Las vacunas clásicas se originaron con el descubrimiento de Edward Jenner de que la viruela de las vacas podía proteger contra la viruela humana. Louis Pasteur luego desarrolló vacunas debilitadas para enfermedades como el cólera de las aves y el ántrax. Hoy en día, las vacunas administran microorganismos o productos derivados para inducir una respuesta inmune similar a la infección natural y proteger contra muchas enfermedades.