1. CIUDADES PARA UN PEQUEÑO PLANETA
CAPITULO 3 CIUDADES SOSTENIBLES
La arquitectura nació de la necesidad de refugio para el hombre, y pronto se
convirtió en expresión fundamental de su capacidad tecnológica y de sus
objetivos espirituales y sociales.
Actualmente la construcción se acomete casi exclusivamente por el provecho
económico, los nuevos edificios conciben como poco más que instalaciones
financieras, un dato más en las hojas de balance económico, y es esta
búsqueda del beneficio lo que determina su forma. Las técnicas industriales y
formas nuevas que ofrecían libertad creativa y una perspectiva de mejoras
sociales que usaban los pioneros del movimiento moderno como Frank Lloyd
Wright, Le Courbusier entre otros, ahora se aplican con un solo objetivo hacer
dinero.
Pero la realidad de un edificio no se reduce a ser una mera instalación, pues
constituye el trasfondo de nuestras vidas en las ciudades, de este modo la
profesión debe igualmente definir una instancia ética al respecto. La demanda
de una arquitectura que contribuya a la sostenibilidad medioambiental y social
debe hacerse sentir sobre los arquitectos, por cuanto su responsabilidad va
más allá de los límites de un encargo determinado. Las ciudades representan
un compromiso entre los derechos particulares y las responsabilidades
públicas.
La versatilidad en los espacios, de este modo los edificios que resulten
susceptibles de modificaciones tendrán una vida útil más prolongada y serán
más eficientes en el uso de sus recursos, no obstante proyectar flexibilidad de
uso supone que la arquitectura, inevitablemente se aleje de las formas fijas y
perfectas.
El consumo de energía, cambiar nuestras tecnologías y nuestras expectativas
pude reducir enormemente el consumo de energía de los edificios, y aplicado a
nivel mundial reduciríamos en una cuarta parte el consumo energético global,
los arquitectos empiezan a confiar menos en soluciones tecnológicas activas
de alto consumo energético y comienzan a explorar tecnologías pasivas que
utilizan energías renovables extraídas de recursos naturales tales como
plantas, viento sol, tierra y agua.
El futuro está aquí, pero su impacto sobre la arquitectura solo está empezando,
en la medida en que nuestros edificios vuelvan a aceptar los ciclos de la
naturaleza, la arquitectura volverá a sus autenticas raíces.