2. La lactancia es el periodo que implica más
necesidades de nutrientes en relación a los otros
grupos de edad. El primer año es uno de los periodos
más críticos desde el punto de vista nutricional, con
cambios digestivos y metabólicos, y se diferencian
claramente dos periodos:
el láctico, desde el nacimiento hasta los cuatro meses,
con leche materna y leche de fórmula como único
alimento,
y el de la diversificación alimentaria, de los cuatro-
seis meses hasta los doce meses, con la introducción
progresiva de los grupos de alimentos.
3. La leche materna es el mejor alimento para los primeros seis
meses ya que cubre totalmente las necesidades nutricionales del
lactante y tiene una acción antiinfecciosa y antialérgica. Cuando
la lactancia natural no es posible se puede optar por una leche
maternizada (de fórmula de inicio 1 o de continuación, o leche 2),
un producto excelente, aunque por su origen -la leche de vaca-,
ha precisado de una adaptación a las características de la leche
materna.
El aumento de peso y talla son considerables principalmente en
el primer año de vida (el peso se triplica) y, en cambio, entre el
primer y el tercer año hay un crecimiento, aunque continuo, más
lento.
¿LECHE MATERNA O LECHE
MASTERIZADA?
4. El calendario de introducción de alimentos debe ser acordado
convenientemente de acuerdo con la edad y estado evolutivo del niño,
además de adaptarse a su aceptación o tolerancia hacia un nuevo alimento,
algo muy importante.
Con la diversificación alimentaria tiene lugar la introducción progresiva
de nuevos alimentos (con precaución en huevos enteros y cereales con
gluten) y el paso del biberón a la cuchara. En esta etapa, la leche debe seguir
aportando una parte importante de las proteínas y el calcio y es un vehículo
muy apropiado para la absorción del hierro. Los cereales aportan sobre todo
hidratos de carbono y son, junto con las frutas, su principal vía de obtención.
El pescado, además de proteínas, aporta minerales como el hierro y el
fósforo. Verduras, hortalizas y frutas son ricas en vitaminas (A, C, E…),
minerales (calcio, hierro, zinc, magnesio…) y agua.
En esta etapa la necesidad de líquidos es tres veces superior a la del adulto y
por ello el agua y los zumos deben formar parte de la alimentación del niño.
En definitiva, en la alimentación infantil deben cubrirse las necesidades
energéticas y de nutrientes y evitar carencias y excesos, ya que un
desequilibrio en la alimentación puede comprometer la salud futura.
INTRODUCCION PROGRESIVA DE
NUEVOS ALIMENTOS
5. Asimismo, hay que prestar especial atención en la
preparación de los alimentos:
La leche materna aporta el equilibrio nutritivo ideal
para el lactante y tiene acción antiinfecciosa y
antialérgica.
Cuando el niño empiece a comer “de todo” debe
incorporarse a la mesa familiar.
CONSEJOS