SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 7
Descargar para leer sin conexión
Sabores de Brasil	 33
Rodrigo Elias
Feijoada:
Breve historia de
una institución
comestible
“E
l paladar no es tan universal como el hambre”, dijo Luís
da Câmara Cascudo en 1968. El ilustre etnógrafo y el
más importante folclorista del país se refería a un plato
brasileño, tal vez el más típicamente brasileño: la feijoada. Para él, era
necesaria una predisposición especial para apreciar los sabores de las
comidas, así como para usufructuar todos los matices de ciertos vinos.
En otras palabras, la gastronomía – e incluso la “simple” apreciación
de la misma – presupone la educación de un importante sentido, el pa-
ladar. Por eso, es importante conocer un poco de la trayectoria de esta
institución nacional que, además de ser una de las más perennes, tiene
la ventaja de ser comestible.
Existe un amplio consenso en que la feijoada fue inventada en las
casas señoriales. Los esclavos, en los escasos intervalos del trabajo en
las plantaciones, cocinaban los frijoles, que serían un alimento destina-
do únicamente a ellos, y añadían los restos de carne de la casa grande,
partes del cerdo que no eran aprobados por el paladar de los señores.
Después del final de la esclavitud, el plato inventado por los negros
34	 Textos de Brasil . Nº 13
había conquistado a todas las clases sociales, para llegar a las mesas
de extremadamente caros restaurantes del siglo XX.
Pero no sucedió exactamente así.
La historia de la feijoada – si quisiéramos también apreciar
su sentido histórico – nos lleva primeramente a la historia del fri-
jol. El frijol negro, el de la feijoada tradicional, tiene origen sud-
americano. Los cronistas de los primeros años de colonización ya
mencionan esta delicia en la dieta indígena, llamado por grupos
guaraníes tanto comanda, como comaná, o cumaná, ya identificando
algunas variaciones y subespecies. El viajero francés Jean de Léry y
el cronista portugués Pero de Magalhães Gândavo, en el siglo XVI,
describieron al frijol, así como el uso que de él cabían los nativos de
Brasil. La segunda edición de la famosa Historia Naturalis Brasiliae,
del holandés Willen Piso, revisada y aumentada en 1658, dedica un
capítulo entero a la noble semilla del frijol.
El nombre que designa este plato, no obstante, es portugués.
En la época de la llegada de los europeos a América, al comienzo
de la Edad Moderna, otras variedades de ese vegetal ya eran co-
nocidas en el Viejo Mundo, apareciendo la palabra “feijão” escrita
por primera vez, en Portugal, en el siglo XIII (es decir, alrededor de
trescientos años antes del Descubrimiento de Brasil).
Recién a partir de mediados del siglo XVI, comenzó la intro-
ducción de otras variedades de frijol en la colonia, algunas de ellas
africanas, pero también el frijol consumido en Portugal, conocido
como feijão-fradinho (frijol de ojo negro de color crema, todavía hoy
muy popular en Brasil, usado en ensaladas y como masa para otros
platos, a ejemplo del también famoso acarajé). Los cronistas del
periodo compararon a las variedades nativas con las traídas de Eu-
ropa y África, y fueron categóricos, acompañando la opinión del
portugués Gabriel Soares de Souza, expresada en 1587: el frijol de
Brasil, el negro, era el más sabroso. A los portugueses les gustó.
A las poblaciones indígenas, por supuesto, les gustaba, pero
preferían otro vegetal, la mandioca, raíz que comían de diversas
formas – e incluso transformaban en bebida fermentada, el cauim
– y también pasó agradar a los europeos y africanos. La mandioca
era el alimento principal de los luso-americanos de la capitanía de
São Paulo, los paulistas, que mezclaban su harina con la carne co-
cida, haciendo una mezcla que los sustentaba en sus interminables
viajes de cacería de indios para esclavizarlos. Pero también comían
frijol. Frijol negro.
Sabores de Brasil	 35
Frijol. Delfim Martins / Pulsar Imagens
36	 Textos de Brasil . Nº 13
La planta de frijol, en todas sus variedades,
también facilitó la fijación de las poblaciones en
el territorio luso americano. Era una cultura esen-
cialmente doméstica, a cargo de la mujer y de las
hijas, mientras el hombre se ocupaba de las otras
plantaciones y del ganado. La facilidad del ma-
nejo y sus costos relativamente bajos permitieron
que la cultura del frijol se diseminase en el siglo
XVIII entre los colonos. Según Cascudo, se volvió
común en las residencias humildes del interior
del país la existencia de una huerta, en la cual era
atributo casi exclusivo de las mujeres “recolec-
tar” o “arrancar” frijoles. La dispersión poblacio-
nal de los siglos XVIII y XIX (hasta ese momento
la colonización se limitaba a las áreas litorales),
tanto en función de los corrales del Nordeste, del
oro y de los diamantes del Centro-Oeste o de las
cuestiones de frontera con los dominios españo-
les en el Sur, fue extremadamente facilitada por
ese importante vegetal. Atrás de los colonos, llegó
el frijol. Conjuntamente con la mandioca, él fijaba
al hombre en el territorio y con la harina forma-
ba parte del binomio que “gobernaba el menú de
Brasil antiguo”.
Al comienzo del siglo XIX, absolutamente
todos los viajeros que por aquí pasaron y des-
cribieron los hábitos de los brasileños de aquel
entonces mencionaron la importancia central del
frijol como alimento nacional. Henry Koster afir-
mó en Recife, en 1810, que el frijol cocido con el
