El agua es una sustancia compuesta de hidrógeno y oxígeno con la fórmula H2O. Tiene propiedades únicas como su capacidad de disolver muchas sustancias, absorber y ceder calor fácilmente, y existir en los estados sólido, líquido y gaseoso. El agua también se caracteriza por su punto de ebullición de 100°C y punto de congelación de 0°C, así como por la capilaridad y que cuando se congela aumenta de volumen flotando en otros líquidos.
2. Propiedades del agua pura
El agua es una sustancia compuesta, porque esá integrada por la unión de
átomos de distintos elementos quómicos simples: son dos átomos de
hidrógeno unidos a un átomo de oxígeno, con una molécula en la forma H-O-
H; que se escribe H²O.
A la temperatura y presión normales, tanto el oxígeno como el hidrógeno
tienen forma de gases; pero al unirse formando el agua adquieren forma de
un líquido que, en estado de pureza, es absolutamente trasparente a la luz y
sin ningún sabor, olor ni color; siendo ligeramente azul en grandes masas
como en los océanos.
El hidrógeno - cuyo nombre significa generador de agua es un elemento que
tiene una gran atracción para combinarse con el oxígeno en forma total; por
eso se dice que está totalmente oxidado, lo cual le da al agua una de sus
propiedades más características, que es la de apagar el fuego cuando moja
un material que está ardiendo.
3. Otra propiedad fundamental que tiene el agua, es que, al estar en estado
líquido, entre sus moléculas pueden dispersarse otras sustancias, que
quedan mezcladas sin perder su propia composición. A este fenómeno se le
denomina dilución, por lo cual se dice que el agua es un gran solvente
debido a que puede disolver una gran cantidad de sustancias, incluyendo el
aire y otros gases, así como sustancias que normalmente son sólidas, como
la sal o el azúcar.
También puede absorber calor, ya sea de los rayos solares o de otros
orígenes, y desprenderse facilmente de él en contacto con otras sustancias
más frías, lo cual es otra propiedad de enorme importancia.
De todas las sustancias, es probablemente la que más facilmente se
presenta en los tres estados que puede tener la materia: líquido, sólido y
gaseoso. Si bien en condiciones normales el agua es líquida y así aparece
principalmente en la naturaleza, el agua puede evaporarse al estado
gaseoso - lo que se llama vapor de agua - a temperaturas relativamente no
muy altas, aunque para entrar en evaporación violenta, que se llama
ebullición, debe alcanzar a una temperatura de 100 grados centigrados. En
cambio, pasa al estado sólido cuando su temperatura baja de los cero
grados, formando el hielo; aunque puede mantenerse igualmente en estado
líquido a temperaturas bastante inferiores, hasta 25 grados bajo cero, en
cuya situación se congela al ser agitada.
El pasaje del agua del estado líuido al gaseoso, se llama evaporación; y el
retorno del estado gaseoso al estado líquido, se llama condensación.
4. La circunstancia de que el agua hierva a 100 grados y se congele a 0
grados, no es casual. Simplemente, ocurre que se ha convenido en
establecer la escala de medida decimal - grados centigrados - de la
temperatura, fijando el cero en la temperatura de congelación del agua, y
los 100 grados en la temperatura en que el agua entra en ebullición.
Otra propiedad muy importante del agua, es la que se llama la
capilaridad. Esta propiedad consiste en cierta forma de atracción que
tienen las moléculas de agua entre sí; y que hace que “mojen” los
pequeños espacios existentes en las sustancias sólidas, o entre sustancias
que se componen de pequeñas partículas o que forman tubos muy finos.
El fenómeno de la capilaridad - palabra que proviene de cabello - produce
varios efectos sumamente importantes; como la posibilidad de que el agua
se desplace hacia arriba o en forma horizontal a través de pequeños
conductos o espacios, y la de que pueda atravesar ciertos cuerpos
aparentemente sólidos, pasando por sus orificios invisibles llamados
poros, como ocurre en ciertos tejidos de los seres vivos, llamados
membranas.
Otra característica destacable del agua, es que cuando se congela
aumenta de volumen y por lo tanto se hace más liviana, lo que hace que el
hielo flote en el agua, o en otros líquidos. Eso puede comprobarse si
colocamos a congelar verticalmente una botella destapada y totalmente
llena de agua, lo que producirá que al congelarse por su boca asome un
trozo de hielo.