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INTRODUCCIÓN
Las infecciones osteoarticulares son
una patología infecciosa relativamente
infrecuente en la infancia y que cuando
ocurre afectan generalmente a niños
pequeños, menores de 5 años. Este tipo
de infecciones son difíciles de reconocer
en las fases precoces de la enfermedad, y
en muchos casos plantean problemas tan-
to en el diagnóstico como en el manejo
terapéutico, médico y quirúrgico. El
momento del desarrollo infantil en el que
se producen las infecciones osteoarticu-
lares favorece que se puedan lesionar tan-
to el cartílago de crecimiento como las
articulaciones, pudiendo ser causa de
secuelas permanentes. Es por tanto muy
importante que los pediatras reconozcan
los signos y síntomas de infección osteo-
articular para establecer un diagnóstico y
tratamiento precoces que permitan la cura-
ción sin secuelas de esta patología.
OSTEOMIELITIS
DEFINICIÓN
Osteomielitis: es la inflamación del
hueso causada por una infección bacteria-
na o fúngica, y con menor frecuencia por
parásitos o micobacterias.
Generalmente se clasifica en tres tipos
teniendo en cuenta su patogenia y evo-
lución(1): 1) osteomielitis aguda hemató-
gena. Es la forma más frecuente de pre-
sentación en la infancia; 2) osteomielitis
secundaria a un foco contiguo de infec-
ción: después de un traumatismo abierto,
herida penetrante, herida postquirúrgica
infectada, tras el implante de una próte-
sis, o secundario a una infección subya-
cente como celulitis. Esta es una forma
menos frecuente de presentación en los
niños que la anterior; y 3) osteomielitis
secundaria a insuficiencia vascular, pro-
ceso muy raro en la infancia(2).
Las osteomielitis pueden tener una
evolución aguda, subaguda o crónica en
función de la virulencia del agente infec-
tante y de la respuesta inmunológica del
huésped.
PATOGENIA
La osteomielitis aguda hematógena se
produce en el curso de una bacteriemia
sintomática o asintomática que hace lle-
gar el agente infeccioso hasta el hueso,
Osteomielitis y artritis séptica
T. Hernández Sampelayo Matos, S. Zarzoso Fernández,
M.L. Navarro Gómez, M.M. Santos Sebastián,
F. González Martínez, J. Saavedra Lozano
Sección de Enfermedades Infecciosas Pediátricas.
Hospital Materno-Infantil Gregorio Marañón. Madrid
20
localizándose generalmente en las metá-
fisis de los huesos largos (fémur, tibia y
húmero) que están muy vascularizadas. El
microorganismo viaja hasta las redes capi-
lares de las metáfisis oseas, dónde la cir-
culación es lenta, con posterior replica-
ción e inflamación local. Posteriormente
viaja a través de túneles vasculares adhe-
riéndose a la matriz cartilaginosa, donde
progresa la infección. En niños menores
de 18 meses, las metáfisis están vascula-
rizadas a partir de vasos trans-epifisarios,
que atraviesan las epífisis, llegando al
espacio articular, lo que explica que los
lactantes y niños pequeños tengan mayor
riesgo de desarrollar una artritis aguda
como complicación de una osteomielitis.
Es interesante saber que el 30% de los
niños con osteomielitis refiere un antece-
dente de traumatismo en la zona afecta-
da(3), tal como se ha demostrado en mode-
los animales.
La osteomielitis, según se ha comen-
tado previamente, también puede ser
secundaria a una infección local que se
extienda hasta el hueso, como sucede en
las asociadas a sinusitis, mastoiditis, infec-
ción dentaria, celulitis, mordeduras de ani-
males o heridas penetrantes infectadas.
EPIDEMIOLOGÍA
La incidencia exacta de osteomielitis
en la población infantil es desconocida.
Sí se sabe, que en las series descritas,
aproximadamente el 50% de los casos
ocurren en los primeros 5 años de vida,
que es más frecuente en niños que en
niñas, y que aunque puede afectarse cual-
quier hueso de la economía, la localiza-
ción más frecuente son los huesos largos
de las extremidades inferiores(4-6).
ETIOLOGÍA
La etiología depende de la edad del
paciente y de si existe algún problema
médico de base.
Staphylococcus aureus es el patógeno
más frecuente en todos los grupos de edad,
siendo la causa del 70 al 90% de las oste-
omielitis.
En recién nacidos: la etiología más
frecuente después de S. aureus, son Esche-
richia coli, Streptococcus agalactiae, otros
bacilos gramnegativos y Candida albi-
cans(7-9).
En lactantes y niños mayores, debi-
do a la drástica reducción del número de
infecciones por Haemophilus influenzae
tipo b tras la introducción de la vacuna(10),
las osteomielitis son causadas por S.
aureus y Streptococcus pyogenes (que sue-
len tener el antecedente de infección por
varicela, y suponen un 10% de los
casos)(11).
Kingella Kingae es un cocobacilo
gram-negativo de difícil crecimiento en
el laboratorio, procedente de la flora res-
piratoria, que afecta generalmente a niños
menores de 5 años de edad. En los últi-
mos años parece que su frecuencia está
aumentando, describiéndose brotes en
niños de guarderías, con el antecedente de
una infección respiratoria previa(12).
El S. pneumoniae produce osteomie-
litis también en niños menores de 5 años
(suponen del 1-4% de los casos), y es fre-
cuente que se asocie a infección articu-
lar(13).
Situaciones especiales: en adolescen-
tes pueden producirse infecciones por
Neisseria gonorrhoeae, y en niños con
anemia de células falciformes hay que
considerar la posibilidad de infección por
206 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
Salmonella, aunque S. aureus sigue sien-
do la causa más frecuente de infección en
esta población. En niños con inmunode-
ficiencias o que viven en zonas endémi-
cas, pueden producirse osteomielitis por
hongos, parásitos o micobacterias(14).
Las osteomielitis que afectan a los
huesos del pie (fundamentalmente meta-
tarsianos) suelen ser secundarias a heri-
das punzantes que atraviesan las zapati-
llas de deporte, y son producidas por flo-
ra mixta, incluyendo Pseudomonas aeru-
ginosa, S. aureus, anaerobios, y bacilos
gram-negativos(15).
Es importante tener en cuenta que en
los últimos años se están describiendo
cada vez más casos de infecciones por S.
aureus meticilin-resistente adquiridos en
la comunidad (SAMR-C), situación a
tener en cuenta a la hora del abordaje tera-
péutico(16).
En las tablas I y II se recogen las cau-
sas frecuentes e infrecuentes de osteomie-
litis en pediatría.
CLÍNICA
La clínica de osteomielitis puede ser
inespecífica, lo que a veces dificulta y
retrasa el diagnóstico, especialmente en
neonatos. Los síntomas más frecuentes
son fiebre, dolor agudo persistente que se
va incrementando en el miembro afec-
to, acompañado de inflamación y enroje-
cimiento del tejido que está sobre el hue-
so. El niño cojea o se niega a caminar,
debido al dolor al cargar y a la moviliza-
ción. El lactante presenta irritabilidad,
rechazo del alimento, e inmovilidad por
el dolor.
Hay dos situaciones clínicas en las que
el diagnóstico suele retrasarse por su difi-
cultad:
207
Osteomielitis y artritis séptica
TABLA I. Etiología frecuente de osteomielitis y artritis.
Edad Microoganismo
Lactantes de 0-2 meses Staphylococcus aureus
Streptococcus agalactie
Bacilos Gram-negativos
Candida
Niños de 2 meses a 5 años Staphylococcus aureus
Streptococcus pyogenes
Streptococcus pneumoniae
Kingella Kingae
Haemophilus influenzae tipo b
(en niños no bien vacunados contra Hib)
Niños mayores de 5 años Staphylococcus aureus
Streptococcus pyogenes B
Neisseria gonorrhoeae
Osteomielitis del recién nacido: es
infrecuente, pero es una infección grave,
generalmente debido a una diseminación
bacteriémica en un neonato con catéteres
intravenosos. Los signos y síntomas inclu-
yen fiebre (que puede faltar), irritabilidad,
rechazo a mover el miembro (pseudopa-
rálisis) y celulitis asociada. A veces la clí-
nica es inespecífica, y se sospecha una
sepsis clínica sin localización anatómica.
Es frecuente que se complique con una
artritis séptica (que debe ser drenada
urgentemente), o que afecte a múltiples
huesos y articulaciones(17,18).
Osteomielitis pélvica: afecta general-
mente a niños mayores, y supone del 1-11%
de las osteomielitis en algunas series. Estas
osteomielitis suelen ser hematógenas(19).
El cuadro clínico es de dolor abdo-
minal mal localizado, o dolor en cade-
208 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
TABLA II. Etiología infrecuente de osteomielitis y artritis.
OSTEOMIELITIS: factores de riesgo Microorganismos
Herida penetrante en el pie (atravesando Pseudomonas, Staphylococcus aureus
las zapatillas de deporte)
Sinusitis, mastoiditis, abscesos dentarios Anaerobios
Contacto con cachorros Bartonella
Exposición a animales de granjas Coxiella burnetti
Anemia drepanocítica Salmonella, Staphylococcus aureus
Enfermedad granulomatosa crónica Staphylococcus aureus, Aspergillus,
Serratia
Viajeros a zonas endémicas, Mycobacterium tuberculosis, Coccidioides
inmunocompetentes o inmunodeprimidos immitis, Blastomyces, Histoplasma
capsulatum, Cryptococcus neoformans
ARTRITIS: factores de riesgo Microorganismos
Recién nacido con catéteres intravasculares Candida
Viajes y contactos con enfermos Mycobacterium tuberculosis
Exposición a garrapatas infectadas Borrrelia burgdorferi
Exposición a ratas Streptobacillus, Spirillum minus
Infecciones virales Rubéola, parvovirus B19, varicela
zoster, hepatitis B
Viajeros a zonas endémicas, Mycobacterium tuberculosis, Coccidioides
inmunocompetentes o inmunodeprimidos immitis, Blastomyces, Histoplasma
capsulatum, Cryptococcus neoformans
ras, nalgas, y región lumbar. No suele
presentarse con fiebre, y en la explora-
ción se encuentra limitación en la movi-
lidad de las caderas, dificultad para la
marcha, cojera, inflamación de los hue-
sos pélvicos y dificultad para la sedesta-
ción. Puede afectarse cualquier hueso,
siendo el más frecuente el ilion, proba-
blemente por estar muy vascularizado.