zumo de la pulpa del coco era delicioso. El prín-
cipe Maximiliano de Wied-Neuwied comió frijol
con coco en Bahía, en 1816, y le encantó. El fran-
cés Saint-Hilaire, en Minas Gerais, en 1817 afirmó
que: “El frijol negro es un plato indispensable en
la mesa del rico, y esa legumbre constituye prácti-
camente la única delicia gastronomía del pobre”.
Carl Seidler, militar alemán, narrando sus expe-
riencias en Rio de Janeiro del Primero Reinado,
describía, en 1826, la forma de servirlo: “acompa-
ñado con un pedazo de carne bovina secada al sol
y de tocino a gusto”, reproduciendo a continua-
ción una máxima que atravesaría aquel siglo y
constituye todavía hoy, para el brasileño común,
una verdad indiscutible: “no hay comida sin fri-
jol, sólo el frijol sacia el hambre”. Pero, desento-
nando de los otros cronistas, opinaba: “el gusto es
áspero, desagradable”. Según él, solamente des-
pués de mucho tiempo el paladar europeo podría
acostumbrarse al plato. Spix y Martius, naturalis-
tas que acompañaron la comitiva de la primera
emperatriz de Brasil, la archiduquesa austriaca
Leopoldina, mencionaron la “alimentación gro-
sera de frijol negro, fubá de maíz y tocino” en Mi-
nas Gerais. También mencionaron al frijol como
alimento básico de los bahianos, incluso de los
esclavos. El norteamericano Thomas Ewbank, en
1845, escribió que “frijol con tocino es el plato na-
cional de Brasil”.
Sin embargo, el retrato más vivo de la forma
común de preparar el frijol – no es todavía la fei-
joada – fue hecho por el pintor francés Jean-Bap-
tiste Debret, fundador de la pintura académica en
Brasil, sobrino y discípulo de Jacques-Louis Da-
vid. Describiendo la cena de la familia de un mo-
Al comienzo del siglo XIX,
absolutamente todos los
viajeros que por aquí
pasaron y describieron los
hábitos de los brasileños de
aquel entonces mencionaron
la importancia central
del frijol como alimento
nacional.
Sabores de Brasil	 37
desto comerciante carioca durante la estadía de la
Corte portuguesa en Rio de Janeiro, afirmó que
“se compone solamente de un miserable pedazo
de charqui, de tres a cuatro pulgadas cuadradas
y apenas medio dedo de espesura; cocinan con
mucha agua un puñados de frijoles negros, cuya
harina grisácea, substanciosa, tiene la ventaja de
no fermentar en el estómago. Lleno el plato con
ese caldo, en el cual flotan algunos frijoles, se co-
loca en él una gran pizca de harina de mandioca,
la cual, mezclada con los frijoles aplastados, for-
ma una pasta consistente que se come con la pun-
ta redondeada del cuchillo, de lámina ancha. Esa
comida simples, repetida invariablemente todos
los días y cuidadosamente escondida de los tran-
seúntes, es preparada en los fondos de la tienda,
en una sala que sirve igualmente como dormito-
rio”. Además de profesor de la Academia Real de
Bellas Artes, Debret, que estuvo en Brasil entre
1816 y 1831, fue notable por la realización de una
verdadera crónica pictórica del país del inicio del
siglo XIX, en especial de Rio de Janeiro, en la cual
constan pinturas como Almacén de charqui y Ne-
gros vendedores de chorizo, además de la referida
escena de la comida.
Por lo tanto, no sólo de frijol vivían los
hombres. Los indígenas tenían una dieta variada,
y el frijol ni siquiera era su alimento preferido.
Los esclavos también comían mandioca y frutas,
aunque la base era el frijol. Pero existe el pro-
blema de la combinación de alimentos, también
planteado por Câmara Cascudo en su espléndida
Historia de la Alimentación en Brasil. Había, en la
Época Moderna, entre los habitantes de la colo-
nia (sobre todo los de origen indígena y africano),
tabúes alimenticios que no permitían una mezcla
Almacén de charqui. J. B. Debret (1825). Museos Castro Maya – IPHAN/Minc – MEA 0178.
38	 Textos de Brasil . Nº 13
completa del frijol y de las carnes con las otras le-
gumbres. Entre los africanos, por cierto, muchos
de origen musulmán o influenciados por esta cul-
tura, estaba prohibido el consumo de la carne de
cerdo. ¿Cómo, entonces, podrían preparar nues-
tra conocida feijoada?
En Europa, sobre todo en la Europa de
herencia latina, mediterránea, había – y hay, in-
forma Cascudo – un plato tradicional que se re-
monta como mínimo a los tiempos del Imperio
Romano. Consiste básicamente en una mezcla de
varios tipos de carnes, legumbres y verduras. Hay
variaciones entre una región y otra. Sin embargo
es un tipo de comida bastante popular, tradicio-
nal. En Portugal, el puchero; en Italia, la cazuela y
la croqueta; en Francia, el cassoulet; en España, la
paella, preparada a base de arroz. Dicha tradición
vino a Brasil, principalmente con los portugue-
ses, surgiendo al pasar los años – en la medida en
que el paladar se acostumbraba, sobre todo el de
los nacidos por aquí – a la idea de prepararlo con
el omnipresente frijol negro, inaceptable para los
estándares europeos. Nació, así, la feijoada.
Según Câmara Cascudo, “el frijol con car-
ne, agua y sal, es apenas frijol. Frijol aguado,
de pobre. Frijol de todos los días. Hay una gran
distancia entre la feijoada y el frijol. La feijoada
subentiende el cortejo de las carnes, legumbres,
hortalizas”. Esta combinación sólo ocurre en el
siglo XIX, y muy lejos de las casas señoriales. El
padre Miguel do Sacramento Lopes Gama, cono-
cido como “Padre Capuchero” (diferente de Ca-
puchino), publicó en el periódico El Capuchero, de
