Las comunidades eas y el legado de antonio hortelano

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LAS PEQUEÑAS COMUNIDADES Y EL
LEGADO DE ANTONIO HORTELANO
COMUNIDADES CRISTIANAS COMPROMETIDAS EAS DE
COLOMBIA

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Enrique Posada Restrepo, editor
Primera edición: septiembre de 2017, Medellín, Colombia
Coordinación, presentaciones de los textos y edición: Enrique
Posada Restrepo
Textos: Antonio Hortelano, Enrique Posada, Antonio Correa,
Comunidad de la Alegría, Comunidad Constructores de Vida,
Verónica Naranjo, Mauricio Peláez.
Fotografías recopiladas por Enrique Posada
Retrato de Antonio Hortelano: Juan Fernando Mesa
Poemas y dibujos: Enrique Posada
INTRODUCCIÓN
Como contribución de las comunidades EAS de Colombia en este año en el
cual se realiza el Encuentro Internacional de Coordinadores en el Kibbutz
de Querétaro en México, hemos querido hacer una recopilación de diversos
escritos y fotografías del fundador mayor de los EAS, el padre Antonio
Hortelano.
Queremos contribuir, de alguna manera, a que el legado de Antonio
permanezca en el tiempo, como un testimonio vivo, convincente, así como
lo fue cuando venía, anualmente, a Colombia, a dar una vuelta, a
dedicarnos un cariñoso vistazo que siempre vitalizaba y motivaba a las
comunidades de Colombia.
Adicionalmente queremos reflexionar sobre el estado actual de las
comunidades en el mundo, especialmente las de Colombia. Para ello se
presenta el resultado de un sondeo de opinión, una obra teatral que intenta
traer a Antonio Hortelano de nuevo a la vida y diversas reflexiones de
personas y de comunidades de Colombia, con propuestas concretas para
una mejor marcha y un mejor futuro para las comunidades.

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Antonio Hortelano susurra en mis oídos
Apareció en nuestras vidas un sembrador,
Hortelano de nombre y de costumbres,
quien dejó plantada la semilla del amor,
amor gratis, a fondo perdido, que perdure.
Nos explicó en palabras sencillas la hermosura,
y la vital maravilla de la pequeña comunidad.
Nos atrajo a su magia con su visión profunda,
y nos iluminó con el sueño de la amistad de verdad.
Este hombre de hierro, de hablar y actuar incansable,
nunca cesó de crear, soñando nuevas utopías,
ideas eternas, soluciones desafiantes y más grandes
que la mediocre media que atrapa nuestras vidas.
Ahora se ha marchado para seguir creando,
con la sonrisa en los labios, hacia el infinito,
alegre cosechando lo que bien ha sembrado,
como buen hortelano ha cumplido su destino.
Al partir, ha susurrado unas palabras a mi oído,
que con gesto agradecido registro por escrito:
Lee y escribe, comparte con el otro en alegre amistad;
crea y sueña, haz proyectos, inventa mundos nuevos,
da y comparte en forma creciente, hasta el final;
reúnete con otros y deja que Dios esté en el centro.

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NUESTRO ANTONIO HORTELANO
¿Qué se puede decir del hombre que ha trabajado en forma
constante e imparable con una voluntad de hierro puesta al servicio
de los demás? ¿Qué podemos agregar sobre este ser de creatividad
constante, fuente inagotable de buenas ideas, experto en aportar
soluciones y en generar visiones? ¿Qué añadir sobre el escritor
fecundo? ¿Cómo resaltar debidamente al fundador de nuestras
comunidades? ¿Qué decir del amigo de tantos años?
Todo, todo se puede decir y será poco. Que no nos quedemos sin
resaltar su tarea, aunque ya no está vivo y alerta, aunque ya no
puede leer lo que escribamos y sentir nuestro cariño y admiración
reflejado en cada sencilla palabra.
Bajo su inspiración nacieron los EAS. Los EAS, esa semilla de vida
que tiene el secreto de la convivencia humana, el que nadie ha
sabido encontrar todavía: la amistad para siempre, pase lo que pase,
en ambiente de pequeña comunidad que comparte la vida. Bajo su
inspiración tendremos que llevar esa semilla por el mundo, ya que
apenas si brota tímidamente en nosotros.
Es el inventor de la idea de los Proyectos Sociales fuertes como
expresión de la fuerza de la vida comunitaria. Esta idea la reflejó en
su utopía personal, a la cual se entregó en alma y cuerpo: El kibutz
cristiano de Querétaro. Nosotros tendremos que sentir la idea de los
proyectos sociales fuertes como algo real, como algo que vale la
pena, como nuestra propia utopía.
Es el inventor de la idea de la Comunidad Geográfica, en la cual se
comparte la vida y los bienes en pequeña comunidad. Por esa idea
gigante ha comprometido su prestigio, sus recursos, su tiempo.
Permanece todavía como utopía ensayada a medias. ¿Será posible
que seamos capaces de vivirla a plenitud? Quizás no, pero el
concepto esencial de compartirlo todo queda como idea vital en
nuestras mentes.

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Es el itinerante vital, el viajero incansable, que inspiró la idea de que
EAS sea internacional, una red de amigos universal. Mucho antes
de que existieran las redes cibernéticas, ya sembró una red de
amistad por todos los países que visitó, en forma de pequeñas
comunidades que aún funcionan, sea en pequeño o en grande. Fue
el pionero del trabajo itinerante creativo, en frío, basado en la fuerza
interior, en la palabra, en el mensaje, en la eucaristía íntima de
pequeña comunidad, en la confianza certera en las personas y en
Dios. Corresponde a nosotros seguir su huella itinerante y
superarla.
Ha sido el pastor viajero, que luego de la siembra ha estado atento
al crecimiento de las comunidades, siempre alerta e interesado. En
lo posible, con visitas anuales, dejando en cada lugar energía
renovada, siembras fértiles y marcas para superar.
Ha sido el inspirador y en muchos sentidos, el creador de una
estructura para los EAS, que concilia la fuerza individual con el
compartir creativo. Naturalmente que las cosas irán cambiando con
el tiempo y con las nuevas realidades, pero los fundamentos del
ideario y los grupos de trabajo inicialmente concebidos tienen una
fuerza duradera y trascendente. Corresponde al liderazgo actual
velar por la permanencia y el crecimiento de las comunidades.
Ha sido el líder atento y creativo, difundiendo los conceptos de la
creatividad como actitud natural del cristiano comprometido; del
papel esencial de los laicos, de la necesidad de tener una
cosmovisión amplia y profunda; de la importancia de lo esencial
sobre lo accidental; de la mediocridad estadística y sus efectos
perjudiciales sobre la actividad de las personas; del compromiso
público de las personas. Corresponde al liderazgo EAS el no caer
en las trampas de mediocridad y superficialidad que él señaló
muchas veces.
Ha sido el escritor fecundo e incansable, siempre sorprendiendo
con su energía, con su redacción clara, elemental, limpia, para

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todos, pero no por ello menos fundamental. Corresponde a los EAS
continuar con esa tradición literaria y divulgativa.
Ha sido ejemplo de recursividad para levantar fondos, para
financiar ideas, para los proyectos, para lograr que otros se apunten
a las ideas con su respaldo y participación. Corresponde a nosotros
superar los miedos y la parálisis creativa para hacer proyectos de
alcance como los suyos. Ha sido continuo tema de conversación,
siempre de ejemplo, de vida, de entrega, de liderazgo, de
creatividad y de inspiración, algunas veces de fecunda
contradicción, entre los EAS locales. Ha sido un impulsador de la
idea de trabajar con jóvenes y se ha comprometido con ella en
muchas formas, dejando su huella en un grupo notable de personas
jóvenes que vieron sus vidas inspiradas por él a través de varios
eventos que nos quedan como mitos reales que de alguna forma nos
deben inspirar. Corresponde a todos los que sintieron su encanto
florecer en los jardines de la pequeña comunidad.
Un hombre así de entregado es nuestro orgullo, nuestro desafío. En
nosotros está no quedarnos en la admiración, sino superar al
maestro y extender su idea pionera de la pequeña comunidad EAS
por todo el mundo.
Le decimos a nuestro Antonio Hortelano que lo apreciamos, lo
admiramos, lo acompañamos desde la tierra, le agradecemos todo,
que estamos seguros de que el Señor lo tiene en su Gloria.

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DESPEDIDA DE ANTONIO
Antes de morir, Antonio grabó un video y dejó esta comunicación:
Quiero aprovechar esta reunión para, en primer lugar, dar las
gracias, muchas gracias a DIOS. Dios es un Dios personal, es un
superalguien. Y a lo largo de mis 88 años ha querido compartir
conmigo y ahora me espera con los brazos abiertos. Es fantástico...
y yo una pequeñita cosita... Hay en la catedral de Chartres, en la
fachada oeste, un Dios que está dudando si crea el hombre o no lo
crea. Yo me he imaginado siempre allí. Pensó en mi desde toda la
eternidad y dijo: “¿Creo a Antonio o no lo creo? Derecha e
izquierda. Derecha, va a hacer bien, bien, bien...Izquierda, esto va a
hacer mal, mal, mal... ¿Qué hago?”. Se rascó la cabeza.... y
finalmente dijo: “¡Me lanzo!”. Y me ha creado. Es fantástico, para
mí, ahora a mis 88 años, saber que Dios me ha pensado desde toda
la eternidad, que dudó crearme, sí o no, que decidió crearme con
mis luces y mis sombras y que ahora me espera con los brazos
abiertos. Fantástico ¿verdad?
¿Qué más? Voy como un cohete lanzado hacia Dios, impulsado
como el Apolo. En este momento quiero adorar a Dios. Dios es el
totalmente otro, Dios es el totalmente diferente, Dios es el

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totalmente distinto. No podemos ni soñarlo, fantástico. Una
aventura encontrarme con ese Dios que es el totalmente otro. Mi
gratitud hacia Él porque me ha tomado en serio, ha dicho eres una
piltrafa de hombre, pero cuento contigo. Dios ha contado conmigo
para ciertas cosas a pesar de mis sombras. Le pido perdón por todo
lo que he hecho mal a ustedes, al mundo, a la Iglesia. He sido un
pobre pecador. Pero tengo una disponibilidad, ahora total. Le digo:
“Señor, me muero, tengo este cáncer de pulmón; me muero cuando
tú quieras, como tú quieras, donde tú quieras”. Quiero tener una
disponibilidad total.
En segundo lugar, esto me da una oportunidad fantástica. Me
siento misionero, misionerazo, a través de la moral, a través de la
pastoral, a través de las pequeñas comunidades, pero ahora tengo
la oportunidad de hacer una evangelización total. A fondo perdido
y sin beneficios colaterales. Hasta hora tenía éxito: Misas en Félix
Boix, Catedral de Celaya (México), mis actividades en general.
Satisfactorio, hay una recompensa; ahora en cambio mi
evangelización es a fondo perdido, yo no gano nada, no tengo nada
que ganar ni perder.
Quiero dar gracias a Dios, a los EAS, me han llamado de países
diferentes, correos electrónicos, no es un compromiso, son llamadas
de verdad y eso me conmueve. Hay mucha gente que se
muere solo, abandonada, sin que nadie se acuerde de ellos, y yo así,
con tanto cariño.
Quiero dar gracias a mis hermanos Redentoristas, al Padre
Superior, a Avelino, a mi querido Alberto tan disponible siempre,
ya veis que homilía tan preciosa ha hecho hoy, es superinteligente.
Alberto de Mingo para los EAS es un tesoro. Me marcho dejándoles
este tesoro, guárdenlo, mímenlo.
Quiero dar gracias a Pablo Marquina porque desde hace cuarenta
años hemos compartido todo, el Kibbutz y otros proyectos con los
mejicanos, es como un hijo con su padre; el hecho de que haya
venido solo para despedirse de mi me conmueve. Entrañable.

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Quiero dar gracias a Cati Pantoja, cuento con ella para todo, me la
han puesto a mi disposición, sin sus cuidados no sé lo que habría
hecho, es una maravilla.
Le doy gracias al Hospital la Paz, a la Seguridad Social, han hecho
maravillas para conseguirme un final con buena calidad de vida,
han hecho de todo para mí con mucho amor.
¿Cuál es el parte General? Soy sincero, me voy a morir. Miro de cara
a la muerte. Quiero morirme con la sonrisa en los labios y sin
autoengañarme. Lo bueno, tengo la cabeza genial. El cáncer podía
haber acabado con el cerebro y estoy más creativo que nunca,
invento libros cuando me aburro, como de maravilla, disfruto
saboreando las croquetas que me trae Solé con tanto amor, por
ahora no tengo metástasis. Lo malo, tres meses sin dormir. Sin
embargo, hace unos días parece que se ha solucionado este
problema. Soy un fardo, no me puedo mover, me tienen que llevar
como un saco de patatas. Cada vez veo menos, pero La Paz me
envía lectores y luego discutimos lo leído, es una maravilla.
El Hospital La Paz me ha pedido que grabe un video, ya lo he hecho,
lo están montando, para las residencias de la tercera edad,
parroquias, y todos los que quieran. Es el último regalito que les
quiero ofrecer, “Como morir con la sonrisa en los labios pase lo que
pase”.
Muchas gracias y que Dios les bendiga.

