Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Paulo freire y educación católica
1. Paulo Freire y educación
católica
Controversial debate entre las Teorías de Freire
y los educadores católicos
2. Una cosa es un método para la alfabetización
de adultos, que puede ser, más o menos bueno,
más o menos efectivo y, otra, afirmar que sólo
educa quien libera de estructuras opresoras.
Estas estructuras son para Freire las señaladas
por el pensamiento marxista: opresión,
dependencia y marginalidad. Su pensamiento, su
método, su finalidad se basan en la praxis
marxista: reflexión-acción-cambio. Es una forma
de concientizar. Concientización dirigida,
partidista. Así la educación se transforma en un
nuevo sistema, en una nueva arma de rebelión,
con fines políticos y socio-económicos.
3. Se está muy lejos del ideal propuesto por Pío XI en
la Encíclica Divini illius Magistri cuando en ella sí se
señala cuál es el hombre nuevo hacia el cual tiende toda
auténtica educación: «Efectivamente, nunca se ha de
perder de vista que el sujeto de la educación cristiana es
el hombre todo entero, espíritu unido al cuerpo en
unidad de naturaleza, con todas sus facultades naturales
y sobrenaturales, cual nos lo hacen conocer la recta
razón y la revelación; por lo tanto, el hombre, caído de
su estado originario, pero redimido por Cristo y
reintegrado en la condición sobrenatural de hijo
adoptivo de Dios...» (Acción Católica Española,
Colección de Encíclicas y Documentos Pontificios,
Tomo I, Madrid, 1967, p. 1598, núm. 34).
4. El método tiene más de estrategia
política que de contenido pedagógico. A
través de los «Círculos de Cultura», que
sustituyen a la escuela, al maestro y a los
programas, se empuja al analfabeto a que
descubra, por sí mismo, el saber. Él hace
cultura.
5. «Miserablemente se engañan éstos en
su pretensión de libertar, como ellos
dicen, al niño, mientras lo hacen más bien
esclavo de su ciego orgullo y de sus
desordenadas pasiones, porque éstas, por
consecuencia lógica de aquellos falsos
sistemas, vienen a quedar justificadas
como legítimas exigencias de la
naturaleza que se proclama autónoma»
(Ibíd., núm. 39).
6.
Es evidente la tendenciosa desviación a la
que llevan las ideas de Paulo Freire en
materia educativa. Muchos ven en ellas la
clave para una educación de tipo político.
Es más, educar sería una tarea política. Es
más una educación con significación
sociológica que un método pedagógico.
No se busca a todo el hombre, creado a
imagen y semejanza de Dios, sino
«concientizarlo» en una sola dirección.
7. No aparece la educación como práctica de la
libertad; libertad en la que el hombre desarrolla
armónicamente todas sus cualidades como
hombre y como cristiano. No es la auténtica
madurez, fruto de toda sana educación, que
propone San Pablo: «Hasta que lleguemos todos
juntos a encontrarnos en la unidad de la fe y del
pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la
madurez del varón perfecto, a un desarrollo
orgánico proporcionado a la plenitud de Cristo»
(Efesios 4, 13). Si no se supera el plano
económico, no se puede hablar de verdadera
educación.
8.
Lo que la «filosofía moderna» ha elaborado
fatigosamente en su esfuerzo por dar al
hombre la plena posesión del hombre, en una
extrema violencia a la inclinación natural de
la inteligencia, quiere Freire proporcionarlo
al analfabeto, en forma de pedagogía, a la
vez que se le enseña a pensar, a hablar, a
escribir: como criticismo, visto precisamente
en su raíz de sublevación, de voluntad
revolucionaria, de independencia radical.
9. Es, desde luego, muy dudoso que todo
eso sea efectivamente enseñable así, en
forma elemental (por eso logra más
adeptos
en
ciertos
cenáculos
«intelectuales», que en el pueblo); y es en
cualquier caso evidente que todo eso nada
tiene que ver ya con la educación
cristiana: constituye más bien el corolario,
o en cierto modo la premisa, de su misma
negación.