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Acta Ortopédica Mexicana 2016; 30(S1): S34-S40
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Principio biomecánico del tutor
Ramos-Maza E,* Buffo-Sequeira I,** García-Estrada F,*** Chávez-Covarrubias G,****
Domínguez-Barrios C,*** Meza-Reyes G*****
* Trustee Exoficio de la Fundación AO. Miembro del cuerpo médico del Centro Médico ABC. Profesor Internacional AO.
** Director del Consejo Mexicano de AO Trauma, Profesor Internacional AO. Coordinador de Osteosíntesis en el hospital Dalinde.
*** Trustee Exoficio de la Fundación AO. Profesor Internacional AO.
**** Director Médico del Hospital General Regional # 2 del IMSS. Profesor Regional AO.
***** Director General de la Unidad Médica de Alta Especialidad de Ortopedia y Traumatología Lomas Verdes del IMSS. Profesor Regional AO.
Dirección para correspondencia:
Edgardo Ramos-Maza
E-mail: bastian6@gmail.com
Este artículo puede ser consultado en versión completa en http://www.medigraphic.com/actaortopedica
En el mundo de la Ortopedia es ampliamente conocido
y aceptado el emblema que nos representa, el cual fue idea-
do por Nicholas Andry de Bois-Regard en 1741 en su libro
llamado L’Orthopédie, neologismo creado por él mismo y
compuesto del griego orthos, que significa recto y pais, que
significa niño, representando en su portada el principal obje-
tivo de su libro que era la enseñanza de diferentes métodos
para prevención y corrección de deformidades en los niños,
mediante una estaca recta (también llamada caña, rodrigón
o tutor) atada a un retoño de árbol torcido, con el fin de
guiar su crecimiento (Figura 1).1,2
Con todo esto y de acuerdo con la literatura mundial, An-
dry fue quien le dio el nombre a la especialidad dedicada
al diagnóstico y tratamiento de las alteraciones del sistema
músculo-esquelético, por lo que tiene un lugar muy impor-
tante en la Ortopedia, además de otras ramas de la medicina.
El símbolo de la Ortopedia mencionado ha sido aceptado
mundialmente; aunque ha sido objeto de modificaciones en
cuanto a tipos de árbol y diferentes modelos, el diseño esen-
cialmente es el mismo.
En seres humanos, un tutor es la persona que guía a un
niño o joven hasta su consolidación como adulto. De acuer-
do con la edición No. 22 del Diccionario de la Real Acade-
mia de la Lengua Española, también se refiere a la «caña,
estaca o tutor que se clava al pie de una planta para man-
tenerla derecha en su crecimiento», es decir, que guía a la
planta durante su crecimiento.3
Igualmente, en osteosíntesis,
el implante que guía al hueso fracturado para propiciar el
contacto entre sus fragmentos y así lograr su consolidación
se considera tutor.
El término tutor se ha utilizado como sinónimo de fijador
externo o de clavo endomedular; sin embargo, aunque estos
dos implantes pueden funcionar bajo el principio biomecá-
nico del tutor, solamente lo hacen cuando permiten despla-
zamiento longitudinal controlado, ejerciendo compresión
dinámica al momento en que se activa la función del seg-
mento anatómico afectado o también en la transportación
y elongación ósea; de lo contrario, estarán actuando bajo
otro principio biomecánico. Por lo anterior, insistimos que
ningún implante es sinónimo de algún principio biomecá-
nico específico: dependerá de cómo esté funcionando cada
Figura 1. Portada del libro L’Orthopédie, de Nicholas Andry (Tomada de
Google imágenes).
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Principio biomecánico del tutor
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ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40
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implante para determinar el principio biomecánico con el
cual esté cumpliendo.
Definición
Tutor es el implante que alinea y estabiliza un hueso
fracturado y guía a sus fragmentos para que contacten entre
sí y hacia su consolidación.
Objetivo
Dirigir los fragmentos óseos de manera dinámica, propi-
ciando carga axial entre ellos para lograr su consolidación.
Indicaciones
Trazos transversales en el istmo de huesos largos con
carga ponderal, es decir, sólo en fémur y tibia (Figura 2).
Implantes
Clavos endomedulares ranurados no bloqueados y fijador
externo dinamizado, para transportación o elongación ósea
(Figura 3).
Aunque a lo largo de la historia de la osteosíntesis a nivel
mundial se ha utilizado una gran cantidad de diseños dife-
rentes de clavos en el tratamiento de las fracturas, el primer
registro respecto a su utilización para fracturas no conso-
lidadas se remonta al siglo XVI en México, documentado
por fray Bernardino de Sahagún (1499-1590), un misionero
franciscano que llegó a México en 1529, ocho años después
de que Hernán Cortés finalizara la conquista española. Sa-
hagún describió la utilización de un dispositivo introducido
dentro del conducto medular, habiendo atestiguado que los
médicos aztecas introducían estacas de madera dentro del
conducto medular de pacientes con falta de consolidación
de huesos largos.4
Si analizamos el comportamiento bio-
mecánico, y siendo palos de madera, al introducirse en el
hueso, éstos absorbían humedad del cuerpo y se hinchaban,
produciendo mayor estabilidad mediante la compresión
elástica transversal y cumpliendo con el principio biomecá-
nico del tutor (Figura 4).