Pernambuco, el 3 de marzo de 1840, un artículo
en el cual condenaba la “feijoada asesina”, escan-
dalizado por el hecho de que era especialmente
preferida por hombres sedentarios y señoras deli-
cadas de la ciudad – eso en una sociedad profun-
damente marcada por la ideología de la esclavi-
tud. Quiero recordarle que las partes saladas del
cerdo, tales como oreja, pies, y rabo, nunca fueron
restos. Eran estimados en Europa mientras que el
alimento básico en las casas señoriales era una
mezcla de frijol con harina.
Lo que se sabe concretamente es que las
referencias más antiguas a la feijoada no tienen
ninguna relación con esclavos o casa señorial,
sino con restaurantes a los que acudía la elite de la
esclavitud urbana. El ejemplo más antiguo está en
el Diario de Pernambuco del 7 de agosto de 1833, en
el cual el Hotel Théâtre, de Recife, informa que los
jueves sería servida “feijoada a la brasileña” (¿re-
ferencia al carácter adaptado del plato?). En Rio
de Janeiro, la mención a la feijoada servida en res-
taurante – espacio de la “buena sociedad” – apare-
ce por primera vez en el Jornal do Commercio del 5
de enero de 1849, en un anuncio con el título de La
bella feijoada a la brasileña: “En el restaurante frente
al bar de la Fama del Café con Leche, se decidió
que habrá en todas las semanas, siendo martes y
jueves, la bella feijoada, a pedido de muchos clien-
tes. En la misma casa continúan siendo ofrecidos
almuerzos y cenas servidas con el mayor aseo po-
sible, y todos los días hay variedad de comidas. A
la noche hay buen pescado para la cena.”
Lo que se sabe concretamente
es que las referencias más
antiguas a la feijoada no
tienen ninguna relación
con esclavos o casa señorial,
sino con restaurantes a los
que acudía la elite de la
esclavitud urbana.
Sabores de Brasil	 39
En las memorias escritas por Isabel Burton,
esposa del aventurero, viajero, escritor y diplo-
mático inglés Richard Burton, en 1893, refiriéndo-
se al periodo en que estuvo en Brasil, entre 1865
y 1869, aparece un interesante relato sobre dicho
plato. Hablando sobre la vida en Brasil (su mari-
do conquistó la amistad del emperador D. Pedro
II, y ella compartió el sofisticado círculo social de
la marquesa de Santos, amante notoria del padre
del mismo, D. Pedro I), Isabel Burton dice que el
alimento principal del pueblo del país – según
ella equivalente a la patata para los irlandeses – es
un sabroso plato de “feijão” (la autora usa la pa-
labra en portugués) acompañado de una “farin-
ha” muy espesa (también usa el término harina
en portugués), generalmente espolvoreada sobre
el plato. Las consideraciones de la inglesa, des-
pués de haber probado durante tres años aquello
a lo que ya se refiere como “feijoada”, y lamen-
tando estar hace más de dos décadas sin sentir
su aroma, son muy positivas: “Es deliciosa, y yo
me contentaría, y casi siempre me contenté, con
cenarla.”
La Casa Imperial – y no esclavos u hombres
pobres – compró en una carnicería de Petrópolis,
el día 30 de abril de 1889, carne verde (fresca, sin
salar), carne de cerdo, chorizo, morcilla, riñones,
lengua, corazón, pulmones, menudos, entre otras
carnes. D. Pedro II tal vez no comiera algunas de
esas carnes – es conocida su preferencia por un
buen caldo de gallina –, pero es posible que otros
miembros de su familia, sí lo hiciera. El libro El
cocinero imperial, de 1840, firmado por R. C. M.,
contiene recetas para cabeza y pie de cerdo, ade-
más de otras carnes – con la indicación de que
sean servidas a “altas personalidades”.
Hoy en día no existe apenas una receta de
feijoada. Por el contrario, parece ser todavía un
plato en construcción, tal como afirmó nuestro
principal folclorista hacia fines de los años 1960.
Hay variaciones aquí y allá, adaptaciones a los
climas y producciones locales. Para Câmara Cas-
cudo, la feijoada no es un simple plato, sino un
menú entero. En Río Gran do Sul, como nos lo
hace recordar el investigador Carlos Ditadi, ella
es servida como plato de invierno. En Rio de Ja-
neiro, llega a la mesa verano tras verano, todos
los viernes, en los bares más baratos y en los res-
taurantes más sofisticados. Lo que realmente vale
es la ocasión: una celebración, una confraterni-
zación, la anticipación del final de semana en el
centro financiero carioca, o una simple reunión
de amigos los domingos.
Un cronista brasileño de la segunda mitad
del siglo XIX, França Júnior, llegó a decir que la
feijoada no era el plato en sí, sino el banquete,
la comilona, en la cual comían todo aquel frijol.
Como en la Feijoada completa de Chico Buarque:
“Mujer / te va a gustar / Estoy llevando unos ami-
gos para conversar”. El sabor y la ocasión, por lo
tanto, garantizan el éxito de la feijoada. Además,
claro, de una cierta dosis de predisposición histó-
rica (o mítica) para entenderla y apreciarla, como
lo han venido haciendo los brasileños a lo largo
de los siglos.
Bibliografía:
CASCUDO, Luís da Câmara. História da Alimentação no
Brasil. 2a
edição. Belo Horizonte; São Paulo: Ed. Itatiaia;
Ed. da USP, 1983 (2 vols.).
DITADI, Carlos Augusto da Silva. “Feijoada completa”,
in Revista Gula. São Paulo, no
67, outubro de 1998.
DÓRIA, Carlos Alberto. “Culinária e alta cultura no Bra-
sil”, in Novos Rumos. Ano 16, no
34, 2001.
Rodrigo Elias
PhD en Historia Moderna y Contemporánea de la
Universidad Federal Fluminense y doctorando en
Historia Social en la Universidad Federal de Rio de
Janeiro

