El documento describe las diferentes fases por las que pasan los familiares ante la desaparición de un ser querido y las consecuencias psicológicas a largo plazo si no se elabora el duelo de forma adecuada. También analiza el caso de El Salvador, donde las desapariciones continúan siendo un problema grave debido a la impunidad y falta de apoyo a las víctimas.
2. Lloyd Ahlem afirma, en su libro “Crisis, Cambios y Conflictos”, que en
todos los cambios de nuestra vida ya sea crisis, muerte o éxitos, las
respuestas de adaptación de la gente siguen el mismo modelo.
Las fases de cualquier acontecimiento o
crisis que acompañan a los cambios
significativos en la vida son: Impacto,
Abstracción-Confusión, Adaptación y
Reconstrucción-Reconciliación.
La primera, la Fase de Impacto, oscila
entre unas pocas horas y algunos días.
En dicha fase, nos percatamos de la
crisis y nos cae encima su efecto
arrollador.
En ésta fase se toman importantes
decisiones como luchar o huir.
3. En tiempos de crisis lo más saludable es luchar.
El problema es, que en la Fase de Impacto nuestros procesos
intelectuales se encuentran seriamente disminuidos.
El estupor y la desorientación gobiernan los procesos intelectuales.
Igualmente, la Fase de Impacto provoca
sentimientos encontrados.
En ésta fase, las emociones son
elevadas.
El mejor servicio que se puede hacer a
alguien en dicha fase es aceptar sus
sentimientos.
En la Segunda Fase, Abstracción-
Confusión, las emociones tienden a
descender.
La declinación del nivel emocional es la
característica principal de ésta fase.
4. Una sensación de agotamiento o depresión se instala en ésta fase.
La Abstracción-Confusión puede durar días y posiblemente semanas.
En ella, la negación de los sentimientos alcanzan su mayor intensidad y
se hace necesaria la ayuda de amistades o profesionales.
La inactividad y auto compasión impiden
la reconstrucción, por eso, debemos
orientar a las personas hacia tareas
prácticas.
La Tercera Fase de la Crisis es la
Adaptación, la cual dura algunas
semanas, comienzan a aparecer
actitudes positivas, aunque, suelen
permanecer vestigios de depresión.
Hay una expresión de esperanza.
5. Lo que supone que se ha completado el desprendimiento del Objeto
Perdido.
La principal característica que nos dice que la persona se está
recuperando bien es, cuando consciente y deliberadamente da por
terminada su auto compasión.
La última fase, Reconstrucción-
Reconciliación, la cual puede durar
meses, es el comienzo de la
materialización de nuevos proyectos.
Se pude apreciar que el sujeto ha
tomado iniciativas para progresar.
Y a la vez que reconstruye su vida, se
hace imprescindible la reconciliación
con los que hemos dañado o herido en
nuestra crisis.
Lo cual puede hacerse simbólicamente.
6. Diana Kordon, en su ponencia “Elaboración del Duelo desde el punto de
vista Psico-Social”, plantea que en las perdidas de cualquier tipo, el
psiquismo realiza un trabajo bien penoso de elaboración del Duelo, a
partir del reconocimiento del principio de realidad: perdida del objeto o
el cuerpo del ser querido.
Ante la pérdida, el aparato psíquico lo
primero que hace es utilizar el juicio de
realidad, para acomodarse poco a poco
al desapegamiento con el objeto que se
pierde.
Este es un proceso muy lento y el
aparato psíquico se resiste al Duelo,
cuyo proceso fue descrito anteriormente
por Lloyd Ahlem.
7. La desaparición, es un hecho que crea una ambigüedad para que el
principio de realidad indique al psiquismo una dirección precisa en la
cual realizar un trabajo elaborativo del duelo.
La desaparición, constituye un tipo de
pérdida en la que no existe ningún ritual
social que opere como punto de partida
para la elaboración del duelo.
El cuerpo más el ritual que acompaña a
la muerte, es el punto de partida para la
elaboración del duelo.
En los casos de desaparecidos, no hay
cuerpo y no hay ritual.
En opinión de Carlos Maradiaga en su
ponencia, “Detenidos desaparecidos en
una comunidad rural: daño psicológico y
psicosocial. Psicoterapia de Grupo”', la
situación dominante en los familiares de
los desaparecidos es la negación de la
muerte del ser querido.
8. La muerte es rechazada en forma permanente y cíclica. La no
elaboración del duelo se convierte en un severo conflicto psíquico
irresuelto. En un primer momento, los familiares de los desaparecidos se
sumergen en su búsqueda, lo asumen vivo y siguen teniendo
expectativas de su aparición. Incluso, extienden su búsqueda a lugares
como la morgue.
Con el tiempo, la no aparición del cuerpo
hace que la conducta de búsqueda, se
vaya reduciendo a una mera actividad
psíquica.
