1. METAS EDUCATIVAS 2021, La Educación que Queremos para la
Generación de los Bicentenarios. Documento Final, Organización de
Estados Iberoamericanos (OEI), Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (CEPAL). Mar del Plata (Argentina) (2010)
Documento elaborado con el auspicio de organizaciones como la OEI con el
concurso de los distintos gobiernos de Latinoamérica en torno a la educación y
las posibilidades de crecimiento en ésta materia, aprovechando el momento
histórico de los bicentenarios en la región, como impulso para consolidar las
independencias a partir de una educación pertinente que libere a los pueblos
de rezago económico y social que padece desde sus orígenes.
El texto está dividido en ocho capítulos en donde se plantean desde las
aspiraciones del proyecto en tiempos específicos, desafíos, dificultades, calidad
y metas educativas, hasta los costos de financiación, compromisos de los
gobiernos y evaluación de los progresos logrados.
Tomando en consideración que la gran mayoría de bicentenarios se celebran
entre los años 2009 hasta 2021, empieza un proceso puesto por escrito que
vincula el ideario de libertad de los países latinos con la búsqueda de la
superación de las desigualdades, el acceso equitativo a los bienes materiales
y culturales disponibles, el buen vivir, la defensa de la naturaleza y en general
el reconocimiento efectivo de todas las personas.
Para el efectivo cumplimiento de los objetivos trazados se requiere la
intervención de la sociedad expresada en el compromiso real de los países
sumado al respaldo para con las naciones con menos posibilidades. La
educación para todos, un anhelo generalizado que encuentra sus formulación
inicial en la Declaración firmada en Tailandia (1990), “educación como
derecho” y que diez años después (Dakar 2000), se tradujo en el desarrollo del
Marco de Acción para el cumplimiento de las seis metas de la Educación para
todos (EPT).
Entre las pretensiones de la EPT es posible destacar:
▲Velar porque antes de 2015 se extienda la enseñanza gratuita y obligatoria
en la primaria.
▲Aumentar de aquí a 2015 el número de alfabetizados en un 50%.
▲Mejora en los aspectos cualitativos de la educación con miras a conseguir
resultados más elevados, aprendizajes reconocidos y mensurables, en especial
en las áreas de lectura, escritura y aritmética principalmente.
Tales pretensiones se relacionan directamente con los desafíos subregionales
en materia de cobertura, continuidad, calidad y equidad en la educación y la
necesaria atención de la estrecha dependencia entre el contexto sociocultural
de las familias y los avances educativos de los hijos.
Asimismo, organismos internacionales como la UNESCO y la CEPAL
encontraron que para dar cabal cumplimiento a las metas en educación, es
2. imprescindible mejorar la gestión, ello mediante la incorporación de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a los procesos de
enseñanza y aprendizaje, orientando el desarrollo del currículo hacia la
adquisición de competencias básicas desde luego, atendiendo la formación de
ciudadanos participativos y responsables, legítimas aspiraciones que
dependen de su avance, específicamente de la buena voluntad de los
gobernantes que no tienen necesariamente la educación como una prioridad y
deben responder a un sentir rentístico de la educación.
Por otra parte, las METAS EDUCATIVAS 2021, se amparan en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de los Derechos
Civiles y Políticos de 1966 (artículo n° 18), para hacer ingente defensa de la
educación como derecho, que para su ejercicio requiere el concurso de los
padres de familia y las diversas instituciones de orden nacional y global cuyas
intenciones aunque en apariencia halagüeñas no han redundado en el
beneficio tácito de las poblaciones que muy juiciosamente analizaron y
catalogaron.
En cualquier caso se espera se superen los dos grandes desafíos del último
tiempo, que son la superación del retraso educativo acumulado durante los
corrido del siglo XX, sobre todo en lo que concierne a la atención a la primera
infancia y la formación de población joven y adulta y en segundo término
enfrentar los desafíos del siglo XXI, formando una generación adaptable a los
vertiginosos cambios tecnológicos, los sistemas de información e innovación,
para lograr a partir de un desarrollo económico equilibrado entre los actores
sociales, la reducción de la pobreza, las desigualdades y la ausencia de
cohesión social.
