le daría a la Reina de Lo Inexplicable. Lo olvidé en menos de un segundo cuando la vi frente a mí.
  • 82. Al llegar a este punto de la historia, volví a tomar el diccionario buscando palabras como hermosura, simpatía, amabilidad, carisma, y muchas otras similares, más rebuscadas y complejas; pero nuevamente resultaron inservibles. Era la Reina de Lo Inexplicable, y sólo puedo decir que encontrarme con ella, poder verla, escucharla, conversar,…fue completamente inexplicable. Me habló con tal simpleza y ¿amor? de los temas más profundos de la vida. Respondió las preguntas que ni siquiera yo había pensado en hacerme. Pero más que las revelaciones, disfrutaba el acto de la conversación. Inexplicable. - Vuelve a cuidad real Matías, y comparte con todos Lo Inexplicable. Todos pueden vivir en Lo Inexplicable. Al leerla puedes creer que fue una especie de orden o imposición o consejo o sugerencia. Pero lo que yo sentí no se compara a nada de eso. Fue inexplicable, pero aquella frase encajaba a la perfección con el molde de mi alma. Era la frase que siempre quise escuchar, aunque sólo lo supe en ese momento. Ese incontrolable deseo de compartir la noticia de aquel lugar, volvió a inundarme y a rebosar con mucha más fuerza. Olvidé esos celos que había alcanzado a sentir por Javier, y me alegré de pensar que él ya estaría compartiendo la noticia con todos. La Reina me despidió con un abrazo inexplicable. - Volverás dentro de un año - Me dijo al oído mientras me abrazaba. ¿Estaba ella viendo el futuro? ¿O me lo estaba pidiendo? ¿O era otra sugerencia?. No lo se. Solo estaba seguro de que así sería. Volvería a Lo Inexplicable dentro de un año, y esta vez sería para siempre.
  • 83. VII El brujo, un encuentro desafortunado Los ciudadanos de Lo Inexplicable me despidieron justo en la salida de Lo inexplicable. Todos me dieron consejos inexplicables e inexplicables muestras de amor. Pero hubo una que tengo que destacar: - Si quieres llegar a contarle a todos lo que aquí has encontrado, evita encontrarte con él en el camino. Quise preguntar más, pero me pareció impertinente. Emprendí el camino de regreso, adentrándome en otro bosque inexplicable. Debía caminar algunos minutos hasta llegar al río de cuidad real. El caminó siguió la tónica de toda la experiencia, encontrándome con toda clase de seres inexplicables. Vivientes, inertes, vivientes-inertes. Todo inexplicable. De pronto y sin preámbulo lo vi en la mitad del camino, muy cerca del río, casi en el límite de Lo Inexplicable. Recordé la recomendación que me habían dado y no lo dudé: Era él. Un aura muy distinta lo rodeaba, por primera vez me sentí un tanto más inseguro; al borde y muy cerca del miedo. ¿Sería por él? ¿O sería que ya estaba sólo a unos metros de Cuidad Real? Su apariencia era bastante inexplicable, pero había imperfecciones que perfectamente podría definir; cosa que no pasaba dentro de Lo Inexplicable.
  • 84. Estaba cubierto con una especie de túnica negra, rasgada, un tanto sucia; que le cubría desde la cabeza hasta los pies. Mantenía la miraba baja, y se notaba agitado. Sólo atiné a continuar caminando, sin detenerme. Mientras me acercaba y el cruce se hacía inminente; aumentaron mis nervios y apresuré mi paso por instinto. Cuando nos cruzamos, miré tenso y de reojo que su túnica y sus manos estaban manchadas con sangre. Eso fue aterrador. Celebré por dentro haber pasado junto a él, pero cuando di el paso…le escuché decir: - Tú no vas a decir nada de lo que haz visto.- Su voz era seca, tosca y atemorizante. Traté de lanzarme rápido al rio pero quedé paralizado. No podía ser todo perfecto pensaba. Como había leído en los cuentos: siempre que había una reina, tenia que haber también un brujo. Esa fue mi conclusión. Tuve la mala fortuna de encontrarme con El Brujo de Lo Inexplicable. - Si das un paso más, si vuelves a Cuidad Real…te condeno al silencio. Enmudeceré tu boca, y aunque quieras, no podrás contarle a nadie lo que has visto. Mi corazón estaba a punto de estallar. Cuando oí que las hojas del suelo comenzaron a sonar, anunciando que el Brujo se disponía a girar; salté inmediatamente hacia el río y nadé sin parar creyendo que el Brujo me seguía.
