Las fuerzas del mal buscan destruir espiritual y físicamente a los niños y jóvenes, quitándoles su inocencia y pureza. Es importante orar en familia y enseñar a los hijos que lo más importante es llegar a ser hijos de Dios, desarrollar un carácter noble y valores, amar a Dios y vivir para el bien de los demás. Dios desea también que formen buenas familias llenas de amor y armonía, y que cuiden de su entorno aportando sus talentos para el bien de la sociedad.