2. Historia de las radiaciones:
Llamamos radiación a la energía que se
propaga en forma de onda a través del
espacio. El ser humano ha estado expuesto
a las radiaciones ionizantes desde el
comienzo de los tiempos. Las fuentes
naturales de radiación se encuentran tanto
en el Universo como en la Tierra.
Nada hay de nuevo sobre la radiactividad
salvo la utilización que de ella ha ido
aprendiendo el hombre. Tanto la radiactividad
como la radiación que se produce se
encontraban presentes en el espacio incluso
antes de que la tierra apareciese.
3. La radiación intervino en el "big-bang" que,
según se cree, dio nacimiento al Universo hace
unos 20.000 millones de años. Desde
entonces se ha difundido por el cosmos. Los
materiales radiactivos se convirtieron en parte
integrante de la Tierra desde el momento
mismo de su formación. Incluso el hombre es
ligeramente radiactivo, ya que todo tejido vivo
contiene trazas de sustancias radiactivas. No
obstante hace menos de un siglo que la
humanidad descubrió este fenómeno
elemental y universal.
4. En 1896 Henri Antoine Becquerel, un científico
francés, premio Nobel de Física en 1903, guardó
por casualidad en el mismo cajón varias placas
fotográficas y un trozo de mineral que contenía
uranio. Al revelarlas encontró, con sorpresa, que
habían sido expuestas a una radiación, y supuso,
con acierto, que el compuesto de uranio había
emitido esa radiación capaz de velar las películas
fotográficas. Poco después, una joven química
nacida en Polonia, Marie Curie, llevó más lejos la
investigación, acuñando la palabra "radiactividad".
En 1898, ella y su marido, Pierre, descubrieron
que a medida que el uranio cedía radiación se
transformaba misteriosamente en otros elementos,
denominando polonio -en referencia a su país
natal- a uno de ellos y radio -el elemento
"brillante"- a otro.
5. Tanto el trabajo de Becquerel como el de los Curie
se apoyaron en gran medida en un hito científico
anterior; en 1895 un físico alemán Wilhelm
Roentgen, había descubierto -también por azar-
los rayos X.
Poco después, Becquerel experimentó la más
problemática desventaja de la radiación, el efecto
que puede producir en los tejidos vivos, al dañarle
la piel un frasco de radio que guardaba en su
bolsillo. Marie Curie murió de una enfermedad de
la sangre probablemente, sabemos ahora, a causa
de su exposición a la radiación.
6. A pesar de ello, un pequeño grupo de
brillantes, y a menudo jóvenes, científicos se
embarcaron en una de las más apasionantes
búsquedas de todos los tiempos, ahondando
en los más profundos secretos de la materia
misma. Su trabajo iba a conducir con el
tiempo, en 1945, a la explosión de las
bombas atómicas al final de la II Guerra
Mundial, con enormes pérdidas humanas.
También condujo, en 1956, al
establecimiento de la primera gran central
productora de energía nuclear, Calder Hall,
en el Reino Unido. Mientras tanto, y desde
los descubrimientos de Roentgen, se
producía una continua expansión de los usos
médicos de la radiación.
8. Radiación alfa está formada por partículas
pesadas integradas por dos protones y dos
neutrones (como el núcleo del helio) emitidas
por la desintegración de átomos de
elementos pesados (uranio, radio, radón,
plutonio...). Debido a su masa no puede
recorrer más que un par de centímetros en el
aire, y no puede atravesar una hoja de papel,
ni la epidermis.
Por el contrario, si se introduce en el cuerpo
una sustancia emisora de radiación alfa, por
ejemplo en los pulmones, ésta libera toda su
energía hacia las células circundantes,
proporcionando una dosis interna al tejido
sensible (que en este caso no está protegido
por la epidermis).
