Las redes inteligentes son fundamentales para la transición energética hacia sistemas más sostenibles. Permitirán integrar recursos renovables distribuidos como la solar y eólica, almacenamiento de energía y vehículos eléctricos. Esto mejorará la eficiencia energética y competitividad de la economía a través de menores costos de energía, nuevos modelos de negocio y oportunidades para empresas en cadenas de valor como electrónica y almacenamiento. Las redes inteligentes son clave para alcanzar los objetivos de la UE
Redes inteligentes para la transición energética. Iván Martén, presidente de Orkestra
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REDES INTELIGENTES PARA LA TRANSICIÓN
ENERGÉTICA
Bilbao, 2 de octubre de 2019
Bienvenida- Iván Martén, presidente de Orkestra.
Egun on, buenos días:
Es un honor para mí, como presidente de Orkestra darles la bienvenida al 16º
Congreso de Redes Inteligentes, coorganizado por Orkestra, TECNALIA y el
Gobierno Vasco, a través del EVE, y recibirles en la ciudad de Bilbao y en estas
fabulosas instalaciones del Palacio Euskalduna.
Me gustaría, antes que nada, agradecer su asistencia a este evento, agradecer ante
todo a los patrocinadores de la jornada: ABB, Iberdrola, Aclara, Arteche, Ingeteam,
Ormazabal, Schneider Electric, Siemens y ZIV, quienes hacen posible que estas
jornadas puedan llevarse a cabo cada dos años. Deseo que lo tratado a lo largo de
estos dos días en lo que respecta a las redes inteligentes sea de provecho para
todos los aquí presentes.
Me gustaría también agradecer a TECNALIA, impulsor histórico de estas jornadas, y
al Gobierno Vasco, a través del EVE, la oportunidad de compartir la organización
de este congreso.
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En Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad llevamos años estudiando, en el
ámbito de la energía, los procesos de cambio de los sistemas energéticos hacia
sistemas más sostenibles desde los puntos de vista económico, medioambiental y
social, con el objetivo de identificar aquellos factores y tendencias que,
convenientemente adaptadas a la realidad del País Vasco, pueden aumentar la
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productividad, la competitividad y, en última instancia, el bienestar de nuestra
economía.
Entre otras cuestiones que hemos abordado en nuestro trabajo de investigación,
se encuentra la de cómo adaptar las redes energéticas a los retos que supone el
cambio en el modelo energético y para ello analizar la relevancia de las redes
inteligentes,
• como elemento central de la llamada “transición energética” y
• como catalizador de cambios que permitirán mejorar la competitividad de
nuestra economía en un contexto de una profunda transformación en el
sistema energético global.
En esta breve intervención, me gustaría dirigirles unas palabras sobre:
• los retos de la transición energética y los cambios disruptivos que se están
produciendo
• el papel de las redes inteligentes en la transición energética
• el impacto de las redes inteligentes en la competitividad de la economía
Los retos de la transición energética en un entorno de cambios disruptivos
En Europa, la transición energética implica la modificación de toda la cadena de
valor del sector energético para cumplir con los objetivos de energía y clima fijados
para el medio y largo plazo (2030 y 2050) por la Unión Europea en materia de
emisiones de CO2, eficiencia energética y penetración de energías renovables.
Esta transición energética se caracterizará por 6 cambios disruptivos en
parámetros económicos, tecnológicos y regulatorios, y en el comportamiento de
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los agentes económicos que, de forma general, se orientan hacia una mayor
electrificación de toda la economía.
1) En primer lugar observamos desde hace años una tendencia decreciente
en los costes de inversión en energías renovables. Según datos de IRENA,
entre 2010 y 2018 el precio (teniendo en cuenta toda la vida útil de las
instalaciones) de los proyectos de energía fotovoltaica cayó desde 370
$/MWh hasta 85 $/MWh, mientras que el precio de la eólica terrestre cayó
desde 85 $/MWh hasta 56 $/MWh.
