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ESCRITOS DE FORMACIÓN

                 Número 8 – Enero de 2005
 EAS



       REFLEXIONES SOBRE EL SENTIDO
   CRISTIANO DE LA PAZ A LA LUZ DE LOS
    ESCRITOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ




COMUNIDADES CRISTIANAS COMPROMETIDAS EAS DE
COLOMBIA
CIUDAD DE MEDELLÍN
COMITÉ DE FORMACIÓN

El comité de Formación genera documentos periódicamente para
beneficio de los EAS y su formación. Los invitamos a leer estos
documentos y reflexionar sobre ellos, ojalá algunas veces en
comunidad. Los invitamos a coleccionarlos y a divulgarlos.

Los documentos se basan en recopilaciones de documentos de
diversos autores, incluyendo personas de los EAS, sometidos en
algunos casos a adaptaciones que los hagan más afines y prácticos
para los EAS, bajo la responsabilidad del comité.

Son bienvenidos los comentarios y los aportes.

El Comité Internacional de los EAS ha incluido entre sus tareas el
impulsar la espiritualidad entre los EAS. El Comité de Formación de
Medellín quiere contribuir a este objetivo con este trabajo, basado en
el artículo LA PAZ EN LOS ESCRITOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ
escrito por Manuel Hódar Maldonado en la Revista San Juan de la
Cruz, número 33 de 2004, que aparece en la internet en la dirección
www.revistasanjuandelacruz.org. En este trabajo se han tomado
libremente partes los textos del artículo y se han matizado con
comentarios de los que han elaborado este trabajo. Estos
comentarios aparecen en cursivas.




                                  2
REFLEXIONES SOBRE EL SENTIDO CRISTIANO DE LA PAZ
     A LA LUZ DE LOS ESCRITOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ

INTRODUCCIÓN

Nuestra vivencia comunitaria EAS va tejiendo posibilidades de una
vida más plena y armoniosa, dado que contamos con el apoyo de los
amigos, con los cuales compartimos vivencias. Ellos nos cuentan sus
progresos y nosotros, que podemos atestiguarlos y observar la
realidad que rodea sus vidas, aprendemos de ellos y en forma
continua nos vamos transformando con la ayuda de todos.

Los santos cristianos son seres humanos que sirven de ejemplo, de
modelo de virtudes. Algunos de ellos han sido grandes escritores y
maestros y han compartido sus vivencias en busca de un mundo
mejor. Se destaca entre ellos San Juan de la Cruz, uno de los poetas
mayores de la lengua castellana y uno de los grandes maestros de la
espiritualidad.

En la búsqueda de Dios, de la que han escrito los autores espirituales
de siempre, se describe el camino que lleva al interior de la persona,
y en ese interior afirman que se realiza el encuentro personal con
Dios. De ese encuentro interior, dice San Juan de la Cruz, brota la
paz. Así, del encuentro de Dios se sigue el hallazgo de la paz.

La paz es un símbolo místico que ha estado presente en todos los que
han emprendido su búsqueda de Dios, aunque la paz no haya estado
en el primer plano, pues era Dios su primera intención..

En nuestra época se ha dado un cambio en esta búsqueda mística:
junto a los que buscan abiertamente a Dios, están los que buscan
expresamente la paz interior, sin referencia a Dios. Este ingente
número de buscadores de la paz personal y del sentido de la vida,
nos permite afirmar que la paz está en el objeto esencial explícito de
los que han emprendido en serio su búsqueda espiritual.
Los EAS no somos extraños a estas búsquedas espirituales, que en
nuestro caso tienen el valor añadido de la riqueza que supone el
trabajo comunitario. De alguna manera estamos explorando caminos
nuevos ya que la pequeña comunidad al estilo EAS es, en muchos
sentidos, una novedad histórica.

Podemos reconocer en los escritos de San Juan de la Cruz matices y
descripciones nuevos sobre la paz. También existe novedad en la
metodología para llegar a ella. Se puede afirmar que ha descrito
como nadie el itinerario hacia la paz personal, la metodología para
alcanzarla, para protegerla y para mantenerse en ella.




                                  3
Invitamos a leer en comunidad alguno de los escritos de San Juan de
la Cruz, especialmente a la luz de este trabajo. Proponemos alguno
de los tres libros de la Subida del Monte Carmelo, uno de los dos de
la Noche Oscura, el Cántico Espiritual y la Llama de Amor Viva.

En los últimos años se ha evocado el esquema de la persona, que
utilizara el pacifista Luther King en su libro La fuerza de amar.
Recurría él a las tres direcciones de la cruz para mostrar los aspectos
que tiene que atender la persona que quiera progresar en su madurez
de forma equilibrada y armoniosa: con el trazo vertical se refería a la
búsqueda de Dios; con la línea horizontal indicaba la necesidad que
tenemos de comprometernos con los demás, sobre todo con los más
necesitados, y, finalmente, con el trazo inferior, hacía comprender la
necesidad de estar comprometidos con nuestro continuo desarrollo
personal.

En el esquema de San Juan de la Cruz no encontramos el trazo
vertical con el que Luther King se refiere a Dios. Con sólo dos trazos
describe aquél a la persona: el horizontal, con el que expresa su
relación comprometida con el prójimo, y con su trazo inferior
expresa, al mismo tiempo, la dirección que conduce a sí mismo y a
Dios. En la búsqueda de Dios el hombre nunca vuelve la espalda a sí
mismo, a pesar de toda la renuncia ascética necesaria para
desembocar en el fondo, donde Dios habita y con éste la paz.

Invitamos a meditar en comunidad sobre estos simbólicos
significados de la cruz y a compartir las formas en que tienen
significado para nuestras comunidades y en qué medida las vivencias
de comunidad los enriquecen.

ENSEÑANZA SOBRE LA PAZ

En los escritos de San Juan de la Cruz, la palabra paz aparece 161
veces, en unos textos aparece una sólo vez y en otros textos dos o
más veces. Aunque la palabra paz no es la más repetida en sus
escritos, su contenido es muy importante en su enseñanza mística y
digno de ser estudiado. Es una aportación muy importante para
nuestro momento histórico y social, ya que coincide con lo que aspira
a vivirse en la búsqueda de realización personal, que se va
generalizando cada vez más en nuestro tiempo.

San Juan de la Cruz vierte el concepto de paz en símbolos,
sinónimos, narraciones, expresiones y giros literarios y al mismo
tiempo utiliza éstos para aclarar el concepto de paz.