Antes del siglo XX, otras técnicas intramedulares fue-
ron utilizadas para el tratamiento de pseudoartrosis, mas
no para fracturas recientes. A mediados del siglo XIX y
en las primeras décadas del XX se utilizaron dispositivos
intramedulares como clavijas de marfil, las cuales podrían
reabsorberse en el cuerpo, a diferencia de las metálicas
que se encapsulaban dentro de material fibroso, informa-
ción reportada en la literatura germana.5,6
Hoglund, de los
Estados Unidos de Norteamérica, reportó el uso de hueso
autógeno como implante intramedular en 1917 y describió
una técnica en la cual una laja de hueso cortical era cor-
tada y después introducida a la cavidad medular cruzan-
do el sitio de la fractura.7
Si analizamos estos dos últimos
métodos desde el punto de vista biomecánico, no eran ca-
paces de producir compresión elástica transversal, por lo
que podían quedar inestables, no cumpliendo su función
de tutor. Durante la Primera Guerra Mundial, Hey Groo-
ves describió la colocación de barras intramedulares, las
cuales se introducían al conducto a través del sitio de frac-
tura, resultando en un gran porcentaje de infecciones, por
lo que no fue aceptado universalmente.8
Al ser sólidas es-
tas barras, tampoco ofrecían estabilidad adecuada, ya que
no lograban compresión elástica transversal; por lo tanto,
no funcionaban adecuadamente como tutor, aumentando
Figura 2. Indicación para tutor en
tibia.
Figura 3. Tutor en la tibia del caso
de la figura 2.
Figura 4. Colocación intramedular de una estaca de madera para tratar
fractura no consolidada en tibia. Cultura azteca.
Ramos-Maza E y cols.
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ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40
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así el riesgo de infección al no lograr una adecuada esta-
bilidad. Nicolaysen, de Noruega, describió los principios
biomecánicos para un mejor funcionamiento de los dispo-
sitivos intramedulares en fracturas proximales del fémur,
concluyendo que éstos deben ser lo más largo posible para
maximizar las ventajas biomecánicas y mantenerse más
estables en el hueso esponjoso.9
Fue hasta 1931 que Smith-Petersen reportó exitosos
resultados con clavos metálicos endomedulares para el
tratamiento de las fracturas de cuello femoral, por lo que
se difundió rápidamente su utilización.10
Küntscher se en-
tusiasmó de manera importante con esos resultados, y a la
par de un análisis minucioso realizó pruebas en cadáver y
animales, desarrollando el «clavo medular», el cual tenía
forma en «V» transversalmente, reportando su utilización
y propuso que el clavo en V funcionaba como férula in-
terna, la cual condicionaba una unión elástica dentro del
conducto medular, permitiendo una movilización funcio-
nal temprana del paciente.11,12
Los mejores resultados ini-
ciaron a partir de 1939, cuando Gerhard Küntscher realizó
la primera cirugía con su clavo ranurado, el cual lograba
una estabilización adecuada de fracturas de fémur y ti-
bia transversales u oblicuas cortas, pero sólo en el tercio
medio de estos huesos, es decir, a nivel de istmo de los
mismos,11,12,13
los cuales no fueron reproducibles hasta
que el Dr. John Charnley informó en su libro The closed
treatment of frequent fractures de 35 casos intervenidos
desde 1950, después de que otros ortopedistas tuvieron
una gran cantidad de fracasos por clavos atascados, infec-
ciones y pseudoartrosis.14
Es importante que los clavos sean ranurados, ya que es
la manera más efectiva para propiciar estabilidad como tu-
tor, al producir compresión elástica transversal, de acuerdo
con el principio descrito por Gerhard Küntscher, además
de su conformación en trébol al corte transversal, la cual
fue diseñada por él mismo a finales de los 40.12
Estas ca-
racterísticas del clavo condicionan que el diámetro se an-
goste durante su introducción en el hueso y que intente
recuperar su diámetro una vez colocado, condicionando
así la compresión elástica transversal contra el interior de
las corticales del hueso, forma por la cual puede funcionar
como tutor (Figuras 5 y 6).
Aunque ya no son muy utilizados este tipo de clavos, es
muy importante realizar el fresado del conducto medular
con dos objetivos principales: uno es colocar el clavo más
ancho posible, y el otro, aumentar la superficie de contacto
entre la cortical interna del hueso y el clavo; ambos objeti-
vos sirven para aumentar la estabilidad de la osteosíntesis.6
Esto fue desarrollado por Fischer en Alemania, en 1942, uti-
lizando fresas intramedulares (Figura 7).15,16
A pesar de sus indicaciones limitadas respecto a la loca-
lización y características de la fractura, se han utilizado los
clavos de Küntscher para el tratamiento de retardo en con-
solidación y pseudoartrosis, como lo demostró Christensen,
en 1973, donde trató 35 casos con falta de consolidación
(20 fémures y 15 tibias) de manera exitosa y sin complica-
ciones, aun contando con algunos casos infectados y bajo
el principio biomecánico del tutor. Algunos de estos casos
presentaban la lesión más distal al istmo del hueso; sin
embargo, como se trataba de pseudoartrosis hipertróficas,
el callo endóstico hacía las veces de istmo, además de que
todos los casos fueron fresados, logrando así una adecuada
estabilidad mediante compresión elástica transversal y bajo
el principio biomecánico del tutor (Figura 8).17
Hablando de clavos endomedulares y su evolución, los
que no eran bloqueados otorgaban una deficiencia en la es-
tabilización en rotación, además de no poder mantener la
longitud, en caso de no existir soporte óseo adecuado, pu-
diendo tener como resultado la falta de consolidación, por
lo que se consideró una osteosíntesis insuficiente y muy li-
mitada en cuanto a indicaciones. Durante los años 90, Gluck
documentó la primera descripción de un clavo intramedular
bloqueado, el cual consistía en un clavo hecho de marfil y
perforado en su parte distal, donde recibía clavos de blo-
queo también de marfil.18
Figura 5. El clavo desplaza las fibras de la madera, las cuales tienden a
regresar a su forma original, condicionando compresión elástica.
