1. El río Cauca merece una oportunidad
Fortalecer el diseño del plan estratégico para solucionar los problemas del
río Cauca, es lo propio en las actuales circunstancias. Como también lo es,
implementar actividades conjuntas y permanentes entre las autoridades de
los departamentos y municipios y los agricultores, para generar el estado
sostenible de su cauce.
Por: José Félix Lafaurie Rivera*
Colombia tiene ríos que hoy podrían convertirse en motores de desarrollo, al
facilitar la reactivación de la economía nacional y fomentar el dinamismo
del comercio exterior. Hoy, sin embargo, los utilizamos como grandes
cloacas. La mayoría de las actividades aportan una excesiva carga de
elementos contaminantes que dificultan la navegabilidad por sus aguas y
reducen la posibilidad de mantener las condiciones mínimas para que
embarcaciones transiten por su afluente. Pero más grave aún es que
estamos matando los ecosistemas, y con ellos la posibilidad de obtener riego
para aprovechar las potencialidades que ofrece nuestra agricultura. Esto sin
contar el elevado costo de tratamiento de agua para las poblaciones, que al
ser descoordinadas, se convierten en una inversión perdida.
Otro sería el panorama económico de Colombia si le otorgáramos mayor
énfasis al Magdalena y al Cauca. Son los canales óptimos por donde los
empresarios podrían movilizar mercancías a los puertos marítimos a menos
del 50% de los costos actuales –como ya lo están haciendo importantes
empresas–, y a la vez, mejorarían su logística frente a los mercados
internacionales. Nacen ambos en el macizo colombiano, luego se separan y
bañan el país de sur a norte y se vuelven a unir para salir al Mar Caribe.
Los esfuerzos enfocados a la recuperación del Magdalena, son importantes,
pero es prudente y de manera simultánea, hacer lo propio con el río Cauca.
No es para menos. Los agentes económicos y asentamientos poblacionales le
aportan al Río Cauca 160 toneladas diarias de residuos tóxicos. Para los
habitantes ribereños puede que esto no sea una denuncia nueva y es común
que vean el río totalmente inerte. Pero la indiferencia no debe volverse
costumbre. Su conservación y protección es un problema de todos los
colombianos. Por citar un solo caso, de 42 municipios del Valle del Cauca
que descargan sus aguas sobre el río, únicamente tres (Ginebra, Roldanillo y
La Unión) tienen planta de tratamiento de aguas residuales.
Sus aguas recorren seis departamentos (Cauca, Valle del Cauca, Risaralda,
Caldas, Antioquia y Bolívar), en donde habita el 30% de la población
colombiana (13 millones de habitantes) en 281 municipios. Los 1.350
kilómetros prácticamente se dividen en tres tramos: el primero desde Puerto
Mallarino (Valle del Cauca) hasta el municipio de la Virginia (Risaralda),
luego circula por el cañón de las cordilleras Central y Occidental −única
parte de su cauce que no es navegable− y posteriormente, se abre de nuevo
2. en Puerto Valdivia (Antioquia), por toda la llanura costera hasta
desembocar en el brazo de Loba del Río Magdalena, en el municipio de
Pinillos, cerca de Mompós (Bolívar).
La gestión de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca –con
cerca de 50 años de actividades−, en los frentes de biodiversidad,
descontaminación, educación y gobernabilidad, junto con los convenios y las
millonarias inversiones, que en algunos casos superan los $500 millones, no
registra, en los últimos tiempos, los resultados deseables. Tal vez porque
erramos en el concepto de que la solución del problema debe recaer en una
entidad y no en todo un sistema socio−económico. Son responsables tanto los
gobiernos locales como el sector industrial y el agropecuario. De pronto la
falla ha consistido en que estas corporaciones no tienen el suficiente peso y
liderazgo para la envergadura de su misión.
El río “navegable” es un comienzo fuerte para generar fuentes de empleo.
Fortalecer el diseño del plan estratégico de mediano y largo plazo enfocado a
solucionar cada uno de los problemas del río, es lo propio ahora que el
gobierno promueve la irrigación de crédito a las mipymes para aumentar las
exportaciones, con lo que se vislumbra una actividad productiva sin
precedentes en la historia del país. El ministerio de Transporte ha dado
muestra de interesarse por los ríos históricos de Colombia. Falta que las
autoridades de los departamentos y municipios en asocio con los
industriales, agricultores y demás agentes, se vinculen creativamente para
generar nuevas condiciones de desarrollo.
* Superintendente de Notariado y Registro