Síntesis sobre Realidad ¿Objetiva o construida? Tomo I, Humberto Maturana. Editorial Antrophos, edición binacional entre España y México. Compendio de varios artículos que ya habían sido publicados en otras revistas anteriormente.
2. Datos sobre la versión del libro de síntesis
Editorial: Anthropos, Barcelona
Traducción: Capítulo tres por María
Pilar Vallés y capítulo
cuatro por Heidi Cazés.
Edición: Primera, 1995
Páginas: 162
ISBN: 84-7658-483-0
Datos sobre detalles de la redacción
Las páginas citadas, todas, están indicadas con la abreviación “p.” y entre paré-ntesis.
En aquellos casos que se usa doble “pp.” se hace referencia a todas aquellas
páginas que se comprenden entre ambos números de página inmediatamente
señalados, con ellos incluidos.
Las frases que se encuentren entre los símbolos “” se refieren a una interpre-tación,
no literal, sobre ciertas ideas que se encuentran en su página correspon-diente.
Las frases que se encuentren escritas en cursiva pueden referirse a dos cosas: si
se trata una o dos palabras entonces son consideradas importantes y por ello
son des-tacadas, pero si es una frase o un párrafo, o más párrafos, entonces es
una reescritura literal de aquello que se encuentra en la página correspondiente,
con excepción de los paréntesis que no se encuentran en cursiva.
Aquellas frases continuadas por tres puntos (…) expresan una conexión
indirecta entre las ideas que se proponen, esto es, una forma de expresar que
ambas escrituras forman parte de la cita que les acompaña pero que, a su vez,
poseen contenido intermedio en el libro original que no se consideró necesario
citar.
El número de las figuras no respeta el orden original del libro, son una adapta-ción
propia de éste documento.
Las páginas citadas debajo de los títulos corresponden a la extensión del
capítulo en el libro original.
Según regla APA de citación, la abreviación Ibíd. (Íbidem) hace referencia a la
última cita utilizada.
Si bien el documento es un diálogo entre co-autores, ésta síntesis está escrita en
tercera persona, con excepción de aquellas citas literales del texto que se
ofrecerán en cursiva. Los paréntesis sin cursiva, entremedio de las citas lite-rales,
también son de mi autoría.
5. INTRODUCCIÓN
(pp. 3-8)
Somos seres sociales (ya que vivimos cotidianamente imbricados al ser de otros) a la vez que somos
seres individuales (en un devenir de experiencias intransferibles) y en la historia Occidental se ha
pensado que ambas cosas se contradicen en su existencia, por ello esto es un tema que es considera-do
inc lus ive como un ‘dilema’. Pero pese a esto, existe el registro de variados sistemas sociales que
han vivido en armonía frente a lo que parece excluyente. ¿Cómo explicamos esto? Sin duda que se
puede explicar desde una perspectiva biológica en donde lo individual sólo es posible socialmente y
lo social sólo se puede formar desde la individualidad. Pero antes de continuar tenemos que decidir
hacernos cargo de las siguientes premisas básicas que fundan las explicaciones en éste ámbito (bio-lógico):
1) ¿Qué es una respuesta aceptable? Los científicos tienen un modo de saber si algo es o no
una respuesta aceptable sin saber de antemano qué respuesta específica es la que se puede
encontrar, y se logra con ‘la propos ición de un mecanismo (sistema concreto o abstracto
determinado estructuralmente) que como resultado de su operar genere el fenómeno que es
investigado’. Por éste motivo el autor se propone explicar los fenómenos sociales desde la
definición de mecanismos biológicos que den como resultado los sistemas (sociales) que
reconocemos cotidianamente.
2) ¿Qué son los seres vivos? Todo ser vivo es un sistema estructuralmente determinado (DE),
es decir, nada externo puede determinar qué pasa dentro de nosotros y lo exterior sólo pue-de
gatillar aquello que nuestra propia organización define. Y decimos que la conducta de
un ser vivo es adecuada sólo si sus cambios permiten congruencia estructural con los cam-bios
del medio que lo contiene y hace posible en su continua dinámica interna de autopro-ducción;
de autopoiesis. Un ser vivo es un sistema en continuo cambio estructural.
3) ¿Cómo es el cambio estructural? Desde la estructura inicial de la existencia de un ser vivo
distinguimos dos modos de cambio en él: como producto de su propia dinámica interna o
gatillados desde el medio (que cambia junto con él). Por esto la historia particular (ontoge-nia)
y general (filogenia) de un ser vivo a cada instante se escribe como una selección que
el medio hace de él, ya que es aquello que gatillas sus cambios estructurales en sus interac-ciones
a lo largo de su realización y conservación de organización y adaptación.
4) La conservación de la organización. A modo de ‘relación universal’, Humberto Maturana
dice que los seres vivos, así como cualquier sistema DE, existe sólo en la medida en que la
organización que lo define se mantenga invariante; siendo la organización el conjunto de
relaciones entre elementos que dan a un sistema su identidad de clase y la estructura la for-ma
particular de existir de una identidad de clase cualquiera. Y la organización de un ser
vivo es su autopoiesis, la cual sólo se mantiene operativa en la medida que los cambios en
su estructura no la alteren relacionalmente. Un ser vivo sólo existe si su organización, DE
desde sí mismo, no se extingue en su curso de cambios estructurales históricos.
5) Conservación de la adaptación. Un ser vivo, al igual que todo sistema, existe sólo en la me-dida
en que el medio que lo contiene, y con el cual interactúa, permite que se conserve su
organización. Cuando existe ésta congruencia estructural entre organismo y medio decimos
que el ser vivo se ha adaptado al medio; y si esta no existe el ser vivo muere. Por lo tanto,
también a modo universal, todo sistema DE existe sólo en la medida en que conserva su or-ganización
y adaptación; en donde una implica a la otra. Y en esta deriva toda circunstancia
6. del presente (histórico) queda determinada por el mismo presente y sus procesos participan-tes
en la conservación de sus dinámicas internas y externas. Además toda deriva existe sólo
como una co-deriva: toda ontogenia es una co-deriva ontogénica y toda filogenia es una co-deriva
filogénica en la que tanto organismo como medio conservan su adaptación y organi-zación
en un curso de cambios estructurales (necesariamente) congruentes.
Veamos ahora cuáles son las consecuencias en el plano social, de seguir éstas nociones básicas del
ámbito biológico recién expuestas.
SISTEMAS SOCIALES
(pp. 8-10)
“Cada vez que los miembros de un conjunto de seres vivos constituyen con su conducta una red de
interacciones que opera para ellos como un medio en el que ellos se realizan como seres vivos, y en
el que ellos, por lo tanto, conservan su organización y adaptación y existen en una coderiva
contingente a su participación en dicha red de interacciones, tenemos un sistema social. (p.8)”
Lo recién expuesto constituye la organización de los sistemas sociales, ya que desde éstas caracte-rísticas
distinguimos que se genera todo fenómeno conductual considerado como social, y es un re-sultado
inevitable de las interacciones recurrentes que se dan entre seres vivos. Veamos las impli-cancias
de esto:
1. Todo sistema social necesariamente debe estar constituido por sistemas vivos, de modo que
no es sistema ‘social’ aque l que no permite la realización y conservación del vivir de sus
miembros.
2. Cada sistema social se diferencia según las características de las interacciones (recurrentes)
que lo realizan, es decir, las conductas que son aceptadas como adecuadas por sus miem-bros.
3. Las propiedades de un sistema social están determinadas por los seres vivos que la integran,
por esto no hay componentes superfluos en él ya que todo cambio es algo que modifica al
sistema en su totalidad y no algo que se pueda obviar.
4. Así como cada miembro define su sistema social, así también el sistema, una vez constitui-do,
define a cada uno de sus miembros desde la selectividad de cambios estructurales espe-cíficos
que permite en torno a su realización.
5. Los componentes de un sistema social pueden participar de la realización de otros sistemas
sociales siempre y cuando sigan participando de las relaciones que conservan al primero en
su organización pese al cambio estructural provocado por el devenir de cambios de la reali-zación
del segundo.
6. Pese a que los sistemas sociales son esencialmente conservadores, existen en un continuo
cambio estructural debido a: muerte o migración de miembros, incorporación de miembros
nuevos o cambios en las propiedades de los miembros ya existentes.
7. SOCIEDADES HUMANAS
(pp. 10-15)
- Todo miembro de una sociedad humana (cualquiera) siempre realiza con su conducta a di-cha
sociedad al mismo tiempo que ésta selecciona a sus miembros en base a las mismas
conductas (que son consideradas las adecuadas).
- Los seres humanos podemos, y de hechos somos, miembros de muchos sistemas sociales de
modo simultáneo o sucesivo, ya que lo que importa en una relación social no es la sinceri-dad
del acto sino la coordinación (consensual) efectiva de las conductas.
- El mecanismo fundamental de interacción en el operar de los miembros de un sistema so-cial
humano es el lenguaje. Es más, el lenguaje surge desde el fenómeno social, ya que es la
conducta primaria de coordinación conductual que es aprendida transgeneracionalmente por
los miembros de una sociedad la que señala ideas descriptoras como objetos de l ‘mundo’
que luego vuelven a ser coordinadas de modo recursivo: por lo que es la interacción recu-rrente
dentro de una sociedad la que permite dar origen a lo lingüístico. O lo que es lo mis-mo,
decimos que hay lenguaje en un fenómeno social, y originado desde un fenómeno so-cial,
cuando vemos que ciertas coordinaciones consensuales primarias de acciones son usa-das
como objetos de significación al ser coordinadas consensualmente (y recursivamente)
sobre su (previa) coordinación consensual.
- Debido a que sólo desde interacciones recurrentes es posible generar un dominio de coordi-nación
de conductas donde se conserva la autopoiesis de sus miembros, al mismo tiempo
que existen en un ámbito de acoplamiento estructural recíproco espontaneo que permite que
surja un sistema social, decimos que un sistema social sólo puede nacer desde la co-opera-ción
de sus miembros. Y en el caso humano el placer de la compañía del otro no conoce e-dad,
ya que es la pegajosidad biológica de nuestro ser, que es el amor y no la competencia,
lo que permite que surja el fenómeno social.
- Es constitutivo de lo humano ser social y lingüístico así como individual y colectivo. Por
esto es que hay dos modos de re-configurar una dinámica social: tanto desde la reflexión in-dividual
(creación de un nuevo dominio que permite situar al otro como un ámbito de refle-xión)
como de las experiencias vividas en otro ámbito social (que están sujetas a la disposi-ción
del organismo a vivirlas). Y donde sólo el amor es la emoción que permite la creación
de un dominio común de interacciones en donde todos los dominios particulares son con-templados
y aceptados en la conservación de la identidad y adaptación de cada uno.
- Todo sistema social humano es estable en la medida que no se interfiere en lo que lo con-serva,
lo cual puede quedar definido éticamente por el hecho implícito y explícito de reco-nocer
el otro siempre como un legítimo en convivencia con uno o moralmente por la insti-tucionalización
de relaciones contingentes de subordinación humana a la jerarquía.
- Necesariamente el sistema social humano debe conservar la identidad humana de los seres
vivos que lo conforman.
- El único modo de que se conserve un sistema social humano es desde el amor: desde la
honestidad y la co-laboración, y la aceptación en general, como fundamento cotidiano de
nuestro ser cultural. Por esto un acuerdo de trabajo jamás será un sistema social, ya que
coordinan sus conductas en compromiso de una tarea y no en la espontaneidad del amor.