Figura 6. Al ser más rígido el hueso, de manera inversa, el clavo dismi-
nuye su diámetro al introducirse y tiende a recuperar su diámetro previo,
produciendo compresión elástica transversal.
Principio biomecánico del tutor
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ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40
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la modalidad de bloqueo dinámico, siguen permitiendo la
compresión axial dinámica, pero se evitan rotaciones; esto
cambia el principio biomecánico de ser un tutor, al emplear
dos implantes con diferente función, donde los pernos de
bloqueo complementan al clavo endomedular insuficiente
para evitar su falla; es entonces el principio de la protec-
ción, al combinarse dos implantes que realizan diferente
función y en la cual uno protege al otro, y deja de ser tutor
(Figura 9).
Así mismo, si el clavo se utiliza para tratar una fractura
diafisaria multifragmentada, en la cual no existe soporte
óseo, es necesario bloquearlo de manera estática para evi-
tar acortamiento, cumpliendo este clavo entonces con el
principio biomecánico del sostén. En determinados casos
en los cuales existe soporte óseo, pero el clavo se fija de
manera estática y no permite la carga entre fragmentos
óseos, es decir, cuando el implante soporta toda la carga
a nivel de la fractura, también es un sostén. En cambio, si
se bloquea de manera estática, pero se está tratando una
fractura transversal, es decir, con soporte óseo, y se ejerce
compresión axial mediante el mecanismo con el cual cuen-
tan algunos clavos, entonces estamos hablando del prin-
cipio biomecánico de la compresión, como puede ser el
UHN (por sus siglas en inglés Unreamed Humeral Nail);21
por lo tanto, el tratar fracturas con clavos endomedulares
no es sinónimo de tutor.
Es importante mencionar que el clavo que actúa bajo
el principio biomecánico de protección conserva su capa-
cidad de dirigir al hueso para que contacten sus fragmen-
tos entre sí al permitir la compresión dinámica, pero como
los pernos actúan evitando la rotación, es la complemen-
tación de una osteosíntesis insuficiente, es decir, de una
Figura 7. En caso de no fresar, el área de contacto del clavo dentro del
hueso es muy limitada sólo en el istmo y se amplía de manera importante
al fresar.
Figura 8.
Radiografías postoperatorias inme-
diatas de pseudoartrosis tratada con
clavo bajo tutor y ya consolidada.
Con la evolución y muchos años después, además de au-
mentar sus indicaciones y mejorar la estabilidad, se desarro-
llaron los clavos bloqueados con pernos agregados.19,20
La
variedad de clavos bloqueados es muy amplia; algunos, en
Fresado
No
Fresado
Ramos-Maza E y cols.
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ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40
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protección; en cambio, cuando funciona como sostén, o
como compresión, el clavo pierde la capacidad de dirigir
los fragmentos óseos para que contacten; en el sostén se
mantienen distancias sin contacto óseo y en la compresión,
como su nombre lo indica, hay compresión interfragmen-
taria, por lo que no hay desplazamientos longitudinales.
Por todo esto, no siempre se utiliza un clavo bajo el princi-
pio biomecánico del tutor. Por lo anterior, podemos enten-
der que cualquier clavo endomedular que cuente con algún
sistema de bloqueo a través de pernos o tornillos, incluso
los clavos proximales o cefalomedulares para fémur, dejan
de actuar como tutor, actuando entonces como protección,
compresión o sostén (Figura 10). Lo anterior nos hace
pensar que lo más importante del funcionamiento de los
clavos como tutor no es alinear los fragmentos mediante el
enhebrado de los mismos; al ser un implante intramedular
y ejercer presión en las corticales internas, más bien sirve
de guía para que sus fragmentos contacten de manera ac-
tiva entre sí.
Tenemos otros ejemplos de clavos endomedulares a lo
largo de la historia de nuestra especialidad, como el haz de
Hacketal, clavo de Zickel, Ender, Staimann, Kirschner, en-
tre muchos otros, los cuales no cumplían a cabalidad con un
comportamiento biomecánico adecuado que lograra un tutor
estable, por lo que no daban resultados constantes, cayendo
en desuso.
La forma en la cual funcionan los TEN (clavos elás-
ticos de titanio, por su siglas en inglés, Titanium Elastic
Nails), que obtienen estabilidad al ejercer presión contra
el hueso a diferentes niveles dentro del conducto medu-
lar, no permite la traslación longitudinal de los fragmentos
óseos, por lo que actúan bajo el principio biomecánico del
sostén, al evitar una carga entre fragmentos, pero mante-
niendo adecuadamente la distancia entre los mismos para
lograr así su consolidación, al permanecer en su posición
Figura 9. Fractura transversal tratada con clavo bajo el principio de la
protección. El bloqueo se hace con un solo perno en orificio ovalado o
dinámico.
