El documento describe el rol cambiante del maestro en la sociedad del siglo XXI y cómo Finlandia ha tenido éxito al enfocarse en la educación. Finlandia invierte en la formación de maestros, requiriendo altas calificaciones académicas y ofreciendo buenos salarios. Como resultado, Finlandia ahora tiene la mejor educación del mundo y una próspera sociedad. Para tener éxito, la educación requiere la cooperación de maestros bien preparados, familias comprometidas y el apoyo del gobierno.
El rol social del maestro en la sociedad del siglo xxi
1. El rol social del maestro en la sociedad del siglo XXI
El rol del maestro ha variado incesantemente a lo largo de la historia en función de
cómo ha ido evolucionando la sociedad. Basta pensar en qué podía hacer un maestro en
una sociedad rural, en una sociedad industrial o en el momento actual en que la
tecnología se encuentra por todas partes.
La sociedad de hoy es muy compleja y, dentro de la enorme variedad de elementos
culturales, geográficos y económicos que la conforman, una de las características que la
definen es el uso generalizado de las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TICs) que se han enseñoreado del mundo y que exigen de todos los ciudadanos nuevas
competencias sociales y profesionales, con lo que el rol del maestro-educador adquiere
nuevas y notables dimensiones.
Asistimos a una etapa de cambio en la que para muchos el futuro se presenta incierto.
Las demandas de la sociedad y de los individuos se modifican, aparecen nuevas reglas
de juego y se exige una acomodación rápida de quienes se ocupan del ámbito de la
enseñanza. Los maestros, como protagonistas del sistema educativo, se ven inmersos en
procesos de reforma y transformación. No son ellos solos los que deben protagonizar
esa adaptación a los nuevos tiempos, porque el ámbito educativo incluye a las familias y
a la sociedad, pero lo cierto es que la educación solo cambiará y se perfeccionará si
ellos lo hacen.
El status de maestro
La sociedad confía en los profesionales de cuya solvencia depende. Así los ciudadanos
tienen en alta consideración a los médicos, por ejemplo, porque los ven preparados para
las funciones que deben realizar, confían en ellos y están de acuerdo en que su
valoración económica y social sea alta.
Sin embargo, los maestros y profesores no gozan de ese mismo aprecio, al menos en
muchos países, lo que hace que su actividad no tenga los resultados que se podrían
esperar de la función que la sociedad les encomienda. Todo parte de su formación, de lo
que la comunidad espera de ellos y de para qué los prepara.
La etapa más trascendental en la formación y educación de las personas es la que va
desde la infancia a la pre-adolescencia, alrededor de los doce o trece años. En esta etapa
el mejor legado que puede hacer un maestro a sus alumnos no es transmitirles lo que él
sabe, sino enseñarles a que aprendan, proporcionándoles actividades y retos que sean
2. capaces de superar. Pero con frecuencia la actividad escolar más frecuente es la simple
memorización de conceptos.
La tarea educacional es la más importante para una comunidad y en ella deberían
volcarse las iniciativas, recursos y planteamientos que hagan viable un futuro mejor.
Invertir en la formación de los maestros y profesores es la condición sine qua non para
garantizar la buena marcha de una sociedad.
Que la formación de los maestros es la pieza clave en el proceso educativo lo pone en
evidencia un país que se ha convertido en la demostración más palmaria de esta teoría.
Es el caso de Finlandia. Este pequeño estado se encontró después de la última Guerra
Mundial dependiendo del sector agrario con una población activa completamente
estancada. Pero optó por cambiar de rumbo y enfocar su desarrollo económico partiendo
de la ampliación del conocimiento.
Las familias finlandesas decidieron que la educación pasara a ser su objetivo más
importante, ofreciendo el mismo sistema educativo para todos los alumnos, sin importar
su origen, raza o religión. Los niños comienzan allí la escolaridad cuando cumplen siete
años, pero adquieren la mayor parte de sus habilidades sociales durante la edad
preescolar. Son estimulados desde muy pequeños para ser personas prácticas con
actividades que les obligan a discurrir soluciones para los problemas con que se van a
encontrar. La educación es gratuita desde preescolar hasta la universidad e incluye las
clases, comedor, libros y material escolar, aunque, si alguien lo pierde, está obligado a
pagárselo.