8. REFLEXIONES
(pp. 15-18)
Pese a que todo lo fundamental ya está dicho, expresa el autor, quedan aún unas cuentas afirmacio-nes
por hacer en torno a un ámbito reflexivo sobre el fenómeno social:
a) El ser humano es constitutivamente social: no existe lo humano fuera de lo social ya que lo
genético no funda lo humano sino sólo lo humanizable. Toda conducta que es conservada
es y será nuestra forma de ser humano.
b) Debido a que toda sociedad es conservadora por esencia, una innovación al principio sólo
puede ser resistida para más tarde, o ser erradicada por negación, o ser aceptada por acepta-ción
en la seducción.
c) Sin amor no hay socialización: sólo el amor permite fundar un espacio de convivencia ge-nuino
que de origen a lo social, pese a que la coerción genera hipocresía que es capaz de
suplir la efectividad en la coordinación de las conductas por un tiempo.
d) Lo social se funda en la co-laboración y no en la competencia : y no podría ser de otro mo-do
ya que la competencia niega y el amor acepta, y no puede haber fenómenos sociales
donde se niega al otro en convivencia; ni siquiera el caso de la ‘sana’ competencia ya que
donde se valida la negación del otro siempre nos vemos negados a nosotros mismos.
e) Lo social se da en el lenguaje, el lenguaje es humano y lo humano se da en la reflexión y
autoconsciencia que permite responsabilidad y libertad o la irresponsabilidad y esclavitud.
Lo ‘espiritual’ surge en consciencia de nosotros mismos y de otro en una reflexión sobre
nuestra relación con todo.
f) Lo social y lo individual son inseparables. Sólo en la irresponsabilidad social que permite la
configuración de un ámbito de enajenación que genera el apego y la posesión sobre lo que
el otro necesita, negándolo en su legitimidad, puede hacer surgir deseos de contradicción
entre ambos, pero esto es de origen cultural y no biológico.
g) Todo problema cultural es humano y por tanto ético. Todo problema social se reduce al
hecho de si aceptado o no las diferencias y similitudes en la legitimidad de la convivencia
con otros. O lo que es lo mismo, los problemas sociales sólo podrán solucionarse desde el
desapego a las promesas de perfección ideológicas y la búsqueda de un convivir ético (en
aceptación) donde todo lo que se haga se haga porque se quiere querer lo que se hace.
10. INTRODUCCIÓN
(pp. 19-20)
Vivimos en una cultura que niega las emociones porque piensa que sólo traen arbitrariedad a las
conductas respecto de fundamentos exclusivamente racionales. Es más, se piensa que emoción y
razón corresponden a espacios antagónicos de las psiquis humana. Pero aún así también sabemos
que hay emociones que ninguna razón puede alterar y que, en general, el único modo de resolver
problemas culturales es conversando. ¿Por qué entonces hablamos de contradicción?
Humberto Maturana piensa que los seres humanos somos un caso particular de trenzado cotidiano
de emociones y lenguaje, donde jamás está presente sólo una o la otra : y esto es lo que él ha llama-do
el conversar; del latín ‘cum’ y ‘versare’, es decir, como un modo de dar vueltas juntos.
EL LENGUAJE Y EL LENGUAJEAR
(pp. 20-21)
Como fenómeno biológico, el lengua je es un ‘fluir en interacciones recurrentes que constituye un
sistema de coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de conductas’. Pero el len-guaje
como proceso no es algo que forme parte de la corporalidad (o del sistema nervioso) de los
participantes ya que su operar surge en un dominio relacional de interacciones, y aún así podemos
decir que en nuestra corporalidad se intersecta el operar biológico de múltiples tipos distintos de
identidades y modos de convivencia.
El lenguaje posee elementos que lo constituyen como tal y pueden ser señalados en dos tipos:
- Distinciones de objetos: Esto ocurre cuando algún gesto, sonido, conducta o postura cual-quiera
se acopla a un fluir de coordinaciones de acciones primarias tal que dicho gesto, so-nido,
conducta o postura modifica las emociones de los participantes y de ese modo pasa a
formar parte consensual de dicho fluir de coordinaciones de acciones como una palabra que
connota una idea o noción particular.
- Distinciones de relaciones de distinciones entre objetos: Ocurre como coordinación consen-sual
de las palabras como un modo de convivir ‘recursivo’. O lo que es lo mismo, cada vez
que coordinamos consensualmente las coordinaciones consensuales primarias decimos que
se está en un fluir recursivo de interacciones en el lenguajear. Aquí se originan los fenóme-nos
de reflexión y autoconsciencia.
EL RAZONAR Y LO RACIONAL
(pp. 21-22)
La razón y la lógica, expresa el autor, no son entidades fundamentadas trascendentalmente sino ex-presiones
de nuestro operar como seres vivos. Así, el razonar es lo que distinguimos día a día como
‘la proposic ión de argumentos construidos con la concatenación de palabras y nociones que compo-nen,
en su significación, modos operacionales de coordinaciones consensuales de conductas en un
dominio particular’, y la lógica sólo un tema de ‘regularidades en el operar constitutivo del lengua-je’;
y no una alusión a algo externo. Lo racional sería un ‘operar en discursos o explicaciones que
se traducen en un operar en conductas o en la justificación de argumentos; al mismo tiempo que se
respeta la lógica regular del razonar’.
11. Por esto, tanto razonar como lo racional pertenecen al ámbito de las coherencias operacionales de la
coordinación consensual de conductas (lenguaje); ya que se fundan en las coherencias operacionales
de nuestro vivir. En fin, como ya se señaló, todo sistema racional es un ‘sistema de coordinaciones
consensuales de conductas que se forma desde la aplicación recurrente y recursiva de elementos y
conjuntos de elementos de coordinaciones consensuales conductuales particulares que se asumen
como premisas básicas aceptadas a priori (desde la emoción)’, por esto la diferencia entre sistemas
racionales es una diferencia entre razones que son sustentadas por premisas básicas aceptadas a
priori.
EL EMOCIONAR
(pp. 22-24)
Humberto Maturana dice que lo que distinguimos en la vida cotidiana como emociones es una ‘con-figuración
estructural de nuestra corporalidad que se traduce en una disposición particular hacia
ciertos tipos de acciones que, a su vez, especifican el dominio de interacciones posibles en ese ins-tante’.
Así, el emocionar es un fluir de una emoción a otra y por tanto un curso cambiante de un do-minio
de acciones posibles a otro. Y es por esto que todo lo humano, en tanto animal y humano, por
lo tanto incluye todo lo racional, sólo es posible desde las emociones que especifican a cada instante
su dominio de acciones. Es decir, como ya se señaló, inclusive todo sistema racional se sustenta en
un conjunto de premisas básicas que son aceptadas (a priori) no racionalmente, sino desde una e-moción
(sea de aceptación o de preferencia). El final siempre hacemos lo que queremos, y es por
esto que uno no puede convencer al otro a través de argumentos, sino sólo ‘seducirlo a que quiera el
querer que queremos’.
LA CONDUCTA Y LAS ACCIONES
(pp. 24-25)
‘Todo operar o cambio de operar de un organismo con respecto a su entorno’, sea cual sea el domi-nio
en que fue distinguido, es una acción o conducta en ese dominio. Y en el caso particular de los
seres humanos, todo espacio de conductas y acciones es vivido como ‘experiencias recursivas en el
lenguaje’, esto es, en la coordinación consensual de coordinaciones consensuales de acciones que es
permitida por el cierre operacional del sistema nervioso, que genera dinámicas de co-relaciones sen-so-
motoras como dominios conductuales ante toda dinámica relacional externa en la cual participa
como organismo.
O lo que es lo mismo, todo dominio de acciones o conductas es permitido por un dominio de co-re-laciones
senso-motoras, de modo que todo cambio en un dominio relacional humano es un cambio
en su operar biológico (que lo hace posible), donde cada co-relación senso-motora es equivalente a
coordinaciones consensuales de acciones o conductas. Cabe aún una diferencia: cuando hablamos
de acciones nos referimos a los efectos externos del quehacer y cuando hablamos de conducta nos
referimos a las tramas relacionales que dieron origen al quehacer.
EL CONVERSAR
(pp. 25-26)
Todo ser humano vive desde que es un embrión hasta que es un adulto dentro de un entorno de con-vivencia
compuesto por sus seres cercanos, de modo que el emocionar que adquiere (siempre) es
12. congruente respecto del emocionar de ellos (sus cercanos) debido a que en todo momento él sigue
el curso contingente de sentires respecto al ocurrir de cada circunstancia junto a ellos. Se alegrará,
enojará o enternecerá según cómo sus cercanos se alegran, enojan o enternecen. Y junto con esto, al
mismo tiempo, ocurre constantemente una expansión de su dominio general de coordinaciones con-sensuales
de conductas o acciones en los cuales participa, primero como en un aumento de comple-jidad
(una asimilación recursiva del lenguaje) y luego como un entrelazamiento con sus emociones.
Como resultado inevitable de la convivencia de un ser humano en su vida ocurre un entrelazamiento
del fluir del lenguajear y del emocionar. A esto Humberto Maturana lo llama el conversar. Todo
esto ocurre como un ‘fluir de coordinaciones recursivas consensuales de conductas o acciones’ que
va cambiando de dominio según la disposición corporal que regula el fluir de su emocionar a cada
instante, en conversaciones que conforman una red cerrada de interacciones que definen un modo
específico de convivir; según un modo específico (consensual) de lenguaje.
LO HUMANO
(pp. 26-29)
Lo humano surge en la historia evolutiva del linaje homínido al que pertenecemos al surgir el len-guajear.
Veamos un par de cosas respecto de esto:
- Linaje: Especie que ha conservado transgeneracionalmente un modo particular de vivir co-mo
un modo histórico reproductivo específico.
- Ontogenia: Proceso de continuos cambios estructurales que definen a una especie particu-lar
a lo largo de su epigénesis.
- Fenotipo ontogénico: Modo de vivir como una configuración dinámica de relaciones onto-génicas
entre el ser vivo y su medio tal que constituye un linaje con identidad de clase
definida. Está determinado tanto por lo genético (genotipo), como ámbito inicial que define
los posibles procesos ontogénicos a seguir, como por lo histórico (fenotipo), a lo largo de
un devenir epigenético que concreta modos particulares de ontogenia en su epigénesis.
De lo anterior extraemos que de cambiar el fenotipo ontogénico de un linaje cambia entonces la i-dentidad
de clase de las especies que lo componen, quedando en un estado que sigue sujeto a las
mismas posibilidades de cambio que el anterior. Así la conclusión es la siguiente: para distinguir los
cambios de una especie en su devenir evolutivo necesariamente se debe conocer su identidad de
clase conservada, ya que es en torno a ella que los cambios resultan como tales en el devenir de su
vivir. Y en el caso humano no es diferente, ya que si queremos saber cómo llegó a ser lo que deci-mos
que es primero debemos ver qué es lo que se ha conservado.
Hace más o menos tres y medio millones de años atrás nuestros ancestro en África se constituyeron
como un linaje homínido que se concentró en la recolección, el compartir alimentos, el criar a los
niños en un espacio de cercanía corporal y sensualidad y, en definitiva, en la convivencia consen-sual.
Así es que decimos que el lenguaje, como fenómeno de coordinaciones consensuales de coor-dinaciones
consensuales de conductas, se origina operacionalmente en un trasfondo emocional de
aceptación plena y legítima, no en la competencia o la negación. El fenotipo ontogénico del conver-sar
(como trenzado del emocionar y el lenguajear) es posible sólo desde la emoción del amor y con
un compromiso estructural (corporal) tal que involucra al sistema nervioso, la laringe y el rostro en
una evolución que permite el lenguajear (sonoro) en el convivir.
13. CONSECUENCIAS
(pp. 29-34)
Veamos algunas consecuencias de reconocer y aceptar que todo lo humano se da (necesariamente)
en algún tipo de conversación:
1) Toda experiencia humana, desde lo físico hasta lo místico, tiene lugar en un dominio de co-ordinaciones
consensuales de acciones y de emociones como redes de conversaciones que
definen diferentes dominios según sus acciones o emociones que lo integren.