Figura 10.
A) y B) No hay soporte óseo, son sos-
tén. C) y D) Se realizó compresión
con el clavo; es compresión.
A B C D
Principio biomecánico del tutor
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Este documento es elaborado por Medigraphic
transcortical a través de su sitio de entrada y compresión
contra las corticales internas del hueso a diferentes niveles
(Figura 11).
Aunque en la actualidad es poco frecuente utilizar un fi-
jador externo como tratamiento definitivo de las fracturas,
si aplicamos uno para una fractura, utilizamos doble barra
y aflojamos de manera selectiva las tuercas proximales al
trazo de fractura de la barra cercana al hueso y distales al
trazo de la barra lejana al hueso o viceversa. Se produce
así una «dinamización», la cual es controlada y permite
carga axial dinámica entre los fragmentos, pero también
permite diástasis. Este fijador actuará entonces bajo el
principio biomecánico del tutor; sin embargo, si el fijador
cuenta con todas las tuercas apretadas, deja de ser tutor
para convertirse en sostén; si no existe soporte óseo, en ti-
rante; si se está tratando una fractura transversal, en hueso
curvo; es protección si está complementando una osteo-
síntesis insuficiente con tornillos, por ejemplo, o bajo el
principio biomecánico de la compresión, si se da compre-
sión axial a la fractura transversal de un hueso recto; por
lo tanto, el fijador externo tampoco es sinónimo de tutor.
De igual manera, en la transportación ósea, al igual que en
la elongación, el fijador externo funciona adecuadamente
como un tutor, al guiar fragmentos óseos a que contacten y
crezcan de manera adecuada.
Conclusión
Los implantes que funcionan bajo el principio biome-
cánico del tutor permiten la compresión axial dinámica
entre los fragmentos y solamente los clavos ranurados no
bloqueados proporcionan una excelente estabilidad por la
compresión elástica transversal, tanto para desplazamien-
tos laterales, como para flexión, manteniendo las posibili-
dades de desplazamientos en rotación. Al bloquear los cla-
vos para evitar la rotación, hablamos de combinación de
principios y, como ya se comentó previamente, los princi-
pios combinados no se mencionan de esta forma, es decir,
combinado uno más otro, se deja como un solo principio,
pudiendo ser, en el caso de los clavos, el de protección si
el bloqueo es dinámico; cuando es estático será sostén en
caso de no haber transmisión de cargas de hueso a hueso,
o compresión, en el caso de que se proporcionen cargas
de este tipo, a través de aditamentos especiales, entre los
fragmentos óseos. En el caso de utilizar un fijador, el cual
se desestabiliza de manera controlada, éste puede funcio-
nar también bajo el principio biomecánico del tutor; sin
embargo, es muy poco frecuente que se utilice como tal.
El fijador puede funcionar como sostén, protección, com-
presión y tirante, dependiendo de las particularidades de
la fractura. Por lo anterior, hacemos hincapié en que nin-
gún implante es sinónimo de principio biomecánico; esto
dependerá de la forma en que haya sido aplicado y de la
manera como funciona en combinación con el hueso que
está siendo tratado.
Bibliografía
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Orthopaedia or the art of correcting and preventing deformities in
children: by such means as may easily be put in practice by parents
themselves, and all such as are employed in educating children;
to which is added a defense of the orthopaedia, [against Pierre
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Archiv für Klinische Chirurgie vereinigt mit Deutsche Zeitschrift für
Chirurgie. 1940; 28: 309-31.
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Arch Klin Chir. 1940; 200: 443-55.
13. Küntscher G: Practice of intramedullary nailing [Translated by H. H.
Rinne]. Springfield; Illinois: 1967.
Figura 11. Niña de 11 años con fractura helicoidal tipo 33 A1.1, tratada
con TEN bajo el principio del sostén. Las flechas señalan los sitios de en-
trada distalmente y de apoyo proximalmente.
Ramos-Maza E y cols.