Pero la base principal del triunfo del método de enseñanza finés radica
fundamentalmente en cómo se prepara al profesorado. Sólo pueden optar a ser
profesores los estudiantes universitarios que alcanzan un promedio de excelente en su
curriculum académico. Son los mejores. Tienen que superar un grado de cuatro cursos y
realizar después un máster de especialización. Luego disfrutan de un buen sueldo y
están muy bien considerados por la sociedad.
La familia está también muy bien concienciada: los padres tienen la convicción de que
son los primeros responsables de la educación de sus hijos que se complementa luego
en la escuela. La acción educativa se realiza así de forma conjunta entre la familia y la
escuela.
Sólo unas décadas después de decidir ese objetivo Finlandia se ha convertido en el país
que dispone de la mejor educación del mundo y, como consecuencia, en una sociedad
próspera en todos los ámbitos.
3. Educación completa
Cuando se produce esta sintonía de ideales y objetivos entre padres y profesores, dentro
de una normativa gubernativa que la patrocine, el profesor puede desarrollar
perfectamente su rol de maestro inculcando a sus pupilos unos valores que van a ser
recibidos con respeto y aceptados por venir de quien vienen.
Así se les enseña a respetar los puntos de vista individuales, se fomenta el diálogo como
fórmula de conocimiento y comprensión, se resaltan los valores de las personas y de las
culturas a través del trato. Se les estimula para que sean capaces de responder y
participar activamente en la transformación de la sociedad en la que viven y se
desarrollan, superando los desequilibrios y discriminaciones injustas, poniendo las
bases de una sociedad en la que deben desaparecer las desigualdades de género y en la
que se podrá convivir sin estigmas injustos y crueles.
Las nuevas tecnologías están abriendo perspectivas inéditas en el ámbito de la
educación y la enseñanza y lo primero que hace falta para que sean efectivas es que se
administren bajo las orientaciones eficaces de los maestros, una de las competencias que
hoy corresponden a estos profesionales. Cierto que es imprescindible disponer de los
aparatos electrónicos modernos con los que los niños están cada vez más familiarizados,
pero no lo es menos que es necesario saber orientar su uso hacia actividades que
resulten formativas y enriquecedoras.
Se constata que los niños adquieren notables destrezas en el uso de las consolas,
teléfonos y demás aparatos electrónicos que el mercado pone constantemente a su
disposición, pero sólo los buenos maestros y los auténticos educadores los capacitan
para sacar provecho adecuado, razonable y constructivo de los mismos porque
normalmente se utilizan simplemente para mantenerlos entretenidos.
Cuando se habla de la necesidad de formar y educar bien a los niños inmediatamente
nos volvemos a mirar a los maestros. Está claro que ésta es su competencia, pero no
exclusiva. La familia y la sociedad son también responsables solidarios de esta enorme
y monumental tarea que toda sociedad que desee un futuro mejor tiene que plantearse
uniendo todas las fuerzas.
Es cierto que la complejidad de la situación actual, sobre todo en el ámbito económico,
está forzando a todos los países a tomar decisiones imaginativas y eficaces. Pero, si se
desea actuar de forma razonable, está claro que el funcionamiento óptimo de los
sistemas educativos se tiene que convertir en una prioridad de cualquier Estado para
4. garantizar la preparación de unos ciudadanos que tendrán que vivir y sobrevivir en
sociedades cada vez más complejas. Esto se empezará a lograr cuando, como ocurre en
Finlandia, los maestros y profesores se encuentren entre los profesionales mejor
preparados, valorados y responsables del país.
José Luis Riva
Licenciado en Ciencias de la Educación
Doctor en Ciencias de la Información