2) Todas nuestra emociones tienen origen en un linaje mamífero de primates bípedos, y sólo
parte de él es modulado consensualmente (y recursivamente) por el lenguajear. Además,
todo sistema racional se funda en una emoción que puede, o no, cambiar, de modo que a
veces podemos cambiar tanto de emociones como de razones (espontáneamente) de modo
inconsciente según dinámicas internas que pueden, o no, traerse a la mano en el conversar.
3) ‘Todo dominio humano es un dominio de conversaciones internas o externas’, de modo que
todo vivir humano es diferente de otro en la medida que se diferencian de él según las emo-ciones
(involucradas) y lenguajes (coordinados) que entrelazan su fluir en su vivir y convi-vir.
Además, debido a la complejidad de la configuración recursiva del lenguajear es que el
fluir en conversaciones del convivir humano genera emociones que no son posibles de otra
manera: tal es el caso del asco, la vergüenza o la ambición; en ellos se manifiesta acepta-ción
o negación a ámbitos que sólo son posibles en la reflexión (sobre el propio quehacer o
el de otros). Veamos tres ejemplos de tipos de conversaciones que quedan diferenciadas se-gún
la emoción que funda sus acciones:
i. Social. Sistema de convivencia constituido con un trasfondo emocional de amor en
dinámicas completamente espontáneas.
ii. Laboral. Sistema de convivencia constituido con un trasfondo emocional de acepta-ción
ligada al cumplimiento de tareas en dinámicas de acuerdos.
iii. Jerárquico. Sistema de convivencia constituido con un trasfondo emocional de nega-ción
y autonegación en dinámicas de orden y obediencia.
Pero además, una cultura sólo puede existir como una red cerrada de conversaciones que o-rientan
el existir humano y no humano y que es asimilada por quienes nacen dentro de ella
de modo natural y espontaneo independientemente del trasfondo emocional que las define.
4) Algunas conversaciones se traen a la mano desde el lenguajear con dominios emocionales
contradictorios, es decir, que se niegan mutuamente. Veamos dos ejemplos:
i. Cuando acusamos a otro por no cumplir promesas que nunca hizo y cuya compañía
deseamos no se pierda.
ii. Cuando nos autodepresiamos reflexivamente al mismo tiempo que nos vemos impo-sibilitados
de poder cambiar lo que constitutivamente somos.
5) Nuestra corporalidad es el nodo de intersección, simultanea o sucesiva, de una multidi-mensionalidad
de espacios (dominios) relacionales de interacciones en conversaciones. El
resultado de esto es crucial (ya que): el emocionar de una conversación puede afectar el de
otra de modo indirecto/recíproco a través de la corporalidad de sus participantes. Así, algu-
14. nas veces decimos que lo que ocurre es injustificable o creativo ya que no era esperable
dentro de las coherencias del dominio en el que ocurre.
6) La mayor parte de los sufrimientos surgen de conversaciones recurrentes o entrecruzamien-to
de conversaciones que nos llevan repetidamente a operar en dominios contradictorios de
acciones; y esto tiene algo positivo: el sufrimiento acabará cuando la contradicción cese o
se haga un hecho esporádico y no repetitivo. Por esto la psicoterapia es efectiva de modo
general en lo que busca pero particular en el método que usa.
CONCLUSIONES
(pp. 34-36)
Lo humano existe en el entrecruzamientos de muchas conversaciones, por tanto de múltiples domi-nios
operacionales (y realidades). A su vez, toda conversación necesariamente es una dinámica re-cursiva
que entrelaza el fluir de las emociones con las coordinaciones consensuales de acciones. Así
vemos que lo humano es tanto racional como emocional y no puramente racional, como la fantasía
Occidental lo piensa: las presentan como aquello que debemos evitar porque trae arbitrariedad ante
la razón.
Finalmente, ésta nueva forma de comprender lo humano en el conversar nos permite definir dos
conceptos que el autor considera cruciales para el vivir humano:
- Responsabilidad: Experiencia reflexiva de estar consciente de si queremos o no las conse-cuencias
de nuestros actos.
- Libertad: Experiencia reflexiva de estar consciente de si quiero o no el querer o no de las
consecuencias de una acción. Lo que a su vez nos lleva a hacernos cargo de que si quere-mos
o no el querer o no de esa acción es un hecho que cambiará nuestro querer o no el que-rer
o no de la misma acción.
15. REALIDAD
¿Objetiva o construida?
Volumen I
III
BIOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA
ESTÉTICA
16. INTRODUCCIÓN
(pp. 37-38)
En éste artículo Humberto Maturana busca reflexionar en torno a los fundamentos biológicos que
hacen posible la experiencia que nosotros denominamos cotidianamente como la estética. Pero para
hacer esto, como ya lo ha aclarado en otros artículos, procederá a investigar como un científico y no
como un filosofo. Veamos cuál es la diferencia: debido a que “lo que uno quiere mantener invaria-ble
o conservar es lo que determina lo que uno permite que cambie en las diferentes circunstancias
de la vida”, incluyendo los constructos teóricos, tenemos que (el):
- Filósofo: Es quien trata de mantener coherencia con conceptos y principios explicativos ya
dados; todo lo que cambia lo hace en torno al resguardo de los principios básicos que han
decidido conservar.
- Científico: Es quien conserva su atención en las coherencias operacionales de todos los
procesos empíricos involucrados en la experiencia misma que quiere explicar así como del
mecanismo propositivo de la explicación y de sus criterios de validación; por lo tanto, es
quien permite que cambie todo concepto o idea existente en función de lo ya señalado.
Ambos se mueven en su vida diaria en el terreno de las experiencias, la diferencia está en que el fi-lósofo
valida, o invalida, su experiencia según nociones conceptuales, en cambio el científico vali-da,
o invalida, su experiencia desde otra experiencia, inclusive si ésta experiencia rechaza las nocio-nes
conceptuales básicas ya consensuadas por él.
Los títulos que vienen a continuación abordan de modo sucinto las consecuencias directas e indirec-tas
de ser un sistema vivo, algo no trivial y que demarca los parámetros estructurales de nuestro e-xistir
como seres humanos.
NOSOTROS COMO OBSERVADRES
(pp. 39-42)
Los seres humanos operamos como sistemas vivos que distinguen: separamos cosas, unimos cosas,
vemos partes, vemos un todo; tenemos noción sistémica. Además todo lo que distinguimos lo trata-mos
como si fuera independiente de nosotros (de nuestro operar), en tanto que nuestro operar (ha-cer
fáctico) siempre es un complejo trenzado de modulación recíproca entre el lenguaje y las emo-ciones
en un fluir de emocionar y lenguajear. Profundicemos un poco en esto:
Lenguaje
El autor sostiene que si reflexionamos sobre lo que en la vida diaria hacemos estando en el lenguaje
observaremos que lo que hacemos es ‘movernos en interacciones recurrentes con otros (u otros) en
un flujo de coordinaciones consensuales de acciones o conductas como rasgo esencial de vivir en un
dominio socia l’. Por lo tanto, más importante que el acto mismo del habla, o su tipología o simbo-lismo,
es el dominio particular de coordinaciones dentro del cual se opera pero que no agota al len-guaje.
La intencionalidad, entonces, no es un rasgo que de origen al lenguaje sino un comentario de
un observador sobre el flujo recursivo de las mismas en el proceso del lenguajear.
Las coordinaciones consensuales recursivas de acciones y conductas son el fundamento del lengua-je,
y el simbolismo o la intencionalidad son consecuencias de éste modo social de vivir y convivir.
17. Emociones
Nuevamente, si reflexionamos sobre lo que en la vida diaria distinguimos como una emoción, ob-servaremos
que es una ‘configuración estructural corporal (incluyendo al sistema nervioso) que se
traduce en una disposición corporal dinámica que especifica a cada instante un dominio particular
de acciones posibles’. Por esto para distinguir una emoción debemos mirar las acciones y para fun-damentar
las acciones debemos mirar la emoción: así el amor es una emoción que especifica accio-nes
que tratan al otro como legítimo en convivencia con uno, y la agresión todo lo contrario.
Un cambio de emoción es un cambio además de cerebro y cuerpo, de modo que un cambio de ac-ciones
es un cambio biológico en el sentido (emocional) corporal de nuestro vivir: el autor llama a
esto la capacidad de emocionarnos. Pero un sentimiento o deseo no es una emoción, ya que aquellos
son juicios de valor que se hacen desde la reflexión (lingüística) y que trascienden el dominio de
nuestro operar biológico, por lo que los animales no tienen sentimientos.
Lenguaje y emociones
Así como el lenguajeo modula nuestras emociones éstas también modulan nuestro fluir en coordina-ciones
consensuales recursivas de acciones o conductas, especificando a cada instante cuál será el
dominio en el cual nos ‘moveremos’. A este complejo trenzado Humberto Maturana lo llama el
conversar. Lo humano necesariamente (y únicamente) se da en conversaciones, ya que todo vivir
humano, de cualquier dominio, siempre es especificado como un fluir en interacciones recurrentes
de coordinaciones consensuales recursivas de acciones y emociones.
NOSOTROS COMO SISTEMAS VIVOS
(pp. 42-46)
Los sistemas vivos son unidades compuestas que poseen una organización que define su identidad
de clase y los hace conformarse de modo discreto en el dominio relacional en el que operamos co-mo
totalidad en interacciones. Veamos de qué se trata ésta organización particular:
“Redes cerradas de producciones moleculares en las que las moléculas producidas generan
mediante sus interacciones la misma red de moléculas que las produjo a ellas; y lo hacen en forma
de interacciones dentro de la misma red que especifica a cada instante su extensión . (p.42)”
Por un lado los sistemas vivos son abiertos al paso de energía (moléculas) pero por otro lado son ce-rrados
operacionalmente en el conjunto de relaciones que les da su identidad de clase (y no ante un
grupo particular o específico de moléculas). Por lo tanto un ser vivo existe en un flujo molecular
continuo en sí mismo; en donde las moléculas que le pertenecen son las que operan en su constitu-ción
organizacional y no todas aquellas que pueden haber sido producidas por él. Un sistema vivo
es un sistema autopoiético.
Ésta forma singular de existir de lo seres humanos, como sistemas vivos, tiene las siguientes conse-cuencias:
1. Los sistemas autopoiéticos existen dinámicamente en un continuo de cambios estructurales
determinados (DE) exclusivamente por su interior: nada externo a un ser vivo puede deter-minar
lo que le ocurre al ser vivo, sólo puede ‘gatillar’ sus cambios. Así, todo lo que un ser
vivo humano vive está DE por su interior; y esto incluye a la experiencia estética.
18. 2. El único modo en que un sistema vivo existe es en interacciones recurrentes con su medio.
Ésta interacciones gatillas cambios estructurales en ambos, pero en la conservación de la
identidad de ambos (en el caso del ser vivo su autopoiesis). Cuando se da congruencia la
estructural dinámica en sus cambios, y ambos pueden co-existir, decimos que se da una re-lación
de ‘adaptación’.
3. Si bien la organización de un sistema vivo (su autopoiesis) es fija, su estructura sí puede va-riar.
Por esto cada ser vivo existe en la realización de su identidad de clase como un modo
particular de ser en su espacio relacional y en un medio particular: su fisiología y anatomía
se modelan recíprocamente con el fluir de sus interacciones, en un encuentro indirecto recí-proco
(ortogonal) de dos dominios diferentes y disjuntos; su operación interna y externa
como sistema vivo.
4. La diferentes clases de sistemas vivos son diferentes corporeidades (genotipo filogénico) y
diferentes modos de vivir en interacciones recurrentes con su medio (fenotipo ontogénico).
Un perro es la suma de una corporeidad perruna y una vida perruna, y un humano es la su-ma
de un cuerpo humano y una vida humana.
5. Los sistemas vivos siguen un curso de transformaciones estructurales congruentes con el
medio que los contiene, o mueren. Pero a su vez todo vivir es un convivir, de modo que en
la historia evolutiva de los seres vivos se puede distinguir una co-participación de ellos en
pos de la creación constante de un medio adecuado para ellos; por tanto de ellos mismos.