San Juan de la Cruz es un maestro didáctico, extremadamente
práctico, presto a utilizar todos los recursos a su alcance para que el


                                  4
mensaje penetre. No duda en utilizar dibujos, ejemplos, poesías,
explicaciones de las poesías. No duda en repetir.

San Juan de la Cruz da una abundante y clara enseñanza sobre el
maestro espiritual, de la necesidad de hacer el camino interior
acompañado de un guía; de la necesidad de que el guía posea la
oportuna formación teológica y de haber experimentado en sí mismo
ese camino; y finalmente la presencia del Espíritu en el interior del
hombre, que es el verdadero maestro interior.

El acompañamiento por un maestro espiritual es una afirmación
fundamental en todas las escuelas espirituales de todas las religiones,
también en el camino espiritual cristiano.

En la época en que vivió San Juan de la Cruz había una notable
escasez de maestros espirituales. Según señala el artículo, esta falta
de acompañantes en esa época se explica en parte por el miedo a la
Inquisición. Para cubrir este vacío es por lo que San Juan de la Cruz
escribe sus libros. Las connotaciones negativas sobre la búsqueda
espiritual y el misticismo continúan hoy en día. En buena parte se
basan en la falta de conocimiento. De ahí la importancia de que en
las comunidades se tenga una visión amplia y positiva sobre la
experiencia espiritual, más allá de los miedos y de la actitud de burla
y menosprecio.

Acompañar      en el camino espiritual exige, además, un conocimiento
diferente al   que procede del conocimiento intelectual, que es el que
procede de     haber experimentado en sí mismo el camino del espíritu
que recorre    el dirigido, cualidad principal de dicho maestro.

Siempre ha habido simuladores de este saber para ocupar el papel de
maestro. San Juan de la Cruz pone en aviso a quien busque maestro,
para que discierna entre el experimentado y el usurpador, pues éste
puede impedirle “la paz de la contemplación sosegada y quieta,
sacándolos de su ocio santo y recogimiento quieto y pacífico y
pónenlas del duelo y del lodo”.

Pensamos que la pequeña comunidad es un complemento maravilloso
en estos recorridos espirituales debido a que se comparten
experiencias en forma honesta y abierta, algunas de las cuales, son
experiencias en el camino del espíritu. Con la presencia del Señor
entre nosotros, somos maestros y guías los unos de los otros. Si el
compartir se amplía a la comunidad de comunidades, la riqueza
puede ser mucho mayor.

NOMBRES DE LA PAZ




                                    5
Destacan en los escritos de San Juan de la Cruz, tres nombres que
aparecen más repetidos que el resto: paz interior, paz del alma y paz
cumplida.     A estos títulos hay que añadir otras expresiones o
imágenes que iluminan la paz en sí misma y en su relación con la
persona, denotando unas veces su consistencia y su fuerza, otras el
descanso que lleva consigo vivir en paz. Unas veces a la paz, como a
los astros, se la reconocerá con luz propia que llena de luz al hombre
que la posee; otras como un tesoro para el hombre, que ha de
proteger, por su importancia y porque tiene sus enemigos, y,
finalmente, en otras se manifestará la fecunda abundancia que
produce la paz.

Hay palabras que acompañan a la paz que, sin ser sinónimos, la
matizan, describiendo su papel y misión en el hombre.

    - Aspectos físicos y psicológicos de la paz: tranquilidad, quietud,
    sosiego, suave, oscuridad, descanso, silencio, sentidos.

    - Sentimientos y sensaciones que acompañan a la paz: deleite,
    amor, consuelo, gozo, satisfacción, seguridad, limpieza, dulzura,
    alegría, soledad.

    - Dimensión religiosa de la paz: interior, espiritual, del alma,
    recogimiento, piedad.

    - Progresos humanos alcanzados en el camino de la paz:
    fortaleza, edificado, virtudes, cumplida, conseguida, perfecta,
    inmutable.

    - Trascendencia y paz: Dios, Esposo, Jesucristo, Amado, Espíritu
    Santo.

Según esta división podríamos afirmar que en la paz se advierte un
sentido trascendente de paz y un sentido humano, que se refiere
expresamente al hombre, un sentido psicológico de paz. La
procedencia divina de la paz, queda en los escritos suficientemente
clara y el destino humano de la paz, sobreabundantemente descrito.

Proponemos el realizar algunos talleres comunitarios en los cuales se
exploren estos aspectos de la paz. La idea que lanzamos es que se
haga un compartir comunitario en el que cada persona exprese en
qué medida el hacer parte de los EAS puede contribuir o ha
contribuido a generar cambios personales, de pareja, familiares y
sociales en los cinco sentidos mencionados relacionados con la paz:
físicos, se sentimientos y sensaciones, religiosos, de progreso
humano y de dimensión trascendente.




                                  6
SIMBOLISMOS, IMÁGENES Y NARRACIONES                      CON LAS QUE
EXPRESA LA PAZ

San Juan de la Cruz es insuperable en la utilización de la alegoría y
el símbolo. Ve en el verso el vehículo apropiado para encerrar sus
ideas y experiencias, pero no sólo el verso, también de la prosa
aprovecha las posibilidades simbolizadoras además de las
raciocinadoras.

Con las imágenes que a continuación expresamos, hemos querido
indicar el modo cómo concibe al hombre de paz, de cómo concibe la
paz misma, los medios que están al alcance del hombre para
intervenir en ella, y de cómo la vida cotidiana, cargada de dificultades
reales, no está reñida con esta paz.

    La persona humana en referencia a la paz:

-     El hombre es la vasija (el continente) hecha para estar llena de
      paz. La plenitud humana es realidad en la persona que está llena
      de paz. La frustración, por el contrario es no haberse llenado por
      completo de la paz como contenido, previo haber hecho una
      limpieza y vacío total.

-     La unidad de la persona la expresa con dos instancias: 1. El alma,
      la instancia más profunda del hombre; y 2. Las potencias del alma,
      la instancia más exterior. La más exterior (las potencias) lucha
      abiertamente por llevar el protagonismo de la vida; para ello
      quiere imperar sobre el alma (el interior). En cambio si las
      potencias se silencian por medio del esfuerzo ascético toda la
      persona se pacifica, pues el trabajo de unificación consiste en
      conseguir vivir desde el centro. Vivir desde la periferia, es vivir
      desde las potencias por sí mismas; esto es estar dividido, ya que
      sería actuar desarraigado de lo profundo personal, alejado del
      centro personal. La imagen de unidad es la de un hombre con dos
      instancias claramente diferenciadas, la inferior y la superior,
      intercomunicadas. Sin esta comunicación interna el hombre vive
      una división dolorosa, que le impide el flujo gozoso de la paz.

