Este documento discute las habilidades innatas y aprendidas para la comunicación. Explica que las aptitudes se refieren a las capacidades naturales de una persona, mientras que las actitudes son la forma en que alguien se comporta. Las habilidades de comunicación como la entonación vocal y los gestos corporales pueden aprenderse y desarrollarse con la práctica. También enfatiza la importancia de tener actitudes positivas para establecer relaciones efectivas a largo plazo.
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
2.1 habilidades innatas y habilidades aprendidas
1. 2.1 Habilidades innatas y habilidades
aprendidas
• Desarrollar
habilidades para llegar
a ser un comunicador
competitivo exige
llevar a la acción
nuestras aptitudes, las
cuales deben
reflejarse en actitudes
que den como
resultado
actuaciones eficaces.
• Las múltiples situaciones
en las que los procesos de
comunicación se presentan
en forma continua y
permanente nos obligan a
utilizar nuestras
potencialidades, para
generar conductas o
acciones que son vistas
como habilidades
necesarias para lograr una
influencia favorable en
nuestro entorno.
2. • HABILIDADES APRENDIDAS:
La entonación de la voz, la fluidez al hablar, la
gracia de los movimientos corporales, la
expresión de gestos, la dirección de las
miradas, etc.; todas esas habilidades pueden
ser aprendidas y desarrolladas hasta llegar a
convertirse en verdaderos talentos.
3. • Aptitudes: Capacidad y buena disposición para
ejercer o desempeñar una determinada tarea,
función, empleo, etc.
• Las aptitudes se refieren tanto al ámbito
psicológico como al físico o corporal. Se puede
hablar de aptitudes innatas, es decir, que se
poseen desde el mismo momento del
nacimiento.
4. • Actitudes: es la forma de actuar de una
persona, el comportamiento que emplea un
individuo para hacer las cosas.
5. Ejemplo
• Cuando vamos a conocer a los familiares de la
persona con la que nos comprometemos en
matrimonio, adoptamos, de forma
automática, una actitud prudente y positiva.
• Escuchamos con atención, pensamos las
palabras precisas antes de hablar, nos
comportamos con cuidadosa exquisitez.
6.
7. • En suma, disciplinamos nuestra actitud pues
intuimos que va a ser crucial en la imagen
que ofrezcamos de nosotros mismos.
• En esos momentos, comprendemos que lo
básico es la actitud a mantener (de respeto,
por ejemplo), y sobre la misma se podrán
edificar las aptitudes (por ejemplo: hacerse
simpático).
8. • Las aptitudes se construyen sobre los cimientos
de las actitudes. ¿Pero a qué llamamos actitudes?
¿Qué son? Busquémosle acompañantes al
término ‘actitud’:
Actitud...motivada.
Actitud...concentrada.
Actitud...relajada.
Actitud...firme.
Actitud...alegre.
Actitud… positiva.
Actitud...segura.
9. • Entre otras cosas, la actitud es
motivación (o desmotivación), y
es concentración (o dispersión,
despiste), y es relajación (tensión), y
es firmeza (o titubeo, debilidad), y
es alegría (o tristeza), y
es ambigüedad (o claridad), y
es seguridad (o duda).
10. • En las aptitudes de los demás se suele
depositar la confianza. ‘Es listo’, ‘podrá
hacerlo’, ‘ es capaz’, ‘ha demostrado ser
hábil’.
• La desconfianza y la decepción llegan por la
vía de las actitudes. ‘Ha perdido interés’, ‘ va
a lo suyo y punto’, ‘es bueno, pero su
soberbia le impide ser consciente de que aún
debe seguir aprendiendo’, ‘siempre es el más
rápido, pero últimamente mira a los demás
por encima del hombro’.
11. • Lentamente, desde la niñez a la edad adulta,
pasando por la adolescencia y la juventud, sin
ser muy conscientes de su importancia, vamos
modelando nuestras actitudes. Sin embargo,
en nuestra vida diaria atendemos mucho más
a las aptitudes, a las habilidades, a las
capacidades, pensando que serán éstas las
decisivas. Y a corto plazo, es muy posible que
así sea.
12. • Pero a medio y largo plazo, las que
van a resultar fundamentales en
nuestra relación con los demás, y con
nosotros mismos, serán las
actitudes. El control de las propias
actitudes, y el desarrollo de las
positivas y la mejora de las negativas,
debe ser objeto de atención.
13. • Hablar, escuchar, leer y escribir son las cuatro
habilidades que el usuario de una lengua debe
dominar para comunicarse con eficacia en
todas las situaciones posibles.
• Saber hablar es un arte que implica, a su vez,
saber escuchar. Saber articular
adecuadamente la palabra y estar atento a lo
que el interlocutor pronuncia, es un ejercicio
que exige esfuerzo, sensibilidad y sabiduría.
14. • El justo equilibrio entre saber escuchar y saber
hablar produce el milagro del diálogo. Y de
verdad el diálogo es un milagro de armonía,
de respeto y de sinceridad que posibilita la
convivencia pacífica.
15. • Saber escuchar, hoy, es más importante que
saber hablar. Exige dominio de uno mismo. Es
un arte y un gesto de sabiduría. Es verdad que
el diálogo está hecho de palabra y de escucha,
pero lo que más suele fallar es la escucha.
• Escuchar es una actitud difícil porque implica
atención al interlocutor, esfuerzo por captar su
mensaje y comprensión del mismo.