2. Perú cuenta con 1,786 comunidades campesinas e indígenas
ubicadas en once departamentos identificadas geográfica y cartográficamente en los censos
nacionales 2007: XI de Población y II de Comunidades Indígenas.
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8. Indígenas witoto en el Putumayo, Colombia
Lo que hoy se conoce como la fiebre del
caucho tuvo sus inicios a mediados del siglo
XIX, con el descubrimiento de Charles
Goodyear de que la cocción y el tratamiento
del látex cosechado de los árboles de caucho
lo transformaba en un producto con una
enorme gama de usos posibles.
En marzo de 2013 se cumplieron cien años desde que un tribunal
londinense pusiera fin a uno de los menos conocidos, y más
vergonzosos, episodios de la historia colonial británica.
El Tribunal Supremo acabó con la Peruvian Amazon Rubber
Company. Un breve comentario del juez fue: “Es imposible
exonerar a los socios del conocimiento sobre cómo se había estado
recolectando el caucho para la empresa”.
El descubrimiento de la vulcanización y de la cámara neumática en la década
de los años 1850 dio lugar a una "fiebre extractiva del caucho".
La fiebre del caucho vivió su auge entre 1879 y 1912, experimentando, tiempo después, un
renacimiento entre los años de 1942 y 1945.
9. Imagen 2. Policía con niño. Martín
Chambi, 1923
[…] la escolarización, la industrialización,
las migraciones y la expansión de las redes
de comunicación impulsaron […] la
creación de nuevos sentidos comunes que,
a partir de 1940, debilitaron las jerarquías
impuestas por la Colonia […].
Las élites procedieron entonces a levantar
una muralla imaginaria que separaba “los
de adentro” de “los de afuera” a “criollos”
de “andinos”. En realidad, esa muralla no
tenía correspondencia con la realidad,
pues desde inicios del siglo XX, la cultura
peruana, particularmente en Lima, era un
mosaico de diversas manifestaciones
difíciles de concebir en términos
homogéneos.
(Degregori, 2004. P.141).
Transformaciones en la vida social
10. Procesos de modernización en el país:
Aún cuando fragmentados y discontinuos, estos procesos de modernización fueron carcomiendo las bases estructurales y discursivas
de la dominación tradicional, que «normalizaban» las discriminaciones clasistas, regionales, étnico-culturales, raciales.
• Las grandes migraciones,
• La masificación del proceso de escolarización,
• La expansión de los medios de comunicación,
• La expansión del mercado,
• Los procesos de organización, y la densificación y expansión de las
redes sociales en el campo y la ciudad.
11. Los fundamentos estructurales se resquebrajaron por: cambios
demográficos y cambios económicos
Una mayor esperanza de vida, creciente urbanización; y especialmente la expansión del mercado y la
crisis de la agricultura y de la sociedad andina tradicional. la crisis terminal del sistema de haciendas
que, especialmente en las zonas más pobres de los Andes, producía una sociedad de señores y siervos,
obstaculizando el surgimiento de ciudadanos.
12. El crecimiento demográfico urbano durante las décadas de 1920 – 1930, la
participación política en 1940-50 y finalmente la crisis del sistema oligárquico a nivel
económico (década del 60).
13. en 1956, en virtud de la ley que otorgó el sufragio femenino, nueve mujeres alcanzaron el Parlamento y en lo
sucesivo, otras han llegado a ocupar curules y sillones municipales. Pero, sí denota que en el transcurso de
unas generaciones la política peruana ha dado un giro de tuerca. Hace 60 años las mujeres no eran
consideradas ciudadanas y por lo tanto no participaban en la política nacional.
14. «Tierra o muerte» fue el lema que entre 1958 y 1964 identificó al
movimiento campesino más importante por esos años en América del Sur.
Cientos de miles de campesinos y trabajadores agrícolas se organizaron y movilizaron a lo largo del país, ocuparon cientos de
miles de hectáreas en manos de grandes propietarios. Sin embargo, en todos esos años murieron sólo 166 personas25, menos
que en los primeros diez días de agosto de 1991.
15. En la década de 1970, una segunda oleada de ocupaciones de tierras conmovió al
país en plena aplicación de la reforma agraria más radical de América del Sur.
