El germen social en colombia una mirada de la corrupción desde la filosofía de f. nietzsche y aristóteles
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El germensocialen Colombia:Una mirada de la corrupción desde
la filosofía de F. Nietzsche y Aristóteles
IED BUENAVISTA CALASANZ
2017
Cesar Augusto Parada Miguez
Andrés Felipe Zapata Parra
Brandon Contreras Castañeda
Andrés Felipe Perilla Bernal
David Santiago Miranda Martínez
Introducción
¿Es natural ser corrupto en Colombia? Parcialmente la respuesta podría ser no, o
mostrarse indeciso o hasta indiferente a esta idea, basado claro en que la corrupción
es un concepto rechazado por nuestra sociedad, lo tomamos tan alejado de nuestro
diario vivir, o lo relacionamos incorrectamente con el término “política”. A pesar de
esto a diario los medios de comunicación informan desproporcionadamente sobre
diferentes robos, desfalcos y de más abusos de confianza por parte de nuestros
dirigentes y aun así, los hacen tan insignificantes o los muestran tan cotidianos para
que el pueblo no lo tome como algo de “suma importancia”, por supuesto esto
“indigna” al pueblo colombiano que no esperará ni un minuto para expresar su
molestia, pero como el buen colombiano, todo por medio de las redes sociales, como
vía twitter, Facebook, ETC... Toda esta euforia y rabia con la cual la gente se expresa
en las redes sociales es una ilusión que no pasa del computador o del celular, ni
siquiera es verdaderamente profunda, pues nos dejamos llevar por lo que los demás
mencionan.
Un ejemplo actual, fue el proceso de consulta “plebiscito” sobre el proceso de paz
entre la guerrilla de las FARC y el Estado Colombiano, en donde se vio el caso en el
que la población se dejó llevar por lo que las redes sociales y los opositores
divulgaban sin fundamento alguno. Teniendo en cuenta esto, se puede pensar que
en Colombia no existe la mayoría de edad que propone Kant, refiriéndose a la mayoría
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de edad, como la facultad de un individuo para que sea el responsable de su propio
criterio y conocimiento, más que como un símbolo de cantidad.
Teniendo en cuenta lo anterior, también podemos denotar como el derecho del voto
y de las campañas electorales resultan en Colombia ser actos tan banales, donde el
colombiano promedio no se interesa por las propuestas reales de un candidato a su
vez, el candidato no busca realizar un ejercicio político honesto, sino moralmente
inclinado a un beneficio individual, utilizando así la popularidad y legitimidad de
parientes y demás allegados, para entrar a la mafia política.
Con este texto queremos dejar clara nuestra postura basándonos en hechos reales y
actuales frente al ejercicio político en Colombia, postura que, aunque claro es de total
rechazo, también intenta explicar el fenómeno de corrupción y a pesar de que el
hombre por naturaleza sea un ser social toma como camino la corrupción.
Capítulo I: Nietzsche y la estupidez colombiana
Tal y como previamente se mencionó, Colombia es un país que lamentablemente está
infestado de corrupción no sólo la de sus gobernantes sino en la mente y en las
acciones del pueblo, puesto que la aceptamos como algo que hace parte natural del
mundo contemporáneo, de nuestro mundo. Aun así, son pocos los que se benefician
de este proceso, puesto que mientras la clase alta refiriéndonos a los políticos sacan
su beneficio, aprovechándose de esta, el pueblo sufre, pero entonces ¿Qué tipo de
carácter positivo o negativo tiene esto?
Según Nietzsche, bueno en el sentido de Anímicamente noble de Aristocrático en el
sentido estamental. (2005, pág. 38.) hace referencia a que la nobleza, la parte con
poder, es buena, ya que esta se presenta como fuerte, poderosa y superior a las
demás sin dogmas sociales que los obligan a seguir diferentes reglas impartidas por
la ética social, esto en el caso de la iglesia que mediante sus normas impuestas
supuestamente por un Dios controlan gran parte del pensamiento de sus seguidores
volviéndolos sumisos a los dogmas ya mencionados.
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Si lo mostramos de esa manera, para Nietzsche lo bueno viene siendo esta parte alta,
la que a pesar de no importarle el bien común cumple con las características de una
persona buena, si lo relacionamos con nuestros gobernantes corruptos, podemos
denotar como sin tener mucha experiencia se benefician de esto, puesto que
Nietzsche también relaciona la bondad con el convencimiento, de igual manera él
también se refiere a !Más bien han sido los buenos mismos, es decir, los nobles,
poderosos, encumbrados y de espíritu elevado quienes se sintieron y consideraron a
sí mismos y a su obrar como buenos. (2005, Pág. 42). en donde se explica la bondad
no solo como una característica que una persona puede o debe tener, sino el
convencimiento con la que hace las cosas, y obviamente los políticos corruptos, están
convencidos de que lo que hacen es un bien, así sea individualmente.
Sin importar que aquellos políticos se benefician, éticamente esto está mal, son más
los afectados que los beneficiarios, pero el pueblo colombiano no ve esas cosas, sino
que tiende a actuar como un rebaño, en donde si el pastor “el dirigente” se dirige a la
derecha, todo el rebaño lo sigue, pero si la oveja diferente intenta cambiar el rumbo,
efectivamente preferiría no hacerle caso, los que nos puede llevar a pensar ¿Somos
todos culpables de la corrupción en Colombia? y ¿Hasta qué punto somos permisivos
con esta? ¿Existen los líderes revolucionarios?, pero ¿No los vemos?, o los
ignoramos, es evidente que los ignoramos, este pensamiento nos ciega, nos hace
evitar que veamos lo que sucede con claridad.