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De hierro hasta la muerte
Invencible en su palabra,
fiel a su mensaje,
su mente brillante,
sin dudas y sin pausas.
pensó en sus amigos.
y su corazón tierno y sensible
de profeta creativo
soñando utopías imposibles
se deslizó hacia un último latido
amigo para siempre, pase lo que pase.
Antonio. Caricatura de Enrique Posada

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LA ÚLTIMA CARTA DE ANTONIO HORTELANO
Poco antes de morir, en España, en octubre de 2009, Antonio compartió
con las comunidades una sentida carta en la cual hace un resumen de su
vida, enteramente dedicada a Cristo, al servicio, a la Iglesia, a las
comunidades EAS, al conocimiento y al peregrinaje misionero y profético.
No pierde su esencia Antonio, hasta el último instante es un maestro, está
enseñando, siempre buscando ser testigo comprometido, vital, inagotable.
¡ADIÓS!
Queridos todos:
Cuando recibáis esta última circular mía yo ya no viviré. Pero no
quiero dar el salto trascendental al otro mundo, el verdadero y
definitivo, sin deciros ADIÓS.
Adiós es una de las palabras más bonitas y cargadas de sentido que
existen en castellano y nunca mejor empleada que en esta ocasión.
Adiós quiere decir que cuando recibáis esta circular yo ya estaré con
Dios – así lo creo y lo espero – y vosotros seguiréis aquí caminando
con optimismo y esperanza hacia ese punto final que es Dios y que
da plenamente sentido a todos nuestros proyectos e ideales sobre la
tierra.
Al deciros Adiós por última vez pienso en lo que escribía S. Pablo a
sus entrañables filipenses: “Para mí la vida es Cristo, y la muerte
una ganancia. Pero, si el vivir en la tierra me permite hacer un
trabajo fecundo, no sé qué escoger… Me tientan las dos
posibilidades. Por una parte, deseo irme y estar con Cristo, lo cual
ciertamente es con mucho lo mejor. Mas, por otra parte, si Dios
quiere que me quede todavía un tiempo entre vosotros, estoy
dispuesto a hacerlo para ayudaros en lo que pueda y contribuir a
vuestro gozo y alegría” (Fil. 1, 21–25).
Sé que soy un pobre hombre, que he “metido la pata” con
frecuencia, que podría haber hecho las cosas mucho mejor, pero he
creído siempre firmemente en Dios; sé que es bueno, que me conoce

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a mí, Antonio Hortelano, y que me ama como nadie a fondo
perdido.
No tengo miedo a morirme y me apetece horrores que llegue el
momento de encontrarme con Dios.
Sólo quiero, con este motivo, pedir perdón a quienes les he hecho
sufrir o les he perjudicado en algo. Y quiero que todos sepáis que
os quiero mucho y que en general me he gastado y desgastado
trabajando por los demás y sin pensar en mí mismo. Desde el cielo
os querré más y mejor a todos y, sobre todo, a aquellos a los que no
quiero ahora nombrar, por pudor, con quienes me ha unido una
amistad íntima y entrañable.
A estas alturas, en el momento decisivo y trascendental de dar el
salto al más allá, miro hacia atrás, en mi vida, y me siento obligado
a dar gracias a Dios y a mucha gente que a lo largo de estos años se
ha cruzado en mi camino y a quienes estoy especialmente
agradecido.
Nací en Irún (Guipúzcoa) el 22 de agosto de 1921. Soy consciente de
que los hombres somos muy poca cosa, una mota de polvo perdida
en la inmensidad del cosmos, y que dura apenas un instante como
una efímera cerilla que se apaga en un momento. Pero sé que soy
alguien único e irrepetible, que no ha habido ni habrá otro Antonio
Hortelano en la historia, que Dios me quiere a mí personalmente
como distinto y diferente de los demás.
Y, además, tengo que confesarlo, he disfrutado muchísimo. Es
cierto que mi vida no ha sido fácil. Todo lo contrario. Perdí a mi
padre a los nueve años, me vi separado brutalmente de mi madre y
hermanos, a los quince años, durante la guerra civil española; me
ha tocado vivir en un mundo convulsionado y en una Iglesia en
transición; he pasado hambre durante la postguerra, estuve a
punto, como soldado, de enfrentarme con el ejército de Hitler en
1943, he sido criticado y cuestionado por unos y otros y, por
añadidura, he experimentado en mi propia carne mis fallos y los
fallos de quienes vivían a mi lado.

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Pero, sin embargo, me encanta que Dios me haya dado la
oportunidad de vivir. Y, si tuviese que repetir, lo haría con mucho
gusto. Y estaría dispuesto a hacer fundamentalmente lo que he
hecho. Me gustaría volver a ser español, sacerdote, redentorista,
especialista en moral y promotor de comunidades cristianas
comprometidas. Lo único que no querría repetir es lo que hice mal.
De todo ello pido perdón a Dios y a quienes he ofendido o
molestado.
Mis padres, de origen manchego-valenciano, se habían ido a vivir a
Irún por motivos profesionales. Y allí nací yo. El paisaje vasco me
caló muy hondo en el alma. He sido siempre un hombre de mar y
de montaña, insensible a los catarros y gripes, y, como nací el 22 de
agosto, soy típico Leo: vital, optimista, creativo, cordial, seguro y
con vocación de líder. Esto me ha dado gran capacidad de
adaptarme a cualquier ambiente y me ha permitido tener muchos
amigos y ejercer un papel de dirigente nato, aunque mi seguridad
existencial ha podido caer mal a algunas personas, sobre todo,
compañeros míos, en el campo profesional. Lo lamento.
Cuando tenía siete años mi familia se vino a vivir a Madrid. Mi
padre tenía leucemia y en Madrid había más oportunidades
médicas. Murió a los dos años. Pero nos quedamos en Madrid. A
Irún íbamos sólo los veranos.
La influencia de mi madre en mí fue extraordinaria. Era una mujer
guapísima, inteligente y entrañable, con unas notables dotes de
sociabilidad. No quiso volver a casarse y trabajó activamente en la
Acción Católica y en el partido centrista La Ceda. Hasta que murió
a los 76 años me escribió, siempre, una carta semanal, larga y
minuciosa, y me llegaba a donde estuviera, en cualquier país del
mundo: Italia, Bélgica, Francia, o América.
Hice el bachillerato en los maristas de San José en Madrid. Conservo
de ellos un gratísimo recuerdo. Me enseñaron a estudiar con pasión.
Después, ya sacerdote, me he alegrado mucho de poder devolverles
algo de lo que hicieron por mí con los cursos de actualización moral

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que les he dado en su casa general del ERU en Roma y en otros sitios
del mundo.
Durante mis años de bachillerato pertenecí al grupo de jóvenes de
ACCIÓN CATÓLICA de los Padres Redentoristas de Madrid. Era
un grupo aguerrido y valiente dirigido por el P. Ibarrola, un
sacerdote navarro de gran empuje y extraordinaria disponibilidad.
Así me puse en contacto con los hijos de San Alfonso. Y así llegué a
ser redentorista.
A tomar esa decisión me ayudaron mucho el P. José Machiñena,
provincial de los redentoristas y Don Leonardo Urteaga, mi
confesor y director espiritual durante mis veraneos en Irún.
Le di muchas vueltas a la idea. Y en ningún momento me sentí
manipulado por nadie. Sabía muy bien lo que me jugaba con
aquella decisión. Por un lado, me sonaba la idea de hacerme
arquitecto y de casarme. Pero, por otra parte, pensaba en que la vida
pasa volando y trataba de visualizar qué pensaría, sobre el
particular, en el momento de morirme.
Recuerdo muy bien aquel día. Había ido a Misa a la iglesia de los
Padres pasionistas de Irún. Había hecho un rato de oración después
de comulgar. Desayuné y estudié un rato como todos los días.
Después me fui con mi hermana y un grupo de amigos y amigas a
la playa. Hacía un día espléndido. Detrás quedaba el Jaizquibel y
en frente la playa de Ondarráiz en Francia. Después de bañarme
me eché en una tumbona y entorné los ojos. Estaba negro como el
carbón. Pensé en la hora de la muerte: ¿Qué escojo, me dije, hacer
unas cuantas cosas y un hogar con mujer y tres o cuatro hijos o me
hago sacerdote para lograr que los hombres sean más hombres e
hijos de Dios y me abro a todos sin limitaciones? Y entonces el
posible hogar me pareció pequeño, muy pequeño, y pensé que más
valía trabajar con hombres que hacer cosas. No le di más vueltas al
asunto. Estaba decidido. Me haría sacerdote y redentorista.
Nunca me he arrepentido de la decisión que tomé entonces. Si ahora
tuviera 18 años volvería a repetir mi profesión religiosa y volvería

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a ser sacerdote y redentorista. Sé, mejor que entonces, que cuesta
renunciar a casarse y que no es fácil ser sacerdote en un mundo
secularizado y en una Iglesia al servicio de un mundo pluralista,
pero me ha merecido la pena y la alternativa de casarme y ser
arquitecto me parece mucho menos atractiva e interesante para mí.
Me sentiría ahogado dentro de las cuatro paredes de un hogar
convencional. Necesito un mundo más amplio y más profundo. Y,
como los primeros discípulos de Jesús, tengo la sensación de que,
habiéndolo dejado todo, voy a tener la vida eterna, después de
haber conseguido en la tierra el ciento por uno en casas, amigos e
hijos espirituales, aunque sea con dificultades. En realidad, hay
mucha gente, adultos y jóvenes, que me han querido muchísimo.
A los 18 años entré en el Noviciado de los Padres redentoristas de
Nava del Rey. Antes estuve un tiempo en el monasterio de El
Espino haciendo un curso intensivo de latín. En el Noviciado me
encontré con un maestro excepcional: el P. Rafael Cavero. Era un
hombre entrañable a pesar de su recia corteza de ascetismo. Me
enseñó a tomar conciencia de la importancia de la oración y me
ayudó a endurecerme física y psicológicamente. Tenía miedo de
que fuera un señorito de ciudad, como me decía frecuentemente. Y
lo consiguió. Salí del Noviciado dispuesto a todo. Nada ni nadie ha
sido capaz después de hacerme tambalear en mi vocación, aunque
no me han faltado los problemas y dificultades de todo tipo.
En Astorga estuve seis años para estudiar Filosofía y Teología
institucionales con visitas a la ordenación sacerdotal. Fueron unos
años duros, pero fascinantes. Eran los tiempos del hambre después
de la guerra. Hacía un frío siberiano en la casa. Y, por añadidura,
nos tomábamos muy en serio el curtimiento usando disciplinas y
cilicios sangrientos. Estudiábamos como fieras. Me llamaron la
atención por ello. Para mí no había domingos ni vacaciones. El
estudio se me había convertido en una verdadera obsesión. Me
quería preparar lo mejor posible para ser un día sacerdote en punta.
Durante estos años influyó en mí, muchísimo, el Prefecto P. C.
Zabalza. Era un vasco recio y duro, escueto, de pocas palabras. Me

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exigió muchísimo y me quiso entrañablemente, aunque tenía fama
de seco. Los demás no se lo podían imaginar. Me acusaron ante él
de estudiar demasiado. Me escuchó y después me dijo que no
hiciese caso, pues había que matarse por los demás. Comprendí así,
muy bien, a Marañón cuando decía a sus alumnos: “Como médico
os tengo que decir que no os matéis estudiando, pero guardo mis
secretas simpatías para los que se matan estudiando”.
Siendo Provincial de los redentoristas, años más tarde, me encontré
de nuevo con el P. Zabalza. Era ya muy anciano y le pedí un consejo:
“En realidad, me dijo, no entiendo lo que estás haciendo para
renovar a los redentoristas y a la Iglesia, pero tengo absoluta
confianza en lo que quieres. Ahora te toca a ti – él también había
sido Provincial – Sigue tu camino”.
Entre los profesores que tuve en mis estudios mayores no puedo
menos de recordar a uno, el P. Teodoro Rada, que ejerció sobre mí
una extraordinaria influencia. Era un gran metafísico y poeta al
mismo tiempo. A él le debo mi preocupación por el rigor lógico, que
me ha ayudado siempre a ser muy claro en mis exposiciones.
También le debo el interés por lo poético. Me inició en la literatura
moderna de un modo fascinante y especialmente en dos autores
para mí decisivos: Azorín y Ortega. Con Azorín aprendí el discreto
encanto de la frase corta e incisiva. Y de Ortega la idea básica de
que el más profundo de los discursos, filosófico o teológico, es
compatible con el primor de lo metafórico, porque la metáfora es al
concepto lo que la caña al brazo del pescador.
Un acontecimiento en mis años de estudios teológicos
institucionales fue lo que llamamos “Academia de Misiones S.
Alfonso”. La fundamos entre unos cuantos amigos bajo los
auspicios del P. Angel Luis. Fui su primer presidente. El fin de la
Academia consistía en profundizar en nosotros la vocación
misionera siguiendo el ejemplo de S. Alfonso para quien todo,
incluida la Teología Moral, tenía una dimensión misionera.
Estudiamos con pasión todo lo que se refería a lo misional, hicimos
exposiciones y concursos a nivel nacional, nos entrenamos en la

