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Mujeres maestras en la generación del 80
1. INSTITUTO CATALINA C.
DE VISCA
Trabajo Práctico integrador: “Mujer y Maestra en un
mundo de hombres”.
ASIGNATURA: ARGENTINA EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO
ALUMNAS: ARCE, NANCY.
DEVALIS, BERNARDA.
FORT, AGUSTINA.
LURGO, GABRIELA
CURSO: PRIMER AÑO
2. “MUJER Y MAESTRA EN UN MUNDO DE HOMBRES”
Durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del siglo XX,
Argentina sufrió transformaciones y Córdoba, sintió estos cambios, en la
sociedad, la economía, en la cultura y sobre todo en la educación.
La sanción de la Constitución Nacional en 1853; el tendido de la Red
Ferroviaria que se fue incrementando, la sanción del Código Civil en 1869, la
Campaña del Desierto en 1879, fueron puntos clave para que se desarrollaran
los cambios en el país y en la provincia.
Los cambios en la política generaron una progresiva construcción de
entidades públicas, donde la Iglesia fue perdiendo poder, lo que llevó a una
creciente resistencia entre ésta y el Estado, e influyó en el paso de un sistema
oligárquico a un sistema democrático.
Desde la asignatura “Argentina en el mundo contemporáneo”
analizaremos el contexto histórico en donde transcurre, la generación del 80, los
hechos que marcaron estos años, la relación Estado-Iglesia, las costumbres y el
lugar que ocupaba la mujer.
Entre 1869 y 1898 Sarmiento comienza a sembrar su nuevo proyecto:
fundar el normalísimo en la Argentina.
En esa época nuestro país estaba en manos de la Generación del 80,
grupo gobernante de la elite. Este período recibe el nombre de República
conservadora caracterizado por una fuerte influencia de la cultura francesa e
inglesa pero también con una gran llegada de inmigrantes de Europa quienes,
además, traían ciertas ideas socialistas y anarquistas. Pese a esto, la generación
del 80 gobernó por más de 3 décadas bajo el nombre del Partido Autonomista
Nacional (P.A.N) hasta la sanción de la Ley de Sufragio Universal, en 1912, que
garantizaba el voto secreto y obligatorio para todos los hombres de la nación.
Esta generación se gestó en un entorno donde la política argentina (aún en
formación) se encontraba inmersa en un contexto de corrupción electoral y
fraude constante de la elección de sus candidatos. Esto comenzó en el año 1.880
cuando ganó las elecciones Julio A. Roca, militar que llevó adelante la famosa
3. campaña al desierto, aniquilando y suprimiendo a cuanto aborigen se cruzara en
su camino. De este modo conquistó una vasta porción de la Patagonia y la dividió
entre los amigos gobernantes. Sin embargo, y dada la gran matanza, su lema de
campaña electoral fue “paz y administración” y de este modo triunfó en las
elecciones de ese mismo año. “Si bien los porteños todavía se quejan del
Presidente Roca por considerarlo el <<provinciano invasor>>, tienen que
reconocer que está modernizando la nación. El país entero está creciendo, se
extienden los ferrocarriles, se actualizan las leyes, se abren escuelas (…)”
(Rivero, 2016, capitulo 8).
Por otro lado, la corrupción, el fraude electoral y la falta de la
universalización del voto (puesto que no todos los ciudadanos hombres podrían
votar, solo aquellos que tenían estudios universitarios), produjo una
fragmentación en las figuras políticas de aquel momento.
El gobierno era ejercido por una pequeña elite que decidía el destino del
país perteneciente a un sector privilegiado. Se podría decir que esta generación
ejercía una especie de monopolio político, es decir, un “régimen oligárquico”.
Como políticas de gobierno, esta generación puso énfasis en la educación, la
obra pública y los inmigrantes. “Brindo por los brillantes científicos
norteamericanos, que de tan lejos han venido para terminar enseñándonos
nuestro propio cielo” (Rivero,2016, capitulo 7).
El grupo dirigente del ’80 adhiere al liberalismo económico, pero practica
un claro conservadurismo político reservándose el manejo de los mecanismos
del poder al considerarse los únicos aptos para detentarlo. Esto alejaba a la
gente común de la política a la que ve como una farsa, sin partidos que la
representen y sin posibilidades de expresar libremente su opinión.
La historia de esta novela tiene sus raíces en 1845. Ese año Domingo
Faustino Sarmiento, exiliado en Chile, viajó, enviado por el gobierno chileno a
Europa y Estados Unidos para indagar sobre los últimos métodos de enseñanza.
