2. 19Otra vez os digo, que si dos de
vosotros se pusieren de acuerdo en la
tierra acerca de cualquiera cosa que
pidieren, les será hecho por mi Padre
que está en los cielos. 20Porque donde
están dos o tres congregados en mi
nombre, allí estoy yo en medio de
ellos.
3.
4. 24El Dios que hizo el mundo y todas las
cosas que en él hay, siendo Señor del
cielo y de la tierra, no habita en templos
hechos por manos humanas, 25ni es
honrado por manos de hombres, como si
necesitase de algo; pues él es quien da
a todos vida y aliento y todas las cosas.
5. 26Y de una sangre ha hecho todo el
linaje de los hombres, para que habiten
sobre toda la faz de la tierra; y les ha
prefijado el orden de los tiempos, y los
límites de su habitación; 27para que
busquen a Dios, si en alguna manera,
palpando, puedan hallarle, aunque
ciertamente no está lejos de cada uno
de nosotros.
6. 47Mas Salomón le edificó casa; 48si bien
el Altísimo no habita en templos hechos
de mano, como dice el profeta: 49El
cielo es mi trono, Y la tierra el estrado
de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis?
dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi
reposo? 50¿No hizo mi mano todas
estas cosas?
7.
8. 16¿No sabéis que sois templo de Dios, y
que el Espíritu de Dios mora en
vosotros? 17Si alguno destruyere el
templo de Dios, Dios le destruirá a él;
porque el templo de Dios, el cual sois
vosotros, santo es.
9. 19Mas un ángel del Señor, abriendo de
noche las puertas de la cárcel y
sacándolos, dijo: 20Id, y puestos en pie en
el templo, anunciad al pueblo todas las
palabras de esta vida. 21Habiendo oído
esto, entraron de mañana en el templo, y
enseñaban.
10. 20edificados sobre el fundamento de los
apóstoles y profetas, siendo la principal
piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en
quien todo el edificio, bien coordinado, va
creciendo para ser un templo santo en el
Señor; 22en quien vosotros también sois
juntamente edificados para morada de
Dios en el Espíritu.
11.
12.
13. 38Aconteció que yendo de camino, entró
en una aldea; y una mujer llamada
Marta le recibió en su casa. 39Esta tenía
una hermana que se llamaba María, la
cual, sentándose a los pies de Jesús,
oía su palabra.
14.
15. 19Las iglesias de Asia os saludan.
Aquila y Priscila, con la iglesia que está
en su casa, os saludan mucho en el
Señor. 20Os saludan todos los
hermanos. Saludaos los unos a los
otros con ósculo santo.
16. 15Saludad a los hermanos que están en
Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que
está en su casa. 16Cuando esta carta
haya sido leída entre vosotros, haced
que también se lea en la iglesia de los
laodicenses, y que la de Laodicea la
leáis también vosotros.
17. 12Y habiendo considerado esto,
llegó a casa de María la madre de
Juan, el que tenía por sobrenombre
Marcos, donde muchos estaban
reunidos orando.
18. 1Pablo, prisionero de Jesucristo, y el
hermano Timoteo, al amado Filemón,
colaborador nuestro, 2y a la amada
hermana Apia, y a Arquipo nuestro
compañero de milicia, y a la iglesia que
está en tu casa:
19.
20. 30y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué
debo hacer para ser salvo? 31Ellos
dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y
serás salvo, tú y tu casa. 32Y le hablaron
la palabra del Señor a él y a todos los
que estaban en su casa. 33Y él,
tomándolos en aquella misma hora de la
noche, les lavó las heridas; y en seguida
se bautizó él con todos los suyos.
21. 22Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón
justo y temeroso de Dios, y que tiene buen
testimonio en toda la nación de los judíos,
ha recibido instrucciones de un santo
ángel, de hacerte venir a su casa para oír
tus palabras.
24Al otro día entraron en Cesarea. Y
Cornelio los estaba esperando, habiendo
convocado a sus parientes y amigos más
íntimos.
22.
23. 42Y perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión unos con
otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones. 43Y sobrevino temor a toda
persona; y muchas maravillas y señales
eran hechas por los apóstoles.
24. 46Y perseverando unánimes cada día
en el templo, y partiendo el pan en las
casas, comían juntos con alegría y
sencillez de corazón, 47alabando a
Dios, y teniendo favor con todo el
pueblo. Y el Señor añadía cada día a la
iglesia los que habían de ser salvos.
25. 19sirviendo al Señor con toda humildad, y
con muchas lágrimas, y pruebas que me
han venido por las asechanzas de los
judíos; 20y cómo nada que fuese útil he
rehuido de anunciaros y enseñaros,
públicamente y por las casas,
21testificando a judíos y a gentiles acerca
del arrepentimiento para con Dios, y de la
fe en nuestro Señor Jesucristo.
26. 15Y la oración de fe salvará al enfermo, y
el Señor lo levantará; y si hubiere
cometido pecados, le serán perdonados.
16Confesaos vuestras ofensas unos a
otros, y orad unos por otros, para que
seáis sanados. La oración eficaz del
justo puede mucho.
27. 40Y convinieron con él; y llamando a los
apóstoles, después de azotarlos, les
intimaron que no hablasen en el nombre
de Jesús, y los pusieron en libertad. 41Y
ellos salieron de la presencia del concilio,
gozosos de haber sido tenidos por dignos
de padecer afrenta por causa del Nombre.
42Y todos los días, en el templo y por las
casas, no cesaban de enseñar y predicar
a Jesucristo.
28.
29. 9Cualquiera que se extravía, y no
persevera en la doctrina de Cristo, no
tiene a Dios; el que persevera en la
doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y
al Hijo. 10Si alguno viene a vosotros, y no
trae esta doctrina, no lo recibáis en casa,
ni le digáis: ¡Bienvenido! 11Porque el que
le dice: ¡Bienvenido! participa en sus
malas obras.
30. 10Porque hay aún muchos contumaces,
habladores de vanidades y
engañadores, mayormente los de la
circuncisión, 11a los cuales es preciso
tapar la boca; que trastornan casas
enteras, enseñando por ganancia
deshonesta lo que no conviene.
31. 6Porque de éstos son los que se meten en
las casas y llevan cautivas a las mujercillas
cargadas de pecados, arrastradas por
diversas concupiscencias. 7Estas siempre
están aprendiendo, y nunca pueden llegar
al conocimiento de la verdad. 8Y de la
manera que Janes y Jambres resistieron a
Moisés, así también éstos resisten a la
verdad; hombres corruptos de
entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.
32. 46Guardaos de los escribas, que gustan
de andar con ropas largas, y aman las
salutaciones en las plazas, y las
primeras sillas en las sinagogas, y los
primeros asientos en las cenas; 47que
devoran las casas de las viudas, y por
pretexto hacen largas oraciones; éstos
recibirán mayor condenación.
33.
34. 1Palabra fiel: Si alguno anhela obispado,
buena obra desea. 2Pero es necesario
que el obispo sea irreprensible, marido
de una sola mujer, sobrio, prudente,
decoroso, hospedador, apto para
enseñar; 3no dado al vino, no
pendenciero, no codicioso de ganancias
deshonestas, sino amable, apacible, no
avaro;
35. 4que gobierne bien su casa, que
tenga a sus hijos en sujeción con
toda honestidad 5(pues el que no
sabe gobernar su propia casa,
¿cómo cuidará de la iglesia de
Dios?)