En general, el diagnóstico suele retrasar-
se por su clínica y localización atípicas,
y muchos niños son erróneamente diag-
nosticados de apendicitis o artritis sépti-
ca de cadera.
APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA
El diagnóstico de osteomielitis se debe
basar en la sospecha clínica precoz ante
los signos y síntomas de la enfermedad
previamente descritos, buscando la con-
firmación con el apoyo del laboratorio y
las técnicas de imagen(20).
Pruebas de laboratorio: son
inespecíficas y no siempre están
alteradas
• El recuento leucocitario puede ser
normal o estar elevado.
• La velocidad de sedimentación
(VSG): está elevada en el 80-90% de
los casos. El pico máximo se alcanza
entre 3-5 días del ingreso, y vuelve a
la normalidad a las 3-4 semanas de tra-
tamiento efectivo(21).
• La proteína C reactiva (PCR) está
elevada en el 98% de los casos, aun-
que podría tener menor sensibilidad
que la VSG. Alcanza su pico a las 48
horas del ingreso y desciende a nive-
les normales a los 7-10 días de trata-
miento.
La persistencia de VSG y PCR eleva-
das es sugestivo de necesidad de drenaje
quirúrgico por fallo del tratamiento médi-
co(22).
Diagnóstico microbiológico
Debe intentarse obtener un diagnósti-
co microbiológico, que se alcanza en el
50-80% de los casos si se realiza hemo-
cultivo y cultivo de tejido óseo.
En los pacientes con cultivo negativo
con terapia antibiótica empírica, que no
responden bien al tratamiento, habría que
considerar la biopsia ósea para estudio his-
topatológico y cultivo para bacterias,
micobacterias y hongos. Mejora la renta-
bilidad diagnóstica si una parte de la
muestra obtenida se inocula directamen-
te en un frasco de hemocultivo (de aero-
bios), lo que permite recuperar microor-
ganismos de difícil aislamiento como K.
Kingae(12,23). Las nuevas técnicas de PCR
podrían aumentar la rentabilidad diagnós-
tica de forma muy significativa.
Diagnóstico por técnicas de imagen
• Radiología simple: suele ser la prime-
ra prueba de imagen que se solicita ante
la sospecha de osteomielitis. En los pri-
meros días de la infección la radiolo-
gía puede ser normal, o tener como úni-
ca alteración la inflamación de los teji-
dos blandos (incluso en las primeras
48 horas). Las imágenes característi-
cas de osteomielitis, alteración del
periostio e imágenes de osteolisis, apa-
recen posteriormente, entre los 10-21
días de evolución(24,25). En algunos
casos en los que se realiza un tratamien-
to muy precoz, no llegan a encontrar-
se alteraciones en la radiología simple.
209
Osteomielitis y artritis séptica
• Ecografía: es una técnica muy depen-
diente de la destreza del explorador.
Aporta la ventaja de estar disponible
a la cabecera del enfermo, no radiar,
y poder realizarse sin sedar al pacien-
te. En manos experimentadas es muy
útil, tanto para el diagnóstico de artri-
tis, como para el diagnóstico y segui-
miento evolutivo de osteomielitis. La
cronología de las lesiones detectadas
por ecografía son: en las primeras 48-
72 horas inflamación de los tejidos
blandos, seguido de elevación del
periostio por el acúmulo de pequeña
cantidad de líquido, posteriormente
colección subperióstica y, por último,
erosión de la cortical que aparece
entre las 2 y 4 semanas de evolu-
ción(26). En caso de que se produzca
una absceso subperióstico importan-
te, la ecografía permite dirigir la pun-
ción evacuadora.
En general, la ecografía se normali-
za un mes después de la curación clí-
nica.
• Gammagrafía ósea: es la técnica más
sensible para la detección de osteo-
mielitis en las primeras 48-72 horas,
en las que la radiología simple puede
ser normal. Se realiza un rastreo óseo
de todo el esqueleto tras la adminis-
tración de isótopos, siendo el más uti-
lizado el tecnecio-99(27). Esta técnica
permite hacer el diagnóstico en más
del 87% de los casos. En caso de oste-
omielitis, se detecta una hipercapta-
ción de la zona afectada por existir a
ese nivel una mayor perfusión, meca-
nismos activos de inflamación local e
hipermetabolismo óseo. En algunas
ocasiones, si la inflamación es muy
importante y compromete el aporte
vascular, la gammagrafía ósea puede
dar un falso negativo, objetivándose
como una “imagen fría” al no captar
el isótopo.
Esta técnica, al hacer un rastreo de
todo el esqueleto, permite detectar
lesiones en varias localizaciones,
muy útil en el diagnóstico de osteo-
mielitis multifocal. Hay que tener en
cuenta que puede dar resultados fal-
samente positivos en enfermedades
que no son osteomielitis pero que
cursan con hiperactividad osteclásti-
ca, como son fracturas, tumores, trau-
matismos, infartos óseos (como en el
caso de drepanocitosis), lesiones
post-quirúrgicas, infecciones profun-
das de partes blandas y artritis(28,29).
• Gammagrafía con leucocitos mar-
cados: esta técnica se hace utilizan-
do leucocitos marcados cono indio
(In) o galio (Ga) especialmente los
marcados con In-111, ya que un
aumento de la captación refleja la
migración de células activadas hacia
áeras de inflamación, y puede ayu-
dar al diagnóstico en las osteomie-
litis asociadas a trauma, cirugía, úlce-
ras crónicas y prótesis. El mayor pro-
blema de la gammagrafía de leuco-
citos marcados con In-111 es la pobre
localización, diferenciando mal teji-
do óseo de otros tejidos adyacentes
inflamados. Otras limitaciones de
esta prueba es la relativa elevada
radiación y la menor sensibilidad
para las infecciones de columna.
• Resonancia Magnética Nuclear
(RMN): es una técnica muy útil por
su excelente resolución para detectar
210 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
la extensión y localización anatómica
de abscesos de tejidos blandos asocia-
dos a osteomielitis. El contraste con
gadolinio permite localizar las zonas
abscesificadas(32).
Es la técnica de elección para el diag-
nóstico de osteomielitis vertebral o
pélvica porque aporta mucha informa-
ción sobre la localización anatómica
de la lesión y la presencia de abscesos
que requieran drenaje(3). Sus limita-
ciones más importantes son que pre-
cisa anestesia en niños pequeños, y
que no puede utilizarse en pacientes
portadores de dispositivos intracavi-
tarios o material protésico metálico.
• TAC: tiene una utilidad limitada en
el diagnóstico de osteomielitis aguda.
Es más útil para el diagnóstico de
osteomielitis crónica que la RMN,
demostrando la presencia de destruc-
ción cortical y de secuestro óseo(33).
Permite, además, la realización de dre-
naje por aspiración y/o biopsia por
punción, con control radiológico. La
principal limitación del TAC es la
radiación del paciente y la necesidad
de anestesia.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Debe establecerse fundamentalmente
con aquellos cuadros clínicos que se mani-
fiestan por dolor óseo y/o alteraciones en
las pruebas de imagen. Los más impor-
tantes a considerar son: traumatismos,
enfermedades malignas, debut de artritis
reumatoide juvenil e infarto óseo en
pacientes con anemia de células falcifor-
mes. En este último caso el diagnóstico
puede ser difícil porque en ambas situa-
ciones el cuadro cursa con dolor y fiebre,
además, el infarto inicial puede condicio-
nar una infección posterior(1,2).
La osteomielitis crónica recurrente es
otro proceso a tener en cuenta. Es una enti-
dad inflamatoria, mal conocida y carac-
terizada por fiebre, dolor óseo recurren-
te e imágenes radiológicas de afectación
osteolítica simétrica de varios huesos,
afectando primariamente a clavículas y
miembros inferiores. Afecta con mayor
frecuencia a mujeres y se asocia a psoria-
sis y pustulosis palmoplantar. Tiene una
histología característica(32) describiéndo-
se, en la actualidad, dentro de las enfer-
medades autoinflamatorias.
TRATAMIENTO
El éxito depende de una selección anti-
biótica y cumplimiento terapéutico ade-
cuados, además del tratamiento quirúrgi-
co, en los casos en los que esté indicado.
El tratamiento antibiótico inicial es
generalmente empírico, seleccionando el
antibiótico en función de la edad y pato-
logía de base del paciente que permiten
suponer el agente infeccioso más frecuen-
te para esa situación (Tabla III).
Cuando se dispone del resultado de los
cultivos se modificará la terapia antibió-
tica en función de la sensibilidad del
microorganismo aislado (Tabla IV). En
caso de que los cultivos sean negativos, y
si el paciente evoluciona bien con la tera-
pia empírica, se mantendrá la misma has-
ta completar el tratamiento. Si el pacien-
te evoluciona mal debe considerarse rea-
lizar nuevas pruebas diagnósticas: biop-
sia del hueso para histología y cultivos, y
técnicas de imagen buscando la presencia
de zonas abscesificadas que requieran dre-
naje quirúrgico.
211
Osteomielitis y artritis séptica
En las infecciones causadas por
SAMR-C hay que tener en cuenta que
generalmente son sensibles a clindamici-
na, pero hay cepas sensibles a clindami-
cina y resistentes a eritromicina que pue-
den desarrollar resistencias inducidas, por
lo que deben estudiarse en el laborato-
rio(33). En caso de infecciones graves y sos-
212 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
TABLA III. Tratamiento antibiótico intravenoso empírico de osteomielitis y atritis.