9. Radiación beta está compuesta por
partículas de masa similar a las de los
electrones, lo que le confiere un mayor poder
de penetración. No obstante, la radiación
beta se detiene en algunos metros de aire o
unos centímetros de agua, y es detenida por
una lámina de aluminio, el cristal de una
ventana, una prenda de ropa o el tejido
subcutáneo.
No obstante, puede dañar la piel desnuda y
si entraran en el cuerpo partículas emisoras
de beta, irradiarían los tejidos internos.
10. Radiación gamma es de carácter
electromagnético, muy energética, y con un poder
de penetración considerable. En el aire llega muy
lejos, y para detenerla se hace preciso utilizar
barreras de materiales densos, como el plomo o el
hormigón.
Desde el momento en el que la radiación gamma
entra en una sustancia, su intensidad empieza a
disminuir debido a que en su camino va chocando
con distintos átomos. En el caso de los seres
vivos, de esa interacción con las células pueden
derivarse daños en la piel o en los tejidos internos.
La radiación X es parecida a la gamma, pero se
produce artificialmente en un tubo de vacío a partir
de un material que no tiene radiactividad propia,
por lo que su activación y desactivación, tiene un
control fácil e inmediato.
11. La radiación de neutrones es la generada
durante la reacción nuclear. Los neutrones tienen
mayor capacidad de penetración que los rayos
gamma, y sólo puede detenerlos una gruesa
barrera de hormigón, agua o parafina. Por ello, en
las aplicaciones civiles, la generación de la
radiación de neutrones se limita al interior de los
reactores nucleares.
Estos tres últimos tipos de radiación: gamma,
rayos X y neutrónica, no son directamente
ionizantes, pero al incidir sobre otros núcleos
pueden activarlos o causar las emisiones que,
indirectamente, sí producen ionización.
12. Si la radiación transporta energía
suficiente como para provocar
ionización en el medio que atraviesa,
se dice que es una radiación
ionizante. En caso contrario se habla
de radiación no ionizante como los
rayos ultravioletas, las ondas de radio,
TV, telefonía móvil o microondas son
algunos ejemplos de radiaciones no
ionizantes.
13. Radiaciones artificiales
En 1895, el físico Roëntgen, cuando experimentaba con
rayos catódicos, descubrió el primer tipo de radiación artificial
que ha utilizado el ser humano: los rayos X. Se trata de
ondas electromagnéticas originadas por el choque de
electrones con un determinado material, en el interior de un
tubo de vacío.
Una año después, en 1896, el científico francés Becquerel
descubre por casualidad la radiactividad natural al quedar
impresionadas las placas fotográficas que habían estado
guardadas, protegidas de la luz, en un cajón en el que había
mineral de uranio. Becquerel supuso, con acierto, que el
compuesto de uranio había emitido una radiación capaz de
velar las películas fotográficas.
Pocos años después, la joven Marie Curie y su esposo Pierre
descubrieron que a medida que el uranio emitía radiaciones
se iba transformando en otros elementos químicos distintos,
como el radio y el polonio, así denominado en honor a su
país de origen.
Una vez que empezaron a conocerse las propiedades y la
potencialidad de la radiación se fueron desarrollando sus
aplicaciones, así como las técnicas para obtener materiales
radiactivos artificiales.
14. El proceso de desintegración radiactiva explica la
existencia de muchos elementos radiactivos en
el medio ambiente. De hecho, hasta la invención
del tubo de rayos X, en 1895, la única radiación
que existía era la natural.
El ser humano vive en un mundo con
radiactividad natural: recibe la radiación cósmica,
procedente del espacio y la radiación del radón,
procedente de la tierra; ingiere a diario productos
naturales y artificiales que contienen sustancias
radiactivas (en cantidades muy pequeñas), en
sus huesos hay polonio y radio radiactivos, en
sus músculos, carbono y potasio radiactivos, y
en sus pulmones, gases nobles y tritio,tambien
radioactivos.
