Nos acostumbramos a que las investigaciones de asesinatos culminen con la conclusión de que fue un ajuste de cuentas o una guerra por territorio entre pandillas dedicadas al tráfico de estupefacientes, se nos hace normal que vendedores ambulantes vendan cosas a través de las rejas de los colegios, nos acostumbramos al trancón, al pico y placa y al trancón otra vez. Si así como si nada estamos acostumbrados a que
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Nos acostumbramos
1. NOS ACOSTUMBRAMOS.
Por: Jesús Homero Murillo Gómez
Si señor nos acostumbramos y ya se nos hace normal, la historia en un principio y los
medios de comunicación hoy día están legitimando lo ilegitimable, un lenguaje suave hace
que los hechos más graves parezcan algo común. Sin más preámbulos iniciemos por
nuestra historia, a los españoles que vinieron en las naves comandadas por Cristóbal
Colón les llaman “conquistadores”, a violadores, ladrones y asesinos que ante la
incertidumbre de una misión en alta mar, lograron cambiar sus condenas por la aventura
de acompañar a Cristóbal Colón en su búsqueda de un nuevo camino a la india. La historia
nos acostumbró a referirnos a esta ralea como conquistadores y no conforme con esto
luego se le llamó a cada uno de estos “DON” (De Origen Noble), esto parece un chiste de
mal gusto, bien lo dice Hansel Camacho en 500 años después, “y como si fuera poco hoy
juegan con tu pasado”; resumiendo, nos hemos acostumbrado a llamar a violadores,
ladrones y asesinos conquistadores y por consiguiente al genocidio y al saqueo de los
pueblos de América Latina le llamamos la conquista de América… que tristeza, ahora con
una desfachatez inimaginable el Gobierno Español se atreve a reclamar “tesoros” de
naufragios, productos de ese saqueo, como suyo, y es que para ellos no son piezas
históricas, solamente es parte del botín que se quedo en el mar ( a esto le dedicaré otro
espacio).
Continuando con ese lenguaje legitimador ubiquémonos en el siglo XX, década de los 80’s,
las agrupaciones criminales dedicadas a la comercialización de narcóticos y derivado de
este delito, asesinatos y secuestros extorsivos y disuasivos. A estas agrupaciones
criminales se les denominó “Carteles”, entonces fue común hablar del cartel de Cali, El
cartel de Medellín, el cartel de México, etc. Al secuestro extorsivo suscitado en nuestras
carreteras le llamaron “pesca milagrosa”, y así nos fuimos acostumbrando; al asesinato
selectivo de jóvenes de estrato 0, 1 y 2 lo bautizaron falso positivo (que absurdo, esta es la
tapa de la olla o mejor dicho, esta es la mierda que no tapó el gato), el robo en buses y en
centros comerciales ahora se llama “cosquilleo” y al robo indiscriminado del erario público
y a la corrupción desmedida le dicen “el carrusel de la contratación”. A la violación de la
intimidad de algunas personalidades le llamaron “chuzadas”. Asesinos, violadores,
ladrones y delincuentes en general, aun capturados en flagrancia son llamados presuntos
delincuentes, a los desadaptados que aprovechan un partido de futból para sacar a flote
sus inconformidades saqueando almacenes, rompiendo vitrinas y atracando a transeúntes
refugiándose en los colores de una camiseta…. Les llaman disque “barras bravas”.
2. Nos acostumbramos a que las investigaciones de asesinatos culminen con la conclusión de
que fue un ajuste de cuentas o una guerra por territorio entre pandillas dedicadas al
tráfico de estupefacientes, se nos hace normal que vendedores ambulantes vendan cosas
a través de las rejas de los colegios, nos acostumbramos al trancón, al pico y placa y al
trancón otra vez. Si así como si nada estamos acostumbrados a que el gobierno nos meta
la mano a los bolsillos obligándonos a pagar tributos que luego se pierden, perdón que
luego se roban, y engrosan los bolsillos de los corruptos, la idea del dos por mil se
convirtió en cuatro por mil y nos acostumbramos al cuatro por mil, nos acostumbramos a
pagar por un servicio de salud que no nos prestan y como si fuera poco nos
acostumbramos a cotizar en un fondo de pensión, cotizando para una pensión que nunca
vamos a obtener, nos acostumbramos a ver en el Senado y en la Cámara de Presentantes
a los mismos con las mismas y como si fuera poco nos acostumbramos a que aprueben
leyes amañadas buscando el beneficio propio, nos acostumbramos a que Alcaldes y
Gobernadores se enriquezcan en sus cargos y luego legitimen sus fortunas con tres años
de cárcel, nos acostumbramos a que los delincuentes rebajen el 50% de sus penas
aceptando cargos (que absurdo esto) y nos acostumbramos a que los ladrones y
abusadores sean liberados por vencimiento de términos, nos acostumbramos a que la ley
sea pa’ los de ruana….si suena raro pero así es, estamos acostumbrados a condenar al que
se roba una salchicha en un supermercado, si un sujeto es agarrado haciendo esto, no solo
se expone a una tunda bien verraca, si no que es judicializado y puede ir a parar a la
modelo o a la distrital luego de 48 horas en una URI (unidad de reacción
inmediata?)(Nota: el signo de interrogación es a propósito), estamos acostumbrados
entonces a que los ladrones de verdad vivan en cárceles de cinco estrellas o en su defecto
en casa por cárcel, ya que algún amigo concluyó que no es un peligro para la sociedad.
Estamos mal acostumbrados, pero en fin, acostumbrados a que las elecciones de nuestro
presidente coincida con el mundial de futbol, solo falta que las hagan coincidir con el
mundial de Catar, y además nos acostumbramos a que la guerrilla no es delincuencia
común, entonces nos acostumbramos a que los delitos graves que “no son cometidos por
la guerrilla”, se justifiquen diciendo “ eso es delincuencia común”, estamos
acostumbrados a los comentarios grotescos y de doble sentido de los relatores
deportivos, por ejemplo: Para decir que un balón entró al arco suavemente….dicen
“penetró como con Vaselina” (sin comentarios adicionales), para decir que es posible que
un jugador haga un gol, dicen: Esta noche moja James, por poner un ejemplo. Cuando un
jugador patea el balón sin la suficiente fuerza, dicen: Tiene más fuerza un purgado,
estamos acostumbrados a que por cada 8 minutos del programa preferido hayan 12
minutos de publicidad, entonces una película de una hora y cuarenta y cinco minutos dure
cuatro horas. Nos acostumbramos a que la televisión repita las mismas películas una y
otra vez y a que RCN y Caracol tengan programas similares a la misma hora.