Los duelos no elaborados o retardación
de la elaboración del duelo, impacta a
todos los familiares del desaparecido,
pero, no en igual forma.
En su “Hipótesis de Trabajo”, Diana
Kordon registró un aumento en la
morbidez-mortalidad en los padres con
hijos desaparecidos.
9. Kordon cree que en nuestra sociedad, en el seno de la familia, la
protección es asignada al padre. La desaparición provoca el
afloramiento, en los padres, de sentimientos de impotencia por no
cumplir con el rol asignado. En el padre hay un auto reproche, por creer
que su figura queda desvalorizada.
Teresa Huneeus en su ponencia
“Algunas dinámicas familiares
observadas en familias de detenidos
desaparecidos” plantea que las mujeres
de desaparecidos siguen teniendo un
vínculo con su compañero.
Aceptan tener otras parejas, pero, no
definitivas.
El duelo no completado interfiere en sus
nuevas parejas.
Ésta rigidez tiende a negar su dimensión
de mujer.
10. Huneeus menciona que cuando un hijo nace en periodo cercano al
desaparecimiento del compañero, su madre externa sentimientos
ambivalentes. La compañera del desaparecido tiende a idealizarlo y
exigir a los hijos conductas de alguien inalcanzable.
Y a los hijos a los que se les ha ocultado
“la verdad” para protegerlos, viven una
situación caótica.
Estos son rebeldes y no tienen un
concepto adecuado de la jerarquía
familiar ni de la autoridad.
A partir de la experiencia de represión
política vivida por los países del Cono
Sur, las madres de los desaparecidos
contaron con una estancia social que
contenía su dolor.
11. La respuesta social organizada a la situación traumática producida por
la desaparición de los hijos, condujo a las madres a que la elaboración
del duelo se vea muy favorecida. El Grupo de Madres generaba una
función profética y proteica. Servía de apoyo al psiquismo y facilitaba el
enriquecimiento yoíco.
Por eso, Diana Kordon no registró un
aumento en la morbidez-mortalidad de
las mujeres que participaban en el grupo
de madres que buscaban a sus hijos.
Niels Biedermann en su ponencia
“Detenidos desaparecidos:
consecuencias para la segunda
generación” considera que la
desaparición provoca una perturbación
en el proceso normal de duelo en la
familia.
12. Nadie de sus miembros realiza un duelo normal. En su seno se da una
transmisión generacional de patrones conductuales extremos, como por
ejemplo, el suicidio.
La familia se transforma en un sistema
rígido donde el sistema de lealtades se
extrema.
Suscitándose una cohesión interna y
lucha contra el agresor.
Es decir, se desarrollan limites rígidos
hacía afuera y laxos a su interior,
dándose un crecimiento y una
maduración centrífugos y una búsqueda
exogámica de pareja.
La rigidización del sistema familiar tiene
como consecuencias, la interrupción de
las fases del ciclo vital de la familia.
13. En ella hay una separación rígida de los roles, se culpan por la
supervivencia, el paciente identificado del grupo familiar cuestiona los
valores de la familia y expresan contradicción con las normas de la
sociedad.
Mauricio Gómez, en su presentación
“Privatización o trincheras:
consecuencias de un contexto
patógeno” plantea que la desaparición
significa la aparición de dolor psíquico
en sus seres queridos.
Lo preocupante, afirma, es su cronicidad
o estabilización de sus manifestaciones.
Por eso, propone un rol más
determinante en el evento traumático:
silencio y aislamiento y de esta manera
cronificar el sufrimiento en la familia o
dar una respuesta organizada que
adquiera un carácter político.
14. La experiencia de los países del Cono Sur confirma, que la carencia de
instancias sociales de contención del dolor y la amputación del grupo
familiar, que conducía a la ausencia de apoyo familiar, sustraían a las
personas de las apoyaduras necesarias para la preservación del
psiquismo.
Lo anterior llevaba a la Privatización del
Daño o al Síndrome de la Trinchera, el
cual comprende profundos trastornos
psicobiológicos debidos al sufrimiento
acumulado.
Estos síntomas son: aislamiento,
alcoholismo, incapacidad de sentir
placer por algo, trastornos psíquicos
cíclicos y persistentes (depresión,
angustia, trastornos del sueño y
cefaleas tensiónales), enfermedades
más prevalentes y envejecimiento
prematuro.
15. La existencia de un referente externo que demanda justicia, apoya al
psiquismo para reconocer el estatus psicológico de la desaparición y la
muerte, como probable opción, ayudo de hecho, a que no fuera el familiar
el que tuviera que definir una muerte, con los sentimientos de culpa
concomitantes.
La aceptación de la muerte de un ser
querido, en ausencia de su cuerpo, es
una situación doble vinculante (aceptar
la muerte o asumirlo vivo) que exacerba
los sentimientos de dolor y
mortificaciones.