Radiaciones naturales
15. Este conjunto de radiaciones naturales integra la radiación de
fondo que depende de numerosos factores: el lugar donde se
vive, la composición del suelo, los materiales de construcción,
la estación del año, la latitud y, en cierta medida, las
condiciones meteorológicas.
De la radiación cósmica, que procede del espacio, sólo llega al
suelo una fracción, ya que en su mayor parte, es detenida por
la atmósfera. En consecuencia, la latitud es determinante de la
dosis recibida, de forma tal que en la cima de una montaña o
viajando en un avión se recibe mayor cantidad de radiación
cósmica que al nivel del mar: por ejemplo, las tripulaciones
aéreas pasan gran parte de su vida en altitudes en las que la
radiación cósmica es 20 veces mayor que la radiación media
de fondo.
La radiación de fondo debida al gas radón, procedente de la
desintegración del metal radio contenido en algunas rocas,
fundamentalmente graníticas, también varía sustancialmente
dependiendo de la localización. El radón surge por emanación
de las rocas lo que posibilita, por ejemplo, que se formen
grandes concentraciones en el interior de las viviendas
construidas en determinados sitios o con ciertos materiales,
sobre todo si la ventilación es insuficiente. En estos casos, la
16. Energía nuclear
La idea de que el núcleo de un átomo es inestable si tiene demasiados
neutrones se aplica también a elementos muy grandes como el uranio.
El uranio natural contiene pequeñas cantidades de uranio 235, que es
inestable y, por tanto, radiactivo, con lo que emite partículas alfa. No
obstante los descubrimientos efectuados en 1939, demostraron que si
se añade un neutrón más al núcleo de uranio 235, éste se vuelve
extremadamente inestable y se desintegra violentamente. Esta
reacción, que se desencadena bombardeando el uranio 235 con
neutrones es la famosa reacción de fisión. Esta desintegración del
uranio 235 provoca la división del núcleo en dos fragmentos
aproximadamente iguales, cada uno de los cuales es un elemento más
ligero. Durante la reacción se libera una gran cantidad de energía y
puede producirse un calor muy elevado en una explosión muy rápida
de un gran número de estas reacciones, produciéndose varios
neutrones adicionales. Sí uno de estos neutrones es absorbido por otro
núcleo de uranio 235, el proceso de fisión puede continuar como
reacción en cadena. De esta forma, una reacción conduce a otra y este
proceso constante de fisión es la clave del funcionamiento de un
reactor nuclear.
El primer reactor nuclear hecho por el hombre empezó a operar en
1942, pero no fue el primero en la Tierra, puesto que se cree que hace
unos 1.700 millones de años, en un depósito de uranio en África se
produjo espontáneamente una reacción de fisión en cadena.
17. ¿Qué es una central
nuclear?
En una central nuclear, como en una central
térmica (carbón, fuel o gas) se transforma la
energía liberada por un combustible, en forma de
calor, en energía mecánica, y después en
energía eléctrica; el calor producido permite
evaporar agua que acciona una turbina que lleva
acoplado un alternador.
El vapor que alimenta la turbina puede ser
producido directamente en el interior de la vasija
del reactor (en los reactores de agua en
ebullición) o en un cambiador denominado
generador de vapor (en los reactores de agua a
presión).
19. Los principales materiales o
componentes de un reactor nuclear son:
Combustible. En una central nuclear el combustible es,
generalmente, óxido de uranio. En todas las centrales que
están en funcionamiento en nuestro país, se emplea uranio
ligeramente enriquecido en uranio 235, con un grado de
enriquecimiento que oscila entre el 3 y el 5%. Este material
se encuentra como pastillas cerámicas que se introducen en
el interior de una vaina o envoltura metálica.
Moderador. En los reactores denominados "térmicos" es la
sustancia que frena, sin capturarlos, los neutrones que se
producen en la reacción de fisión hasta una velocidad a la
que sean capaces de producir una nueva reacción de fisión.