“La co-existencia sosegada en un mundo recíprocamente adaptado es un aspecto espontáneo de
una forma de vida naturalmente cambiante en una biosfera que se altera sólo en situaciones de
transición en las condiciones de las interrelaciones que pueden surgir como resultado de los
cambios estructurales independientes que los participantes puedan experimentar. (p.46)”
NUESTRO SISTEMA NERVIOSO
(pp. 46-50)
19. El sistema nervioso (SN) no es un componente que media entre las interacciones del organismo y su
medio. Veamos algunos datos sobre esto:
1. El SN es una ‘red cerrada de neuronas’ que opera como cambios de relaciones de actividad
que genera cambios de relaciones de actividad ente sus componentes en forma de varios
tipos: polarización de la membrana, liberación de nuerohumores o efectos mecánicos de
contracción muscular.
2. Si bien el SN no se intersecta organizacionalmente con el resto de la fisiología y anatomía
del organismo, sí lo hace estructuralmente a través de las superficies sensoras y efectoras
internas. Así, a su vez, las superficies sensoras y efectoras externas del organismo son las
que median entre las interacciones de él y el medio que lo contiene y hace posible en su
operar. El resultado de esto es que el SN opera en su dominio como cambios de relaciones
de actividad y no en el dominio (total) del organismo donde se tienen las interacciones (di-rectas)
con el medio.
3. Así como el comportamiento del organismo, que el observador ve como intersección es-tructural
de él con su medio, es una conducta, el comportamiento del SN, que el observador
ve en su intersección estructura con el resto de la fisiología del organismo, son sus co-rela-ciones
senso-efectoras. Así, el comportamiento del organismo cambia cuando cambia el
comportamiento del SN, y viceversa.
4. Como ya se señaló, el dominio operacional del SN y del organismo no se intersecta. El do-minio
de su realización estructural sí. Nada de lo que es ‘propio’ de uno lo es de otro. El
organismo es ciego ante lo que ocurre en el dominio del SN y el SN es ciego ante lo que
ocurre en la dinámica operacional del organismo. La única conexión (estructural) existente
entre ellos ocurre a través de las superficies sensoriales y efectoras internas.
5. Cuando cambia la estructura de los elementos neuronales que se intersectan en las superfi-cies
sensoriales del organismo, la estructura del SN también cambia de modo contingente al
flujo de interacciones que el dominio en el que el organismo (como totalidad) interactúa
con su medio. Y viceversa: cuando cambia la estructura de los elementos neuronales de las
superficies efectoras entonces la conductas del organismo cambia de modo contingente se-gún
el cambio de las relaciones de actividad (cerradas) del SN.
20. Finalmente, cabe señalar que cada co-relación senso-efectora se suma a otras en forma de una diná-mica
de co-relaciones senso-efectoras que constituirán el comportamiento conductual del organismo
que es adecuado para la conservación de su vivir, siendo el operar del SN siempre coherente con el
ocurrir de sus interacciones como organismo; y viceversa.
NOSOTROS LOS SERES HUMANOS
(pp. 50-52)
Lo único particular que tiene el vivir humano respecto de cualquier otro vivir es la multidimensio-nalidad
de los mundos que crea en sus conversaciones. Veamos cómo ocurre esto:
1. El ser humano se forma desde la unión de una corporalidad humana (como Homo sapiens)
y una forma de vivir humana (en conversaciones), y esto es posible porque en el entrelaza-miento
de nuestro lenguajear y emocionar el SN cambia de modo contingente al flujo de
nuestros dominios consensuales de coordinaciones de acciones y emociones a través de la
creación de co-relaciones senso-efectoras que generan a cada instante el comportamiento
del organismo que es adecuado para su dominio.
2. Humberto Maturana piensa que lo humano ha de haber surgido hace más o menos tres mi-llones
de años atrás (unas doscientas mil generaciones más o menos) cuando nuestros an-cestros
(que eran primate bípedos) comenzaron a vivir en conversaciones, en un lenguajear
y emocionar que eran transmitidos de generación en generación; tal que se modificó desde
entonces nuestra anatomía y fisiología de cara y laringe hasta permitir las coordinaciones
motoras del habla.
3. Lo anterior es posible porque ‘todo siempre se abre al cambio sólo en torno a aquello que se
desea conservar’, de modo que si deseamos conservar un convivir en conversaciones toda
nuestra biología estará cambiando en pos de conseguir la creación del vivir cultural como
una extensión de la misma. Como consecuencia, nosotros actualmente tenemos dos linajes a
los cuales constituimos: uno biológico y uno cultural; ambos se modulan recíprocamente y
conforman lo que hoy vemos como el vivir humano.
4. El vivir humano es un vivir cultural, una cultura es una red cerrada de conversaciones y una
red cerrada de conversaciones sólo es posible como parte de un linaje específico de una es-pecie.
Por esto el autor menciona que el vivir humano es un vivir necesariamente recursivo
en la transmisión generacional de su modo de vivir, donde toda coordinación consensual es
objeto de coordinaciones consensuales, y donde toda coordinación consensual recursiva (o
no) de acciones modula nuestro emocionar, y viceversa.
5. Vivir en conversaciones es vivir en un dominio operacional-relacional que está constante-mente,
producto de su carácter recursivo, abierto al incremento de complejidad ya que todo
ocurrir nuevo en su ocurrir es ipso facto una forma que pasa a formar parte de los siguientes
ocurrires que le precederán.
NUESTRA EXISTENCIA PSÍQUICA
(pp. 53-57)
21. El autor afirma que lo que distinguimos como la ‘psique’ es la forma parcial o total de la relaciones
de un organismo en su dominio de existencia. Pero el problema de la sociedad Occidental es que de-signa
el alma o la psique como algo trascendental, dado desde afuera, independiente de nuestro ope-rar
biológico y Humberto Maturana no piensa así. Él cree que la psique se desarrolla en un dominio
diferente y disjunto al fisiológico o anatómico, pero a su vez permitido por ellos. Lo que él busca no
es rechazar las experiencias, jamás podemos hacer eso, lo que sí podemos hacer es rechazar y cam-biar
las explicaciones sobre ellas, como un vivir cultural (humano) en explicaciones.
Cada palabra es una ‘distinción de relaciones en un dominio de coexistencia lingüística en un fluir
de cambios estructurales en coordinaciones consensuales de haceres y emociones’, y desde allí se
construyen ideas y ámbitos recursivos más complejos , mientras conserva su organización (autopoié-tica)
y adaptación con el medio que lo contiene y hace posible en su operar; por éste motivo es que
palabras como alma, psique o espíritu no pueden significar más que esto: relaciones de elementos,
los elementos mismos o una mezcla de ambos.
En definitiva, ‘la psique (en cierto momento) corresponde al dominio total de relaciones en que un
organismo está inmerso en su medio (en ese momento)’. Y la forma de describirlos es mediante los
comportamientos de este, sus co-relaciones senso-efectoras y conductas, y desde allí esbozar el do-minio
como la suma general de todas las relaciones de todos lo dominios que hacen posibles todas
los comportamientos que son expresión de todos los cambios estructurales de los cuales el organis-mo
es parte hasta ese momento. Cuando Humberto Maturana habla del alma o de la psique lo hace
designando el dominio general de relaciones en el que está inmerso independientemente si el obser-vador
es capaz de verlo o no, ya que están implícitas en nosotros.
Los diferentes espacios psíquicos denotan diferentes modos de hacer las cosas pero más allá de los
comportamientos mismos: es lo que determina nuestra forma de oler, tocar, sentir, gustar, crecer,
despertar o reaccionar. Por ejemplo, nosotros distinguimos todos los días que los perros de calle son
diferentes a los perros de casa, así como personas que viven en un lado son diferentes de las que vi-ven
en otro lado: se mueven distinto, se relacionan distinto, reaccionan distinto. El caso humano es
particular en el sentido de que en principio es posible que todo sea percibido por nosotros, pero úni-ca
y exclusivamente como una conversación. Todo el vivir humano se hace en conversaciones de
modo que todo lo que forme parte de nuestro dominio psíquico, visible o invisible, necesariamente
se forma como conversación, a través de la reflexión consciente, para poder entrar en el dominio de
las coordinaciones consensuales humanas. Y algunas veces ocurren similitudes en ciertas relaciones
particulares que nos pueden llevar, como en el caso de Jung, a crear nociones como ‘arquetipo’ o
‘inconsciente colectivo’.
Como ya se señaló, no tiene sentido operacional decir que la vida humana, y su espacio psíquico
respectivo, nace del entrejuego de una realidad independiente de nosotros y nosotros: ya que todo
nace como una abstracción de las coherencias de nuestras experiencias para explicar nuestras mis-mas
experiencias, como un cierre epistémico que permite coherencia operacional entre lo que ex-plicamos
y lo explicado, como un espacio constitutivo común entre el dominio biológico y el hu-mano.
“El mundo no está allí para ser experimentado, el mundo surge en las explicaciones del observador
del acontecimiento de su vida en un proceso de responder a preguntas que se plantea acerca de sus
experiencias mientras las distingue como rasgos del acontecimiento de su vida. (p.57)”
Las explicaciones son esencialmente superfluas para nuestro vivir, pero una vez que se crean en el
lenguajear, con la intencionalidad y sus actos como consecuencia, modulan nuestro vivir relacional
22. en conversaciones en la creación del mundo y ya no pueden ser considerada superfluas del todo,
porque se entrecruzan con las emociones en las conversaciones d nuestro vivir cultural.
LA EXPERIENCIA ESTÉTICA
(pp. 57-59)
Primero que todo, repitiendo lo que ya se ha expuesto, las ‘experiencias’ son distinciones que un
observador hace en su vida como rasgos que son parte de su vida, y por tanto sólo son posibles en
conversaciones. La experiencia estética (también) es una distinción de nuestra vida, una muy parti-cular,
porque se refiere al ‘bienestar originado por un estado de consciencia de sentirnos coherentes
con nuestro dominio de existencia como un mundo que formulamos en nuestra vida’. Por lo tanto la
estética hace alusión a circunstancias de nuestro vivir que van mucho más allá de las instancias
particulares.
La experiencia estética entonces, como distinción reflexiva que hace un observador en su armonía
con el mundo que nace con su vivir, se asocia a un sentimiento de plena conectividad interna y ex-terna
con el mundo (que uno mismo formula y) que genera en el espacio psíquico un sentir de bien-estar
natural. Lo contrario a las coherencias de la armonía estética es la contradicción y la incompa-tibilidad,
que llevan al sufrimiento.
Así como el vivir humano (en conversaciones) tiene una multidimensionalidad de espacios psíqui-cos,
así la experiencia estética es una distinción que involucra todas éstas dimensiones y que es po-sible
porque al ser distinguida como tal en nuestra vida podemos darnos cuenta que es una experien-cia
que involucra la armonía en las coherencias operacionales de nuestra existencia. Por esto el au-tor
piensa, además, que la experiencia estética tiene muchas dimensiones, todas igualmente armo-niosas
y coherentes, y que podemos comprenderlas y captarlas en nuestro vivir, pese a que a veces
no podemos describirla, gracias a nuestra mirada poética.
La coherencia estética se pierde cuando nuestras emociones traen consigo dominios de acciones
contradictorios que nos hacen perder la armonía operacional y relacional en el mundo.
LA EXITENCIA HUMANA
(pp. 59-60)
Humberto Maturana es categórico en decir que él piensa que ‘todo vivir es naturalmente armonioso
en el bienestar natural que traen consigo sus fundamentos biológicos’; tales como la conservación
de su adaptación y organización en su fluir continuo de transformaciones estructurales en un acopla-miento
estructural recíproco con el medio que lo contiene, en el operar de un fenotipo ontogénico
que tiene ésta posibilidad gracias a la herencia evolutiva de su genotipo (filogénico).