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Cocina chilena
Cocina chilenaCocina chilena
Cocina chilena
Grawe
 
Historia de la alimentacion
Historia de la alimentacionHistoria de la alimentacion
Historia de la alimentacion
Patricia Bernal
 
Historia gastronomia power point
Historia gastronomia power pointHistoria gastronomia power point
Historia gastronomia power point
Karla Rivas
 
Gastronomía y Alimentos del mundo
Gastronomía y Alimentos del mundoGastronomía y Alimentos del mundo
Gastronomía y Alimentos del mundo
Cynthia Echeverría
 
Gastronomía mexicana
Gastronomía mexicanaGastronomía mexicana
Gastronomía mexicana
guzttavo
 
45 mentiras-historicas
45 mentiras-historicas45 mentiras-historicas
45 mentiras-historicas
jose cruz
 
45 mentiras-historicas ibd
45 mentiras-historicas ibd45 mentiras-historicas ibd
45 mentiras-historicas ibd
Albert Antebi
 
Historia del sector la mariquita de ciudad bolivar
Historia del sector la mariquita de ciudad bolivarHistoria del sector la mariquita de ciudad bolivar
Historia del sector la mariquita de ciudad bolivar
19630414
 

La actualidad más candente (20)

Cocina chilena
Cocina chilenaCocina chilena
Cocina chilena
 
Historia de la Gastronomía
Historia de la GastronomíaHistoria de la Gastronomía
Historia de la Gastronomía
 
Expo nutricion[2]
Expo nutricion[2]Expo nutricion[2]
Expo nutricion[2]
 
Historia de la alimentacion
Historia de la alimentacionHistoria de la alimentacion
Historia de la alimentacion
 
Historia de la nutricion
Historia de la nutricionHistoria de la nutricion
Historia de la nutricion
 
Mole Poblano; Mezcla Mágica de Sabores Prehispánicos y Coloniales
Mole Poblano; Mezcla Mágica de Sabores Prehispánicos y ColonialesMole Poblano; Mezcla Mágica de Sabores Prehispánicos y Coloniales
Mole Poblano; Mezcla Mágica de Sabores Prehispánicos y Coloniales
 
Historia gastronomia power point
Historia gastronomia power pointHistoria gastronomia power point
Historia gastronomia power point
 
Módulo procesamientos
Módulo procesamientosMódulo procesamientos
Módulo procesamientos
 
Gastronomía y Alimentos del mundo
Gastronomía y Alimentos del mundoGastronomía y Alimentos del mundo
Gastronomía y Alimentos del mundo
 
Gastronomía mexicana
Gastronomía mexicanaGastronomía mexicana
Gastronomía mexicana
 
45 mentiras-historicas
45 mentiras-historicas45 mentiras-historicas
45 mentiras-historicas
 
45 mentiras-historicas ibd
45 mentiras-historicas ibd45 mentiras-historicas ibd
45 mentiras-historicas ibd
 
45 mentiras historicas
45 mentiras historicas45 mentiras historicas
45 mentiras historicas
 
Historia del sector la mariquita de ciudad bolivar
Historia del sector la mariquita de ciudad bolivarHistoria del sector la mariquita de ciudad bolivar
Historia del sector la mariquita de ciudad bolivar
 
Gastronomia como producto turistico y su papel en el desarrollo local
Gastronomia como producto turistico y su papel en el desarrollo localGastronomia como producto turistico y su papel en el desarrollo local
Gastronomia como producto turistico y su papel en el desarrollo local
 
Tomo02 cocinas tradicionales de colombia
Tomo02 cocinas tradicionales de colombiaTomo02 cocinas tradicionales de colombia
Tomo02 cocinas tradicionales de colombia
 
Tomo01 Historia de la cultura material en la América equinoccial
Tomo01 Historia de la cultura material en la América equinoccial Tomo01 Historia de la cultura material en la América equinoccial
Tomo01 Historia de la cultura material en la América equinoccial
 
Presentacion de gastronomia
Presentacion de gastronomiaPresentacion de gastronomia
Presentacion de gastronomia
 
Historia
HistoriaHistoria
Historia
 
Tomo14 Palabras junto al Fogon
Tomo14 Palabras junto al FogonTomo14 Palabras junto al Fogon
Tomo14 Palabras junto al Fogon
 

Similar a 101376352 historia-da-feijoada

La feijoada y otros platos brasileños
La feijoada y otros platos brasileñosLa feijoada y otros platos brasileños
La feijoada y otros platos brasileños
19841990
 
Historia de la cocina peruana
Historia de la cocina peruanaHistoria de la cocina peruana
Historia de la cocina peruana
leoginaparra75
 
Sincretismo Cultural
Sincretismo  CulturalSincretismo  Cultural
Sincretismo Cultural
guestfc04c23
 
¿Dónde Está La Papa ?
¿Dónde Está La Papa ?¿Dónde Está La Papa ?
¿Dónde Está La Papa ?
Free lancer
 
Brillat savarin fisiologia del-gusto
Brillat savarin  fisiologia del-gustoBrillat savarin  fisiologia del-gusto
Brillat savarin fisiologia del-gusto
Cristina Doporto
 

Similar a 101376352 historia-da-feijoada (20)