Grupo de edad Gérmenes Antibiótico
más frecuentes
Recién nacido S. aureus, SGB, Cloxacilina + cefotaxima/gentamicina
(0-2 meses) BGN (E. coli)
Niños < 5 años S. aureus, SBHGA Cefuroxima (150 mg/kg/d c/8 h)
H. influenzae En > 2 años: considerar tto. igual > 5 años o
Cloxacilina + cefotaxima o ceftriaxona
Niños > 5 años S. aureus Cloxacilina (100-150 mg/kg/d c/6 h) o
Cefazolina (100 mg/kg/d c/8 h)
Anemia Salmonella Cloxacilina (150 mg/kg/d, c/6 h) +
drepanocítica Cefotaxima (200 mg/kg/d, c/6-8 h)
Postraumatismo Pseudomonas Cloxacilina (150 mg/kg/d, c/6 h) +
Ceftazidima (150 mg/kg/d, c/8 h)
Alérgico Clindamicina (40 mg/kg/d, c/6-8 h)
betalactámicos
Anaerobios Clindamicina (40 mg/kg/d, c/6-8 h)
1Amoxicilina-clavulánico podría ser una alternativa. 2Siempre que estén correctamente
vacunados de HIb.
TABLA IV. Tratamiento intravenoso específico de osteomielitis y
artritis según aislamientos.
S. aureus Cloxacilina (SAMS)
Vancomicina (SAMR) +/- Rifampicina
SGA/S. pneumoniae Ampicilina (200 mg/kg/d) o
Cefotaxima (200 mg/kg/d)
N. gonorrhoeae Ceftriaxona (100 mg/kg/d, c/24 h)
Prótesis (clavos), sospecha de SAMR Linezolid (10 mg/kg/dosis, c/8-12 h) o
vancomicina ± rifampicina
pecha de resistencia a clindamicina, se tra-
tará con vancomicina o linezolid intrave-
nosos(34).
El tratamiento inicial de la osteomie-
litis debe realizarse con antibióticos paren-
terales para asegurar una adecuada con-
centración de antibiótico en el hueso
(Tablas III y IV).
El tratamiento puede pasarse a vía oral
cuando se cumplan las siguientes circuns-
tancias: el niño esté afebril y los síntomas
y signos de inflamación estén en remisión,
se haya normalizado la PCR o disminui-
do de forma significativa, que sea capaz
de tolerar la medicación oral, que exista
una antibiótico adecuado para el trata-
miento oral, además de que el medio fami-
liar garantice el cumplimiento terapéuti-
co y los controles ambulatorios que será
necesario realizar hasta la curación.
En la terapia antibiótica oral se tendrá
en cuenta que si se utilizan beta-lactámi-
cos la dosificación será 2-3 veces supe-
rior a la dosis pediátrica habitual para ase-
gurar su biodisponibilidad. Por el contra-
rio, en el tratamiento de continuación con
clindamicina o trimethoprim-sulfameto-
xazol, no se precisan dosis mayores a las
habituales (Tabla V).
La duración del tratamiento antibióti-
co depende de la extensión de la infec-
ción, la respuesta clínica y la presencia de
factores de riesgo o patología asociada.
En general es de 3-6 semanas, Se ha
demostrado que tratamientos inferiores a
3 semanas se asocian a un alto índice de
recidivas (19%) frente al 2% en los niños
que reciben tratamientos largos(35). Algu-
nos estudios recientes apoyan tratamien-
tos más cortos (Peltola H. Ped Infect Dis
J. 2010; 29: 1123).
213
Osteomielitis y artritis séptica
TABLA Va. Tratamiento antibiótico vía oral según resultado de los cultivos.
Microorganismo Antibiótico
S. aureus meticilin sensible Cefadroxilo (60 mg/kg/d, c/8 h) o
Cefalexina (100 mg/kg/d c/6-8 h)
S. aureus meticilin resistente Clindamicina (30 mg/kg/d, c/8 h)
Linezolid (10 mg/kg/dosis, c/8-12 h)1
SGA, S. pneumoniae Amoxicilina (80-100 mg/kg/d, c/8 h)
Considerar pasar el tratamiento a vía oral ante mejoría de la clínica, desaparición de la fiebre
≥ 48 horas, y disminución significativa (>30%) de PCR.
TABLA Vb. Tratamiento antibiótico
vía oral si cultivos negativos.
Edad Antibiótico
< 2-5 años Cefuroxima-axetilo
(60 mg/kg/d, c/8 horas)
> 5 años Cefadroxilo
(60 mg/kg/d, c/8 horas)
Tratamiento quirúrgico: está indi-
cado en los niños con osteomielitis hema-
tógena que desarrollan un absceso subpe-
rióstico o intraóseo. Este procedimiento
puede hacerse por punción bajo control
radiológico o cirugía abierta. En los casos
en que el absceso sea secundario a infec-
ción contigua, por inoculación directa u
osteomielitis crónica, es obligado realizar
cirugía abierta con desbridamiento qui-
rúrgico(2).
PRONÓSTICO, EVOLUCIÓN Y
SEGUIMIENTO
La mayoría de los niños correctamen-
te diagnosticados y tratados se curan sin
secuelas a largo plazo, aunque se descri-
ben recaídas hasta en el 5% de los casos.
Los factores asociados a secuelas son:
retraso en el diagnóstico, tratamiento anti-
biótico inadecuado y/o de corta duración,
y niños muy pequeños, siendo el mayor
índice de complicaciones el descrito en
neonatos que varía del 6 al 50%.
Las secuelas más frecuentes son:
lesión del cartílago de crecimiento, coje-
ra, asimetría de miembros, fracturas pato-
lógicas, artritis secundaria, necrosis asép-
tica de la cabeza femoral, siendo todas
más frecuentes en neonatos. La osteomie-
litis crónica es una complicación posible,
hasta en el 5% de los casos y requiere has-
ta su resolución tratamiento quirúrgico y
médico prolongado(36).
Es muy importante el seguimiento clí-
nico y multidisciplinar (traumatólogos,
pediatras, infectólogos, rehabilitadores si
es preciso) de los pacientes con osteomie-
litis, para asegurar el mejor seguimiento
y adecuado cumplimiento del tratamien-
to antibiótico hasta la curación del proce-
so. En general, debe vigilarse hasta los 12
meses en los que se realice para el alta un
control clínico, analítico y radiológico que
demuestren la curación. La osteomielitis
de cadera debe vigilarse hasta los 2 años
del diagnóstico por su mayor riesgo de
secuelas.
ARTRITIS SÉPTICA
DEFINICIÓN
Es la infección del espacio articular
en niños, como complicación, en el cur-
so de una bacteriemia. Suelen ser infec-
ciones bacterianas, aunque hay otras cau-
sas raras de artritis en niños (Tabla II). Los
niños pueden desarrollar artritis reactiva,
secundaria a una bacteriemia, en cualquier
localización.
PATOGENIA
Las artritis purulentas se producen por
infección sinovial, hasta donde llegan los
microorganismos por vía hematógena. La
respuesta inflamatoria e infecciosa que se
produce a ese nivel (migración de polinu-
cleares, producción de encimas proteolí-
ticas y secreción de citocinas por los con-
drocitos) es muy rápida, detectándose
degradación del cartílago articular en las
primeras 8 horas de haber empezado la
infección(37).
En niños menores de 18 meses las
artritis pueden ser secundarias a osteo-
mielitis aguda, por extensión de la infec-
ción desde la metáfisis ósea a la articula-
ción a través de los vasos trans-epifisa-
rios, que puede infectar la placa de cre-
cimiento, la epífisis y el espacio intraar-
ticular. Las infecciones proximales de
húmero y fémur suelen afectar al hombro
214 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
y cadera, respectivamente, debido a que
la metáfisis proximal tiene localización
intracapsular.
EPIDEMIOLOGÍA
Su frecuencia es algo mayor que la
osteomielitis. La edad más frecuente es
en lactantes y niños menores de 3 años, y
el 90% de los casos son monoarticulares,
afectándose con mayor frecuencia las
extremidades inferiores: cadera, rodilla y
tobillo.
ETIOLOGÍA
La etiología de las artritis sépticas es
superponible a las osteomielitis (Tabla
I). Hay que recordar que en lactantes
menores de 2 meses además de los
microorganismos descritos (S. aureus, S.
agalactie, y bacilos gram-negativos),
puede haber artritis séptica por Neisse-
ria gonorrhoeae.
La repercusión que ha tenido la intro-
ducción de la vacuna frente a H. influen-
zae b, con la casi desaparición de estas
infecciones, ha hecho que actualmente sea
Kingella Kingae la causa más frecuente
de artritis por gram-negativos en niños
entre 2 y 5 años(38). Respecto a la artritis
neumocócica que supone del 6-20% de
los casos(39,40), su frecuencia probablemen-
te se vea influida en los próximos años
tras la introducción de la vacuna heptava-
lente, hecho aun no evaluable.
Puede haber otras causas, infrecuen-
tes de artritis, en caso de exposición a
determinados microorganismos (Tabla II).
CLÍNICA
Las manifestaciones clínicas están en
relación con la edad del niño.
• Recién nacidos: son poco sintomá-
ticos. Puede predominar la irritabili-
dad y la clínica de sepsis. En la explo-
ración llama la atención posturas asi-
métricas, aspecto pseudo-paralítico del
miembro y dolor a la movilización.
• Lactantes: predomina la fiebre, irri-
tabilidad, llanto y rechazo a la movi-
lización de la articulación.
• Niños y adolescentes: predomina el
dolor en la articulación, rechazo a car-
gar peso y a caminar, puediendo haber
signos inflamatorios locales (rodilla,
tobillo), difícil de evidenciar en la
cadera. Puede asociar fiebre elevada,
aunque no siempre está presente.
APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA
El diagnóstico debe hacerse precoz-
mente para establecer rápidamente el tra-
tamiento y evitar el daño articular. Es muy
importante, antes de iniciar el tratamien-
to, obtener una muestra para estudio bio-
químico y microbiológico que confirma-
rán el diagnóstico clínico de sospecha y
pueden orientar la terapia antibiótica.
Pruebas de laboratorio: son super-
ponibles a las realizadas para el diagnós-
tico de osteomielitis. En general, hay sig-
nos de infección aguda: leucocitosis con
desviación izquierda, aumento de PCR
y VSG, aunque en ocasiones la PCR pue-
de ser normal.
Artrocentesis: esta técnica es de gran
importancia, y debe realizarse precozmen-
te con fines diagnósticos y terapéuticos
siempre que se sospecha una artritis sép-
tica. Las características bioquímicas y
microbiológicas del líquido permiten
orientar hacia la etiología del proceso sép-
tico, inflamatorio o traumático (Tabla VI).
215
Osteomielitis y artritis séptica
Diagnóstico microbiológico
Ante la sospecha de artritis séptica es
muy importante la toma de muestras
(hemocultivos y líquido aticular) para
buscar el diagnóstico etiológico que per-
mita el tratamiento más adecuado. El
líquido articular se analizará en fresco
para ver el recuento celular y realización
de Gram. Estas dos técnicas dan una
información provisional de máxima uti-
lidad para la orientación terapéutica del
paciente.Además, debe inyectarse en fras-
cos de hemocultivos para facilitar el cre-
cimiento de microorganismos de difícil
aislamiento como Kingella Kingae. Se
podían realizar técnicas de biología mole-
cular (PCR).
Técnicas de imagen
Rx simple: es la primera técnica a rea-
lizar. Puede dar signos indirectos de infec-
ción articular (aumento de tejidos blan-
dos, desplazamiento de las estructuras
musculares, aumento del espacio articu-
lar, luxación de la cadera), que orientan
el diagnóstico.
Permiten excluir otros posibles diag-
nósticos como traumatismos, enfermeda-
des malignas, u osteomielitis.
Ecografía: es la técnica de elección
con alta sensibilidad pero baja especifici-
dad para el diagnóstico de artritis séptica.
Detecta derrame articular en fases muy
iniciales, pero la técnica no permite dife-
renciar entre una artritis infecciosa o no
infecciosa. En cambio, la ausencia de
derrame articular puede casi excluir que
el paciente tenga una artritis séptica.
Gammagrafía, TC, RMN: son téc-
nicas que aportan poco y deben reservar-
se para casos especiales o de difícil diag-
nóstico, ya que las anteriores permiten
diagnosticar la mayor parte de las artri-
tis agudas.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
La causa más frecuente de dolor de
cadera en los niños entre 5 y 10 años, es
la sinovitis transitoria de cadera. Se pre-
senta en niños con buen estado general,
antecedente de infección respiratoria
reciente, febrícula, dolor unilateral, coje-
216 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
TABLA VI. Diagnóstico de diferencial de artritis: características
del líquido articular.
Líquido articular Normal Séptico Inflamatorio Traumático
Color Claro Turbio +/- +/-
Leucocitos/mm3 < 200 > 50.000 20.000-50.000 10-25.000
Neutrófilos % < 25 > 90 50-80 10-30
Glucosa mg/ml 80-100 < 20 20-50 > 50
Formación de coágulo Bueno Pobre Pobre Bueno
ra y negación a la deambulación. Evolu-
ciona a la curación tras unos días de repo-
so y antiinflamatorios. Es, en muchas oca-
siones, difícil de diferenciar de la fase ini-
cial de una artritis séptica; varios auto-
res se basan en scores para el diagnósti-
co(41,42). Un niño con dolor de cadera, fie-
bre, rechazo a andar, VSG superior a 40
mm/hg y leucocitos > 12.000 tienen gran
probabilidad (60-99%) de padecer una
artritis séptica.
Existen artritis reactivas a distancia
secundarias a una infección bacteriana
previa. Estos procesos se producen por
una reacción inflamatoria reactiva y no se
aíslan microorganismos en la articulación.
Es secundario a infecciones gastrointes-
tinales por: Salmonella, Shigella, Campy-
lobacter y Yersinia enterocolitica; infec-
ciones genito-urinarias por Chlamydia tra-
chomatis o Neisseria gonorrhoeae; y otras
infecciones producidas por Neisseria
meningitidis y Streptococcus pyogenes.
Es importante establecer el diagnósti-
co diferencial entre artritis séptica y otros
procesos como traumatismos, osteomie-
litis, artritis reumatoide juvenil, enferme-
dades malignas y necrosis avascular idio-
pática de la cabeza femoral (enfermedad
de Legg-Calvé-Perthes).
TRATAMIENTO
El tratamiento de la artritis séptica de
cadera es siempre urgente. Es necesario
el drenaje de la cadera para descomprimir
el espacio articular, hacer el diagnóstico,
instaurar el tratamiento antibiótico y evi-
tar la lesión articular secundaria al com-
promiso vascular.
Tras la punción diagnóstica se instau-
rará el tratamiento antibiótico empírico
en función de la edad del paciente, etio-
logía más probable y patrón de resisten-
cias en el medio (Tabla III). Con el resul-
tado de los cultivos se ajustará el trata-
miento empírico, pasando a prescribir la
217
Osteomielitis y artritis séptica
VSG:no se eleva en 48 horas en 25% casos.
Se normaliza a las 3-4 semanas
PCR:se eleva en las primeras 8 horas (máximo a los dos días).
Se normaliza a la semana de tratamiento
50 mm
20 mm
5 mg/ml
8 mg/ml
PCR
VSG
FIGURA 1. Curva relación VSG y PCR. Evolución de ambos parámetros en infección oste-
oarticular.
antibioterapia más indicada en función del
antibiograma (Tabla IV).
En caso de artritis séptica de cadera y
hombro no es suficiente la aspiración arti-
cular, es necesario el tratamiento quirúr-
gico, haciendo una artrotomía para dre-
nar la articulación.
El tiempo de tratamiento antibiótico
depende de la evolución clínica. La pri-
mera fase del tratamiento será intraveno-
so hasta que mejoren los signos inflama-
torios (fiebre, dolor, PCR) y el paciente
tenga buena tolerancia oral. En general
pueden tratarse por vía intravenosa entre
3-5 días, pasando posteriormente a anti-
bióticos orales que se mantendrán entre
2-3 semanas (Peltola H. CID. 2009; 48:
1201), hasta la curación del proceso. En
caso de artritis por gram negativos y S.
aureus se recomienda prolongar el trata-
miento hasta 4 semanas(1).
En casos de que tras 48 horas de medi-
cación intravenosa no haya mejoría se ree-
valuará el paciente buscando otras pato-
logías (tuberculosa, artritis reactivas, artri-
tis reumatoide, etc.), ampliando las prue-
bas diagnósticas de laboratorio (mantoux,
serologías, coprocultivos, etc.).
EVOLUCIÓN, PRONÓSTICO Y
SEGUIMIENTO
Las complicaciones más frecuentes
son: cojera, alteración del crecimiento óseo,
afectación articular con movilidad limi-
tada, que se describen en el 10-25% de los
casos. El mayor riesgo de secuelas se aso-
cia a retraso en el diagnóstico y tratamien-
to, afectación de lactantes pequeños e
infección por gramnegativos o S. aureus.
El manejo de la artritis debe ser mul-
tidisciplinar con la participación de ciru-
janos ortopédicos que puedan hacer la
punción diagnóstica y tratamiento quirúr-
gico precozmente, pediatras, infectólogos
y rehabilitadores implicados en el trata-
miento médico, seguimiento y rehabilita-
ción de estos pacientes. Es importante el
seguimiento ambulatorio de las pacientes
durante tiempo prolongado (1 año) hasta
la completa resolución y curación del
paciente. Varios autores han desarrollado
vías clínicas que ayudan al manejo siste-
matizado de estos pacientes, lo que faci-
lita su seguimiento y puede mejorar su
pronóstico a largo plazo(43-45).