En la actualidad, tecnologías de generación como la solar fotovoltaica y la
eólica terrestre (en los formatos de gran escala) han alcanzado la “paridad
de red”; es decir, son competitivas a los precios de mercado vigentes frente
a otras tecnologías convencionales. De acuerdo con estimaciones de la AIE,
se espera que, a lo largo de los próximos años, continúe cayendo el precio
de estas tecnologías, hasta un 40% en el caso de la eólica marina, un 25%,
en el caso de la fotovoltaica y un 6% en el caso de la eólica terrestre.
2) En segundo lugar asistimos a una creciente penetración de dispositivos de
almacenamiento de energía en las redes eléctricas, tanto aguas arriba de
los contadores como behind the meter (en los segmentos residencial,
comercial e industrial).
Al igual que en el caso de las energías renovables eléctricas, el coste del
almacenamiento de energía eléctrica ha caído significativamente.
Bloomberg estima, por ejemplo, que el coste de las baterías de ion-litio
para aplicaciones estacionarias cayó un 85% desde 2010 y que se reducirá
un 64% adicional en 2030, hasta 62 $/MWh.
3) Un tercer cambio disruptivo es la proliferación de nuevos usos de la
electricidad en sectores como el transporte o en los edificios. En el caso de
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la movilidad eléctrica, comienzan a vislumbrarse los cambios que inducirán
en el funcionamiento y la operación de las redes eléctricas los procesos de
recarga de los vehículos eléctricos y la integración de otros avances
tecnológicos (p. ej., las tecnologías vehicle-to-grid, V2G, o vehicle-to-
building, V2B).
4) En cuarto lugar el despliegue de instalaciones de autoconsumo de
electricidad que integran activos de generación y de almacenamiento de
energía, modificará también el papel y el comportamiento de muchos
consumidores finales, que pasarán a actuar como “prosumidores”,
gestionando de forma activa sus carteras de generación-almacenamiento-
consumo en los mercados de energía y capacidad, y prestarán servicios de
flexibilidad al sistema.
5) En quinto lugar, la creciente tendencia a la digitalización y automatización
de muchos de los procesos de producción, transporte, distribución y
consumo de energía eléctrica, impulsada por los avances tecnológicos, por
la necesidad de integrar recursos energéticos distribuidos y por la
búsqueda de eficiencia operativa, crea importantes oportunidades de
negocio asociadas al almacenamiento, procesamiento y protección de
datos y al desarrollo de herramientas informáticas y de nuevos
equipamientos de sensorización, seguimiento y control para poner en valor
los activos distribuidos.
6) Finalmente se están produciendo modificaciones en los marcos legislativos
y normativos a todos los niveles (Unión Europea, Estados miembros y
administraciones regionales y locales) para garantizar una transición
energética justa y adaptarlos a las preferencias y necesidades de los
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consumidores y a los retos que inversión y operación de las empresas que
actúan en los mercados de energía.
El papel de las redes inteligentes en la transición energética
Pero la transformación de los sistemas eléctricos solo será posible si se adaptan
de manera conveniente las redes eléctricas actuales, convirtiéndolas en “redes
inteligentes”.
Este es un proceso que está ya en marcha, como demuestra:
• el despliegue masivo de contadores inteligentes y
• la proliferación de proyectos piloto de redes avanzadas de distribución,
como los que se han llevado a cabo en el País Vasco en los últimos años,
entre los que pueden citarse p.ej. los proyectos Bidelek Sareak y su
continuación, Bidelek 4.0, o los proyectos SecureGrid, InGRID o UpGrid.
Todos estos proyectos han canalizado decenas de millones de euros hacia
actividades de I+D+i con el impulso del Gobierno Vasco y otras instituciones y las
principales empresas vascas en el sector de redes eléctricas, y de electrónica de
potencia.