En Argentina, los hallazgos de
osamentas, en la década de los noventa,
de ciudadanos asesinados en los años
setenta, generaron reacciones
psicoemocionales ligadas a procesos de
reactivación de duelos no elaborados.
16. Las instancias sociales de contención del dolor, también deben ofrecer
servicios psicoterapéuticos a las familias de desaparecidos. Carlos
Maradiaga expone que el trabajo psicoterapéutico puede ofrecerse a
través de psicoterapia individual, de grupo o en reuniones informales.
Niels Biedermann propone, que el
trabajo psicoterapéutico debe mostrar
los conflictos negados, hablar de lo que
se silenció por años, echar a andar el
proceso de duelo congelado, restablecer
limites internos dentro de la familia y
develar lealtades disfuncionales ocultas.
Maradiaga señala cuatro momentos en
la psicoterapia de grupos: consolidación
del vínculo terapéutico, configuración de
una impresión diagnóstica, apertura a la
posibilidad de la muerte y
descongelamiento del duelo y re
encuadre de la situación.
17. La violencia de las maras, narcotráfico y crimen organizado en general,
están relacionadas con las desapariciones. Los pandilleros han creado
cementerios clandestinos en parques públicos, en zonas verdes,
cafetales y en casas “destroyer”.
El informe “Una Radiografía sobre el
Derecho a la Libertad Personal” del
Observatorio Universitario de Derechos
Humanos (OUDH) de la Universidad
Centroamericana “José Simeón Cañas”
(UCA), destaca que hay una baja
efectividad de la Fiscalía General de la
República en la investigación y sanción
de los imputados del delito de
desaparición de personas.
18. De junio de 2019 a junio de 2021, la Policía Nacional Civil (PNC) reportó
un total de 3751 casos de personas desaparecidas, con lo que hacen una
razón de cinco desaparecidos diarios, contabilizando tanto casos activos
como finalizados.
Mientras, la Fiscalía reportó un total de
6470 atentados contra la libertad
personal, entre enero de 2019 y junio de
2021, que incluye tanto privaciones de
libertad como personas desaparecidas.
Durante el período estudiado,
únicamente se registraron 4 sentencias
condenatorias por desapariciones, es
decir, que únicamente el 0.28% del total
de casos iniciados obtuvo una condena.
De 1406 imputados por desaparición
forzada de enero 2020 a junio 2021, solo
hay cuatro sentencias condenatorias.
19. El observatorio considera que prevalece la impunidad en el delito de
desaparecidos. Agregaron que les preocupan las inconsistencias en los
registros estadísticos de la Policía Nacional Civil (PNC), la Fiscalía
General de la República (FGR) y el Instituto de Medicina Legal (IML) pese
al esfuerzo de generar una mesa de trabajo para un registro
"homologado", es decir, cuyas cifras y datos coincidan.
De junio de 2019 a junio de 2021, de un
total de 2448 casos, el 65.26% fueron
"resueltos" pero 1303 casos todavía
están sin resolución.
La PNC clasifica la resolución de las
desapariciones en función de si la
víctima fue encontrada con o sin vida y
si la víctima sufrió un delito adicional a
la desaparición.
20. Los resueltos no implican capturas según dicha definición. De los casos
"resueltos", en 2039 casos se encontró a la persona con vida y no existió
delito, en 190 casos la víctima fue encontrada con vida y sí existía delito,
en 188 casos la víctima fue encontrada sin vida como resultado de un
delito y en 31 casos las personas fueron encontradas sin vida, pero no
existió delito.
El 64% de las víctimas son hombres y
36%, mujeres.
La mayoría de los hombres afectados
por las desapariciones tienen edades
entre 18 y 30 años.
Las mujeres afectadas por las
desapariciones tienen edades entre los
12 y 17 años.
21. El dolor y la angustia de los familiares de desaparecidos aumenta.
Durante el conflicto armado, existió una red solidaria de instancias
sociales que contenían el dolor del drama del desaparecido en sus
familiares.
Pero ahora, hay una ausencia de una red
solidaria que brinde apoyo al psiquismo
de la familia del desaparecido y
fortalezca su YO.
Se vislumbra, entonces, que se está
dando una privatización del daño con
sus profundos trastornos
psicobiológicos que de él se derivan.
BIBLIOGRAFIA
Ahlem, Lloyd (1980). Crisis, Cambios y Conflictos. Miami:
Editorial Vida.
Centro de Salud Mental y Derechos Humanos (CINTRAS). II
Seminario de la Región del Maule. “Derechos Humanos, Salud
Mental, Atención Primaria: Desafío Regional”. En:
cintras.org/textos/libros/libro%20linares%20completo.pdf
Peñate, Susana. Observatorio UCA señala alto número de
desaparecidos en los últimos dos años. En:
https://diario.elmundo.sv/observatorio-uca-señala-alto-numero-
de-desaparecidos-en-los-últimos-dos-anos/