O lo que es lo mismo: si bien sólo el ser humano puede tener lo que denominamos una experiencia
estética (involucrando distinciones en el conversar), los aspectos del vivir que son distinguidos por
nosotros en esa experiencia y que hacen que digamos que ésta sea estética son aspectos del vivir de
todo organismo, y no sólo de quienes pueden distinguirla como parte de su vivir (en la auto-obser-vación).
Sólo la ruptura de las coherencias operacionales y relacionales entre el organismo y su me-dio
puede ocasionar una distorsión que acabe con la estética de nuestro vivir.
23. COMENTARIOS FINALES
(pp. 60-62)
Todo ser vivo existe en un espacio psíquico ya que todo ser vivo existe en un espacio relacional co-mo
una dimensión de coherencias que dan la armonía de su vivir y el sentir del bienestar. Además,
el autor menciona tres motivos por los cuales decide nombrar ésta característica de lo vivo como un
espacio de lo psíquico:
i. para manteneros alertas sobre la existencia de las dimensiones invisibles en nuestro mo-do
de vivir;
ii. porque los seres humanos nos diferenciamos de otros animales sólo en que nuestro mo-do
de vivir es multidimensional en conversaciones;
iii. nada de lo que denominado psique, alma o espíritu está operacionalmente fuera del vi-vir
cotidiano.
El espacio psíquico de nuestro vivir humano no es fenoménicamente diferente al de otro ser vivo, la
diferencia está en que a través de la distinción reflexiva podemos dar cuenta de él y de cómo éste
surge desde un dominio biológico, lo trasciende y luego opera en un dominio relacional en conver-saciones.
Pero todo ser vivo tiene congruencia emocional con su medio, todos configuran sus senti-res
relacionales íntimos, de modo que todos ellos sienten lo que nosotros sentimos cuando decimos
que eso que distinguimos es una experiencia estética. Después de todo, todos somos miembros de la
misma biosfera.
“Considero que la manera de vivir biológico natural es constitutivamente estética y fácil, y que nos
hemos vuelto culturalmente ciegos a esta condición. En esta ceguera hemos hecho de la belleza una
utilidad, creando fealdad en todas las dimensiones de nuestra vida, y a través de esa fealdad, más
ceguera en la pérdida de nuestra capacidad de ver, de oír, de oler, de tocar y de entender, la
interconectividad de la biosfera a la cual pertenecemos. (p.61)”
24. REALIDAD
¿Objetiva o construida?
Volumen I
III
LA CIENCIA Y LA VIDA DIARIA:
LA ONTOLOGÍA DE LAS EXPLICACIONES
CIENTIFÍCAS
25. INTRODUCCIÓN
(pp. 63-64)
La historia del pensamiento Occidental se ha escrito junto a la palabra ciencia otorgándole a ésta un
significado muy particular: como el supuesto método específico que puede validar cualquier cono-cimiento
a través de un fundamento metodológico sin importar el dominio fenomenal en el que es-temos
involucrados . Es más, hoy en día se piensa, expresa el autor, que la ciencia crece en validez
y en universalidad gracias a que ésta (supuestamente) permite tener conexión con una supuesta rea-lidad
independiente del observador, a la cual se le hace alusión como fundamento objetivo de todas
las explicaciones.
Humberto Maturana dice que éste artículo trata sobre sus reflexiones como biólogo: en torno a la
creación del dominio cognitivo de la ciencia como el resultado de un operar humano fundado en su
biología.
OBSERVDOR Y OBSERVACIÓN
(pp. 64-65)
La observación es lo que hace un observador cuando distingue en el lenguaje las diferentes entida-des
que usamos como objetos de nuestras explicaciones y reflexiones en la vida diaria, en la partici-pación
en las diferentes conversaciones en las cuales nos desenvolvemos (espontáneamente) como
seres humanos.
Los científicos hacen ciencia como observadores que explican lo que observan. Pero como observa-dores
somos seres humanos, y como seres humanos es que ya nos encontramos observando desde
antes que deseemos explicar cómo es que hacemos lo que hacemos. Es más, estamos dentro del len-guaje,
y sin poder salir de él, desde antes que nos preguntemos y reflexionemos a través del mismo
lenguaje sobre el lenguaje y nuestro modo de convivir en el lenguajear; así como nos encontramos
siendo sistemas vivientes que observan desde antes que observemos nuestro observar como siste-mas
vivientes.
Teniendo en cuenta que no hay observación sin observador, y viceversa, sólo tenemos dos caminos
posibles para la explicación de las capacidades cognitivas: a) como algo dado desde afuera o b) co-mo
resultado de nuestro operar biológico. El autor comenta que seguirá a lo largo de éste artículo la
justificación del segundo camino.
COGNICIÓN
(pp. 65-66)
Los sistemas vivientes son sistemas determinado en su estructura, esto es, que no permiten interac-ciones
instructivas ya que todo cambio que ocurre en ellos ocurre definido por sí mismo y no por
agentes externos, pese a que estos últimos sí pueden gatillarlos. Esto nos incluye a nosotros como
seres humanos: los observadores, constitutivamente, no podemos realizar explicaciones o afirma-ciones
que estén sustentadas en una alusión a una realidad independiente de las operaciones me-diante
las cuales explicamos y afirmamos lo que decimos. Es por éste motivo que al referirnos a la
cognición, como dominio del conocimiento, debemos revelar ‘lo que hacemos los seres humanos en
él y/o cómo se generan las operaciones en coordinaciones de acciones que generan dicho hacer’.
26. Así el conocimiento, en definitiva, es una acción (operaciones, distinciones, pensamientos, reflexio-nes
o comportamientos) considerada adecuada en un dominio, al cual llamamos cognitivo, según
apruebe, o no, ciertos criterios de validez (aceptabilidad) establecidos, desde la emoción, por sus
integrantes; por lo tanto la cognición es capacidad operacional que un sistema viviente lenguajeante
otorga a otro según sus criterios en tal o cual dominio de acciones. Por esto mismo, existen tantos
dominios cognitivos como dominio en los cuales ciertos criterios consideren que ciertas acciones
son adecuadas, dentro de los cuales la ciencia es uno particular que tiene su propio criterio de acep-tabilidad.
ACTOS
(pp. 67-68)
Humberto comenta a continuación que a lo que él se refiere con la palabra acto es ‘todo lo que ha-cemos
en cualquier dominio operacional’, sin importar cuán abstracto sea: así, caminar es un acto
en el dominio del caminar, pensar es un acto en el dominio de pensamiento, y así sucesivamente. Si-guiendo
con ésta idea, una explicación científica es un acto en el dominio de las explicaciones cien-tíficas.
Pero además debemos reconocer que todo acto brota de una dinámica de estados por parte del siste-ma
viviente, y la principal consecuencia de esto es que en diferentes dominios lo que pueden pare-cer
diferentes actos pueden brotar de las mismas dinámicas internas del organismo. Así, en el caso
de los seres humanos todo acto (fenoménicamente), ya sea hablar, caminar o tener una experiencia
espiritual, se ve internamente como generado por parte de una misma dinámica (como una red ce-rrada
de cambios de relaciones de actividad del sistema nervioso que genera co-relaciones senso-efectoras)
pero externamente reflejado en cada dominio como un acto diferente.
EMOCIONES
(pp. 68-69)
Distinguimos emociones observado los distintos dominios de acciones y explicamos las acciones de
tal o cual dominio según las emociones que las generaron. En definitiva, las emociones son ‘confi-guraciones
estructurales que generan disposiciones corporales dinámicas que, a su vez, especifican
nuestros dominios de acciones (sean abstractos o concretos), y el de los animales en general, a cada
instante’. Por esto a cada cambio de emociones en el flujo de nuestro emocionar tenemos un cambio
en los diferentes dominios de acciones en los cuales convivimos.
LENGUAJE
(pp. 69-71)
Si miramos a dos o más personas de lejos en sus interacciones recurrentes y queremos saber si está
o no hablando entre ellas, entones tenemos que distinguir dos cosas: a) primero un curso de coordi-nación
consensual de acciones en interacciones recurrentes entre ellos y luego b) una dinámica re-cursiva
que da sentido a cada acción como una conducta asociada a promesas, pedidos, preguntas o
inquietudes. O lo que es lo mismo, para hablar de lenguaje no basta con interacciones recurrentes en
coordinaciones consensuales sino que además se debe distinguir un dominio de coordinaciones de
acciones sobre el cual las coordinaciones de acciones presentes se fundan, que es aprendido y no
instintivo, y que da sentido operacional a las dinámicas de coordinaciones. Todo el vivir humano
27. (entonces) es un operar dentro de una red entrelaza de diferentes y disjuntas dinámicas de coordina-ciones
consensuales de coordinaciones consensuales de acciones como haceres y emociones.
Señalemos algunas afirmaciones sobre las consecuencias de esto:
- Lenguajear no es operar con símbolos abstractos de comunicación.
- Los símbolos no pre-existen al lenguaje, sino todo lo contrario: son distinciones de relacio-nes
consensuales entre distinciones (coordinaciones de acciones) posteriores a él.
- Si bien todo lenguajear se lleva a cabo a través de los cambios en las corporalidades de sus
participantes, su operar en coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de
acciones se realiza en un dominio relacional diferente y disjunto al anatómico y fisiológico.
- El curso de los cambios corporales (de emociones) de cada participante se entrelaza con sus
operaciones en el lenguaje, afectándose ambas de modo indirecto/recíproco.
- Lo que un observador distingue como contenido de una interacción en el lenguaje son las
relaciones del proceso del lenguajear en su red de lenguajear.
CONVERSACIONES
(pp. 71-72)
Los seres humanos somos mamíferos que vivimos juntos en la coordinación de conductas y accio-nes,
por esto es que somos animales que aprendemos consensualmente a coordinar tanto nuestras
emociones como el lenguaje. Cuando estamos dentro de cada dominio cognitivo operamos en coor-dinación
recursiva consensual de acciones en el lenguaje, pero cuando vivimos y convivimos en la
vida cotidiana nos movemos por más de un dominio, de modo que también coordinamos consen-sualmente
y recursivamente nuestras emociones. El autor llama a éste fluir en el entrelazamiento de
la coordinación consensual recursiva del lenguaje y las emociones el conversar, un fluir que se da
siempre dentro de una red cerrada que especifica los límites del sentido recursivo de las coordina-ciones
consensuales, a lo cual él llama conversaciones. Si cambia el lenguajear cambia el emocio-nar,
y si cambia el emocionar cambia el lenguajear: ‘todo lo que generamos en las actividades del
vivir humano surge de una compleja danza entre emociones y lenguaje’.
Cada red de conversaciones es un dominio en el que los participantes, implícita o explícitamente,
exponen criterios de validez (desde la emoción) que aceptan ciertas conductas como legítimas y que
demarcan el tipo de acción que caracteriza a tal dominio, como conocimiento que forma parte de un
dominio cognitivo (social); y la ciencia no es la excepción en esto.
EL CIENTÍFICO
(pp. 72-73)
La ciencia es una actividad humana: por ello sólo es válida dentro del contexto humano en el que
surge. Y toda actividad humana está compuesta, como una red cerrada de conversaciones, por dos
elementos esenciales: a) la emoción fundante que es la curiosidad, en tanto pasión y deseo por
explicar, y b) un criterio de validez implícito y explícito que acepta ciertas conductas como ade-cuadas
y otras como no adecuadas; en esto radica toda la efectividad operacional del dominio.