-     La paz es noticia sutil, que necesita de parte del hombre una
      adaptación auditiva de los sentidos interiores. Hay que ajustarse al
      camino que va desde los ruidos hasta el silencio, con el que el
      alma puede captar la noticia sutil. Ésta crecerá hasta gustar de la
      amorosa noticia de Dios más que de todas las cosas, porque le
      causa paz, descanso, salud y deleite sin trabajo.

-     La paz es como la atmósfera de la casa interior del hombre en
      quien Dios habita, de donde por propia voluntad no quiere salir.


                                     7
Cerrados los sentidos, llegará a vivir conscientemente esta
    presencia y, en consecuencia, también la paz, pues la paz brota si
    la parte superior está en conformidad con la inferior. Esta
    conciencia de paz está vinculada a la experiencia contemplativa.

-   Si el hombre atina a dar en la diana que es la paz de Dios, esta
    paz, que es un río, fertiliza la vida del pacificado; pero el hombre
    que así vive tiene que contar con que la paz tiene sus detractores.
    Para ello cuenta con las virtudes, que favorecen el nacimiento de
    la paz y su crecimiento. También por las virtudes se exhala el
    perfume de la paz interior que vive la persona, y este perfume es
    la paz personal que se irradia al exterior. Toda virtud está hecha
    de paz, entre otras cualidades. Y es por la virtud por la que de un
    hombre se puede decir que está edificado en paz. Sobre todo en
    aquellos que han llegado a la perfección en el amor. La ordinaria
    paz es la que llena día tras día el alma y exhala el olor de las
    virtudes que favorece a los otros y al ambiente.

Pensamos que el autor ha señalado unas imágenes muy bellas y
prácticas para comentar en comunidad. Cada párrafo anterior se
presta para meditar, para soñar con vivencias, para explorar
posibilidades en comunidad. Nuestra propuesta es que de vez en
cuando se toque el tema, en una ambiente de contemplación y
aceptación de la presencia del espíritu en nuestro medio. Sentimos
en grupo que fluye el río que fertiliza la vida, que habitamos la
atmósfera donde brota la paz interior, que somos vasijas de paz, que
somos unidad de paz.

CIRCUNSTANCIAS HUMANAS QUE PUEDEN SER ILUMINADAS
     POR LA PAZ

La palabra paz aparece en los escritos de San Juan de la Cruz
relacionada con circunstancias muy diferentes de la vida, ya que no
es una doctrina teórica, sino una indicación para iluminar la vida de
las personas a las que él acompaña. Y son tan diferentes los
momentos del proceso de maduración personal, que es muy difícil no
encontrar en sus escritos luz para el momento concreto por el que
cada cual está pasando, desde la paz primera en la que están los
principiantes hasta la plena madurez, que es la paz perfecta o
matrimonio espiritual en el interior humano.

A continuación hacemos una presentación de textos, agrupados bajo
siete epígrafes diferentes con el fin de favorecer una mejor
asimilación:

¿Qué puede hacer el hombre por conseguir la paz, afianzarla y
madurarla?


                                   8
Directamente el hombre no puede hacer nada sobre la paz, ya que es
una realidad interior, espiritual, trascendente… Lo que sí está en la
mano del hombre es:

       - Una actitud de escucha a Dios y de descanso confiado, ya que
       su interior está protegido. Hay que notar que este camino,
       aunque hay muchos creyentes comprometidos en recorrerlo, es
       personal y así cada uno debe recorrerlo personalmente.

       - Este camino está hecho de renuncias y de la oscuridad de la
       noche de los sentidos y del espíritu. La promesa de conseguir la
       paz está en la fidelidad de seguir hacia adelante, sin volver la
       vista a lo ya hecho.

       - La pacificación exige una vigilancia y una atención a la paz
       que se busca y una renuncia a todo aquello que distrae de ella.

Virtudes y paz

 La paz tiene una estrecha relación con las virtudes, es decir, con el
estilo de vida que se lleva. En San Juan de la Cruz el estilo de vida
está entroncado en las virtudes teologales -fe, esperanza y caridad-
de las que él saca el ser y actuar cristiano. Están, por tanto, las
virtudes muy estrechamente unidas con la pregunta que poníamos en
el epígrafe anterior: ¿Qué puedo hacer para conseguir la paz?:

       - Los actos concretos de nuestra vida, si son virtuosos,
       producen la paz, esto descarta todo sentido mágico de
       conseguirla.

       - Las virtudes son pacíficas. Esta afirmación pone en cuestión
       cualquiera de los valores que queramos vivir o defender con
       violencia, por muy sublimes que éstos sean. Se podría decir: la
       virtud, o es pacífica o no es virtud; viniendo a ser la paz signo y
       test de toda virtud verdadera.

Sensibilidad y paz

La sensibilidad hace referencia a lo más externo del hombre. Y como
todo el hombre está implicado en la paz, también lo más externo del
hombre: el gozo por la belleza, el gusto de las propias cosas, la calma
de los sentidos… También lo negativo de la sensibilidad se incluye en
la paz: el dolor de abandonar un placer, el esfuerzo que lleva consigo
la renuncia:

   -   La paz está descrita con una belleza tal por San Juan de la Cruz
       –como flor, como estrella- que cualquiera que oiga estas



                                    9
descripciones se siente atraído para deleitarse, alimentar su
      vida y embriagarse con ella.

      - La fuente de la paz verdadera es más interior. En ella está el
      gozo verdadero. Llegar a ella y mantenerla exige esfuerzo; pero
      si por no disgustar a la sensibilidad se acomoda el hombre a sus
      gustos sensibles, pierde la paz.

      - El proceso de la paz es hacia el interior. La paz está dentro y
      exige vivir y actuar en docilidad a ese interior.

Libertad y paz

Libertad y paz están muy unidas:

      - Salir del yugo y servidumbre de los sentidos y de las
      potencias del alma tiene la promesa de la paz.

      - No asido: Expresión que repite en algunas ocasiones, en
      relación con situaciones humanas conflictivas. Con ésta quiere
      hacer caer en la cuenta de la necesidad de esta actitud de
      desapego a dichas situaciones. Esta actitud de desasimiento
      revela la solidez y la libertad que goza ante el sufrimiento y
      ante su propia sensibilidad, quien ha alcanzado la zona
      profunda de su paz.

