1. REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
CONSEJO UNIVERSITARIO
UNIVERSIDAD YACAMBÚ
Autora: Kenling Astrea Tsang López
Tutora: Xiomara Rodríguez Colmenarez
Número de expediente: HPS-171-00102V
Barquisimeto, Octubre 2017
2. La ira es la dada por Izard (1977, 1991)
como una emoción primaria que se
presenta cuando un organismo es
bloqueado en la consecución de una meta o
en la obtención o satisfacción de una
necesidad.
Tanto Izard como Danesh (1977) o
Berkowitz (1993a, 1999), parten de que el
organismo responde ante la percepción de
una amenaza con un impulso de ataque,
que sería la ira, o con un impulso de huida,
más relacionado con el miedo y la
ansiedad. Esta idea, sin embargo, puede ser
matizada si recordamos el planteamiento
de Rothenburg (1971) en el que en
organismos superiores, la ira ocurrirá en
contextos de relaciones significativas y ha
de tener un significado comunicacional.
Así, la ira, para autores como Averill
(1982), es una respuesta emocional que se
da de acuerdo a un rol social y que cumple
una función en ese sistema social.
Hay que decir que a la
hora de definir la ira
pronto se sumaron a esos
autores que
especialmente se
centraban en los
síntomas fisiológicos
otros autores que
incluían también
variables más cognitivas
o conductuales.
3. Hay que decir que a la hora de definir la
ira pronto se sumaron a esos autores que
especialmente se centraban en los síntomas
fisiológicos otros autores que incluían
también variables más cognitivas o
conductuales. Schachter (1971) puntualizó
algunos aspectos importantes de la ira
como son el aumento de algunas
características como el hecho de dotar de
mayor energía al comportamiento, con una
agitación e interferencia cognitiva que
interrumpen la conducta, con expresión de
afectos negativos hacia otros, con una
actitud de defensa donde se elicita la
oposición como un estímulo aprendido
para la agresión y discriminando sucesos
como provocativos.
Al igual que Schachter,
Novaco (1975) realizó una
aproximación a la ira en la que
se ponía mayor énfasis en los
factores fisiológicos y
cognitivos, y ha mantenido esa
postura entendiendo por ira
“un estado emocional
subjetivo, que acarrea la
presencia de activación
fisiológica y cogniciones de
adversidad o contrariedad”.
Además, Novaco
considera que la ira es un
determinante causal de la
agresión, aunque no por
ello se puede entender
esta emoción como una
condición necesaria y/o
suficiente para la agresión
(Novaco, 1976, 1994).
4. La inducción de emociones genera cambios profundos en el
sistema nervioso autónomo y en el sistema endocrino,
destacando que se altera también la actividad cerebral, en
especial en los lóbulos frontales y temporales. Tal como
Charles Darwin (1809-1882) señaló, que cada una de las seis
emociones básicas entre ellas la ira se acompaña de patrones
de respuesta fisiológica específicos.
El cerebro muestra una mayor alteración del hemisferio izquierdo.
5. Algunos especialistas aseguran que la ira puede surgir
por una predisposición de tipo genética o biológica,
como por ejemplo estos factores que mencionaremos
pueden desatar la ira, también cuando percibimos que
somos tratados injustamente, nos sentimos heridos o
frustrados por no lograr un objetivo, en ese momento
sentimos ira. Fatiga, Hambre, Cambios Hormonales,
problemas sexuales, familiares etc.
6. Modificaciones: Cambio que
se produce en los caracteres
anatómicos o fisiológicos de un
ser vivo y que no se transmiten
por herencia
Tolerancia: Se basa en el
respeto hacia lo otro o lo que es
diferente de lo propio, y puede
manifestarse como un acto de
indulgencia ante algo que no se
quiere o no se puede impedir, o
como el hecho de soportar o
aguantar a alguien o algo
7. Desde los años noventa, la validación de
tratamientos centrados en la regulación
de la ira ha sido amplia, realizándose
habitualmente desde un enfoque
netamente cognitivo-conductual aunque
adoptándose distintos modelos y
poniéndose en práctica con distintas
poblaciones. Una concienzuda revisión
de la eficacia de estos tratamientos
realizada a finales de los años noventa
(Beck y Fernández, 1998) y mostraba la
dificultad de definir intervenciones
contundentemente válidas, encontrándose
en la escasa validez del constructo en
algunos estudios, así como la amplitud de
las muestras y de la edad objetivo,
8. A continuación se presentara
un programa específico que
pueden mostrar los módulos de
técnicas con los que se trabaja.
