1. Universidad Central Paloma Botero<br />Facultad de Comunicación Lynn Castaño<br />Razón Sensible Diana Cruz<br /> Lola Muñoz<br />Lorena Rodríguez <br />La posmodernidad como un replanteamiento del yo<br />Michael Maffesoli es un sociólogo francés. Conocido por sus análisis acerca del imaginario, la posmodernidad, la tribu urbana, entre otros. Vive actualmente y es considerado como uno de los padres de la sociología de lo cotidiano. <br />La modernidad como un programa cultural, social, económico y político se tambalea y con ella el imperio de la razón, se tambalean las costumbres, los moralismos, las ideas sobre las que se edificó, que posteriormente se transformarían en leyes incuestionables. La modernidad cae en el escenario de un mundo convulsionado protagonizado por un hombre- máquina, deshumanizado, olvidado de su entorno, lejano, esquivo, asustadizo que huye a esconderse de sí mismo en la desesperación de lo desconocido, de lo incierto.<br />Este hombre desesperado, ausente y extraño desconoce el mundo que habita entonces su única estrategia consiste en aferrarse con toda sus fuerzas a la comodidad de lo establecido, de lo cierto, de los patrones que antes alguien ha fijado, ha delimitado, porque lo conocido es siempre lo más viable pues dice: “Es fácil, en efecto, ceder ante las facilidades mediáticas, o tomar en consideración construcciones teóricas de las que ya se conoce límites”<br />Pero el problema de lo conocido es que tiene caducidad y ciertamente comienza a envejecer. Las ideas sobre las que el mundo se sentó durante alrededor de 6 (seis) siglos comienzan a olvidarse y como consecuencia la seguridad comienza a desquebrajarse. Es entonces cuando llega el momento de usar la sabiduría popular que es de naturaleza relativista; La sabiduría relativista consiste en tomar en consideración todas las opiniones para así generar un saber relativo. Un saber que difícilmente caduca porque la seguridad desaparece.<br />El deber va perdiendo sentido porque las costumbres pierden su equilibrio. Es entonces cuando los fenómenos sociales cobran importancia en la necesidad de un entendimiento propio. El moralismo pierde sentido y se labra una sensibilidad fuerte que comprende la importancia de cada cosa como parte de la composición de un mundo en transición. La importancia por ejemplo del caos como un fenómeno social propio de un mundo en gestación y sin un punto de referencia claro. <br />Surge la necesidad de remover los escombros que quedan, de romper con los moralismos y costumbrismos que aunque envejecidos superviven, de destrozar esas teorías obsoletas que se preservan y crear teorías nuevas, es el momento de deslindar el saber del poder para así elaborar un saber social, ocupado en la sociedad y en su fuerza. potenciar el imaginario que lleva a caminos inciertos, a sabidurías únicas, y múltiples al mismo tiempo, a estar cerca de lo sensible, de lo humano, de lo emocional, se referencia en todos los ámbitos y se manifiesta muchas veces con la metáfora, el equilibrio entre el intelecto y el afecto. Es en este punto cuando aparece la paradoja como un método científico; un saber científico sustentado desde el escepticismo. <br />La paradoja aparece como un método científico de naturaleza escéptica dado que consiste precisamente en cuestionar constantemente nuestro alrededor con el objeto de generar preguntas, sí se quiere un saber mayéutico, sustentado desde la constante incertidumbre por el exterior, por el proceder, por la situación, por el todo. Aún cuando no siempre quien pregunta es bienvenido, frecuentemente quien cuestiona se interpreta como una persona poco diplomática. En el escenario de un mundo acostumbrado a dictadores es complicada la paradoja porque la mayoría están en la comodidad de la obediencia en una lógica de esclavos. <br />La idea de conocimiento se transforma porque ahora tiene la misión de trascender lo establecido, de liberarse, de buscar nuevos horizontes. Es el momento del hombre, de desplegar todo su talento creativo, toda su razón social, toda su pluridimensionalidad en la construcción del nuevo mundo de manera conjunta, de aliarse con las regiones y crear saberes comunes, de salir del encierro de la cotidianidad y llevar al extremo los sentidos, de innovar en terrenos desconocidos del pensamiento, y así atreverse a conocer nuevos senderos de la ciencia, desmitificar lo que por siglos se supo verdad.<br />“Conviene elaborar un saber dionisíaco que este lo más cerca posible de su objeto. Un saber capaz de integrar el caos, o al menos de concederle el lugar que le corresponde”. <br />