S40
ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40
www.medigraphic.org.mx
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  • 1. Acta Ortopédica Mexicana 2016; 30(S1): S34-S40 S34 www.medigraphic.org.mx Principio biomecánico del tutor Ramos-Maza E,* Buffo-Sequeira I,** García-Estrada F,*** Chávez-Covarrubias G,**** Domínguez-Barrios C,*** Meza-Reyes G***** * Trustee Exoficio de la Fundación AO. Miembro del cuerpo médico del Centro Médico ABC. Profesor Internacional AO. ** Director del Consejo Mexicano de AO Trauma, Profesor Internacional AO. Coordinador de Osteosíntesis en el hospital Dalinde. *** Trustee Exoficio de la Fundación AO. Profesor Internacional AO. **** Director Médico del Hospital General Regional # 2 del IMSS. Profesor Regional AO. ***** Director General de la Unidad Médica de Alta Especialidad de Ortopedia y Traumatología Lomas Verdes del IMSS. Profesor Regional AO. Dirección para correspondencia: Edgardo Ramos-Maza E-mail: bastian6@gmail.com Este artículo puede ser consultado en versión completa en http://www.medigraphic.com/actaortopedica En el mundo de la Ortopedia es ampliamente conocido y aceptado el emblema que nos representa, el cual fue idea- do por Nicholas Andry de Bois-Regard en 1741 en su libro llamado L’Orthopédie, neologismo creado por él mismo y compuesto del griego orthos, que significa recto y pais, que significa niño, representando en su portada el principal obje- tivo de su libro que era la enseñanza de diferentes métodos para prevención y corrección de deformidades en los niños, mediante una estaca recta (también llamada caña, rodrigón o tutor) atada a un retoño de árbol torcido, con el fin de guiar su crecimiento (Figura 1).1,2 Con todo esto y de acuerdo con la literatura mundial, An- dry fue quien le dio el nombre a la especialidad dedicada al diagnóstico y tratamiento de las alteraciones del sistema músculo-esquelético, por lo que tiene un lugar muy impor- tante en la Ortopedia, además de otras ramas de la medicina. El símbolo de la Ortopedia mencionado ha sido aceptado mundialmente; aunque ha sido objeto de modificaciones en cuanto a tipos de árbol y diferentes modelos, el diseño esen- cialmente es el mismo. En seres humanos, un tutor es la persona que guía a un niño o joven hasta su consolidación como adulto. De acuer- do con la edición No. 22 del Diccionario de la Real Acade- mia de la Lengua Española, también se refiere a la «caña, estaca o tutor que se clava al pie de una planta para man- tenerla derecha en su crecimiento», es decir, que guía a la planta durante su crecimiento.3 Igualmente, en osteosíntesis, el implante que guía al hueso fracturado para propiciar el contacto entre sus fragmentos y así lograr su consolidación se considera tutor. El término tutor se ha utilizado como sinónimo de fijador externo o de clavo endomedular; sin embargo, aunque estos dos implantes pueden funcionar bajo el principio biomecá- nico del tutor, solamente lo hacen cuando permiten despla- zamiento longitudinal controlado, ejerciendo compresión dinámica al momento en que se activa la función del seg- mento anatómico afectado o también en la transportación y elongación ósea; de lo contrario, estarán actuando bajo otro principio biomecánico. Por lo anterior, insistimos que ningún implante es sinónimo de algún principio biomecá- nico específico: dependerá de cómo esté funcionando cada Figura 1. Portada del libro L’Orthopédie, de Nicholas Andry (Tomada de Google imágenes). www.medigraphic.org.mx
  • 2. Principio biomecánico del tutor S35 ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40 www.medigraphic.org.mx implante para determinar el principio biomecánico con el cual esté cumpliendo. Definición Tutor es el implante que alinea y estabiliza un hueso fracturado y guía a sus fragmentos para que contacten entre sí y hacia su consolidación. Objetivo Dirigir los fragmentos óseos de manera dinámica, propi- ciando carga axial entre ellos para lograr su consolidación. Indicaciones Trazos transversales en el istmo de huesos largos con carga ponderal, es decir, sólo en fémur y tibia (Figura 2). Implantes Clavos endomedulares ranurados no bloqueados y fijador externo dinamizado, para transportación o elongación ósea (Figura 3). Aunque a lo largo de la historia de la osteosíntesis a nivel mundial se ha utilizado una gran cantidad de diseños dife- rentes de clavos en el tratamiento de las fracturas, el primer registro respecto a su utilización para fracturas no conso- lidadas se remonta al siglo XVI en México, documentado por fray Bernardino de Sahagún (1499-1590), un misionero franciscano que llegó a México en 1529, ocho años después de que Hernán Cortés finalizara la conquista española. Sa- hagún describió la utilización de un dispositivo introducido dentro del conducto medular, habiendo atestiguado que los médicos aztecas introducían estacas de madera dentro del conducto medular de pacientes con falta de consolidación de huesos largos.4 Si analizamos el comportamiento bio- mecánico, y siendo palos de madera, al introducirse en el hueso, éstos absorbían humedad del cuerpo y se hinchaban, produciendo mayor estabilidad mediante la compresión elástica transversal y cumpliendo con el principio biomecá- nico del tutor (Figura 4). Antes del siglo XX, otras técnicas intramedulares fue- ron utilizadas para el tratamiento de pseudoartrosis, mas no para fracturas recientes. A mediados del siglo XIX y en las primeras décadas del XX se utilizaron dispositivos intramedulares como clavijas de marfil, las cuales podrían reabsorberse en el cuerpo, a diferencia de las metálicas que se encapsulaban dentro de material fibroso, informa- ción reportada en la literatura germana.5,6 Hoglund, de los Estados Unidos de Norteamérica, reportó el uso de hueso autógeno como implante intramedular en 1917 y describió una técnica en la cual una laja de hueso cortical era cor- tada y después introducida a la cavidad medular cruzan- do el sitio de la fractura.7 Si analizamos estos dos últimos métodos desde el punto de vista biomecánico, no eran ca- paces de producir compresión elástica transversal, por lo que podían quedar inestables, no cumpliendo su función de tutor. Durante la Primera Guerra Mundial, Hey Groo- ves describió la colocación de barras intramedulares, las cuales se introducían al conducto a través del sitio de frac- tura, resultando en un gran porcentaje de infecciones, por lo que no fue aceptado universalmente.8 Al ser sólidas es- tas barras, tampoco ofrecían estabilidad adecuada, ya que no lograban compresión elástica transversal; por lo tanto, no funcionaban adecuadamente como tutor, aumentando Figura 2. Indicación para tutor en tibia. Figura 3. Tutor en la tibia del caso de la figura 2. Figura 4. Colocación intramedular de una estaca de madera para tratar fractura no consolidada en tibia. Cultura azteca.
