1. 29 Catequesis sobre la fe
Mons. Esteban Escudero
Obispo de Palencia
MARÍA, MADRE DE DIOS
Y MADRE NUESTRA
2. Abordaremos estos temas:
La Virgen María en la Anunciación
La Virgen María en la vida pública de Jesús
La Virgen María, junto a la cruz de su Hijo
La Virgen María en la vida de la Iglesia
3. La Virgen María en la Anunciación
“Alégrate, llena de
gracia, el Señor está
contigo” (Lc 1, 28).
El ángel Gabriel la
saluda como la
“llena de gracia”,
indicando con ello,
según ha
interpretado siempre
la Tradición de la
Iglesia, que para el
mejor cumplimiento
de su alta misión,
desde su concepción
quedó libre de toda
mancha de pecado
original.
4. La Inmaculada Concepción
“He aquí la esclava del Señor, hágase en
mí según tu palabra” (Lc 1, 38). Por su fe
y su obediencia, María colabora
libremente en el plan de salvación divino.
Por su fe, fiándose de Dios, que iba a ser
la madre del Mesías prometido. Por su
obediencia, entregándose a Dios sin
condiciones.
“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros” (Jn 1, 14). Desde este
momento, la vida de María quedó unida
para siempre con la de su hijo. La
humilde aldeana de Nazaret se convirtió
en la Madre de Dios.
La Virgen María fue, desde
el principio, la Inmaculada
Concepción.
5. La Virgen María en la vida pública de
Jesús
“¿Quién es mi madre y mis
hermanos?...Estos son mi madre y mis
hermanos. Quien cumpla la voluntad de
Dios, ése es mi hermano, mi hermana y
mi madre” (Mc 3, 33.35). Han llegado los
tiempos mesiánicos. La proximidad con
Jesús ya no se mide por el parentesco
carnal, sino por la fe y el cumplimiento
de la voluntad del Padre.
Lo que parece un distanciamiento con
respecto de María indica, por el contrario, lo
que constituye su verdadero valor ante Dios.
Debe aceptar de nuevo la voluntad divina y
conformarse con ver alejarse a su hijo,
mientras que ella debe regresar al hogar de
Nazaret. Es la fe y la obediencia a Dios lo que
constituye la verdadera grandeza de María.
6. La Virgen María, junto a la cruz
de su Hijo
Junto a la cruz de
Jesús estaban su
Madre, María de
Cleofás y María la
Magdalena” (Jn 19,
25).
Jesús, moribundo,
confía su madre al
discípulo: "Mujer, ahí
tienes a tu hijo...; hijo,
ahí tienes a tu madre"
(Jn 19, 26-27).
Jesús abandona a su
madre, para quedarse
solo ante Dios en el
momento supremo de
la muerte...
Y María, esta vez con
el corazón desgarrado
por el dolor, vuelve a
aceptar por la fe y la
obediencia, la
voluntad de Dios
sobre ella.
7. La Virgen María en la vida de la Iglesia
“Todos ellos
perseveraban en la
oración, con un
mismo espíritu, en
compañía de algunas
mujeres, de María, la
madre de Jesús, y de
sus hermanos” (Hch
1, 14).
María, madre del Cristo-
Cabeza, nos ha sido dada
como madre de su
Cuerpo Místico, como
madre de la Iglesia.
8. Asunción de María
Su Asunción al cielo “terminado el curso de su vida
terrena”, no interrumpe, sino que potencia su
maternidad espiritual, intercediendo por todos los
miembros de la Iglesia y constituyendo, al mismo
tiempo, la imagen de la Iglesia consumada.
Donde ella ya ha llegado por su fe y su fidelidad a
Dios, también nosotros esperamos llegar, junto con
toda la Iglesia, si como ella nos esforzamos en
cumplir cada día la voluntad de Dios en nuestras
vidas.
9. María bondad materna
María, que reina ya gloriosa en el
cielo, continúa actuando
misteriosamente en la tierra,
mostrando a sus hijos el camino
que conduce hacia su Hijo y
atrayendo hacia Cristo a muchos
cristianos a los que el ambiente
secularista de nuestro tiempo
parece alejarles de Dios.
A su bondad materna se
acogen los hombres de todos
los tiempos y de todas las
partes del mundo en sus
necesidades y esperanzas, en
sus alegrías y en sus penas.
10. ORACIÓN
Bajo tu amparo nos
acogemos, Santa Madre de
Dios. No desoigas nuestras
súplicas en las necesidades
que te presentamos, antes
bien, líbranos siempre de
todos los peligros, Virgen
gloriosa y bendita. Ruega
por nosotros Santa Madre
de Dios. Para que seamos
dignos de alcanzar las
promesas de Nuestro
Señor Jesucristo. Amén.