No se trata de parar la reacción (éste es el papel de las
barras de control) sino de mantenerla. Hay tres sustancias
que responden bien a estas exigencias: grafito, agua y agua
20. Barras de control. Contienen una sustancia que captura
los neutronesde forma tal que se pare completamente
la reacción nuclear de fisión o se module la potencia
del reactor.
Refrigerante. El calor es extraído del núcleo por medio
del refrigerante que circula alrededor de las barras de
combustible. Los fluidos que se suelen utilizar son:
anhídrido carbónico, agua o agua pesada. El
refrigerante circula en el interior del núcleo, lamiendo
las barras de combustible.
Núcleo del reactor. Es la zona en la que se encuentran
las barras de combustible y las barras de control
rodeadas por el moderador en una distribución
adecuada, de modo que cuando estas últimas están
insertadas la reacción nuclear se para. La reacción se
inicial retirar las barras de control. Los mecanismos de
accionamiento de las barras de control están diseñados
de tal modo que éstas se inserten (entran) en
determinadas circunstancias, dando lugar a lo que se
llama parada automática o "disparo".
21. Residuos radiactivos
Las instalaciones donde se utilizan o producen materiales
radiactivos con fines médicos, industriales o de investigación
y las instalaciones relacionadas con el ciclo del combustible
para la producción de energía, generan en su funcionamiento
residuos radiactivos.
La gestión de los residuos radiactivos en España, incluidos el
combustible gastado y el desmantelamiento y clausura de las
instalaciones nucleares y radiactivas, corresponde a la
Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, S.A. (Enresa).
El Consejo de Seguridad Nuclear, ejerce la vigilancia y
control de los residuos radiactivos generados en las
instalaciones nucleares y radiactivas cubriendo las etapas
de producción, acondicionamiento, transporte y
almacenamiento de los mismos y de las actividades
realizadas por las empresas o entidades que participan en
cada una de estas etapas.
22. Origen de los residuos
radiactivos.
Minería y tratamiento del mineral de
uranio: estas actividades producen
grandes volúmenes de residuos, con un
porcentaje de uranio residual de entre el
0,1 y el 0,2%, que se acumulan en eras o
diques, de los cuales emana el gas noble
radiactivo radón 222, y en algunos casos,
radón 220 (torón).
23. Enriquecimiento y fabricación del
combustible: el uranio natural extraído en las
minas, cuyo contenido en U 235 es del 0,7205% puede
utilizarse directamente en algunos tipos de reactores. Para
los reactores de agua a presión o en ebullición, tales como
los que están actualmente en funcionamiento en España, se
utiliza uranio enriquecido en U 235 entre el 3 y el 3,5%.
Durante el proceso de enriquecimiento y fabricación del
combustible se generan pequeñas cantidades de residuos
sólidos y líquidos ligeramente contaminados con uranio, ya
que la gran mayoría del uranio se recupera. Los efluentes
gaseosos se filtran antes de su vertido al medio ambiente.
24. Operación de los reactores para
producción de energía eléctrica: la
operación de las centrales nucleares da lugar a la
generación de residuos sólidos o solidificados de bajo y
medio nivel de actividad que contienen,
fundamentalmente, productos de activación y fisión.
Se producen residuos en la depuración del agua de los
sistemas de refrigeración del reactor y de la piscina de
combustible irradiado y en la descontaminación de
equipos. Entre estos residuos se encuentran resinas,
filtros, materiales metálicos, papel, ropas, etc. En general,
estos residuos se tratan para reducir el volumen y se
acondicionan para su transporte y almacenamiento.
Los efluente líquidos y gaseosos generados en la
operación de estos reactores, tras un proceso de
tratamiento, medida y control, se vierten al medio
ambiente respetando las limitaciones establecidas.
25. Combustible irradiado: la mayoría de los
reactores nucleares de producción de energía eléctrica
utilizan como combustible uranio ligeramente enriquecido en
U-235. Cuando este combustible se descarga del reactor
contiene alrededor de:
- 0,8% de U 235 sin quemar,
- 94,3% de U 238
- 4,9% de productos de fisión e isótopos radiactivos
formados en el reactor, entre los que se incluyen alrededor
de un 1% de una mezcla de diferentes isótopos del plutonio.