28. EPLICACIONES CIENTÍFICAS
(pp. 73-74)
Lo que hacemos en la vida diaria cuando decimos que explicamos una experiencia (situación o fe-nómeno)
es re-formular dicha experiencia en base a otras experiencias que no estén incluidas dentro
de la proposición de la interrogante que las originó. Si la re-formulación es aceptada por los partici-pantes
del dominio cognitivo en el cual se opera entonces ésta se convierte ipso facto en una expli-cación;
y tanto la pregunta como el deseo de preguntar desaparecen. A su vez, la nueva explicación
puede ser usada como una nueva experiencia que sirva de re-formulación para otras experiencias
que en el conversar exijan una explicación: por esto, existen tantos dominios explicativos de accio-nes
como criterios de validez consensuales para su aceptación.
Además, como toda experiencia que es re-formulada se traduce en una nueva experiencia, el autor
plantea que el camino de la pasión explicativa de los científicos lleva al observado a una constante
ampliación de su dominio experiencial, en una dinámica recursiva que en principio es interminable.
CRITERIO DE VALIDACIÓN
(pp. 74-84)
La explicación científica opera como cualquier otra explicación en su esencia, pero tiene una carac-terística
particular; la proposición se hace mediante una proposición que ha de cumplir con cuatro
condiciones elementales:
i. la presentación de la experiencia que ha de explicarse en términos de lo que un obser-vador
tiene que hacer en su dominio de experiencias para poder experimentarla;
ii. la re-formulación de la experiencia que ha de explicarse, presentada en i), en la forma
de un ‘mecanismo generativo que realizado por el observador en su dominio dé como
resultado de su operar a dicha experiencia’;
iii. la deducción de ciertas experiencias (operaciones) necesarias para que otro observador,
operando en su dominio, logre experimentar lo que debe experimentar a lo largo del
mecanismo descrito en ii);
iv. la vivencia de las experiencias deducidas en iii) sobre el mecanismo propuesto en ii)
acerca de la experiencia presentada en i) por el observador en su propio dominio expe-riencial.
Sólo cuando las cuatro condiciones son satisfechas podemos decir lo siguiente:
- La proposición del mecanismo generativo presentado en ii) es una explicación científica
sobre la experiencia presentada en i).
- La explicación es válida sólo mientras conserve éstas (dichas) cuatro condiciones.
- La validez no es en sí sino sólo validada (y aceptada) por los participantes del dominio de
acciones en donde el criterio de validez para las explicaciones es considerado como el cien-tífico
y a su vez es satisfecho con la proposición de la re-formulación.
Ahora, para tomar consciencia de qué es lo que hacemos cuando hacemos ciencia, Humberto nos
presenta los siguientes puntos como consecuencias del operar en un dominio cognitivo de explica-ciones
científicas:
29. 1. Las explicaciones científicas, como proposición de un mecanismo generativo, operan en un
dominio diferente y disjunto al dominio de la experiencia que como resultado de su operar
hacen surgir, por ello no las sustituyen, y además es que son constitutivamente no-reduccio-nistas.
2. Las explicaciones científicas surgen todas desde las experiencias de completa soledad del
sistema viviente en su determinismo estructural (DE) individual, por ello se hacen válidas
sólo en la medida en que más tarde formen parte de una comunidad consensual en la cual se
satisfaga el criterio de validación respectivo que han establecido como participantes. O lo
que es lo mismo, sólo hay explicaciones científicas dentro de una comunidad de científicos
que operan en un dominio cognitivo de explicaciones científicas.
3. Las explicaciones científicas, como mecanismo generativos, son constitutivamente mecani-cistas
ya que sólo pueden referirse a sistemas DE (o respecto del DE vinculado al dominio
operacional de la proposición especificada). Por éste motivo (además) es que una explica-ción
científica sólo es válida dentro de las coherencias operacionales de la praxis del vivir
del observador en el ámbito de DE del dominio particular en el cual él las propuso; e allí la
necesidad por deducir dichas coherencias en el paso iii) para poder vivenciarlas en el paso
iv). Esto, a saber, no es una limitación sino una condición constitutiva (de todas nuestras
posibilidades) de los seres humano en tanto sistemas vivos.
4. El dominio de la explicación científica y el de la experiencia que busca ser explicada no se
intersectan ni se reducen, más bien mantienen una relación generativa en el sentido de que
se influencian; pero jamás dejan de ser independientes. Comprender esto es comprender
que se puede relacionar, por ejemplo, co-relativamente el cuerpo con el fenómeno de la
consciencia y el lenguaje pero que ninguno de ambos dominios se reduce al operar del otro.
5. Debido que toda explicación científica opera en un dominio desde el cual siempre el resul-tado
de su operar se distingue como una abstracción posible de su operar, y no algo inme-diatamente
concreto, es que tenemos éstas dos consecuencias:
a) En principio no hay restricción a ningún fenómeno de poder ser explicado, sin importar
cuán abstracto éste parezca.
b) El hecho de que el operar de la corporalidad sea mecanicista no implica que no puedan
ser usados co-relativamente para explicar los fenómeno del dominio relacional humano.
6. Debido a que toda explicación científica surge de las coherencias operacionales de la praxis
del vivir de un observador en una comunidad científica consensual, es que ninguna de ellas
hace alusión (en ningún caso) a una realidad independiente de su operar (de todo lo que él
hace), sino todo lo contrario: se re-formulan las experiencias en base a otras experiencias.
Por éste motivo es que la “universalidad” de la validez de una proposición científica no vie-ne
dada por la alusión a una realidad objetiva independiente, sino al consenso mismo de los
participantes del dominio cognitivo, esto es, a la coincidencia de aceptación de las coheren-cias
operacionales de las proposiciones en base a los criterios de validez respectivos del do-minio.
7. Debido a que toda explicación científica es una re-formulación de una experiencia en base a
otra experiencia, en el dominio de las experiencias del observador, por principio cualquier
persona puede en su vida diaria elaborarlas. Pero lo interesante es que cuando validamos de
facto cualquier explicación lo hacemos haciendo uso de las mismas coherencias operacio-
30. nales que en el caso particular científico, de modo que lo único que diferencia al dominio
científico de cualquier otro no es su coherencia operacional consensual sino las emociones
(pasión y deseo) que fundan la impecabilidad de las acciones y el respeto por la diferencia
de los dominios fenoménicos de nuestra experiencia. Cabe destacar además que producto
de nuestro DE es que el único modo de explicar el operar intrínseco de nosotros los sistema
vivientes, formalmente, en la cotidianeidad del vivir, es a través del criterio de la validación
de las explicaciones científicas, pese a que casi nunca operamos sólo de ésta forma, ya que
en la vida diaria solemos validar de facto algunas explicaciones sin la severidad conceptual
que involucran las explicaciones científicas.
“… el criterio de validación de la explicaciones científicas es una formalización de la
validación operacional del flujo de la práctica de vivir de los sistemas vivientes. (p.80)”
8. Aquí el autor cita uno de los pensamiento de Albert Einstein en el cual se expresa que es un
milagro que las teorías científicas, que son libres creaciones de la mente humana, nos per-mitan
comprender el universo en el que vivimos. Él dice estar en desacuerdo con los princi-pios
sobre los que se basa ésta emoción de impresión, ya que brota desde la suposición de
que existe una realidad objetiva (independiente) que opera en sí misma sin importar si al-guien
la distingue o no. Como ya hemos trabajado aquí, Humberto piensa que todo criterio
de validación de explicaciones científicas se basa en las coherencias operacionales del vivir
de un observador DE que convive consensualmente en un dominio cognitivo junto a otros
observadores con quienes comparte una emoción común fundamental, y no es en base a la
suposición de una realidad objetiva; por lo que no está de acuerdo su asombro.
Pero ¿cómo entendemos éste contraste entre soledad estructural y consenso cognitivo? Ma-turana
expone que los puntos i) y ii) refieren a la soledad de nuestro DE, de la mente de ca-da
observador, en conjunto a toda la arbitrariedad que esto permite en un dominio consen-sual
(por lo que es la parte poética del hacer ciencia), en cambio los puntos iii) y iv) hacen
alusión a deducciones y vivencias de experiencias en otros dominio, distintos a los del ob-servador
que hace la proposición, pero que se basan en las coherencias operacionales del
mecanismo propuesto en ii) y en referencia al fenómeno presentado en i).
Finalmente, el único modo de generar consciencia sobre nuestro dominio experiencial es en
base a la re-formulación de experiencias en base a otras experiencias como una constitución
de facto acerca de nuestra comprensión, esto es, de aquellas circunstancias que generan lo
que se distingue. Por esto es que sólo es posible hacer ciencia desde nuestra corporalidad,
aunque esto no quite que las explicaciones sean creaciones libres de nuestro observar.
9. Lo que hace a una explicación ser científica es la aprobación consensual de los criterios de
validez expuestos por los participantes de su dominio cognitivo (científico) y no la predic-ción,
objetivación o cuantificación de los fenómenos; aunque esto no quita, por supuesto,
que éstas características puedan adherirse, la cuantificación como la aplicación métrica de
un sistema de comparaciones repetibles que es usado en dos o más dominios de las obser-vaciones
y la predicción como un cálculo (tentativo) en abstracción de coherencias opera-cionales
sobre los cambios de estados de un sistema DE, como forma de facilitar la deduc-ción
de las coherencias operacionales del dominio experiencial referidos en los puntos iii) y
iv) respecto de puntos i) y ii) (cuales quieran sean estos). O lo que es lo mismo, la predic-ción
y la cuantificación pueden ser parte de la explicación, y de hecho son útiles, pero no
constituyen su validación ya que de hecho sólo son una herramienta que permite lograr la
31. aprobación sobre los puntos ya expuestos, los cuales sí son los elementos consensuales de
validación del dominio cognitivo (científico).
10. Los conceptos de falsabilidad, verificabilidad o confirmación expresados por Karl Popper
en “The Logic of Scientific Discovery (1959)” tampoco son del interés del autor, y por un
motivo medular: el único modo de verificar el conocimiento directa o indirectamente, por
connotación o denotación, es teniendo un patrón estándar de comparación con forma de
realidad objetiva, independiente y trascendental respecto de la comunidad de observadores,
cosa que Humberto Maturana descarta por que no tiene apoyo operacional biológico para
ser fundamentado. Por esto, inclusive cuando los observadores siguen los puntos iii) y iv)
con su experiencia acerca de un mecanismo propuesto, jamás se hace alusión a alguna rea-lidad
trascendental ya que sólo se busca vivir lo que el otro vivió experimentando lo que él
experimentó.
Por otro lado, el autor reconoce que la universalidad como causa de la validación de la ex-plicaciones
científicas es la idea que predomina en Occidente, pero él no está en acuerdo
con esto, veamos algunos puntos de por qué piensa así:
a) Los mecanismos generativos propuestos en las explicaciones son expresados, en los
puntos i) y ii), y aceptados, en los puntos iii) y iv) , según su validez ante los criterios de
un dominio cognitivo (el científico, por ejemplo) sin necesidad de hacer alusión a rea-lidades
independientes (y trascendentales).
b) En el proceso mediante el cual una comunidad valida una proposición, según los crite-rios
respectivos de su dominio, tampoco hay nada externo ya que todo surge de las pro-pias
coherencias operacionales de cada observador que busca experimentar los elemen-tos
deducidos en el punto iii).
c) Los seres humanos somos sistemas DE y por esto es que jamás podemos hacer distin-ciones
sobre algo que sea externo a nuestra operacionalidad biológica; en fin, no pode-mos
distinguir algo que supuestamente existe más allá de nuestro distinguirlo.
d) Inclusive desde la emoción, cada científico opera en la praxis de su vivir no bajo el de-seo
de la falsación sino sobre el de la curiosidad y de la validación de proposiciones.
LA CIENCIA COMO UN DOMINIO COGNITIVO
(pp. 84-95)
Las explicaciones científicas no son en sí: es el uso de los criterios de validación científicos lo que
las constituye, y cuando usamos una explicación científica para validar una afirmación entonces ha-cemos
que ésta sea (también) científica; de modo que una afirmación es científica sólo si su expli-cación
es científica. Es por éste motivo que una comunidad científica se constituye cuando sus ob-servadores
operan validando científicamente sus afirmaciones, y cuando esto ocurre tenemos un
dominio cognitivo científico.