Quedó impresionado por la calidad educativa de algunos países europeos, pero
fue en Estados Unidos donde encontró lo que buscaba: un sistema que, con
fuerte hincapié en la formación de docentes, permitía pensar en la posibilidad de
educar a toda la población. Es así, como se produce en nuestro país la llegada
4. de docentes norteamericanos, la mayoría mujeres, para desempeñarse como
directoras y profesoras en los colegios normales que él había visionado para
cambiar la educación del país.
Las maestras de la escuela normal, a las que hace referencia la novela,
eran Mercedes Castro, argentina, de familia católica, y otras de nacionalidad
norteamericana, las cuales eran protestantes; lo que era una total aberración
para las familias conservadoras que se mantenían en contra de la enseñanza
fuera de la iglesia. Una de las exponentes de las familias más tradicionalista de
la novela, es Teresa García quien hace referencia a que el colegio normal no
tenía futuro, y que el país no necesitaba esta ridícula educación (laica, gratuita y
obligatoria).
“El presidente Roca, continuando con la política de Sarmiento, había
nombrado vicedirectora del colegio normal a Miss Wall” (Rivero, 2016, capitulo
1). Como directora y profesora del establecimiento, fue nombrada la Srta.
Frances Armstrong, norteamericana de 24 años. Ambas maestras, fueron
realmente dos de las traídas por Sarmiento desde Estados Unidos.
Estas maestras y profesoras que eran contratadas por el gobierno para
enseñar en las escuelas normales firmaban un contrato con el estado, en sus
cláusulas se fijaba que no podían casarse y si lo hacían éste quedaba sin efecto;
entre otras cosas, no podían usar vestidos coloridos, maquillarse, andar en
compañía de hombres. Además, establecía que debían permanecer en sus
domicilios entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana, a menos que
salieran para cumplir su función escolar; también se les prohibía beber alcohol,
fumar, pasear por heladerías del centro de la ciudad, viajar en coche con ningún
hombre excepto su padre o hermano, entre muchas prohibiciones más.
El 8 de julio de 1884 la Argentina dio un gran salto de calidad en materia
de educación. Ese día se promulgó la Ley 1420, con esta norma, la instrucción
religiosa quedó fuera del programa oficial y solo se impartía en calidad de
optativa, fuera del horario escolar, y con la previa autorización de los padres.
Además, decretaba la enseñanza laica, gratuita, gradual y obligatoria para todos
los habitantes de 6 a 14 años. En esa época, cada 100 personas, noventa eran
analfabetos. Recordemos que, en ese entonces, Argentina comenzaba a recibir
5. las primeras oleadas de inmigrantes, la mayoría expulsados por la revolución
industrial europea. Decenas de idiomas se mezclaron con el español de la
Conquista. A ese desorden, la educación le puso freno; los inmigrantes no solo
encontraron el trabajo que les faltaba en Europa, sino que lograron que sus hijos,
en gran mayoría, dejasen de ser analfabetos.
En contraposición a esto, el grupo tradicionalista no aceptaba, que las
maestras que llevaban al frente la escuela fueran de otra nacionalidad, y por
encima de todo estaba su religión, no eran católicas. “Los cordobeses
tradicionalistas se preguntaban: ¿para qué necesitamos una maestra extranjera
– para colmo de males, protestantes – enseñando en nuestras escuelas (…)”
(Rivero, 2016, capitulo 1). Sumado a esto, la tesis de Ramón Cárcano que se
oponía a la Iglesia Católica, puso a la Universidad de Córdoba en los ojos de
todo el país; por lo que, en una carta pastoral, el vicario Clara se oponía tanto al
funcionamiento del Normal como a la lectura de la tesis. Esta carta pastoral del
conflicto, con fecha del 25 de abril de 1884, fue leída en todos los altares, y en
ella se solicitaba que las hijas católicas de la ciudad no fueran enviadas a
escuelas normales y que no se leyera la tesis de Ramón Cárcano, lo que generó
controversia tras la respuesta del Poder Ejecutivo Nacional.
Paralelamente, en un proceso de disputa entre clericales y liberales,
durante la primera presidencia de Julio Argentino Roca, se produce el
denominado proceso de secularización de las instituciones estatales. Como
consecuencia de las “leyes laicas” (educación común, registro civil y matrimonio
civil); significó que muchas de las tareas que llevaba a cabo la iglesia, pasaron
a mano del estado, y todo en el mismo momento en que la iglesia perdía
injerencia en la educación pública. El liberalismo, anarquismo y socialismo
cuestionaban las bases de dominio que había tenido la Iglesia que ahora debía
reconfigurarse para poder sostenerse.