El debate educativo propiciado por la OEI ha tenido eco en diferentes
organismo internacionales como la UNICEF y el Instituto Internacional de
Planteamiento de la Educación (IIPE), quienes a la luz del documento en
cuestión, se comprometieron a respetar los acuerdo a lo que se llegue fruto de
intensas discusiones y cooperar con las demás instituciones y el cumplimiento
de sus fines, sumándose al estimulo de la participación masiva en el desarrollo
y supervisión del proyecto educativo 2021.
Hasta aquí el asunto problémico no se centra en los desafíos de la educación o
las tareas por cumplir desde las citadas organizaciones, sino en los costos
derivados de plantear lo que se puede concebir como una política educativa de
carácter regional que debería forzar a los estados nacionales a reconsiderar
sus plan de inversiones y gastos para avalar proyectos de formación que
permitan a la región Iberoamericana en este caso, emerger de su significativo
atraso con respecto al mundo industrializado. Este asunto desde luego
incorpora a los organismos internacionales que deben superar la etapa de la
disquisición teórica y los formalismos para de una vez por todas aportar
económicamente al fortalecimiento de proyecto educativo, esto sin contar con
los intereses no del todo claro de las organizaciones de apoyar la inversión
educación soportándolo en el disfrute de un beneficio, de modo que el interés,
la usura y la ambición desmedida acaba por deslegitimar cualquier intento de
crecimiento.
3. Sin embargo, no es desconocida en las líneas del documento de la OEI la
preocupación por la calidad educativa, entendiendo que, en un contexto como
el actual debe ser pertinente con las demandas del entorno (pertinencia
curricular), de tal suerte que permita a los estudiantes insertarse rápidamente
en la sociedad una vez culminado su ciclo de formación, para luego alcanzar
los niveles técnico y/o profesional según corresponda.
Por lo demás, el énfasis de la formación propuesto no se limita a los
estudiantes de educación inicial, elemental y media, es desde luego de suma
importancia hacer hincapié en aquéllos que desde el documento son conocidos
como gestores de la educativos, es decir, docentes suficiente mente formados
y focalizados para no solo centrarse en áreas urbanas de suficiente oferta
académica, sino también abordar los sectores rurales, territorios
tradicionalmente marginados del conocimiento y del desarrollo.
Luego de una apropiada formación docente, condiciones contractuales dignas
con salarios respetables y reivindicación de su meritoria labor, la urgencia
fundamental tiene que ver con la terminación del analfabetismo más allá del
enfoque dicotómico que considera alfabetizado al que es capaz de leer y
escribir (decodificar), para adentrarse en un proceso funcional de comprensión
e interpretación para construir decididamente nuevas realidades que beneficien
no solo intereses particulares sino colectivos.
Por otra parte, la tarea de definir unas metas educativas comunes para el año
2021, además de ambiciosa y demandante, supone la obligatoriedad de
generar objetivos específicos e indicadores que se leen a lo largo del texto pero
que, necesariamente involucran procedimientos apropiados para el
seguimiento del proyecto y el cumplimiento de sus compromisos. En
consecuencia se creó el Instituto de Seguimiento Y Evaluación de las Metas
Educativas, entendido como un instrumento que acompañe y de alguna
manera sirva como garante del cumplimiento de las metas propuestas, de
modo que en sentido explícito se encargue de obtener, procesar y
proporcionar una información rigurosa, relevante y veraz.
Finalmente resta por indicar que el documento Metas Educativas 2021 aunque
hace un balance si se quiere detallado de la educación en América Latina y
planea una serie de metas por cumplir en los años por venir, no deja de
parecer una estrategia oportunista que se vale de la conmemoración de los
bicentenarios para generar propuestas que dependen en buena medida de la
buena voluntad y conciencia social de los gobernantes, pero que da la espalda
a los aportes de maestros y profesionales en educación, desconociendo la
relevancia de lo pedagógico por sobre las cifras y el cumplimiento a ultranza de
resultados.
Reseña elaborada por: Johan Fernando Alfonso Aguirre