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ISRAEL Y EL VATICANO
Israel y la Santa Sede establecieron plenas relaciones diplomáticas en el año
1993.
El establecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y el Vaticano
puede ser considerado como un gran paso en el histórico proceso de cambio
de las actitudes de la Iglesia Católica hacia el Judaísmo y el pueblo judío.
Antecedentes
El proceso se inició en 1904 cuando el Papa Pio X concedió una audiencia al
fundador del movimiento sionista Theodor Herzl que esperaba el apoyo de la
Santa Sede a su proyecto. Pero el Papa se negó aludiendo que la Iglesia no
podía reconocer al pueblo judío pues éste “no había reconocido a Nuestro
Señor”. Años después, el Vaticano se opuso a la Declaración Balfour por
considerar que los Santos Lugares no podían estar bajo dominio judío.
La elección de Pio XII como Papa durante la Segunda Guerra Mundial
tampoco favoreció las relaciones entre la Santa Sede y el movimiento
sionista. La actuación del Papa es controvertida y, según el historiador que se
consulte, mostrará un Pio XII que hizo lo posible por salvar judíos del
Holocausto o que miraba hacia otro lado.
Al terminar la Guerra, el Mandato Británico de Palestina finaliza y las
Naciones Unidas acuerdan el reparto del territorio en dos estados: uno árabe
y otro judío. Jerusalén quedaría como enclave internacional autónomo. El
Vaticano se mostró complacido con esta decisión. Pero con la inmediata
ocupación jordana de parte de Jerusalén, la Santa Sede reclamó que la ciudad
y los Santos Lugares tenían que ser “internacionalizados”.

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Esta petición no tuvo resultado y el Vaticano, con sentido práctico, comenzó
a tener contacto con los funcionarios israelíes para no ver perjudicadas las
importantes propiedades que tenía en Israel (iglesias, monasterios,
conventos, etc).
En 1952 el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Moshé Sharet, fue
recibido por Pío XII, y la Orquesta Filarmónica Israelí dio un concierto en el
Vaticano en 1955.
Doce años después, en 1964 el Papa Pablo VI viajó a Israel pero en ningún
momento de su peregrinación pronunció la palabra “Israel”.
Con el Concilio Vaticano II, en 1965, y la Encíclica Nostra Aetate, se
cambiaron radicalmente las relaciones de la Santa Sede con los judíos y, por
tanto, con Israel. Por primera vez, la Iglesia Católica liberaba de la acusación
de deicidio a los judíos: “no puede ser imputado ni indistintamente a todos
los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy”.
Con el triunfo en la Guerra de los Seis Días, todos los Lugares Santos católicos
quedan bajo mandato israelí por lo que los contactos bilaterales se
intensifican. El Papa Pablo VI recibió en 1969 al ministro de Relaciones
Exteriores Abba Eban, en 1973 a la primera ministra Golda Meir y en 1978 al
ministro de Exteriores Moshe Dayan.
Con Juan Pablo II hubo un cambio considerable. Recibió al primer ministro
Isaac Shamir en 1982. Dos años después se refirió a la seguridad y
tranquilidad del pueblo judío del Estado de Israel, como “prerrogativa de
toda nación”. En septiembre de 1987, hablando ante líderes judíos en Miami,
reconoció el derecho del pueblo judío a una patria, “como la tiene cualquier
nación civilizada, conforme a la ley internacional (lo que tratamos de
conseguir), para el pueblo judío que vive en el Estado de Israel...”
El golpe de timón definitivo vino tras la primera guerra del Golfo en 1991
cuando países importantes como India, China, Unión Soviética y varios

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estados árabes establecen relaciones con Israel. La OLP reconoce a Israel y el
Vaticano se siente arropado para iniciar las negociaciones que culminaron el
30 de diciembre de 1993 con la firma de un Acuerdo Fundamental.
El Papa Juan Pablo II declaró: «Hay que comprender que los judíos, que
durante dos mil años anduvieron dispersos por todo el mundo, hayan
decidido regresar a la tierra de sus antepasados. Tienen ese derecho...
Establecer relaciones diplomáticas con Israel no es sino la afirmación
internacional de esas relaciones».
El primer embajador israelí ante la Santa Sede fue Samuel Hadás.
El Acuerdo Fundamental
En ese Acuerdo Fundamental, Israel y la Santa Sede destacan la "naturaleza
singular de las relaciones entre la Iglesia Católica y el pueblo judío..." y se
comprometen a una "adecuada cooperación en la lucha contra todas las
formas de antisemitismo y toda clase de racismo e intolerancia religiosa, y a
promover el entendimiento mutuo entre las naciones, tolerancia entre
comunidades y respeto por la vida y la dignidad humanas", así como a "la
resolución pacífica de conflictos entre estados y naciones, con exclusión de la
violencia y el terrorismo de la vida internacional".
Otras obligaciones se refieren al régimen de “statu quo” imperante sobre los
Santos Lugares cristianos, cuestiones relacionadas con la libertad de culto, la
peregrinación a Tierra Santa, etc.
A partir de este momento, se continuó avanzando en la senda del
entendimiento. En noviembre de 1997 se firmó en Jerusalén un acuerdo
en el que se define el estatus de la Iglesia Católica en Israel y su jerarquía
conforme a la legislación israelí. Ese acuerdo marca el primer reconocimiento
“de iure” de la Iglesia Católica por parte de un gobierno en Tierra Santa.

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Los acuerdos entre ambas partes continúan hasta nuestros días. Por ejemplo
el alcanzado sobre el Cenáculo. http://vaticaninsider.lastampa.it/es/en-el-
mundo/dettagliospain/articolo/israele-israel-israel-25203/
Los sucesivos viajes de los diferentes Papas a Israel apuntalan las buenas
relaciones entre los dos estados.