1. El problema del conocimiento en el discurso pedagógico actual<br />Por: Mónica Patricia Osorio Martínez<br />Adoptar una actitud científica ante los problemas epistemológicos, con la esperanza de que produzca frutos que convenzan a los científicos de la conveniencia de encarar filosóficamente la ciencia, y que persuada a los filósofos de que la filosofía rigurosa y fecunda no es un género literario sino una ciencia.<br />Mario Bunge<br />El conocimiento; su naturaleza, origen (fuente), problema, la ciencia de la cual es objeto y todos los factores que se tejen entorno a él; han sido centro de profundos momentos de reflexión, discusión y teorización desde la antigüedad hasta nuestros tiempos. Fueron los griegos, siglos atrás (VI ac), quienes al mando de Platón empezaron a construir los preceptos que han convertido al conocimiento, uno de los grandes puntos de partida de la filosofía y la epistemología. Para la filosofía, problema fundamental, tanto, que le dedicaron una rama completa a su teoría (la gnoseología). Para la epistemología, condiciones, límites y posibilidades de un modo de conocer especial, el conocimiento científico. Dado esto, se posibilita nombrar a la ciencia, la epistemología y la filosofía; como las 3 torres del conocimiento; a veces, distantes, otras, indisociables; pero definitivamente, punto de convergencia, al momento que el hombre discute sobre cualquier modo de conocer. No hay que olvidar los aportes de Pitágoras y Descartes, ambos filósofos, a las ciencias de las matemáticas; o las teorías astronómicas, biológicas, físicas y lógicas que emanaron de la ciencia filosófica, en manos de Marx, Hobbes y Locke, las cuales se encargaron de dirigir el devenir del mundo en el s. XX. <br />Innegable entonces es la relación entre ellas, como apunta Mario Bunge, en La ciencia, su método y su filosofía; cita con la que doy comienzo a este ensayo; es necesario que los científicos encaren filosóficamente la ciencia, analizando los problemas epistemológicos de la misma. <br />Así, entre el filósofo, el científico, el epistemólogo; sus aportes, relaciones y ricas discusiones acerca de la racionalidad, idealización o verificabilidad del conocimiento; se erige en franca lid el papel del educador y el pedagogo, problematizando el conocimiento desde su transmisión, construcción y/o apropiación. La educación es una práctica gnoseológica en la cual confluyen educador y educando como sujetos cognoscentes; siendo por medio de sus procesos que el conocimiento fluye, se encauza, se desarrolla y conforma la tan afamada “sociedad del conocimiento” que hoy en día marca la base de los procesos sociales globales, en la funcionalidad de los pueblos. Entonces, siendo el conocimiento la bandera por la que se están rigiendo procesos actuales en la sociedad; se impone un deber en el educador, que consiste en brindar atención especial a la forma cómo se está produciendo y haciendo llegar el conocimiento a las nuevas generaciones. ¿Cómo se lleva a cabo este proceso? ¿Cómo se está haciendo ciencia? ¿Cómo se está filosofando sobre ciencia? <br />A lo anterior, el discurso pedagógico diría que la respuesta es la: “investigación científica” así es, investigar científicamente y propender por la misma en los centros de formación; de este modo, todo marcharía bien; estudiantes y docentes, investigando científicamente acerca de la realidad, partiendo de criterios y problemas epistemo- filosóficos. Sin embargo, algo está fallando, por tanto se acuña el ya referido término “Sociedad del Conocimiento”, en igualdad con “Sociedad de la información” o “Sociedad de la red”. Es pues, ¿el conocimiento igual a la información? Definitivamente, no. <br />Entonces, es necesario llegar a las entrañas de la investigación científica, es decir al mismo modo de conocer. Con la igualdad entre los términos: “Sociedad del Conocimiento” “Sociedad de la información” y “Sociedad de la red”, se visualiza como día tras día el valor del conocimiento científico y filosófico; el verdadero valor que le daban los griegos, como los dos modos de conocer que construyen ciencia, desaparece y se toma como un valor agregado, como algo que importa para lograr unas metas; que ya no serán el conocimiento mismo, sino lo que se logre lucrativamente con éste; reduciendo la búsqueda del conocimiento a la apropiación de información o del conocimiento vulgar y empírico.<br />Y cuál es el motivo por el cuál esto está sucediendo; pues bien, todo parece indicar que la respuesta va ligada a la hipótesis planteada por Bunge al comienzo de este ensayo, porque aunque el discurso pedagógico está supeditado a la investigación científica, en realidad, no se ha logrado hacer una relación directa en el interior de la misma, entre filosofía, epistemología y pedagogía. Conocer los aportes gnoseológicos de Platón, así como el de las teorías contemporáneas alrededor del problema del conocimiento y todo el proceso cognitivo, es útil para saber los límites que se tienen a la hora de conocer algo, pues todo lo relacionado con las teorías epistemológicas y filosóficas ayudarían al profesional a pensar un poco más la relación hombre - conocimiento, permitiéndole tener claridad sobre ésta y posibilitándole valorar el conocimiento como summum bonum. <br />Este aporte de la epistemología y la filosofía, debe orientar la pedagogía; puesto que el pedagogo y educador al conocer su disciplina, la naturaleza del conocimiento y la construcción del mismo; amplía su visión del mundo, promueve en sus estudiantes la valoración del conocimiento como una carta de navegación para la vida misma y forma seres capaces de defenderse en la sociedad. Es de allí, en mi concepto de donde debería partir la: “Sociedad del conocimiento”.<br />La filosofía, entonces, desde la epistemología, puede establecer una relación en la cual se favorezca el proceso educativo, se construya un conocimiento científico y filosófico y se de una investigación seria, donde la comprensión del individuo y su entorno ocupen un lugar prominente. En la práctica, cuando un docente se sirve de este aporte epistemo-filosófico, ayuda a sus estudiantes a comprender por qué asignaturas que desde sus intereses o necesidades no parecen tener mucha importancia, como la filosofía o la epistemología; conforman la base de todo saber científico. El conocimiento es un todo, no la fracción del mismo, ni la información que rueda en los pasillos o en la red. <br />En suma, la relación entre filosofía, pedagogía y epistemología debe cumplir un papel de vital importancia en la construcción del discurso pedagógico y la transformación de la enseñanza. Pedagogía construida bajo los parámetros de la ciencia y la filosofía, es la forma de abordar la producción, transmisión, apropiación y construcción del tan asiduo e incesante proceso de conocer.<br />REFERENCIAS:<br />BUNGE, M. (1997). «Filosofar científicamente y encarar la ciencia» En: La ciencia, su método y su filosofíahttp://www.aristidesvara.net/pgnWeb/metodologia/metodo_cientifico/naturaleza_metodo/bunge_libro_aristidesvara.pdf [Consulta: 5 Agosto 2011].<br />MARIN, J.D. (2010) «El conocimiento» En: La investigación en educación y pedagogía. Fundamentos epistemológicos y metodológicos. [Consulta: 5 Agosto 2011].<br />PICARDO, O & ESCOBAR, J. (2002). Introducción a la filosofía del aprendizaje (Pensar y enseñar a aprender a través de la historia) Recuperado de: http://www.ntslibrary.com/PDF%20Books/Educacion%20y%20Sociedad%20del%20Conocimiento.pdf [Consulta: 5 Agosto 2011].<br />POSADA, J. (2006). La noción tripartita del conocimiento una introducción a la epistemología. http://www.utp.edu.co/php/revistas/cienciasHumanas/docsFTP/1732definicionCtripartita.pdf [Consulta: 5 Agosto 2011].<br />