Extractos sabores spa_ing
Extractos sabores spa_ingExtractos sabores spa_ing
Extractos sabores spa_ing
 
Sabores de Chile para el mundo
Sabores de Chile para el mundoSabores de Chile para el mundo
Sabores de Chile para el mundo
 
Picante a la tacneña
Picante a la tacneña Picante a la tacneña
Picante a la tacneña
 
Procesos de colonizacion1.docx
Procesos de colonizacion1.docxProcesos de colonizacion1.docx
Procesos de colonizacion1.docx
 
Tomo07 Cocinas tradicionales de colombia 2
Tomo07 Cocinas tradicionales de colombia 2Tomo07 Cocinas tradicionales de colombia 2
Tomo07 Cocinas tradicionales de colombia 2
 
26641-Texto del artículo-26660-1-10-20110607 (1).PDF
26641-Texto del artículo-26660-1-10-20110607 (1).PDF26641-Texto del artículo-26660-1-10-20110607 (1).PDF
26641-Texto del artículo-26660-1-10-20110607 (1).PDF
 
La feijoada y otros platos brasileños
La feijoada y otros platos brasileñosLa feijoada y otros platos brasileños
La feijoada y otros platos brasileños
 
Cuestionario
Cuestionario Cuestionario
Cuestionario
 
Historia de la cocina peruana
Historia de la cocina peruanaHistoria de la cocina peruana
Historia de la cocina peruana
 
Grupo Educativo Discovery | Perú: el futuro de la gastrónomia
Grupo Educativo Discovery | Perú: el futuro de la gastrónomiaGrupo Educativo Discovery | Perú: el futuro de la gastrónomia
Grupo Educativo Discovery | Perú: el futuro de la gastrónomia
 
Conoce más sobre la historia de la Gastronomía Peruana
Conoce más sobre la historia de la Gastronomía PeruanaConoce más sobre la historia de la Gastronomía Peruana
Conoce más sobre la historia de la Gastronomía Peruana
 
Sincretismo Cultural
Sincretismo  CulturalSincretismo  Cultural
Sincretismo Cultural
 
¿Dónde Está La Papa ?
¿Dónde Está La Papa ?¿Dónde Está La Papa ?
¿Dónde Está La Papa ?
 
Llegada de los conquistadores
Llegada de los conquistadoresLlegada de los conquistadores
Llegada de los conquistadores
 
Gastronomia novohispana
Gastronomia novohispana Gastronomia novohispana
Gastronomia novohispana
 
Clase miercoles 08 de junio
Clase miercoles 08 de junioClase miercoles 08 de junio
Clase miercoles 08 de junio
 
Orígenes de la cocina peruana
Orígenes de la cocina peruanaOrígenes de la cocina peruana
Orígenes de la cocina peruana
 
Brillat savarin fisiologia del-gusto
Brillat savarin  fisiologia del-gustoBrillat savarin  fisiologia del-gusto
Brillat savarin fisiologia del-gusto
 
5163. Módulo 1. Gastronomía internacional y restauración
5163. Módulo 1. Gastronomía internacional y restauración5163. Módulo 1. Gastronomía internacional y restauración
5163. Módulo 1. Gastronomía internacional y restauración
 
Presencia de portugal en américa
Presencia de portugal en américaPresencia de portugal en américa
Presencia de portugal en américa
 

Último

Fisiopatología_Renal_Fundamentos_Cuarta_edición_Helmut_Rennke_Bradley (1).pdf
Fisiopatología_Renal_Fundamentos_Cuarta_edición_Helmut_Rennke_Bradley (1).pdfFisiopatología_Renal_Fundamentos_Cuarta_edición_Helmut_Rennke_Bradley (1).pdf
Fisiopatología_Renal_Fundamentos_Cuarta_edición_Helmut_Rennke_Bradley (1).pdf
NATHALIENATIUSHKAESP
 

Último (8)

Presentación_las vitaminas para el ser humano.pptx
Presentación_las vitaminas para el ser humano.pptxPresentación_las vitaminas para el ser humano.pptx
Presentación_las vitaminas para el ser humano.pptx
 
Recetario royal prestige pdf para una mejor cocina desde casa!
Recetario royal prestige pdf para una mejor cocina desde casa!Recetario royal prestige pdf para una mejor cocina desde casa!
Recetario royal prestige pdf para una mejor cocina desde casa!
 
ALIMENTACION basadas en plantaas en deportistas
ALIMENTACION basadas en plantaas en deportistasALIMENTACION basadas en plantaas en deportistas
ALIMENTACION basadas en plantaas en deportistas
 
Anatomia y fisiologia de las gallinas ponedoraspptx
Anatomia y fisiologia de las gallinas ponedoraspptxAnatomia y fisiologia de las gallinas ponedoraspptx
Anatomia y fisiologia de las gallinas ponedoraspptx
 
PRODUCCIÓN DE CARNE BOVINA EL SALVADOR.pptx
PRODUCCIÓN DE CARNE BOVINA EL SALVADOR.pptxPRODUCCIÓN DE CARNE BOVINA EL SALVADOR.pptx
PRODUCCIÓN DE CARNE BOVINA EL SALVADOR.pptx
 
leyes del señor johan Gregorio Mendel.docx
leyes del señor johan Gregorio Mendel.docxleyes del señor johan Gregorio Mendel.docx
leyes del señor johan Gregorio Mendel.docx
 
Fisiopatología_Renal_Fundamentos_Cuarta_edición_Helmut_Rennke_Bradley (1).pdf
Fisiopatología_Renal_Fundamentos_Cuarta_edición_Helmut_Rennke_Bradley (1).pdfFisiopatología_Renal_Fundamentos_Cuarta_edición_Helmut_Rennke_Bradley (1).pdf
Fisiopatología_Renal_Fundamentos_Cuarta_edición_Helmut_Rennke_Bradley (1).pdf
 