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improvisación y el teatro y soñamos con presentarnos voluntarios
para la misión de China, en cuya vanguardia trabajaban los
redentoristas españoles. Uno de ellos, hombre carismático cien por
cien, ejerció sobre mí una gran influencia, aunque no coincidíamos
en el papel que el estudio debía tener en nuestra vida. Murió
prácticamente en mis brazos después de hablar horas y horas sobre
lo que podríamos hacer en China. Se llamaba Gil de Sagredo y había
estado encarcelado varios meses cuando las tropas de Mao llegaron
a Pekín.
Los superiores no querían voluntarios para China y me enviaron a
Roma después de mi ordenación sacerdotal para hacer el doctorado
en Teología. Llegamos al sacerdocio 16 y – cosa curiosa en estos
tiempos – hemos vivido hasta ahora los 16 y los 16 seguimos siendo
sacerdotes.
Comencé así, con mi destino en Roma, mi vocación de teólogo e
itinerante por el mundo. Fue la primera vez que volé en avión: un
pequeño DC3 de IBERIA. ¿Quién me iba a decir entonces que
llegaría, con el tiempo, a ser viajero VIP de la compañía aérea
española y que pasaría el Atlántico, con la misma, más de cincuenta
veces? Nacido en la frontera entre España y Francia, me he sentido
siempre abierto a todos los países y un auténtico ciudadano del
mundo. En Italia me he considerado italiano, en Bélgica, belga y en
México, mexicano. Me he negado siempre a aceptar que por culpa
de unos papeles era extranjero para los amigos entrañables que
tengo en París, Asís, Montevideo o México.
En Roma estudié mucho, muchísimo, hasta perder casi veinte
quilos. Pero no estudiaba por estudiar. Después de mi paso por la
Academia de Misiones del Teologado me veía muy identificado con
S. Alfonso para quien la teología y sobre todo la moral era una
continuación de la actividad misionera, una misión en
profundidad.
En Roma comprendí muy bien a Urs Von Balthasar cuando decía
que hay tres tipos de teología: una, sentada o académica, otra, de

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rodillas en oración, y otra, finalmente, en marcha como
compromiso vital. Yo quería estudiar – y estudiaba como un loco –
, pero en orden a la vida. Por eso escogí como tema de mi tesis
doctoral “La Teología de la mente y el corazón” con harto escándalo
de algunos profesores de la Universidad de la escuela germánica,
para quienes la Teología era una ciencia químicamente pura.
Años más tarde me encontré con uno de ellos, M. Flick, en el norte
de Italia y me dio la razón. La teología no es un lujo científico, sino
una ciencia – seria – al servicio de la salvación.
Al terminar la licenciatura me concedieron la medalla de oro de la
promoción. Esto tuvo una importancia decisiva en mi vida. El P.
General de los redentoristas, en aquellas fechas, era el holandés L.
Buijs, un moralista preclaro, que estaba decidido a hacer en Roma
una facultad especializada en moral. S. Alfonso ha sido, sin duda,
el mejor moralista de la Iglesia y parecía por eso oportuno que los
redentoristas nos especializáramos en esa rama del saber, como los
benedictinos, por ejemplo, lo han hecho en el campo de la liturgia,
o los jesuitas en el de la Teología en general. Es así como se me dijo
que a partir de aquel momento debía dedicarme a la Moral.
Como consecuencia del esfuerzo hecho, tuve un infiltrado
pulmonar y me vi obligado a tomarme unos meses de reposo.
Expliqué después Teología dos años en el norte de España y otro en
el sur, en Sta. Fe (Granada). Allí hice mi primera experiencia social.
La situación del campesinado temporero o eventual era lamentable.
Con un grupo de universitarios y en colaboración con el inolvidable
amigo P. Barandiarán, muerto después, trágicamente, en accidente
automovilístico, organizamos un centro de promoción social:
escuelas nocturnas, construcción de viviendas, parque deportivo,
hoja popular, etc. Estuve poco tiempo allí, sólo un año, pero salí
“tocado del ala” y desde entonces me sería imposible hablar de
Teología sin hacer una referencia al compromiso social.
Para preparar mi enseñanza de Moral en la Academia Alfonsiana
que quería fundarse en Roma, me fui a Lovaina para estudiar

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Psicología. Fueron tres años inolvidables. La Psicología me ayudó a
descender de las nubes de la abstracción y poner los pies en la tierra.
Empezaron a interesarme los hombres de carne y hueso que me
ayudaron extraordinariamente a hacer una moral existencial y al
servicio de la persona humana y de las relaciones interpersonales.
En las primeras navidades que pasé en Lovaina nos reunimos un
día todos los sacerdotes hispanos que estudiábamos allí. Entre ellos
estaba el famoso Camilo Torres, sociólogo, que moriría, años más
tarde, en la guerrilla colombiana, metralleta en mano.
Teníamos todos entonces la preocupación de no aburguesarnos. Y
era tan fácil, metidos como estábamos de lleno en el estudio.
Corríamos el peligro de convertirnos en eternos estudiantes sin
contacto con la realidad. Yo, en concreto, aparte del bachillerato,
había hecho un año de noviciado, seis de estudios mayores
eclesiásticos, tres de doctorado en Teología y ahora otros tres de
Psicología. En total iban a ser trece años de estudios superiores más
los siete de estudios medios, sin contar la básica. Para evitar el
riesgo de aburguesamiento y hacer algo útil a favor de los demás,
especialmente los más marginados socialmente, decidimos todos,
en una preciosa eucaristía, hacer un compromiso social. Decidí
emplear los fines de semana a favor de los mineros españoles de
Lieja.
Fue un trabajo duro, pero fascinante. Estudiaba intensamente
durante la semana en Lovaina y los fines de semana me iba en
autostop, porque no tenía dinero, a Lieja, a setenta kilómetros en
dirección a Alemania.
En Lieja hice un centro social para emigrantes españoles que
entonces afluían en masa y sin ningún derecho laboral. Y entre
todos organizamos unas eucaristías muy participadas. Con el
tiempo logramos un acuerdo laboral entre el gobierno belga y el
español. El centro social continúa todavía en funciones y por él han
pasado, como capellanes fijos, algunos de mis mejores amigos
redentoristas.

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El curso de 1957 a 1958 lo viví en París. Quería completar mis
estudios de Psicología en una línea más psicoanalítica y preparar
de inmediato el curso de moral que debía dar el año siguiente en
Roma. Ese año fue uno de los más intensos y decisivos de mi vida.
Además de estudiar – mucho – participé en muchas y variadas
actividades sociales: cárcel de mujeres de “La Roquette”, barrio
marginado de Villejuif; en vacaciones construcción de casas para
familias alemanas de la diáspora con la “Bauorden” (Orden de
constructores) y sobre todo el Centro de acogida para emigrantes
españoles en la estación de Austerlitz, que organicé con un grupo
de estudiantes, y que después se convirtió en un servicio oficial.
Pero más importante para mí, en ese año, fue el contacto con
movimientos culturales y religiosos franceses, especialmente, la
espiritualidad de Carlos de Foucault (oración y pobreza), la nueva
Teología francesa con la que tuve contacto en el Centro Richelieu de
la Soborna, la peregrinación estudiantil, a pie, a la catedral de
Chartres con varios miles de estudiantes, y el Centro ATC (Arte y
Tradición Cristiana) de los señores Martin a quienes conocí a través
de los inolvidables Jean y Mari José Meyer.
Gracias a estos contactos llegamos a formar un grupo juvenil
cosmopolita en que todos nos queríamos mucho – descubrí
entonces el valor fascinante de la amistad – compartíamos sueños
sociales creativos y llegamos a pensar en hacer una comunidad
cristiana para siempre y para todo. Fue así como una tarde, en una
cafetería del barrio latino, después de largas conversaciones, en
torno a un café con leche, nació EAS, COMUNIDADES
CRISTIANAS COMPROMETIDAS, pequeñas comunidades
familiares de matrimonios y sus hijos, más un pequeño grupo de
mujeres célibes y algunos sacerdotes que comparten eclesialmente
su vida en el nombre del Señor.
En otoño del año 1959 – acababa de morir Pío XII y Juan XXIII traía
un nuevo aire renovador a la Iglesia – llegué a Roma para
incorporarme a la recién fundada Academia Alfonsiana de Moral,
puesta en marcha por los redentoristas e incorporada a la

22
Universidad del Laterano. Era el profesor más joven de todos. El
más conocido de la plantilla era el alemán B. Haering que había
iniciado la renovación de la moral con su famosa “Ley de Cristo”.
Todos seguíamos la misma línea de renovación. Éramos abiertos,
pero no radicales ni iconoclastas. La Academia Alfonsiana fue muy
bien acogida por los alumnos y yo, personalmente, me sentí muy
gratificado con su afluencia al aula magna, donde daba clase, y con
su simpatía.
En Roma enseñé 17 años. Pero, a partir de 1962, tuve que repartir
mi tiempo entre Roma y Medellín (Colombia). Todo se originó con
la misión general que se predicó en aquella ciudad
hispanoamericana el año 1961. Yo participé en la misión dando
conferencias a universitarios. Como consecuencia de ello, el
Arzobispo Tulio Botero Salazar, amigo íntimo y leal hasta la
muerte, me pidió. Fue expresamente a hablar en Roma con el P.
General, pidiéndole que hiciera un Instituto Teológico para laicos
en la Universidad Pontificia Bolivariana. Fue el primero en su
género de toda Hispanoamérica. Hoy se ha convertido en facultad
de Teología civil y eclesiástica.
Gracias al Arzobispo de Medellín, que siempre manifestó un amor
exquisito a las Comunidades cristianas comprometidas EAS, éstas
tuvieron su primera aprobación eclesial. Otros obispos del mundo
seguirían después los pasos de Tulio Botero Salazar, pero a él nunca
podremos olvidarle en las Comunidades EAS. Fue el primero en
creer en nosotros. Apenas llegado a Roma en 1959 le planteé al
General de los redentoristas P. Guillermo Gaudreau el tema EAS,
Comunidades cristianas comprometidas. Después de unos días de
reflexión el P. General me preguntó si seguiría siendo redentorista
en el caso de que no me permitiera colaborar con esas comunidades.
Le dije que no dejaría por ningún motivo la Congregación del
Santísimo Redentor. Mi compromiso con los redentoristas era para
siempre y pasara lo que pasara. Entonces me dijo que sí, que podía
colaborar con EAS. Me quedé muy a gusto. Para mí, en todo
momento, la fidelidad ha sido algo muy importante. Y me alegré de
seguir en EAS, porque me parece una obra muy bonita y con futuro.

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Desde entonces me he sentido a la vez redentorista cien por cien y
EAS cien por cien. Doy gracias a Dios y a mis superiores de Roma
por las facilidades que han dado, en todo momento, para integrar
esa mi doble vocación.
Durante mi estancia en Roma, conocí en la maravillosa ciudad de
Asís a la “Pro Civitate Christiana”, una obra de laicos solteros,
hombres y mujeres, que tratan de evangelizar el mundo por medio
de la cultura: revista “Rocca”, Editorial “Cittadella editrice”,
congresos, misiones, arte. Su fundador Don Giovanni Rossi y yo
llegamos a ser amigos íntimos. Nos confesábamos mutuamente. Era
un hombre impresionante: alto, fuerte, inteligente, vital, creativo y
muy cariñoso. Me llegó a nombrar “presidente escatológico” de la
obra.
En Asís he pasado momentos muy bonitos como aquel fin de año
con más de tres mil jóvenes de toda Italia. Nunca podré olvidar
aquella Eucaristía que celebré. Fue algo explosivo y trascendental.
Allí hicieron mi lanzamiento como publicista. Hasta entonces había
publicado algunos libros de pastoral: “Un apóstol moderno, S.
Clemente María Hofbauer”, México, 1953; “La Virgen y el mundo
moderno”, Madrid, 1954; “Cuando Dios cierra la puerta abre
siempre una ventana-Crónica vivida de pastoral europea”,
Colección Remanso, Barcelona, 1960; “Cristo y la juventud europea
de hoy”, Colección Remanso (Barcelona, 1962).
En 1967, aparece, en Asís,: “Yo – tú, comunidad de Amor” en
italiano y enseguida es traducido al español, portugués, francés y
alemán. Un poco más tarde se publican: “Moral responsable”, Asís,
1968, traducido al español, portugués y francés; “La Iglesia del
futuro”, Asís, 1969, traducido al español y portugués; “Celibato,
interrogativo abierto”, Asís, 1970, traducido al español; “Oraciones
indiscretas”, Asís, 1972, traducido al español; “El amor y la familia
en las nuevas perspectivas cristianas”, traducido al español.
En el capítulo general de 1967, un grupo de participantes quiso
elegirme superior general de los redentoristas. No salí nombrado.