Las redes inteligentes o smart grids de energía eléctrica no son más que las viejas
redes eléctricas, convenientemente actualizadas, tanto en su configuración física
como en sus procesos de operación, para garantizar un suministro eléctrico fiable
y seguro en un nuevo contexto en el que:
- la operación de la red requiere la gestión de una ingente cantidad de
información,
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- los flujos de energía en la red pueden ser bidireccionales en muchas partes
de la red donde antes eran unidireccionales (desde la generación hacia los
consumidores)
- y donde aparecen desequilibrios locales, en nodos de la red de
distribución.
Las nuevas redes inteligentes tendrán una gran capacidad de autogestión y un
elevado nivel de automatización de procesos, gracias a
- innovadoras tecnologías de sensorización, medición y captura y
tratamiento de datos
- y a equipamientos eléctricos que permiten automatizar gran parte de la
operación del sistema de distribución y facilitar la transformación de los
niveles de tensión
y todo ello en un contexto despliegue masivo de recursos energéticos distribuidos
(generación renovable, fundamentalmente eólica y fotovoltaica, dispositivos de
almacenamiento de energía y vehículos eléctricos).
En segundo lugar, las redes inteligentes reforzarán el papel de los consumidores
de energía como protagonistas que se sitúan en el centro de los nuevos sistemas
energéticos, impulsando la aparición de nuevos agentes, servicios y modelos de
negocio ligados a la operación de sistemas de energía inteligentes y a la gestión
eficiente del consumo de energía y de dichos recursos energéticos distribuidos.
Las redes inteligentes se convertirán en plataformas sobre las que podrán
desarrollarse nuevos mercados locales de energía y capacidad que permitirán
poner en valor la flexibilidad de los nuevos activos energéticos distribuidos y la
capacidad de decisión de los consumidores.
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Alcanzar todos estos objetivos con las redes eléctricas requerirá
- desarrollar e implantar nuevas tecnologías (en generación, en redes
eléctricas, en la digitalización de infraestructuras y servicios y en sistemas
de sensorización, comunicación, tratamiento de datos y gestión de activos)
- y nuevos procesos operativos que garanticen un suministro seguro y fiable
de energía eléctrica.
Para que esto pueda llevarse a cabo, deberá adaptarse el modelo regulatorio
tradicional, de manera que se incentive a las empresas de redes y al resto de
participantes en el sistema eléctrico a tomar decisiones de inversión, producción y
operación que faciliten el cumplimiento de los objetivos de las políticas de energía
y clima mencionados anteriormente.
El esquema retributivo de las redes deberá incentivar la inversión en innovación
en nuevas tecnologías y procesos,
- sin que esto suponga costes excesivos para el consumidor final y
- garantizando resultados eficientes desde el punto de vista energético y
medioambiental.
Redes inteligentes y su impacto en la competitividad de la economía
El desarrollo de las redes inteligentes no solo contribuirá a alcanzar los objetivos
energéticos y medioambientales, sino también a mejorar la competitividad de la
economía en múltiples dimensiones y a generar valor añadido en cadenas de valor
muy diversas.
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1) En primer lugar, el despliegue masivo de recursos energéticos renovables
dará lugar, en el largo plazo, a menores costes de la energía. Las subastas
de energía renovables que se están realizando en muchos países sugieren
que el impacto de las nuevas tecnologías sobre el precio medio de la
energía en el mercado será muy significativo. Por ejemplo, según los datos
que maneja la AIE, el precio de proyectos fotovoltaicos que entrarán en
operación en 2022 se sitúa ya en unos 37 $/MWh, mientras que los
proyectos de capacidad eólica terrestre con entrada en funcionamiento
entre 2022 y 2023 se sitúan entre 20 y 30 $/MWh, frente a 111 $/MWh y 43
$/MWh en 2015, respectivamente.