Desarrollado por Kendall y
Braswell en 1985 se centraba
básicamente en el control de la
respuesta impulsiva ante la
aparición de problemas,
apoyando la intervención en el
uso de auto-instrucciones (que
en estos rangos de edad
aumentan su eficacia). El
programa entrenaba cinco
pasos en la resolución de un
problema:
1) Deconocimiento y definición
del problema
2) Desarrollo de alternativas de
solución al problema
3) Focalización de la atención
en los elementos clave del
problema
4) Elección de la potencial
mejor solución de acuerdo a la
anticipación de sus
consecuencias
5) Auto-refuerzo por el uso de
la técnica. Este programa se
centra en el afrontamiento de
situaciones conflictivas y por lo
tanto hace referencia a un
aspecto concreto de la respuesta
del niño.
Sin embargo, otros
programas se centran más
en la regulación del
proceso emocional y
cognitivo en la interacción
social y no tanto en la
regulación de la situación.
9. Es un trastorno del comportamiento caracterizado por
expresiones extremas de enfado, a menudo hasta el punto
de rabia incontrolada, que son desproporcionadas
respecto a las circunstancias en que se producen.
Actualmente, dentro del Manual diagnóstico y estadístico
de los trastornos mentales (DSM-IV TR) se categoriza
dentro de los trastornos del control de impulsos, junto a la
cleptomanía (robo de objetos llamativos para la persona
afectada), la piromanía (provocación de incendios), la
tricotilomania (descontrol en comerse y arrancarse el
cabello) y al juego patológico antes conocido como
ludopatía, entre otros.
La agresión impulsiva no es premeditada, y se define
como una reacción desproporcionada ante cualquier
provocación, real o percibida como tal. Algunos
pacientes han referido experimentar cambios
afectivos justo antes del estallido de ira (estrés,
cambios de humor, etc.).
10. El tratamiento puede conllevar una mezcla de
terapia cognitivo-conductual y tratamiento
farmacológico. La terapia puede ayudar al
paciente a reconocer los impulsos para facilitar
la adquisición de un mayor nivel de conciencia
y control de los accesos de ira, así como a tratar
el estrés emocional que acompaña estos
episodios. Existen diversos tratamientos
farmacológicos indicados para este tipo de
pacientes. Los antidepresivos tricíclicos y los
inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina (ISRS). Los estabilizadores de ánimo
gabaérgicos y las drogas anticonvulsivas como
la gabapentina, el litio y la carbamazepina
parecen ayudar a controlar la aparición de los
accesos de ira. Los ansiolíticos ayudan a aliviar
la tensión y pueden favorecer la reducción de
los ataques de ira mediante el incremento de la
tolerancia a los estímulos que los provocan, y
están especialmente indicados en pacientes que
también sufren de un trastorno obsesivo-
compulsivo, u otros trastornos de ansiedad.
El TEI también puede estar asociado a
lesiones en el córtex prefrontal,
incluyendo la amígdala, aumentando la
incidencia de comportamientos
impulsivos y agresivos, así como la
incapacidad de predecir el propio
comportamiento. Las lesiones en estas
áreas también se han asociado a un
control inapropiado de la glucemia, lo
que conduce a una disminución de la
función cerebral en estas áreas, que
están relacionadas con la planificación
y la toma de decisiones.
11. Carlson, Neil R. Fisiología de la Conducto. Universidad de
Massachusetts. Juan J. López-Ibor Aliño 1995. DSM-IV Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. American
Psychiatric Association.
https://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_explosivo_intermitente