Tipos de eventos en la banqueteria (1).pdf
Tipos de eventos en la banqueteria (1).pdfTipos de eventos en la banqueteria (1).pdf
Tipos de eventos en la banqueteria (1).pdf
 

101376352 historia-da-feijoada

  • 1. Sabores de Brasil 33 Rodrigo Elias Feijoada: Breve historia de una institución comestible “E l paladar no es tan universal como el hambre”, dijo Luís da Câmara Cascudo en 1968. El ilustre etnógrafo y el más importante folclorista del país se refería a un plato brasileño, tal vez el más típicamente brasileño: la feijoada. Para él, era necesaria una predisposición especial para apreciar los sabores de las comidas, así como para usufructuar todos los matices de ciertos vinos. En otras palabras, la gastronomía – e incluso la “simple” apreciación de la misma – presupone la educación de un importante sentido, el pa- ladar. Por eso, es importante conocer un poco de la trayectoria de esta institución nacional que, además de ser una de las más perennes, tiene la ventaja de ser comestible. Existe un amplio consenso en que la feijoada fue inventada en las casas señoriales. Los esclavos, en los escasos intervalos del trabajo en las plantaciones, cocinaban los frijoles, que serían un alimento destina- do únicamente a ellos, y añadían los restos de carne de la casa grande, partes del cerdo que no eran aprobados por el paladar de los señores. Después del final de la esclavitud, el plato inventado por los negros
  • 2. 34 Textos de Brasil . Nº 13 había conquistado a todas las clases sociales, para llegar a las mesas de extremadamente caros restaurantes del siglo XX. Pero no sucedió exactamente así. La historia de la feijoada – si quisiéramos también apreciar su sentido histórico – nos lleva primeramente a la historia del fri- jol. El frijol negro, el de la feijoada tradicional, tiene origen sud- americano. Los cronistas de los primeros años de colonización ya mencionan esta delicia en la dieta indígena, llamado por grupos guaraníes tanto comanda, como comaná, o cumaná, ya identificando algunas variaciones y subespecies. El viajero francés Jean de Léry y el cronista portugués Pero de Magalhães Gândavo, en el siglo XVI, describieron al frijol, así como el uso que de él cabían los nativos de Brasil. La segunda edición de la famosa Historia Naturalis Brasiliae, del holandés Willen Piso, revisada y aumentada en 1658, dedica un capítulo entero a la noble semilla del frijol. El nombre que designa este plato, no obstante, es portugués. En la época de la llegada de los europeos a América, al comienzo de la Edad Moderna, otras variedades de ese vegetal ya eran co- nocidas en el Viejo Mundo, apareciendo la palabra “feijão” escrita por primera vez, en Portugal, en el siglo XIII (es decir, alrededor de trescientos años antes del Descubrimiento de Brasil). Recién a partir de mediados del siglo XVI, comenzó la intro- ducción de otras variedades de frijol en la colonia, algunas de ellas africanas, pero también el frijol consumido en Portugal, conocido como feijão-fradinho (frijol de ojo negro de color crema, todavía hoy muy popular en Brasil, usado en ensaladas y como masa para otros platos, a ejemplo del también famoso acarajé). Los cronistas del periodo compararon a las variedades nativas con las traídas de Eu- ropa y África, y fueron categóricos, acompañando la opinión del portugués Gabriel Soares de Souza, expresada en 1587: el frijol de Brasil, el negro, era el más sabroso. A los portugueses les gustó. A las poblaciones indígenas, por supuesto, les gustaba, pero preferían otro vegetal, la mandioca, raíz que comían de diversas formas – e incluso transformaban en bebida fermentada, el cauim – y también pasó agradar a los europeos y africanos. La mandioca era el alimento principal de los luso-americanos de la capitanía de São Paulo, los paulistas, que mezclaban su harina con la carne co- cida, haciendo una mezcla que los sustentaba en sus interminables viajes de cacería de indios para esclavizarlos. Pero también comían frijol. Frijol negro.
  • 3. Sabores de Brasil 35 Frijol. Delfim Martins / Pulsar Imagens
  • 4. 36 Textos de Brasil . Nº 13 La planta de frijol, en todas sus variedades, también facilitó la fijación de las poblaciones en el territorio luso americano. Era una cultura esen- cialmente doméstica, a cargo de la mujer y de las hijas, mientras el hombre se ocupaba de las otras plantaciones y del ganado. La facilidad del ma- nejo y sus costos relativamente bajos permitieron que la cultura del frijol se diseminase en el siglo XVIII entre los colonos. Según Cascudo, se volvió común en las residencias humildes del interior del país la existencia de una huerta, en la cual era atributo casi exclusivo de las mujeres “recolec- tar” o “arrancar” frijoles. La dispersión poblacio- nal de los siglos XVIII y XIX (hasta ese momento la colonización se limitaba a las áreas litorales), tanto en función de los corrales del Nordeste, del oro y de los diamantes del Centro-Oeste o de las cuestiones de frontera con los dominios españo- les en el Sur, fue extremadamente facilitada por ese importante vegetal. Atrás de los colonos, llegó el frijol. Conjuntamente con la mandioca, él fijaba al hombre en el territorio y con la harina forma- ba parte del binomio que “gobernaba el menú de Brasil antiguo”. Al comienzo del siglo XIX, absolutamente todos los viajeros que por aquí pasaron y des- cribieron los hábitos de los brasileños de aquel entonces mencionaron la importancia central