Como podemos ver, el dominio cognitivo científico no es ontológicamente distinto a cualquier otro,
ya que se constituye del mismo modo esencial: con el uso de criterios de validez definidos desde la
emoción (fundamental) de sus participantes. Éste hecho, el que sean distintos pero que surjan igual,
tiene varias consecuencias:
1. La universalidad no es una causa sino un efecto. La universalidad no es lo que da la validez
a las explicaciones científicas sino un resultado de la coordinación de las conductas de los
32. observadores, de modo que, además, sólo hay universalidad dentro de la comunidad que
consensualmente establece los criterios de validez que hacen que éstas explicaciones se
vuelvan universales como conductas consideradas adecuadas por los participantes; y en éste
sentido es igual a cualquier otro dominio cognitivo; y esto es así pese a que pierde su ir-resistible
seducción de objetivación trascendental.
2. Como vimos, el dominio cognitivo de la ciencia surge operacionalmente del mismo modo
que cualquier otro dominio cognitivo, su diferencia está en los criterios de validez que fue-ron
usados. Veamos algo sobre esto:
a) El criterio de validez de las explicaciones científicas (CVEC) describe lo que natural-mente
hace cualquier científico, implícita o explícitamente, en su práctica investigativa.
b) Todas las operaciones que se validan frente a los CVEC surgen de facto como parte de
la praxis cotidiana del vivir del observador que las ejecuta, y no puede ser ajeno a ello.
c) Debido a que siempre el mecanismo propuesto ante los CVEC opera en un dominio fe-nomenal
diferente y disjunto del de la experiencia que se busca explicar, la ciencia es
constitutivamente un dominio cognitivo multidimensional de co-relaciones estrictamen-te
no-reduccionistas.
d) Cada observador, en la medida que genere explicaciones sobre los fenómenos o situa-ciones
en base al CVEC, opera de modo recursivo en reflexiones que permiten que éste
esté en una constante ampliación de su dominio experiencial y dimensional.
3. La emocionalidad de un científico es lo que hace surgir las interrogantes (lo poético) como
preguntas que no desea dejar sin responder, generando la pasión por explicar, y junto con
además llevándolo corporalmente a formar parte del dominio cognitivo donde su emoción
es la base de la consensualidad relacional. Todo aquello es fruto de la emoción, pero la va-lidación
de las proposiciones desde la perspectiva de los cuatro puntos ya señalados no lo
es, ya que su aplicación es constitutivamente independiente a ellas. Finalmente, el autor
comenta que no hay ciencia en su inicio sin la emociones, ya que la poética de su operar se
funda en interrogantes que brotan desde ellas, pero también que, una vez que las preguntas
ya existen y las tenemos presentes, las emociones no deben alterar el estricto procedimiento
de validación que hará a cada proposición de un mecanismo ser científico.
4. La dicotomía objetivo-subjetivo hace alusión a la eterna posibilidad de encontrar en lo obje-tivo
una realidad independiente y trascendental y de ver lo subjetivo como lo que no forma
parte de esa realidad, de modo que la ciencia que el autor propone como método y valida-ción
no incluye ni puede incluir el concepto de subjetivación en su abstracción, ya que todo
lo que se hace en la ciencia surge desde las coherencias operacionales de coordinaciones
consensuales que un observador acopla a dinámicas recursivas en la constitución de un do-minio
experiencial en constante expansión pero jamás puede dar referencia a algo externo.
5. Después de todo lo que se ha expresado, Humberto Maturana dice que de todos modos los
conceptos de ‘objetividad’ y ‘universalidad’ sí pueden ser usados desde su mirada episté -
mica, pero que deben ser reformulados ya no como constructos ontológicos sino morales,
lejos de todo fanatismo:
- Objetividad: Compromiso del observador de no permitir que sus deseos y preferencias al-teren,
tergiversen o interfieran con la aplicación del CVEC.
33. - Universalidad: Suceder en comunidad (que es) inevitable ya que es constitutivo de un do-minio
cognitivo en tanto todos operan desde una emoción fundamental que los lleva a va-lorar
los mismos criterios de validación para considerar (las mismas) conductas (como) a-decuadas.
6. Debido a que la operacionalidad de los CVEC no requiere de alusiones a ningún tipo de
realidad trascendental, es que pueden ser aplicado a cualquier observador sin importar sus
valores, creencia espiritual o visión de la realidad; entendiendo espiritualidad como ‘expe-riencia
de pertenencia a una comunidad cósmica mayor como fundamento y sentido de la
armonía con todo’. Y esto tiene una repercusión medular: si consideramos la sabiduría co-mo
el conocimiento sobre los mundos que habitamos como seres humanos en base a la res-ponsabilidad
y la comprensión, entonces los científicos no siempre son (necesariamente)
sabios, ya que la ciencia puede no abarcar la totalidad de las múltiples dimensiones del vivir
humano en su expansión experiencial.
“… las experiencias nunca son el problema en el dominio de la coexistencia humana, pero
es en el dominio de las explicaciones y del uso de nuestras experiencias donde podemos
entrar en polémicas fatales. (p.90)”
7. La ciencia, como todo dominio cognitivo, produce conocimiento de modo operacional, esto
es, en ausencia de valores, creencias o deseos; como ya se dijo recientemente. Los concep-tos
de progreso (como aquello que deseamos que surja en el devenir de los seres humanos),
responsabilidad (como consciencia de si queremos o no las consecuencia de nuestros actos)
y ética (como preocupación por el otro desde nuestro actuar) son legítimos fuera de todo
dominio cognitivo, dentro de lo que es la vida diaria de nosotros como seres humanos, en
donde operamos como nodo corporal de intersección de múltiples conversaciones desde las
cuales el conocimiento producido en los dominios cognitivos es usado y aplicado en la co-munidad:
pasamos por ejemplo de tener un conocimiento técnico a ser técnicos en el hacer.
8. Según el pensamiento de l autor los conceptos tales como “ley natura l” o “verdad” tampoco
tienen cabida. En la historia se ha hablado de la ley natural como un modo de hacer referen-cia
a una realidad objetiva independiente (trascendental) que nada (supuestamente) tiene
que ver con la aplicación de criterios de validez por parte de observadores participantes de
algún domino cognitivo. La naturaleza (entonces) no es en sí, sólo es una proposición expli-cativa
de nuestra experiencia fundada en elementos de nuestra experiencia. El concepto de
verdad, sea relativa o absoluta, tiende a la misma idea, por esto tampoco es tomada en con-sideración.
O lo que es lo mismo, una explicación científica no es válida por estar referida a
una verdad o a la naturaleza sino todo lo contrario: la verdad y la naturaleza se fundan en
las explicaciones científicas como re-formulación de nuestra experiencia.
9. La ciencia, como dominio cognitivo, cambia conforme cambian las preguntas que nos hace-mos
en él, y éstas también con las respuestas que vamos aceptando: en general, la ciencia
cambia conforme cambia nuestro dominio de experiencia en el flujo de la praxis de nuestro
vivir. Los seres humanos vivimos en un entrelazamiento estructural recursivo entre corpora-lidad
y lenguaje, como dominios diferentes y disjuntos en su operar, de modo que todo len-guajear
se lleva a cabo, a nivel fisiológico, según la dinámica motoro-sensorial a través de
la cual los seres humanos hacemos todo lo que hacemos; ya sea práctico como teórico (en
su distinción en el dominio relacional de nuestro convivir), porque aquí se reconoce a am-bos
como parte de las coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de ac-ciones
de los observadores.
34. 10. La creatividad es una valoración hecha por un observador sobre alguna actividad que él ve
como novedosa porque le resulta inesperada. Y esto de hecho ocurre porque mientras más
compleja es nuestra dinámica de estados interna (incluyendo al sistema nervioso), entonces
más inesperada relacionalmente será el tipo de conversación que se expondrá frente a un
espectador: mientras más multidimensional sea nuestra vida, nuestras acciones y distincio-nes
parecerán más novedosas, pero no por ello dejarán de hacerse dentro de un marco ope-racional
de coherencias que sigue formando parte de la praxis del vivir del observador. Fi-nalmente,
creatividad no es sinónimo de acciones a realidades ocultas, objetivas o indepen-dientes,
sino el comentario de un observador.
11. El dominio de las explicaciones científicas es un dominio de explicaciones “esenciales”,
esto es, que no cambian, pero no en relación con la visualización de realidades independien-tes
u objetivas sino porque son distinciones que surgen y permanecen dentro del mismo do-mino
en el cual estamos constituidos como sistemas vivientes.
CONCLUSIÓN
(pp. 95-101)
“La ciencia es el dominio de las explicaciones y declaraciones científicas que los científicos
generamos por medio de la aplicación del criterio de validación de las explicaciones científicas.
Como tal, los científicos abordamos la ciencia con la explicación y comprensión de nuestra
experiencia humana, y no con la explicación o comprensión de la naturaleza o la realidad como si
éstas fueran dominios objetivos de existencia independiente de lo que hacemos.
La experiencia humana está libre de contenido. (p.95)”
Nada existe en el vivir ‘humano’ fuera del lenguaje: todo objeto, naturaleza o realidad abstracta o
concreta con la que nos topamos en la vida diaria es una experiencia que desde nuestro interior
brota como una re-formulación de experiencias vividas desde otras experiencias vividas a través del
lenguaje, como siendo parte de un dominio cognitivo que existe sólo a través de la coordinación
consensual de conductas acoplada a un fenómeno de recursión. O lo que es lo mismo, sólo existi-mos
humanamente en el lenguaje encerrados dentro de nuestro propio dominio experiencial, pero
no como una limitación sino todo lo contrario: es la condición de posibilidad de toda explicación.
Hacer ciencia, en fin de cuentas, es medularmente buscar comprender nuestra experiencia (existen-cia)
como seres humanos; entendiendo la comprensión como reflexión en el lenguaje que operacio-nalmente
no sale del dominio lingüístico. Y para poder hacer esto debemos realizar un procedimien-to
aparentemente contradictorio: hemos de reflexionar sobre las experiencias como objetos que sa-bemos
que no son independientes de nosotros pero que sí parecerán serlo (producto de la indiferen-cia
emocional con la cual los tratamos), de otro modo no podríamos contemplarlo. Y, como ya vi-mos,
el CVEC nos proporcionan esto de modo efectivo ya que no parten de suposiciones trascen-dentales
sino desde la validación de toda experiencia desde otra experiencia.
Nada es en sí. Toda explicación que vivimos como válida dentro de un dominio cognitivo científi-co,
sin importar cuán extraño o loco parezca el mecanismo generativo que consideramos aceptable
según el CVEC, ha sido creada por nosotros y (necesariamente) transformará nuestro convivir hu-mano,
por lo que no podemos pretender inocencia (ya que):
“Todo lo que distinguimos lo distinguimos en el lenguaje; todo lo que experimentamos, lo
experimentamos al distinguir nuestra experiencia en el lenguaje… La experiencia, el suceso de
35. vivir, no nos presenta ningún problema, nuestros problemas surgen con nuestras explicaciones de
nuestras experiencias y con las demandas que nos imponen a nosotros y a los otros seres humanos
con quienes coexistimos. (p.98)”
Los seres humanos vivimos distintos mundos en la coordinación consensual de conductas (en inte-racciones
recurrentes) dependiendo de qué coherencias operacionales hemos usado para generar
nuestros constructos explicativos (ya que distintas explicaciones son distintos modos de vivir). Pero,
aún así, el vivir sigue siendo algo que nos sucede (desde las coherencia de nuestra vida) y no algo
que hagamos o forcemos; y además nos pasa (todo) como perteneciente (aparentemente) a un único
dominio experiencial que radica en nuestra corporalidad como nodo de intersección estructural de
las conversaciones (como coherencias operacionales) en las que convivimos. Y es por esto que si no
tenemos cuidado podemos confundir el operar de los mecanismos esperando que generen fenóme-nos
que corresponden a dominios diferentes.