El combustible irradiado general calor como consecuencia
del proceso de desintegración de los isótopos radiactivos que
contiene; esta generación de calor continúa aún después de
haber sido descargado del núcleo del reactor.
Este combustible, si no va a ser sometido a reelaboración,
constituye un residuo de alta actividad que debe ser
previamente "enfriado" antes de proceder a su
acondicionamiento.
26. Medicina e industria: los materiales radiactivos
se usan en medicina, industria, agricultura e
investigación. Los residuos radiactivos que se generan
en las instalaciones médicas y hospitalarias, debido al
uso de isótopos radiactivos para el diagnóstico y el
tratamiento de enfermedades, son fundamentalmente
materiales contaminados por haber estado en contacto
con esas sustancias (algodones, guantes, viales,
jeringuillas, etc.).
En procesos industriales, está especialmente extendido
el uso de fuentes encapsuladas para obtener medidas
de nivel, humedad, densidad o espesor. Cuando decae
su nivel de actividad, deben ser retiradas
considerándose residuos radiactivos.
Todos los residuos radiactivos que se generan, tanto en
las aplicaciones médicas como en las industriales, son
residuos de baja y media actividad.
28. Desmantelamiento de instalaciones:
las centrales nucleares, los reactores de investigación y
otros tipos de instalaciones o laboratorios han de
someterse a un proceso de desmantelamiento Al
acabar su vida útil, lo que permite recuperar el
emplazamiento para otros fines.
Este desmantelamiento general volúmenes importantes
de residuos radiactivos, fundamentalmente de baja
actividad, con una pequeña proporción de residuos de
media actividad.
Los residuos producidos durante el desmantelamiento
pueden ser sometidos a procesos de tratamiento,
concentración, acondicionamiento y almacenamiento
del mismo tipo que los empleados para residuos de
similares características procedentes de otras etapas
del ciclo.
29. Casos especiales y residuos radiactivos mixtos:
algunos tipos de residuos no encajan bien en las
categorías anteriores y deben recibir un tratamiento
singularizado. Son los residuos radiactivos mixtos
(RMW), como por ejemplo los que contienen
disolventes orgánicos, o los residuos inadecuadamente
acondicionados en el pasado y que necesitan acciones
correctoras, o los que podrían resultar como
consecuencia de accidentes en alguna instalación.
30. Tipificación de los residuos
radiactivos
Los residuos radiactivos pueden clasificarse
de muy diferentes manera: en función de su
origen, por su forma (líquida, sólida o
gaseosa), por sus niveles de radiactividad,
por la larga/corta vida de los isótopos
radiactivos que contienen, por la intensidad
de las radiaciones penetrantes que emiten,
por sus requerimientos de almacenamiento o
por su radiotoxicidad.
Cada país puede aplicar diferente criterio de
tipificación; pero hay dos criterios que tienen
una importancia primordial: la vida media
radiactiva de los isótopos que contienen y la
actividad de tales isótopos.
31. La consideración de la vida media de los isótopos da lugar a la
clasificación de los residuos en dos categorías: vida larga y vida
corta. Tal clasificación es coherente con el destino final de los
mismos, ya que los residuos de larga vida requieren un aislamiento
que garantice, a muy largo plazo, que no se dispersarán en la
biosfera, lo que suele denominarse "almacenamiento geológico".
Los residuos de corta vida no requieren un aislamiento tan
prolongado, por lo que los requisitos del almacenamiento tienen
otras características.