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  • 1. INTRODUCCIÓN Las infecciones osteoarticulares son una patología infecciosa relativamente infrecuente en la infancia y que cuando ocurre afectan generalmente a niños pequeños, menores de 5 años. Este tipo de infecciones son difíciles de reconocer en las fases precoces de la enfermedad, y en muchos casos plantean problemas tan- to en el diagnóstico como en el manejo terapéutico, médico y quirúrgico. El momento del desarrollo infantil en el que se producen las infecciones osteoarticu- lares favorece que se puedan lesionar tan- to el cartílago de crecimiento como las articulaciones, pudiendo ser causa de secuelas permanentes. Es por tanto muy importante que los pediatras reconozcan los signos y síntomas de infección osteo- articular para establecer un diagnóstico y tratamiento precoces que permitan la cura- ción sin secuelas de esta patología. OSTEOMIELITIS DEFINICIÓN Osteomielitis: es la inflamación del hueso causada por una infección bacteria- na o fúngica, y con menor frecuencia por parásitos o micobacterias. Generalmente se clasifica en tres tipos teniendo en cuenta su patogenia y evo- lución(1): 1) osteomielitis aguda hemató- gena. Es la forma más frecuente de pre- sentación en la infancia; 2) osteomielitis secundaria a un foco contiguo de infec- ción: después de un traumatismo abierto, herida penetrante, herida postquirúrgica infectada, tras el implante de una próte- sis, o secundario a una infección subya- cente como celulitis. Esta es una forma menos frecuente de presentación en los niños que la anterior; y 3) osteomielitis secundaria a insuficiencia vascular, pro- ceso muy raro en la infancia(2). Las osteomielitis pueden tener una evolución aguda, subaguda o crónica en función de la virulencia del agente infec- tante y de la respuesta inmunológica del huésped. PATOGENIA La osteomielitis aguda hematógena se produce en el curso de una bacteriemia sintomática o asintomática que hace lle- gar el agente infeccioso hasta el hueso, Osteomielitis y artritis séptica T. Hernández Sampelayo Matos, S. Zarzoso Fernández, M.L. Navarro Gómez, M.M. Santos Sebastián, F. González Martínez, J. Saavedra Lozano Sección de Enfermedades Infecciosas Pediátricas. Hospital Materno-Infantil Gregorio Marañón. Madrid 20
  • 2. localizándose generalmente en las metá- fisis de los huesos largos (fémur, tibia y húmero) que están muy vascularizadas. El microorganismo viaja hasta las redes capi- lares de las metáfisis oseas, dónde la cir- culación es lenta, con posterior replica- ción e inflamación local. Posteriormente viaja a través de túneles vasculares adhe- riéndose a la matriz cartilaginosa, donde progresa la infección. En niños menores de 18 meses, las metáfisis están vascula- rizadas a partir de vasos trans-epifisarios, que atraviesan las epífisis, llegando al espacio articular, lo que explica que los lactantes y niños pequeños tengan mayor riesgo de desarrollar una artritis aguda como complicación de una osteomielitis. Es interesante saber que el 30% de los niños con osteomielitis refiere un antece- dente de traumatismo en la zona afecta- da(3), tal como se ha demostrado en mode- los animales. La osteomielitis, según se ha comen- tado previamente, también puede ser secundaria a una infección local que se extienda hasta el hueso, como sucede en las asociadas a sinusitis, mastoiditis, infec- ción dentaria, celulitis, mordeduras de ani- males o heridas penetrantes infectadas. EPIDEMIOLOGÍA La incidencia exacta de osteomielitis en la población infantil es desconocida. Sí se sabe, que en las series descritas, aproximadamente el 50% de los casos ocurren en los primeros 5 años de vida, que es más frecuente en niños que en niñas, y que aunque puede afectarse cual- quier hueso de la economía, la localiza- ción más frecuente son los huesos largos de las extremidades inferiores(4-6). ETIOLOGÍA La etiología depende de la edad del paciente y de si existe algún problema médico de base. Staphylococcus aureus es el patógeno más frecuente en todos los grupos de edad, siendo la causa del 70 al 90% de las oste- omielitis. En recién nacidos: la etiología más frecuente después de S. aureus, son Esche- richia coli, Streptococcus agalactiae, otros bacilos gramnegativos y Candida albi- cans(7-9). En lactantes y niños mayores, debi- do a la drástica reducción del número de infecciones por Haemophilus influenzae tipo b tras la introducción de la vacuna(10), las osteomielitis son causadas por S. aureus y Streptococcus pyogenes (que sue- len tener el antecedente de infección por varicela, y suponen un 10% de los casos)(11). Kingella Kingae es un cocobacilo gram-negativo de difícil crecimiento en el laboratorio, procedente de la flora res- piratoria, que afecta generalmente a niños menores de 5 años de edad. En los últi- mos años parece que su frecuencia está aumentando, describiéndose brotes en niños de guarderías, con el antecedente de una infección respiratoria previa(12). El S. pneumoniae produce osteomie- litis también en niños menores de 5 años (suponen del 1-4% de los casos), y es fre- cuente que se asocie a infección articu- lar(13). Situaciones especiales: en adolescen- tes pueden producirse infecciones por Neisseria gonorrhoeae, y en niños con anemia de células falciformes hay que considerar la posibilidad de infección por 206 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
  • 3. Salmonella, aunque S. aureus sigue sien- do la causa más frecuente de infección en esta población. En niños con inmunode- ficiencias o que viven en zonas endémi- cas, pueden producirse osteomielitis por hongos, parásitos o micobacterias(14). Las osteomielitis que afectan a los huesos del pie (fundamentalmente meta- tarsianos) suelen ser secundarias a heri- das punzantes que atraviesan las zapati- llas de deporte, y son producidas por flo- ra mixta, incluyendo Pseudomonas aeru- ginosa, S. aureus, anaerobios, y bacilos gram-negativos(15). Es importante tener en cuenta que en los últimos años se están describiendo cada vez más casos de infecciones por S. aureus meticilin-resistente adquiridos en la comunidad (SAMR-C), situación a tener en cuenta a la hora del abordaje tera- péutico(16). En las tablas I y II se recogen las cau- sas frecuentes e infrecuentes de osteomie- litis en pediatría. CLÍNICA La clínica de osteomielitis puede ser inespecífica, lo que a veces dificulta y retrasa el diagnóstico, especialmente en neonatos. Los síntomas más frecuentes son fiebre, dolor agudo persistente que se va incrementando en el miembro afec- to, acompañado de inflamación y enroje- cimiento del tejido que está sobre el hue- so. El niño cojea o se niega a caminar, debido al dolor al cargar y a la moviliza- ción. El lactante presenta irritabilidad, rechazo del alimento, e inmovilidad por el dolor. Hay dos situaciones clínicas en las que el diagnóstico suele retrasarse por su difi- cultad: 207 Osteomielitis y artritis séptica TABLA I. Etiología frecuente de osteomielitis y artritis. Edad Microoganismo Lactantes de 0-2 meses Staphylococcus aureus Streptococcus agalactie Bacilos Gram-negativos Candida Niños de 2 meses a 5 años Staphylococcus aureus Streptococcus pyogenes Streptococcus pneumoniae Kingella Kingae Haemophilus influenzae tipo b (en niños no bien vacunados contra Hib) Niños mayores de 5 años Staphylococcus aureus Streptococcus pyogenes B Neisseria gonorrhoeae
  • 4. Osteomielitis del recién nacido: es infrecuente, pero es una infección grave, generalmente debido a una diseminación bacteriémica en un neonato con catéteres intravenosos. Los signos y síntomas inclu- yen fiebre (que puede faltar), irritabilidad, rechazo a mover el miembro (pseudopa- rálisis) y celulitis asociada. A veces la clí- nica es inespecífica, y se sospecha una sepsis clínica sin localización anatómica. Es frecuente que se complique con una artritis séptica (que debe ser drenada urgentemente), o que afecte a múltiples huesos y articulaciones(17,18). Osteomielitis pélvica: afecta general- mente a niños mayores, y supone del 1-11% de las osteomielitis en algunas series. Estas osteomielitis suelen ser hematógenas(19). El cuadro clínico es de dolor abdo- minal mal localizado, o dolor en cade- 208 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica TABLA II. Etiología infrecuente de osteomielitis y artritis. OSTEOMIELITIS: factores de riesgo Microorganismos Herida penetrante en el pie (atravesando Pseudomonas, Staphylococcus aureus las zapatillas de deporte) Sinusitis, mastoiditis, abscesos dentarios Anaerobios Contacto con cachorros Bartonella Exposición a animales de granjas Coxiella burnetti Anemia drepanocítica Salmonella, Staphylococcus aureus Enfermedad granulomatosa crónica Staphylococcus aureus, Aspergillus, Serratia Viajeros a zonas endémicas, Mycobacterium tuberculosis, Coccidioides inmunocompetentes o inmunodeprimidos immitis, Blastomyces, Histoplasma capsulatum, Cryptococcus neoformans ARTRITIS: factores de riesgo Microorganismos Recién nacido con catéteres intravasculares Candida Viajes y contactos con enfermos Mycobacterium tuberculosis Exposición a garrapatas infectadas Borrrelia burgdorferi Exposición a ratas Streptobacillus, Spirillum minus Infecciones virales Rubéola, parvovirus B19, varicela zoster, hepatitis B Viajeros a zonas endémicas, Mycobacterium tuberculosis, Coccidioides inmunocompetentes o inmunodeprimidos immitis, Blastomyces, Histoplasma capsulatum, Cryptococcus neoformans
  • 5. ras, nalgas, y región lumbar. No suele presentarse con fiebre, y en la explora- ción se encuentra limitación en la movi- lidad de las caderas, dificultad para la marcha, cojera, inflamación de los hue- sos pélvicos y dificultad para la sedesta- ción. Puede afectarse cualquier hueso, siendo el más frecuente el ilion, proba- blemente por estar muy vascularizado. En general, el diagnóstico suele retrasar- se por su clínica y localización atípicas, y muchos niños son erróneamente diag- nosticados de apendicitis o artritis sépti- ca de cadera. APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA El diagnóstico de osteomielitis se debe basar en la sospecha clínica precoz ante los signos y síntomas de la enfermedad previamente descritos, buscando la con- firmación con el apoyo del laboratorio y las técnicas de imagen(20). Pruebas de laboratorio: son inespecíficas y no siempre están alteradas • El recuento leucocitario puede ser normal o estar elevado. • La velocidad de sedimentación (VSG): está elevada en el 80-90% de los casos. El pico máximo se alcanza entre 3-5 días del ingreso, y vuelve a la normalidad a las 3-4 semanas de tra- tamiento efectivo(21). • La proteína C reactiva (PCR) está elevada en el 98% de los casos, aun- que podría tener menor sensibilidad que la VSG. Alcanza su pico a las 48 horas del ingreso y desciende a nive- les normales a los 7-10 días de trata- miento. La persistencia de VSG y PCR eleva- das es sugestivo de necesidad de drenaje quirúrgico por fallo del tratamiento médi- co(22). Diagnóstico microbiológico Debe intentarse obtener un diagnósti- co microbiológico, que se alcanza en el 50-80% de los casos si se realiza hemo- cultivo y cultivo de tejido óseo. En los pacientes con cultivo negativo con terapia antibiótica empírica, que no responden bien al tratamiento, habría que considerar la biopsia ósea para estudio his- topatológico y cultivo para bacterias, micobacterias y hongos. Mejora la renta- bilidad diagnóstica si una parte de la muestra obtenida se inocula directamen- te en un frasco de hemocultivo (de aero- bios), lo que permite recuperar microor- ganismos de difícil aislamiento como K. Kingae(12,23). Las nuevas técnicas de PCR podrían aumentar la rentabilidad diagnós- tica de forma muy significativa. Diagnóstico por técnicas de imagen • Radiología simple: suele ser la prime- ra prueba de imagen que se solicita ante la sospecha de osteomielitis. En los pri- meros días de la infección la radiolo- gía puede ser normal, o tener como úni- ca alteración la inflamación de los teji- dos blandos (incluso en las primeras 48 horas). Las imágenes característi- cas de osteomielitis, alteración del periostio e imágenes de osteolisis, apa- recen posteriormente, entre los 10-21 días de evolución(24,25). En algunos casos en los que se realiza un tratamien- to muy precoz, no llegan a encontrar- se alteraciones en la radiología simple. 209 Osteomielitis y artritis séptica