  • 3. Ramos-Maza E y cols. S36 ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40 www.medigraphic.org.mx así el riesgo de infección al no lograr una adecuada esta- bilidad. Nicolaysen, de Noruega, describió los principios biomecánicos para un mejor funcionamiento de los dispo- sitivos intramedulares en fracturas proximales del fémur, concluyendo que éstos deben ser lo más largo posible para maximizar las ventajas biomecánicas y mantenerse más estables en el hueso esponjoso.9 Fue hasta 1931 que Smith-Petersen reportó exitosos resultados con clavos metálicos endomedulares para el tratamiento de las fracturas de cuello femoral, por lo que se difundió rápidamente su utilización.10 Küntscher se en- tusiasmó de manera importante con esos resultados, y a la par de un análisis minucioso realizó pruebas en cadáver y animales, desarrollando el «clavo medular», el cual tenía forma en «V» transversalmente, reportando su utilización y propuso que el clavo en V funcionaba como férula in- terna, la cual condicionaba una unión elástica dentro del conducto medular, permitiendo una movilización funcio- nal temprana del paciente.11,12 Los mejores resultados ini- ciaron a partir de 1939, cuando Gerhard Küntscher realizó la primera cirugía con su clavo ranurado, el cual lograba una estabilización adecuada de fracturas de fémur y ti- bia transversales u oblicuas cortas, pero sólo en el tercio medio de estos huesos, es decir, a nivel de istmo de los mismos,11,12,13 los cuales no fueron reproducibles hasta que el Dr. John Charnley informó en su libro The closed treatment of frequent fractures de 35 casos intervenidos desde 1950, después de que otros ortopedistas tuvieron una gran cantidad de fracasos por clavos atascados, infec- ciones y pseudoartrosis.14 Es importante que los clavos sean ranurados, ya que es la manera más efectiva para propiciar estabilidad como tu- tor, al producir compresión elástica transversal, de acuerdo con el principio descrito por Gerhard Küntscher, además de su conformación en trébol al corte transversal, la cual fue diseñada por él mismo a finales de los 40.12 Estas ca- racterísticas del clavo condicionan que el diámetro se an- goste durante su introducción en el hueso y que intente recuperar su diámetro una vez colocado, condicionando así la compresión elástica transversal contra el interior de las corticales del hueso, forma por la cual puede funcionar como tutor (Figuras 5 y 6). Aunque ya no son muy utilizados este tipo de clavos, es muy importante realizar el fresado del conducto medular con dos objetivos principales: uno es colocar el clavo más ancho posible, y el otro, aumentar la superficie de contacto entre la cortical interna del hueso y el clavo; ambos objeti- vos sirven para aumentar la estabilidad de la osteosíntesis.6 Esto fue desarrollado por Fischer en Alemania, en 1942, uti- lizando fresas intramedulares (Figura 7).15,16 A pesar de sus indicaciones limitadas respecto a la loca- lización y características de la fractura, se han utilizado los clavos de Küntscher para el tratamiento de retardo en con- solidación y pseudoartrosis, como lo demostró Christensen, en 1973, donde trató 35 casos con falta de consolidación (20 fémures y 15 tibias) de manera exitosa y sin complica- ciones, aun contando con algunos casos infectados y bajo el principio biomecánico del tutor. Algunos de estos casos presentaban la lesión más distal al istmo del hueso; sin embargo, como se trataba de pseudoartrosis hipertróficas, el callo endóstico hacía las veces de istmo, además de que todos los casos fueron fresados, logrando así una adecuada estabilidad mediante compresión elástica transversal y bajo el principio biomecánico del tutor (Figura 8).17 Hablando de clavos endomedulares y su evolución, los que no eran bloqueados otorgaban una deficiencia en la es- tabilización en rotación, además de no poder mantener la longitud, en caso de no existir soporte óseo adecuado, pu- diendo tener como resultado la falta de consolidación, por lo que se consideró una osteosíntesis insuficiente y muy li- mitada en cuanto a indicaciones. Durante los años 90, Gluck documentó la primera descripción de un clavo intramedular bloqueado, el cual consistía en un clavo hecho de marfil y perforado en su parte distal, donde recibía clavos de blo- queo también de marfil.18 Figura 5. El clavo desplaza las fibras de la madera, las cuales tienden a regresar a su forma original, condicionando compresión elástica. Figura 6. Al ser más rígido el hueso, de manera inversa, el clavo dismi- nuye su diámetro al introducirse y tiende a recuperar su diámetro previo, produciendo compresión elástica transversal.