Sufrimiento y paz

 Los progresos interiores llevan consigo el dolor del esfuerzo, de las
renuncias, del riesgo que lleva el compromiso por la paz:

  -   Guerra y combate son dos antónimos de paz. El primero lleva el
      sentido de una declaración de actitudes y el segundo la
      confrontación en cada uno de los momentos en que aparezca
      dicha incompatibilidad. Esto pone de manifiesto hasta qué
      punto no es una cuestión ideológica, sino existencial, real y
      concretada en cada momento en el que entre en juego dicha
      incompatibilidad. También victoria conlleva una acepción
      primera referida al éxito del combate, al final de la guerra. El
      otium -el descanso- que sigue al final de la batalla, es el
      verdadero sentido de la paz. Es extraordinariamente realista la
      relación de los dos términos, el sufrimiento y la paz, aunque
      aquí San Juan de la Cruz esté tratando de la paz personal, y
      para expresar dicha relación, recurra al lenguaje ordinario
      utilizado para abordar los conflictos sociales.

      - La presencia de conflictos personales ya sean interiores, como
      son los psíquicos o espirituales, ya sean exteriores, como son

                                   10
los físicos, no son el anuncio de que ha terminado la paz en el
     hombre, o de que hay que renunciar a gozar de las riquezas
     que aporta la paz a la realización humana. La paz ocupa un
     lugar interior tan hondo en la persona, que una vez descubierta
     y tomado posesión de ella, aunque el hombre sea azotado por
     vientos huracanados, no los sentirá como amenaza de ser
     arrancado por los elementos, pues está seguro el hombre
     cimentado sobre sí mismo. Saldrá de cada conflicto más
     desposeído y pobre, pero más libre. El valor del sufrimiento en
     el camino de la paz consiste en que éste ahonda la experiencia
     de la paz, y por lo tanto la seguridad en sí, del hombre que
     apuesta por ella.

     - Todos los días, aunque haya faltas en casa, pasar por ellas…
     La experiencia de la limitación, cercana, íntima y cotidiana, hay
     que     pasarla.   No    vale   ignorarlas,   ni  eludirlas   con
     compensaciones. Ante las carencias de cada día la única actitud
     es sufrirlas, darles la cara y hacerles frente. Adentrarse en las
     dificultades que producen dichas carencias es de gran sabiduría,
     en cambio, quedarse prendido en su dolor significa una torpeza,
     pues eso deja a la persona con la mirada vuelta al pasado.

     - Alegría en el sufrimiento que nos reporta todo lo adverso. Esta
     alegría podríamos considerarla como un cuidado prudente para
     no caer en la depresión, pero San Juan de la Cruz, tan
     verdadero, no habla de segundas intenciones, sino que sus
     palabras apuntan al fondo de la cuestión: Es ante la
     tranquilidad del ánimo y la paz, que es el mayor bien que toda
     la prosperidad. En la valoración que se tenga de la tranquilidad
     y paz está la garantía de no dejarse turbar por lo adverso.

Solidez de la paz

La paz es semántica y antropológicamente una realidad consistente y
fuerte como un edificio, como el espíritu robusto no asido a nada de
quien se apoya en sí mismo. De esta solidez procede el aguante en
el sufrimiento.

     - La paz tiene tal consistencia que, a quien toma posesión de
     ella en su interior, ninguna dificultad exterior se la podrá
     arrebatar. Su vida viene a ser como un edificio edificado sobre
     roca.

     - Esta paz tan sólida es la que brota y se hace presente junto
     con la experiencia amorosa humana más honda. Paz, amor y
     Amado son difíciles de separar, ya que son tres aspectos
     distintos de la única realidad. En nosotros es donde esta la
     diferencia por el ángulo de visión, no en la realidad.

                                 11
Plenitud de la paz

El camino de la paz interior es largo, sin límite; pero llega un
momento que es la plenitud, aunque, aun en este momento se sigue
un crecimiento sin fin. Como un caudaloso río que llega a la llanura y
se hace manso y lento y sus orillas se distancian, así ocurre en la
paz, este delta sigue creciendo sin fin: el desposorio. El infinito de sus
orillas se traduce en paz. Contemplación y desposorio son el mismo
objeto, pues la mirada interior de la contemplación no es únicamente
sobre sí mismo, sino habitado por amor, paz y Amado. En estos
textos de contemplación y desposorio hemos incluido la paz de
Jesucristo, pues hay textos en los que expresa la relación Amado-
Jesucristo.

       - La contemplación es un ejercicio de plenitud. Está al alcance
       de la libertad del contemplativo al situarse en esta actitud de
       búsqueda.

       - El desposorio es el estado interior último y el más profundo, al
       que se llega mediante el ejercicio y la actitud contemplativa. Es
       el destino de la búsqueda. En este extremo entra Dios en acción
       abierta.

BUSCAR LA PAZ

Lo primero y principal que se puede hacer para conseguir la paz es
buscarla. En esta búsqueda se ha de implicar toda la persona:
cuerpo, psiquismo, espíritu, potencias: memoria, entendimiento y
voluntad …

No podemos hacer nada directamente sobre la paz, pues ésta no es
un producto mágico, como hemos indicado más arriba. La paz es el
resultado de una búsqueda sincera, de una actitud ante la vida, de un
comportamiento moral consecuente y de un regalo divino. Todas las
exhortaciones que hace en sus escritos son una manera de involucrar
a sus lectores a buscar la paz como lo primero para tenerla.

Para conquistar la paz, que está dentro del hombre, se requiere una
actitud ascética en la que destacan tres aspectos a tener en cuenta a
la hora de centrar bien la tarea:

   -   Si quieres la paz tienes que implicarte en ella, pues nadie te
       puede sustituir en esta tarea.

   -   Una actitud previa y continua para conseguir la paz es vivir
       responsable la propia vida con sus necesidades y prioridades.




                                   12
-   Una actitud de desprendimiento de sí mismo, de todas las cosas
      y hasta de la idea previa que tiene de sus propios límites o
      posibilidades. Es importante, así mismo, contar con la ayuda de
      un buen guía espiritual.

Dios está comprometido en que la persona viva en paz. No le da lo
mismo que el hombre viva o no en paz; sino que es dadivoso con el
don de la paz para aquellos que lo buscan.

Ahora un bello poema del santo para que lo leamos con calma y lo
meditemos.