  • 6. • Ecografía: es una técnica muy depen- diente de la destreza del explorador. Aporta la ventaja de estar disponible a la cabecera del enfermo, no radiar, y poder realizarse sin sedar al pacien- te. En manos experimentadas es muy útil, tanto para el diagnóstico de artri- tis, como para el diagnóstico y segui- miento evolutivo de osteomielitis. La cronología de las lesiones detectadas por ecografía son: en las primeras 48- 72 horas inflamación de los tejidos blandos, seguido de elevación del periostio por el acúmulo de pequeña cantidad de líquido, posteriormente colección subperióstica y, por último, erosión de la cortical que aparece entre las 2 y 4 semanas de evolu- ción(26). En caso de que se produzca una absceso subperióstico importan- te, la ecografía permite dirigir la pun- ción evacuadora. En general, la ecografía se normali- za un mes después de la curación clí- nica. • Gammagrafía ósea: es la técnica más sensible para la detección de osteo- mielitis en las primeras 48-72 horas, en las que la radiología simple puede ser normal. Se realiza un rastreo óseo de todo el esqueleto tras la adminis- tración de isótopos, siendo el más uti- lizado el tecnecio-99(27). Esta técnica permite hacer el diagnóstico en más del 87% de los casos. En caso de oste- omielitis, se detecta una hipercapta- ción de la zona afectada por existir a ese nivel una mayor perfusión, meca- nismos activos de inflamación local e hipermetabolismo óseo. En algunas ocasiones, si la inflamación es muy importante y compromete el aporte vascular, la gammagrafía ósea puede dar un falso negativo, objetivándose como una “imagen fría” al no captar el isótopo. Esta técnica, al hacer un rastreo de todo el esqueleto, permite detectar lesiones en varias localizaciones, muy útil en el diagnóstico de osteo- mielitis multifocal. Hay que tener en cuenta que puede dar resultados fal- samente positivos en enfermedades que no son osteomielitis pero que cursan con hiperactividad osteclásti- ca, como son fracturas, tumores, trau- matismos, infartos óseos (como en el caso de drepanocitosis), lesiones post-quirúrgicas, infecciones profun- das de partes blandas y artritis(28,29). • Gammagrafía con leucocitos mar- cados: esta técnica se hace utilizan- do leucocitos marcados cono indio (In) o galio (Ga) especialmente los marcados con In-111, ya que un aumento de la captación refleja la migración de células activadas hacia áeras de inflamación, y puede ayu- dar al diagnóstico en las osteomie- litis asociadas a trauma, cirugía, úlce- ras crónicas y prótesis. El mayor pro- blema de la gammagrafía de leuco- citos marcados con In-111 es la pobre localización, diferenciando mal teji- do óseo de otros tejidos adyacentes inflamados. Otras limitaciones de esta prueba es la relativa elevada radiación y la menor sensibilidad para las infecciones de columna. • Resonancia Magnética Nuclear (RMN): es una técnica muy útil por su excelente resolución para detectar 210 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
  • 7. la extensión y localización anatómica de abscesos de tejidos blandos asocia- dos a osteomielitis. El contraste con gadolinio permite localizar las zonas abscesificadas(32). Es la técnica de elección para el diag- nóstico de osteomielitis vertebral o pélvica porque aporta mucha informa- ción sobre la localización anatómica de la lesión y la presencia de abscesos que requieran drenaje(3). Sus limita- ciones más importantes son que pre- cisa anestesia en niños pequeños, y que no puede utilizarse en pacientes portadores de dispositivos intracavi- tarios o material protésico metálico. • TAC: tiene una utilidad limitada en el diagnóstico de osteomielitis aguda. Es más útil para el diagnóstico de osteomielitis crónica que la RMN, demostrando la presencia de destruc- ción cortical y de secuestro óseo(33). Permite, además, la realización de dre- naje por aspiración y/o biopsia por punción, con control radiológico. La principal limitación del TAC es la radiación del paciente y la necesidad de anestesia. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Debe establecerse fundamentalmente con aquellos cuadros clínicos que se mani- fiestan por dolor óseo y/o alteraciones en las pruebas de imagen. Los más impor- tantes a considerar son: traumatismos, enfermedades malignas, debut de artritis reumatoide juvenil e infarto óseo en pacientes con anemia de células falcifor- mes. En este último caso el diagnóstico puede ser difícil porque en ambas situa- ciones el cuadro cursa con dolor y fiebre, además, el infarto inicial puede condicio- nar una infección posterior(1,2). La osteomielitis crónica recurrente es otro proceso a tener en cuenta. Es una enti- dad inflamatoria, mal conocida y carac- terizada por fiebre, dolor óseo recurren- te e imágenes radiológicas de afectación osteolítica simétrica de varios huesos, afectando primariamente a clavículas y miembros inferiores. Afecta con mayor frecuencia a mujeres y se asocia a psoria- sis y pustulosis palmoplantar. Tiene una histología característica(32) describiéndo- se, en la actualidad, dentro de las enfer- medades autoinflamatorias. TRATAMIENTO El éxito depende de una selección anti- biótica y cumplimiento terapéutico ade- cuados, además del tratamiento quirúrgi- co, en los casos en los que esté indicado. El tratamiento antibiótico inicial es generalmente empírico, seleccionando el antibiótico en función de la edad y pato- logía de base del paciente que permiten suponer el agente infeccioso más frecuen- te para esa situación (Tabla III). Cuando se dispone del resultado de los cultivos se modificará la terapia antibió- tica en función de la sensibilidad del microorganismo aislado (Tabla IV). En caso de que los cultivos sean negativos, y si el paciente evoluciona bien con la tera- pia empírica, se mantendrá la misma has- ta completar el tratamiento. Si el pacien- te evoluciona mal debe considerarse rea- lizar nuevas pruebas diagnósticas: biop- sia del hueso para histología y cultivos, y técnicas de imagen buscando la presencia de zonas abscesificadas que requieran dre- naje quirúrgico. 211 Osteomielitis y artritis séptica
  • 8. En las infecciones causadas por SAMR-C hay que tener en cuenta que generalmente son sensibles a clindamici- na, pero hay cepas sensibles a clindami- cina y resistentes a eritromicina que pue- den desarrollar resistencias inducidas, por lo que deben estudiarse en el laborato- rio(33). En caso de infecciones graves y sos- 212 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica TABLA III. Tratamiento antibiótico intravenoso empírico de osteomielitis y atritis. Grupo de edad Gérmenes Antibiótico más frecuentes Recién nacido S. aureus, SGB, Cloxacilina + cefotaxima/gentamicina (0-2 meses) BGN (E. coli) Niños < 5 años S. aureus, SBHGA Cefuroxima (150 mg/kg/d c/8 h) H. influenzae En > 2 años: considerar tto. igual > 5 años o Cloxacilina + cefotaxima o ceftriaxona Niños > 5 años S. aureus Cloxacilina (100-150 mg/kg/d c/6 h) o Cefazolina (100 mg/kg/d c/8 h) Anemia Salmonella Cloxacilina (150 mg/kg/d, c/6 h) + drepanocítica Cefotaxima (200 mg/kg/d, c/6-8 h) Postraumatismo Pseudomonas Cloxacilina (150 mg/kg/d, c/6 h) + Ceftazidima (150 mg/kg/d, c/8 h) Alérgico Clindamicina (40 mg/kg/d, c/6-8 h) betalactámicos Anaerobios Clindamicina (40 mg/kg/d, c/6-8 h) 1Amoxicilina-clavulánico podría ser una alternativa. 2Siempre que estén correctamente vacunados de HIb. TABLA IV. Tratamiento intravenoso específico de osteomielitis y artritis según aislamientos. S. aureus Cloxacilina (SAMS) Vancomicina (SAMR) +/- Rifampicina SGA/S. pneumoniae Ampicilina (200 mg/kg/d) o Cefotaxima (200 mg/kg/d) N. gonorrhoeae Ceftriaxona (100 mg/kg/d, c/24 h) Prótesis (clavos), sospecha de SAMR Linezolid (10 mg/kg/dosis, c/8-12 h) o vancomicina ± rifampicina
  • 9. pecha de resistencia a clindamicina, se tra- tará con vancomicina o linezolid intrave- nosos(34). El tratamiento inicial de la osteomie- litis debe realizarse con antibióticos paren- terales para asegurar una adecuada con- centración de antibiótico en el hueso (Tablas III y IV). El tratamiento puede pasarse a vía oral cuando se cumplan las siguientes circuns- tancias: el niño esté afebril y los síntomas y signos de inflamación estén en remisión, se haya normalizado la PCR o disminui- do de forma significativa, que sea capaz de tolerar la medicación oral, que exista una antibiótico adecuado para el trata- miento oral, además de que el medio fami- liar garantice el cumplimiento terapéuti- co y los controles ambulatorios que será necesario realizar hasta la curación. En la terapia antibiótica oral se tendrá en cuenta que si se utilizan beta-lactámi- cos la dosificación será 2-3 veces supe- rior a la dosis pediátrica habitual para ase- gurar su biodisponibilidad. Por el contra- rio, en el tratamiento de continuación con clindamicina o trimethoprim-sulfameto- xazol, no se precisan dosis mayores a las habituales (Tabla V). La duración del tratamiento antibióti- co depende de la extensión de la infec- ción, la respuesta clínica y la presencia de factores de riesgo o patología asociada. En general es de 3-6 semanas, Se ha demostrado que tratamientos inferiores a 3 semanas se asocian a un alto índice de recidivas (19%) frente al 2% en los niños que reciben tratamientos largos(35). Algu- nos estudios recientes apoyan tratamien- tos más cortos (Peltola H. Ped Infect Dis J. 2010; 29: 1123). 213 Osteomielitis y artritis séptica TABLA Va. Tratamiento antibiótico vía oral según resultado de los cultivos. Microorganismo Antibiótico S. aureus meticilin sensible Cefadroxilo (60 mg/kg/d, c/8 h) o Cefalexina (100 mg/kg/d c/6-8 h) S. aureus meticilin resistente Clindamicina (30 mg/kg/d, c/8 h) Linezolid (10 mg/kg/dosis, c/8-12 h)1 SGA, S. pneumoniae Amoxicilina (80-100 mg/kg/d, c/8 h) Considerar pasar el tratamiento a vía oral ante mejoría de la clínica, desaparición de la fiebre ≥ 48 horas, y disminución significativa (>30%) de PCR. TABLA Vb. Tratamiento antibiótico vía oral si cultivos negativos. Edad Antibiótico < 2-5 años Cefuroxima-axetilo (60 mg/kg/d, c/8 horas) > 5 años Cefadroxilo (60 mg/kg/d, c/8 horas)