  • 85. No era un buen final para mi experiencia en lo inexplicable. Al llegar a la otra orilla del río, esperé a que mi respiración se normalizara para mirar hacia el bosque deseando no encontrar a nadie. Y así fue. No solo no vi al Brujo, sino que el bosque parecía mucho más frondoso y no mostraba ningún sendero. Respiré tranquilo y me esforcé por quitar ese ultimo acontecimiento de mi memoria, tenia una inexplicable noticia que darle a todos y eso era lo único que importaba.
  • 86. VIII La maldición del Silencio Corría a mi casa empapado. En el camino pensé en más de una ocasión parar y contarle de Lo Inexplicable a cualquiera de las personas que se cruzaban en mi camino. O detenerme y comenzar a gritarlo a vivía voz en medio de la calle. Pero quise partir por casa. Así, mientras corría, el auto del profesor Francisco se detuvo a mi lado. - ¿Estas bien muchacho? ¿Te sucedió algo? Ven sube, te llevo a tu hogar. Me subí decidido: El profesor sería el primero en saberlo (Después de todo él era un estudioso de las leyendas de cuidad real, estaría feliz de saber que la leyenda de lo inexplicable era una realidad). Mientras el profesor me miraba un tanto asustado por mi apariencia, le dije: - Profesor – …..fue todo lo que le dije. Fue todo lo que pude decir. - ¿Qué sucede Matías? ¿estas bien? ¿por qué estas empapado?- me preguntó.
  • 87. Fue todo lo que dije. Fue todo lo que pude decir. No podía hacer un movimiento, un gesto, no podía decir una palabra. El Brujo. Su maldición, había sido tan real como lo inexplicable. No podía hacer nada. Traté de concentrarme, de pensar en otra cosa, de tomar fuerzas o que se yo; y volvía a intentarlo. Pero era igual. Cada vez que me decidía a contarle al profesor de Lo Inexplicable, algo extraño ocurría y no podía expresarlo de ninguna forma. Ni con gestos, ni con palabras, ni con señas, ni con nada. Ni siquiera con impotencia. Me di cuenta rápidamente que lo que ocurría me superaba. Apoyé mi rostro en la ventana el resto del viaje. Mientras veía pasar las mismas calles de Ciudad Real, me lamentaba de haber tenido la mala fortuna de encontrarme con el Brujo estando tan cerca del final. Me lamentaba al mirar la misma gente, las mismas calles, sabiendo que estábamos tan cerca de un lugar maravilloso, inexplicable; del que ni siquiera podía hablar. Los siguientes tres meses fueron terribles. Cambié. Mucho. Me carcomía el secreto que involuntariamente guardaba. Me enfermaba ver la vida en Ciudad Real, tan imperfecta. Me dolía ver el dolor en Ciudad Real, sabiendo que Lo Inexplicable estaba a la vuelta de la esquina. Intenté de muchas formas mostrar el camino hacia Lo Inexplicable. Pero siempre ocurría lo mismo: La maldición del brujo era mucho más que impedirme hablar de aquello. Fueron los peores meses de mi vida. Salvo por un detalle. Otro consejo que recordé de los ciudadanos de lo inexplicable, un consejo que al principio me ayudó mucho.
  • 88. IX Con los ojos bien cerrados Sólo tenía que cerrar los ojos bien fuerte por unos cuantos minutos. Relajarme, olvidarme de cualquier preocupación; y poco a poco, la oscuridad de mis ojos se comenzaba a iluminar; de pronto ya no parecía estar con los ojos cerrados, sino que me veía en medio de… Lo Inexplicable. Fue algo que me enseñó una familia en Lo Inexplicable: “no importa en donde estés, si cierras los ojos, y quieres, siempre puedes ver lo inexplicable”. Pero no era sólo una visión, una foto o un recuerdo. Era una imagen viva de Lo Inexplicable. Mejor que una película en 3D. Ese fue el escape para todos mis problemas durante esos tres meses. Cuando me agobiaba la impotencia de no poder compartir con nadie esta gran noticia, o cuando la imperfección de Cuidad Real me agobiaba….solo cerraba los ojos, y viajaba hasta Lo Inexplicable. Cada vez usaba más lo de los ojos para evitar los problemas de la vida. Problemas en el colegio, en mi familia, en la cuidad, problemas míos, problemas ajenos, problemas grandes, problemas chicos. Todos desaparecían cuando cerraba los ojos y viajaba a lo inexplicable. Pronto me encontré pasando más tiempo con los ojos cerrados que preocupado de vivir en Ciudad Real. Pero hay alguien de quien no hemos vuelto a saber ¿no es así? No lo he olvidado. Mi amigo Javier. Ahora te cuento lo que paso con él y con nosotros.