CANCIONES   DE EL ALMA EN LA ÍNTIMA COMMUNICACIÓN DE UNIÓN DE
                           AMOR DE    DIOS


                     ¡O llama de amor viva,
                     que tiernamente hieres
             de mi alma en el más profundo centro!
                    pues ya no eres esquiva,
                      acaba ya, si quieres;
             rompe la tela de este dulce encuentro.

                     ¡O cauterio suave!
                     ¡O regalada llaga!
             ¡O mano blanda! ¡O toque delicado,
                   que a vida eterna sabe
                    y toda deuda paga!,
            matando muerte en vida la has trocado.

                      ¡O lámparas de fuego,
                      en cuyos resplandores
               las profundas cavernas del sentido
                    que estaba oscuro y ciego
                      con extraños primores
                calor y luz dan junto a su querido!

                     ¡Cuán manso y amoroso
                      recuerdas en mi seno

                                 13
donde secretamente solo moras
     y en tu aspirar sabroso
      de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!




              14

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Reflexiones sobre la paz interior

  • 1. ESCRITOS DE FORMACIÓN Número 8 – Enero de 2005 EAS REFLEXIONES SOBRE EL SENTIDO CRISTIANO DE LA PAZ A LA LUZ DE LOS ESCRITOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ COMUNIDADES CRISTIANAS COMPROMETIDAS EAS DE COLOMBIA CIUDAD DE MEDELLÍN
  • 2. COMITÉ DE FORMACIÓN El comité de Formación genera documentos periódicamente para beneficio de los EAS y su formación. Los invitamos a leer estos documentos y reflexionar sobre ellos, ojalá algunas veces en comunidad. Los invitamos a coleccionarlos y a divulgarlos. Los documentos se basan en recopilaciones de documentos de diversos autores, incluyendo personas de los EAS, sometidos en algunos casos a adaptaciones que los hagan más afines y prácticos para los EAS, bajo la responsabilidad del comité. Son bienvenidos los comentarios y los aportes. El Comité Internacional de los EAS ha incluido entre sus tareas el impulsar la espiritualidad entre los EAS. El Comité de Formación de Medellín quiere contribuir a este objetivo con este trabajo, basado en el artículo LA PAZ EN LOS ESCRITOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ escrito por Manuel Hódar Maldonado en la Revista San Juan de la Cruz, número 33 de 2004, que aparece en la internet en la dirección www.revistasanjuandelacruz.org. En este trabajo se han tomado libremente partes los textos del artículo y se han matizado con comentarios de los que han elaborado este trabajo. Estos comentarios aparecen en cursivas. 2
  • 3. REFLEXIONES SOBRE EL SENTIDO CRISTIANO DE LA PAZ A LA LUZ DE LOS ESCRITOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ INTRODUCCIÓN Nuestra vivencia comunitaria EAS va tejiendo posibilidades de una vida más plena y armoniosa, dado que contamos con el apoyo de los amigos, con los cuales compartimos vivencias. Ellos nos cuentan sus progresos y nosotros, que podemos atestiguarlos y observar la realidad que rodea sus vidas, aprendemos de ellos y en forma continua nos vamos transformando con la ayuda de todos. Los santos cristianos son seres humanos que sirven de ejemplo, de modelo de virtudes. Algunos de ellos han sido grandes escritores y maestros y han compartido sus vivencias en busca de un mundo mejor. Se destaca entre ellos San Juan de la Cruz, uno de los poetas mayores de la lengua castellana y uno de los grandes maestros de la espiritualidad. En la búsqueda de Dios, de la que han escrito los autores espirituales de siempre, se describe el camino que lleva al interior de la persona, y en ese interior afirman que se realiza el encuentro personal con Dios. De ese encuentro interior, dice San Juan de la Cruz, brota la paz. Así, del encuentro de Dios se sigue el hallazgo de la paz. La paz es un símbolo místico que ha estado presente en todos los que han emprendido su búsqueda de Dios, aunque la paz no haya estado en el primer plano, pues era Dios su primera intención.. En nuestra época se ha dado un cambio en esta búsqueda mística: junto a los que buscan abiertamente a Dios, están los que buscan expresamente la paz interior, sin referencia a Dios. Este ingente número de buscadores de la paz personal y del sentido de la vida, nos permite afirmar que la paz está en el objeto esencial explícito de los que han emprendido en serio su búsqueda espiritual. Los EAS no somos extraños a estas búsquedas espirituales, que en nuestro caso tienen el valor añadido de la riqueza que supone el trabajo comunitario. De alguna manera estamos explorando caminos nuevos ya que la pequeña comunidad al estilo EAS es, en muchos sentidos, una novedad histórica. Podemos reconocer en los escritos de San Juan de la Cruz matices y descripciones nuevos sobre la paz. También existe novedad en la metodología para llegar a ella. Se puede afirmar que ha descrito como nadie el itinerario hacia la paz personal, la metodología para alcanzarla, para protegerla y para mantenerse en ella. 3
  • 4. Invitamos a leer en comunidad alguno de los escritos de San Juan de la Cruz, especialmente a la luz de este trabajo. Proponemos alguno de los tres libros de la Subida del Monte Carmelo, uno de los dos de la Noche Oscura, el Cántico Espiritual y la Llama de Amor Viva. En los últimos años se ha evocado el esquema de la persona, que utilizara el pacifista Luther King en su libro La fuerza de amar. Recurría él a las tres direcciones de la cruz para mostrar los aspectos que tiene que atender la persona que quiera progresar en su madurez de forma equilibrada y armoniosa: con el trazo vertical se refería a la búsqueda de Dios; con la línea horizontal indicaba la necesidad que tenemos de comprometernos con los demás, sobre todo con los más necesitados, y, finalmente, con el trazo inferior, hacía comprender la necesidad de estar comprometidos con nuestro continuo desarrollo personal. En el esquema de San Juan de la Cruz no encontramos el trazo vertical con el que Luther King se refiere a Dios. Con sólo dos trazos describe aquél a la persona: el horizontal, con el que expresa su relación comprometida con el prójimo, y con su trazo inferior expresa, al mismo tiempo, la dirección que conduce a sí mismo y a Dios. En la búsqueda de Dios el hombre nunca vuelve la espalda a sí mismo, a pesar de toda la renuncia ascética necesaria para desembocar en el fondo, donde Dios habita y con éste la paz. Invitamos a meditar en comunidad sobre estos simbólicos significados de la cruz y a compartir las formas en que tienen significado para nuestras comunidades y en qué medida las vivencias de comunidad los enriquecen. ENSEÑANZA SOBRE LA PAZ En los escritos de San Juan de la Cruz, la palabra paz aparece 161 veces, en unos textos aparece una sólo vez y en otros textos dos o más veces. Aunque la palabra paz no es la más repetida en sus escritos, su contenido es muy importante en su enseñanza mística y digno de ser estudiado. Es una aportación muy importante para nuestro momento histórico y social, ya que coincide con lo que aspira a vivirse en la búsqueda de realización personal, que se va generalizando cada vez más en nuestro tiempo. San Juan de la Cruz vierte el concepto de paz en símbolos, sinónimos, narraciones, expresiones y giros literarios y al mismo tiempo utiliza éstos para aclarar el concepto de paz. San Juan de la Cruz es un maestro didáctico, extremadamente práctico, presto a utilizar todos los recursos a su alcance para que el 4