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Y me alegré. Mi carisma personal – pienso – ha sido siempre más
profético que institucional. He sido un hombre abierto al mundo,
itinerante cien por cien, y creo que mi misión ha sido siempre la de
abrir caminos de cara al futuro, sobre todo al servicio de los laicos:
familias y jóvenes.
En 1970, estaba dirigiendo una convivencia a los redentoristas
canadienses cuando me llamaron por teléfono desde Madrid para
comunicarme que había sido elegido provincial de los redentoristas
españoles. Era la primera vez que se elegían los provinciales
democráticamente. Estuve preparando el telegrama rechazando el
ofrecimiento. Pero consulté por teléfono al P. General, que era,
entonces, el brasileño P. Amaral y me recomendó que aceptase. Y
es lo que finalmente hice.
La tarea, no me resultaba fácil ya que había vivido fuera de España
desde 1953 y no estaba al tanto de lo que allí ocurría. Pero puse
ilusión y entusiasmo en la tarea, aunque sin abandonar del todo las
clases de moral en Roma ni las comunidades EAS de América.
Mirando hacia atrás mis años como provincial, no me es fácil hacer
un balance definitivo. Me encontré a los redentoristas españoles en
plena crisis postconciliar, una parte de ellos a la defensiva, otros
corroídos por la secularización y los más sin saber a dónde había
que ir. Traté de hacer un programa global bien estudiado y de
trasmitir seguridad. Creo que algunas cosas resultaron bien: el
saneamiento de la economía, la creación del Instituto Superior de
Ciencias Morales de Madrid; la promoción académica superior de
numerosos congregados; la creación de parroquias en la periferia
industrial de España: Madrid–Aluche, Asturias, Bilbao, Barcelona,
Valencia; la consolidación de las misiones populares y las
parroquias. No sé si acertamos suprimiendo el teologado interno.
Es cierto que faltaban profesores, sobre todo de dogma. Pero a la
vista de los resultados posteriores, pienso que hoy no hubiese
tomado la decisión de suprimir nuestra casa de estudios mayores.
En cambio, estoy convencido que fue muy positivo el prohibir a
nuestros estudiantes de Teología hacer experiencias en hoteles y

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trabajos ocasionales y obligar a los indecisos a ser, o redentoristas o
amigos de los redentoristas, pero no “casi redentoristas. También
creo que fue positivo obligar a nuestros misioneros del Zaire a
agruparse en comunidades cercanas las unas de las otras evitando
el aislamiento de las personas en medio de la selva.
Desde que empezó a funcionar en Madrid el Instituto Superior de
Ciencias Morales, durante mi provincialato, di clases en el mismo,
compaginándolas con Roma y América.
En 1974 se tuvo en Valle de Bravo (México) la primera convivencia
internacional de EAS, Comunidades cristianas comprometidas.
Hubo participantes de España, México, Colombia, Argentina y
Chile. En esa convivencia se aprobaron los estatutos de las
comunidades y se nombró coordinadores generales de las mismas
a Rodrigo y Lupita Llanos, que cuatro años después murieron en
un accidente trágico de automóvil. Su muerte impresionó a todos
profundamente. Y a mí en especial. Nunca he podido olvidar la
Eucaristía con que les despedimos. Ha sido lo más fuerte que he
experimentado en mi vida.
En 1976 con motivo de la democratización de España a la muerte de
Franco, tuve un problema con la Santa Sede. Roma quería servirse
del rey para imponer en España un doble matrimonio: civil para
unos, y religioso, con efectos civiles para otros, según libre elección
de cada quien. Para los primeros –ya que ciertos canonistas
tradicionales piensan que el matrimonio civil de los bautizados es
nulo – habría divorcio y para los segundos no.
Muchos, empezando por el Cardenal Tarancón, pensamos que ese
proyecto no era oportuno ni viable. Primero, porque no se podía
discriminar a los ciudadanos españoles en relación con una posible
ley de divorcio y, segundo, porque no es cierto que el matrimonio
civil de los bautizados sea nulo. No será sacramento, pero sí
matrimonio a nivel humano. De lo contrario, un bautizado no
creyente no tendría más alternativas que el sacrilegio, casándose
por la Iglesia sin creer, o la nulidad. Además, muchas parejas se

26
habrían casado por lo civil y después pedirían el matrimonio
religioso, que no se les podría negar porque es lo que se hace en la
mayoría de los países, y tendrían así derecho al divorcio. El
Cardenal Tarancón organizó una semana sobre el tema. Yo la inicié
exponiendo estas ideas, que aparecieron en el libro “Matrimonio
civil y canónico”, prologado por el Cardenal (Madrid, 1977).
Al día siguiente fui a Roma para dar mi curso anual como de
costumbre. La víspera de terminarlo me comunicaron, sin darme
ningún tipo de explicaciones, que por deseo de La Sagrada
Congregación de la Educación Católica (Universidades) no debería
volver a enseñar en Roma. Tenían miedo de que diera un escándalo.
Y, en efecto, vinieron los periodistas para sonsacarme declaraciones
contestatarias. Me negué en absoluto a concederlas. Amo
demasiado a la Iglesia como para comprometerla. Además, no me
gusta la polémica y sobre todo cuando se trata de cuestiones
personales. Prefiero callarme y guardar silencio, aunque se me
acuse, a nivel ideológico o personal, sin oír mi punto de vista. Esta
ha sido siempre mi política. Por otra parte, quedé contento, pues
pienso que gracias a la actitud del Cardenal Tarancón en esta
materia, como en otras, la Iglesia española evitó un enfrentamiento
con el mundo laico y dio un paso importante hacia la
democratización de España.
En 1970 se tuvo otra vez en Valle de Bravo (México), la segunda
convivencia internacional EAS. Participaron delegados de Italia,
España, USA, México, Colombia, Perú, Chile, Argentina y
Uruguay. En el encuentro se subrayó el carácter familiar de las
comunidades: padres – hijos con apertura a jóvenes y célibes.
También se dio forma a las comunidades geográficas y de bienes,
es decir, aquellas comunidades en que cada familia y grupo de
célibes habitan en un conjunto de viviendas independientes, pero
contiguas, y con una importante área común: capilla, biblioteca,
sala de conferencias, sala para grupos externos de jóvenes, etc.
Salieron elegidos como coordinadores generales Reynaldo y Licha
Peña y como vocales Jerónimo y Socorro Amuchástegui, Rodrigo y
Elena Martínez, Virginia López y Rosina Alonso (célibes) y Antonio

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Usabiaga (sacerdote), un equipo dinámico y entusiasta que ha dado
un gran empuje a EAS.
En estos últimos años, y en lo que he llamado etapa española de mis
publicaciones, he sacado a luz: “Yo tú, comunidad de amor”,
edición revisada y aumentada, Madrid 1980 (Paulinas), “Oraciones
fin de siglo”, Madrid, 1981 (P.S), “EAS comunidades cristianas
comprometidas”, Madrid, 1981 (PPC); “Comunicación
interpersonal de la pareja”, Madrid, 1981 (PPC); y sobre todo una
obra voluminosa en cuatro tomos titulada: “Problemas Actuales de
Moral”; I): Introducción a la Teología Moral. La Conciencia Moral,
Salamanca, 1981, II): La Violencia, El amor y la sexualidad,

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Salamanca, 1982, y III): Ética y religión, Salamanca, 1984 (Editorial
Sígueme).
A finales de abril de 1983 estuve en Asís, Italia, para dirigir una
convivencia de matrimonios de todo el país, organizada por mis
queridos amigos de la “Pro civitate christiana”. Me dio una gran
alegría volverlos a ver después de seis años de ausencia. Y, por
añadidura, la convivencia resultó preciosa.
Después, desde Asís, fui a hablar con el Arzobispo Secretario de la
Congregación de la Educación Católica (Universidades). Me recibió
muy amablemente. Le dije que no tenía ningún interés personal,
como es en realidad, que por mi parte no había problema alguno,
ni ideológico ni personal, pues prefería guardar silencio y no
defenderme, pero que antes de morir quería cerrar el incidente del
76 y, de paso, les recomendaba, con toda sencillez, que no
prescindieran de los teólogos abiertos y moderados como yo me
consideraba, pues los conservadores a ultranza no se harían
escuchar de los progresistas radicales. También les rogué que, en
adelante, no hicieran juicios ideológicos o personales sin escuchar a
los interesados, porque no todos reaccionarían como yo,
continuando el trabajo, como si nada hubiera pasado, y en silencio.
En la Casa general de los redentoristas me recibieron
entrañablemente. Me alegré mucho de volver a ver a los antiguos
colegas con quienes contribuí a fundar la Academia Alfonsiana y
de manera particular me conmovió encontrarme con el veterano
pionero B. Haering, quien, a pesar de tener un cáncer de laringe,
seguía al pie del cañón, como si nada pasara.
En 1984 tuvimos en Puebla (México) el tercer Encuentro
internacional EAS, COMUNIDADES CRISTIANAS
COMPROMETIDAS. Resultó muy bien. Consecuencia de este
Encuentro ha sido el lanzamiento de los jóvenes dentro de EAS, la
creación de la Sociedad Sacerdotal San Clemente María Hofbauer
al servicio de las comunidades con dos modelos de sacerdotes:
comprometidos y colaboradores, la puesta en marcha de los

29
“liberados” para actividades punteras de EAS, la guía de
acompañamiento para las comunidades nuevas y el libro mío
“Comunidades Cristianas ¿fracaso o base y futuro de la iglesia?”,
para quienes empiezan la experiencia comunitaria. También se
decidió en el encuentro de Puebla que, de acuerdo con el nuevo
Código de Derecho Canónico, EAS se convierta en Sociedad
privada de fieles.
Fueron elegidos para el comité internacional Salvador y Pilar
Ulibarri, Reynaldo y Licha Peña, Gero y Coco Amuschástegui,
Sergio y Lucha Sánchez, Xavier y Coni González y P. Antonio
Usabiaga, a todos los cuales agradezco de corazón cuanto han
hecho por los EAS.
El 21 de noviembre de 1987 la Conferencia Episcopal Española
aprobó: EAS, COMUNIDADES CRISTIANAS COMPROMETIDAS
como Sociedad privada de fieles de ámbito nacional. Y lo mismo
hicieron otros episcopados del mundo. Fue una gran noticia que
agradecemos especialmente a los arzobispos Fernando Sebastián y
Ángel Suquía, que se volcaron con nosotros.
Este mismo año, 1987, murió mi hermano Alfonso, de cáncer, en la
Clínica de la Concepción de Madrid. Tuve la oportunidad de estar
a su lado y pude compartir con él algunos momentos fuertes de su
intimidad. El funeral, que presidí, me llegó al alma.
En 1989 se tuvo en Guadalajara (México) el cuarto Encuentro
internacional de los EAS, en el que se decidió publicar por separado
el ideario (folleto naranja) y el Reglamento (folleto verde). El
primero contiene las ideas básicas de los EAS, mientras que el
segundo presenta el mínimo de estructura que tienen las
comunidades y que se puede ir cambiando a medida que lo exijan
las circunstancias. Fue una buena decisión, lo mismo que la de crear
una especie de “senado”, con los más disponibles de los EAS, para
que garanticen la identidad de las comunidades y su nivel de
exigencia. Para el comité internacional fueron elegidos Rodolfo y
Alicia Núñez, Sergio y Lucha Sánchez, Xavier y Coni González,

