Se destruyeron 8 millones de empleos en una década
1. 24 de Abril de 2016 – Número 649
SE DESTRUYERON 8 MILLONES DE
EMPLEOS EN UNA DÉCADA
En la última década se crearon muchos empleos formales pero también fue masiva
la destrucción de puestos de trabajo. No se trata de un hecho excepcional sino que
ocurre en todos los mercados de trabajo ya que la permanente creación y
destrucción de empleos es un fenómeno natural del sistema productivo. Por eso,
prohibir por ley los despidos es una política destinada al fracaso que demuestra
escasez de ideas innovadoras y exceso de oportunismo político.
Los partidos de la oposición impulsan un proyecto de ley para prohibir los despidos. El
propósito declarado es proteger a los trabajadores frente a un contexto recesivo. La idea
subyacente es que, forzando a las empresas a mantener su planta de personal, se evitará
expandir el desempleo. Bajo esa lógica, aunque haya poca generación de empleo, la
situación social sería alivianada por haberse evitado los despidos.
El oficialismo reaccionó anunciando que si se aprueba una ley de estas características será
vetada por el Poder Ejecutivo. Entre los fundamentos se señala que normas parecidas se
aplicaron en el pasado y fracasaron. La más reciente fue en la crisis del 2002 cuando se
duplicó la indemnización por despido. Las evidencias posteriores demostraron que la medida
fue inefectiva ya que cuatro de cada cinco despedidos no cobró la doble indemnización.
¿Por qué prohibir los despidos no es efectivo para proteger el empleo tal como lo
sugiere la intuición? Para indagar sobre el tema resulta pertinente apelar a las estadísticas
oficiales. Según datos del Ministerio de Trabajo sobre los puestos de trabajo registrados por
las empresas privadas entre los años 2004 y 2014 se observa que:
• Se crearon 10 millones de nuevos puestos de trabajo.
• En el mismo periodo, se destruyeron 8 millones de puestos de trabajo existentes.
• Esto significa que el crecimiento neto del empleo asalariado privado formal fue de 2
millones de puestos de trabajo.
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2. Estos datos indican que el crecimiento neto de empleos es marginal con relación a los
enormes flujos de creación y destrucción de puesto de trabajo. Entre los años 2004 y
2014 el aumento neto de empleos fue importante ya que alcanzó a unos 2 millones en una
década. Pero esto se logró gracias a la creación de 10 millones de nuevos puestos de
trabajo que permitieron más que compensar la destrucción de 8 millones de empleos
ocurridos en la última década. Esta alta destrucción de empleos se dio incluso con la
prohibición de despedir y la doble indemnización que rigió entre el 2002 y el 2007.
En la dinámica productiva constantemente hay puestos de trabajo que desaparecen.
Esto ocurre en contextos de alto crecimiento económico y en recesión. Se trata de procesos
que no se pueden detener por medio de una norma legal. No se van a detener los despidos
de trabajadores que los empleadores no necesiten, pero se va a aletargar el proceso de
nuevas contrataciones especialmente en un contexto recesivo. El balance es claramente
negativo. Por eso, las políticas públicas se deben centrar en facilitar las contrataciones
alivianando costos y dando seguridad jurídica; no intentando evitar lo inevitable que
es la destrucción de los puestos de trabajo económicamente inviables.
Resulta paradójico que muchos de los que festejaron el default del año 2001, luego de 15
años de costoso aislamiento celebren la reinserción internacional. Pero más grave aún es la
falta de autocrítica que demuestran al impulsar una norma laboral que ya fracasó en el
pasado y cuyo principal impacto será hacer más lento el proceso de recuperación. El
proyecto desnuda mediocridad, falta de nuevas ideas y la desmesura en el uso del
oportunismo político al no reparar en los daños que este tipo de iniciativas produce: solo
aumentará la incertidumbre retardando la generación de empleos.
El empleo aumenta con más inversión física y en capital humano e instituciones
laborales modernas. El arreglo con los fondos “buitre” no justifica festejos. Es apenas un
primer paso para potenciar inversiones, siempre que se avance en lo más complejo e
importante que es el equilibrio fiscal para no desviar el endeudamiento a sostener gastos
improductivos del Estado. En paralelo, el Congreso se debería abocar a reducir la incidencia
de las cargas sociales priorizando los salarios más bajos, y establecer una legislación laboral
que brinde protección sin generar costos espurios y litigiosidad exacerbada.
Creación, destrucción y crecimiento del empleo asalariados registrado privado
Acumulado 2004 - 2014
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