1. Lic. David A Martínez
Psicólogo -Especialista en Psicoterapia Cognitiva
Efectos Psicológicos de la pandemia de COVID-19
La emergencia sanitaria que rige en nuestro país
como consecuencia de la pandemia del
Coronavirus, ha impuesto a la población
drásticos y abruptos cambios en sus hábitos de
vida y en los modos de relacionamiento con
otras personas.
Estos cambios han evidenciado ser una
poderosa fuente de estrés que se manifiesta en
la población adulta bajo la forma de un
incremento de los niveles de ansiedad y de
pesimismo depresógeno respecto del futuro.
Algunas personas desarrollan mecanismos
defensivos de tipo obsesivo tales como temores
irracionales al contagio y la enfermedad, los que
los lleva a desplegar rituales de limpieza,
verificación del estado de salud de los familiares
y amigos, o concurrir a los centros de salud ante
la primera indisposición. La calidad del
descanso y el sueño puede verse afectada por
encierro, al igual que los hábitos alimentarios.
Algunas personas pueden desarrollar formas
atenuadas del pánico que los empuja a intentar
huir de los centros urbanos o bien, a realizar
compras desmesuradas de artículos de limpieza
y desinfección, o de alimentos que almacenan
en sus hogares.
El encierro obligado ante un enemigo que es
invisible y de alguna manera omnipresente,
instaura en las personas una sensación de
irrealidad semejante al de las pesadillas.Alejarse
de los espacios conocidos, habituarse a una
rutina cuasi carcelaria de vida y la
desaceleración drástica del ritmo de actividad,
altera el funcionamiento del cuerpo y deja
secuelas en la mente.
Uno de los factores que más estrés provoca es
no saber cuánto tiempo puede durar el encierro
y/o cuán graves pueden ser las consecuencias
sanitarias y económicas. No son pocas las
familias que verán severamente afectada su
supervivencia económica producto de esta
pandemia. Los trabajadores independientes
cuyos ingresos no están asegurados, ni tampoco
cuentan con el soporte de la seguridad social
verán severamente amenazadas sus fuentes de
ingresos.
Proteger la salud mental
En varios países afectados por la pandemia han
implementado servicios de asesoramiento
psicológico accesibles a través de internet. En
nuestro país es una práctica poco extendida e
incluso desconocida por la población, aún
cuando existe la infraestructura de
comunicaciones para implementarla de manera
relativamente sencilla. No solo las personas
afectadas por la cuarentena se verían
beneficiadas, sino también todos aquellos
profesionales de la salud que en este momento
están trabajando al límite de sus capacidades.
El Gobierno Provincial podría convocar a través
de las agrupaciones profesionales
correspondientes a psiquiatras y psicólogos
para que brinden asesoramiento por medios
electrónicos de videoconferencia o
videollamada.
Recomendaciones salugénicas
Lo primero es comprender que vivimos un
acontecimiento sin precedentes por su alcance
y consecuencias a escala mundial. Es muy
probable que este fenómeno biológico-social
cambie la configuración del mundo en distintos
planos: en lo económico, en el de las políticas
públicas en salud y los hábitos sanitarios de las
personas, en los modos de relacionamiento
social y en la vulnerabilidad autopercibida delos
individuos. Ante la inconmensurabilidad de un
2. cambio, es recomendable mantener ordenado
el propio universo de vida.Establecer rutinas de
horarios y actividades, individuales y familiares
que puedan llevarse a cabo dentro de las
restricciones actuales de movilidad y contacto.
No aislarse psicológicamente manteniendo
contacto por los medios adecuados con las
personas que forman parte de la red de afectos.
Mantenerse informado es importante, pero
dejarse inundar con los reportes minuto a
minuto de las agencias noticiosas puede ser una
fuente de estrés. Este es un buen momento
para explorar, reflexionar y cultivar algunos
hábitos menos vertiginosos a los que estamos
acostumbrados. Comprender la gravedad de la
situación no implica necesariamente renunciar
al buen humor, ni en tener una mirada optimista
respecto de nuestro futuro. Una actitud
resiliente puede marcar una diferencia
importante en la calidad de vida. Las crisis son
oportunidades para el cambio, para revisar
nuestros sistemas de interpretación de la
realidad y de ensayar soluciones nuevas.