30
Jorge y Lupita Zurita y Jesús y Eneida Crespo, más el P. Joaquín
Crespo, que han puesto mucha ilusión y seriedad en su cometido.
En coordinación con el Comité internacional funcionan tres
subcomités internacionales, uno para sacerdotes, otro para mujeres
célibes, y otro para jóvenes. Fue muy emocionante en Guadalajara
la presencia de los primeros EAS de Angola (África) que se
metieron a todo el mundo en el bolsillo.
Durante el año 1989 tuvimos la alegría de terminar la zona de área
común en la comunidad geográfica de Los Chopos en Madrid, en
la que hemos metido tanto esfuerzo e ilusión.
Y también, en 1989, se hizo en la Hacienda “El Castillo” de
Querétaro (México) un Encuentro para 80 jóvenes de diez países
diferentes, que duró de julio a enero. Fue una experiencia fuerte y
difícil. Era la primera vez que se intentaba una aventura como ésta.
No conocíamos nada previo parecido. Hubo que improvisarlo todo:
casa, programas, pedagogía. Había que entusiasmar a los jóvenes
para algo difícil, que se salía de lo normal, y que les obligaba a
perder un curso académico o renunciar al trabajo que tenían. Había
que desmontar muchos prejuicios en contra, de los padres y de los
adultos en general, y había que buscar aquí y allí recursos
económicos para financiar la operación, que, por muy austera que
se quisiera hacer, siempre iba a resultar muy costosa. Lo mejor de
todo fue que el Encuentro se hizo, que prácticamente todos los que
lo empezaron lo terminaron y que se demostró con hechos, a pesar
de las dificultades de todo tipo, que surgieron a lo largo de los seis
meses, que la utopía era posible y que merecía la pena repetirla.
Durante el año 1990 publiqué “Teología de Bolsillo” y “Moral de
Bolsillo”, dos libros que creo pueden ser útiles, sobre todo a los
laicos que quieren formarse adecuadamente para ser militantes
dentro de la iglesia y en el mundo actual.
El año 1992 fue muy importante para mí. En mayo de ese año,
aniversario de la expulsión de los judíos de Sefarad (España), tuve
la oportunidad de visitar a los “kibbutzim” judíos, en compañía de

31
mis entrañables amigos Pablo y Eugenia Marquina, Alberto y Leti
Parás. Ha sido quizá la experiencia más fuerte de mi vida. Esta
visita ha sacudido las raíces más hondas de mi ser y ha convalidado
los sueños más fascinantes que he acariciado a lo largo de mi vida.
Las cosas ocurrieron así: Hace alrededor de siete años empecé a
pensar que EAS Comunidades Cristianas Comprometidas, con
quienes he compartido apasionadamente vida y proyectos desde
París en 1958, tenían que dar un salto cualitativo hacia delante.
En la marcha estudiantil a la catedral de Chartres en Pentecostés de
1959, unos pocos jóvenes soñadores habíamos decidido “envejecer
juntos”, es decir, queríamos querernos para siempre pasara lo que
pasara. Asimismo, aspirábamos a compartir cada día más, en forma
creciente, hasta que llegase un día en que pudiéramos poner en
común todo lo que éramos, lo que hacíamos y lo que teníamos.
Aquellos primeros soñadores hemos envejecido juntos a pesar de
todos nuestros fallos humanos y de todas las dificultades y
problemas que hemos tenido que ir superando sobre la marcha.
Pero seguimos queriéndonos, continuamos soñando utopías, y no
estamos dispuestos a “tirar la toalla”, pase lo que pase, y por
desestabilizador que parezca lo que pasa.
En esa marcha hacia delante hemos compartido, cada vez, más
oración, más teología, más convivencia integral, más proyectos
sociales y más apertura a los jóvenes. Y hemos puesto en marcha
algunas comunidades geográficas en las que cada familia y, en
algunas ocasiones, las célibes, viven en casas vecinas pero
independientes, tienen un área común (capilla y salones) y
comparten, por eso, más que en las comunidades ordinarias, cuyos
miembros viven, a veces, distantes unos de otros.
Pero el impulso ascendente, que nos lleva a superarnos
crecientemente, nos llevó hace siete años a pensar en el Kibbutz
judío. ¿Por qué? Por dos motivos muy sencillos pero contundentes.
Primero, porque una comunidad geográfica en la que no se pone en
común los bienes, y a ser posible el trabajo, es un proyecto a mitad

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de camino; sólo cuando se comparten las cosas y el dinero se
comparte de verdad. Es cierto que la economía no es lo más
importante, sobre todo si la comparamos con el amor, que es lo más
profundo y trascendental, pero es lo más significativo sobre todo en
una sociedad consumista como la nuestra.
Pensábamos que. si dedicábamos a las obras sociales o de
evangelización sólo algunas horas a la semana con carácter
voluntario, nos sería muy difícil llevar a cabo proyectos fuertes y
duraderos.
Por todos estos motivos y otros muchos, empezamos a pensar que
los EAS Comunidades Cristianas Comprometidas deberían dar un
paso adelante poniendo en marcha comunidades geográficas de
trabajo y de bienes. Para ello, estudiamos las numerosas
experiencias comunitarias que se han hecho en el mundo, a lo largo
de los siglos, y especialmente en Occidente desde que la revolución
industrial destrozó el tejido social básico: familia, sociedad,
gremios, etc., y condenó al hombre moderno a una obsesiva y
angustiosa situación de soledad. Entre todas las experiencias que
analizamos, la que nos pareció mejor, desde casi todos los puntos
de vista, fue el Kibbutz israelí. Decidimos entonces ponernos en
contacto con los judíos. La primera relación con ellos, para este, fin
fue en México, ya que en México queríamos hacer nuestra primera
experiencia de comunidad geográfica de trabajo y de bienes.
Mi gran amigo Pepe Isidro López, de la comunidad EAS de Colón
Echegaray, me llevó hasta el rabino Palti, quien muy amablemente,
me remitió a David Amitay, delegado de los kibbutzim en México.
David me dio una cita en su oficina. Al principio, sabiendo que yo
era profesor en la Universidad, pensó que quería información sobre
el Kibbutz para un trabajo de investigación. Y me recibió
correctamente, pero de un modo puramente burocrático. Al
enterarse de que lo que queríamos hacer era construir un Kibbutz
inspirado en el modelo judío se conmovió.

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Se empeñó en invitarme a cenar por la noche porque yo me
marchaba a Madrid al día siguiente. Acepté. La cena fue muy
interesante. Los cuatro judíos nos comunicaron sus impresiones del
Kibbutz. A la cena me acompañaron los Marquina y los Parás,
matrimonios de los EAS. Desde aquel momento se estableció una
corriente de simpatía profunda entre los nueve y una amistad que
cada día se ha hecho más fuerte y de verdad.
Al año siguiente pusimos la primera piedra del Kibbutz Cristiano
EAS (Comunidad Agropecuaria Industrial, A.C.) en el kilómetro 20
de la autopista que va desde Querétaro a Celaya. Vinieron bastantes
EAS adultos, jóvenes y niños. También David y Ora, y Salomón y
Geula. Fue un acto muy bonito. Tuvimos la Misa en un rancho
vecino. David leyó en la Biblia hebrea el pasaje en que Moisés envía
a doce jóvenes, uno por cada tribu, para inspeccionar la tierra
prometida. Al cabo de un tiempo vuelven entusiasmados con
aquella tierra que manaba leche y miel. Pero que sería costoso
conquistarla. Un año más tarde, en mayo de 1992, llegué al Kibbutz
de Hamapil con los Marquina y los Parás.
La acogida en el Kibbutz fue sensacional. Todo lo que diga es poco.
Lo primero que vimos fue una de las casas del Kibbutz, la de David
y Ora. Nos impresionó por su extraordinaria simplicidad. El
Kibbutz de Hamapil tiene 340 hectáreas, con grandes espacios
verdes por doquier. No hay aglomeración de ningún tipo. Uno se
siente allí holgado y a gusto entre árboles, jardines y flores
Antes de nuestra llegada, nuestros amigos sometieron a la asamblea
la posibilidad de nuestra visita. No es normal que el Kibbutz abra
sus puertas y su intimidad a los forasteros.
El Kibbutz de Hamapil está integrado por miembros de todas las
edades, desde niños recién nacidos a bisabuelos. Muchos han
nacido en el Kibbutz.
Nos impresionó extraordinariamente la atención que se da en el
Kibbutz a los niños pequeños. A los dieciocho años, tanto los chicos
como las chicas, van al servicio militar. Y lo curioso es que en una

34
época en la que en el mundo occidental la mayoría de los jóvenes
rechazan ser militar, los judíos lo ven como la cosa más natural del
mundo, por el elevado concepto que tienen de su patria, y por las
necesidades que plantea su defensa en el mundo hostil que les
rodea.
Nos conmovió especialmente la atención que el Kibbutz da a los
ancianos. Cuando una persona se hace mayor puede disminuir su
horario de trabajo como crea conveniente. Más tarde, puede hacer
actividades más livianas, por ejemplo, en la ropería o en la
confección de artesanías, y por fin, ya en la etapa terminal, es
atendido en un pabellón, el más lujoso del Kibbutz, donde se les
presta un servicio personalísimo y especializado día y noche.
Los miembros del Kibbutz trabajan con tenacidad. El que no está
dispuesto a seguir ese ritmo termina marchándose sin que nadie
tenga que decirle nada. Él mismo se retira porque se siente un
cuerpo extraño.
Por las tardes, al terminar el trabajo, éramos invitados a cenar con
una familia distinta en sus respectivas casas. Fue una experiencia
fabulosa. Se sinceraron con nosotros y nos hablaron con el corazón
en la mano.
La visita al pabellón de la dirección nos impresionó por su sencillez,
diría que por la pobreza de sus instalaciones. El órgano supremo
del Kibbutz es la asamblea, que se reúne periódica y
frecuentemente
En el Kibbutz de Hamapil no hay más que diez automóviles para
700 personas. La mayoría de ellos son camionetas. Cada día se
reglamenta los que van a usarlas.
Los miembros del Kibbutz son muy austeros en sus casas y en su
modo de vestir. Todo es de todos. Y se reparte según necesidades y
no según lo que aporta cada uno. Nadie puede tener un patrimonio
particular. Lo más impresionante de nuestra instancia en el Kibbutz
de Hamapil fue la asamblea a la que nos invitaron.

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La primera pregunta que nos hicieron fue directa y sin rodeos:
“¿Por qué se han decidido a hacer una comunidad inspirada en el
Kibbutz judío y, sobre todo, siendo cristianos y hasta uno de
ustedes, sacerdote?”. Respondimos con una absoluta sinceridad.
“Queremos, les dijimos, hacer una comunidad geográfica, de
trabajo y de bienes con matrimonios, célibes y jóvenes voluntarios.
Después de estudiar otras muchas experiencias que se han hecho a
lo largo de la historia, el Kibbutz judío nos ha parecido la más
convincente”.
“¿Por qué?”. “Nos ha impresionado, confesamos, que el primer
Kibbutz, hecho en Dagania en 1909, todavía continúe, ampliado, en
1992, Por tanto, una experiencia fuerte como ésta, es porque vale.
Muchos intentos comunitarios se han hundido a los pocos meses o
años de iniciarse. También nos ha llamado poderosamente la
atención que en la actualidad hay 300 Kibbutz con 250.000 personas
“¿Al visitar el Kibbutz por dentro qué es lo que más les ha
impresionado?” “La igualdad entre todos, dijimos algunos para

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comenzar. Es conmovedor el hecho de que cuando uno ha tenido
un cargo fuera o dentro del Kibbutz, al dejarlo, tiene que pasar seis
meses en la cocina o en la lavandería, aunque sea Ben Gurión o
Golda Meir. El gerente de la empresa y el conductor del camión de
carga comparten la mesa del comedor o el baile en la discoteca el
sábado. También nos ha impresionado mucho la atención a los
niños, ancianos y enfermos, la calidad en la producción y la entrega
entusiasta y abnegada al trabajo, la dedicación a la familia, el amor
a la patria y su disponibilidad para defender, y para recibir, a hijos
de divorciados con problemas, o emigrantes rusos que necesitan un
periodo de adaptación, así como la ayuda tecnológica al tercer
mundo”.
“¿No encuentran un obstáculo en su condición de cristianos para
acercarse a nosotros?” “No, les respondimos, con absoluta
sinceridad. Jesús fue judío de raza y de religión. Se circuncidó al
nacer y murió celebrando la Pascua judía. Y todos los sábados
acudía religiosamente a la sinagoga. El hecho de que algunos judíos
mataran a Jesús no significa nada. Lo mismo les ocurrió a otros
profetas, como Isaías, que han sido asumidos por los judíos como
suyos. Hoy muchísimos cristianos lamentamos las persecuciones y
“progroms” que han sufrido los judíos en el mundo occidental y
especialmente el holocausto de Hitler. Y hoy también hay judíos
que empiezan a pensar que sería una gran riqueza para ellos asumir
a Jesús y el Nuevo Testamento como propio. Al fin y al cabo, Jesús
es el personaje que más ha influido en la marcha de la Humanidad.
Y el Nuevo Testamento el libro, básicamente judío, que más
ediciones y traducciones ha tenido a lo largo de la historia. En
correspondencia, los cristianos tenemos como nuestro el Antiguo
Testamento. Y su influencia en la cultura occidental y en el
cristianismo ha sido y sigue siendo enorme”.
Por fin, les dije, “yo, personalmente, me siento judío. Desde muy
antiguo se ha transmitido en mi familia la idea de que los Hortelano
proceden de judíos conversos. Pero como dice Ben Gurión,
fundador del estado de Israel, judío es aquel que de todo corazón
dice que es judío, y yo, les afirmé, digo con toda mi alma que me

