1. Pedro el Astronauta
José Acevedo Jiménez
La historia que les voy a contar, en verdad sucedió, aunque en un tiempo
distinto al nuestro, tiempo que para nosotros es futuro, pero que en
realidad ya es pasado.
El pasado lunes, la maestra titular del séptimo grado de la escuela
elemental, Mamá Tingo, decidió hacer un ejercicio un tanto diferente para
motivar a sus alumnos.
a ver jovencitos, hoy quiero que hagamos algo distinto. Cada uno de
ustedes le dirá al resto de la clase lo que desea ser cuando sea
mayor…empecemos por el primero en la lista, a ver Pedro, ¿Qué quieres
ser cuando seas grande?
cuando sea grande, seré como mi padre…construiré caminos y puentes,
por los cuales muchos transitaran.
bien Pedro, de seguro serás un gran ingeniero…sigamos, haber tú María,
¿Qué quieres ser cuando seas grande?
yo seré doctora, y curaré a muchos enfermos como mi abuelita, que está
muy enferma y no tiene dinero para ir al médico.
Así uno por uno, los jóvenes comentaban lo que deseaban ser, hasta
llegar a mencionar una amplia lista de profesiones, que: ingeniero,
abogado, secretaria, enfermero, arquitecta, en fin todas las profesiones
comunes conocidas. in embargo las aguas salieron de su cauce al tocarle
el turno a uan A ver uan, que quieres ser cuando seas grande
Preguntó la maestra.
cuando sea grande quiero ser astronauta y ser el primero de mi país en
visitar la luna.
2. a a a a ri a carca adas arlos eres un tonto, todos saben que no
hay astronautas en anto Domingo, a a a…que tonto
a burla de arlos pronto se esparci por el sal n, orden, orden est
mal que se burlen de un compa ero, todos tenemos derecho a so ar
Dijo la maestra.
El tiempo pasó y llegó el día en que Juan debía matricularse en la
universidad.
Pasados algunos años, a duras penas pudo conseguir su diploma, se
convirtió en un profesional mediocre y como si esto no fuese suficiente,
aquel cuerpo atlético que siempre lo había caracterizado, se había
deformado.
Cierto día al llegar del trabajo, Juan se tiró en su viejo sillón y encendió el
televisor, sus músculos antes fornidos, ahora le pedían descanso, como le
pasa a todos aquellos que viven una vida sedentaria. Después de un rato,
cuando ya sentía el peso del sueño en sus pestañas, fue avivado por un
boletín de último minuto, joven dominicano ha sido seleccionado por la
NASA junto a otros dos astronautas para realizar una misión que pondrá
nuevamente los pies del hombre sobre el satélite natural de la tierra…mas
detalles esta noche a las once.
Juan no podía creer lo que había escuchado, simplemente no podía ser
posible, sus sentidos le habían traicionado.
no puede ser posible, los dominicanos no van a la luna, seguramente me
quedé medio dormido y escuché mal, ¡si eso fue!...de todas formas para
estar seguro voy a esperar a las once para ver las noticias.
Juan no acostumbraba a ver los noticiarios, sin embargo para salir de
dudas le era imperativo ver las noticias que se transmitían por uno de los
canales locales a las once.
Llegada la hora, Juan se acomodó nuevamente en su sillón, no tuvo que
esperar mucho para confirmar la noticia que efectivamente aparecía en los
titulares.
3. Pedro Acosta Martínez se convertirá en el primer dominicano en pisar la
luna, según portavoces de la NASA, el astronauta dominicano Pedro
Acosta y otros dos astronautas, serán los primeros humanos en regresar a
la luna después de que…
Pedro costa, Pedro costa aquel nombre retumbaba en la mente de
uan, Pedro costa, Pedro costa, decía en vo alta ¿ u l era el
apellido de aquel Pedro se preguntaba.
No sé si fue simple coincidencia o una manifestación del destino, pero el
27 de febrero del año siguiente, tres astronautas, entre ellos un
dominicano, se paseaban nuevamente por la luna. Tres meses después de
aquel histórico acontecimiento, Pedro Acosta regresaba a su natal
Quisqueya. En su honor se había preparado un gran desfile para que todo
dominicano tuviese el honor de conocer a quien tan alto había encumbrado
la bandera tricolor.
Todos querían asistir al desfile, Juan incluido. Nunca antes en la historia
de la república, se habían conglomerado tantas personas para recibir a
uno de sus hijos.
Aunque deseaba acercarse a Pedro, parecía una tarea imposible para
Juan llegar hasta donde se encontraba el astronauta, así que desistió y se
marchó sin más ni nada.
Un día cuando Juan menos lo esperaba, le llegó una invitación. La maestra
de séptimo grado, convocó a todos sus ex alumnos de aquella generación,
a la cual Juan pertenecía.
Todos, si que faltase uno, asistieron a la junta. Claro que el foco de
atención lo era Pedro Acosta, y la otra cara de la moneda, estaba
representada por Juan, quien se mantenía al margen, como si estuviera
fuera de lugar; cosa fácil de entender al ver la gran lista de éxitos
cosechados por sus compañeros.
Como se ha señalado, el gran foco de atención era Pedro Acosta, y
naturalmente, no faltaron las preguntas sobre su travesía en la luna. Todos
4. los presentes habían rodeado a Pedro para que le contase sus vivencias,
fue en ese momento que Juan dejó su aislamiento y se integró al grupo.
Pedro, pero ha algo que no entiendo interrumpió Juan.
¿Qué es lo que no entiendes, Juan?
Cuando la maestra nos preguntó que deseábamos ser cuando fuésemos
mayores, tú dijiste que querías ser ingeniero como tu padre.
Jamás mencioné que quería ser ingeniero, dije que quería ser como mi
padre, un hombre que alcanzó el éxito en todos los ámbitos de la vida.
Pero también dijiste que construirías caminos y puentes, haciendo
referencia a la ingeniería.
No Juan, al igual que tú, siempre quise ser astronauta, cuando dije que
construiría caminos y puentes, me refería a que abriría las puertas a otros
para que se atrevieran a perseguir sus sueños y nunca rendirse sin
importar el pensar de los demás.
Fin