2) En segundo lugar el crecimiento de los recursos renovables y de
almacenamiento de energía dará lugar al desarrollo de nuevas formas de
consumo de energía, basadas en el autoconsumo, las microrredes o las
llamadas comunidades energéticas, que conlleva la optimización de los
costes energéticos de los consumidores domésticos, comerciales e
industriales, induciendo de esta manera eficiencia en las decisiones de
consumo e inversión.
En economías muy industrializadas, como la vasca, esto actuará como un
motor para mejorar la competitividad.
3) En tercer lugar, las inversiones asociadas a la implantación de los nuevos
sistemas de distribución de energía actuarán como catalizadores de la
innovación tecnológica en productos y servicios desarrollados por
empresas en la cadena de valor de las redes eléctricas y en otras cadenas
de valor complementarias, como los dispositivos de electrónica de
potencia, el análisis, la gestión y la seguridad de los datos, los
equipamientos de sensorización y control, los nuevos equipos de
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transformación, los sistemas de almacenamiento de energía, las
infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos, etc.
El amplio espectro de tecnologías, productos y servicios que se integrarán
en las nuevas redes inteligentes abre un gran abanico de oportunidades y
de sinergias para el sector energético y el sector de la movilidad, y para la
industria de equipamientos y dispositivos digitales, electrónica de potencia,
y almacenamiento de energía.
El País Vasco está posicionado de forma muy destacada en el mercado
ibérico y en los mercados internacionales en un gran número de estas
cadenas de valor y en sectores como el de la automoción.
4) En cuarto lugar, la innovación inducida por el desarrollo de las redes
inteligentes también tendrá su reflejo en la generación de nuevos modelos
de negocio, muy especialmente en un amplio abanico de actividades
ligadas a las nuevas formas de consumo de energía (tanto en ámbito
doméstico como en el ámbito de las empresas e industrias) y a las nuevas
formas de movilidad.
El impulso de las redes inteligentes y las sinergias que generan en sectores
como el de la electrónica de potencia o el almacenamiento de energía
permitirá:
o avanzar en la especialización empresarial, sectorial e industrial en
actividades y productos y servicios innovadores (como p.ej. la
integración del almacenamiento de energía en las redes) y
o potenciar la internacionalización de las empresas con actividades en
estas cadenas de valor.
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o y como consecuencia la generación de ventajas competitivas
sostenibles en el tiempo.
5) Finalmente, la operación del sistema eléctrico basada en redes inteligentes
permitirá optimizar los recursos energéticos, generando ahorro y eficiencia
energética (y, con ello, menores emisiones contaminantes) que se
traducirán en un mayor volumen de recursos disponibles para otras
actividades.
Conclusiones
En resumen, el desarrollo de redes inteligentes será un
- requisito esencial para avanzar en la electrificación de la economía
- contribuirá decisivamente a la consecución de los objetivos de la estrategia
de energía y clima de la Unión Europea.
- actuará como catalizador de inversiones en I+D y de generación de valor
añadido en cadenas de valor muy diversas, como la de las redes eléctricas,
la de las energías renovables o la del almacenamiento de energía.
Todas estas cuestiones serán tratadas en profundidad en los distintos paneles que
se incluyen en el programa de este Congreso.
La participación en ellos de expertos de reconocido prestigio junto con la
interacción entre todos los asistentes, nos permitirá, con seguridad, avanzar en el
conocimiento sobre cuáles son los cambios tecnológicos, de mercado y
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regulatorios que debemos apoyar e implantar para alcanzar todos los potenciales
beneficios ligados al desarrollo de las redes inteligentes.
Me gustaría terminar mi intervención agradeciendo de nuevo tanto a TECNALIA
como al Gobierno Vasco la oportunidad que brindan a Orkestra-Instituto Vasco de
Competitividad de colaborar en la organización de este congreso sobre aspectos
de plena actualidad en el ámbito de la energía y que esperamos que sea un éxito.
Ahora, les dejo con Alejandro Belaustegui, Vocal de la Comisión Ejecutiva de
TECNALIA.