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siento y que soy judío. Por el hecho de seguir a Jesús no dejo de ser
judío, ya que Él también lo era. El cristianismo, como dice el
cardenal Lustiger de París, judío converso, cuya madre murió en
una cámara de gas de Dachau, no es más que la universalización
del judaísmo prevista por Isaías y otros profetas.
Claro que no hay más que un Dios, como dicen los judíos, pero ese
Dios, Yahvé, no es un Dios individualista, sino una comunidad
interpersonal en la que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
comparten todo su ser, único e infinito. La Trinidad es
sencillamente un súper Kibbutz trascendental”.
Después de la asamblea se me acercaron varias personas para
abrazarme. Algunas con lágrimas en los ojos me dijeron que les

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había hecho revivir el día que vinieron al Kibbutz. Y otras, nacidas
en el mismo, me confesaron que les había contagiado nueva fuerza
a su antigua mística.
Era el 22 de mayo de 1992. uno de los días más bonitos de mi vida.
A partir de entonces, los iniciadores del Kibbutz cristiano EAS de
Querétaro (México) nos sentimos hermanados con el Kibbutz judío
de Hamapil.
Me emocionó mucho que cuando los primeros pioneros,
empezamos a vivir en nuestro Kibbutz, vinieran a brindarnos su
apoyo nuestros grandes amigos judíos Salomón y Geula.
Estábamos decididos a hacer un KIBBUTZ CRISTIANO EAS. El
proyecto parecía a muchos una utopía irrealizable, pero se ha hecho
realidad.
¿Dónde hacerlo? Decidimos que en México por ser la nación de
habla española más grande del mundo; por ser un país bisagra entre
Estado Unidos e Iberoamérica y situada entre los océanos Pacifico
y, Atlántico, por el carácter acogedor de los mexicanos y porque los
EAS tienen en México más comunidades que en cualquier otro país
del mundo. Dentro de México escogimos el centro, que es la zona
más poblada del país y que tiene mejor clima y mejores
comunicaciones. En concreto pensamos en las cercanías de
Querétaro, una preciosa ciudad colonial cargada de historia. De allí
salieron los misioneros que evangelizaron California.
Así, pues, el 5 de julio de 1992, empezamos, a 19 kilómetros de
Querétaro, el primer KIBBUTZ CRISTIANO EAS. Lo iniciamos con
un pequeño grupo de jóvenes procedentes de España, - los más
numerosos - USA, Canadá, México y Chile.
Los comienzos fueron durísimos. Hubo que domesticar la casa en
la que faltaba de todo. Pero sobrevivimos gracias al empuje y
generosidad que pusieron los pioneros de este grupo fundacional.
La extensión total del Kibbutz es de 30 hectáreas y cuenta con dos
pozos. La agricultura es intensiva Se intenta producir artículos de

39
gran calidad En el Kibbutz se producen lácteos orgánicos de
excelente calidad y varios tipos de artesanías. Además. el Kibbutz
organiza, o acoge, en su hospedería (120 camas) retiros y cursos de
promoción social.
Hacia fuera el Kibbutz funciona como centro de promoción integral
de los campesinos marginados de la zona, unos 12.000 distribuidos
en varias aldeas.
El Kibbutz es también una comunidad de bienes. Todo es de todos.
El Kibbutz sale responsable de todos los gastos. Los miembros del
Kibbutz aspiran a un estilo de vida integral que desarrolla todos los
aspectos de la personalidad: trabajo manual, productividad,
cultura, compromiso social, vida religiosa. En el Kibbutz hay, todos
los días, media hora de oración por la mañana, eucaristía por la
noche, un día de retiro al mes y una semana de ejercicios al año.
Hasta ahora ha pasado por el Kibbutz gente de España, Canadá,
Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica,
Colombia, Perú, Chile, Uruguay, Nueva Zelanda e Israel. Todos
han quedado marcados por su impronta.
En 1993 publiqué “Nueva Evangelización” (también traducción
portuguesa) y “Moral y Comunicación: Memorias de un cura
postconciliar”.
En 1994 asistí al encuentro internacional de los EAS celebrado en
Medellín, Colombia. Resultó muy bien y por primera vez en la
historia de los EAS salió un Comité Internacional de los EAS
formado por no mexicanos. Fueron elegidos coordinadores
Hernando y María Helena Villa acompañados por cinco
matrimonios de Medellín y nuestro incondicional sacerdote el P.
Luis Alfonso Londoño. Y la verdad es que el Comité Internacional
de los EAS en Medellín lo ha hecho extraordinariamente bien.

40
En 1995 celebré los 50
años de mi ordenación
sacerdotal. En Astorga y
Fátima. Nos reunimos 12
de los 16 que nos
habíamos ordenado en
1945. Todo resultó muy
bonito y entrañable,
después de tantos años
de separación. Nos
habíamos dispersado en
siete países diferentes.
En 1996, publiqué el libro “Kibbutz”. Una realidad utópica”.
Durante el año 1997, se adquirió la sede de los EAS en Medellín con
una comunidad Geográfica a su servicio. Me dio una gran alegría,
porque Medellín fue el primer punto de América donde se
asentaron los EAS.
En junio de 1997 celebramos los 5 años del Kibbutz. Parecía mentira,
pero los sueños se habían hecho realidad. Vino una delegación de
Israel presidida por nuestro gran amigo David Armitay. También
el delegado de la Agencia Española de Cooperación internacional,
Joaquín y el obispo Manuel Samaniego, presidente de la Comisión
de laicos de la Conferencia Episcopal. Desde entonces están en
estrecha relación con el Kibbutz los alcaldes de Querétaro y Apaseo
el Grande. También participaron en la fiesta muchos EAS y amigos
del Kibbutz.
Se tuvo una Misa popular en la plaza de Amexhe en la que
participaron muchos campesinos y amigos del Kibbutz. Después
hubo un acto cultural en el salón de actos y una comida familiar.
Todo muy bien organizado y transido de amor y esperanza.
En 1997 publiqué una novela de espías judíos titulada “Tora 2.000”
en que se mezcla la realidad con la ciencia ficción. Nuestros amigos
judíos de México D.F. organizaron la presentación de los libros

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“Kibbutz, Una realidad utópica” y “Tora 2.000” en el centro cultural
judío de la capital de México. Se comportaron con mucho cariño,
emoción y calidad. El hecho tuvo resonancia en la prensa, radio y
televisión.
En 1998 publiqué el libro “Moral Alternativa” en la editorial S.
Pablo de Madrid. Es un balance con amor y libertad de espíritu de
cómo veo la moral después de 40 años de enseñarla en varias
universidades del mundo y de compartirla con el hombre de la calle
de varios países en la frontera de la marginación.

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El año 1999 el primer Kibbutz de Israel, “Degania” cumplió 90 años
de su iniciación. Y el primer Kibbutz cristiano EAS del mundo
cumple la mítica cifra bíblica de los 7 años. Nuestro Kibbutz parece
consolidado. Ya hay en él más permanentes que voluntarios, más
adultos que jóvenes, más nativos que extranjeros, pero siguen
llegando voluntarios extranjeros y jóvenes que llaman a nuestra
puerta en busca de un estilo de vida que les permita salir del
montón y de la media estadística.
En este año 1999 se tuvo el Encuentro internacional de los EAS que
se celebra cada cinco años y que esta vez llevó a cabo en el Kibbutz
Cristiano EAS. Fue un Encuentro muy importante con el que se
entrar a pie firme en el año 2.000. Será seguramente el último
Encuentro internacional al que podré asistir.
Este mismo año 1999 tuvimos la ilusión de comenzar el Kibbutz “La
Estrella” en, Camaviroa, estado de Sonora en la Costa Pacífica del
noroeste de México. Orientado a la promoción social integral de los
indios yaquis y mayos. Me hubiera gustado estar entre sus
pioneros. Y también durante el año 1999 se trató de consolidar la
presencia de los EAS en Huambo, Angola, una de las zonas más
necesitadas del mundo como consecuencia de la guerra civil que la
asoló.
Como S. Pablo me siento ya muy cerca de la meta.
En estos momentos definitivos del paso trascendental al más allá
quiero decir, como despedida, a los muchos amigos que aquí dejo
que me voy contento y feliz. Creo sinceramente en Dios. Estoy
convencido que el mundo no está colgado de la nada sino del Todo
y que nada ni nadie puede aniquilar algo o aniquilarme a mí. Nunca
he visto a Dios cara a cara, pero lo he sentido en la raíz más
profunda de mi existencia y además creo en la sinceridad y
objetividad de quienes vieron a Jesús vivo y dieron testimonio de
Él.
También me apetece encontrar en Dios a los seres queridos que han
muerto hace tiempo. Me encanta pensar que pronto me encontraré

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con mis padres y abuelos y con mi hermano Alfonso, con algunos
redentoristas a quienes me han unido una estrecha vinculación
como los Padres Machiñena, Sagrado, Zabalza, Rada, Iturgaitz,
Barandiarán y Morales. Y con los añorados Rodrigo y Lupita
Llanos, los primeros muertos de nuestras Comunidades Cristianas
Comprometidas EAS, y Margarita del Castillo y Silvia Ávila.
Para los que se quedan aquí un último ADIOS. No volveremos a
vernos en la tierra, pero seguiré estando con vosotros. La verdad,
no sé cómo funciona el más allá. Mi teología no llega a tanto. Pero
estoy convencido de que, de algún modo, a través de Dios hecho
hombre y presente en la Eucaristía, podré estar en relación activa
con vosotros.
Para todos, un millón de gracias, porque habéis sido estupendos
conmigo. Por lo que me habéis dado y sobre todo por lo que me
habéis querido. Perdonadme mis fallos, que no han sido pocos ni
pequeños, y seguid adelante con entusiasmo y creatividad. Os
quiero mucho y os seguiré queriendo siempre.
Un recuerdo muy especial para mi hermana y mi cuñada y todos
mis sobrinos. Que se quieran mucho y busquen siempre un ideal en
su vida.
En estos momentos finales mi existencia en la tierra quiero
agradecer especialmente a la Congregación del Santísimo Redentor.
Le debo muchísimo, sobre todo en lo referente a mi vocación
sacerdotal y formación teológica. Desearía que los redentoristas
sigan ilusionados anunciando la palabra de Dios con las misiones
populares y las parroquias profundizando en la moral en todas las
partes del mundo.
Para las Comunidades EAS lo mejor de mi cariño y mi recuerdo.
Pueden ser con toda sencillez pioneras de un mundo nuevo y de
una Iglesia renovada. Hacer comunidad a partir de la familia me
parece maravilloso.

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Una bendición especial para todos los EAS, los matrimonios, los
célibes, los sacerdotes, y sobre todo los jóvenes y los niños de las
comunidades a quienes tanto quiero. Desde el cielo quiero
recomendar a todos los EAS que miren con simpatía al KIBBUTZ
CRISTIANO EAS que es el proyecto en el que he puesto más ilusión
a lo largo de mi vida.
A los jóvenes les diría como última recomendación: Sed buenos,
exigíos mucho razonándolo todo y queriéndoos mucho y trabajad
sin descanso por una sociedad mejor y una iglesia más evangélica
y más comprometida con los pobres. Tenéis que ser líderes en la
medida de vuestras posibilidades. Y no olvidéis que la “tarea del
líder no consiste en seguir los sondeos, sino en lograr que los
sondeos le sigan a Él”.
Hasta siempre. Que Dios os bendiga a todos, como yo lo hago por
última vez.
Desde el cielo y a través de Cristo muerto y resucitado. Un abrazo
muy fuerte de

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Frases de Antonio Hortelano
Hacia 2005 Antonio sacó a la luz pública, en formato digital unos textos
denominados DECIRES Y CUENTOS
Lo introduce señalando: “Las flores son la riqueza de los pobres. Nos
encantan las flores multicolores que explotan de alegría y
vistosidad en todos los rincones. Hay, al lado de las flores
materiales, otras flores metafóricas, que forman un verdadero
florilegio. Son las frases lapidarias, los decires, que usamos y
repetimos en nuestro lenguaje de cada día… Algunas son nuestras
y otras las hemos tomado de nuestros autores preferidos y de
nuestros amigos”. Y añade: “Creemos que los cuentos son para las
ideas claras de los intelectuales, lo que la caña para el brazo del
pescador”.