  • 5. mensaje penetre. No duda en utilizar dibujos, ejemplos, poesías, explicaciones de las poesías. No duda en repetir. San Juan de la Cruz da una abundante y clara enseñanza sobre el maestro espiritual, de la necesidad de hacer el camino interior acompañado de un guía; de la necesidad de que el guía posea la oportuna formación teológica y de haber experimentado en sí mismo ese camino; y finalmente la presencia del Espíritu en el interior del hombre, que es el verdadero maestro interior. El acompañamiento por un maestro espiritual es una afirmación fundamental en todas las escuelas espirituales de todas las religiones, también en el camino espiritual cristiano. En la época en que vivió San Juan de la Cruz había una notable escasez de maestros espirituales. Según señala el artículo, esta falta de acompañantes en esa época se explica en parte por el miedo a la Inquisición. Para cubrir este vacío es por lo que San Juan de la Cruz escribe sus libros. Las connotaciones negativas sobre la búsqueda espiritual y el misticismo continúan hoy en día. En buena parte se basan en la falta de conocimiento. De ahí la importancia de que en las comunidades se tenga una visión amplia y positiva sobre la experiencia espiritual, más allá de los miedos y de la actitud de burla y menosprecio. Acompañar en el camino espiritual exige, además, un conocimiento diferente al que procede del conocimiento intelectual, que es el que procede de haber experimentado en sí mismo el camino del espíritu que recorre el dirigido, cualidad principal de dicho maestro. Siempre ha habido simuladores de este saber para ocupar el papel de maestro. San Juan de la Cruz pone en aviso a quien busque maestro, para que discierna entre el experimentado y el usurpador, pues éste puede impedirle “la paz de la contemplación sosegada y quieta, sacándolos de su ocio santo y recogimiento quieto y pacífico y pónenlas del duelo y del lodo”. Pensamos que la pequeña comunidad es un complemento maravilloso en estos recorridos espirituales debido a que se comparten experiencias en forma honesta y abierta, algunas de las cuales, son experiencias en el camino del espíritu. Con la presencia del Señor entre nosotros, somos maestros y guías los unos de los otros. Si el compartir se amplía a la comunidad de comunidades, la riqueza puede ser mucho mayor. NOMBRES DE LA PAZ 5
  • 6. Destacan en los escritos de San Juan de la Cruz, tres nombres que aparecen más repetidos que el resto: paz interior, paz del alma y paz cumplida. A estos títulos hay que añadir otras expresiones o imágenes que iluminan la paz en sí misma y en su relación con la persona, denotando unas veces su consistencia y su fuerza, otras el descanso que lleva consigo vivir en paz. Unas veces a la paz, como a los astros, se la reconocerá con luz propia que llena de luz al hombre que la posee; otras como un tesoro para el hombre, que ha de proteger, por su importancia y porque tiene sus enemigos, y, finalmente, en otras se manifestará la fecunda abundancia que produce la paz. Hay palabras que acompañan a la paz que, sin ser sinónimos, la matizan, describiendo su papel y misión en el hombre. - Aspectos físicos y psicológicos de la paz: tranquilidad, quietud, sosiego, suave, oscuridad, descanso, silencio, sentidos. - Sentimientos y sensaciones que acompañan a la paz: deleite, amor, consuelo, gozo, satisfacción, seguridad, limpieza, dulzura, alegría, soledad. - Dimensión religiosa de la paz: interior, espiritual, del alma, recogimiento, piedad. - Progresos humanos alcanzados en el camino de la paz: fortaleza, edificado, virtudes, cumplida, conseguida, perfecta, inmutable. - Trascendencia y paz: Dios, Esposo, Jesucristo, Amado, Espíritu Santo. Según esta división podríamos afirmar que en la paz se advierte un sentido trascendente de paz y un sentido humano, que se refiere expresamente al hombre, un sentido psicológico de paz. La procedencia divina de la paz, queda en los escritos suficientemente clara y el destino humano de la paz, sobreabundantemente descrito. Proponemos el realizar algunos talleres comunitarios en los cuales se exploren estos aspectos de la paz. La idea que lanzamos es que se haga un compartir comunitario en el que cada persona exprese en qué medida el hacer parte de los EAS puede contribuir o ha contribuido a generar cambios personales, de pareja, familiares y sociales en los cinco sentidos mencionados relacionados con la paz: físicos, se sentimientos y sensaciones, religiosos, de progreso humano y de dimensión trascendente. 6
  • 7. SIMBOLISMOS, IMÁGENES Y NARRACIONES CON LAS QUE EXPRESA LA PAZ San Juan de la Cruz es insuperable en la utilización de la alegoría y el símbolo. Ve en el verso el vehículo apropiado para encerrar sus ideas y experiencias, pero no sólo el verso, también de la prosa aprovecha las posibilidades simbolizadoras además de las raciocinadoras. Con las imágenes que a continuación expresamos, hemos querido indicar el modo cómo concibe al hombre de paz, de cómo concibe la paz misma, los medios que están al alcance del hombre para intervenir en ella, y de cómo la vida cotidiana, cargada de dificultades reales, no está reñida con esta paz. La persona humana en referencia a la paz: - El hombre es la vasija (el continente) hecha para estar llena de paz. La plenitud humana es realidad en la persona que está llena de paz. La frustración, por el contrario es no haberse llenado por completo de la paz como contenido, previo haber hecho una limpieza y vacío total. - La unidad de la persona la expresa con dos instancias: 1. El alma, la instancia más profunda del hombre; y 2. Las potencias del alma, la instancia más exterior. La más exterior (las potencias) lucha abiertamente por llevar el protagonismo de la vida; para ello quiere imperar