1. FERROCARRIL DE ANTIOQUIA
El día 9 de Marzo de 1914 entró a la estación Cisneros, en Medellín, el
primer tren del Ferrocarril de Antioquia, cuya construcción se había
iniciado 40 años atrás en Puerto Berrío, a orillas del río Magdalena.
Desde el siglo pasado, ya se hablaba de un camino que comunicara a
la ciudad con este puerto, expresando de tal manera un sueño
ampliamente deseado por los medellinenses y los antioqueños.
Fue así como diez años después se dio paso a su construcción con el contrato celebrado
entre la Administración y el ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros, quien llegó para el
efecto a nuestra ciudad.
En su trayecto allí donde se localizaban las estaciones se fueron
fundando pueblos impulsando el desarrollo económico y social de la
región. Desde otros poblados más lejanos se trazaron caminos y
carreteras hacia éstas.
La empresa realizó una serie de obras complementarias por las zonas
donde cruzaba, entre otras, impulsó las comunicaciones telefónicas,
fundó
hospitales y recuperó tierras que se volvieron cultivables. Lo que motivó para que el
ferrocarril de Antioquia se tornara en un motivo de orgullo para los antioqueños y
medellinenses.
Además de su uso como medio económico, la población lo utilizó para sus viajes de descanso
y recreo. Al hotel Magdalena de Puerto Berrío -construido por el Ferrocarril-, llegaban
viajeros a diario, ya fuera para pernoctar en el viaje hacia otro lugar o para pasar en él una
estancia de varios días.
Por medio del ferrocarril llegaron a la ciudad
personajes y noticias y por medio de él, muchos
pudieron salir de estas montañas y regresar
llenos de historias. Las estaciones del ferrocarril
se tornaron en espacios para múltiples
actividades de encuentro y diversión. Las más
renombradas
fueron la estación Medellín y la estación Villa porque articularon espacios urbanos alrededor
de los cuales se construyeron lugares públicos complementarios.
2. La Plaza de Guayaquil con su mercado público, sus
hospedajes y bares para el viajero, su cotidianidad
ruidosa con su acelerada urbanización, ejemplifican de
gran manera este hecho.
Su construcción debió interrumpirse en varias
oportunidades a causa de las guerras civiles que
sufrían
el país y la región. Fue precisamente por esta causa que el ingeniero Cisneros dejó la obra,
que fue entregada al Departamento para continuar su construcción, aun luego de estar en
servicio, ya que el paso de la Quiebra por un túnel, sólo se concluyó 15 años después de su
inauguración
El ferrocarril como todos los sueños, igualmente se desvaneció en el tiempo. A finales de los
años 50s, fue vendido a la Nación e integrado a la red nacional férrea. Había entrado en
desuso por la competencia de las carreteras y del transporte automotor.
Al tiempo con el Ferrocarril de Antioquia, se
construyó el Ferrocarril de Amagá, con el que se
pretendía comunicar a Medellín con la región
cafetera del Suroeste y con la zona carbonífera de
Sinifaná; además de hacerlo con el río Cauca y por
él, con toda la región Pacífica colombiana. Este
sueño
tuvo nombre propio, Camilo C. Restrepo, su infatigable impulsor. En 1911 se inició su
construcción partiendo desde Medellín.
Inicialmente el tren llegó sólo hasta la población de Caldas, con
estaciones en Medellín, El Poblado, Aguacatala, Envigado, Sabaneta,
Itagüí, Ancón, Tablaza y Caldas.
El sueño se hizo realidad en el año 1942, cuando el ferrocarril llegó
hasta La Pintada, sitio donde se empalmó al ferrocarril del Pacífico.
Para entonces su gran impulsor ya estaba muerto y el Ferrocarril de Antioquia era su dueño.