9. Virgen del Apocalipsis MIGUEL CABRERA, 1765 Oleo sobre tela, 42.5 x 33 cm La pintura tiene al centro como figura principal a la Virgen, con un rostro que refleja dulzura y comprensión, rodeada con rostros infantiles de tiernos ángeles, cinco de ellos la sostienen y cinco más la observan a nivel de su rostro, rodeando el resplandor. Tienen de fondo un cielo nuboso que sin embargo es iluminado por el sol a espaldas de la Virgen. Cabrera muestra una finura de dibujo y una gama cromática suave y delicada que lo hacen aparecer como murillesco en determinados aspectos formales, como por ejemplo, en las graciosas figuras infantiles, muy peculiares de su estilo y muy imitadas. Trata el manto de la Virgen con idéntica atención y minuciosa técnica, denotando el sentido de realidad trascendida propiamente hispánico.
10. Mujer del Apocalipsis Se refiere a la lucha del arcángel San Miguel contra el dragón de siete cabezas al momento en que María da a luz al hijo de Dios, la lucha surge porque el pecado, representado por el dragón quiere arrebatarle el niño al momento de nacer, sin embargo, gracias a San Miguel, el niño es tomado por los ángeles y llevado a la presencia de su padre mientras el monstruo es vencido. Cristóbal de “Villalpando ” Óleo sobre tela 899 x 776 cm. Sacristía de la Catedral Metropolitana México D.F 1686
11. Los Desposorios Esta obra forma parte de la serie dedicada a la vida de la Virgen, y es el momento en que se celebra su matrimonio con San José. El centro de la pintura lo ocupa un sacerdote judío que ejecuta la unión, dicha figura forma una vertical que va desde la luz de la gloria en un círculo sobre su cabeza hasta la horizontal del tapete donde está parado, lo cual marca una fuerte estabilidad en la obra. Cristóbal de Villalpando Óleo sobre tela 178 x 285 cm. Museo del Carmen, México D.F. Entre 1690 y 1700 La composición es totalmente simétrica, las figuras están colocadas de manera equilibrada, de un lado San José acompañado de dos ángeles. El movimiento en el cuadro está marcado por las poses de los ángeles, José y María, esta última tiene estilo más bien manierista ya que la proporción de su cuerpo y la pose no son naturales.
12. Rosa atacada por el demonio En cuanto a composición, el cuadro tiene un punto de vista bajo (contra picado) debido a la altura donde se iba a colocar (la parte superior del retablo) esto permite ver un ligero escorzo. La luz proviene del lado izquierdo e ilumina la pierna, brazo y una parte del hábito de Santa Rosa, que luce espléndido con tonos azulados y ocres que se dan entre los pliegues de la tela; el rostro de demonio que surge de una oscuridad profunda. La cabeza y la pierna derecha forman una vertical que se corta al suponer una horizontal que es el piso, sin embargo la estabilidad del cuadro se da más bien con la horizontal de los hombros de la bestia, que es una línea más fuerte. La tensión en la obra está dada por las digonales que se forman entre las miradas de los personajes, sin dejar de lado la fuerza expresiva de la escena en el momento de este forcejeo entre el bien y el mal. Cristóbal de Villalpando Óleo sobre tabla, 132 x 53 cm. Capilla de San Felipe de Jesús, Catedral Metropolitana, México D.F. México Entre 1695 y 1697
13. La adoración de los Reyes Esta pintura forma parte de un grupo de 16 que conforman el Retablo Mayor del templo de San Martín de Tours, en las cuales se narra la vida de Jesús y la Virgen. Es la primera con fecha que ha sido localizada hasta el momento sin embargo, esto no quiere decir que sea la primera obra de Villalpando puesto que debió contar con cierto reconocimiento y trayectoria para que le encargasen un trabajo de tal magnitud. Cristóbal de Villalpando Óleo sobre tela 165 x 110 cm. Templo de San Martín de Tours Huaquechula, Puebla Puebla, México 1975
14. Los cinco señores Se trata de una pintura muy estable con evidentes líneas horizontales marcadas por los bancos en donde se encuentran los personajes que los ubica casi a la misma altura. En primer plano de izquierda a derecha Santa Ana, el niño Jesús y María, un poco más atrás los varones: San Joaquín y San José. El movimiento se da el las diagonales que parten de la cabeza de Jesús y van a la derecha y la izquierda hasta San Joaquín y San José respectivamente. Sobre el suelo de la escena de la escena hay flores de distintos tipos y arriba, la presencia de la paloma blanca que representa al espíritu santo, rodeado por la luz de la Gloria y una serie de serafines y querubines que surgen entre las nubes. Cristóbal de Villalpando Óleo sobre tela, 218 x 180 cm. Museo de Bellas Artes de Toluca, Estado de México México Entre 1690 y 1700
15. Los desposorios místicos de Santa Rosa El desposorio de Santa Rosa con Jesús, es una escena de su vida, representada en el retablo dedicado a esta primera Santa de Perú y de América. La obra ocupa la parte central superior del retablo, está llena de colorido, refleja una gran precisión en el dibujo y una composición más compleja, lo que hace notar la experiencia del autor. La figura principal es Santa Rosa aunque en el centro se encuentre la Virgen y el niño que tienen mayor jerarquía, ambos dirigen la mirada a la Santa con lo cual se forma un triángulo entre ellos, un triángulo mayor se forma con la cara de la Santa que se une mediante la mirada con el angelito del ángulo inferior derecho, a su vez este ángel se une en línea vertical con el que está de pie mirando al espectador y cierra la figura con la diagonal que va desde la cabeza de este ángel pasa por la del niño Jesús y termina con la de Santa Rosa Cristóbal de Villalpando Óleo sobre tabla, 195 x 132 cm. Capilla de San Felipe de Jesús, Catedral Metropolitana, México D.F. México Entre 1695 y 1697