sobre el alma (el interior). En cambio si las potencias se silencian por medio del esfuerzo ascético toda la persona se pacifica, pues el trabajo de unificación consiste en conseguir vivir desde el centro. Vivir desde la periferia, es vivir desde las potencias por sí mismas; esto es estar dividido, ya que sería actuar desarraigado de lo profundo personal, alejado del centro personal. La imagen de unidad es la de un hombre con dos instancias claramente diferenciadas, la inferior y la superior, intercomunicadas. Sin esta comunicación interna el hombre vive una división dolorosa, que le impide el flujo gozoso de la paz. - La paz es noticia sutil, que necesita de parte del hombre una adaptación auditiva de los sentidos interiores. Hay que ajustarse al camino que va desde los ruidos hasta el silencio, con el que el alma puede captar la noticia sutil. Ésta crecerá hasta gustar de la amorosa noticia de Dios más que de todas las cosas, porque le causa paz, descanso, salud y deleite sin trabajo. - La paz es como la atmósfera de la casa interior del hombre en quien Dios habita, de donde por propia voluntad no quiere salir. 7
  • 8. Cerrados los sentidos, llegará a vivir conscientemente esta presencia y, en consecuencia, también la paz, pues la paz brota si la parte superior está en conformidad con la inferior. Esta conciencia de paz está vinculada a la experiencia contemplativa. - Si el hombre atina a dar en la diana que es la paz de Dios, esta paz, que es un río, fertiliza la vida del pacificado; pero el hombre que así vive tiene que contar con que la paz tiene sus detractores. Para ello cuenta con las virtudes, que favorecen el nacimiento de la paz y su crecimiento. También por las virtudes se exhala el perfume de la paz interior que vive la persona, y este perfume es la paz personal que se irradia al exterior. Toda virtud está hecha de paz, entre otras cualidades. Y es por la virtud por la que de un hombre se puede decir que está edificado en paz. Sobre todo en aquellos que han llegado a la perfección en el amor. La ordinaria paz es la que llena día tras día el alma y exhala el olor de las virtudes que favorece a los otros y al ambiente. Pensamos que el autor ha señalado unas imágenes muy bellas y prácticas para comentar en comunidad. Cada párrafo anterior se presta para meditar, para soñar con vivencias, para explorar posibilidades en comunidad. Nuestra propuesta es que de vez en cuando se toque el tema, en una ambiente de contemplación y aceptación de la presencia del espíritu en nuestro medio. Sentimos en grupo que fluye el río que fertiliza la vida, que habitamos la atmósfera donde brota la paz interior, que somos vasijas de paz, que somos unidad de paz. CIRCUNSTANCIAS HUMANAS QUE PUEDEN SER ILUMINADAS POR LA PAZ La palabra paz aparece en los escritos de San Juan de la Cruz relacionada con circunstancias muy diferentes de la vida, ya que no es una doctrina teórica, sino una indicación para iluminar la vida de las personas a las que él acompaña. Y son tan diferentes los momentos del proceso de maduración personal, que es muy difícil no encontrar en sus escritos luz para el momento concreto por el que cada cual está pasando, desde la paz primera en la que están los principiantes hasta la plena madurez, que es la paz perfecta o matrimonio espiritual en el interior humano. A continuación hacemos una presentación de textos, agrupados bajo siete epígrafes diferentes con el fin de favorecer una mejor asimilación: ¿Qué puede hacer el hombre por conseguir la paz, afianzarla y madurarla? 8
  • 9. Directamente el hombre no puede hacer nada sobre la paz, ya que es una realidad interior, espiritual, trascendente… Lo que sí está en la mano del hombre es: - Una actitud de escucha a Dios y de descanso confiado, ya que su interior está protegido. Hay que notar que este camino, aunque hay muchos creyentes comprometidos en recorrerlo, es personal y así cada uno debe recorrerlo personalmente. - Este camino está hecho de renuncias y de la oscuridad de la noche de los sentidos y del espíritu. La promesa de conseguir la paz está en la fidelidad de seguir hacia adelante, sin volver la vista a lo ya hecho. - La pacificación exige una vigilancia y una atención a la paz que se busca y una renuncia a todo aquello que distrae de ella. Virtudes y paz La paz tiene una estrecha relación con las virtudes, es decir, con el estilo de vida que se lleva. En San Juan de la Cruz el estilo de vida está entroncado en las virtudes teologales -fe, esperanza y caridad- de las que él saca el ser y actuar cristiano. Están, por tanto, las virtudes muy estrechamente unidas con la pregunta que poníamos en el epígrafe anterior: ¿Qué puedo hacer para conseguir la paz?: - Los actos concretos de nuestra vida, si son virtuosos, producen la paz, esto descarta todo sentido mágico de conseguirla. - Las virtudes son pacíficas. Esta afirmación pone en cuestión cualquiera de los valores que queramos vivir o defender con violencia, por muy sublimes que éstos sean. Se podría decir: la virtud, o es pacífica o no es virtud; viniendo a ser la paz signo y test de toda virtud verdadera. Sensibilidad y paz La sensibilidad hace referencia a lo más externo del hombre. Y como todo el hombre está implicado en la paz, también lo más externo del hombre: el gozo por la belleza, el gusto de las propias cosas, la calma de los sentidos… También lo negativo de la sensibilidad se incluye en la paz: el dolor de abandonar un placer, el esfuerzo que lleva consigo la renuncia: - La paz está descrita con una belleza tal por San Juan de la Cruz –como flor, como estrella- que cualquiera que oiga estas 9
  • 10. descripciones se siente atraído para deleitarse, alimentar su vida y embriagarse con ella. - La fuente de la paz verdadera es más interior. En ella está el gozo verdadero. Llegar a ella y mantenerla exige esfuerzo; pero si por no disgustar a la sensibilidad se acomoda el hombre a sus gustos sensibles, pierde la paz. - El proceso de la paz es hacia el interior. La paz está dentro y exige vivir y actuar en docilidad a ese interior. Libertad y paz Libertad y paz están muy unidas: - Salir del yugo y servidumbre de los sentidos y de las potencias del alma tiene la promesa de la paz. - No asido: Expresión que repite en algunas ocasiones, en relación con situaciones humanas conflictivas. Con ésta quiere hacer caer en la cuenta de la necesidad de esta actitud de desapego a dichas situaciones. Esta actitud de desasimiento revela la solidez y la libertad que goza ante el sufrimiento y ante su propia sensibilidad, quien ha alcanzado la zona profunda de su paz. Sufrimiento y paz Los progresos interiores llevan consigo el dolor del esfuerzo, de las