Proyecto de reforma por los Derechos Políticos y Régimen Electoral
Declaración ante la sanción del código de la niñez
1. Declaración ante la sanción del Código de la Niñez
Con honda preocupación, los Obispos del Paraguay hemos tomado conocimiento de la sanción del
Código de la Niñez, que considera niño a toda persona desde su nacimiento.
La preocupación se basa en criterios humanos y legales ya expresados y analizados extensamente por la
Iglesia, cuyos resultados han sido puestos a disposición de los Señores legisladores para su
consideración a la hora de sancionar dicha ley.
Nos permitimos reiterar algunas consideraciones que pueden todavía reparar lo que consideramos un
grave error de apreciación y total indiferencia hacia las tantas manifestaciones a favor del respeto a la
vida humana.
La redacción final del Artículo 2 del Código de la Niñez y de la Adolescencia, sancionado el 28 de
diciembre último, considera como “niño” únicamente a “toda pers ona humana desde s u nacimiento”.
Este texto se opone totalmente a lo preceptuado por la Declaración Universal de los Derechos del Niño
(Ginebra, ONU, 1959, Preámbulo), y la Convensión de las Naciones Unidas por los Derechos del Niño
(New York, ONU, 1989, Ley No.57/90, Preámbulo, 9º párrafo), que establecen de igual forma lo
s iguiente:”Consideramos que el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y
ciudado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como des pués de s u nacimiento”. Por
tanto, el concepto de niño abarca tanto al niño por nacer como al nacido.
Recordamos también lo preceptuado en el Artículo 2, Numeral 1 de la Convención citada en el párrafo
anterior, que es tablece: “los Es tados partes en las presente Convención respetarán los derechos
enunciados en esta convención y asegurarán su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin
distinción alguna, independientemente de la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política
o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los impedimientos físicos, el
nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o sus tutores ”.
Pedimos al pueblo cristiano sus oraciones para que el Niño Dios pueda iluminar la mente de las
autoridades que tienen en sus manos la promulgación de esta ley para que puedan rever la situación y
así, todos juntos, podamos seguir luchando a favor de los más indefensos, los no nacidos -las personas
más necesitadas de la protección del Estado y la Sociedad- procurando construir un mundo mejor
donde reine la cultura de la vida antes de la cultura de la indefensión y la muerte.
Asunción, 29 de diciembre de 2000
+ Pastor Cuquejo
Obispo Castrense – Secretario General de la CEP