El documento describe cómo Dios es compasivo y misericordioso según la Biblia. Explica que la compasión significa sentir el sufrimiento de los demás y que la misericordia proviene del amor. Luego detalla varios ejemplos del Evangelio donde Jesús muestra compasión curando a personas enfermas o resucitando a un joven para consolar a una viuda, mostrando así la compasión y misericordia de Dios.
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
Dios es compasivo y misericordioso
1. DIOS ES COMPASIVO Y
MISERICORDIOSO
Preparado por
Humberto E. Corrales
Septiembre 2014
2. “Yavé, Yavé es un Dios
misericordioso y clemente,
tardo a la cólera y rico en amor
y en fidelidad”.
(Ex 34, 6)
3. Ser compasivo
Significa sentir en carne propia, es decir, como si me
estuviera sucediendo a mí, la desgracia y el
sufrimiento de los demás.
4. Ser misericordioso
La palabra misericordia
tiene su origen en dos
palabras del latín: misereri,
que significa tener
compasión, y cor, que
significa corazón.
Ser misericordioso es tener
un corazón compasivo. La
misericordia es efecto del
amor; es decir, de la
caridad. Y Dios es Amor.
5. Toda la Biblia está llena de la
misericordia de Dios para con
nosotros los hombres, pero es en
el Nuevo Testamento donde
encontramos la fuente más pura
en que se revela el amor, la
compasión y la misericordia de
Dios.
Jesús, que “es la imagen del Dios
invisible”(Col 1, 15), nos revela
palabras y con sus hechos toda la
bondad de Dios.
Veamos algunos ejemplos:
7. • Así se llamaba el ciego, que, cuando se dio cuenta de
que era Jesús de Nazaret el que iba a pasar cerca de
donde él se encontraba, comenzó a gritarle a todo
pulmón implorando su compasión.
• Todos lo regañaban diciéndole que se callara, que no
fuera inoportuno, que no molestara a Jesús.
• El Señor, por el contrario, estaba muy atento a los
clamores de Bartimeo; se compadeció de él, detuvo y
ordenó que se lo llamaran.
• Jesús le preguntó. “¿Qué quieres que haga por ti?” El
ciego le contestó. “Maestro, que vea”. Al instante le
devolvió la luz a sus ojos.
9. • En otra ocasión, se le acercó un leproso que se
arrodilló delante de él suplicándole: “Si quieres,
puedes limpiarme”.
• El Señor, sintiendo compasión, lo tocó para que el
leproso viera que, a diferencia de las demás
personas, no siente repugnancia por él.
• Luego le dice: “Quiero, queda limpio” (Mc 1, 41).
Inmediatamente la enfermedad desapareció y la
piel del hombre quedó completamente limpia.
10. También aparecen en el
Evangelio otras personas que
ni siquiera hablan, no le piden
nada al Señor.
Es Jesús mismo el que se
adelanta hacia ellos para
liberarlos de su dolor, de su
tragedia
12. • Entrando Jesús a la ciudad de Naín, estaba saliendo
de la ciudad un entierro.
• El muerto era el hijo único de una pobre viuda, la
que venía llorando desconsolada por la muerte de
su único apoyo en la vida.
• Al ver a la mujer, Jesús se compadeció de su dolor
y le dijo: “No llores” (Lc 7, 13).
• Mandó detener el funeral y resucitó al joven,
entregándolo después a su madre.
14. • Otra mujer, la que padecía hemorragias desde
hacía doce años y nadie había podido curar a pesar
de que había gastado todo su dinero en médicos,
tampoco pide nada.
• Solo se aproxima a Jesús entre la gente para tocar
con mucha fe su túnica, y al instante paró la
hemorragia y quedó curada.
• Jesús, lleno de compasión por ella, le dijo: “Hija, tu
fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu
enfermedad” (Mc 5, 25)
15. Si Jesús se muestra
magnánimo con los que
padecen miseria física, más
compasión manifiesta con los
que sufren de miseria moral.
17. • Esta mujer ya se daba por perdida. Los Maestros de
la ley y los fariseos junto a un grupo de hombres
“justos” la iban a matar a pedradas porque había
sido sorprendida en adulterio. Eso era lo que la Ley
de Moisés ordenaba en un caso como ese.
• Intervino Jesús e invitó a que, aquel que no tuviera
pecado, tirara la primera piedra. Cada uno tuvo
miedo que, allí, en público, el Señor le sacara al sol
sus trapos sucios. Todos se alejaron hasta dejar a
Jesús solo con la mujer.
• Jesús le miró con compasión y dijo a la mujer: ya
nadie te condena “Tampoco yo te condeno. Vete y
en adelante no vuelvas a pecar” (Jn 8, 3)
19. • A esta otra mujer, Jesús la espera sentado en el brocal
del pozo a donde ella va a sacar agua.
• Jesús comienza pidiéndole : “Dame de beber” (Jn 4, 7).
Ella le contesta con agresividad, y empieza un diálogo
entre ambos.
• La peripecia de esta mujer es particularmente
significativa: encuentra a Jesús que le pide de beber,
luego le habla de una agua nueva, capaz de saciar la
sed para siempre. La mujer al principio no comprende,
se queda en el nivel material, pero lentamente es
conducida por el Señor a realizar un camino de fe que
la lleva a reconocerlo como el Mesías
• La pedagogía de Cristo es una pedagogía de amor, de
espera, de comprensión, de respeto a la propia
libertad.
• Aquella mujer pecadora sintió la compasión de Jesús en
la salvación que este le había dado.
21. • Así se llamaba un hombre bajo de estatura y de corazón
que vivía en Jericó. Era jefe de los cobradores de
impuestos y muy rico.
• Cuando Jesús pasaba por el camino, Zaqueo se tuvo
que subir a un árbol para poder verlo. Cuando Jesús
levantó la mirada, lo vio y le dijo: “Zaqueo, baja
enseguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa”
(LC 19, 5).
• Zaqueo, además de hospedarlo, le preparó una cena
durante la cual Jesús habló, y lo que dijo penetró en el
alma de su anfitrión.
• Cuando se dieron cuenta, Zaqueo estaba haciendo una
confesión pública de sus pecados y prometió reparar
todas las injusticias que había hecho a muchas
personas.
• Jesús, al ver la conversión de Zaqueo, dijo: “Hoy ha
llegado la salvación a esta casa” (LC 19, 9)
22. • El Evangelio nos da una lista larga de
personas que, como Zaqueo y la
Samaritana, fueron buscados por Jesús
para liberarlos de sus muchos pecados
y darles su salvación.
• Recordamos el caso de María
Magdalena, el de la adúltera que le lava
los pies, el de Dimas el buen ladrón.
• Jesús dijo claramente al iniciar su vida
publica, que había venido para todo eso
y más.
• Así se manifestó, por medio de Jesús, la
compasión y la misericordia de Dios con
los hombres, a quienes continúa
buscando para darles su salvación.