renuncias, del riesgo que lleva el compromiso por la paz: - Guerra y combate son dos antónimos de paz. El primero lleva el sentido de una declaración de actitudes y el segundo la confrontación en cada uno de los momentos en que aparezca dicha incompatibilidad. Esto pone de manifiesto hasta qué punto no es una cuestión ideológica, sino existencial, real y concretada en cada momento en el que entre en juego dicha incompatibilidad. También victoria conlleva una acepción primera referida al éxito del combate, al final de la guerra. El otium -el descanso- que sigue al final de la batalla, es el verdadero sentido de la paz. Es extraordinariamente realista la relación de los dos términos, el sufrimiento y la paz, aunque aquí San Juan de la Cruz esté tratando de la paz personal, y para expresar dicha relación, recurra al lenguaje ordinario utilizado para abordar los conflictos sociales. - La presencia de conflictos personales ya sean interiores, como son los psíquicos o espirituales, ya sean exteriores, como son 10
  • 11. los físicos, no son el anuncio de que ha terminado la paz en el hombre, o de que hay que renunciar a gozar de las riquezas que aporta la paz a la realización humana. La paz ocupa un lugar interior tan hondo en la persona, que una vez descubierta y tomado posesión de ella, aunque el hombre sea azotado por vientos huracanados, no los sentirá como amenaza de ser arrancado por los elementos, pues está seguro el hombre cimentado sobre sí mismo. Saldrá de cada conflicto más desposeído y pobre, pero más libre. El valor del sufrimiento en el camino de la paz consiste en que éste ahonda la experiencia de la paz, y por lo tanto la seguridad en sí, del hombre que apuesta por ella. - Todos los días, aunque haya faltas en casa, pasar por ellas… La experiencia de la limitación, cercana, íntima y cotidiana, hay que pasarla. No vale ignorarlas, ni eludirlas con compensaciones. Ante las carencias de cada día la única actitud es sufrirlas, darles la cara y hacerles frente. Adentrarse en las dificultades que producen dichas carencias es de gran sabiduría, en cambio, quedarse prendido en su dolor significa una torpeza, pues eso deja a la persona con la mirada vuelta al pasado. - Alegría en el sufrimiento que nos reporta todo lo adverso. Esta alegría podríamos considerarla como un cuidado prudente para no caer en la depresión, pero San Juan de la Cruz, tan verdadero, no habla de segundas intenciones, sino que sus palabras apuntan al fondo de la cuestión: Es ante la tranquilidad del ánimo y la paz, que es el mayor bien que toda la prosperidad. En la valoración que se tenga de la tranquilidad y paz está la garantía de no dejarse turbar por lo adverso. Solidez de la paz La paz es semántica y antropológicamente una realidad consistente y fuerte como un edificio, como el espíritu robusto no asido a nada de quien se apoya en sí mismo. De esta solidez procede el aguante en el sufrimiento. - La paz tiene tal consistencia que, a quien toma posesión de ella en su interior, ninguna dificultad exterior se la podrá arrebatar. Su vida viene a ser como un edificio edificado sobre roca. - Esta paz tan sólida es la que brota y se hace presente junto con la experiencia amorosa humana más honda. Paz, amor y Amado son difíciles de separar, ya que son tres aspectos distintos de la única realidad. En nosotros es donde esta la diferencia por el ángulo de visión, no en la realidad. 11
  • 12. Plenitud de la paz El camino de la paz interior es largo, sin límite; pero llega un momento que es la plenitud, aunque, aun en este momento se sigue un crecimiento sin fin. Como un caudaloso río que llega a la llanura y se hace manso y lento y sus orillas se distancian, así ocurre en la paz, este delta sigue creciendo sin fin: el desposorio. El infinito de sus orillas se traduce en paz. Contemplación y desposorio son el mismo objeto, pues la mirada interior de la contemplación no es únicamente sobre sí mismo, sino habitado por amor, paz y Amado. En estos textos de contemplación y desposorio hemos incluido la paz de Jesucristo, pues hay textos en los que expresa la relación Amado- Jesucristo. - La contemplación es un ejercicio de plenitud. Está al alcance de la libertad del contemplativo al situarse en esta actitud de búsqueda. - El desposorio es el estado interior último y el más profundo, al que se llega mediante el ejercicio y la actitud contemplativa. Es el destino de la búsqueda. En este extremo entra Dios en acción abierta. BUSCAR LA PAZ Lo primero y principal que se puede hacer para conseguir la paz es buscarla. En esta búsqueda se ha de implicar toda la persona: cuerpo, psiquismo, espíritu, potencias: memoria, entendimiento y voluntad … No podemos hacer nada directamente sobre la paz, pues ésta no es un producto mágico, como hemos indicado más arriba. La paz es el resultado de una búsqueda sincera, de una actitud ante la vida, de un comportamiento moral consecuente y de un regalo divino. Todas las exhortaciones que hace en sus escritos son una manera de involucrar a sus lectores a buscar la paz como lo primero para tenerla. Para conquistar la paz, que está dentro del hombre, se requiere una actitud ascética en la que destacan tres aspectos a tener en cuenta a la hora de centrar bien la tarea: - Si quieres la paz tienes que implicarte en ella, pues nadie te puede sustituir en esta tarea. - Una actitud previa y continua para conseguir la paz es vivir responsable la propia vida con sus necesidades y prioridades. 12
  • 13. - Una actitud de desprendimiento de sí mismo, de todas las cosas y hasta de la idea previa que tiene de sus propios límites o posibilidades. Es importante, así mismo, contar con la ayuda de un buen guía espiritual. Dios está comprometido en que la persona viva en paz. No le da lo mismo que el hombre viva o no en paz; sino que es dadivoso con el don de la paz para aquellos que lo buscan. Ahora un bello poema del santo para que lo leamos con calma y lo meditemos. CANCIONES DE EL ALMA EN LA ÍNTIMA COMMUNICACIÓN DE UNIÓN DE AMOR DE DIOS ¡O llama de amor viva, que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! pues ya no eres esquiva, acaba ya, si quieres; rompe la tela de este dulce encuentro. ¡O cauterio suave! ¡O regalada llaga! ¡O mano blanda! ¡O toque delicado, que a vida eterna sabe y toda deuda paga!, matando muerte en vida la has trocado. ¡O lámparas de fuego, en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido que estaba oscuro y ciego con extraños primores calor y luz dan junto a su querido! ¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno 13
  • 14. donde secretamente solo moras y en tu aspirar sabroso de bien y gloria lleno cuán delicadamente me enamoras! 14