del frijol como alimento nacional. Henry Koster afir- mó en Recife, en 1810, que el frijol cocido con el zumo de la pulpa del coco era delicioso. El prín- cipe Maximiliano de Wied-Neuwied comió frijol con coco en Bahía, en 1816, y le encantó. El fran- cés Saint-Hilaire, en Minas Gerais, en 1817 afirmó que: “El frijol negro es un plato indispensable en la mesa del rico, y esa legumbre constituye prácti- camente la única delicia gastronomía del pobre”. Carl Seidler, militar alemán, narrando sus expe- riencias en Rio de Janeiro del Primero Reinado, describía, en 1826, la forma de servirlo: “acompa- ñado con un pedazo de carne bovina secada al sol y de tocino a gusto”, reproduciendo a continua- ción una máxima que atravesaría aquel siglo y constituye todavía hoy, para el brasileño común, una verdad indiscutible: “no hay comida sin fri- jol, sólo el frijol sacia el hambre”. Pero, desento- nando de los otros cronistas, opinaba: “el gusto es áspero, desagradable”. Según él, solamente des- pués de mucho tiempo el paladar europeo podría acostumbrarse al plato. Spix y Martius, naturalis- tas que acompañaron la comitiva de la primera emperatriz de Brasil, la archiduquesa austriaca Leopoldina, mencionaron la “alimentación gro- sera de frijol negro, fubá de maíz y tocino” en Mi- nas Gerais. También mencionaron al frijol como alimento básico de los bahianos, incluso de los esclavos. El norteamericano Thomas Ewbank, en 1845, escribió que “frijol con tocino es el plato na- cional de Brasil”. Sin embargo, el retrato más vivo de la forma común de preparar el frijol – no es todavía la fei- joada – fue hecho por el pintor francés Jean-Bap- tiste Debret, fundador de la pintura académica en Brasil, sobrino y discípulo de Jacques-Louis Da- vid. Describiendo la cena de la familia de un mo- Al comienzo del siglo XIX, absolutamente todos los viajeros que por aquí pasaron y describieron los hábitos de los brasileños de aquel entonces mencionaron la importancia central del frijol como alimento nacional.
  • 5. Sabores de Brasil 37 desto comerciante carioca durante la estadía de la Corte portuguesa en Rio de Janeiro, afirmó que “se compone solamente de un miserable pedazo de charqui, de tres a cuatro pulgadas cuadradas y apenas medio dedo de espesura; cocinan con mucha agua un puñados de frijoles negros, cuya harina grisácea, substanciosa, tiene la ventaja de no fermentar en el estómago. Lleno el plato con ese caldo, en el cual flotan algunos frijoles, se co- loca en él una gran pizca de harina de mandioca, la cual, mezclada con los frijoles aplastados, for- ma una pasta consistente que se come con la pun- ta redondeada del cuchillo, de lámina ancha. Esa comida simples, repetida invariablemente todos los días y cuidadosamente escondida de los tran- seúntes, es preparada en los fondos de la tienda, en una sala que sirve igualmente como dormito- rio”. Además de profesor de la Academia Real de Bellas Artes, Debret, que estuvo en Brasil entre 1816 y 1831, fue notable por la realización de una verdadera crónica pictórica del país del inicio del siglo XIX, en especial de Rio de Janeiro, en la cual constan pinturas como Almacén de charqui y Ne- gros vendedores de chorizo, además de la referida escena de la comida. Por lo tanto, no sólo de frijol vivían los hombres. Los indígenas tenían una dieta variada, y el frijol ni siquiera era su alimento preferido. Los esclavos también comían mandioca y frutas, aunque la base era el frijol. Pero existe el pro- blema de la combinación de alimentos, también planteado por Câmara Cascudo en su espléndida Historia de la Alimentación en Brasil. Había, en la Época Moderna, entre los habitantes de la colo- nia (sobre todo los de origen indígena y africano), tabúes alimenticios que no permitían una mezcla Almacén de charqui. J. B. Debret (1825). Museos Castro Maya – IPHAN/Minc – MEA 0178.
  • 6. 38 Textos de Brasil . Nº 13 completa del frijol y de las carnes con las otras le- gumbres. Entre los africanos, por cierto, muchos de origen musulmán o influenciados por esta cul- tura, estaba prohibido el consumo de la carne de cerdo. ¿Cómo, entonces, podrían preparar nues- tra conocida feijoada? En Europa, sobre todo en la Europa de herencia latina, mediterránea, había – y hay, in- forma Cascudo – un plato tradicional que se re- monta como mínimo a los tiempos del Imperio Romano. Consiste básicamente en una mezcla de varios tipos de carnes, legumbres y verduras. Hay variaciones entre una región y otra. Sin embargo es un tipo de comida bastante popular, tradicio- nal. En Portugal, el puchero; en Italia, la cazuela y la croqueta; en Francia, el cassoulet; en España, la paella, preparada a base de arroz. Dicha tradición vino a Brasil, principalmente con los portugue- ses, surgiendo al pasar los años – en la medida en que el paladar se acostumbraba, sobre todo el de los nacidos por aquí – a la idea de prepararlo con el omnipresente frijol negro, inaceptable para los estándares europeos. Nació, así, la feijoada. Según Câmara Cascudo, “el frijol con car- ne, agua y sal, es apenas frijol. Frijol aguado, de pobre. Frijol de todos los días. Hay una gran distancia entre la feijoada y el frijol. La feijoada subentiende el cortejo de las carnes, legumbres, hortalizas”. Esta combinación sólo ocurre en el siglo XIX, y muy lejos de las casas señoriales. El padre Miguel do Sacramento Lopes Gama, cono- cido como “Padre Capuchero” (diferente de Ca- puchino), publicó en el