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Hemos tomado de tales decires y cuentos, aquellos que son de su propia
creación. Él las acompañó de diversos textos de otros autores. Las hemos
agrupado siguiendo los temas que él seleccionó.
LAS CRITAURAS
¿Por qué, si el sol es de todos, la tierra no lo es?
Érase una vez en el Kibbutz de Guanajuato, México. Me tocaba
barrer la calle mayor. Y me encontré, tirado, un bote medio roto y
dentro de él un raquítico pirul a punto de secarse. Lo cogí,
dispuesto a tirarlo a la bolsa de la basura. Pero me detuve porque
me pareció oír una triste vocecita: “De acuerdo, me dijo. Estoy muy
feo y no valgo nada. Pero dame una oportunidad. Un año. Si
dentro de un año sigo igual, entonces me tiras sin contemplaciones
a la basura.” Me emocioné. Lo planté delante del gran ventanal de
la capilla. Le puse riego por goteo. Y por la mañana, al hacer
oración en silencio a las ocho, le aplaudía animándole. Hoy es el
árbol más grande, no sólo del kibbutz, sino de toda la zona. Y los
pájaros se posan en sus ramas y nos alegran con sus cantos mientras
la comunidad hace oración.
¡Qué diferencia entre las golondrinas y los gorriones! Las
golondrinas son unas señoritas del primer mundo. Vienen cuando
todo está precioso: El campo, las flores, los frutos. Y, apenas se
anuncia el frío, nos dejan y se van a tierras más calientes.
En cambio, los gorriones, se quedan al pie del cañón. No tienen
miedo al frío ni a la nieve. Escarban debajo del hielo para encontrar
algo que comer y se cobijan en cualquier agujero. Son fieles. No se
van. Están siempre con nosotros, pase lo que pase. Y no soportan
nunca estar encerrados en una jaula como los canarios, aunque la
jaula sea de oro. Aman, pero aman con libertad y en libertad.
En un maravilloso ensayo de mestizaje creativo hombres geniales
mezclaron elegantes caballos con humildes burros y de esa mezcla

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salieron los mulos y las mulas, unos animales briosos como los
caballos y tenaces como los burros. Lástima que los mulos no
puedan procrear. Es muy difícil que ricos y pobres puedan
convivir. Algunos santos como Francisco de Asís, lo han
conseguido. Pero qué difícil que sus seguidores sigan siendo fieles
a nuestra dama, la señora pobreza, teniendo al mismo tiempo un
elegante estilo de no agresividad y amor a fondo perdido a los más
pobres entre los pobres.
EL YO
Hay que convertir las biografías en autobiografía.
En la fachada oeste de la Catedral de Chartres, Francia, hay una
escultura en piedra intrigante, en la que Dios aparece con la cabeza
inclinada sostenida por una de sus manos, en actitud dubitativa.
No acaba de decidirse si va a crear al hombre sí o no. Al lado
aparece otra talla de Dios erguido y seguro de sí mismo. Se ha
decidido a crear al hombre, que aparece junto a Él, parecidísimo a
Él, con la sola diferencia de que Dios está cubierto y el hombre no.
Dios es Dios y el hombre es el hijo de Dios.
Agradece por el desorden que tienes que arreglar y limpiar después
de una fiesta porque significa que has estado rodeado por tus
amigos.
Por los impuestos que debes pagar porque significa que tienes
empleo.
Por la ropa que te queda un poquito apretada porque significa que
tienes suficiente para comer.
Por las ventanas que necesitan limpiarse, por las tuberías que
necesitan arreglo y por las paredes que debes pintar porque
significa que tienes una casa donde vivir.

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Por todas las quejas que escuchas sobre el gobierno porque significa
que tienes libertad de expresión.
Por el espacio más lejos que encuentras para estacionarte al final de
la fila porque significa que puedes caminar.
Por la cuenta de la calefacción y de electricidad porque eso significa
que no pasas frío.
Por la señora detrás de ti en la iglesia que canta desafinada porque
quiere decir que puedes oír.
Por las toneladas de ropa que tienes que lavar y planchar porque
significa que tienes ropa que vestir.
Por los dolores musculares y el cansancio que sientes al llegar a casa
porque quiere decir que fuiste productivo.
Y por la alarma que te despierta temprano en la mañana porque
significa que estás vivo.
EL PADRE Y LA MADRE
Aunque los padres tienen menos importancia que las madres en la
procreación biológica de los hijos, ejercen un papel decisivo en el
hogar aportando seguridad, alimentos y defensa en los peligros.
Para la familia patriarcal hebrea Dios es ante todo y sobre todo un
Padre. “Padre nuestro que estás en el cielo”, decía Jesús y repiten
millones de cristianos.
LOS HIJOS
¿Qué significa ser joven?
SER JOVEN SIGNIFICA ser dueños de nuestro presente y estar
dispuestos a desafiar nuestro porvenir. (Aceptar las circunstancias
sin envidiar ni protestar, admitir la maravilla que somos y
lanzarnos a conquistar nuestro destino)

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SER JOVEN ES buscar incansablemente nuestro ser y entregar la
vida para hacernos a nosotros mismos.
SER JOVEN ES tener el valor de realizar nuestro ser a pesar de las
circunstancias, los críticos y los escépticos. (Jamás hacerse víctima
de los demás y entender que el valor no es para morir sino para
decirle sí a la vida)
SER JOVEN ES abrir nuevos caminos, aventurarse con audacia y
probar lo nunca antes intentado (Luchando aun a pesar de nuestros
miedos para lograr lo que deseamos asumiendo los riesgos y las
consecuencias)
SER JOVEN SIGNIFICA ser libre, dirigiendo nuestra vida al destino
por nosotros elegido y asumiendo la responsabilidad de nuestras
decisiones. (Es ejercer en cada momento nuestra libertad y ser los
únicos responsables de nuestras acciones renunciando a cualquier
tipo de esclavitud, vicio, adicción, manipulación o sometimiento
que degrade nuestro ser.
SER JOVEN ES levantarse ante cada adversidad con un espíritu
indomable, aprendiendo de nuestros fracasos, pero jamás
dándonos por vencidos, luchando hasta alcanzar la cima anhelada
(Es la capacidad de convertir cada fracaso en victoria, aprendiendo
de nuestras fallas y no perder jamás de vista la cumbre que
deseamos conquistar.)
SER JOVEN ES buscar desafíos y enfrentarse a retos extraordinarios
con tal entusiasmo que los más intrincados obstáculos sean
afrontados con una férrea disciplina, con una determinación
absoluta y una sonrisa en los labios. (la perseverancia es el talento
de los triunfadores, la disciplina su furia y la sonrisa es la
contraseña para llegar al éxito).
SER JOVEN ES nunca darse por vencido, aun cuando la adversidad
esté a punto de derrotarnos, en el último instante buscar el impulso

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final para lograr la conquista (La única diferencia entre los
perdedores y los triunfadores es que los primeros casi lo logran y
los triunfadores sí lo lograron)
SER JOVEN ES ser capaz de amar sin limitaciones y luchar hasta el
fin por nuestros sueños (el amor auténtico se basta a sí mismo y sin
importar reciprocidad, se da sin frontera alguna).
SER JOVEN ES luchar por un mundo más humano, es ofenderse
ante la miseria, protestar ante la injusticia, es tender una mano al
necesitado, es enjugar las lágrimas de un niño olvidado y conducir
su destino a un futuro de realización.
SER JOVEN SIGNIFICA tener un corazón generoso y dar todo,
hasta lo que nos hace falta, por alcanzar una estrella, es sacrificio
sin límites, es la fuerza hecha acción para cumplir nuestro destino
con Dios y con la humanidad.
LA VIDA
La vida es un crédito de Dios que hay que amortizar.
LA LIBERTAD
El hombre es el único animal que puede autoprogramarse a sí
mismo.
Bienaventurado aquél que pudiendo pecar no pecó e hizo
libremente el bien.
Mi libertad termina donde empieza la libertad que tienen los demás
de hacer el bien. Y bien es todo aquello que promueve la dignidad
intrínseca de la persona humana en mí o en los otros.
Hay que prepararse para la libertad. El pájaro nacido en una jaula
se muere si le abrimos la puerta de la libertad y se lanza
ingenuamente a lo desconocido.

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¡Cuántas veces nos dejamos llevar en las apariencias sin
profundizar en la verdad de las cosas y las personas!
EL AMOR
No te tengo porque te necesito, sino que te necesito, porque te
quiero.
Hay que saber matarse por los demás y no vivir de los demás.
Los sentimientos son soldados de infantería que marchan detrás de
una división de blindados.
LA SOLARIDAD
Gastamos más, pero tenemos menos
Compramos más, pero apreciamos menos
Las casas son más grandes, pero las familias más pequeñas
Gozamos de más conveniencias, pero de menos tiempo
Nos enorgullecemos con más títulos, pero carecemos de
sensibilidad.
Adquirimos más conocimiento, pero menos sabiduría
Tenemos más expertos, pero mayores problemas
Mas medicina, pero menos salud.
Tomamos demasiado, fumamos demasiado, gastamos demasiado,
reímos muy poco, y manejamos con exceso
Nos acostamos demasiado tarde, amanecemos cansados, leemos
poco, vemos demasiada TV, y oramos casi nada.
Hemos viajado a la luna, pero se nos hace difícil cruzar la calle para
conocer al vecino.
Hemos incrementado las posesiones, pero reducido nuestros
valores.
Hablamos demasiado, amamos muy poco, y mentimos
frecuentemente.
Sabemos cómo ganar la vida, pero no cómo vivirla
Hemos añadido los años a la vida, pero no la vida a los años.

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Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el espacio interior
Hemos hecho cosas más grandes, pero no necesariamente mejores.
Podemos limpiar el aire, pero seguimos contaminando el alma y la
mente.
Planeamos más, para lograr menos.
Sabemos apurarnos, pero no esperar
Gozamos de ingresos más altos, pero de morales más bajas
Tenemos más comida, pero menos apetito
Conocemos a más gente, pero tenemos menos amigos
Hay más esfuerzo, pero menos éxito.
Tenemos computadoras para almacenar más información, para
producir más copias que nunca, pero tenemos menos
comunicación.
En todos lados hay más en cantidad, pero poco en calidad.
Estos son tiempos de la “comida rápida” pero con mala digestión.
Hombres más altos, con caracteres más bajos.
Ganancias altas, y relaciones superficiales.
Tenemos más tiempo para la diversión, pero nos gozamos menos.
En comida abunda la variedad, pero con menos nutrición
Hoy los hogares gozan de dos ingresos, pero existe más divorcio
Vivimos en casas más lujosas, pero la familia se desintegra.
Cada cosa que hago física y espiritualmente tiene repercusión más
allá de mí mismo: Un golpe, un grito enojado, una sonrisa, una
caricia, una repercusión, que nunca se detendrá ni en el espacio ni
en el tiempo.
No me importaría ser un peón, si por lo menos pudiera unirme al
juego.
El cristiano tiene que estar con un oído en el evangelio y con otro en
la gente.
La política de la solidaridad es el arte de combinar lo deseable, con
lo posible, a partir de lo disponible.

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Finalmente hallo el sentido de la vida, no en pocas grandes cosas,
sino en mil pequeños detalles.
Hoy hemos creado un recuerdo.
LIDERAZGO
A la gente se la convence por la razón, pero se la conmueve por la
emoción. El líder ha de convencer y conmover.
El administrador piensa en hoy y mañana. El líder hace pensar en
pasado mañana.
Un administrador sin nada que administrar queda reducido a la
nada, pero, incluso fuera del poder, un líder cuenta con seguidores.
Líder es aquel que es capaz de arrastrar a otras personas, sin
coacción y apelando a lo mejor de ellas mismas, para una causa que
merezca la pena y beneficie al bien común.
El líder no sólo ha de decidir correctamente lo que debe hacerse,
sino que ha de persuadir a los demás y conseguir que lo hagan.
Perdedor no es quien llega último, sino quien no se atreve a
competir.
Una cosa es tener una idea. Otra tener la idea en el momento
oportuno. Y otra más importante todavía ser la clase de hombre
que puede poner en práctica la idea.
La grandeza reside en otorgar la máxima atención al detalle.
La tarea del líder no consiste en seguir los sondeos, sino en lograr
que los sondeos le sigan a él.
El líder debe saber cuándo hay que luchar, cuándo tiene que aceptar
un compromiso, cuándo hay que hablar sincera y abiertamente y
cuándo tiene que guardar silencio.

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El líder tiene que mantenerse en primera línea, pero sin adelantarse
tanto que pierda a sus seguidores.
Pasar hipnotizado horas ante la televisión impide al joven llegar a
ser líder. Es esta una actitud pasiva. Leer, en cambio, revitaliza las
neuronas, procura información y crea una actitud activa en la
persona, lo que facilita su liderazgo.
LA UTOPÍA
El queso es la forma adulta de la leche
Coge la pelota al vuelo y tírala en la trayectoria que quieras.
El ideal es tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y
necesidades pequeñas.
Para ser feliz hay que tener buena salud, mala memoria y proyectos
para el futuro.
Desgraciadamente esta es la hora de los enanos. La media
estadística está cayendo hacia abajo por falta de héroes y aumento
de los marginados.
Hay demasiada codicia y poca ambición
Algunos se empeñan en volar tan bajo, tan bajo, que se hieren el
vientre con la tierra.
Lo único que salvará al mundo es el que haya bastantes personas
que dediquen sus vidas a algo o a alguien que no sean ellos mismos.
Estamos hechos de estrellas en polvo que ya no existen y cuya luz
original nos llega después de millones de años.
Las estrellas están carísimas en el mercado y nadie se decide a
comprarlas.
Solamente lo barato se puede comprar con dinero.