  • 4. Principio biomecánico del tutor S37 ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40 www.medigraphic.org.mx la modalidad de bloqueo dinámico, siguen permitiendo la compresión axial dinámica, pero se evitan rotaciones; esto cambia el principio biomecánico de ser un tutor, al emplear dos implantes con diferente función, donde los pernos de bloqueo complementan al clavo endomedular insuficiente para evitar su falla; es entonces el principio de la protec- ción, al combinarse dos implantes que realizan diferente función y en la cual uno protege al otro, y deja de ser tutor (Figura 9). Así mismo, si el clavo se utiliza para tratar una fractura diafisaria multifragmentada, en la cual no existe soporte óseo, es necesario bloquearlo de manera estática para evi- tar acortamiento, cumpliendo este clavo entonces con el principio biomecánico del sostén. En determinados casos en los cuales existe soporte óseo, pero el clavo se fija de manera estática y no permite la carga entre fragmentos óseos, es decir, cuando el implante soporta toda la carga a nivel de la fractura, también es un sostén. En cambio, si se bloquea de manera estática, pero se está tratando una fractura transversal, es decir, con soporte óseo, y se ejerce compresión axial mediante el mecanismo con el cual cuen- tan algunos clavos, entonces estamos hablando del prin- cipio biomecánico de la compresión, como puede ser el UHN (por sus siglas en inglés Unreamed Humeral Nail);21 por lo tanto, el tratar fracturas con clavos endomedulares no es sinónimo de tutor. Es importante mencionar que el clavo que actúa bajo el principio biomecánico de protección conserva su capa- cidad de dirigir al hueso para que contacten sus fragmen- tos entre sí al permitir la compresión dinámica, pero como los pernos actúan evitando la rotación, es la complemen- tación de una osteosíntesis insuficiente, es decir, de una Figura 7. En caso de no fresar, el área de contacto del clavo dentro del hueso es muy limitada sólo en el istmo y se amplía de manera importante al fresar. Figura 8. Radiografías postoperatorias inme- diatas de pseudoartrosis tratada con clavo bajo tutor y ya consolidada. Con la evolución y muchos años después, además de au- mentar sus indicaciones y mejorar la estabilidad, se desarro- llaron los clavos bloqueados con pernos agregados.19,20 La variedad de clavos bloqueados es muy amplia; algunos, en Fresado No Fresado
  • 5. Ramos-Maza E y cols. S38 ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40 www.medigraphic.org.mx protección; en cambio, cuando funciona como sostén, o como compresión, el clavo pierde la capacidad de dirigir los fragmentos óseos para que contacten; en el sostén se mantienen distancias sin contacto óseo y en la compresión, como su nombre lo indica, hay compresión interfragmen- taria, por lo que no hay desplazamientos longitudinales. Por todo esto, no siempre se utiliza un clavo bajo el princi- pio biomecánico del tutor. Por lo anterior, podemos enten- der que cualquier clavo endomedular que cuente con algún sistema de bloqueo a través de pernos o tornillos, incluso los clavos proximales o cefalomedulares para fémur, dejan de actuar como tutor, actuando entonces como protección, compresión o sostén (Figura 10). Lo anterior nos hace pensar que lo más importante del funcionamiento de los clavos como tutor no es alinear los fragmentos mediante el enhebrado de los mismos; al ser un implante intramedular y ejercer presión en las corticales internas, más bien sirve de guía para que sus fragmentos contacten de manera ac- tiva entre sí. Tenemos otros ejemplos de clavos endomedulares a lo largo de la historia de nuestra especialidad, como el haz de Hacketal, clavo de Zickel, Ender, Staimann, Kirschner, en- tre muchos otros, los cuales no cumplían a cabalidad con un comportamiento biomecánico adecuado que lograra un tutor estable, por lo que no daban resultados constantes, cayendo en desuso. La forma en la cual funcionan los TEN (clavos elás- ticos de titanio, por su siglas en inglés, Titanium Elastic Nails), que obtienen estabilidad al ejercer presión contra el hueso a diferentes niveles dentro del conducto medu- lar, no permite la traslación longitudinal de los fragmentos óseos, por lo que actúan bajo el principio biomecánico del sostén, al evitar una carga entre fragmentos, pero mante- niendo adecuadamente la distancia entre los mismos para lograr así su consolidación, al permanecer en su posición Figura 9. Fractura transversal tratada con clavo bajo el principio de la protección. El bloqueo se hace con un solo perno en orificio ovalado o dinámico. Figura 10. A) y B) No hay soporte óseo, son sos- tén. C) y D) Se realizó compresión con el clavo; es compresión. A B C D