En aquella época, era costumbre, sobre todo de las familias más
humildes, velar a los niños por varios días, decoraban el lugar asemejando un
cielo con estrellas brillantes y, además, le colocaban alitas de papel o tela al
cuerpito para que pareciera un “angelito” y en ocasiones se prestaba el cuerpito
para llevarlo a otra casa y pedirle un milagro. A veces, este tipo de ceremonias
fúnebres tradicional, era acompañada de cantos y danzas. “Desde la entrada se
6. alcanzaba a ver el cadáver del niño puesto sobre la mesa del humilde comedor;
y la gente comiendo empanadas a su alrededor” (Rivero, 2016, capitulo 1).
Las mujeres y sobre todo las maestras debían cumplir con una vestimenta
a veces un poco incómoda: dos enaguas, vestidos hasta los tobillos que no
fueran de color llamativo; respetar el luto con varios años llevando el negro en
una túnica y velo sobre el rostro, etc.
También era tradición festejar las fechas patrias con mucho fervor, La
bandera nacional embellecía el lugar y se entonaban canciones patrióticas, se
servían pastelitos y chocolate caliente como también escarapelas. “Los
alrededores del cabildo estaban llenos y una gran bandera argentina había sido
desplegada sobre el balcón. Se había dispuesto un palco desde donde el
gobernador daría su discurso y en el que una banda ejecutaba canciones
patrióticas”. (Rivero, 2016, capitulo 8)
Por otra parte, era un clásico de la clase alta, que las mujeres se juntaran
a tomar el té, en esas reuniones ellas hablaban de temas importantes, daban sus
opiniones y se ponían al tanto de los pasos del gobierno y de la iglesia; no todas
estaban a favor de ella, y apoyaban a las maestras en su trabajo, ellas formaban
parte de los liberales.
Por otro lado, era muy común en esta época que la fiebre amarilla y la
epidemia del cólera azotaran a Córdoba y al país, esto causaba que la gente
abandonara la ciudad para instalarse en el campo; la cantidad de muertos era
numerosa, sobre todo entre las clases más bajas, el carrero mortuorio pasaba
todas las noches por la ciudad a recoger los cadáveres para evitar un mayor
contagio. “El cólera no perdonaba”. “Casi no quedaba gente en la zona y la poca
que había no se arriesgaba a entrar en una casa infectada y desconocida”
(Rivero,2016, capitulo 11).
Respecto al rol de mujer, hasta fines del siglo XIX, la sociedad cordobesa
consideraba que las mujeres tenían una única función social: atender a sus
familias y ser madres. Recién a comienzos del siglo XX, las mujeres cordobesas
comienzan a integrarse plenamente al mercado laboral.
7. Así es como la educación ocupaba el tercer puesto en importancia de las
actividades ejercidas por las mujeres. Las maestras se incorporaban muy
jóvenes a la actividad docente, la cual fue fomentada por el Estado provincial
para mejorar las condiciones de vida de las mujeres y para reproducir el ideal
maternal que se les demandaba.
Las condiciones de trabajo dejaban mucho que desear, éste era excesivo,
de jornadas muy largas que perjudicaban la salud de las trabajadoras y su paga
era muy baja. Muchas veces trabajaba a la par del hombre o más que él y así
mismo su remuneración era menor. Lo que derivaba que muchas de ellas al estar
endeudadas y empobrecidas acudieran a otros trabajos como la prostitución
para poder salir adelante.
Cuando la mujer se fue insertando en el mundo del trabajo fue
consolidándose, y la lucha por sus derechos creció; aunque muchas veces, la
historia vuelve invisible las batallas de ellas para su reconocimiento. En la novela,
mercedes acude a la invitación del Gobernador, quería hablar con ella.
“Realmente Sarmiento había logrado sacar a las mujeres del pequeño mundo
familiar e introducirlas en el universo laboral” (Rivero, 2016, capitulo 13).
La novela “Mujer y maestra en un mundo de hombres” es una historia de
ficción que se nutre de la historia de nuestro país y del mundo. Muchas cosas
pasaron para que la educación gratuita, gradual, obligatoria y laica llegue a
todos nosotros. La política, la economía, la sociedad y sobre todo la mujer
tuvieron que soportar los vaivenes de la época, las injusticias y las luchas.
Pese a todos los acontecimientos, el 30 de agosto de 1887, egresa,
orgullosa, del colegio normal cordobés, la primera promoción de maestras.