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Un buen trapecista trabaja sin red.
Hay que lanzarse al precipicio y fabricarnos alas en la caída.
No es necesario tener un mapa de carreteras antes de salir de
Egipto.
Las grandes ideas además de fuertes alas, requieren un sólido tren
de aterrizaje.
Un líder auténtico corta en rebanadas sus utopías y da un pedazo a
cada uno de sus seguidores.
El líder está totalmente solo a medio camino entre Dios y sus
criaturas.
LA ESPERANZA
La semilla es la profecía del árbol.
No se trata de mirar un vaso y verlo medio lleno o medio vacío
según que uno sea optimista o pesimista, sino de verlo casi vacío
como está en realidad de verdad, y pensar que con lo mejor de
nosotros mismos y con la ayuda de Dios, si somos creyentes,
tenemos recursos más que suficientes para llenarlo.
La felicidad total no existe, es como una manta de viaje que siempre
te deja una parte del cuerpo al descubierto.
Perdimos el tren, pero tal vez sólo hemos llegado demasiado pronto
para el que viene detrás.
Hay que apostar por la esperanza contra toda esperanza.
Hagamos auditorías para sacar la suciedad de debajo de las
alfombras.
La esperanza es como una estufa en una noche fría de invierno.

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Ahora me doy cuenta de que los árboles florecen en primavera y
producen frutos en verano, sin buscar alabanzas, y dejan caer sus
hojas en otoño y quedan desnudos en invierno sin temor a las
críticas.
VIVIR A TOPE
El mayor delito es no hacer nada por miedo a hacer sólo un poco.
Hay que hacerse de hierro, mejor, de acero inoxidable. ¡Ah! Y hay
que tener piel de hipopótamo.
La vida nos trata a sopapo limpio.
Para el fuerte nada es difícil. No necesita dar explicaciones y no se
queja de nada.
El oro es siempre el mismo, pero con fuego se puede remodelar.
En mares en calma no se forman buenos marineros.
La diversión puede ser el postre de la vida, pero nunca el plato
principal.
El agua es blanda y la piedra dura, pero el agua gana siempre a la
piedra.
Haz esta dinámica: Pon en una torre abajo las cosas fáciles, encima
las difíciles y sobre estas las imposibles. Si empiezas haciendo las
cosas fáciles, sacándolas de la torre, las difíciles ocuparán el puesto
de las fáciles entonces te será más sencillo hacer las cosas difíciles y,
por último, las imposibles, después de haber ocupado el lugar de
las difíciles, bajarán a estar en el puesto de las fáciles. Primero,
pues, lo fácil. Después lo difícil. Y, por último, lo imposible.
LA FORTALEZA
Volví de uno de mis viajes a África Negra con unos dolores de
cabeza insoportables. Tenía que ducharme varias veces al día con

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agua hirviendo para soportar el dolor. Pero, de acuerdo con una
decisión que tomé a los 15 años, no quise aceptar ninguna medicina.
Me gusta escenificar lo que pasó en mi organismo. Todas mis
defensas fueron invitadas a una asamblea general de urgencia.
Nadie conocía el virus que me había traído de África. Se creó una
comisión de estudio que investigó sin descanso y sin tirar la toalla
en ningún momento. Al final descubrieron el virus y lo analizaron.
A continuación, entre todos, se inventó un producto farmacéutico
no genérico ni específico, sino personalizado y elaborado
especialmente para mi caso.
Y un buen día, a los seis meses, cruzando los Andes Venezolanos,
descubrí que no me dolía la cabeza en absoluto. Habíamos vencido
mi organismo y yo.
CREATIVIDAD
El talento es un bien cuya demanda supera siempre la oferta.
El ideal es producir, inventar, regalar.
Hay dos clases de personas: Los que dejan que les pasen las cosas
y los que hacen que pasen cosas.
El mundo del futuro será de los que aprendan a ser necesarios.
DIOS
Me angustia mi finitud.
Al hombre moderno le preocupa los “qués” y los “cómos” y no los
“por qués”.
Al final no les queda a los hombres más que el suicidio colectivo o
la adoración de Dios. Sin Dios se nos encoge el ser.
Dios es un peligro público, un subversivo, que trabaja en la
clandestinidad.

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Cuando queremos comprar a Dios exigiéndole algo, nos devuelve
la carta con un matasellos que dice: “Dirección desconocida”.
Los mandamientos son el instructivo para el manejo del hombre
creado por Dios.
El creyente no se opone a nadie sino a la nada y actúa
respetuosamente a favor del ser.
¿No te parece extraño cómo un billete de $100 “parece” tan grande
cuando lo llevas a la iglesia, pero tan pequeño cuando lo llevas a las
tiendas?
¿No te parece extraño cuán larga parece una hora cuando oímos de
Dios, pero muy corta cuando un equipo juega baloncesto por 60
minutos?
¿No te parece extraño qué largas parecen dos horas cuando estás en
la iglesia, pero qué cortas son cuando estás viendo una película?
¿No te parece extraño que no puedas pensar en algo que decir
cuando oras, pero no tienes ninguna dificultad en pensar cosas de
que platicar con un amigo?
¿No te parece extraño cuánto nos emocionamos cuando un juego
de béisbol se extiende a extra innings, pero nos quejamos cuando
un sermón es más largo de lo usual?
¿No te parece extraño lo difícil que es leer un capítulo de la Biblia,
pero qué fácil es leer 100 páginas de una revista popular?
¿No te parece extraño cómo las personas desean los asientos del
frente en cualquier juego o concierto, pero hasta se esfuerzan para
buscar asientos de atrás en las iglesias?
¿No te parece extraño que necesitemos 2 o 3 semanas de aviso para
incluir un evento de la iglesia en nuestra agenda, pero podemos
ajustar nuestra agenda para otros eventos en el último momento?

59
¿No te parece extraño lo difícil que es aprender una verdad simple
del evangelio para compartirla con otros, pero qué fácil es para las
mismas personas entender y repetir un chisme?
¿No te parece extraño cómo creemos lo que dicen los periódicos,
pero cuestionamos lo que dice la Biblia?
¿No te parece extraño que todos quieran ir al cielo, siempre y
cuando no tengan que creer, o pensar, o decir, o hacer alguna cosa?
¿No te parece extraño cómo podemos enviar miles de chistes por
correo electrónico y se esparcen como reguero de pólvora, pero
cuando empezamos a enviar mensajes acerca de Dios, la gente lo
piensa dos veces antes de compartirlos con otros?
Es extraño, ¿No te parece?
CRISTO
Siglo XXI, a partir de Jesús, el personaje más importante de la
historia, que rige el calendario universal, y cuyo nacimiento, la
fiesta de navidad, es la celebración más conocida en el mundo
entero.
LA IGLESIA
La Iglesia es la embajada de Dios en la tierra.
Lo esencial de la Iglesia es no negociable. En lo accidental, la Iglesia
ha sabido adaptarse a todos los tiempos y lugares, como ninguna
otra institución religiosa o civil.
Si el Kremlin hubiese tenido un Vaticano II, quizás el comunismo
se hubiese salvado de la ruina.
En nuestros pueblitos La Iglesia ocupa el sitio principal. Dentro de
sus muros se celebran los actos más importantes de la vida, tanto a
nivel individual, familiar o social. Y desde las torres de las iglesias

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se anuncia con las campanas todo lo que puede interesar a la
población: muertes, incendios, ataques enemigos, noticias lejanas.
Cuando a finales del siglo XIX y principios del XX, se hicieron las
carreteras para los primeros coches de motor los constructores de
carreteras las planearon fijándose en las torres de los pueblos.
MARÍA
Voy a ser sincero. Hasta hace poco mi devoción a la virgen no era
muy eficiente por demasiado intelectual. A fuerza de raciocinios
me había quedado con una virgen abstracta, que vivía allá en
nebulosas lejanías. Hace poco he sentido renacer mi antigua
devoción infantil a María, pero de una forma nueva y
deslumbrante. Cuando menos lo esperaba, a la vuelta de una
esquina lógica sin importancia, he tropezado con la virgen
auténtica, real, de carne y hueso, una jovencita de quince años, en
cuyos ojos iluminados ardía una como transparencia de la
divinidad, que la convertía en algo de ensueño, pero con todas las
gracias de la humanidad real y completa.
A un público de carne y hueso no le puede interesar el retrato
descolorido y anacrónico de una virgen que, a fuerza de
abstracciones teológicas, aparece a nuestros ojos fuera del tiempo y
del espacio en que vivimos, algo así como un objeto de museo sin
interés vital. La Virgen, por dicha nuestra, es algo más, mucho más
que todo eso. Hoy, como ayer, es una realidad espléndida. Vive
como nosotros, sigue nuestros pasos, nos ama con pasión y su
presencia es como un bálsamo, que suaviza las heridas de nuestros
pies en el fatigoso camino de la vida.
LA MUERTE
Hay que saborear la muerte viviéndola a tope como culminación de
nuestra vida.
En el cielo hay más respuestas que preguntas en la tierra.

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FORMACIÓN Y CREATIVIDAD
Oigamos lo que dice Antonio Hortelano sobre la creatividad en su libro La
Biblia Día a Día:
Hemos de descubrir con realismo nuevas estrategias para la
evangelización y hemos de ser fieles a Roma, la nueva Jerusalén,
pero con libertad de espíritu y creatividad. (variaciones creativas sin
perder la identidad)
Trabajemos con energía y creatividad (al trabajar, busquemos crear)
Muchas comunidades cristianas hoy y muchos de sus miembros e
incluso de sus dirigentes necesitan un buen empujón para salir de
su modorra, de su falta de entusiasmo y creatividad y de su no
compromiso. (la falta de creatividad crea pereza, agotamiento, desgaste)
Hay que recuperar el humanismo, arrumbado en el sótano de la
moderna cultura tecnocrática… Y para eso hemos de reactivar la
lectura. Si no leemos, se necrosarán nuestras neuronas y nos faltará
capacidad de ensoñación y creatividad. Hay que leer sobre todo
libros de carácter humanista: poesía, teatro, novelas, ciencia-ficción,
filosofía para el hombre de la calle y teología de la vida y para la
vida. (formarnos despierta la creatividad, nos hace soñar)
El escritor infatigable
Antonio Hortelano, escritor.
Dejó decires y huellas y palabras abundantes,
no ahorró tiempos, se entregó sin pausas:
Sembró decires, consejos, palabras, sabias palabras,
proféticas llamadas de atención constantes,
instrucciones amorosas para la amistad,
experiencias y saberes,
regalos gratis de profunda verdad.

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HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE LOS SUEÑOS DE ANTONIO
HORTELANO: ¿CÓMO VEN LOS MIEMBROS DE LAS
COMUNIDADES EAS LA REALIDAD ACTUAL DE LAS
COMUNIDADES?
Desde la coordinación de las comunidades EAS de Colombia, con
la colaboración de diversos miembros, se llevó a cabo una encuesta
en 2016, que fue respondida por 60 personas, en su mayor parte de
Colombia, pero también se recibieron respuestas de otros países.
Esta encuesta es de alguna forma una base para entender la realidad
actual de las comunidades y permite proponer algunas acciones
estratégicas para acercarse más a las utopías fundacionales y hacia
los modelos que plantea el ideario de las comunidades. Los que las
respondieron, un 75 % tienen más de 10 años en EAS, un 15 % entre
5 y 10 años y un 10 % menos de 5.
Las palabras que mejor resumen la experiencia EAS para la mayoría
son Amistad, Amor, Dios, Solidaridad, Familia y Compromiso. Se
mencionan también palabras como Fe, Cristo, Cristianismo,
Comunidad y Gratitud. Es evidente que, en este sentido, han
calado las palabras fundacionales. De hecho, los participantes
mencionan como elementos fundamentales de la identidad EAS la
Amistad, (aspecto señalado por todos), el Compartir, el Amor y la
Fraternidad.
Hay que anotar que pocos matizan estos conceptos con acentos
cristo-céntricos o evangélicos lo que podría indicar dos cosas: que
esta asumido o sobreentendido en la identidad o que se desconoce
o relativiza.
Acá hay un trabajo formativo por hacer, reforzar el aspecto Cristo-
céntrico de la identidad.
Al hablar de los principales legados de la Historia EAS que inició el
Padre Antonio y que continúan muchos líderes EAS en los
diferentes países, se mencionan: el compartir y la vivencia en
comunidad, el amor a Dios y la oración, la amistad y el compromiso
cristiano.

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