Los cuatro trascendentales - unidad, verdad, bondad y belleza - se configuran en la filosofía escolástica a comienzos del siglo XIII. Estos trascendentales trascienden el ámbito de los predicamentos y se aplican a cualquier ente. La unidad se identifica con el ser y es lo que hace que un ente sea uno. La verdad se refiere a la adecuación del entendimiento a las cosas. El bien se refiere a aquello que mantiene su ser y su naturaleza. La belleza es aquello cuya contemplación agrada