  • 89. x Explicando Lo Inexplicable Al día siguiente de volver a casa, lo busqué inmediatamente. En su casa me dijeron que no quería hablar con nadie. Fue extraño. Note que sus padres estaban igual que siempre, no se veían especialmente contentos por lo cual supuse que Javier aun no les había contado nada. Javier no se encontró con el Brujo asique él podría dar la noticia sin problemas, pensaba yo. Por más increíble que parezca, desde ese día me fue imposible ubicar a Javier. Javier dejó de ir al colegió y de compartir con todos en Ciudad Real. O al menos eso creía. Cada vez que lo buscaba sus papas me decían que estaba ocupado, o que no estaba. Un día me dijeron que estaba raro, pero no me quisieron dar más detalles. Me preguntaron qué pasó ese día en que Javier llevo la bicicleta doble al colegio, porque desde ese día había cambiado mucho. Pero como ya sabes…no pude decir nada. Mi propia frustración, y vida secreta que estaba llevando Javier; terminó por separarnos (al menos durante tres meses. Hasta el día que por fin lo pude encontrar) Iba yo caminando con los ojos cerrados (acababa de ver a un caballero durmiendo debajo del puente, cosa que me dolió mucho) relajándome en Lo Inexplicable luego de un duro día, cuando tropecé y caí en medio de la vereda. Al abrir mis ojos, vi una casa que había estado abandonada por años, pero que ahora lucía completamente remodelada colgando un letrero que despertó todos mis sentidos. El letrero anunciaba con grandes letras:
  • 90. “Descubre lo inexplicable” Entré sin entender bien lo que estaba pasando. Vi de inmediato a Javier rodeado de unas 30 personas de todas las edades. Aún no distinguía qué era lo que Javier decía, pero se expresaba con una elocuencia que hasta ahora desconocía en él. Me senté atrás sin llamar la atención y pude escuchar el final de su discurso: -“ ….no dejen de creer amigos, yo vi lo inexplicable con mis propios ojos; y les puedo explicar todo lo que allí había. Era todo mucho mejor!! Ciudad real no sabe lo que se pierde!! Ustedes son afortunados y valientes porque me han escuchado y han entendido!! Hay que hacerles ver a todos que hay un nuevo hogar y que aquí pueden aprender qué es lo inexplicable. Hay que luchar contra los incrédulos!! Ellos nunca podrán entrar a lo inexplicable!! Sigan adelante y nos vemos en la próxima reunión! No falten que hablaremos de cómo es la vida en lo inexplicable. Cuídense amigos.”- Los tres meses sin saber de Javier estaban frente a mis ojos. Era esto lo que había estado haciendo. Luego supe que había cortado los lazos con todos sus amigos, entre ellos yo, para dedicarse a explicar Lo Inexplicable en todo lugar. Comenzó haciéndolo en la calle, en medio del camino! Dicen que Al comienzo llamó un poco la atención, pero luego de unos días se transformó en algo más dentro del paisaje de Ciudad Real. Hablar de Lo Inexplicable no era nuevo, salvo que Javier lo hacía con mucha más vehemencia. Ese día nos saludamos con cariño, ignorando los tres meses que pasamos sin vernos. Yo no pude hacer la más mínima alusión a Lo Inexplicable, pero no fue necesario ya que Javier parecía no haberse agotado con el discurso que
  • 91. acababa de dar, y me bombardeó con nuevas explicaciones sobre lo inexplicable. Yo lo veía contento, y eso me tranquilizó. Aunque era obvio que no estaba logrando lo que él y yo esperábamos: llevar a la gente a lo inexplicable. Recuerdo de la conversación frases como: - A la gente de ciudad real le cuesta creen en lo inexplicable, pero con los pocos seguidores que tengo ya nos estamos organizando para buscar nuevos métodos que llamen la atención de la gente. Eso sí, antes tuvimos que crear una directiva para fijarnos metas y estar seguros de lo que hacemos. Esto es genial Matías, hablarle a la gente de lo inexplicable, explicarles lo inexplicable es realmente hermoso! No todos escuchan y nadie aún se atreve a ir, pero estoy seguro que estamos cerca de lograrlo. Cada reunión llegan nuevos seguidores, de hecho ya estamos pensando en arrendar un lugar más grande! Durante lo que duró la conversación sólo podía asentir con la cabeza. Javier estaba contento y había desarrollado una increíble habilidad para expresarse. Pero eso no fue todo lo que me ocurrió luego de aquella conversación.