La clasificación por nivel de radiactividad da lugar a una
clasificación en residuos de baja, media y alta actividad. Los
residuos de baja y media actividad tienen actividad moderada. No
generan calor; contienen básicamente isótopos con un periodo de
semidesintegración inferior a los 30 años, y su contenido en
emisores alfa debe ser muy bajo. Dentro de estos residuos, se
incluyen los residuos de muy baja actividad, que por sus
características físico químicas no requieren ser almacenados en
celdas de hormigón. Los residuos de alta actividad tienen
contenidos apreciables de isótopos cuyo periodo de
semidesintegración es superior a 30 años, y tienen una elevada
actividad pudiendo, incluso, desprender calor.
32. Baja y media actividad
Antes del almacenamiento de los residuos
radiactivos, éstos deben ser acondicionados
debidamente en función de sus
características físicas, químicas y
radiológicas.
España dispone de las instalaciones de El
Cabril, en la provincia de Córdoba, que tiene
como objetivo fundamental el
almacenamiento definitivo de este tipo de
residuos en forma sólida.
Esta instalación cubrirá las necesidades de
almacenamiento de nuestro país en las
próximas décadas.
Alta actividad
33. El combustible gastado, una vez extraído del reactor nuclear, debe ser
almacenado en agua, Tras unos años de enfriamiento se puede optar
por:
- Ciclo cerrado: el combustible gastado se "recicla" (reprocesado),
recuperándose el uranio y el plutonio que aún contiene para fabricar
combustible nuevo. Los residuos resultantes se gestionarán como
residuos de alta actividad.
- Ciclo cerrado avanzado: se extraen del combustible gastado los
isótopos radiactivos de vida larga y se transmutan (transforman) en
otros de vida corta, o incluso no radiactivos. El proceso (una vez esté
disponible a escala industrial) generará una menor cantidad y toxicidad
de residuos de alta actividad.
- Ciclo abierto: el combustible gastado permanece almacenado
temporalmente en las piscinas de las centrales nucleares, o en otros
sistemas de almacenamiento temporal, en espera de su gestión final.
34. Tipos de almacenamiento:
- Almacén temporal individualizado: es un sistema de
almacenamiento del combustible gastado ubicado en la
propia central que lo haya producido. En la actualidad
España cuenta con dos sistemas de almacenamiento
temporal individualizado, el de la central nuclear de Trillo y el
de la central José Cabrera. Ambos sistemas se basan en
contenedores.
- Almacén temporal centralizado: es básicamente un sistema
de almacenamiento diseñado para albergar el combustible
gastado y los residuos de alta actividad de todas o varias
centrales nucleares de un mismo país.
- Almacén geológico profundo: es una instalación que sirve
para almacenar residuos radiactivos de alta actividad, dentro
de formaciones geológicas estables. Los países que más han
avanzado en esta línea son Finlandia y Estados Unidos, que
cuentan con un emplazamiento en fase de caracterización.
Países como Francia y Suecia tienen programas
desarrollados pero sin emplazamiento elegido.
35. ¿Cómo las absorbe el cuerpo?
Hay muchos tipos de partículas en las
radiaciones, pero las que más abundan son
las de tipo gamma, que atraviesan sin
dificultad los tejidos e impactan en el ADN de
las células, precisamente donde se produce
el efecto más importante, ya que puede
provocar mutaciones celulares y dar lugar a
diversos tipos de cáncer.
La radiación también se puede inhalar. Esta
vía tiene un agravante, porque el elemento
químico entra en el cuerpo, puede
metabolizarse y permanecer durante mucho
tiempo descargando radiaciones. El plutonio,
por ejemplo, se puede fijar en los huesos y
los pulmones, llegando a originar diferentes
tumores.
36. ¿Qué riesgos suponen para la
salud?
La radiación controlada no representa ningún
riesgo. De hecho, las radiaciones conviven con
nosotros, en hospitales, en industrias, en ciertos
gases que se encuentran en el terreno... Sirven
para tratar el cáncer (radioterapia) y para
diagnosticar muchas enfermedades (a través de
radiografías, por ejemplo).
