Las auroras se producen cuando electrones y protones de la magnetosfera terrestre interactúan con la ionosfera y emiten luz de colores como resultado. Estas partículas se aceleran cuando el viento solar interactúa con el campo magnético de la Tierra, almacenando energía que luego se libera e impulsa a los electrones de regreso a la atmósfera, generando el plasma y luces de la aurora boreal visible en los polos. Este fenómeno también ocurre en otros planetas con campos magnéticos como Júpiter y
2. Las auroras se producen cuando los electrones y protones de la magnetosfera de la Tierra, la región alrededor
de la Tierra dominada por su campo magnético, se mueven hacia la ionosfera, una región de partículas cargadas
en la atmósfera superior. Cuando estos electrones y protones se excitan, emiten luz de diferentes colores, con
mayor frecuencia verde, rojo y azul.
3. Tras el espectáculo de formas y colores de una aurora boreal se esconde una carrera de electrones cargados de
energía, que durante mucho tiempo fue un misterio para los científicos.
De hecho, las corrientes de electrones súper energéticos que circulan por el espacio y que pueden causar daños
en los satélites. Afortunadamente, los científicos disponen de técnicas que permiten predecir estas corrientes.
4. Cuando el viento solar choca con el campo magnético de la Tierra, éste se estira como si de una banda elástica
se tratase, y acumula dentro toda la energía. Llega un momento en el que las líneas del campo magnético se
reconectan y liberan de golpe toda esta energía, lo que propulsa a los electrones de vuelta a la Tierra. Cuando
estas partículas tan aceleradas chocan con la parte superior de la atmósfera se genera el plasma llamado
aurora, causante del despliegue de brillos y colores que se puede observar en los polos en determinadas épocas
del año.
5. Este fenómeno existe también en otros planetas del sistema solar, los cuales tienen comportamientos
similares al planeta Tierra. Tal es el caso de Júpiter y Saturno, que poseen campos magnéticos más
fuertes que la Tierra. Urano y Neptuno también poseen campos magnéticos y ambos poseen amplios
cinturones de radiación. Las auroras han sido observadas en ambos planetas con el telescopio Hubble.