periódico El Capuchero, de Pernambuco, el 3 de marzo de 1840, un artículo en el cual condenaba la “feijoada asesina”, escan- dalizado por el hecho de que era especialmente preferida por hombres sedentarios y señoras deli- cadas de la ciudad – eso en una sociedad profun- damente marcada por la ideología de la esclavi- tud. Quiero recordarle que las partes saladas del cerdo, tales como oreja, pies, y rabo, nunca fueron restos. Eran estimados en Europa mientras que el alimento básico en las casas señoriales era una mezcla de frijol con harina. Lo que se sabe concretamente es que las referencias más antiguas a la feijoada no tienen ninguna relación con esclavos o casa señorial, sino con restaurantes a los que acudía la elite de la esclavitud urbana. El ejemplo más antiguo está en el Diario de Pernambuco del 7 de agosto de 1833, en el cual el Hotel Théâtre, de Recife, informa que los jueves sería servida “feijoada a la brasileña” (¿re- ferencia al carácter adaptado del plato?). En Rio de Janeiro, la mención a la feijoada servida en res- taurante – espacio de la “buena sociedad” – apare- ce por primera vez en el Jornal do Commercio del 5 de enero de 1849, en un anuncio con el título de La bella feijoada a la brasileña: “En el restaurante frente al bar de la Fama del Café con Leche, se decidió que habrá en todas las semanas, siendo martes y jueves, la bella feijoada, a pedido de muchos clien- tes. En la misma casa continúan siendo ofrecidos almuerzos y cenas servidas con el mayor aseo po- sible, y todos los días hay variedad de comidas. A la noche hay buen pescado para la cena.” Lo que se sabe concretamente es que las referencias más antiguas a la feijoada no tienen ninguna relación con esclavos o casa señorial, sino con restaurantes a los que acudía la elite de la esclavitud urbana.
  • 7. Sabores de Brasil 39 En las memorias escritas por Isabel Burton, esposa del aventurero, viajero, escritor y diplo- mático inglés Richard Burton, en 1893, refiriéndo- se al periodo en que estuvo en Brasil, entre 1865 y 1869, aparece un interesante relato sobre dicho plato. Hablando sobre la vida en Brasil (su mari- do conquistó la amistad del emperador D. Pedro II, y ella compartió el sofisticado círculo social de la marquesa de Santos, amante notoria del padre del mismo, D. Pedro I), Isabel Burton dice que el alimento principal del pueblo del país – según ella equivalente a la patata para los irlandeses – es un sabroso plato de “feijão” (la autora usa la pa- labra en portugués) acompañado de una “farin- ha” muy espesa (también usa el término harina en portugués), generalmente espolvoreada sobre el plato. Las consideraciones de la inglesa, des- pués de haber probado durante tres años aquello a lo que ya se refiere como “feijoada”, y lamen- tando estar hace más de dos décadas sin sentir su aroma, son muy positivas: “Es deliciosa, y yo me contentaría, y casi siempre me contenté, con cenarla.” La Casa Imperial – y no esclavos u hombres pobres – compró en una carnicería de Petrópolis, el día 30 de abril de 1889, carne verde (fresca, sin salar), carne de cerdo, chorizo, morcilla, riñones, lengua, corazón, pulmones, menudos, entre otras carnes. D. Pedro II tal vez no comiera algunas de esas carnes – es conocida su preferencia por un buen caldo de gallina –, pero es posible que otros miembros de su familia, sí lo hiciera. El libro El cocinero imperial, de 1840, firmado por R. C. M., contiene recetas para cabeza y pie de cerdo, ade- más de otras carnes – con la indicación de que sean servidas a “altas personalidades”. Hoy en día no existe apenas una receta de feijoada. Por el contrario, parece ser todavía un plato en construcción, tal como afirmó nuestro principal folclorista hacia fines de los años 1960. Hay variaciones aquí y allá, adaptaciones a los climas y producciones locales. Para Câmara Cas- cudo, la feijoada no es un simple plato, sino un menú entero. En Río Gran do Sul, como nos lo hace recordar el investigador Carlos Ditadi, ella es servida como plato de invierno. En Rio de Ja- neiro, llega a la mesa verano tras verano, todos los viernes, en los bares más baratos y en los res- taurantes más sofisticados. Lo que realmente vale es la ocasión: una celebración, una confraterni- zación, la anticipación del final de semana en el centro financiero carioca, o una simple reunión de amigos los domingos. Un cronista brasileño de la segunda mitad del siglo XIX, França Júnior, llegó a decir que la feijoada no era el plato en sí, sino el banquete, la comilona, en la cual comían todo aquel frijol. Como en la Feijoada completa de Chico Buarque: “Mujer / te va a gustar / Estoy llevando unos ami- gos para conversar”. El sabor y la ocasión, por lo tanto, garantizan el éxito de la feijoada. Además, claro, de una cierta dosis de predisposición histó- rica (o mítica) para entenderla y apreciarla, como lo han venido haciendo los brasileños a lo largo de los siglos. Bibliografía: CASCUDO, Luís da Câmara. História da Alimentação no Brasil. 2a edição. Belo Horizonte; São Paulo: Ed. Itatiaia; Ed. da USP, 1983 (2 vols.). DITADI, Carlos Augusto da Silva. “Feijoada completa”, in Revista Gula. São Paulo, no 67, outubro de 1998. DÓRIA, Carlos Alberto. “Culinária e alta cultura no Bra- sil”, in Novos Rumos. Ano 16, no 34, 2001. Rodrigo Elias PhD en Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad Federal Fluminense y doctorando en Historia Social en la Universidad Federal de Rio de Janeiro