Los homo-sapiens enamorados celebramos el día de San Valentín, excusa perfecta para el romance, la galantería, los coqueteos y el sexo. Nos regalan chocolates, coloridos ramos de rosas, enormes tarjetas, joyas y los más diversos objetos tratando de decir: “te quiero”. Formas que nada tienen que ver con los galanteos originales de nuestra especie, ni con los más maravillosas artimañas que tienen las demás para elegir a su parejas......
1. FANNY WONG MIÑAN
ROMANCE AL ESTILO ANIMAL
Los homo-sapiens enamorados celebramos el día de
San Valentín, excusa perfecta para el romance, la
galantería, los coqueteos y el sexo. Nos regalan
chocolates, coloridos ramos de rosas, enormes tarjetas,
joyas y los más diversos objetos tratando de decir: “te
quiero”. Formas que nada tienen que ver con los
galanteos originales de nuestra especie, ni con los más
maravillosas artimañas que tienen las demás para elegir
a su parejas.
Los animales utilizan formas diversas para llamar la atención de quién será su
pareja por un rato o para el resto de su vida, según sea el caso y costumbre de
cada especie. Formas diversas, unas parecidas al humano y otras,
extremadamente distintas.
La avetría es un ave cuyos movimientos en la danza de cortejo se asemejan al
galán enamorado, cuando baila una rumba o una cumbia.
Los animales, al igual que los humanos, se atraen por el olor, ellos no huelen a
Chanel #5, ni a Paco Ravan pero claro que se huelen y se reconocen. Los olores
forman parte de su sexualización. Ellos se besan como nosotros, pero en ellos el
beso va más allá, pues está relacionado con la alimentación boca a boca haciendo
que su relación sea más estrecha.
Los monos más evolucionados, a diferencia de algunos homo-sapiens, van
perdiendo el interés por las nalgas de sus compañeras para dar paso
a la relación cara a cara y esto permite la aparición del afecto.
En algunos estudios realizados con gorilas se demostró
que algunas hembras mostraban sus genitales en señal de
saludo, como cuando algunas mujeres con rasgos
histéricos dejan insinuar dichas zonas al objeto de su amor
y a los que no también.
La palmada en el trasero de la mulata poco educada
de un callejón me recuerda al gorila que muestra sus
nalgas y da golpes, acompañados de chillidos para mostrar su enfado.
Para amar en el reino animal, no es necesaria una fecha especial, a diferencia
de nosotros ninguna de las partes es capaz de disfrazar sus propias tendencias o
egoísmos.
2. Los llamados animales hacen libre uso de su sexualidad sin prejuicios ni
disfraces.
En algunos invertebrados, peces y aves, la bisexualidad es típica. La
promiscuidad es característica de los primates, rasgo común en algunos humanos
irresponsables. Pero, también, hay quien es fiel hasta la muerte como lobos,
cigüeñas, palomas, entre otros.
El pato enamorado, como si fuese el día de San Valentín, le obsequia a su
amada un territorio o morada y realiza toda una representación teatral en
demostración de afecto.
En los llamados animales, la hembra a diferencia de la humana, no necesita de
maquillajes, ni vestidos, ni accesorios para disfrazar su fealdad. Es la hembra
animal a veces fea pero siempre perfecta. Jean Ronstand, en su obra,
Costumbres amorosas de los animales afirma: “La hembra representa el sexo
básico, el sexo fundamental”.
Y si escribo de crustáceos, gusanos y algunos peces, el macho es un ser
minúsculo y rudimentario, degenerado que sólo sirve para fecundar como muchos
padres humanos irresponsables.
El león, con su hermosa melena, enamora a la leona, como el joven pelucón
que le gusta a Maquita. El ciervo se enorgullece de sus cuernos, pero dudo que
algún humano les saque lustre a los suyos. Y el pavo real se pasea con su
hermoso plumaje, como el galán que viste un traje nuevo y lustroso
calzado. ¿Todo para qué? Para que la hembra de cada especie
se digne a mirarlos.
También hay novias malgeniadas como nosotras las
humanas. No siempre ser atractivo y danzar bastan para
atraer a una hembra, si no, que se los diga una tigresa. Ella
en celo ronronea, se revuelca en el piso, coquetea y
coquetea. El macho se acerca presuroso y cariñoso
frotándole los bigotes. Pero la hembra adopta un
comportamiento similar a muchas hembras de nuestra especie y se
sale de sus casillas justo en el momento en que el pobre tigre está
más romántico que nunca. En esta ceremonia pre-nupcial,
ambos deben de apaciguar sus instintos agresivos. Una vez
que el señor tigre consumo los hechos... a correr...
La hembra rápidamente se olvida del placer recibido y se
pone de tan mal humor que es el único mamífero capaz de devorarse completita a
su media naranja.
Algunos humanos detestan pasar el día de los enamorados solos y, no
dispuestos a ello, buscan pareja por un día. Pero no he escuchado a ninguno
3. cantar la romántica balada de José Luis Rodríguez “Voy a perder la cabeza por tu
amor” mejor que el macho de una Mantis Religiosa. Ya que a la hembra no se le
ocurre algo mejor que decapitar al macho. ¡Sí! Arrancarle la cabeza cuando el
pobre está en el éxtasis de la conquista. Claro que tendría que mencionar que
esto se debe a cuestiones de índole hormonal que hacen que la hembra al estar
tan excitada, se torne más agresiva que nunca y lo más importante es que si no le
volase la cabeza no recibiría su esperma pues no lo soltaría el afanoso
enamorado. El macho, de la forma más altruista, pierde la adorada cabeza para
perpetuación de su especie.
Y, ¿dónde quedamos nosotros los enamorados?, seguimos haciéndonos
regalos y dándonos tiernos , dulces y apasionados besos, pero ninguno tan
apasionado como los de la mujer araña ,quien la mayor parte del año no mira ni de
reojo al objeto de su amor, dedicándose al trabajo y no a las cosas vanas del
corazón, como muchos humanos. Sin embargo, al llegar la Primavera o en el
Verano, se le enciende la llama de la pasión, pasión que la arrastra en ocasiones
a terminar por matar al macho-araña, chiquitito y débil, visto por su adorada novia
como tentador manjar. El macho debe regalarle a su novia algo para mantenerla
ocupada, mientras él se gana alguito y en el momento propicio debe de volverse
violento para no morir en las fauces del amor.
El homo sapiens, en su aparente superioridad sobre las demás especies,
muchas veces consideradas inferiores demuestra sus afectos pero enmascarados,
limitados por los convencionalismos hipócritas y absurdos.
Vitus B. Droscher, en una obra titulada, “Los animales son también Humanos”
y otro “Calor de Hogar: ¿Cómo resuelven los animales sus problemas familiares?”
menciona que bastaría que la gente se preocupara en saber algo más sobre ellos
para cambiar su opinión respecto a los llamados, despectivamente, “animales”.
Los animales se “enamoran” se solicitan y se “cortejan”, en giros, requiebros,
sonidos, colorido, belleza. Son padres ejemplares, algunos hacen sus casas. Ya
quisieran poseer estas cualidades muchos de los enamorados humanos que no
les llegan ni a la punta del zapato, ¡Perdón! de la pata.