Otra cosa es lo que ha pasado en Japón. Una
situación inesperada e impredecible. Las
repercusiones dependen de la distancia a la
que se encuentre cada persona, su
sensibilidad y, por supuesto, de las dosis y los
materiales radiactivos emitidos.
37. Efectos que tiene la radiación
en el organismo:
Hay que distinguir en primer lugar entre la
exposición puntual a altas dosis (muy por
encima de 100 milisieverts), que puede
provocar efectos agudos en poco tiempo
(como malestar, quemaduras en la piel, caída
de pelo, diarreas, náuseas o vómitos), y los
daños acumulados, que pueden causar
problemas de salud más graves a largo plazo
(cáncer fundamentalmente), sobre todo
leucemias y cáncer de tiroides. Estos efectos
tienen que ver con la capacidad de las
radiaciones ionizantes para provocar
cambios en la estructura de las células, es
decir, para alterar su ADN; algo que no
ocurre con las radiaciones no ionizantes
(como las de infrarrojos).
38. La radiación que recibimos
normalmente.
Como recuerda la Organización Mundial de
la Salud (OMS), una persona recibe unos
3 mSv a lo largo de todo el año, el 80% a
través de fuentes naturales de radiación
(como ciertos gases que puede haber en el
terreno), y el otro 20% a través de
procedimientos y pruebas médicas, aunque
estas cifras pueden variar en función de la
geología del terreno.
39. Ejemplo:
Que todo aquel que vive en un radio de 20
kilómetros de la planta nuclear de
Fukushima (Japón) abandone la zona y
quien se encuentre entre los 20 y 30 km
permanezca en el interior de su casa, con
las ventanas y las puertas bien cerradas.
Éstas son las medidas que Japón está
tomando para proteger a la población de la
radiactividad.
40. ¿A qué dosis está expuesta la
población de Fukushima?
Según ha reconocido la Agencia de
Seguridad Nuclear japonesa, unos minutos
después de la tercera explosión registrada
en la central, los niveles de radiación
superaron los 8 milisieverts (mSv) por hora,
el triple de la cantidad normal a la que está
sometida una persona a lo largo de todo un
año.
41. En España estamos expuestos a entre 2,4 y 3
milisieverts en todo el año (frente a los 8 a los que se
expone la población de Fukushima), una cantidad
inocua o tolerable. Como explica el profesor Gallego,
por debajo de los 100 milisieverts al año (una cifra
equivale a dos o tres escáneres), la mayoría de la
gente no sufre ningún síntoma. Los ciudadanos de
Fukushima tendrían que estar unas 12 horas expuestos
para alcanzar los 100 mSv. Lo que sí es recomendable
es realizar controles médicos periódicos, centrados en
la prevención de posibles tumores.
A partir de los 100 mSv pueden aparecer algunos
daños en la piel, náuseas, vómitos, problemas
respiratorios y, si afecta a mujeres embarazadas, puede
ocasionarle al futuro bebé algún tipo de retraso en el
desarrollo cerebral. A mayores dosis, mayores
repercusiones en la salud: destruyen el sistema
nervioso central y los glóbulos blancos y rojos, lo que
42. Si este accidente se agravase hasta el
punto de pasar de los 8 mSv a varios miles
de milisieverts, se pueden producir casos
de Síndrome de Radiación Aguda. Ocurre
cuando grandes cantidades de
radiactividad entran en el cuerpo en muy
poco tiempo. En circunstancias semejantes,
la radiactividad afecta a todos los órganos y
cualquiera de ellos puede tener un fallo
fulminante. Por ejemplo, una única dosis de
5.000 milisieverts mataría
aproximadamente a la mitad de las
personas expuestas en un mes.
43. ¿Quiénes son más vulnerables?
Cuanto más jóvenes, mayor es la
sensibilidad a las radiaciones. Su
organismo celular se renueva muy
rápidamente y si alguna célula se vuelve
cancerosa, el tumor se desarrolla con más
rapidez.