La movilización no fue tan amplia como en la década previa, pero la organización campesina alcanzó su
pico más alto luego de la reorganización de la Confederación Campesina del Perú (CCP) y la creación de
la Confederación Nacional Agraria (CNA) en 1974. Sin embargo, otra vez, el costo en vidas humanas fue
bajísimo en comparación a las muertes de la década siguiente
16. Hacia 1973, el Perú cerraba un ciclo de crecimiento económico de larga duración que
se había prolongado por más de dos décadas. Dos años más tarde, en 1975, el
primer «paquetazo» económico remecía al país
Luego de las profundas transformaciones demográficas, económicas y socioculturales de las décadas previas,
y del sismo político que significó el reformismo militar del Grl. Velasco (1968-75), el país parecía encaminado
por fin a consolidar un Estado nacional, moderno y democrático, de manera fundamentalmente pacífica.
17. Las ciudades del país vivían desde 1976 una efervescencia social sin precedentes,
que se traducía en movilizaciones y paros obreros, magisteriales, regionales, que
desembocaron en los paros nacionales de julio de 1977 y mayo de 1978.
El primero de ellos tuvo incidencia directa en la apertura democrática que se inició pocos días después,
cuando el régimen militar convocó a una Asamblea Constituyente para el año 1978. Pero también aquí,
nuevamente, en los paros nacionales, regionales y sectoriales de la segunda mitad de la década de 1970,
el número de víctimas fatales fue mínimo.
18. La pobreza no explica por sí sola el estallido de violencia sin
precedentes que vivió el país.
Múltiples brechas que atraviesan el país. La más visible y dramática es la que separa a ricos y pobres.
Tanto o más que la pobreza misma, importa la inequidad, las abismales diferencias entre los que más
tienen y los que sobreviven. Recordemos que el Perú tiene una de las peores distribuciones del ingreso
en América Latina y en el mundo. Pero no se trata sólo de una distribución desigual de la riqueza sino
también del poder político y simbólico, incluyendo aquí el uso de la palabra: quién «tiene derecho a
hablar», quién es escuchado y a quién se le prestan oídos sordos
19. Las asimetrías entre criollos, mestizos, cholos e indios no
desaparecieron
A lo largo del S.XX, también las viejas divisiones estamentales se fueron resquebrajando, volviéndose sus
fronteras más porosas y borrosas. Se reformularon, y siguieron pesando en el país las discriminaciones étnico-
culturales y raciales. El entrelazamiento de estas inequidades y discriminaciones produjo una creciente
percepción de agravio y desconfianza, precisamente en el polo pobres-provincianos-serranosrurales-cholos /
indios
20. Los jóvenes fueron los protagonistas del denominado proceso de
«cholificación» que marcó el país en esas décadas.
La brecha de género.
Ellos fueron os protagonistas de las grandes migraciones y en proporción importante fueron también
impulsores y líderes de múltiples procesos de organización social en el campo y la ciudad.
Aunque algo más tarde, las mujeres comenzaron a acceder también a la escolarización, participaron y
se volvieron también protagonistas en nuevas organizaciones sociales, irrumpiendo en espacios
públicos en general.
21. Baja institucionalidad
A esta sociedad le correspondió un Estado poco legitimado.
Hasta la década de 1970, la ley, el orden jurídico y el Estado republicano mismo eran cuestionados desde el
paradigma revolucionario, que consideraba a la democracia representativa una «forma» vacía de contenido y
subestimaba derechos y libertades individuales considerados burgueses.
• La democracia representativa era vista como una «forma» vacía de contenido y subestimaba derechos y
libertades individuales considerados burgueses.
• A la democracia formal se le oponía la democracia real, que sólo podía alcanzarse dentro de un Estado
democrático popular o socialista, construido a través de una revolución que, para la mayoría de partidos de
izquierda de la época, sólo podía triunfar por la vía violenta.
• La vigencia del Estado de Derecho era también cuestionada por una larga tradición de pronunciamientos
militares.
22. Si el desarrollo ciudadano era débil, la tradición de administración de justicia
imparcial y universal era casi inexistente. Menos aún una justicia eficaz y cercana a
la población.
Los grandes cambios estructurales que transformaron el país fueron seguidos a duras penas por
un proceso intermitente de modernización, democratización y reforma del Estado que,
precisamente en las dos décadas previas al estallido del conflicto armado interno, desembocó en
dos fracasos: a) el de la vía liberal democrática, iniciada desde 195638 y desarrollada con más
nitidez durante el primer gobierno del Arq. Fernando Belaúnde (1963-68); y b) el de la vía del
reformismo militar autoritario, durante el gobierno del Grl. Juan Velasco (1968-75).