  • 6. Principio biomecánico del tutor S39 ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40 www.medigraphic.org.mx Este documento es elaborado por Medigraphic transcortical a través de su sitio de entrada y compresión contra las corticales internas del hueso a diferentes niveles (Figura 11). Aunque en la actualidad es poco frecuente utilizar un fi- jador externo como tratamiento definitivo de las fracturas, si aplicamos uno para una fractura, utilizamos doble barra y aflojamos de manera selectiva las tuercas proximales al trazo de fractura de la barra cercana al hueso y distales al trazo de la barra lejana al hueso o viceversa. Se produce así una «dinamización», la cual es controlada y permite carga axial dinámica entre los fragmentos, pero también permite diástasis. Este fijador actuará entonces bajo el principio biomecánico del tutor; sin embargo, si el fijador cuenta con todas las tuercas apretadas, deja de ser tutor para convertirse en sostén; si no existe soporte óseo, en ti- rante; si se está tratando una fractura transversal, en hueso curvo; es protección si está complementando una osteo- síntesis insuficiente con tornillos, por ejemplo, o bajo el principio biomecánico de la compresión, si se da compre- sión axial a la fractura transversal de un hueso recto; por lo tanto, el fijador externo tampoco es sinónimo de tutor. De igual manera, en la transportación ósea, al igual que en la elongación, el fijador externo funciona adecuadamente como un tutor, al guiar fragmentos óseos a que contacten y crezcan de manera adecuada. Conclusión Los implantes que funcionan bajo el principio biome- cánico del tutor permiten la compresión axial dinámica entre los fragmentos y solamente los clavos ranurados no bloqueados proporcionan una excelente estabilidad por la compresión elástica transversal, tanto para desplazamien- tos laterales, como para flexión, manteniendo las posibili- dades de desplazamientos en rotación. Al bloquear los cla- vos para evitar la rotación, hablamos de combinación de principios y, como ya se comentó previamente, los princi- pios combinados no se mencionan de esta forma, es decir, combinado uno más otro, se deja como un solo principio, pudiendo ser, en el caso de los clavos, el de protección si el bloqueo es dinámico; cuando es estático será sostén en caso de no haber transmisión de cargas de hueso a hueso, o compresión, en el caso de que se proporcionen cargas de este tipo, a través de aditamentos especiales, entre los fragmentos óseos. En el caso de utilizar un fijador, el cual se desestabiliza de manera controlada, éste puede funcio- nar también bajo el principio biomecánico del tutor; sin embargo, es muy poco frecuente que se utilice como tal. El fijador puede funcionar como sostén, protección, com- presión y tirante, dependiendo de las particularidades de la fractura. Por lo anterior, hacemos hincapié en que nin- gún implante es sinónimo de principio biomecánico; esto dependerá de la forma en que haya sido aplicado y de la manera como funciona en combinación con el hueso que está siendo tratado. Bibliografía 1. Andry de Bois-Regard N, Pierre-François GD, Louis-Jean LT: Orthopaedia or the art of correcting and preventing deformities in children: by such means as may easily be put in practice by parents themselves, and all such as are employed in educating children; to which is added a defense of the orthopaedia, [against Pierre Francois Guyot Desfontaines] by way of supplement by the author. London: A. Millar; 1743. 2. Mauclaire P: Les Portraits de Nicolas Andry, le pere et le parrain de l’orthopedie infantile. Bull Soc France Hist Med. 1928; 32: 209-14. 3. Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. 23a edición. 2014. 4. Farill J: Orthopedics in Mexico. J Bone Joint Surg Am. 1952; 24 A(3): 506-12. 5. Konig F: Uber die Implantation von Elfenbein zum Ersatz von Knochen und Gelenken. Nach experimentellen und klinischen Beobachtungen. Beitr Klin Chir. 1913; 85: 91-114. 6. Bircher H: Eine neue Methode unmittelbarer Retention bei Fracturen der Rohrenknochen. Arch Klin Chir. 1886; 34: 410-22. 7. Hoglund EJ: New method of applying autogenous intramedullary bone transplants and of making autogenous bone-screws. Surg Gynecol Obstet. 1917; 24: 243-46. 8. Hey Groves EW: On the application of the principle of extension to comminuted fractures of the long bone, with special reference to gunshot injuries. Br J Surg. 1914; 2(7): 429-43. 9. Nicolaysen J: Lidt on Diagnosen og Behandlungen av. Fr. colli femoris. Nord Med Ark. 1897; 8: 1. 10. Smith-Petersen MN: Intracapsular fractures of the neck of the femur. Treatment by internal fixation. Arch Surg. 1931; 23: 715-59. 11. Küntscher G: Die Marknagelung von Knokenbruchen. Langenbeck´s Archiv für Klinische Chirurgie vereinigt mit Deutsche Zeitschrift für Chirurgie. 1940; 28: 309-31. 12. Küntscher G: Die Marknalung von Knochenbruchen. Langenbecks. Arch Klin Chir. 1940; 200: 443-55. 13. Küntscher G: Practice of intramedullary nailing [Translated by H. H. Rinne]. Springfield; Illinois: 1967. Figura 11. Niña de 11 años con fractura helicoidal tipo 33 A1.1, tratada con TEN bajo el principio del sostén. Las flechas señalan los sitios de en- trada distalmente y de apoyo proximalmente.
  • 7. Ramos-Maza E y cols. S40 ACTA ORTOPÉDICA MEXICANA 2016; 30(S1): S34-S40 www.medigraphic.org.mx 14. Charnley J: The closed treatment of common fractures. 3rd. Edimburgo y Londres: Churchill Livingstone; 1974. 15. Fischer AW, Maatz R: Weitere Erfahrungen mit der Marknagelung nach Küntscher. Arch Klin Chir. 1942; 203: 531. 16. Hicks-Roe S: Küntscher’s nails for femoral fractures. Br Med J (Clin Res Ed). 1982; 285(6356): 1740. 17. Christensen NO: Küntscher intramedullary reaming and nail fixation for non-union of fracture of the femur and the tibia. J Bone Joint Surg Br. 1973; 55(2): 312-8. 18. Gluck T: Autoplastic transplantation. Implantation von Fremdkörpern. Berl Klin Wochenschr. 1890; 19: 421-7. 19. Modny MT, Bambara J: The perforated cruciate intramedullary nail: preliminary report of its use in geriatric patients. J Am Geriatr Soc. 1953; 1(8): 579-88. 20. Modny MT, Lewert AH: Transfixion intramedullary nail. Orthop Rev. 1986; 15(2): 83-8. 21. Rüedi T, Murphy W, Colton CL, et al: AO Principles of fracture management. Stuttgart-New York: Thieme; 2000: 299-303.