La ciencia es una posibilidad cognitiva de comprender la vida humana, ya que nos permite reflexio-nes
(recursivas) sobre nuestro dominio de experiencias desde nuestro dominio de experiencias a tra-vés
de la aplicación de los CVEC, y todo como parte de nuestra vida diaria; de nuestra cotidianei-dad.
Pero siempre hemos de estar conscientes de que el valor y efectividad operacional de las expli-caciones
científicas se dará sólo en la medida de que su práctica se funde en las coherencias opera-cionales
del observador, y su respectiva aplicación de criterios, y no en fanatismos o preferencias.
Además, como ya mencionaba el autor anteriormente, la ciencia pasa por un momento cultural en el
cual a renunciado, casi por completo, a la sabiduría: a veces los científicos están dispuestos a dejar
todo de lado, controlarlo, negarlo y hasta destruirlo con tal de hacer lo que les gusta bajo el funda-mento
de que “todo es por el bien de la humanidad; por la ciencia”, y dejando de lado el respeto y
el reconocimiento de que la base de una sociedad es la honestidad, el amor y la confianza.
PANORAMA GENERAL
(pp. 101-102)
Si ya hemos aceptado que la ciencia como dominio cognitivo no se encarga de descubrir una reali-dad
independiente, trascendental u objetiva respecto del operar de los observadores de su comuni-dad,
sino todo lo contrario, esto es, explicar la experiencia desde las coherencias de la experiencia,
entonces también podemos aceptar un cambio de mirada; que queda reflejado en los siguientes pun-tos:
1. La verdad no es causa sino consecuencia: ya ningún argumento puede ser utilizado desde
una verdad validada por sí misma, por lo que el observador puede decidir qué pensar.
2. La naturaleza ya no es un dominio autónomo e independiente de entidades objetivas que se
usan como referencia para validar argumentos sino todo lo contrario: son una consecuencia
de nuestro operar en el lenguaje y como tal puede tomarse o dejarse, puede utilizarse o no
para operar en el fluir de coordinaciones consensuales de acciones.
3. Hacer ciencia es expandir el dominio experiencial desde la re-formulación de las propias
experiencias desde otras experiencias a través de un método estricto (CVEC) que ha de ser
aceptado, ejecutado y resguardado por los integrantes del dominio cognitivo respectivo.
Esto se puede extender al total de la vida diaria, y no tiene por qué quedarse sólo en domi-nios
de investigación particulares u oficiales.
36. 4. Las emociones ya no son motivo de arbitrariedad respecto de la búsqueda de verdades tras-cendentales,
ya que vuelven a ser valoradas y se les reconoce como el fundamento de la res-ponsabilidad,
esto es, del estado de consciencia de si queremos o no las consecuencias de
los actos que queremos.
5. La ciencia ya no es un dominio cognitivo privilegiado, en tanto se funda en una (supuesta)
operacionalidad única; después de todo, la vida diaria se funda en coherencias operaciona-les
del mismo tipo a las del dominio científico, esto es, operar sin confundir los dominios
operacionales y validando todas las acciones de modo sistemático. Por lo que la única
diferencia está en su emoción fundante que es la pasión por explicar.
6. Somos conscientes (ahora) de que el mayor daño y peligro espiritual es creerse dueño de
alguna verdad trascendental o único defensor legítimo de algún principio, ya que siguiendo
ese camino se llegará seguro al callejón sin salida del fanatismo y el empoderamiento: nos
volvemos ciegos a las coherencias sistémicas de las circunstancias y dejamos de ser respon-sable
porque negamos las emociones que fundan nuestros actos.
7. La clave de la ciencia es permitirnos ser responsables y libres desde la reflexión sobre las
coherencias (necesariamente recursivas; en tanto se dan en el lenguaje) de nuestras circuns-tancias
humanas.
37. REALIDAD
¿Objetiva o construida?
Volumen I
IV
ORIGEN DE LAS ESPECIES POR MEDIO DE
LA DERIVA NATURAL
o la Diversificación de los Linajes a través de la
conservación y cambio de los Fenotipos
Ontogénicos
38. INTRODUCCIÓN
(pp. 105-107)
“El propósito de este artículo es reconsiderar y proponer una nueva respuesta a las preguntas
biológicas fundamentales que, según nos parece, están presentes de una manera explícita o
implícita en las preocupaciones que dieron origen a la teoría evolutiva de Darwin. (p.105)”
Éstas preocupaciones que aquejan la mente del antiguo biólogo sobre el origen de las especies, co-mo
lo señala el autor, pueden ser expresadas a través de las siguientes cuatro preguntas:
i. ¿cómo se explica la diversidad y la semejanza que observamos entre los seres vivos?;
ii. ¿cómo se explica que las distintas clases de seres vivos actualmente existentes se hallen
en un ámbito natural en total congruencia con su circunstancia, y cuando esa congruen-cia
se pierde ellos se mueran?;
iii. ¿cómo se explica que los taxónomos, que con frecuencia clasifican a los seres vivos só-lo
considerando unas pocas dimensiones de su vivir, puedan clasificarlos haciendo cate-gorías
sistemáticas que los ordenan y relacionan de una manera que resulta biológica-mente
significativa?;
iv. ¿qué representa lo que el taxónomo distingue al clasificar a un ser vivo y formular una
categoría taxonómica con sentido biológico?.
El autor piensa que la repuesta a éstas preguntas fundamentales por parte de la teoría moderna
(Darwiniana) de la evolución admite como válido los siguientes supuestos básicos:
a) El medio, no así el nicho, pre-existe al vivir del organismo.
b) La adaptación es una variable: pueden haber organismo más o menos adaptados así como
estrategias para lograr mejor adaptación.
c) La evolución es un proceso de exclusivo cambio genético en la unidad evolutiva que es la
población y no el individuo.
d) Todo cambio es generado por una fuerza externa: en la historia evolutiva ésta fuerza es la
presión selectiva (la cual toma la forma de la competencia) y ella es la que origina la sobre-vida
diferencial de los organismo y poblaciones.
Inmediatamente el autor se propone presentar una nueva teoría evolutiva como alternativa al mode-lo
Darwiniano, ya que no está de acuerdo con las premisas básicas que él sostiene, y lo hará toman-do
como premisa primaria fundamental el entendimiento y comprensión de lo vivo como sistema
autopoiético de primer y segundo orden: por lo tanto, como un ente estructuralmente determinado
(DE) que existe sólo mientras conserva tanto su adaptación como organización en el fluir de sus
cambios estructurales recíprocos congruentes con el medio que lo contiene y permite en su operar;
dando especial atención a la conducta como aquello que guía su devenir evolutivo.
CONSIDERACIONES EPISTEMOLÓGICAS
(pp. 107-109)
Determinismo estructural
Desde la abstracción descriptica de todas las regularidades de las coherencias operacionales de cual-quier
sistema se extrae que toda explicación (y esto incluye a las científicas) sobre un sistema sólo
es posible, implícita o explícitamente, si reconocemos que tanto su dinámica interna como externa
39. dependen de su estructura. Inclusive la noción de probabilidad y mecanismo sólo son posibles si re-conocemos
que operamos desde un dominio subyacente al que establece las regularidades estructu-rales
que resultan ser inobservables directamente hacia su dominio.
Seres vivos como sistemas determinados estructuralmente
Desde su biología, los seres vivos son sistemas DE: todo lo que les ocurre a cada instante les ocurre
determinado por su dinámica estructural interna de ese instante y no por la dinámica, interna o ex-terna,
de elementos ajenos a ellos. Por lo tanto, en su fluir de interacciones (recurrentes) el ser vivo
es tocado sólo por aquellos agentes que su propia estructura reconoce y especifica, y que el observa-dor
no tiene como distinguir relacionalmente (externamente) desde su operar: su curso y devenir es
indiferente a las características de los agentes externos pero a su vez sigue un curso congruente de
cambios estructurales con respecto a ellos. El ser vivo es ciego ante lo interno o externo de sus cam-bios,
ya que esa diferenciación nace desde la distinción de un observador desde otro dominio opera-cional:
fenómenos del interior y fenómenos del exterior del organismo son diferentes y operan en
dominio fenoménicos disjuntos entre sí; y no son reductibles.
Explicaciones científicas
Una explicación científica consiste en la re-formulación de una experiencia en base a otras expe-riencias
mediante la proposición de un mecanismo generativo que, dentro del dominio del cual es
especificado, como resultado de su operar hace surgir el fenómeno o situación que se busca expli-car.
Por lo tanto, el mecanismo y la experiencia explicada pertenecen a dominios fenoménicos dis-juntos
y diferentes, no reductibles el uno al otro y tampoco posibles fuera del ámbito del determi-nismo
estructural.
CONSIDERACIONES BIOLÓGICAS
(pp. 109-120)
Deriva ontogénica
Un ser vivo es un sistema dinámico (en continua transformación) espontáneo (no forzado) que exis-te
en su dominio relacional sólo en tanto que los cambios que le son gatillados desde el medio per-miten
la conservación de su organización (de primer o segundo orden) y su adaptación. Por lo tan-to,
un ser vivo es un ininterrumpido operar de cambios en torno a la conservación de su acoplamien-to
estructural con el medio.
El curso ontogénico de un ser vivo se escribe momento a momento según las interacciones con el
medio que lo contiene y que gatilla los cambios estructurales que permiten su operar autopoiético,
en una deriva constante que como proceso tiene las siguientes consecuencias:
a) La ‘ontogenia’ de un ser vivo es ‘deriva estructural’.
b) La conservación de organización y adaptación (OyA) es una invariante de todo ser vivo.
c) La conservación de OyA es un fenómeno sistémico que trasciende la fenomenología propia-mente
biológica y se extiende al plano relacional de interacciones son su medio.
d) La ontogenia es un suceder espontaneo: no lo hacemos, sólo nos ocurre.
40. Deriva
Estructural
Ontogénica
El ser vivo y su dominio de existencia
En la deriva estructural ontogénica de un ser vivo, tanto ser vivo como su dominio de existencia (ni-cho)
cambian juntos de forma congruente y espontánea, por lo que éste último no pre-existe al ope-rar
del sistema en su vivir. Veamos un par de puntos acerca de lo que un observador distingue en la
ontogenia de un ser vivo:
- El observador distingue el ‘medio’; como el gran espacio (o dominio) en el que el ser vivo
es contenido: como todo aquello que ve y que no ve pero que supone que existe.
- El observador distingue el ‘nicho’; como aquella parte que está contenida en el medio y con
la cual el ser vivo se encuentra a cada instante de su vivir. No hay nicho sin ser vivo ni ser
vivo sin nicho: el único modo de saber algo sobre el ser vivo es observando el nicho y vice-versa.
El nicho es lo que Von Uexkull (1957) llama su Umwelt; y el mismo ser vivo tiene
tantas identidades como en diferentes nichos puede estar inmerso.
- El observador distingue el ‘entorno’; como todo aquello que rodea al ser vivo y que es parte
del medio pero que no corresponde al nicho.
Entorno Entorno
Nicho
Medio
La conclusión principal que se extrae de lo recién señalado queda expresada en lo siguiente:
i. así como el nicho no pre-existe al vivir del ser vivo, entonces tampoco el medio y el en-torno
pre-existen su vivir;
ii. debido a que nada existe antes del operar del ser vivo, de modo que desde antes que el
ser vivo opere de un cierto modo nada existe como tal, entonces el ser vivo (en su deri-va
estructural ontogénica) no se adapta al medio ni éste selecciona los cambios que este
sufre;
iii. debido a que no existe ninguno antes del otro, y que una vez que existen (medio y ser
vivo) cambian juntos de modo congruente en su estructura, en estricto rigor toda deriva
(de ser vivo o medio) es una co-deriva (ser-vivo/medio).