2. Es la remoción de órganos o tejidos del cuerpo de una persona que ha
muerto recientemente o de un donante vivo, con el propósito de realizar
un transplante. Los órganos y los tejidos son extirpados en
procedimientos similares a la cirugía.
Personas de todas las edades pueden ser donantes de órganos y tejidos. Se
producen muchas más donaciones de donantes muertos que de personas
vivas. La popularidad de las donaciones varía sustancialmente entre
diferentes países y culturas.
4. Se trata de una carrera contra reloj en la que pueden llegar a intervenir
hasta 150 profesionales.
Se convocan los equipos de tranplante.
EL PROCESO DE ABLACIÓN:
Es una intervención quirúrgica de alta compleji-dad mediante la cual se
extraen los órganos. La operación no afecta en absoluto el aspecto
exterior de la persona fallecida.
El traslado de los órganos se realiza en perfecto estado de asepsia y en
medios de conservación que aseguran la viabilidad de los mismos.
EL TIEMPO ES ORO:
Los órganos pueden mantenerse en condiciones óptimas a 4ºC por
períodos breves: desde 4 hasta 24 horas, dependiendo de tipo de órgano.
5. En la mayoría de los casos, el receptor del órgano no experiencia
problemas físicos, pero tendrá que tener inmuno-supresor de drogas a fin
de impedir su organismo rechace el nuevo órgano. Estos medicamentos
tienen efectos secundarios, incluido un mayor riesgo de desarrollar
algunos tipos de cáncer.
El donante puede experimentar algunos problemas, como dolor de la
herida prolongada o depresión después de la operación.
Hay cuestiones éticas en relación con la donación de órganos vivos. Si más
personas donaron sus órganos después de la muerte, no sería necesario
recurrir a donantes vivos.Hay preocupación por la posibilidad de presión
que se ejerce sobre las personas para donar a un miembro de la familia, así
como su inquietud por la venta de órganos, particularmente en Europa
oriental
6. PARA ACEPTAR LA DONACIÓN ENTRE PERSONAS VIVAS.
Cuando sea la única alternativa: si la donación de cadáveres garantiza o prevé u tiempo de espera
razonable, entonces no debe recurrirse al donante vivo.
Ponderación adecuada riesgo-beneficio: en los trasplantes renales o hepáticos esto puede ser
muy claro, pero en el caso de los pulmonares, habría que ser muy crítico por los riesgos que sufre el
donante.
Ofrecer las mejores condiciones técnicas y equipos quirúrgicos bien entrenados en estas
intervenciones.
En cuanto al principio de autonomía, el donante tiene que ser un adulto competente que decida
por sí mismo sin ninguna presión, lo que sólo es posible en las siguientes circunstancias:
Brindar información detallada sobre la indicación, los beneficios posibles del trasplante, los
riesgos de las complicaciones incluyendo la mortalidad para él y el receptor, considerando el re-
trasplante por fallo del órgano.
Consentimiento informado por escrito del donante en presencia del equipo quirúrgico y
autoridades judiciales.
Someter al donante a una evaluación psicológica.
No se permite la coacción, no se aceptará la donación de urgencia, pues entonces no hay
condiciones de tranquilidad para decidir correctamente.
El donante con información adecuada, es el único que puede decidir en un acto libre.