Investigaciones en curso por maniobras con recetas falsas de insulina y tiras...
Los medios de comunicación
1. Los medios de comunicación: ilusiones de verdad<br />Por Paloma Botero<br />Hoy por hoy los medios de comunicación son galerías de estilos, vitrinas de cuerpos hiperestesiados, almacenes de ilusiones. Escenarios dedicados al espectáculo de su propia humanidad, lugares dedicados a la farándula del morbo y especializados en el escarnio a la oposición. <br />Los medios de comunicación cada día pierden más su noción de mediadores de la verdad y se transforman en aparatos privados, enajenados y olvidados de esas realidades polisémicas que transitan por las calles. Lugares con apariencia de cárceles de alta seguridad, que más que proteger la verdad y velar por los intereses colectivos. Están más ocupados protegiendo intereses privados de cemento o lo que es peor tierras hurtadas. <br />Pero como sí acaso se tratara de la más escalofriante historia de terror jamás contada o acaso estuviésemos transitando por las calles de Macondo en compañía de ese ambiguo personaje llamado Rebeca Buendía cuyo equipaje constaba sencillamente de una bolsita en, la cual, cargaba los huesos de sus padres y que al ser abierta difuminaba la enfermedad del insomnio que como efecto colateral genera olvido. Nuestra sociedad se sumergió en la más tenebrosa de las epidemias. La leteomasis.<br />La leteomasis es definida como una enfermedad social, que deteriora altera y difumina la memoria de la solitaria población. De esa población ensoñadora y mítica que asiste a su propia enajenación y acude a quien habilidosamente la engaña, con un descaro sorprendente, con una facilidad asombrosa. <br />Los medios de comunicación salvo contadas excepciones están siendo muy parciales y sus apreciaciones poco sensibles. Se han convertido en una galería pornomiserica, frívola y superflua que no hace análisis profundos de los asuntos y se olvida de la pluridimensionalidad del haber humano. En el marco de un mundo convulsionado, triste y asustado al vislumbrar su propia barbarie.<br />