1. Sánchez Bañuelos (1996) considera que, “la actividad
física puede ser contemplada como el movimiento corporal
de cualquier tipo producido por la contracción muscular y
que conduce a un incremento sustancial del gasto
energético de la persona”.
Marcos Becerro (1989), señala que “la actividad física no
es otra cosa que un movimiento de algunas estructuras
corporales originado por la acción de los músculos
esqueléticos, y del cual se deriva un determinado gasto de
energía”.
Devis y cols (2000) afirman que “la actividad física aglutina una
dimensión biológica, otra personal y otra sociocultural".
La actividad física reduce el riesgo de padecer: Enfermedades cardiovasculares,
tensión arterial alta, cáncer de colon y diabetes.
-Ayuda a controlar el sobrepeso, la obesidad y el porcentaje de grasa corporal.
-Fortalece los huesos, aumentando la densidad ósea.
-Fortalece los músculos y mejora la capacidad para hacer esfuerzos sin fatiga.
La actividad física, en cualquiera de sus formas, después de los 60 años tiene un impacto
positivo notable sobre estas condiciones y sobre el bienestar general.
Se debe aclarar que no solo se gana en salud física, sino también en parte del desempeño
laboral al mejorar la calidad de vida, la salud mental, dar más energía y menos estrés,
mejor postura y equilibrio y una vida más independiente.