Capítulo II: ¿la justa medida es un chiste?
En la actualidad la respuesta es un rotundo sí, a las personas que dirigen el poder
hoy en día lo que menos les interesa es tener un equilibrio donde sus acciones no
interfieran con la vida de los demás. Todo a partir de este sistema capitalista que
estipula en la mente de las personas que la cantidad de recursos tengan en su poder
es proporcional a la felicidad, sistema en el que desde corta edad se prepara a las
mazas para una carrera laboral en busca de dinero no felicidad, lejos de posibilidades
como la Eudaemonía de Aristóteles que hablaba del ser feliz viviendo en la mitad de
un mundo tan fragmentado como es el nuestro, ni en la aceptación total ni en la falta
total de ética
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Ahora bien, tengamos en cuenta la ética aristotélica, por supuesto reprochar este
problema sólo a la parte de los gobernantes es injusto porque en un principio ¿quién
los eligió? ¿quién les dio la facultad para dirigir y pensar por nosotros? esto se debe
a que en la actualidad no elegimos con ética sino con moral, buscamos el beneficio
individual y no común, sin importar lo que conlleve nuestras acciones a futuro por
elegir de esta manera. Con esto podemos denotar que el pueblo colombiano carece
de virtud, puesto que no analizamos de una manera en la que intelectualmente
lleguemos a la justa medida, sino que nos interesamos más por la medida en la que
se difunde un candidato por los medios de comunicación de nuestro entorno.
Aun así a tema de la corrupción se le puede hallar una justa medida, teniendo en
cuenta que actualmente el pueblo toma una postura demasiado conformista y tiende
a pensar que sin importar el candidato o las propuestas este va a terminar siendo
corrupto y en un polo opuesto se encuentran los miembros de las mafias políticas,
que sin ni siquiera tener en cuenta la repercusión de sus actos, los perpetúan guiados
por la idea de una moral individual de la cual ellos mismos se han convencido.
Pero entonces ¿Existe una justa medida?, efectivamente, esta se daría cuando el
pueblo decida meter en sus prioridades el elegir buenos gobernantes y empecemos
a desarrollar una conciencia política auténtica y libre; erradicar la corrupción es algo
denso, pues se ha presentado desde el inicio de nuestros tiempos, y lamentablemente
se volvió parte de lo común que dejó de presentar la trascendencia que debería tener,
además quienes la ejercen, no permitirían que se desarrollará este cambio social, no
hay que dejar de lado el pensamiento del cambio, en el que hay que recordar que el
pueblo es mayoría, y que el poder de estos gobernantes es netamente subjetivo,
poder que nosotros les entregamos y también les podemos quitar.
Capítulo III: la solución a un problema evidente
¿Nuestro pueblo es ignorante?,¿nuestro pueblo perdió el interés? ¿Los políticos son
los modelos del buen ciudadano? o ¿Colombia se ha vuelto corrupta? la respuesta es
que en nuestro pensamiento ya ha entrado la corrupción, debido a que a través de
los años se nos ha inculcado un pensamiento individualista que sin duda Aristóteles
rechazaría, a esto con su concepto del ser social, lo cual describe: “El hombre es por
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naturaleza un ser social, el hombre entre todos los animales es el único que posee la
palabra, que existe para manifestar lo dañino y lo conveniente, lo justo e injusto”
teniendo en cuenta esto otro interrogante sería ¿en Colombia somos seres sociales?.
Sin embargo, por inercia estamos organizados en una sociedad, pero en realidad el
interés por esta se ha perdido desde hace bastante tiempo. Esto reflejado en el
ejercicio político actual que desarrollamos inconscientemente en “una votación
democrática.” todo esto relacionado con el activo olvidado del cual hablaba Nietzsche,
quien lo expresa de la siguiente manera:
A fin de que vuelva a haber sitio para lo nuevo, sobre todo para las funciones y funcionarios más
nobles, para gobernar, prever, predeterminar (pues nuestro organismo está dispuesto oligárquica
mente): esta es la utilidad del, como hemos dicho, olvido activo. (Nietzsche, 2005. Pág. 41)
Siendo de esta manera un único acceso al ente gubernamental por legitimidad de
apellido, proceso que se evidencia frecuentemente en esta nación Así mismo se
evidencia como Nietzsche y Aristóteles concordaban en algo, lo cual se puede definir
como la falta de un ser colectivo, el cual depende de la sociedad, pero por beneficio
o interés propio. Relacionando esto con un pensamiento oligárquico con lo que
Nietzsche aclara que el poder se mantiene en un círculo social que no permite la
entrada a nuevos políticos.
En efecto, teniendo en cuenta las dos posturas podemos concluir, que la solución al
problema de corrupción es la concientización del pueblo por medio de una educación
enfatizada en el biencomún. Por otro lado, está la educación política que incentivando
en una conciencia social incité al interés a temprana edad sobre la misma. Utilizando
estrategias como cátedras impartidas y conversatorios que muestren a los jóvenes la
importancia de desarrollar un buen ejercicio político, esto de forma consecuente se
podrá denotar un cambio, en el que, en un futuro, se erradique la corrupción, y la
sociedad ponga por encima de su moral un bien común.