El primer ferrocarril español se construyó en Cuba en 1835 para transportar caña de azúcar, mientras que la primera línea peninsular entre Barcelona y Mataró se inauguró en 1848. En 1852 se puso en servicio el Ferrocarril de Langreo en Asturias, la tercera línea ferroviaria en la península, cuya función principal era transportar carbón de las minas de Langreo y Siero hasta el puerto de Gijón.