  • 10. Tratamiento quirúrgico: está indi- cado en los niños con osteomielitis hema- tógena que desarrollan un absceso subpe- rióstico o intraóseo. Este procedimiento puede hacerse por punción bajo control radiológico o cirugía abierta. En los casos en que el absceso sea secundario a infec- ción contigua, por inoculación directa u osteomielitis crónica, es obligado realizar cirugía abierta con desbridamiento qui- rúrgico(2). PRONÓSTICO, EVOLUCIÓN Y SEGUIMIENTO La mayoría de los niños correctamen- te diagnosticados y tratados se curan sin secuelas a largo plazo, aunque se descri- ben recaídas hasta en el 5% de los casos. Los factores asociados a secuelas son: retraso en el diagnóstico, tratamiento anti- biótico inadecuado y/o de corta duración, y niños muy pequeños, siendo el mayor índice de complicaciones el descrito en neonatos que varía del 6 al 50%. Las secuelas más frecuentes son: lesión del cartílago de crecimiento, coje- ra, asimetría de miembros, fracturas pato- lógicas, artritis secundaria, necrosis asép- tica de la cabeza femoral, siendo todas más frecuentes en neonatos. La osteomie- litis crónica es una complicación posible, hasta en el 5% de los casos y requiere has- ta su resolución tratamiento quirúrgico y médico prolongado(36). Es muy importante el seguimiento clí- nico y multidisciplinar (traumatólogos, pediatras, infectólogos, rehabilitadores si es preciso) de los pacientes con osteomie- litis, para asegurar el mejor seguimiento y adecuado cumplimiento del tratamien- to antibiótico hasta la curación del proce- so. En general, debe vigilarse hasta los 12 meses en los que se realice para el alta un control clínico, analítico y radiológico que demuestren la curación. La osteomielitis de cadera debe vigilarse hasta los 2 años del diagnóstico por su mayor riesgo de secuelas. ARTRITIS SÉPTICA DEFINICIÓN Es la infección del espacio articular en niños, como complicación, en el cur- so de una bacteriemia. Suelen ser infec- ciones bacterianas, aunque hay otras cau- sas raras de artritis en niños (Tabla II). Los niños pueden desarrollar artritis reactiva, secundaria a una bacteriemia, en cualquier localización. PATOGENIA Las artritis purulentas se producen por infección sinovial, hasta donde llegan los microorganismos por vía hematógena. La respuesta inflamatoria e infecciosa que se produce a ese nivel (migración de polinu- cleares, producción de encimas proteolí- ticas y secreción de citocinas por los con- drocitos) es muy rápida, detectándose degradación del cartílago articular en las primeras 8 horas de haber empezado la infección(37). En niños menores de 18 meses las artritis pueden ser secundarias a osteo- mielitis aguda, por extensión de la infec- ción desde la metáfisis ósea a la articula- ción a través de los vasos trans-epifisa- rios, que puede infectar la placa de cre- cimiento, la epífisis y el espacio intraar- ticular. Las infecciones proximales de húmero y fémur suelen afectar al hombro 214 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
  • 11. y cadera, respectivamente, debido a que la metáfisis proximal tiene localización intracapsular. EPIDEMIOLOGÍA Su frecuencia es algo mayor que la osteomielitis. La edad más frecuente es en lactantes y niños menores de 3 años, y el 90% de los casos son monoarticulares, afectándose con mayor frecuencia las extremidades inferiores: cadera, rodilla y tobillo. ETIOLOGÍA La etiología de las artritis sépticas es superponible a las osteomielitis (Tabla I). Hay que recordar que en lactantes menores de 2 meses además de los microorganismos descritos (S. aureus, S. agalactie, y bacilos gram-negativos), puede haber artritis séptica por Neisse- ria gonorrhoeae. La repercusión que ha tenido la intro- ducción de la vacuna frente a H. influen- zae b, con la casi desaparición de estas infecciones, ha hecho que actualmente sea Kingella Kingae la causa más frecuente de artritis por gram-negativos en niños entre 2 y 5 años(38). Respecto a la artritis neumocócica que supone del 6-20% de los casos(39,40), su frecuencia probablemen- te se vea influida en los próximos años tras la introducción de la vacuna heptava- lente, hecho aun no evaluable. Puede haber otras causas, infrecuen- tes de artritis, en caso de exposición a determinados microorganismos (Tabla II). CLÍNICA Las manifestaciones clínicas están en relación con la edad del niño. • Recién nacidos: son poco sintomá- ticos. Puede predominar la irritabili- dad y la clínica de sepsis. En la explo- ración llama la atención posturas asi- métricas, aspecto pseudo-paralítico del miembro y dolor a la movilización. • Lactantes: predomina la fiebre, irri- tabilidad, llanto y rechazo a la movi- lización de la articulación. • Niños y adolescentes: predomina el dolor en la articulación, rechazo a car- gar peso y a caminar, puediendo haber signos inflamatorios locales (rodilla, tobillo), difícil de evidenciar en la cadera. Puede asociar fiebre elevada, aunque no siempre está presente. APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA El diagnóstico debe hacerse precoz- mente para establecer rápidamente el tra- tamiento y evitar el daño articular. Es muy importante, antes de iniciar el tratamien- to, obtener una muestra para estudio bio- químico y microbiológico que confirma- rán el diagnóstico clínico de sospecha y pueden orientar la terapia antibiótica. Pruebas de laboratorio: son super- ponibles a las realizadas para el diagnós- tico de osteomielitis. En general, hay sig- nos de infección aguda: leucocitosis con desviación izquierda, aumento de PCR y VSG, aunque en ocasiones la PCR pue- de ser normal. Artrocentesis: esta técnica es de gran importancia, y debe realizarse precozmen- te con fines diagnósticos y terapéuticos siempre que se sospecha una artritis sép- tica. Las características bioquímicas y microbiológicas del líquido permiten orientar hacia la etiología del proceso sép- tico, inflamatorio o traumático (Tabla VI). 215 Osteomielitis y artritis séptica
  • 12. Diagnóstico microbiológico Ante la sospecha de artritis séptica es muy importante la toma de muestras (hemocultivos y líquido aticular) para buscar el diagnóstico etiológico que per- mita el tratamiento más adecuado. El líquido articular se analizará en fresco para ver el recuento celular y realización de Gram. Estas dos técnicas dan una información provisional de máxima uti- lidad para la orientación terapéutica del paciente.Además, debe inyectarse en fras- cos de hemocultivos para facilitar el cre- cimiento de microorganismos de difícil aislamiento como Kingella Kingae. Se podían realizar técnicas de biología mole- cular (PCR). Técnicas de imagen Rx simple: es la primera técnica a rea- lizar. Puede dar signos indirectos de infec- ción articular (aumento de tejidos blan- dos, desplazamiento de las estructuras musculares, aumento del espacio articu- lar, luxación de la cadera), que orientan el diagnóstico. Permiten excluir otros posibles diag- nósticos como traumatismos, enfermeda- des malignas, u osteomielitis. Ecografía: es la técnica de elección con alta sensibilidad pero baja especifici- dad para el diagnóstico de artritis séptica. Detecta derrame articular en fases muy iniciales, pero la técnica no permite dife- renciar entre una artritis infecciosa o no infecciosa. En cambio, la ausencia de derrame articular puede casi excluir que el paciente tenga una artritis séptica. Gammagrafía, TC, RMN: son téc- nicas que aportan poco y deben reservar- se para casos especiales o de difícil diag- nóstico, ya que las anteriores permiten diagnosticar la mayor parte de las artri- tis agudas. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL La causa más frecuente de dolor de cadera en los niños entre 5 y 10 años, es la sinovitis transitoria de cadera. Se pre- senta en niños con buen estado general, antecedente de infección respiratoria reciente, febrícula, dolor unilateral, coje- 216 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica TABLA VI. Diagnóstico de diferencial de artritis: características del líquido articular. Líquido articular Normal Séptico Inflamatorio Traumático Color Claro Turbio +/- +/- Leucocitos/mm3 < 200 > 50.000 20.000-50.000 10-25.000 Neutrófilos % < 25 > 90 50-80 10-30 Glucosa mg/ml 80-100 < 20 20-50 > 50 Formación de coágulo Bueno Pobre Pobre Bueno
  • 13. ra y negación a la deambulación. Evolu- ciona a la curación tras unos días de repo- so y antiinflamatorios. Es, en muchas oca- siones, difícil de diferenciar de la fase ini- cial de una artritis séptica; varios auto- res se basan en scores para el diagnósti- co(41,42). Un niño con dolor de cadera, fie- bre, rechazo a andar, VSG superior a 40 mm/hg y leucocitos > 12.000 tienen gran probabilidad (60-99%) de padecer una artritis séptica. Existen artritis reactivas a distancia secundarias a una infección bacteriana previa. Estos procesos se producen por una reacción inflamatoria reactiva y no se aíslan microorganismos en la articulación. Es secundario a infecciones gastrointes- tinales por: Salmonella, Shigella, Campy- lobacter y Yersinia enterocolitica; infec- ciones genito-urinarias por Chlamydia tra- chomatis o Neisseria gonorrhoeae; y otras infecciones producidas por Neisseria meningitidis y Streptococcus pyogenes. Es importante establecer el diagnósti- co diferencial entre artritis séptica y otros procesos como traumatismos, osteomie- litis, artritis reumatoide juvenil, enferme- dades malignas y necrosis avascular idio- pática de la cabeza femoral (enfermedad de Legg-Calvé-Perthes). TRATAMIENTO El tratamiento de la artritis séptica de cadera es siempre urgente. Es necesario el drenaje de la cadera para descomprimir el espacio articular, hacer el diagnóstico, instaurar el tratamiento antibiótico y evi- tar la lesión articular secundaria al com- promiso vascular. Tras la punción diagnóstica se instau- rará el tratamiento antibiótico empírico en función de la edad del paciente, etio- logía más probable y patrón de resisten- cias en el medio (Tabla III). Con el resul- tado de los cultivos se ajustará el trata- miento empírico, pasando a prescribir la 217 Osteomielitis y artritis séptica VSG:no se eleva en 48 horas en 25% casos. Se normaliza a las 3-4 semanas PCR:se eleva en las primeras 8 horas (máximo a los dos días). Se normaliza a la semana de tratamiento 50 mm 20 mm 5 mg/ml 8 mg/ml PCR VSG FIGURA 1. Curva relación VSG y PCR. Evolución de ambos parámetros en infección oste- oarticular.
