1. La madre es eterna,La madre es eterna,La madre es eterna,La madre es eterna,
Su presencia es permanente,Su presencia es permanente,Su presencia es permanente,Su presencia es permanente,
Renacen en los hijos y nietos.Renacen en los hijos y nietos.Renacen en los hijos y nietos.Renacen en los hijos y nietos.
En las alegrías y tristezasEn las alegrías y tristezasEn las alegrías y tristezasEn las alegrías y tristezas
Las queremos y amamosLas queremos y amamosLas queremos y amamosLas queremos y amamos
Cada minuto, cada díaCada minuto, cada díaCada minuto, cada díaCada minuto, cada día
Las madres, por su don
especial de traer hijos al
mundo, se ven obligadas a
defender su retoño con
todas sus fuerzas. En un
país como el Perú, ellas se
convierten en el ser mas
importante para el desa-
rrollo de la persona, y del
futuro ciudadano, práctica-
mente de ella dependerá
si el niño se nutrió bien, si
recibió amor, si aprendió a
ser disciplinado, tolerante,
emprendedor, estudioso y
honrado.
Su mayor dolor es no po-
der darle lo mejor que qui-
siera. Le falta educación,
porque se hizo madre muy
temprano, le falta oportu-
nidades de trabajo, zurce
las ropitas para que duren
mas, si se trata de ropas
nuevas tienen que ser pa-
ra sus hijos, busca los ali-
mentos mas baratos yendo
hasta los lugares de aco-
pio, aunque queden muy
distantes de su casa, sufre
al ver que su niño no tiene
espacios seguros para su
entretenimiento. Si tiene
suerte consigue trabajo,
sea como lavandera o coci-
nera, pocas logran trabajar
en una fabrica u hospital o
escuela. Cada sol que in-
gresa lo utiliza de la mejor
manera porque sabe de su
importancia.
En un día como hoy todos
quisiéramos dedicarle algo
muy especial a nuestras
madres. Pero si lo hace-
mos con nuestras pala-
bras, con seguridad será el
regalo mas apreciado, ella
no diferencia si vino de un
poeta o de su hijo, para
ella es lo mejor. Por eso
solo le basta una palabra,
una flor, un gesto, un beso
para ser la madre mas
feliz.
Cuando recuerdo a mi ma-
dre, la memoria me lleva a
las calles, escuela, desfi-
les, iglesia, procesiones,
primera comunión, en mi
pueblo natal, Chiquián. Por
lo que hoy bastaría con
relatarle a mi madre, cada
uno de esos pasajes, dón-
de ella me acompañó, me
enseño, me aconsejó, me
reprimió.
Ella en este día no espera
ningún regalo material,
ella aprendió a ver y valo-
rar las profundidades de
los actos, de los sentimien-
tos y sabe que nuestra
compañía, nuestro trabajo,
nuestras familias, cómo
vivimos, cómo nos compor-
tamos en nuestros hoga-
res, si allí hay felicidad ese
es su mayor anhelo. Desea
que en este día estemos
juntos todos, y todos nos
referimos a los hijos, las
nueras, los yernos, los nie-
tos y bisnietos. Ella quisie-
ra cocinar, atendernos,
acariciar a los mas peque-
ños, y si hay que posar
para unas fotos mejor,
porque en su mente y co-
razón, sabe que cuando la
edad avanza, los momen-
tos de soledad aumentan y
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EN EL DÍA DE LA MADRE:
FELÍZ DÍA MAMÁ
“de tus manos ajadas
por el frío vestía
ropas limpias, tus
dedos tejieron mis
primeros gorritos
para que el viento no
deforme mis
pensamientos, hasta
tus reprimendas hoy
sé que fueron
bendiciones para
enderezar mis
pasos”
Volumen 1 nº 5
Mi padre y madre, don Antonio Zúñiga Alva y doña Luzmila Gama-
rra Cueva, respectivamente.
La familia Zúñiga Gamarra y descendientes
2. EL ZAGUÁN DE ORO PUQUIO
allí ella necesita, los retra-
tos, porque todavía desea
ver a sus hijos como eran
de pequeños y comparar-
los con los nietos de aho-
ra, ella sabe cuánto ha
sacado el nieto del papá
de la mamá o de los abue-
los, no solo en la parte
física sino en su personali-
dad.
Ahora que el tiempo pasó,
sus alegrías las construye
de la forma mas simple,
lee y relee las cartas, reco-
rre su vida viendo los álbu-
mes y sí, de tanto en tanto,
espera ansiosa la llamada
de su hijo, hija o nietecito.
Su gastada memoria le
pone dificultades para
marcar el teléfono, ella
vive pendiente por saber
como van los hijos, está al
tanto de los nombres y
cumple años de toda la
prole, y como no saberlo si
todos los días las mencio-
na en sus plegarias, segu-
ramente que el dios de sus
ruegos se aprendió el nom-
bre de cada uno de ellos
de tanto repetirlos en sus
oraciones y pedir por su
salud, amor, trabajo y feli-
cidad.
Ella sabe que la vida que
le queda es corta pero
quiere que en el nicho que
ya compró, con sus aho-
rros, estén también junto a
ella los de sus hijos, como
queriendo que cuando el
polvo extinga sus huesos
las almas de la familia
sigan eternamente juntos.
En el laberinto de la vida y
exigencias del trabajo, a
veces, postergamos una
llamada, un saludo, un
paseo para visitar museos,
llevarla al mar a mirar jun-
tos la puesta del sol, pen-
samos que hay tiempo
todavía pero cuando que-
remos darle aquel cariño
guardado, la oportunidad
parece desaparecer.
Madre en Chiquián me
trajiste al mundo, la luz
que sentí por vez primera
fue junto a ti, las primeras
sonrisas las aprendí de tus
labios, tu me enseñaste a
caminar, a levantarse sin
temor ante las caídas, de
tus manos ajadas por el
frío vestía ropas limpias,
tus dedos tejieron mis pri-
meros gorritos para que el
viento no deforme mis
pensamientos, hasta tus
reprimendas hoy sé que
fueron bendiciones para
enderezar mis pasos.
Madre también observé a
escondidas tu dolor, tu
llanto, y comprendí que
preferías guardarlas para
tí. Hoy que los años han
transcurrido, y tus cabellos
blancos se confunden con
las nubes del cielo, me
duele no haberte abrazado
mas veces, no haberte
enviado mas flores, no
haberte escrito mas car-
tas, no haber acompañado
mas tus penas.
La soberbia de la juventud
me hizo creer que la vida
es extensa y da tiempo,
cuan equivocado estaba,
porque la vida al fin y al
cabo se alimenta de la
sonrisa de la madre viva.
Feliz día mama Luchi, feliz
día hermanas Chole y Nili y
madres Chiquianas y Bo-
lognesinas.
La Pluma del Viento
Lima, 14 de mayo de 2006
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“Hoy que los años
han transcurrido, y
tus cabellos blancos
se confunden con las
nubes del cielo, me
duele no haberte
abrazado mas veces,
no haberte enviado
mas flores no haberte
escrito mas cartas ”
Nietos : Nelita, Yuse, Checha, Migo, José y Nei
Mi madre, doña Luzmila Ga-
marra Cueva
Mis hermanos: Uli, Nili, Marco, Chole y Acucho