  • 14. antibioterapia más indicada en función del antibiograma (Tabla IV). En caso de artritis séptica de cadera y hombro no es suficiente la aspiración arti- cular, es necesario el tratamiento quirúr- gico, haciendo una artrotomía para dre- nar la articulación. El tiempo de tratamiento antibiótico depende de la evolución clínica. La pri- mera fase del tratamiento será intraveno- so hasta que mejoren los signos inflama- torios (fiebre, dolor, PCR) y el paciente tenga buena tolerancia oral. En general pueden tratarse por vía intravenosa entre 3-5 días, pasando posteriormente a anti- bióticos orales que se mantendrán entre 2-3 semanas (Peltola H. CID. 2009; 48: 1201), hasta la curación del proceso. En caso de artritis por gram negativos y S. aureus se recomienda prolongar el trata- miento hasta 4 semanas(1). En casos de que tras 48 horas de medi- cación intravenosa no haya mejoría se ree- valuará el paciente buscando otras pato- logías (tuberculosa, artritis reactivas, artri- tis reumatoide, etc.), ampliando las prue- bas diagnósticas de laboratorio (mantoux, serologías, coprocultivos, etc.). EVOLUCIÓN, PRONÓSTICO Y SEGUIMIENTO Las complicaciones más frecuentes son: cojera, alteración del crecimiento óseo, afectación articular con movilidad limi- tada, que se describen en el 10-25% de los casos. El mayor riesgo de secuelas se aso- cia a retraso en el diagnóstico y tratamien- to, afectación de lactantes pequeños e infección por gramnegativos o S. aureus. El manejo de la artritis debe ser mul- tidisciplinar con la participación de ciru- janos ortopédicos que puedan hacer la punción diagnóstica y tratamiento quirúr- gico precozmente, pediatras, infectólogos y rehabilitadores implicados en el trata- miento médico, seguimiento y rehabilita- ción de estos pacientes. Es importante el seguimiento ambulatorio de las pacientes durante tiempo prolongado (1 año) hasta la completa resolución y curación del paciente. Varios autores han desarrollado vías clínicas que ayudan al manejo siste- matizado de estos pacientes, lo que faci- lita su seguimiento y puede mejorar su pronóstico a largo plazo(43-45). BIBLIOGRAFÍA 1. Gutiérrez H. Bone and joint infections in children. Pediatr Clin N Am. 2005; 52: 779-94. 2. Lew DP, Walvogel FA. Osteomyelitis. Lancet. 2004; 364: 369-79. 3. Morrisy RT, Haynes DW. Acute hemato- genous osteomyelitis: a model with trau- ma as etiology. J Pediatr Orthoped. 1989; 9: 447-56. 4. Kaplan SL. Osteomyelitis in children. Infect Dis Clin N Am. 2005; 19: 787-97. 5. Krogstad P. Osteomyelitis and septic arth- ritis. En: Feigin, Cherry JD, Demles GJ, et al. eds. Textbook of pediatric infectious diseases. 5th edition. Philadelphia: WB Saunders; 2004. p. 713-36. 6. Scott NS. Review article: pedaitric bone infections. J Orthop Surg. 2001; 19: 83-90. 7. Frank G, Mahoney HM. Eppes SC. Mus- culoskeletal infections in children. Pediatr Clin North Am. 2005; 52: 1083-106. 8. Ish-Horowicz MR, McIntyre P, Nade S. Bone and joint infections caused by mul- tiply resistant Staphylococcus aureus in neonatal intensive care unit. Pediatr Infect Dis J. 1992; 11: 82-7. 218 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica
  • 15. 9. Kao HC, Huang YC, Chiu CH. Acute hematogenous osteomyelitis and septic arthritis in children. J Microbiol Immunol Infect. 2003; 36: 260-5. 10. Howard AW, Viskontas D, Sabbagh C. Reduction in osteomyelitis and septic arth- ritis related to H. influenzae type b vacci- nation. J Pediatr Orthop. 1999; 19: 705-9. 11. Ibia EO, Imosili M, PikisA. GroupAbeta- hemolytic streptoccocal osteomielitis in children. Pediatrics. 2003; 112: 22-6. 12. Yugupsky P. Kingella Kingae: from medi- cal rarity to an emerging pediatric patho- gen. Lancet Infect Dis. 2004; 4: 358-67. 13. Tan TQ, Mason Jr EO, Warson WJ, et al. Clinical characteristics and outcome of children with pneumonia attributable to penicillinsusceptible and penicillin-non- susceptible streptococcus pneumoniae. Pediatrics. 1998; 102: 1369-75. 14. Jacobs RF, McCarthy RE, Elser JM. Pseu- domonas osteochondritis complicating puncture wounds of the foot in children: a 10 years evaluation. J Infect Dis. 1989; 160: 657-61. 15. Imoisili MA, Bonwit AM, Bulas DI. Tho- othpick puncture injuries of the foot in children. Pediatr Infect Dis J. 23: 80-2. 16. Martínez Aguilar G, Avalos-Mishaanm A, Hulten K. Community-acquired methici- llinresistant and methicillin-susceptible Staphylococcus aureus musculoskeletal infections in children. Pediatr Infect Dis J. 2004; 23: 701-6. 17. Offiah AC. Acute osteomyelitis, septic arthritis and discitis: differences betwe- en neonates and older children. Eur J Radiol. 2006; 60: 221-32. 18. Mok PM, Reilly BJ, Ash JM. Osteomye- litis in the neonate: clinical aspects and role or radiography and scintigraphy in diagnosis and management. Radiology. 1982; 145: 677-82. 19. Davidson D, Letts M, Khoshaal K. Pelvic osteomyelitis in children: a comparison of decades from 1980-1990 with 1990-2001. J Pediatr Orthop. 2003; 23: 514-21. 20. Nelson JD. Skeletal infections in children. Adv Pediatr Infect Dis. 1991; 6: 59-78. 21. Wiley AM, Trueta J. Vascular anatomy of the spine and its relationship to pyogenic vertebral osteomyelitis. J Bone Joint Surg Br. 1959; 41: 796-809. 22. Song KS, Ogden JA, Ganney T, Guidera KJ. Contiguous discitis and osteomielytis in children. J Pediatr Orthoped. 1997; 17: 470-7. 23. Centers for Disease Control and Preven- tion. Kingella Kingae infection in chil- dren-United States June. November 2001. MMWR. 2004; 53: 244-6. 24. Morrey BF, Bianco Jr AJ, Rhodes KH. Septic arthritis in children. Orthop Clin North Am. 1975; 6: 923-34. 25. Faden H, Grossi M. acute osteomyelitys in children.Am J Dis Chid. 1991; 145: 65- 9. 26. Mah ET, LeQuesne GW, Gent RJ, Pater- son DC. Ultrasonic features of acute oste- omyelitis in children. J Bone Joint Surg. 1994; 76B: 969-74. 27. Connolly LP, Connolly SA. Skeletal scin- tigraphy in the multimodality assessment of young children with acute skeletal symptoms. Clin Nucl Med. 2003: 28: 746- 54. 28. Connolly LP, Connolly SA, Dubrach LA, Jaramillo D, Treves ST. Acute hematoge- nous osteomielitis of children. Assesment of skeletal sciintigraphy-based diagnosis in the era of MRI. J Nucl Med. 2002; 43: 1310-6. 29. RifaiA, Nyman R. Scintigraphy and ultra- sonography in differentiating osteomyeli- tis from bone infarction in sickle cell dise- ase. Acta Radiol. 1997; 38: 139-43. 219 Osteomielitis y artritis séptica
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